Buzón de Voz

Alto a la represión siria

Los regímenes autoritarios no acostumbran a renunciar al poder voluntariamente. Sus mandatarios tienden a morir en la cama de ancianos (tal que Franco), salvo que se vean empujados a salir por pies (como Mubarak). El margen entre una y otra opción tiene relación directa con la capacidad del dictador de turno para mantener las riendas del Ejército y la Policía. La relativa rapidez con que triunfaron las recientes revueltas en Túnez y Egipto habría sido imposible sin la colaboración o al menos pasividad de sectores militares que buscaron acomodo o impunidad nacional o internacional ante el nuevo escenario político. En Libia, sin embargo, Gadafi se resiste a sangre y fuego pese al acoso aéreo de la OTAN. A la vista de las noticias sobre la represión ejecutada en los últimos días por el Gobierno sirio de Bachar al Asad, muchos ciudadanos se preguntan cuál es el baremo, listón o número exacto de víctimas inocentes que marca la necesidad de una intervención internacional en aplicación de la "responsabilidad de proteger" desarrollada por Naciones Unidas. La excusa de que no hay una comprobación fehaciente de los crímenes del régimen sirio es inaceptable, puesto que el bloqueo informativo impuesto por Damasco es similar al que en su día estableció Gadafi. Las características estratégicas de Siria y los riesgos de conflictos civiles alentados por terceros países son factores que no pueden impedir la radical exigencia a Al Asad para que cese la represión.

Más Noticias