Las preguntas de Solomon

Solomon. Fotografía: Migue Roth
Solomon. Fotografía: Migue Roth & Bruno Grappa

Migue Roth

  • "¿Qué cosas te alejarían de tu país? ¿Cuáles te harían dejar atrás tu hogar y tu comunidad? ¿Serías capaz de dejar todo atrás con tal de sobrevivir?"

Una tarde, días después de conocernos, tendremos una conversación tan íntima como dura. A mis interrogantes sobre lo que siente un refugiado en Argentina, Solomon responde con otras preguntas intensas:

—A vos, ¿qué cosas te alejarían de tu país? ¿Cuáles te harían dejar atrás tu hogar y tu comunidad? ¿Serías capaz de dejar todo atrás con tal de sobrevivir? —Solomon prefiere no volver al dolor que lo llevó a huir. Le duele recordar—. ¿Hasta dónde llegarías con tal de ayudar a los que amas? ¿Cuánto tiempo resistirías en un lugar en el que no entiendes ni siquiera los gestos de un saludo?

«No sé», le digo.

Solomon vuelve a preguntar:

—¿Cómo harías para que la gente crea en ti? ¿En quién confiarías? ¿Confiarías?

Solomon. Fotografía: Migue Roth
Solomon. Fotografía: Migue Roth & Bruno Grappa

Solomon dice que tener trabajo, techo —un lugar y tantas oportunidades—, lo ponen contento y que es feliz por ayudar a su familia. Insistirá en su condición favorable, y la contrasta con la de muchos amigos que están pasando el peor momento desde que llegaron al país, porque la única cosa que tenían para tirar para adelante —la manta—, ahora está prohibida y ya no les dejan vender gafas, ni perfumes ni ropa. Cuando dice amigos se refiere a migrantes, solicitantes de asilo, refugiados: la condición los une. Solomon no habla de la imagen que muestra a un joven senegalés tomándose el rostro desesperado por el gas pimienta que le tiraron en los ojos la tarde en que quinientos policías de la Federal, Metropolitana e Infantería sitiaron la avenida Avellaneda para correr a los manteros que se resistieran; no habla sobre los golpes que recibió un nuevo compañero haitiano que conoció en el Centro de Apoyo al Refugiado, no dice nada sobre el dolor que sintió ese compañero cuando les pegaron por cantar junto a otros trabajadores que no eran haitianos, peruanos, senegaleses ni bolivianos, sino todos iguales y que querían trabajar. No dice nada de eso aunque lo sepa. Le molesta, y le duele también, pero no lo menciona porque aún siente los pegajosos residuos de miedo y desconfianza que acumuló por años.

La historia de Solomon se repite por mil, con otros nombres y locaciones. La adversidad habitual que afronta la población migrante se potenció exponencialmente con la pandemia, y ahora —para peor de males— la Comisión Europea se apoya en su eufemística "solidaridad flexible" para endurecer las condiciones.

Solomon. Fotografía: Migue Roth
Solomon. Fotografía: Migue Roth & Bruno Grappa

«Nigeria es duro, muy duro. Difícil. Its not a place to live», dice en spanglish y cuenta que en las ciudades más grandes de su país —Abuya, la capital o la pujante Lagos; Port Harcourt o la peligrosísima Maiduguri en el norte asediado por Boko Haram— no hay electricidad como aquí; allí se sienten los generadores en funcionamiento y el olor del combustible en los barrios; Solomon dice que Nigeria es —efectivamente— la potencia petrolera de África y al mismo tiempo, uno de los lugares más desiguales e inseguros del mundo; que no tienen agua potable, ni servicios corrientes.

Y pregunta una vez más: ¿Serías capaz de dejar todo atrás con tal de sobrevivir? ¿Hasta dónde llegarías con tal de ayudar a los que amas?

Solomon. Fotografía: Migue Roth
Solomon. Fotografía: Migue Roth & Bruno Grappa

Las preguntas de Solomón, premiado con el primer premio en el Concurso Internacional de Medios sobre Migración Laboral, organizado por la Organización Mundial del Trabajo, es uno de los capítulos «Sin Piedad», obra de no-ficción editada por Angular en Latinoamérica, y que ahora llega a Europa en la forma de una campaña de crowdfunding que permitirá su publicación en España. Sin piedad es un retrato vívido, crónicas con matices de ensayo etnográfico, relatos que profundizan en las migraciones, el periodismo narrativo, la acción humanitaria y la intimidad de América Latina.