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Meteorito desde Zumaia

VENTANA DE OTROS OJOS // MIGUEL DELIBES DE CASTRO

* Profesor de Investigación del CSIC

Hemos celebrado el Día Mundial de la Biodiversidad, y Zumaia es un precioso lugar donde recordarlo. He visitado el flysch, el afloramiento rocoso costero, guiado por el geólogo Asier Hilario, que prepara un documental, y otros amigos. Especialistas españoles, norteamericanos y suecos, reunidos en la playa, me han explicado que la secuencia de estratos sedimentarios de Zumaia es una referencia mundial. "Zumaia –asegura uno de ellos– es un templo de la geología". Los impresionantes acantilados, en pie o tumbados en la rasa mareal, aparte de muy bellos, resultan perturbadores. Los expertos aseguran que los sedimentos son páginas de un libro donde cabe leer la historia de la Tierra y también, a través de los fósiles que contienen, la historia de la vida. Para los no iniciados, puede ser sólo una frase bonita, pero no en Zumaia. Aquí las páginas se ven, una por una, los estratos invitan a ser investigados, es imposible resistir su llamada.

Como saben, Zumaia está situada en la costa vasca, a media hora de San Sebastián. Durante más de 50 millones de años, allí, los fondos marinos fueron acumulando sedimentos, unos más duros, otros menos, superpuestos como hojas de papel. Pero, con el tiempo, los movimientos tectónicos (entre otros, el alzamiento de los Pirineos) y la  erosión marina hicieron que aquellos fondos afloraran a la superficie. Y que haciéndose accesibles, nos contaran lo que pasó. Cambios geológicos, cambios climáticos, cambios en el magnetismo terrestre, están reflejados, y son reconocibles, en esos estratos. Pero ¿y la biodiversidad?, se preguntarán. Una línea oscura al oeste de Zumaia señala la transición entre el Cretácico y el Terciario. Los investigadores saben que ahí, repentinamente, desaparece una gran porción de los fósiles. De hecho, en aquel momento, hace 65 millones de años, se extinguieron entre el 60% y el 70% de las especies vivientes, incluidos los dinosaurios. Fue la quinta gran extinción. En esa capa del límite que se ha llamado K-T, en Zumaia y en otros lugares, se han encontrado las trazas de iridio que prueban el choque contra la Tierra de un gran meteorito. Es emocionante recordarlo aquí, ahora, el Día Mundial de la Biodiversidad, cuando sabemos que estamos viviendo la sexta extinción masiva y que el meteorito, en esta ocasión, somos todos nosotros. Si viajan por el norte de España y quieren hacer un poco de turismo científico, visiten el flysch de Zumaia y piénsenlo. Merece la pena.

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