La ciencia es la única noticia

Los hombros de los gigantes

EL ELECTRÓN LIBRE // MANUEL LOZANO LEYVA

*  Catedrático de Física Atómica Molecular y Nuclear en la Universidad de Sevilla

Es frecuente citar, como hizo Miguel Delibes en su columna del lunes pasado, la frase de Newton "Divisé tan lejos porque trepé a hombros de gigantes". Refleja muy bien cómo se alcanzan las cumbres en la ciencia y la modestia que ha de presidir el trabajo de investigación. Lo curioso es que a Newton le dejaban al pairo ambas consideraciones y que la frase de marras fue más bien un improperio.

Con pocas excepciones y algunas diferencias, el desarrollo de la ciencia se puede describir con la metáfora de la construcción de pirámides egipcias. Miríadas de personas laboriosas, curiosas y a veces geniales van colocando bloques con más o menos orden. En la ciencia este orden lo aporta más la intuición que un proyecto. Poco a poco, el montón de piedras va tomando forma, se vislumbra el objetivo, se deshecha lo fútil y culmina el esfuerzo con una bella cumbre que da sentido a todo lo anterior. Así, todas las ramas del saber están plagadas de hermosas pirámides más o menos portentosas. Los gigantes a los que se refería Newton serían los que más piedras aportaron o los que colocaron las suyas en las posiciones más decisivas para conseguir el objetivo final. Como reconocimiento al trabajo de los demás, nada hay como reconocer con humildad, por parte del que corona la cúspide y divisa el paisaje, que el mérito está más en aquellos que en él mismo.

Sir Isaac Newton, quien llegó a coronar una de las pirámides más impresionantes de la sabiduría, ni era modesto ni le concedió mucha importancia a Copérnico, Galileo, Kepler ni a ningún otro gigante. Aún más, Newton destacó siempre más por la gente a la que detestó que por la que admiró, si es que admiró a alguien. Uno de los blancos preferidos de sus invectivas no fue el famoso Leibniz, que este sí que supo mantener a raya al genial y neurótico inglés, sino a Robert Hooke, curator de la insigne Royal Society.

Al curator o director de experimentos, a cambio de un buen salario, se le exigía que cuando no se previera presentar ningún experimento notable en una sesión, él llevara a cabo tres o cuatro. La ardua tarea la llevaba a cabo Hooke haciendo experimentos magníficos y construyendo aparatos extraordinarios. Pero Hooke no tenía ni idea de matemáticas y su carácter era el opuesto del huraño, secretista y taciturno Newton: era alegre, amante de la vida en sociedad, publicista de todo lo que se le ocurría y reivindicador de ser el primero que había inventado todo.

Una de estas reivindicaciones sobre la autoría primera de un asunto de óptica desarrollado por Newton fue la que motivó la famosa frase de este, con la cual ironizaba cruelmente sobre el hecho de que Hooke era bajito y ligeramente contrahecho. Si él se apoyaba en alguien era en gigantes, no en chiquilicuatros medio jorobados. Lamento evanescer un bello mito, pero es que fue así.

Más Noticias