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El relevo en el puente de mando de Panrico

Los actuales propietarios de Panrico han fiado su salvación a JOAN CASAPONSA, un conocido directivo procedente de la productora de material óptico Indo Internacional, que sustituye en el cargo al hasta ahora consejero delegado, CÉSAR BARDAJÍ. El grupo especializado en pan de molde y bollería industrial, licenciatario de la marca Donuts en España desde 1962 y fabricante de los populares Bollycao, atraviesa una delicada situación debido al arrollador empuje de las marcas blancas. Sólo en 2009 y 2010 sumó unas pérdidas cercanas a los 380 millones de euros y su deuda rondaba los 350 millones a 31 de diciembre pasado, según consta en las cuentas depositadas en el Registro Mercantil.

A esta última cifra se llegó después de que la deuda de Panrico fuera notablemente reducida a lo largo de 2010, al aceptar los acreedores la conversión de buena parte de ella en un crédito participativo de 288 millones, a cambio del cual se quedaron con la titularidad de un 80% del capital. Entonces salió del accionariado el fondo británico Apax Partners, que en 2005 había comprado la totalidad del grupo a los herederos de uno de sus fundadores, ANDREU COSTAFREDO. La retirada de Apax estuvo precedida de la adquisición de Artiach a la multinacional Kraft Foods, lo que permitió a Panrico encaramarse al segundo puesto del ranking español de productores de galletas, sólo detrás de Gullón.

Pese a la abrumadora presencia de los bancos, con ING a la cabeza, en la definición del futuro de Panrico está jugando un papel destacado otro fondo, Oaktree, este de origen estadounidense, que asumió en 2010 el restante 20% del capital. Su representante en España y Portugal es CARLOS GILa, cuyo nombre está asociado a Sintel, una antigua subsidiaria de Telefónica que se hizo tristemente célebre a causa de la acampada que sus trabajadores despedidos protagonizaron hace unos años en el madrileño Paseo de la Castellana. Gila también forma parte de la controvertida historia de La Seda de Barcelona, de la que fue vicepresidente hasta que se supo que una sociedad suya defendía los intereses de un accionista que tenía deudas con la compañía química catalana.

Oaktree, que invierte en empresas en situación crítica para revenderlas luego, mostró interés por participar en el rescate de Nueva Rumasa, aunque no llegó a hacer ninguna oferta en firme. Sin embargo, la posibilidad de rentabilizar su apuesta por Panrico debe de verla al alcance de la mano, dado su protagonismo en la elaboración del plan estratégico que habrá de aplicar Casaponsa.

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