Buzón de Voz

Pésames y ajustes

Mal asunto cuando las obviedades se van convirtiendo en los titulares de cada día: "Libia no es Irak", "España no es Portugal". Que haya que demostrar que es de día significa que alguien pretende oscurecerlo todo. Y la lámpara de la Unión Europea no aporta mucha luz. Su insoportable lentitud en la toma de decisiones es una de las bazas que aprovechan los mercados para hacer su agosto cualquier mes del año.

Las bolsas (incluida la de Lisboa) se ponían ayer las botas mientras en Bruselas la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno daba el pésame a Sócrates y calculaba en 75.000 millones de euros el importe del casi descontado rescate de Portugal. Cada funeral político en Europa hace correr el champán en los parqués. Se diría que los mercados van a la velocidad que les place; muy por detrás andan los mandatarios y los analistas sólo llegan a tiempo para explicar por qué no ha ocurrido lo que ellos habían pronosticado.

La imposición alemana de las políticas de ajustes asemeja la receta del ayuno a los hambrientos. El pacto de la competitividad pierde buena parte de su presunta eficacia de futuro si no se acompaña de apuestas valientes e inmediatas para fortalecer el euro, ya sea con una flexibilidad casi absoluta del fondo de rescate o con la emisión de eurobonos que reduzca al mínimo la envenenada prima de riesgo que acosa a los países en apuros. España no es Portugal, pero los buitres andan merodeando.

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