Cartas de los lectores

22 de marzo

La fuerza de los débiles
La violencia es la fuerza de los débiles, y no hay mejor demostración de fuerza que la renuncia voluntaria a utilizar la violencia. La fuerza que nos muestra la sociedad japonesa radica en la práctica inexistencia de rapiña sin necesidad de una violencia que la controle. Por el contrario, la debilidad de los gobiernos occidentales se muestra en los bombardeos sobre territorio libio; la debilidad de Gadafi es proporcional a sus fechorías, y la debilidad de la sociedad libia les ha llevado a la necesidad de exigir sus derechos con el peligroso argumento de la violencia. El culpable de la debilidad de la sociedad libia no es otro que Gadafi, ayudado, eso sí, por la acción o la
inacción de los mismos gobiernos que hoy conforman la coalición internacional, liderada por EEUU, Francia y Reino Unido. Esa misma acción o inacción pretérita es la razón de la debilidad que les ha llevado a no tener más salida que el ejercicio de la violencia.
Rafael Granero Chulbi Barcelona

Sobran razones para intervenir en Libia
Bienvenida sea, aunque tardía, la intervención euro-atlántica en Libia. Ni la UE ni EEUU podían permitir que la estrategia de Gadafi –resiste y vencerás–, que llevaba camino de resultar exitosa, pudiera servir de ejemplo para otros autócratas de la región, especialmente de los países inmersos en las mismas revueltas populares que derrocaron los regímenes de Túnez y Egipto. Sin embargo, tras el rápido reconocimiento de la oposición a Gadafi por parte de Francia y Reino Unido, al que siguieron las proposiciones de retirada que cursaron Sarkozy, Cameron y Obama al líder libio, el repentino éxito de su contraataque está detrás de las prisas por aprobar la resolución 1.973 del Consejo de Seguridad de la ONU. Cabe preguntarse, sin embargo, si estas prisas son las propias de un orgullo herido de Sarkozy, Cameron y Obama al sopesar la posibilidad de tener que relacionarse de nuevo con un Gadafi triunfante, al que ya habían invitado a marcharse y al que ya habían calificado con una serie de epítetos. Cabe preguntarse si detrás del protagonismo de Francia pesa asegurarse el suministro de petróleo libio. Orgullo o petróleo, bienvenida sea, si es que llega, la democracia en Libia.
Francí Xavier Muñoz Sánchez Madrid

Las guerras del club de los selectos
Extrañas guerras en las que estamos inmersos. Ante amenazas infinitas, imprevisibles y cambiantes, nos creemos legitimados para utilizar la fuerza contra el enemigo, al que previamente hemos cosificado calificándole de fanático, integrista y cerril. Y para nosotros la dignidad, el loor y la gloria de pertenecer al club de los selectos, aquellos que matan sin ser criminales, profesionalmente, en nombre de la "libertad duradera" y el "progreso de la democracia"; bondades intrínsecas de la civilización occidental cuyo valor universal puede ser impuesto por las armas sin contradicción aparente.
No hacemos guerras coloniales, ni de ocupación, ni queremos la riqueza ajena. Se trata de cobrar por los servicios de pacificación y democratización prestados. No hemos ido a combatir sino a reconstruir, consolidar gobiernos y formar ejércitos autóctonos capaces de mantener nuestro orden y defender nuestra seguridad en la zona. ¿Ingeniosa maniobra de alta geopolítica internacional o galimatías infumable? Decidan ustedes, porque los hechos parecen
inevitables y los protagonizan otros. ¡Es la guerra, estúpidos!

Luis Fernando Crespo Zorita Alcalá de Henares (Madrid)

¿Salarios vinculados a la productividad?
Antes de vincular los salarios a la productividad de los trabajadores, propongo que se aplique a otros ámbitos y así vemos cómo va el asunto.
El Gobierno ya ha hecho una reforma laboral, ha congelado las pensiones, además de otras medidas. Esperemos resultados –repercusión en el empleo, generación de riqueza, etc.– para calcular qué salario merecen. ¿Y qué decir de la productividad de los parlamentarios? Un ejemplo: el PP tiene 154 diputados.
Lo primero que procede pedirles son propuestas concretas para salir de la crisis. Después habría que ver cuáles de esas propuestas son aceptadas y, finalmente, ver los objetivos alcanzados. ¿Qué salario merecen, si ni siquiera han dado el primer paso? ¿Se puede ser menos productivo?
Manuel Caamaño Madrid

Los muros de la memoria en Córdoba
El pasado 18 de marzo, Córdoba hizo al fin un pequeño homenaje a las casi 3.000 personas fusiladas en la ciudad. Fue muy emotivo, aunque habría sido mucho mejor si se hubiese dado la opción de recuperar los huesos de los familiares. También habría sido mucho mejor si este acto se hubiese realizado hace 30 años, cuando ya gobernaba el PCE en nuestra ciudad. Cientos y cientos de viudas y viudos, hermanos y hermanas, y otros muchos familiares que han ido muriendo en estos 30 años al menos habrían podido llevarles unas flores a esas personas cruelmente asesinadas y olvidadas.
Como era de esperar, los 14 concejales del PP brillaron por su ausencia. Su líder se llena la boca en la defensa de las víctimas del terrorismo, a las que llama "luchadores por la libertad", pero nunca le escuchamos condenar el mayor acto de terrorismo que ha visto este país: el golpe de Estado de 1936, la guerra que este provocó y la cruel dictadura posterior.
¿Acaso las personas que fueron asesinadas impunemente no eran luchadoras por la libertad? ¿Cuándo se le aplicará la Ley de Partidos a este partido político por no condenar las miles de masacres del franquismo?
Ana Mª Rueda Alegre Córdoba

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