Ciudadano autosuficiente

Bájate del coche oficial

 

Bájate del coche oficial

 

Caminar se está viendo como una gran innovación, un invento moderno al mismo nivel que internet. Los expertos en sostenibilidad, los urbanistas y los médicos están de acuerdo en una cosa: caminar es una medida radical para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, reduce la contaminación y el ruido, mejora mucho el paisaje urbano y reduce el riesgo de caer enfermo. Parece mentira que no lo hayamos descubierto antes.

Considerar el andar como algo más moderno que Instagram parece una exageración, pero es cierto. Durante muchos años las ciudades han estado al servicio del coche, es ahora cuando están rehaciendo sus calles y plazas para dar servicio al peatón. Por ejemplo, se están ensanchando aceras, eliminando las autopistas urbanas, reduciendo la velocidad de los vehículos e incluso reservando vías exclusivas para peatones, o donde estos tienen toda la prioridad. Es una verdadera revolución urbana.

Se está creando, por lo tanto, un círculo virtuoso para los peatones (y para sus acompañantes, la bicicleta y el transporte público). Una ciudad cada vez más caminable se llenará cada vez más de peatones, lo que a su vez desencadenará una cascada de acciones para facilitar la vida a los caminantes (aceras anchas, calles con prioridad peatonal, supermanzanas, tráfico de coches muy pacificado, etc.) que lanzarán más peatones a las calles, etc.

Caminar unos 5 km de distancia permite acceder a un área de casi 80 km2 cuadrados. Es decir, en las compactas ciudades europeas es una opción de transporte muy real. Actualmente el porcentaje de personas que declara desplazarse caminando cotidianamente a su lugar de trabajo o estudios es muy pequeño (el porcentaje de viajes a pie es mucho mayor, pero incluye sobre todo desplazamientos por motivo de ocio, compras, visitas familiares, etc.). Pero todo parece indicar que podría elevarse mucho en cuanto se llegue al punto de inflexión en que ir a trabajar andando no se considere una excentricidad, sino la primera opción a considerar.

Ahora mismo caminar es la última opción. Automáticamente, cogemos el coche si lo tenemos, o el metro, o el autobús. Ni se nos pasa por la cabeza ir andando al trabajo, a no ser que lo tengamos a unos metros de distancia.

La cuestión principal es la distancia, evidentemente. Si nuestro trabajo está a más de diez km de distancia, tendríamos que caminar una hora y media como mínimo, a paso normal. Un límite razonable son los cinco kilómetros de distancia, unos 40-50 minutos caminando. Lo primero que nos convendría averiguar es la distancia callejera que nos separa de nuestro destino, cosa que tal vez nunca nos hayamos preguntado. Gracias a Google Maps, opción peatón, podemos saber con exactitud la distancia y el tiempo que tardaremos.

Es importante determinar el margen de tiempo que estamos dispuestos a gastar en el caminar. Por ejemplo, si una distancia de unos 4 km. se recorre caminando en 40 minutos y tardamos 25 en metro, 15 minutos ida + 15 minutos vuelta, media hora diaria en total, es el tiempo extra que tendríamos que dedicarle al transporte a nuestro trabajo si optamos por ir andando. Puede que dispongamos de ese margen y puede que no, como ocurre con el tiempo disponible para cocinar.

La "caminabilidad" del trayecto es importante. Muchas personas no pueden ir andando sencillamente porque una vía de alta velocidad o autopista se interpone en su camino. O bien la ruta es una pesadilla de zanjas de obras y pasos estrechos nada apetecible para caminar.

Caminar supone un esfuerzo físico, de ahí sus beneficios para la salud, y el sudor que puede aparecer fácilmente puede ser incompatible con un trabajo de oficina, por ejemplo. Eso tiene fácil solución si te puedes cambiar en el destino, pero puede ser un handicap si vas a una entrevista de trabajo en una empresa de postín.

El duro pavimento urbano debe ser contrarrestado con buen calzado, cómodo y con plantillas gruesas. Los zapatos se desgastan a ojos vistas con el mucho andar, es un factor a tener en cuenta –aunque siempre saldrá más barato que el transporte motorizado. Pasa lo mismo con otros sistemas de transporte de huella ecológica cero, como la bicicleta.

¿Cómo empezar? Te proponemos el reto de los diez minutos (#ElRetoDeLosDiezMinutos). Antes de coger el coche o el transporte motorizado, plantéate a dónde puedes llegar en diez minutos caminando. Es aproximadamente un kilómetro, mucho tramo en una ciudad. Te puede servir para evitar un trasbordo en el metro o en el autobús o para dejar el coche aparcado mucho antes de meterlo en el centro de la ciudad. Hay muchas posibilidades de sacar partido a esos diez minutos caminando. No hagas como los políticos, #BájateDelCocheOficial.

 

No olvides calcular haciendo clic aquí tu huella ecológica, de la que el transporte es un componente principal

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