La ciencia es la única noticia

Manuel Bravo Portillo

ESPIONAJE // FERNANDO G. SANZ

* Investigador del Instituto de Historia (CSIC)

Español nacido en Filipinas, domiciliado en el nº 93 del Paseo de Gracia, el comisario de policía de Barcelona Manuel Bravo Portillo llegó a convertirse en el ejemplo por excelencia de la vinculación de los españoles con las tramas de espionaje. Aunque colaboraba con las distintas ramas del espionaje alemán, su contacto más frecuente fue con Rolland. Portillo puso a su disposición, además de un numeroso grupo de agentes de policía con los mismos escasos escrúpulos que su jefe, el control que ejercía sobre el barrio de las Atarazanas, es decir, algo tan útil para la información como el mundo de la prostitución y la pequeña delincuencia.

Su trabajo le reportaba un enorme beneficio, unas 1.700 pesetas al mes, además de gastos y gratificaciones por acciones especiales. Siempre se sospechó que fue él, por orden de Rolland y a cambio de una fuerte suma de dinero, quien contrató a los sicarios que asesinaron al empresario Barret. Detenido por la policía, Bravo Portillo fue encarcelado el 20 de junio de 1918 por el escándalo de espionaje promovido por el diario Solidaridad Obrera, junto a sus ayudantes. Uno de estos murió en su celda en extrañas circunstancias pocos días después, cuando había ratificado todas las acusaciones contra su jefe y decía estar dispuesto a colaborar con el Tribunal. Con gran escándalo, el 7 de diciembre de 1918 se le puso a él en libertad. Pero sus días de acción no habían terminado: fuera de la policía, en abril de 1919 formó una heterogénea banda dedicada a realizar atentados y asesinatos entre el mundo anarquista, a sueldo de los patronos catalanes. Todopoderoso, al menos desde julio trabajó para la Federación Patronal con un sueldo de 3.000 pesetas al mes. En represalia, fue asesinado en el Carrer Santa Tecla esquina a la Diagonal de Barcelona el 5 de septiembre de 1919.

Más Noticias