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Chiles picantes defensivos

VENTANA DE OTROS OJOS // MIGUEL DELIBES DE CASTRO

Cuando ustedes lean esto, uno andará en el desierto mexicano de Baja California buscando lagartijas. Otro día les cuento para qué. El caso es que tengo que escribir esta columna antes de iniciar el viaje (a donde vamos no hay electricidad ni cobertura telefónica) y la perspectiva de enfrentarme a la riquísima comida mexicana me ha traído a la mente los chiles picantes, y con los chiles he recordado, aunque les sorprenda, a los elefantes...

A medida que la humanización del campo avanza, incluso en las zonas más salvajes, los conflictos entre los humanos y la fauna silvestre se incrementan. Con frecuencia, los elefantes penetran en los campos cultivados, produciendo severas pérdidas económicas y en ocasiones, incluso, pérdidas humanas. Más pronto que tarde ello acaba dando lugar a la muerte de los propios paquidermos. Científicos y responsables del manejo de fauna se esfuerzan por encontrar métodos que permitan reducir los perjuicios que generan estos animales a la agricultura. Justamente ahí es donde aparecen los chiles.

En las proximidades del parque nacional de Way Kambas, en Indonesia, tradicionalmente los ganaderos se organizan para vigilar la llegada de los elefantes y tratar, mediante ruidos, antorchas, gritos y otros procedimientos sencillos, de evitar que penetren en los campos. En los últimos tiempos, sin embargo, se han añadido a los métodos convencionales las sirenas y las vallas periféricas untadas con capsaicina, el componente activo de los chiles picantes. La capsaicina es un metabolito secundario de los pimientos, útil para defenderlos de los ataques de los fitófagos, así que cabría imaginar que con los elefantes funcionara.

Para mi decepción, los estudios realizados por Simon Hedges y Donny Gunaryadi (Oryx, 2010, 44: 139-146) entre 2005 y 2007 no probaron la utilidad de este producto. Separados en dos grupos, cada uno con un tratamiento diferente (uso de procedimientos tradicionales o de estos más vallas con capsaicina y sirenas), los campesinos fueron capaces en ambos casos de rechazar a los elefantes en el 90% de sus intentos para acceder a los cultivos. La conclusión fue que los procedimientos de toda la vida eran más eficaces, pues a igualdad de resultados, costaban menos dinero y se evitaba tener que implementarlos. Los científicos, sin embargo, proponen una solución drástica: ¿por qué no dedicar el terreno a cultivar chiles, que tienen buena salida en el mercado y disgustan a los elefantes?

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