Con negritas

El coste de salvar el sistema financiero

En Bruselas han echado cuentas y les sale que los estados europeos dedicaron al saneamiento del sistema financiero 1,6 billones de euros entre 2008 y 2010. De esa cantidad, a España pertenecían 88.000 millones, lo que equivale al 8,4% del PIB, un porcentaje muy inferior al de Alemania (10,1%), Holanda (16,1%) o Reino Unido (17,8%). El ranking lo encabeza de lejos Irlanda, que durante dicho periodo se gastó en la banca más de dos veces y media la riqueza nacional creada en un año. Incapaz de sobrellevar en solitario tan pesada carga, el Gobierno de Dublín acabó pidiendo árnica a Europa y al FMI. Irlanda tuvo que ser rescatada en noviembre de 2010, sólo seis meses después que Grecia.

En España, a los 88.000 millones mencionados hay que añadir las ayudas correspondientes a este año, que elevan la proporción sobre el PIB por encima del 10%, según confirmó la semana pasada MIGUEL ÁNGEL FERNÁNDEZ

ORDÓÑEZ. A lo largo de 2011, han sido nacionalizados, con el consiguiente coste, Novagalicia Banco, Unnim y la CAM y el Banco de España ha tenido que intervenir Catalunya Caixa y el Banco de Valencia. Aunque con la venta de activos se espera recuperar parte del dinero empleado, el saldo final tardará mucho tiempo en conocerse, entre otras cosas porque, en algunos casos, el Estado se ha comprometido a asumir los quebrantos ocultos que puedan ir surgiendo.

De todas formas, el esfuerzo hecho hasta ahora puede quedar empequeñecido si el futuro Gobierno accede a crear un banco malo. Sobre la idoneidad de este instrumento no hay unanimidad en el sistema financiero, pero algunos de sus representantes, como RODRIGO RATO, lo han reclamado con vehemencia. El banco malo, aunque puede revestir distintas formas, absorbería los activos tóxicos de la banca por cuenta del Estado, para darles luego salida de una manera ordenada. Según los cálculos del Banco de España, esos activos de alto riesgo no bajan de la mareante cifra de 176.000 millones de euros.

Los partidarios del banco malo sostienen que no hay mejor modo de desbloquear el sistema y que vuelva el crédito. Es posible. Pero de lo que no cabe duda es de que sería, una vez más, con cargo al bolsillo de todos los españoles.

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