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Un solo gen

VENTANA DE OTROS OJOS // MIGUEL DELIBES DE CASTRO

* Profesor de investigación del CSIC

El análisis minucioso de múltiples casos por Darwin, y la intuición genial de Wallace, llevaron a ambos simultáneamente a concluir que los seres vivos tenían forzosamente que estar emparentados, descender unos de otros, de modo que en algún momento el camino de una especie se bifurcaba dando lugar a dos. Sólo así podían explicarse racionalmente las observaciones de campo (sobre la distribución en el tiempo y el espacio, por ejemplo). Pero la suya era sólo una hipótesis; ignorantes de la leyes de la herencia, no pudieron demostrarla (se ha comentado a menudo que justamente el "origen" de las especies es algo que Darwin no aclaró).

A partir de su hallazgo, Darwin y Wallace, muy distintos en su formación, carácter y medios de vida, optaron por rutas contrapuestas. El primero siguió investigando muchos aspectos relacionados con su teoría de la descendencia con modificación, mientras el segundo, satisfecho con el trabajo de Darwin, comentó a uno de sus amigos: "Gracias a eso me evita a mí la obligación de profundizar en el tema". Fue Darwin, por tanto, quien abrumado ante la magnitud del problema optó por una respuesta que no respondía del todo: la acumulación de pequeños cambios durante periodos de tiempo muy largos conduce a que dos poblaciones difieran lo suficiente como para no poder reproducirse entre sí. Esta idea del cambio gradual generador de divergencia (que a menudo es cierta) ha estado muy presente en toda la biología del siglo XX, pese a que los botánicos, por ejemplo, sabían que especies triploides o tetraploides (con tres o cuatro juegos de cromosomas, en lugar de dos) pueden surgir repentinamente. Basta con que aparezca un mecanismo de aislamiento reproductor.

Unos ornitólogos americanos han "sorprendido" a dos poblaciones de aves de las islas Solomon en el momento en que sus caminos se bifurcan (Uy y otros, The American Naturalist, 174). Los individuos de una son completamente negros y los de la otra tienen el vientre castaño. Al parecer, los negros sólo se aparean con negros y los castaños con castaños (así lo deducen de que los machos de cada morfo no defienden sus territorios de cría ante los del otro). Pero, además, análisis genéticos han mostrado que las diferencias entre ellos se reducen a una mutación en el gen MC1R que regula la producción de melanina. No han precisado, pues, ni muchos cambios ni mucho tiempo. ¡Darwin se alegraría de saberlo!

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