Cartas de los lectores

28 de noviembre

Necesitamos una nueva Ley Electoral
Soy muy mayor. Republicano desde niño. Por esa razón me incorporé a la lucha contra la sublevación franquista y en defensa de la República, las libertades y la democracia. Finalizada la Guerra Civil, mordí la derrota, pero seguí combatiendo por esa misma causa. Mi obsesión fue seguir luchando hasta conseguir la Tercera República, con un gobierno capaz de garantizar el bienestar de todos los ciudadanos.
En la llamada Transición, las cosas se hicieron de acuerdo con los intereses del capitalismo y del pos-franquismo y, debido a la actual Ley Electoral, se instituyó el bipartidismo.
En los últimos comicios, al Partido Popular le costó 66.739 votos cada escaño y al Partido Socialista, 66.797. Sin embargo, a Izquierda Unida, ¡cada escaño le costó 484.935 votos!
Es una verdadera vergüenza que el voto de todas y todos los ciudadanos no valga igual. Por lo tanto, es absolutamente necesario modificar la actual Ley Electoral por otra más justa, más igualitaria y más democrática.
Luis Vidal Martínez / Madrid

Injusticias sociales en la reforma de la Ley de Extranjería
La nueva Ley de Extranjería dificulta la reagrupación familiar de los ascendientes. La directiva europea prevé sólo dos años como máximo de residencia previa, pero la reforma ordena cinco e impone que los ascendientes reagrupados sean mayores de 65 años de edad, cuando la norma europea exige únicamente que carezcan del "apoyo familiar adecuado en el país de origen".
En segundo lugar, exigir la residencia previa del extranjero durante cinco años para acceder a las ayudas estatales en materia de vivienda resulta contrario a cualquier política de integración efectiva. Igualmente, resulta anacrónico poner dificultades para el empadronamiento de los extranjeros irregulares que, si no se empadronan, no tendrán acceso normalizado al sistema público de salud, cuando cuidar la salud es un derecho humano básico.
Por un lado, el internamiento se amplía de 40 a 60 días previos al expediente de expulsión, y por otro se da la posibilidad de eludir la sanción si se abandona el territorio nacional durante la tramitación del expediente y hasta 30 días después de la firmeza de la misma; el internamiento administrativo utilizado como amenaza o prevención adquiere así una naturaleza penal, aberrante.
Luis Fernando Crespo Zorita / Alcalá de Henares (Madrid)

Problemas sociales en una democracia demasiado joven
Tenemos una democracia muy joven y afortunadamente las cosas van cambiando poco a poco, desde luego para algunos mejor que para otros. Los políticos no tienen experiencia en democracia y algunos todavía creen que ocupar un cargo importante es aprovecharse para forrarse antes de abandonarlo y no servir convenientemente a la sociedad, que es para lo que han sido nombrados.
Lo mismo pasa en todos los estamentos: hemos pasado de una sociedad muy rígida, donde la familia tradicional era el centro de todo, a otra donde esta ya no existe como tal, ya que muchísimas están rotas. Los padres andan perdidos tratando de arreglarse como pueden y los hijos más perdidos todavía sin saber las normas más elementales para vivir en sociedad, entre otras cosas, porque nadie se las ha enseñado.
Joaquín Tomás Fortunati

Crear trabajo sí, pero con buenas condiciones para todos
Los ciudadanos de Barcelona y especialmente los usuarios de autobús y sus conductores están de enhorabuena. La Justicia y los sindicatos de TMB han logrado suspender la imposición de las condiciones de trabajo que la dirección de esta empresa pretendía aplicar sin ningún tipo de acuerdo ni negociación. El juzgado de lo social 21 de Barcelona declara nulas las medidas organizativas que pretendían imponer y obliga a la empresa a aplicar el convenio en vigor. La sentencia no es firme y, con todo el derecho, se recurrirá.
Por enésima vez se demuestra la voluntad de negociar de esta dirección, inepta a la hora de sentarse con los representantes de los trabajadores y autoritaria por querer imponer una jornada laboral y los famosos dos días de descanso sin negociarlos.
Si se aplicara lo que la empresa pretende, se crearían 600 puestos de trabajo en peores condiciones económicas, sociales y laborales. En cambio, si se negocia y se firma un nuevo convenio, se generarán estos puestos de trabajo en buenas condiciones para todos.
Antonio Aranda Ocaña / Vilassar de Mar (Barcelona)

Más y más injusticias en los Grandes Lagos africanos
Congo y Ruanda han sido noticia en los últimos años debido a los violentos enfrentamientos y conflictos que han provocado millones de muertes y cientos de miles de desplazados.
En medio de todos estos conflictos, que siempre nos han hecho creer que eran locales y tribales, el trabajo de ciertas organizaciones ha permitido evidenciar que el papel de ciertos gobiernos africanos, intereses europeos y multinacionales están detrás del conflicto. Gracias a ello, por ejemplo, se ha presentado una querella contra el Gobierno ruandés por estar implicado en el asesinato de nueve españoles y también de estar implicado directamente en los conflictos de Congo.

Ello ha sido posible gracias al trabajo de grupos de defensa de derechos humanos y ONG, cuyo objetivo es defender la justicia y la verdad de lo que está pasando en esta zona. En particular, de personas que han hecho un gran trabajo como Joan Carrero y Joan Casoliva.
Y justo ahora se publica un informe de la ONU donde se les acusa de estar financiando a un grupo rebelde, que no es más que una acusación infundada y una nueva maniobra de los lobbies para ocultar la verdad de lo que ha pasado y está pasando en Congo y Ruanda.
De nuevo la injusticia se impone en esta castigada región.
Un saludo a Joan Casoliva y Joan Carrero, que forman parte de las personas que, a pesar de todo, luchan para la resolución del conflicto en los Grandes Lagos. Salut, companys!
Carles Soler Navàs Haití

El Premio FAES de la Libertad sólo es un lavado de imagen
La primera vez que leí el titular creí que me había equivocado: "El rey recibe el Premio FAES de la libertad".
No es de extrañar que empleen estas técnicas de lavado de imagen quienes la tienen más sucias, como una FAES que ha defendido hechos tan impopulares e inhumanos como la guerra de José María Aznar.
Me extraña que el rey reciba premios o cualquier clase de regalo importante. También me extraña que acepte un premio de una institución oficialmente partidista como FAES.
¿Alguien me lo explica?
Josefa Ortega Oliar / Madrid

Erika B.: un caso para reconciliarse con el género humano
La noticia que se ha publicado estos últimos días, que refiere el comportamiento de la directora de una sucursal bancaria en Alemania, me ha llenado de felicidad. Son de aquellos gestos que devuelven la esperanza en el género humano y hacen pensar que todavía no se ha perdido todo.
Cuando el hedor por tanto egoísmo y corrupción nos invade, saber que alguien, no importa dónde, está dispuesto a comprometer su seguridad para beneficiar a los demás me parece un acto casi evangélico.
Si estamos en un mundo globalizado y la señora Erika B. ha pasado con su ejemplo a ser un personaje universal, alguien con elevada catadura moral debería coordinar una recolecta para reunir el agujero de 1,1 millones de euros que esta mujer ha producido con su gesto humanitario en el banco donde trabajaba. Por mi parte, tengo ya dispuesta mi colaboración.
Joan Calventus Llopis / Barcelona

La llamada telefónica prevalece sobre el diálogo presencial
Siempre me ha resultado incomprensible que una llamada telefónica prevalezca, de forma descarada, sobre quienes están dialogando frente a frente. ¿No les ha pasado alguna vez? A ver si les suena.
Usted está solicitando información en una tienda, pidiendo cita para su médico, hablando con su jefe en el despacho, con el responsable del taller de reparación de su automóvil o con el director de su banco, por poner algunos ejemplos.
De pronto, suena el teléfono de nuestro interlocutor y este –en lugar de haber desconectado previamente el teléfono o anular la llamada en ese momento–, disponiéndose a coger la llamada, le dirá: disculpe un momento.
Entonces usted –con cara de tonto y la palabra en la boca– esperará resignado hasta que el inocente intruso se desahogue.
Después, al terminar la llamada, su interlocutor le dirá educadamente: perdón, ¿qué me estaba diciendo? Y usted, poniendo a prueba su autocontrol, intentará de nuevo el diálogo con su desconsiderado interlocutor, preguntándose por qué razón se concede, a quien llama por teléfono, el privilegio de colarse en cualquier conversación presencial.
Pedro Serrano Martínez / Valladolid

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