Cartas de los lectores

23 de noviembre

Una falta de respeto mayúscula
Después de decir que su adversario político deseaba asesinarle y dejarlo tirado en una cuneta, Camps no pidió perdón, sino que dijo: "Me gustaría pedir disculpas... por lo que pueda haber dicho". Cuando los periodistas o los jueces le han hecho alguna pregunta comprometida siempre se sale por peteneras, no contesta a las preguntas sino que dice lo primero que se le viene a la cabeza. En definitiva, una burla.
Esto está en línea con que en la Comunidad Valenciana se dé Educación para la Ciudadanía en inglés, se pretenda examinar a una diputada de valencianidad, etc. En el fondo es una falta de respeto mayúscula al pueblo valenciano. Camps y su equipo no respetan al prójimo.
Pedro Gómez

La extraña forma de actuar del presidente de la Comunidad Valenciana
Parece mentira que, con el paro que hay en la Comunidad Valenciana y lo mal que están las cosas en esta autonomía, el presidente Francisco Camps y la alcaldesa Rita Barberá se dediquen a pasearse con un Ferrari como si fueran unos niños con un juguete nuevo, y encima dejen colgado a su presidente, Mariano Rajoy.
Qué vergüenza me da que tengamos un presidente a quien parece que se le haya ido la olla con el caso Gürtel, primero con las declaraciones que hace y, segundo, con la acusación a Ángel Luna de que lo quiere ver en una cuneta tirado.
Y ahora, encima, le tenemos que ver al volante del cochecito.
Carmen González Lago / Mislata (Valencia)

Injusta garantía de unos propietarios ante una ocupación
Un juez deja vivir a los okupas en la casa alquilada por un matrimonio de Barcelona a cambio de un euro de fianza. Las víctimas llevan 16 meses sin poder pisar su hogar y viviendo en casa de un hijo. Dicen que la ley española está basada en la posesión, no en la propiedad. Garantista, se llama a esto. Garantías para unos quitadas a otros. Una injusticia de manual.
Josep Robert Reig Miró / Barcelona

Hay sentencias judiciales que desconciertan a los ciudadanos
Puesto que los aspectos valorados a la hora de tomar una decisión judicial son variados y las leyes interpretables, las resoluciones pueden arrojar una carga de desconcierto importante. Es la sensación experimentada tras conocer el caso de un matrimonio de Barcelona que continúa pagando el alquiler del piso (propiedad de la Generalitat y gestionado por el Ayuntamiento) a pesar de no vivir en el mismo desde hace 16 meses, cuando fue ocupado de manera ilegal por una pareja aprovechando la ausencia de los inquilinos en unas vacaciones.
El motivo esgrimido para aceptar esta situación es la carencia de recursos de los invitados para hallar otra morada, es decir, una resolución que rezuma generosidad y empatía. ¿Esto no es alterar la esencia del razonamiento y el sentido común? O sea, para vestir a un santo se desnuda a otro, y encima el último sigue pagando la ropa. Si la sentencia está condicionada por nobles sentimientos, ¿no sería más sensato o ajustado ofrecerles una de las múltiples viviendas vacías que posea una inmobiliaria o un millonario?
Alejandro Prieto / Gijón (Asturias)

Incertidumbres y retos ante un mundo cada vez más global
El mundo actual necesita tomar decisiones globales para resolver problemas planetarios. Las naciones están obligadas a entenderse, a ponerse de acuerdo en cuestiones esenciales. No sólo está en juego el bienestar de la humanidad, sino también su supervivencia.
Afrontar los grandes retos que tiene ante sí la humanidad, como el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y la preservación del planeta, requieren la voluntad y el esfuerzo de todos. Por eso cuesta entender las posiciones tan cicateras y carentes de visión universal de los principales gobernantes del mundo a la hora de adquirir compromisos para la solución de los graves problemas que nos aquejan.
Los decepcionantes resultados de las innumerables cumbres, que pretenden hacer frente a problemas globales –como las últimas del clima y de la alimentación–, dejan patente las limitaciones que tenemos como humanos para controlar nuestro destino.
Y esta percepción me lleva a la conclusión pesimista de que el mundo está abandonado a su suerte; que la humanidad está al albur de los acontecimientos; y que nuestro futuro está plagado de incertidumbres.
Pedro Serrano Martínez / Valladolid

La complicada situación que atraviesa el sector ovino en España
El sector ovino está ante unos retos difíciles que muchos no van a poder superar, por lo que se espera un importante recorte en el censo de animales, en el número de granjas y en la actividad que rodea al mundo del ovino y del caprino. El recorte ha comenzado ya y parece que se va a ir acelerando en los próximos 12 meses. La producción hasta septiembre ha bajado un 14%.
La clave para resistir, además de la cualificación del ganadero y de la adaptación inteligente del modelo de explotación, será la apuesta por las estrategias de calidad para afinar al máximo la rentabilidad y para asegurarse un hueco sólido y seguro en el mercado.
Un buen ejemplo de ello lo están dando precisamente desde la IGP del Lechazo de Castilla y León, algo que en Aranda de Duero, capital de mi comarca, conocen muy de cerca; aunque, por suerte están empezando a surgir otros, tanto en la producción de leche como en la de carne, en diversas comarcas de Castilla y León o de otras regiones españolas.
Domingo Martínez / Baños de Valdearados (Burgos)

El centro de Barcelona parece reservado para los turistas
El barrio Gòtic está muy deteriorado, sucio y cada vez es más inseguro. Los vecinos van desapareciendo porque no es un sitio donde se pueda criar a los hijos. No está pensado para vivir allí. Los comercios de antes dan lugar a la proliferación de tiendas fast food, de souvenires, restaurantes de paellas congeladas y hoteles.
El problema se debe a un exceso de turismo y a la masificacion de la zona. Por algún interés que se me escapa, los políticos siempre apoyan este tipo de industria y olvidan al vecino, a la gente que reside o trabaja en esa zona.
Esto seguirá así hasta que una tasa grave este turismo masivo, como ocurre ya en otras capitales.
Albert Domenech / Barcelona

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