La ciencia es la única noticia

Azar y libertad

EL JUEGO DE LA CIENCIA // CARLO FRABETTI

* Escritor y matemático

A raíz de la columna anterior (Determinismo y libertad), algunos lectores comentaron que no solo el determinismo es incompatible con el libre albedrío, sino también el azar. Y, a primera vista, así parece. Si en un partido de fútbol el dueño del balón impone qué lado del campo le corresponde a cada equipo (determinismo), los jugadores no tienen libertad de elección; pero si lo deciden lanzando una moneda al aire (azar), tampoco eligen: de hecho, se lanza una moneda precisamente para que la decisión no dependa de la voluntad de nadie. Entonces, ¿de qué manera permite el azar cuántico que haya libertad de elección? No lo sabemos, del mismo modo que no sabemos de qué forma surge su requisito previo, la conciencia.

Lo cual equivale a decir que no tenemos del todo claro qué es el azar, y solo podemos definirlo por exclusión: llamamos azar a la ausencia de determinismo. Pero solo comprendemos sus manifestaciones macroscópicas y aparentes, como el lanzamiento de una moneda al aire, que en realidad es una forma incontrolada de determinismo: si pudiéramos calcular con la suficiente rapidez y precisión la trayectoria de la moneda, sabríamos de antemano si va a salir cara o cruz. El azar microfísico es cualitativamente distinto del seudoazar de la moneda, y aunque no explica el libre albedrío, al menos no lo niega de forma categórica, como el determinismo. Si el cerebro fuera una máquina exclusivamente algorítmica, no tendríamos la menor posibilidad de elección; al ser una máquina cuántica, tal vez tengamos alguna.

Pero ¿cómo puede ser el cerebro una máquina cuántica, si el azar solo rige a nivel microfísico?, objetarán algunos. El comportamiento de cada molécula del gas contenido en un globo es impredecible; pero la relación presión-volumen-temperatura en el interior del globo (es decir, el comportamiento conjunto de las moléculas) obedece estrictamente las leyes de la física clásica: ajeno al azar microcósmico, el macrocosmos es determinista. Y el cerebro es un objeto macroscópico. Sí; pero es un objeto vivo, y por tanto es algo más que la suma de sus partes. Una luciérnaga es capaz de reaccionar al estímulo de un solo fotón, y esa reacción puede tener consecuencias macrofísicas (por ejemplo, un apareamiento). ¿De qué manera pueden amplificar las neuronas ciertos procesos microfísicos no deterministas, y qué tiene eso que ver con la conciencia y la (sensación de) libertad? No lo sabemos. Tal vez la clave esté en algunos aspectos aún desconocidos de la mecánica cuántica.

Más Noticias