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Las minas del Río Tinto, en Huelva

Con ciencia viajera por PEPE CERVERA

A veces la minería no exige grandes esfuerzos de localización de vetas minerales: a veces las riquezas simplemente asoman del suelo. Esto es lo que ocurre en el norte de la provincia de Huelva, donde el paisaje y el mismo río que lo recorre desnudan lo que esconden. El Río Tinto tiene sus aguas de ese color porque desde tiempo inmemorial arrastra óxidos de hierro de los riquísimos depósitos minerales que se depositaron allí en el Carbonífero. Desde tiempo remoto se llevan explotando estos depósitos por su oro, plata, cobre y hierro; principalmente, por todos los pueblos que han vivido allí. Empezando por Tartessos, de cuya riqueza era sin duda responsable.

Los iberos, los fenicios, los romanos, los musulmanes y por fin los británicos han explotado estas minas, dando lugar a un paisaje tan extraterrestre que la NASA lo usa para probar sondas marcianas. Hoy existe un parque minero donde puede verse una mina antigua, un gran museo de la minería en el antiguo hospital y una casa victoriana restaurada a su momento de esplendor, cuando los ingleses dominaban la minería onubense, en el siglo XIX. El parque minero está en Minas de Riotinto, Huelva.

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