‘Entre dos tierras’, el documental que explica qué es el duelo migratorio

duelo
Algunos de los migrantes que aparecen en el documental. Imagen de Catalejo Azul Producciones

Laura Sanz-Cruzado (@laura__ese)

  • "El duelo migratorio es algo que todos los migrantes tienen en común. Tú estás físicamente en un país, pero tu cabeza está en dos países a la vez. Tienes un ojo donde estás y el otro, en de donde vienes"
  • El documental Entre dos tierras puede verse en la plataforma Vimeo On Demand

Adriana Páramo (Vigo, 1985) creía que las cosas que se le pasaban por la cabeza después de unos años viviendo en Londres solo las pensaba ella. Que eran sus preocupaciones, sus rayadas y sus líos mentales. Que eso de sentirse dos personas distintas dependiendo de si estaba en Galicia o en Londres era una locura suya. Que esa sensación constante de vivir entre dos culturas, dos lenguas, dos países y dos tierras solo la tenía ella.

Todo cambió hace tres años cuando otro español afincado en Londres, Javier Moreno Caballero (Madrid, 1981), le llamó para producir un documental que estaba dirigiendo sobre algo llamado "duelo migratorio". Todo lo que se decía en él le resultaba tan familiar que se dio cuenta de que lo que pensaba y sentía también lo pensaban y sentían muchos otros jóvenes que habían emigrado de España a Reino Unido o a cualquier otro sitio. No era solo cosa suya. Era algo que tenía nombre y una explicación psicológica. Y saberlo fue una liberación para ella. Tanto que quiso ponerse también delante de la cámara y contar su historia. Una historia que, junto a la de una quincena de jóvenes españoles residentes y retornados de la capital británica, puede verse en el documental Entre dos tierras, recién estrenado en la plataforma Vimeo On Demand.

"El duelo migratorio es algo que todos los migrantes tienen en común. Tú estás físicamente en un país, pero tu cabeza está en dos países a la vez. Tienes un ojo donde estás y el otro, en de donde vienes", cuenta su director, Javier Moreno Caballero, que lleva diez años en Londres y quiso rodar este documental a modo de retrato de la migración contemporánea milenial. La intención era doble: por un lado, que los que viven fuera, no importa dónde, se den cuenta de que comparten ese sentimiento agridulce que conlleva migrar; por el otro, que sus familias y amigos entiendan mejor por todo lo que se pasa al cambiar de país.

Pérdidas y ganancias 

Y dentro de todo eso que se pasa está lo que los expertos denominan "duelo migratorio", que no es otra cosa que el proceso de reestructuración y adaptación mental que atraviesa una persona al dejar su país de origen y tener que lidiar con las pérdidas que supone esa separación temporal o permanente. Pérdidas fundamentales como las de la familia y los amigos, la lengua, la cultura, y el contacto con el grupo étnico y la tierra, pero también el estatus, y la sensación de seguridad y tranquilidad que deja de tenerse cuando no se conoce bien el entorno.

Todo este proceso puede hacer aparecer muchas dudas, indecisiones, ansiedad, estrés, tristeza, culpa, miedo, confusión y la eterna pregunta de "¿me quedo o me voy?" con la que conviven la mayoría de los migrantes. Es un proceso de adaptación tan grande que puede incluso amenazar la salud mental de la persona. Pero no todo son pérdidas. También hay muchas ganancias que ayudan a sobrellevar lo que se ha dejado atrás y que hacen que la experiencia valga la pena.

Brais Breijo (Ferrol, 1986) es uno de los 152.291 españoles que residen oficialmente en Reino Unido, según los cálculos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Se mudó a Londres huyendo de la precariedad laboral y, aunque pensaba quedarse uno o dos años, ya lleva cinco. No obstante, no quiere atarse a la ciudad, prefiere sentirse "ligero". Por eso le cuesta comprarse cosas como un mueble, una almohada buena o unas sábanas de calidad. Cosas que, aunque le harían la vida más cómoda, no caben en la maleta. Es otro de los signos del duelo migratorio: no querer sentirse demasiado asentado en el lugar donde estamos por si acaso nos acabamos yendo.

"Hay gente que puede pensar que migrar no es para tanto, pero el documental les va a hacer ver la situación desde el otro lado, la otra cara de la moneda", opina Adriana, que llegó a Londres en 2008 para estudiar un máster de cine y se fue quedando y quedando, pero siempre con la idea de volver. A ella el verdadero agobio le vino pasados nueve años. Pensaba que era una caprichosa y una indecisa por tener esa mezcla de sensaciones, por no saber qué hacer. Desconocía el duelo migratorio. Desconocía que era algo común.

duelo
Fotografía de Adriana Páramo, productora y una de las protagonistas del documental, en Londres. Catalejo Azul Producciones

Las cosas en una balanza

Conocerlo y comprenderlo es una manera de poder manejarlo mejor, según el psiquiatra y psicoterapeuta Joseba Achotegui, uno de los tres profesionales de la salud mental expertos en migración que participan en el documental explicando las reacciones y comportamientos del proceso migratorio. Achotegui, que planteó la teoría de los siete duelos en los que se divide el duelo migratorio y el síndrome de Ulises o síndrome del emigrante con estrés crónico y múltiple (un cuadro de duelo migratorio extremo, no un trastorno mental, que aparece en los migrantes que viven situaciones muy adversas), cree que este tipo de migración contemporánea suele ser psicológicamente complicada pese a aparentar lo contrario.

"Es una migración discreta, silenciosa, una migración que no hace tanto ruido y que parece estar por detrás de otras más dramáticas, pero lo cierto es que esconde a mucha gente sufriendo y pasándolo mal", afirma. Y la razón es que a menudo carece de lo que Achotegui denomina un "proyecto migratorio claro, sólido y maduro", a diferencia de la migración española de décadas anteriores. Antes, explica, se huía del hambre, la pobreza y la guerra. Casi nada de lo que se dejaba atrás era bueno. Ahora, en cambio, los jóvenes emigran para probar, para ver cómo les va, para estar un tiempo y decidir qué hacer. Lo que se deja en el país de origen no es tan malo y se está muy pendiente de lo que pasa allí. Todo eso hace que se pasen malos momentos, se echen de menos muchas cosas y se dude continuamente sobre si volver o no.

Para Adriana ese es precisamente el problema: "No es que se pase mal, sino que te faltan muchas cosas de tu país. Por eso cuesta tanto tomar la decisión de irse o quedarse". Doce años después de llegar, ella ya la ha tomado: puso las cosas en una balanza y ha comenzado a planear su regreso. No ha sido una decisión fácil. Se reunirá con su familia, lo que más extraña, pero tendrá que renunciar a muchas de las cosas personales y profesionales que ha construido durante todos estos años en Reino Unido. Ese es el principal reparo que sienten los migrantes a la hora de regresar: perder lo que han ganado con tanto esfuerzo.

¿Cómo decidir entonces, cómo sobrellevar el duelo? Según Joseba Achotegui, no hay fórmula. Lo importante es analizar la realidad y entender los conflictos y los deseos que implica migrar. Y dejar que cada persona resuelva ese dilema a su manera, como mejor crea. Javier Moreno Caballero lo tiene claro: "Cuando estás entre dos países lo ideal es buscar siempre lo positivo de cada lugar y que la balanza se quede en medio. Hay que ser capaz de ver lo ganado y no pensar tanto pensar en lo perdido, porque por muchas pérdidas que tengas, si consigues que las ganancias sean mayores, la experiencia merecerá la pena".