Con negritas

La debilidad de CEOE es la debilidad de Díaz Ferrán

La cuestión de confianza que, de facto, planteó el miércoles GERARDO DÍAZ FERRÁN ante el comité ejecutivo y la junta directiva de CEOE se saldó con un abrumador respaldo al presidente. A pesar de que su reputación profesional está últimamente por los suelos, los órganos de gobierno de la patronal no ven inconveniente alguno en que permanezca en el cargo. Les da igual, según parece, que su cabeza visible lleve hasta seis meses sin pagar a los 700 trabajadores de Air Comet, deba al menos 20 millones a la Seguridad Social o haya desatendido un voluminoso crédito que Caja Madrid le concedió. Los defensores de Díaz Ferrán pensarán que esos problemas, al ser comunes a muchos empresarios españoles por culpa de la crisis económica, le otorgan incluso un plus de representatividad.

Es la segunda vez en poco tiempo que el presidente de CEOE busca sin ningún complejo el abrigo del comité ejecutivo y de la junta directiva cuando le vienen mal dadas. Lo hizo también este verano, después de que JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ ZAPATERO le pusiera de chupa de dómine por haber dado al traste con el diálogo social. Sus exigencias, jaleadas desde la derecha, abortaron cualquier posibilidad de acuerdo, a despecho de que la definitiva  oferta del Gobierno resultaba objetivamente ventajosa para los empresarios. La patronal, sin embargo, no tuvo empacho en cerrar filas con Díaz Ferrán, aunque hubo quien le trasladó en privado la conveniencia de que  no desaproveche ese tipo de oportunidades en el futuro.

El nuevo plebiscito que ahora ha ganado puede trasmitir la impresión de que le refuerza, pero el mero hecho de que se sintiera en la obligación de convocarlo, más o menos formalmente, constituye una muestra clara de debilidad. Como lo es que CEOE se avenga a que su portavoz sea una persona con tantos flancos al descubierto y muy vulnerable, por tanto, ante eventuales arremetidas de los sindicatos y del Gobierno en la próxima negociación sobre el mercado laboral, que sin duda volverá a ser a cara de perro.

La cuestión de fondo

Igual que en julio la solidaridad con Díaz Ferrán fue matizada sotto voce, el aval concedido el miércoles también tiene detractores. No todos los dirigentes de la patronal están tan satisfechos como parece con su presidente, ni con el perfil por el que se optó a raíz de la retirada de JOSÉ MARÍA CUEVAS. Este era un funcionario de la patronal, con pocos intereses directos en el mundo empresarial, lo que le libró de algunos de los amargos trances por los que su sucesor está pasando.

Queda tela por cortar
El debate sobre si el presidente de CEOE debe ser o no un empresario estará sobre la mesa cuando llegue el momento de buscarle sustituto a Díaz Ferrán. Ya sea al vencimiento del mandato o antes, si las cosas se ponen demasiado feas. El chaparrón no ha terminado de caer y hay procesos en curso delicados para Díaz Ferrán, como el expediente abierto por el Ministerio de Economía sobre la falta de fondos suficientes de su aseguradora, Mercurio, que tiene pendiente ampliar las garantías necesarias para su mejorar su cobertura.

Recurso limitado
El presidente de la CEOE, además, no puede permitirse el lujo de poner a la organización una y otra vez en el brete de tener que salir en su apoyo, con el lógico desgaste que, hacia dentro y hacia afuera, eso supone. Algunos compañeros le han pedido a Díaz Ferrán en las últimas horas que mida muy bien sus pasos. Ya ha gastado dos comodines para salvarse y no es seguro que haya un tercero.

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