Cartas de los lectores

2 de octubre

Miopía
Aunque probablemente la enseñanza sea una de las profesiones más admirables de cuantas existen, el colectivo docente es denostado e infravalorado a tenor de las medidas y opiniones de las que es objeto. Este colectivo invierte entre un 15 y un 20% más en horas lectivas que sus colegas del llamado Primer Mundo. A ello hemos de añadir el tiempo extra que deben dedicar en diferentes tareas.
Sin embargo, el Estado tiene prevista una inversión superior a los 7.800 millones de euros en la adquisición de una flota de 87 aviones europeos de combate. El coste de uno solo de esos aparatos cubriría no ya las nóminas de esos miles de maestros que se han quedado sin trabajo, sino las fiestas de fin de curso de todos los centros públicos del Estado. En este sistema parece mucho más importante el idioma en el que se instruye que la calidad de la educación que se imparte. Mi solidaridad más enérgica con todos vosotros.
Sergio Torres Giménez Barcelona

Por una nueva política
global y de futuro
Se buscan: políticos íntegros, con ideales y con vocación de servicio público.
Se precisa: honestidad y compromiso de otorgar prioridad al bien común; valentía para plantar cara al actual sistema económico impuesto por bancos, grandes corporaciones y mercados; y un proyecto de fortalecimiento del Estado del bienestar y de sus dos pilares básicos: educación y sanidad públicas y universales.
Se ofrece: altos cargos en la Administración y jefaturas de Estado y de Gobierno.
Razón: los cerca de siete mil millones de habitantes que poblamos este planeta, la gran mayoría de los cuales sufrimos las desigualdades y la tiranía de un sistema injusto que sólo beneficia a unos pocos.
Luis del Castillo Vergara
Sevilla

La juventud algodonera
del siglo XXI

Últimamente suceden fenómenos extraordinarios. El periodo en el que a una persona se la considera joven, es decir, en edad de formarse, cada vez es más elástico. Tanto, que los nuevos contratos de formación contemplan la posibilidad de que los treintañeros se puedan acoger a la flexibilidad que ofrece esta bicoca. Ya puedo escuchar el rechinar de dientes de los cuarentones o cincuentones que se ven excluidos por ser demasiado añosos, pero que no desesperen: dada la versatilidad de los sucesos paranormales a los que nos están acostumbrando, no deben descartar que, de aquí a poco, hasta mi abuelita disfrute de una prórroga juvenil que le ayude a incorporarse al moderno cultivo de algodón.
Porque en realidad se trata de eso, de convertir el mundo laboral en una despensa de recolectores
desechables. La sangre de los esclavistas bulle jubilosa por las arterias de nuestra patronal. Les ha tocado el gordo: trabajadores a los que podrán exprimir pagándoles el salario mínimo, exención de cuotas empresariales a la Seguridad Social, concatenación de contratos sin la obligación de transformarlos en indefinidos. Y como colofón –¡tachín, tachín!–, un periodo de prueba de un mes sin derecho a cobro ni indemnización. Conclusión: nuestros volátiles empresarios podrán usar y tirar mano de obra con más rapidez y facilidad de la que se mudan de interiores. ¡Será por parados!
En fin, que el decreto no creará más empleo pero socializará la precariedad y repartirá la explotación entre más gente. Algo es algo. Siempre resulta difícil contentarnos a todos.
Ana Cuevas Pascual
Zaragoza

Menos botellón
y más revolución social
Es indignante que día sí y día también docenas de jóvenes incívicos mayores de edad se pasen por el forro la Ley Antibotelón en diferentes parques de Madrid, como por ejemplo el que discurre por la calle Manuel Bartolomé Cossío destrozando contra el suelo los envases de vidrio de las bebidas alcohólicas que consumen, esparciendo inmundicias y dejando dichas zonas como un estercolero. También es indignante que, al exponer el problema al servicio de atención al ciudadano de la policía municipal, te digan que están escasos de medios para realizar un control exhaustivo. ¡Menos botellón y más revolución social!
Alberto López Anadón
Madrid

Problemas de mantenimiento del parque de María Luisa
Tras los cien días del nuevo Gobierno municipal, ha surgido la polémica sobre la situación actual del parque de María Luisa, el más emblemático de la ciudad de Sevilla. Como suele ocurrir, las opiniones difieren, más debido a las tendencias políticas de los opinantes que a un examen objetivo de la realidad. Para unos, el estado del parque ha mejorado; para otros, por el contrario, ha empeorado. Desde mi punto de vista, debo decir que no he encontrado cambios muy significativos. Siguen los excrementos de los caballos cubriendo las arterias principales del parque, cuyos efluvios y moscas hacen más incómoda la estancia de los visitantes. Siguen las invasiones de los vándalos de las botellonas, que los fines de semana dejan un reguero de suciedad. Siguen los aspersores dirigiendo el agua hacia la calzada en lugar de al césped, despediciando agua y mojando a los paseantes. Para qué vamos a seguir. Sólo me resta suplicarle a los nuevos responsables de Parques y Jardines que no vuelvan a reincidir plantando otra vez las palmeras datileras de la avenida de don Pelayo. La única que restaba de las tres operaciones sucesivas está ya agonizando. En total se han (mal) utilizado 24 plantones de palmeras, los 16 primeros de unos 6 metros de altura. Un ejemplo paradigmático del derroche de los fondos públicos.
Antonio Rojas Romero
Sevilla

Más Noticias