Iba a ser el sucesor de MIGUEL BLESA, al que la comunidad puso zancadillas sin cuento mientras estuvo al frente de Caja Madrid. Pero MARIANO RAJOY no quiso dejar la entidad en manos del más fiel escudero de ESPERANZA AGUIRRE e impuso a RODRIGO RATO. Desde entonces, IGNACIO GONZÁLEZ, vicepresidente del gobierno regional, tiene una espina clavada. Y ahora, con motivo de la próxima salida a Bolsa de Bankia, el destino le ha servido en bandeja la oportunidad de sacársela.

El banco que lideran Caja Madrid y Bancaja necesita captar 1.795 millones de euros, como mínimo, para cumplir con las nuevas exigencias del Banco de España. A tal fin, va a poner en el mercado un porcentaje de capital superior al 20%, si es posible antes de las vacaciones de verano, aunque todavía queda mucha tela por cortar. Sin embargo, está por ver que los inversores, en las actuales circunstancias, puedan absorber ese papel a un precio razonable. Teniendo en cuenta, además, que hay en marcha otras operaciones similares, entre las que destaca, por su volumen, la promovida por La Caixa.

Ante un panorama así, ha empezado a barajarse la posibilidad de que aparezca una especie de caballero blanco, capaz de despejar, al menos en parte, las incertidumbres que se ciernen sobre Bankia. Incluso se le ha puesto nombre: el Canal de Isabel II, responsable de la gestión del agua en la Comunidad de Madrid. Una empresa pública fuertemente saneada, cuyos beneficios rondan los cien millones de euros anuales, y que casualmente controla Ignacio González.

Tanto en el gobierno regional como en el Canal de Isabel II ponen cara de sorpresa cuando se les menciona esa eventualidad. Pero no cabe duda de que, caso de consumarse, daría una satisfacción a quien se quedó con las gana de ser presidente de Caja Madrid. Desde la posición de socio de referencia, Ignacio González estaría en condiciones de mantener Bankia en la órbita del PP madrileño y de darse el gusto de monitorizar a Rato, el hombre que, con el apoyo de Rajoy, le birló un puesto que estaba reservado para él.