Civismos incívicos

Tina Paterson strikes back

Hace unos días, y después de mucho tiempo, Tina Paterson apareció en mi Inbox. Y para hablar de videovigilancia (nota mental: los sueños se cumplen).

Como cuenta el blog del (imprescindible) proyecto Un Barrio Feliz, hace unos días Tina (bueno, vale, David) se dedicó a filmar lo mismo que filman algunas de las 48 cámaras de videovigilancia recientemente instaladas en el centro de Madrid, utilizando una cámara pegada a un palo, para después hacer correr la voz de que había hackeado las imágenes grabadas por la cámaras públicas y que iba a proyectarlas en la pantalla gigante del Media Lab Prado. El rumor se extendió y Media Lab tuvo que negar que fuera a proyectar imágenes que pudieran vulnerar la legalidad y las leyes de protecció de datos.

David dice que no tiene ni idea de como hackear las imágenes reales, y que en realidad hacerlo tampoco sería nada del otro mundo, pues lo que graban aquellas lo puede grabar cualquiera (la realidad, sin embargo, es un poco más tétrica, y muchas cámaras transmiten las imágenes por sistemas wireless que pueden ser muy facilmente intervenidos).

Pausa-test: Si ud. tuviera una maquinita capaz de captar las imágenes de videovigilancia pública y privada transmitida por wireless y se dedicara a pasearse un día por una ciudad estadounidense, ¿qué cree ud. que vería?

a) Malos muy malos haciendo cosas terribles
b) Porno casero
c) Bebés durmiendo

La respuesta, tal como comprobaron unos amigos del Conflux Festival, es c. Toma ya sociedad enferma.

Lo más relevante de la acción de David (aparte de mostrar que ser controlador de cámaras de videovigilancia tiene que ser el trabajo más aburrido del mundo, y un escandaloso despilfarro de recursos públicos) es que pone de manifiesto una esquizofrenia municipal cada vez más generalizada, en la que los mismos ayuntamientos que aprueban ordenanzas cívicas, más presencia policial y videovigilancia, después remueven cielo y tierra para vender coolness en forma de arte en la calle, informalidad y buen rollo trasnochil made in espein.

Y si no se lo creen, pregúntenle al Niño de las Pinturas.

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