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¿Cómo llevas lo de tu huella?

¿Cómo llevas lo de tu huella?

Los humanos nos dividimos en partidarios de la tortilla con cebolla o sin cebolla, hinchas del Madrid o del Atlético (es verdad, hay otros equipos de mucha menor importancia que también tienen sus hinchas) y personas de alta y baja huella ecológica. Esta última distinción es importante. Una huella ecológica alta, del orden de tres a cinco planetas, implica que ocupas mucho sitio, estorbas. Una huella reducida, del orden de uno o dos planetas, implica que vives discretamente, todo el mundo podría vivir como tú lo haces y habría sitio y recursos para todos.

Así que lo lógico es empezar, ya mismo, un programa para reducir tu huella ecológica. Se parece bastante a adelgazar, si tienes demasiado tonelaje y quieres reducirlo. O a mejorar tu forma física, si eres de los que sólo ejercita los dedos de pulsar el mando a distancia. Lo más curioso es que reducir tu huella ecológica conduce irremisiblemente a una mejora notable de tu salud. Otras ventajas son económicas: ahorrarás bastante dinero. Y por último queda la satisfacción de dejar de ser una molestia para tus coetáneos o al menos serlo en menor medida.

¿Cómo hacerlo? La verdad es que es bastante sencillo. El truco está en contar hasta diez antes de hacer cualquier cosa que incremente nuestra huella ecológica sin provecho para nadie. Aquí te proponemos algunas ideas, todas muy fáciles de poner en práctica.

El truco del tamaño
A pesar de lo que dice el refrán "burro grande, ande o no ande" conviene dimensionar adecuadamente nuestro consumo. Esto se aplica a muchas cosas, desde los calentadores de agua a la carne. Por ejemplo, un coche pequeño o un frigorífico de 200 litros hacen el mismo servicio que sus equivalentes de mayor tamaño, y con una huella ecológica mucho menor. Comer un poco de carne de vez en cuando es mejor que devorar un filete diario.

El truco de los diez minutos
Antes de coger el coche o el transporte motorizado, plantéate a dónde puedes llegar en diez minutos caminando. Es aproximadamente un kilómetro, mucho tramo en una ciudad. Te puede servir para evitar un trasbordo en el metro o en el autobús o para dejar el coche aparcado mucho antes de meterlo en el centro de la ciudad.

El truco de la pasta de dientes
Siempre queda algo de pasta en el tubo. Antes de tirar cualquier cosa, agota sus posibilidades. Por ejemplo, las maquinillas de afeitar pueden estirar mucho su vida útil, hasta extremos que nunca habíamos imaginado.

El truco del billete congelado
Antes de adquirir cualquier cosa que no necesitamos perentoriamente (o con la que nos hemos encaprichado perdidamente) y que terminará cogiendo polvo en un armario o tirada a la basura, piensa que el dinero necesario está dentro de un vaso lleno de hielo en el congelador y que tardará una hora en descongelarse. Para cuando esté listo ya habrás perdido interés.

El truco de pensar en los demás
Antes de poner el aire acondicionado a temperaturas árticas, con su correspondiente compresor resollando y llenando de vapor caliente el patio de vecinos, piensa en los que comparten edificio contigo. Puedes usar un ventilador para bajar la temperatura o al menos subir el termostato a 26 º y no mantenerlo encendido todo el tiempo. Esto también se aplica a los que se empeñan en meterse en la ciudad con su todoterreno de dos toneladas.

El truco de darle una utilidad a todo
Hay una vasta cultura de baja huella ecológica que estuvo en vigor hasta 1970 aproximadamente. Perdió popularidad después, cuando empezó a considerarse ridícula la prudencia en el consumo, el no tirar nada y el reutilizar todo lo reutilizable. Hoy vuelve con fuerza, de la mano de la economía circular y la transición ecológica.

El truco de confiar en el medio ambiente
Mucho mejor que respetar el medio ambiente, pero a distancia, es mantener una relación de confianza con él. Por ejemplo, tener en cuenta la existencia de mañanas frescas para ventilar la casa, cultivar algunas plantas para alegrarnos la vista a nosotros y a nuestros vecinos, aprovechar el agua de lluvia, incluso captar la energía solar para calentar nuestra casa. Aquí la nueva tecnología puede ser de gran ayuda.

Con el tiempo, puedes llegar a ser un verdadero virtuoso en eso de la reducción de la huella ecológica. Y verás que se puede convertir en un vicio, siempre se puede llegar un poco más lejos en esto de andar ligero por la vida.

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