Ciudadano autosuficiente

Cinco trucos del urbanita autosuficiente

Cinco trucos del urbanita autosuficiente

 

Si tenemos varias hectáreas a nuestra disposición con huerta, campos, bosque y un riachuelo la autosuficiencia parece fácil: podemos cultivar nuestros propios alimentos, generar energía aprovechando la fuerza del viento y el sol, construir una vivienda bioclimática según nuestro gusto, etc. Pero muchos vivimos en pequeños pisos en la gran ciudad, con muy poco espacio disponible. No obstante, incluso en lo más profundo de la ciudad, existen una serie de trucos o estrategias que nos permiten avanzar hacia un grado de autosuficiencia muy interesante. Vamos a ver algunos.

Usar las azoteas, patios y zonas comunes

Muchos edificios de pisos tienen terrazas arriba, generalmente accesibles y bastante espaciosas como para llevar a cabo en ellas toda clase de actividades de autosuficiencia. O bien patios de vecindad y zonas comunes, ajardinadas o no. Podemos empezar por secar la ropa al sol en la azotea y seguir con proyectos más ambiciosos, que pueden incluir tejados verdes, jardines, huertos, compostadores, captadores de agua de lluvia, instalaciones de agua caliente solar, aerogeneradores e incluso placas fotovoltaicas. La opinión favorable de la comunidad de vecinos es fundamental, y puede ser tanto un factor estimulante como limitante.

Buscar otras tiendas, otras maneras de comerciar

No todo el comercio se ha rendido a las grandes marcas. Existen muchas tiendas y empresas relativamente pequeñas que ofrecen toda clase de productos de calidad y buen precio, directamente del productor al consumidor. Puedes ser un comprador esporádico de una tienda que ofrece legumbres de calidad a granel o pertenecer a una cooperativa de electricidad renovable, o a un grupo de consumo de alimentos procedentes de la agricultura ecológica.

Sacar partido de smartphones, tabletas y similares

No permiten una fácil orientación y ubicación en el mapa de la autosuficiencia. Hay miles de redes más o menos formales para compartir, comprar y vender, intercambiar y reparar cualquier cosa, desde naranjas a trayectos en coche, desde electrodomésticos a ropa.

Hacer inventario, y luego limpieza general

Se trata de hacer una lista de los que tenemos y ver qué cosas necesitamos y usamos realmente. Algunas cosas solo imprescindibles en apariencia. Si no eres médico rural o fontanero a domicilio, no es probable que necesites un coche de tu propiedad. Otros objetos bastante inútiles son el horno de microondas (cuando te pones a cocinar en serio, otro punto clave de la autosuficiencia, el microondas se convierte en un trasto inútil). En general, todos aquellos cachivaches que no has usado en los últimos seis meses no los necesitas para nada.

Simplificar y mejorar los términos de nuestra relación con las grandes empresas

Consiste en sacar partido de nuestras posibilidades como clientes de grandes empresas de distribución de servicios básicos. Por ejemplo, podemos reducir mucho el recibo eléctrico bajando el término de potencia, que es el que más determina el precio final a pagar. Si eliminas aparatos que no necesitas, como la secadora que ya no usas porque secas la ropa en la terraza, te será más fácil. Hay  muchas otras ideas, tarifas especiales y en general maneras de reducir el gasto en estos servicios. En general, conviene empezar con una seria conversación con el departamento comercial para detectar gastos inútiles y eliminar servicios que no necesitamos.

Estas son solamente algunas ideas generales, cada persona tiene sus propias soluciones, y muchas de éstas pueden ser enormemente interesantes para el resto de la humanidad. Si tienes ideas sobre la autosuficiencia urbana... ¡no dudes en compartirlas!

Más Noticias