Ciudadano autosuficiente

Consigue tu bonus de sostenibilidad

Consigue tu bonus de sostenibilidad

Los directivos de las grandes empresas ya lo están haciendo. ¿Podremos nosotros, la gente corriente, mejorar nuestra economía gracias a la sostenibilidad?

200 millones a dividir entre 809 directivos son 247.218 euros por persona. Esa cantidad planea repartir Telefónica entre sus altos empleados, si estos consiguen una serie de metas. La novedad es que una de ellas es conseguir cero emisiones netas de CO2 para 2025. Iberdrola planea repartir 162 millones entre 300 directivos, a razón de 540.000 euros por cabeza. Para conseguir esta sustanciosa suma, entre otras tareas, tienen que reducir la emisión media de CO2 de la empresa por debajo de los 106 gramos de CO2 por kWh. Inditex plantea subir el sueldo de sus directivos si crece el número de artículos sostenibles. Muchas otras grandes empresas están en la misma línea: cuanto más sostenible se haga la empresa, más dinero cobrarán sus directivos. ¡Ojalá también llegue a todos los trabajadores!

Aplicando la misma línea de pensamiento a nuestra vida cotidiana, supongamos que reducimos nuestra huella de CO2 a la mitad, usando el transporte público en lugar del coche, colocando doble cristal en todas las ventanas y reduciendo mucho nuestro consumo de carne. ¿Dónde está nuestro bonus? En principio, no nos van a dar dinero por estas actuaciones. Si vendemos el coche y no volvemos a usarlo más ahorraremos dinero en el transporte, pero perdemos un bien que era de nuestra propiedad. Si no lo vendemos pero lo dejamos aparcado sin usar, tendremos que pagar el coste del transporte público y además todos los gastos asociados al coche, salvo el combustible (impuesto de circulación, ITV, aparcamiento, seguro, etc.). Aquí el bonus puede ser la ganancia en salud que supone el estilo de vida más activo que supone no usar el coche.

Si mejoramos el aislamiento de nuestra casa tendremos que pagar la obra. Lo más normal es que tengamos una buena ayuda de la administración, pero aún así no cubrirá todos los gastos. Tendremos que esperar varios años hasta que la reducción del recibo de la calefacción termine por amortizar el dinero invertido en aislamiento, y a partir de ahí, sí que  tendremos un bonus, en forma de una sustanciosa reducción de los gastos de la casa, que podremos invertir en otra cosa.

Si reducimos nuestro consumo de carne a la mitad o una cuarta parte y la sustituimos por legumbres, muy ricas en proteínas, ahorraremos dinero inmediatamente. La carne es mucho más cara que los garbanzos, aunque sean pedrosillanos. Pero ahí empieza una dificultad. Por un lado, si comemos poca carne, es lógico que queramos que sea de buena calidad, procedente de animales criados a base de pastos. Esa carne de calidad es mucho más cara que la convencional, que es más barata porque procede de macrogranjas industriales. Por otro lado, si comemos legumbres, es lógico que queramos que sean excelentes, procedentes de agricultura ecológica y con denominación de origen. Estas legumbres son mucho más caras que las convencionales. Al final podemos no recibir ningún bonus por nuestra acción sostenible, y  que nuestra cesta de la compra nos salga más cara.

¿Existe para los ciudadanos la posibilidad de obtener bonus verdes directamente, a cambio de acciones sostenibles? La verdad es que poco a poco se va viendo algo parecido, aunque evidentemente no en las cantidades que manejan los directivos de las grandes empresas. Desde hace tiempo, los ayuntamientos barajan premiar de alguna forma a los ciudadanos que produzcan menos residuos. El sistema de devolución y retorno de envases se puede considerar como un microbonus verde: una acción sostenible, como devolver el envase en la tienda, se ve recompensada con dinero contante y sonante. Pero también es verdad que ese dinero ya se gastó antes a cambio del producto. Otras versiones premian la separación selectiva de residuos con billetes de transporte público, por ejemplo.

Muy interesante es la reciente iniciativa francesa para quien deje de usar el coche (radicalmente, hay que achatarrarlo) reciba a cambio 2.500 euros para comprar una bici eléctrica. Claro que hay cierta cantidad de impuestos verdes (a los combustibles fósiles, los plásticos, etc.), que se supone que penalizan a los contaminadores –en realidad, denuncia la ONU, los combustibles fósiles están subvencionados–, pero los ciudadanos sostenibles no reciben nada, directamente, a cambio de sus buenas acciones para con el planeta. Así que no queda más remedio que empezar a reclamar nuestros bonus verdes, para ver si eso nos anima a seguir avanzando hacia la sostenibilidad.

Jesús Alonso Millán

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