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El origen de 'Homo sapiens'

ORÍGENES // JOSÉ MARÍA BERMÚDEZ DE CASTRO

* Director del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana, en Burgos

El origen de nuestra especie comenzó a clarificarse hace un par de décadas. En los años sesenta del siglo XX, y todavía con muy pocos datos procedentes de las investigaciones paleontológicas, se había llegado a proponer un modelo lineal para explicar la evolución humana. Así, nuestra especie habría surgido tanto en África como en Eurasia por evolución de Homo erectus, que a su vez habría evolucionado de Homo habilis. Esta última especie había sido nombrada en 1964 por los paleontólogos Louis Leakey, Philip Tobias y John Napier y procedería de una especie de Australopithecus. Un esquema sintético y lineal resultaba muy atractivo y todavía se puede ver en muchos anuncios publicitarios. Nada más lejos de la realidad que hoy día nos ofrece el registro fósil, con una evolución compleja y ramificada. En 1987, los genetistas Rebeca Cann, Mark Stoneking y Allan Wilson publicaron un estudio sobre la variabilidad del ADN mitocondrial en numerosas poblaciones humanas que anunciaba conclusiones revolucionarias. El origen de Homo sapiens estaría únicamente en África y habría surgido de una pequeña población ancestral subsahariana, hace unos 200.000 años. Y entonces el puzzle de fósiles humanos comenzó a encajar.

La antigüedad de los fósiles más antiguos atribuidos sin ningún género de duda a nuestra especie datan de hace entre 260.000 y 130.000 años, y procedían de yacimientos de Kenya, Tanzania y Etiopía. Hace unos 100.000 años comenzó una expansión demográfica imparable de aquellas poblaciones, que acabó por sustituir a otros grupos de homínidos, como los Neandertales de Europa y Próximo Oriente y los erectus asiáticos. Gracias a los conocimientos que ahora tenemos sobre el genoma humano y las ventajas de la informática, se pueden realizar estudios cada vez más complejos sobre la variabilidad genética de nuestra especie. Los últimos estudios, publicados la semana pasada por sendos equipos internacionales en Nature y Science, revelan que la variabilidad genotípica es tanto menor cuanto mayor es la lejanía respecto a la zona oriental de África, el punto cero donde vivió la primera población de nuestra especie, hace más de 100.000 años.

El camino desde África Oriental hacia el resto de lugares del planeta no ha sido fácil. En el Pleistoceno superior las poblaciones de Homo sapiens sólo podían habitar territorios favorables en clima y recursos. Con frecuencia tuvieron que atravesar corredores muy estrechos para acceder a nuevos territorios. En estos pasos debieron actuar procesos de deriva genética, con pérdida progresiva de variabilidad en cada unos de los pasos sucesivos. Aún así, la variabilidad entre todas las poblaciones es menor que la observada dentro de las poblaciones. El antiguo concepto de raza ya no se sostiene.

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