Inundaciones, pandemia y condiciones inhumanas: una visita a los campos de refugiados del norte de Siria

Campos norte Siria
Campos de refugiados al norte Siria, inundado por las lluvias. Fotografía de Hani Al Hariri

Moussa Al Jamaat (@Moussa53177621)

  • Cuando se cumplen diez años de la guerra de Siria, más de un millón de refugiados al noroeste del país se enfrentan al hambre, la pobreza, las duras condiciones climáticas y, finalmente, la pandemia del COVID-19

Han pasado diez años desde el inicio de las revoluciones de la Primavera Árabe, y aunque no se han cumplido las demandas del pueblo, ya se ha logrado la estabilidad en muchos países como Egipto o Túnez. Sin embargo, en países como Siria y Libia, la guerra y el desplazamiento forzado continúan. En un momento en que el mundo está sordo a lo que ha sucedido y sigue sucediendo, arrojamos luz sobre los residentes de los campamentos de refugiados en el norte de Siria y las duras condiciones climáticas que amenazan sus vidas en medio de una pandemia.

Todos los inviernos desde el estallido de la revolución siria en 2011, la gente de los campamentos en el norte del país ha estado pidiendo ayuda para encontrar soluciones a sus trágicas condiciones y a los factores climáticos adversos, ya que las temperaturas bajan drásticamente allí, y miles de familias aún no tienen cubiertas sus necesidades básicas. Cada invierno, muchas organizaciones benéficas, activistas y periodistas hacen solicitudes de ayuda que nunca reciben respuesta. Este año, el brote de coronavirus se suma a la lista de problemas en lugares con escasez de atención médica.

1.048.389 personas viven en los campamentos al noroeste del país, incluidos más de 410.000 niños, según la organización humanitaria Coordinadores de Respuesta

Según las últimas estadísticas del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en 2019, el número de refugiados sirios ha alcanzado los 6,6 millones, lo que convierte al país en el primero del mundo en expulsar refugiados. Asimismo, la organización humanitaria Coordinadores de Respuesta del Norte de Siria estimó en diciembre de 2020 que el número de personas desplazadas que viven en los campamentos del noroeste del país era de 1.048.389 personas, incluidos más de 410.000 niños. Todos ellos tienen el 86,5% de sus necesidades básicas de salud y nutrición sin cubrir, según ACNUR.

Los 393 campamentos informales, que albergan a 187.764 refugiados según estimaciones de Coordinadores de Respuesta, son los más afectados: la mayoría de ellos fueron construidos en tierras agrícolas en un suelo de arena rojiza que se hunde rápidamente con poca lluvia. Las lluvias torrenciales forman enormes pantanos y muchas veces se encuentran en áreas de difícil acceso debido a la falta de caminos pavimentados para llegar a ellos. Malik Khattab, corresponsal de la web Alepo Today, dijo en un informe que el segundo tipo de campamentos suelen ser tiendas de campaña ubicadas en zonas rocosas altas y suelen tener menos daños, limitándose al colapso de las tiendas debido a los fuertes vientos. Agregó que el tercer tipo de campamentos tienen una construcción de hormigón y son los menos afectados.

Cinco años viviendo en los campamentos

Abu Ali, un civil de 35 años de la ciudad de Al-Haffa en el campo de Latakia, dice que se vio obligado a huir hace seis años después de que las fuerzas del régimen de Assad tomaran el control total del área. Desde entonces ha pasado por muchos campamentos, incluido el campamento de Dama y el campamento de Al-Ansar en el noroeste de Siria, en el que ha vivido durante cinco años. Narra su experiencia y sufrimiento en la vida del campamento, así como las duras condiciones climáticas y que las tiendas que tienen más de cinco años no son aptas para vivir, pero "nos vemos obligados a hacerlo y no tenemos otro refugio".

Ali Agrega que en el verano las temperaturas suben de forma espectacular y el agua escasea. En el invierno el sufrimiento debido al frío es intolerable, especialmente para los niños, y hay una aguda escasez de alimentos, carreteras cerradas, falta de materiales de calefacción y falta de oportunidades laborales. "Yo solía recolectar leña de bosques y arbustos para dar pan a mi familia, pero durante tres meses no he trabajado por el mal tiempo y ya no hay muchos árboles porque toda la gente de los campamentos trabaja en este campo", cuenta. Concluye: "Lo que más me entristece es cuando veo a mis cinco hijos con necesidades urgentes que no puedo satisfacer"; entre ellas, algunas tan básicas como comprar material en la papelería para que aprendan a leer y escribir.

Tweet de Mark Cutts, Coordinador Regional Adjunto de Asuntos Humanitarios para la Crisis de Siria sobre la Violencia de Idleb: "Las personas desplazadas en los campamentos en el noroeste de Siria continúan trasladando a sus familias y posesiones a terrenos más altos mientras los trabajadores humanitarios trabajan las veinticuatro horas del día para rescatarlos. Las últimas cifras mostraron que al menos 22.000 personas se vieron afectadas después de que las inundaciones y los fuertes vientos destruyeran más de 4.000 tiendas de campaña".

Una situación empeorada por el clima adverso

Decenas de campamentos en el noroeste de Siria, después de las tormentas que comenzaron el 17 de enero, han sufrido muchos daños. La mayoría de ellos son de tela gastada que no protege el calor del verano o el frío del invierno y no están calificados para resistir las inclemencias del tiempo. En este contexto, Mohamed Hallaj, Doctor Ingeniero de la organización Coordinadores de Respuesta, trabaja en estudios de la situación humanitaria y demográfica en las regiones del noroeste de Siria, que incluyen áreas fuera del control del régimen de Bashar al-Assad, y los estudios abarcan todos los campos y niveles, como documentación de violaciones de derechos humanos del régimen, operaciones militares, números de población y campamentos.

Hallaj cifra en 1.304 los campamentos del norte y en 1.048.000 el número de sus habitantes, número que ha crecido  debido al aumento de personas desplazadas por los bombardeos de aviones rusos. Estos campamentos no son aptos para vivir porque no cuentan con infraestructura básica, como servicios de saneamiento y agua. En el verano, las  carpas de las tiendas están expuestas a quemarse por las altas temperaturas. Se dan también casos de intoxicación: documentamos 12 casos en 12 campamentos como resultado de comida en mal estado distribuida por una de las organizaciones. Los caminos quedan encharcados debido a las lluvias: 43 campamentos se inundaron, 278 carpas quedaron completamente destruidas y 500 carpas parcialmente dañadas.

La llegada del COVID-19

Muchos en todo el mundo creían que las zonas menos vulnerables a la llegada del coronavirus son las áreas sitiadas en el norte de Siria, ya que estas áreas continuaron libres de cualquier presencia de infecciones hasta el 9 de julio de 2020. La Dirección de Salud de Idlib documentó un caso sospechoso en la gobernación. El 20 de julio de 2020, el número de infectados llegará a 11.505 a la fecha de su última estadística el 31 de enero de 2021.

A la luz de la propagación del COVID-19, la situación ha empeorado en el norte de Siria, especialmente las condiciones de los campamentos que no pueden soportar una carga adicional. El brote del  virus se une a la presencia de otras enfermedades, y la situación se ha vuelto catastrófica con la falta de suministros de salud, según advirtió la Organización Mundial de la Salud el 28 de marzo de 2020.

A través de videollamada el pasado 1 de febrero, Hallaj nos dijo que habían contabilizado 16.750 casos de infección por coronavirus en todas las regiones del norte de Siria y su campo, incluyendo 381 casos de niños menores de 14 años, y el número de muertos se estimó en 399. En cuanto a la vacuna, afirmó que hay negociaciones entre la Unidad de Coordinación de Apoyo Médico del Gobierno Interino de Siria (el gobierno de oposición) y otros partidos. Agregó que se espera que estas vacunas lleguen en abril, mediante negociaciones se acordaron 900.000 dosis de la vacuna, y dijo que la prioridad será para el personal médico, el sector educativo y las agencias gubernamentales oficiales.

El trabajo de las organizaciones

Hay instituciones y organizaciones que no pueden brindar asistencia en los campos de la zona por falta de recursos, y algunas de ellas se dirigen a asegurar algunos de los alimentos y suministros de emergencia, a restaurar lo destruido por las tormentas, a abrir caminos para las fugas de agua en el invierno o por los incendios en verano. También llevan a cabo algunas actividades como sumergirse en el barro para traer felicidad a los niños.

Hallaj opina que las organizaciones humanitarias están haciendo su trabajo, pero en comparación con las necesidades requeridas es casi insignificante y hay una gran brecha. Según sus cálculos, las organizaciones sólo cubren el 30% de las necesidades. En la búsqueda de soluciones para estos campamentos, las organizaciones tienden a construir bloques de cemento, pero algunos colapsan debido a las lluvias porque se construyen de manera rápida e inconsistente. La corrupción entre contratistas y comerciantes de materiales de construcción "es algo habitual", y el 19 de enero uno de estos bloques se derrumbó en el campamento de Atmeh y provocó la muerte de un niño pequeño e hirió a otros tres. Los activistas creen que la solución fundamental a estas tiendas es el regreso de los desplazados a sus hogares, ocupados en la actualidad por Rusia y por el régimen de Bashar al-Assad, bajo garantías internacionales.