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Ascó: mentiras y naderías

EL ELECTRÓN LIBRE // MANUEL LOZANO LEYVA

* Catedrático de Física Atómica Molecular y Nuclear; Universidad de Sevilla

Ha habido una avería en la central nuclear de Ascó y se han desatado las mentiras y naderías habituales en torno a los asuntos nucleares. Lo más grave es, sin duda, lo primero, aunque las naderías también tienen consecuencias graves. Empiezan por mentir nada menos que los responsables de la central. Saben (o suponen, que es peor) que la cosa no ha sido grave y, por miedo a las naderías, van y mienten. Esto es grave por muchas más razones de las que esos insensatos imaginan. Seguramente, donde más a gusto se sentirían esos tipos sería dirigiendo una central nuclear en la antigua Unión Soviética. Los abanderados de las naderías no suelen ser los periodistas, sino los ecologistas. Por ejemplo, dicen que han encontrado "partículas radiactivas" (sic) en un polideportivo cercano a la central donde cada semana practican deporte más de 200 niños. Lo de las partículas demuestra que no saben lo que es la radiactividad, pero haberlas encontrado ya es el acabóse, porque encima las primeras que detectaron estaban a 90 grados de la dirección del polideportivo. ¿Qué significará eso?

Lo que esos ecologistas no saben y deberían saber es que para detectar radiactividad no tienen que ir a Ascó ni a ningún sitio: cada uno de ellos mismos son una fuente radiactiva que emite unas 5.000 partículas beta por segundo. Las partículas beta son los familiares electrones, pero emitidos por ciertos núcleos atómicos, estos sí, radiactivos. Los responsables de esta radiactividad de nuestro cuerpo son fundamentalmente el potasio 40 y el carbono 14. ¿Y saben dónde hay más potasio radiactivo? En los plátanos. Así pues, lo que tienen que medir los técnicos (y los ecologistas, si saben y pueden) en caso de sospecha de fuga radiactiva es si los niveles naturales han aumentado y, sobre todo, cuánto lo han hecho y por qué. A eso se ha dedicado el personal del Consejo de Seguridad Nuclear e, independientemente, el de Protección Civil. Han llegado a los mismos resultados y la conclusión es que no hay por qué alarmarse. Supongo que el resultado de las medidas es lo que lleva a la gente que vive alrededor de la central a decir que se siente muy segura y tranquila, y no, como dicen los ecologistas, que sea porque trabajan allí. Si se piensa bien, esto sería tremendo.

¿Por qué la energía nuclear desata tanto miedo y suspicacia? Por sus orígenes y por desconocimiento. La bomba atómica es algo que a nadie se le puede borrar de la mente. Los efectos de la radiactividad tampoco le gustan a nadie (salvo cuando a uno le tratan un cáncer). En este sentido hay poco que hacer y quizá ni convenga. Pero el conocimiento siempre es bueno adquirirlo. Los científicos han explicar sus saberes al pueblo llano y éste no hacer caso a las naderías. Y los mentirosos, al paro o a los juzgados.

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