Ciudadano autosuficiente

Gracias, Volkswagen

nox

 

Jesús Alonso

Te acercas a la ventana y ves un reflejo en el cristal. ¡Dios mío! ¿En eso te has convertido? Luego ves que no eres tú. Es un señor de Valladolid que pasa por la calle. Bajas a la calle o al garaje comunitario. Miras a tu coche. Esta vez es verdad. Tu coche es una estafa, una de las mayores del siglo XXI. No es moderno, es un vehículo de motor de explosión ruidoso y contaminante, con un sofisticado software instalado para que se note menos. Te han tomado el pelo.

 

Malas noticias: casi todos los coches son así.

Por debajo de su brillante interior y su navegador electrónico con pantallitas de colores, hay un motor que ya estaba anticuado en tiempos de Julio Verne. Se trata de un motor térmico, que quema el combustible para producir explosiones secuenciales, que se transmiten al giro de las ruedas a través de un cigüeñal. El rendimiento energético de un motor así es penoso. Por si fuera poco, produce un ruido traqueteante y suelta por el tubo de escape cantidades enormes de contaminantes.

Resulta que los fabricantes de automóviles, especialmente los europeos, llevan décadas invirtiendo cientos de miles de millones de euros en la reducción de emisiones de sus vehículos. O al menos eso dicen. En realidad, como ha demostrado el caso Volkswagen, todo ese dinero y esos batallones de ingenieros se han utilizado en diseñar complicados sistemas informáticos para engañar a los sistemas de medición de contaminantes. Si todo este enorme esfuerzo se hubiera dedicado a al diseño de baterías de alta densidad energética, ahora mismo el coche eléctrico tendría una autonomía de 10.000 km con una pila recargable del tamaño de una caja de cerillas.

 

Buenas noticias: los coches no tienen por qué ser así

Para las marcas de coches convencionales, el coche eléctrico es un paripé, palabra que viene del caló y significa "fingimiento, simulación o acto hipócrita". Lo han dicho altos directivos de la industria: fabrican coches eléctricos porque no hay más remedio, no porque les guste hacerlo. Tesla, una empresa que solo fabrica coches eléctricos (y otras cosas) ya tiene modelos de 500 km de autonomía, y lo ha conseguido en dos o tres años, con mil veces menos inversión que la que dedican los fabricantes europeos a conseguir ridículas reducciones de emisiones de NOx –que luego se demuestra que son un timo.

Como la teoría de la conspiración está desacreditada (ya saben, el lobby energéticofósil conchabado con el de fabricantes de coches para tener a la mitad de la humanidad maniatada con los precios de la gasolina) no hay más remedio que pensar que se trata de rutina y cierta falta de visión estratégica la que hace que los fabricantes de automóviles sigan fabricando máquinas con tecnología del siglo XIX en pleno siglo XXI.

 

¿Qué podemos hacer?

En una escala de mayor a menor exposición a los productos de la casa Volkswagen, hay dos cosas principales que podemos hacer para hacer frente a esta situación.

• Si tienes uno de los modelos trucados (no sería raro, parece que hay decenas de millones), se supone que tendrás derecho a una indemnización. En cualquier caso, haz el favor de dejar el coche falso quieto.

• Si tienes un coche convencional (tal vez también trucado, pero sin evidencia clara), haz un favor a los pulmones de tus vecinos: déjalo aparcado, no lo muevas. Si necesitas moverte en coche particular, véndelo y cómprate un eléctrico.

• Ya se sabía que, por debajo de los 6.000 km que hagas al año en tu coche, sale más barato coger taxis que tener un coche en propiedad. Ahora, con el auge de coches compartidos y parataxis más baratos como Uber o Cabify, tienes que hacerle como mínimo 12.000 km al año a tu coche para que te salga a cuenta. Tú mismo.

Más Noticias