La ciencia es la única noticia

Darwin arrepentido

VENTANA DE OTROS OJOS // MIGUEL DELIBES DE CASTRO

* Profesor de investigación del CSIC

En nuestros días, la escritora británica Lady Hope hubiera necesitado un representante y se habría hecho de oro saltando de televisión en televisión para dar a conocer la noticia bomba: "En el lecho de muerte, un Darwin arrepentido leía la Biblia y cantaba salmos religiosos; y ella podía contarlo de primera mano, porque estuvo allí". Nacida Elizabeth Reid, era evangélica, creaba casas de café para sacar a los obreros de las tabernas, difundía la Biblia, y escribía libros y artículos firmando como Lady Elizabeth Hope. En varias ocasiones vivió cerca de la casa de Down de los Darwin, y aseguró que lo había visitado "en un bello día de otoño" de 1881. Pudo ser cierto, pues Darwin tenía trato con los pastores religiosos, a los que ayudaba económicamente en la lucha contra la ebriedad y la pobreza. Pero entonces aún faltaban seis meses para que Darwin falleciera.
Además, Lady Hope esperó hasta 1915, cuando tenía 73 años y vivía y predicaba en Norteamérica, para contar lo que decía recordar: Entre cánticos y lecturas bíblicas, Darwin se había arrepentido de todas sus faltas, había confesado sus errores y había hecho las paces con Dios. Elizabeth lo hizo público en un oficio religioso en Northfield, Massachussets, un lugar conocido como la Meca de los evangélicos, donde se reunían los más fundamentalistas de todos ellos. Y causó sensación. Le pidieron que lo escribiera y lo hizo para el Watchman Examiner, que festejó el descubrimiento de un Darwin hasta entonces ignoto y llamó a difundir la novedad por el mundo, tanto como fuera posible. Muchos periódicos lo publicaron y muchos escépticos lo festejaron (algunos lo siguen haciendo).
James Moore piensa que tal vez Lady Hope tenía algún fundamento. A Darwin le interesaba como evolucionista el Libro de los Hebreos de la Biblia, pues presentaba al cristianismo como un desarrollo lógico del judaísmo; y también podía oír, y quizás tararear, los himnos religiosos que un coro de muchachos interpretaba regularmente frente a su casa. Todo lo demás era fantasía, una construcción mental. Sin embargo, como el bulo creció y creció, Henrietta, hija de Darwin, se vio obligada a enviar a The Christian una nota, publicada el 23 de febrero de 1922, en la que afirmaba que su padre "jamás se retractó de sus puntos de vista científicos" y que la noticia de su conversión postrera carecía del menor fundamento. Lady Hope obtuvo su pequeña fama por mentirosa o por desmemoriada, pero eso tampoco es demasiado raro.


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