Cartas de los lectores

1 de octubre

La huelga de los trabajadores
Tras 11 años de trabajo me despidieron y cobré la indemnización correspondiente, es decir, el porcentaje de 45 días por los años trabajados. Ese dinerito no lo gasté en viajes ni en un coche nuevo, como el cuerpo me pedía. Lo ahorré. Más tarde, con la liquidación, me metí en un piso.
Con la reforma laboral de este Gobierno posmoderno, pienso en los trabajadores que se quedarán en paro, como me pasó a mí, pero que, en cambio, cobrarán una miseria. Imagino que con las perspectivas laborales que hay hoy en día y con la precariedad laboral lo van a pasar fatal. Por eso me sumé a la huelga general; por solidaridad, compañerismo y ética; para que nuestros derechos no se vean recortados y, por ello, pirateados una vez más. La huelga no la han hecho los sindicatos, sino los trabajadores. Y yo de esto sé algo, que llevo 35 años en el curro y tengo 51 abriles entre pecho y espalda.
Rafael Duro García / Madrid

El sueño de la derecha es la pesadilla de la mayoría
Con la ingeniería social diseñada por el neoliberalismo que se practica desde los inicios del capitalismo, observamos la penúltima estocada contra el Estado del bienestar, el sector público y los derechos sociales.
El sistema sabe muy bien las consecuencias que acarrea el chantaje que supone inocular el veneno del miedo y del individualismo ramplón, y que se traduce en un mejor sometimiento a sus designios. En casi todos los países europeos ya lo consiguieron, y falta poco para que el triunfo conservador sea absoluto.
Materializado el efecto del chantaje, la derecha financiera, política y mediática se frotará las manos al ver aumentar sus beneficios económicos gracias a los ingenuos.
Su sueño se verá cumplido. Un sueño para ellos, pero una pesadilla para la inmensa mayoría.
MANUEL G. BURGOS / MADRID

El respeto no es sólo una cuestión de salario
Mi madre es trabajadora de reparto en Correos y el otro día recibió, por enésima vez, un trato insultante por parte de un habitante del lugar donde ella reparte.
Esto no es nada nuevo ni un caso aislado. No hay derecho a que muchos quieran verter su disconformidad con la empresa, o con otras empresas (las de publicidad, especialmente), o simplemente su mal genio, y hacérselo pagar a un trabajador.
En las oficinas recomiendan que no entren al trapo aunque les insulten, griten o amenacen, pero tiene que ser complicado soportarlo de forma continua, sin razón y sin opciones de defensa.

La justicia con los trabajadores no es sólo una cuestión de salario o contrato. El respeto a todos aquellos que realizan un servicio debería estar siempre presente.
Susana Parra Pajares / Madrid

Fugas sin tratamiento que empeoran el sistema
El abanico de acepciones de la palabra fuga también se usa para anunciar la de capitales y cerebros financieros. Si, bajo el deber de velar por la seguridad y salud, las administraciones públicas establecen normativas que tienen el objetivo de evitar o minimizar los vertidos incontrolados y los daños que puedan derivarse de los mismos, ¿por qué no se toman medidas preventivas para reducir, obstaculizar y controlar las fugas de dinero que causan daños en la calidad de vida de las poblaciones?
¿Por qué algunos cerebros están tan cotizados a pesar de ser los artífices de sistemas económicos que deterioran el bienestar de millones de familias y condenan a la precariedad a un enorme número de jóvenes con gran capacidad y brillantes expedientes académicos? Demasiadas cumbres internacionales para tan escasos resultados.
Alejandro Prieto Orviz / Gijón (Asturias)

Por una sociedad donde los mayores se sientan integrados
En uno de los países más envejecidos del mundo, nuestros mayores siguen sufriendo graves carencias asistenciales y sociales. La Ley de Dependencia ha sido sin duda un importante paso, pero no va más allá de cuidar a quienes ya tienen un problema. A medida que nos hacemos mayores, todos necesitamos disfrutar de una vida llena, con salud, seguridad y participación en la vida económica, social, cultural y política. Los mayores siguen trabajando en los campos, cuidan de sus nietos, guardan las mejores recetas, se asoman a las nuevas tecnologías y, sobre todo, reivindican participar y seguir tomando decisiones.
En España viven más de siete millones de mayores de 65 años, más del 16% de la población, que cada vez se alejan más de la imagen de "seres pasivos y aburridos". Son cada vez más activos, buscan aprender cosas nuevas y llenar su tiempo con actividades de ocio y cultura. Son personas que, en definitiva, no pueden verse reflejadas en una sola imagen ni ser tratadas como un mismo grupo.
Sin embargo, la soledad y el aislamiento se han convertido en sus mayores problemas. El riesgo de aislamiento social y otros problemas como discapacidades, depresión, enfermedad o movilidad reducida se agravan en personas con círculos sociales reducidos, un grave riesgo que corre más de un millón de personas mayores que viven solas en España.
Por eso, hoy se celebra el Día Internacional de las Personas Mayores con la promesa de construir una sociedad donde encuentren espacio y reconocimiento.
Alba Herrero Rubí / Voluntaria de Amigos de los Mayores
Violencia contra las mujeres: ¿hasta cuándo?
Mujeres con hijos a su cargo o que no tienen a nadie más que a ese hombre. Mujeres con estudios o sin estudios, mujeres con independencia económica o sin empleo. Mujeres con miedo, que viven en el miedo. Mujeres humilladas, que pierden la autoestima. Medio centenar de mujeres asesinadas a manos de sus parejas o ex parejas. Son muchas, pero tan solo una muerte por esta causa ya es demasiado.
Mª José Izquierdo Borao / Teruel

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