en Público – Contraparte https://blogs.publico.es/contraparte Tue, 28 May 2019 15:12:21 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.4.3 Apuntes postelectorales tras la batalla de Madrid https://blogs.publico.es/contraparte/2019/05/28/apuntes-postelectorales-tras-la-batalla-de-madrid/ https://blogs.publico.es/contraparte/2019/05/28/apuntes-postelectorales-tras-la-batalla-de-madrid/#respond Tue, 28 May 2019 15:08:12 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=2369 Continuar leyendo "Apuntes postelectorales tras la batalla de Madrid"]]> .

Pablo Carmona (@pblcarmona)

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Los resultados de la elecciones municipales de Madrid necesitarán de un análisis de largo recorrido. Sin embargo, debemos lanzar las primeras impresiones sobre la jornada del pasado domingo. La más obvia es que la derecha vuelve a ganar en su feudo tradicional. En línea con los resultados de las elecciones generales del 28 de abril, las tres derechas rebasan una vez más el 50% de los votos en la capital.

Durante meses, el eje izquierda-derecha sirvió de nuevo para analizar lo que sucedía en la ciudad de Madrid. No faltaba razón en agitar las aguas electorales sobre los polos clásicos del electoralismo español, pero los resultados del pasado domingo 26 de mayo son claros: de nuevo es el factor de clase el que explica con mayor precisión –y como mayor incógnita– lo sucedido en Madrid. De nuevo, los distritos del cinturón rojo: Vallecas, Villaverde, Usera, Carabanchel, Latina, San Blas, Vicálvaro bajan en participación entre un 4,3% y 1,6% dejando muy lejos de la victoria a las diversas izquierdas.

Los datos son aplastantes. Mientras en el conjunto de la capital la abstención no llegó al 32%, en Puente de Vallecas se situó en el 41%, en Usera en el 42,24%, en Villaverde en el 39,79% y en Carabanchel en el 38,64%. Sin embargo, en los barrios de mayor renta la abstención fue considerablemente más baja, entre el 23,47% de Retiro y el 26,78% de Salamanca. El resultado final ya lo conocemos, el 51% de los votos fueron a los tres partidos de la derecha mientras que las izquierdas obtuvieron el 47,29; dato que despeja cualquier duda sobre la necesidad del voto útil que tanto protagonismo tuvo en campaña.

Factores de una derrota

Si se trata de buscar explicaciones a la derrota electoral, debemos tener en cuenta algunos elementos que son centrales y que además marcan una profunda diferencia entre lo sucedido ahora respecto de las anteriores elecciones municipales de 2015.

Para empezar, en 2015 se produjo un fenómeno inaudito en la derecha madrileña: la abstención. La enorme corrupción del Partido Popular y el medio ambiente político heredado del 15M desconcertaron por primera vez a los fieles votantes de derechas en nuestra ciudad. No hubo en aquel momento ni el trasvase suficiente de votos a Ciudadanos, que sólo obtuvo siete concejales, ni tampoco al plan B de Vox, que no llegó a 10.000. Esperanza Aguirre sufrió en sus carnes la excepcionalidad política que impuso el ciclo 15M en la ciudad de Madrid. Traducido en datos, desde 2015 la derecha ha recuperado en torno a 70.000 votos de los que se fueron al dique seco en 2015 y aún tendría margen hasta llegar a los casi un millón de las generales del 28 de abril o a los 877.000 de 2007.

Sin embargo, el ascenso de los votos de izquierdas en 2015 sí dejó algunas pistas básicas de por dónde se debía caminar en el futuro. Las dos más obvias: que en Madrid se demandaba una propuesta para los votantes socialdemócratas que ofreciese una alternativa a la maltrecha Federación Socialista madrileña y, en segundo lugar, que las izquierdas alternativas, los movimientos sociales y partidos como Izquierda Unida articulasen procesos de encuentro y movilización en el ámbito electoral que rompiesen la dicotomía y la especialización entre una izquierda con clara vocación electoral y unos movimientos sociales con clara tendencia abstencionista.

Los dos factores que señalamos se han repetido por activa y por pasiva en distintas combinaciones como elementos centrales para entender el éxito de Ahora Madrid en 2015. Pero lo que realmente marcó la diferencia en esas elecciones fue un hecho que suele quedar sin analizar: la movilización de sectores abstencionistas de los barrios del sur.

En 2015 se produjo un fenómeno inaudito en la derecha madrileña: la abstención.

Así, el arrastre que produjo en aquellos momentos el 15M, la amplificación de las luchas y la fuerte necesidad por cambiar marcos legales e institucionales especialmente opresivos para la ciudad de Madrid (recortes, desahucios, venta de vivienda pública o corrupción) hicieron posible que se condensara un proceso de confluencia donde una buena parte de los sectores políticos de la ciudad de Madrid se vieran referenciados.

Pero nada de lo que sucedió se podría entender sin la fuerte implantación que tras el ciclo 15M tuvieron en los barrios muchos movimientos como el de vivienda o la multiplicación de círculos del primer Podemos. Con ellos se pusieron en el centro del debate electoral y social la emergencia habitacional, la precariedad que vivía nuestra ciudad, la lucha contra la corrupción de las élites y las necesidades más básicas de los barrios donde golpeaba la crisis con mayor dureza, factores todos ellos que hicieron que en aquellas elecciones las prioridades sociales fijadas en la agenda pública y los programas de las candidaturas municipalistas casasen a la perfección. Esto explica en buena medida que se lograsen resultados históricos de participación en los barrios del sur.

La incógnita madrileña

Cuatro años después aquel discurso social, el que interpela a la emergencia que se vive en los barrios más desfavorecidos, ha perdido mucho peso y empuje en la campaña. De hecho, el enfoque de bondad y tranquilidad que se ha impuesto no ha llegado a una ciudad en la que se vive una crisis habitacional continua, donde casi el 27% de la población bordea la exclusión y la pobreza, donde se han triplicado las tasas de precariedad y donde tres de cada cuatro personas vulnerables ya lo eran antes de la crisis de 2008. En este sentido, podemos aventurar que dos de las grandes fallas del gobierno de Ahora Madrid: la vivienda y los servicios sociales, han pasado factura en los barrios más desfavorecidos. La primera, por la casi nula política de vivienda pública efectiva hecha en estos años y la segunda, por el desmoronamiento de los servicios sociales que atienden cuestiones clave de nuestra ciudad como es la dependencia, la ayuda a domicilio, los desahucios o la falta de recursos.

Es cierto que en ambas cuestiones el Ayuntamiento ha quedado atrapado entre los recortes y la falta de acción de la Comunidad de Madrid y el Estado, pero también ha carecido de una política municipal autónoma y ambiciosa para la que el Ayuntamiento sí contaba con margen de maniobra, competencias suficientes y recursos. Sea como fuere, el cambio en aspectos clave de la vida de los más desfavorecidos no se ha sentido con la fuerza necesaria al sur de nuestra ciudad.

Su traducción electoral es que el voto de los barrios más desfavorecidos se ha vuelto a deslizar hacia la abstención. Solo en Villaverde, Usera, Puente de Vallecas y Carabanchel las propuestas de izquierdas pierden cerca de 15.000 votos, la mitad de ellos pertenecen al distrito de Puente de Vallecas, uno de los más golpeados por los problemas señalados. Pero entonces ¿cómo se puede abordar este problema?

A pesar de esta caída del voto en los barrios del sur, debemos recordar que Más Madrid –la formación de Manuela Carmena–, no ha perdido más que 16.000 votos con respecto a 2015, algo que en cifras globales resulta sorprendente a la vista de la abstención y a la luz, por ejemplo, de los 10.000 votos que pierde en los cuatro grandes distritos del sur con respecto a Ahora Madrid. Esta caída se amortigua en parte mediante cierto trasvase de voto procedente del Partido Socialista y de Ciudadanos, y la anecdótica obtención de nuevos votos en distritos de mayor renta como Arganzuela, Chamberí o Moncloa donde suma más de 2.500 votos nuevos.

El cambio en aspectos clave de la vida de los más desfavorecidos no se ha sentido con la fuerza necesaria al sur de nuestra ciudad

El resultado es que con respecto a Ahora Madrid, la propuesta de Más Madrid gana en la práctica totalidad de los distritos de la ciudad. Incluso sube entre las clases medias y los barrios de mayor renta, pero pierde el voto que se sitúa más a la izquierda y el de los barrios más desfavorecidos, donde aumenta la abstención.

De nuevo la gran incógnita electoral para la izquierda en Madrid no se encuentra en los segmentos sociales que votan, sino en las mayorías abstencionistas que viven en los barrios del sur. El gran drama madrileño –como pasa en la mayoría de ciudades–, está en que a pesar de que un cambio profundo en el ámbito institucional pasa por ese voto, ninguna de las opciones lo logra. Ni siquiera las que se sitúan más a la izquierda. De hecho, la candidatura de Madrid en Pie Municipalista , además de movilizar a una buena parte de la izquierda desencantada de nuestra ciudad en los últimos cuatro años, se dirigía a los sectores más precarios que siguen sufriendo los peores golpes de la crisis. Esto, con los datos en la mano tampoco se ha conseguido, probablemente por el escaso tiempo disponible, y por la insuficiente implantación de la propuesta.

Por ese motivo es clave asumir que la gran incógnita electoral madrileña no pasa por lo discursivo, por la interpelación exclusiva de las izquierdas y las derechas. La clave para los próximos años vuelve a estar en la capacidad de implantación real que tengan las diferentes propuestas políticas en los territorios que mayor exclusión sufren de nuestra ciudad y que son –por tanto–, los que menos participan del juego de representaciones que se repite cada cuatro años.

Es evidente que entre 2011 y 2015 se levantó en parte esa posibilidad, espoleada por el fuerte aterrizaje de los movimientos post 15M y del Podemos de los círculos en los barrios de Madrid, factores determinantes de la apuesta municipalista madrileña. Pero también ha quedado acreditado que en 2019 aquellas condiciones que auparon a Ahora Madrid y a tantas candidaturas municipales a los gobiernos locales, han desaparecido y toca repensar cómo reconstruir condiciones de autoorganización y de luchas que nada tienen que ver con las lógicas electorales pero que de algún modo también son su principal clave.

Así, mientras no se logre levantar a esa parte de la ciudad que vive, no sin razón, de espaldas a los avatares políticos, el denominado bloque de izquierdas seguirá en minoría y dependiendo de las clases medias progresistas de nuestra ciudad. En definitiva, de aquellos sectores sociales para los que la palabra "cambio" va siempre asociada a la moderación, el mantenimiento del orden y que no asumir la situación de emergencia social y la profunda crisis (ecológica, de cuidados, económica, social) que se vive en nuestra ciudad.

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Del 15M a Manuela Carmena, o el dilema de la izquierda madrileña en el 26M https://blogs.publico.es/contraparte/2019/05/24/del-15m-a-manuela-carmena-o-el-dilema-de-la-izquierda-madrilena-en-el-26m/ https://blogs.publico.es/contraparte/2019/05/24/del-15m-a-manuela-carmena-o-el-dilema-de-la-izquierda-madrilena-en-el-26m/#respond Fri, 24 May 2019 08:52:11 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=2363 Continuar leyendo "Del 15M a Manuela Carmena, o el dilema de la izquierda madrileña en el 26M"]]> .

Alberto Barea, sociólogo

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A pocos días de las elecciones municipales y después de cuatro largos años, es lógico pensar que quienes queremos un Ayuntamiento de Madrid con políticas transformadoras ya sabemos si nos sentimos más afines a Carmena (+M) o a Madrid en Pie Municipalista (MePM).

Quienes nos inclinamos por MePM creemos que su postura crítica en estos cuatro años ha demostrado, de forma argumentada, que merecen una expresión institucional. Por señalar solo algunas: las macrooperaciones urbanísiticas (Chamartín, Berrocales, Campamento), la inacción en la emergencia de vivienda o los posicionamientos a favor de los bancos, el oportunismo en el discurso feminista, la negativa a remunicipalizar los mega contratos de limpieza y basuras con las constructoras, la incapacidad de dotar de recursos a la acogida digna de los refugiados, las crecientes persecuciones policiales a los más empobrecidos de nuestra ciudad, la fuerte amenaza sobre el Centro Social La Ingobernable, la destrucción del patrimonio (Cocheras de Caminos, TPA Chamberí, etc.), la nula democracia interna en las decisiones centrales del gobierno y, en síntesis, el decidido incumplimiento del programa de Ahora Madrid.

Si bien parece sensato reconocer que ya no hay mucho tiempo para grandes debates, sí es momento de señalar qué condiciones permiten decidir el voto según razones políticas, y no por efecto de «miedos matemáticos», de percepción de infrarrepresentación, o de miedo a «tirar el voto» y «dar el ayuntamiento a la derecha». En todo caso, y como ya ha argumentado el excoordinador del grupo municipal de Ahora Madrid, en las circunstancias de 2019 tampoco las matemáticas dan la razón al llamado voto «útil» a Carmena: más bien es al contrario, como intentaré desarrollar aquí.

Si nos retrotraemos a las municipales de 2015, una de las claves de la derrota de la derecha fueron los 39.666 votos que sumaron Vox y UPyD. En contraste, en 2019 todo indica que Vox superará los 80.000 votos —que más o menos suponen el 5%—, asegurando así su entrada con al menos tres concejalías. Por tanto, el próximo 26M la derecha no va a «tirar» prácticamente ningún voto. Desgraciadamente, en la izquierda enfrentamos un dilema.

Si en 2015 una de las claves centrales para conseguir la alcaldía de izquierdas estuvo en la no-representación de Vox, en 2019 una de las claves para la alcaldía de derechas puede estar en la no-representación de MePM. Entonces, el dilema de la izquierda se responde con dos líneas de razonamiento: primero, como MePM podría no alcanzar el 5%, entonces, voto «útil» a Carmena; y segundo, puesto que es bien conocido que MePM cuenta con el apoyo de sectores muy importantes de la izquierda madrileña, entonces, votemos para asegurar que alcancen el 5%. Quienes desde Más Madrid sostienen la opción 1, azuzan el miedo a la derecha a la vez que señalan que MePM estaría muy lejos del 5%. Pero si lo tienen tan claro, no se entiende por qué dedican tantos esfuerzos de última hora. En rigor, señalemos algunos fundamentos de lo contrario.

En primer lugar, la infrarrepresentación de MePM es efecto lógico del intenso ataque mediático a sus expectativas de voto, dada su exclusión como opción —o reducción de la coalición a solo una propuesta de Izquierda Unida— en casi todas las encuestas. Sin embargo, como saben los sociólogos, las encuestas sirven para representar las grandes tendencias —no los procesos emergentes—, y al mismo tiempo, retroalimentan tales tendencias. A todo ello se suma la reciente burbuja del pedrosanchismo y el clima de optimismo progre post-28A, lo que el oficialismo intenta aprovechar para anular a las molestas minorías «radicales». Parece lógico señalar que la izquierda crítica debe evaluar el conjunto de lo ocurrido en nuestra ciudad durante cuatro años, no dejarse obnubilar por el clima del último mes.

En segundo lugar, resulta muy complicado sostener que MePM va a estar muy lejos del 5%. Apuntemos un solo motivo: el actual rechazo de buena parte de los afines a Podemos hacia Manuela Carmena. En una coyuntura de fortísima derechización, los simpatizantes de Podemos recordarán que la alcaldesa no mostró ningún apoyo a ese partido en las generales. Y sobre todo, tendrán en cuenta que a pesar de que Carmena fuese la cabeza de lista de Podemos en 2015, tres años después dejó literalmente tirados a quienes la habían aupado a la alcaldía. En este sentido, si en las generales del 28A hubo 306.809 madrileños que votaron Podemos, parece lógico pensar que una buena parte no optarán por Carmena sino por MePM, más aún tras el reciente pero muy explícito apoyo de Pablo Iglesias a Carlos Sánchez Mato.

Y en tercer lugar, y por mucho que omitamos estos datos, el 28A PPCsVox lograron en Madrid capital casi un millón de votos, 195.000 votos más que la suma de PSOE-Podemos. Ante esta situación, una de las vías más viables para evitar a PPCsVox en la alcaldía de Madrid es combinar paralelamente dos procesos: 1) que +M capte votos de Cs —algunos análisis estiman en 72.000 los madrileños que optaron por Cs el 28A pero votarán a Carmena el 26M, lo que se entiende tras las repetidas declaraciones conservadoras como las que desresponsabilizan a los bancos en los desahucios, o las que apoyaban al golpe de estado de Guaidó en Venezuela—. Y 2) que la izquierda crítica madrileña apoye a MePM, y no ocurra lo que le pasó a la derecha en 2015. Así, si la derechización de Carmena está captando votantes de Cs y PSOE, los votantes críticos pueden, o bien tragar con todo ello, o bien apoyar a MePM. Si hacen lo segundo, MePM aseguraría el 5% y sumaría «tres concejales por el precio de uno»: esto es, mientras que Más Madrid podría perder uno —que por el otro lado le está ganando a Cs—, MePM ganaría al menos tres, inclinando así la balanza hacia el bloque de izquierdas.

Por último, para quienes nuestro referente del cambio sigue siendo mucho más el 15M que Manuela Carmena, parece evidente que el salto entre lo que fueron las plazas y la actual alcaldesa es ya demasiado insalvable. Pero no se trata aquí de salvaguardar la «pureza» y «coherencia» de ninguna auténtica izquierda. Más bien, el 26 de mayo también se juega que reconozcamos mutuamente las divisiones políticas realmente existentes, en vez de negarlas o tratar de subordinarlas. Aprendamos de la derecha, y hagamos que la división sume.

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Con los centros sociales autogestionados y ocupados https://blogs.publico.es/contraparte/2019/05/23/con-los-centros-sociales-autogestionados-y-ocupados/ https://blogs.publico.es/contraparte/2019/05/23/con-los-centros-sociales-autogestionados-y-ocupados/#respond Thu, 23 May 2019 10:02:47 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=2354 Continuar leyendo "Con los centros sociales autogestionados y ocupados"]]> .

Raúl Sánchez Cedillo (@SanchezCedillo)

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Los centros sociales autogestionados han sido siempre un convidado de piedra de las campañas electorales municipales en Madrid desde hace 30 años. Han sido siempre el chivo expiatorio de las derechas madrileñas, que consideran que la ocupación de propiedades abandonadas o sin uso es un crimen de lesa majestad, y que quienes las ocupan son una chusma a mitad de camino entre el terrorismo y la delincuencia común. Han sido también un tema incómodo, cuando no tabú, para los socialistas que ganaron la alcaldía en 1979 y la conservaron gracias al apoyo del PCE. Pero en aquellos años ochenta el fenómeno de las "okupas" era visto de manera ambivalente por el ayuntamiento de Tierno Galván: era un incómodo recordatorio de que la propiedad inmobiliaria vacía es un escándalo en una sociedad profundamente desigual, pero también era un signo de modernidad y de vitalidad urbana en una Madrid que salía aún de aquel "La calle es mía" del ministro del Interior franquista y luego líder de la derecha, Manuel Fraga Iribarne.

Pero las ambigüedades se acabaron con los ayuntamientos del Partido Popular, en aquel año de 1989. Se dice pronto, pero han sido más de 25 años en los que la ciudad quedó transfigurada, gravemente herida por una profunda erosión del espacio público, por la eliminación de la anarquía de la vida nocturna que había hecho de Madrid una ciudad única, del gusto plebeyo de la calle y del paso de fronteras entre barrios y clases. En paralelo, Madrid empezaba a desarrollarse como lo que hoy es por encima de nuestras posibilidades de soportarlo: una megamáquina de finanzas, servicios, grandes superficies comerciales, logística y transporte de personas y un territorio completamente diseñado por la iniciativa de bancos y constructoras.

Necesitamos tener esto en cuenta para valorar la importancia que para la ciudad democrática han tenido y tienen los centros sociales autogestionados y ocupados. Pero, ¿tiene la gente un conocimiento preciso de lo que son? No, sólo las personas que los han construido, usado, frecuentado, tienen ese conocimiento. En la crónica urbana de los grandes medios los centros sociales siempre han estado asociados al género lúgubre y amarillista, entre la crónica de sucesos y la vieja propaganda decimonónica contra el peligro anarquista. No cuesta entender que ese tratamiento no es gratuito, sino que responde a razones muy fundadas para los defensores de la ciudad en la que prima la renta parasitaria del suelo y un espacio público reducido a la circulación y el consumo compulsivo.

Sí, los centros sociales autogestionados y ocupados son una amenaza para la ciudad oligárquica. Veamos por qué.

La historia de los centros sociales autogestionados y ocupados en Madrid es ya larga, forma un archivo público y común. Nadie puede con rigor hablar de estas experiencias sin haberlo consultado antes. Y lo que nos dice esa historia es que desde los años 80 de la heroína y la desolación, los deseos de resistir contra la exclusión social, de cooperar sin ánimo de lucro privado, de disfrutar de la música popular y de otras artes menores y de pensar, colectiva y horizontalmente, alternativas prácticas de producción y de organización social no han tenido más remedio que ocupar y devolver la vida a edificios abandonados, pasto de la especulación, barbechos a la espera de grandes pelotazos inmobiliarios.

Los espacios ocupados y autogestionados han tenido en estos años todo tipo de denominaciones: casa okupa, squat, ateneos, etc. Y ello se debe a que no son una invención ni madrileña ni propia de ninguna ciudad en particular. Son una experiencia europea, que en la corta duración histórica corresponde a las luchas del joven proletariado urbano y de los hijos de las clases medias asalariadas en el periodo de la contrarrevolución neoliberal, de la venganza de las finanzas y de la renta urbana parasitaria contra el "exceso" de nuevos deseos y necesidades que nace con el 68. Deseos y necesidades que no caben en el consumo de masas, en la participación dirigida, pública o privada, en la política que ofrece el sistema de partidos, o en las relaciones normalizadas entre géneros, cuerpos racializados, grupos de edad. Y que tienen que expresarse, ocupar, respirar o morir. Sin embargo, en la larga duración histórica los centros sociales son la expresión actual de la lucha de los pobres urbanos contra la desposesión y la invisibilización por parte de los patronos de la ciudad capitalista y sus oligarquías políticas y culturales. Sí, se ha dicho que los ateneos y tabernas obreras son un antepasado de los centros sociales, y no falta razón en ello. Y desde hace años se llaman centros sociales autogestionados y ocupados porque así se les dio nombre en la Italia del "largo 68", que se prolongó durante la década de 1970 y que vio nacer estas invenciones de una generación que en aquel entonces no fue reconocida como lo que era: la primera aparición de lo que hoy llamamos generación precaria o precariado.

La Ingobernable nació de un acción colectiva hace dos años, "Madrid no se vende"

Pero no sólo las descripciones históricas generales nos rinden la importancia decisiva de estas experiencias. También la pequeña historia, la historia oral apenas archivada de los movimientos sociales madrileños y de sus protagonistas nos hablan de estos lugares como sedes de cooperación y lucha entre iguales. Para ser breves: buena parte de las y los activistas de los últimos 30 años en la ciudad de Madrid han pasado por los centros sociales autogestionados y ocupados. Desde las acciones contra los fastos de la conquista del continente americano en 1992 al 15M, pasando por las movilizaciones contra la globalización capitalista y contra la guerra de Bush, Blair y Aznar contra la población iraquí en 2003: reuniones,foros, asambleas han tenido lugar en estos precarios espacios de libertad.

La lista es ya muy larga y toda enumeración está condenada al error y la falta de equidad, pero en el arco de estas décadas podemos recordar experiencias Minuesa, el David Castilla, La Guindalera y los sucesivos Laboratorios en el barrio de Lavapiés, la Karakola, El Patio Maravillas y, después del 15M, el Eko de Carabanchel, La Ingobernable y la Yaya.

Para el cuerpo vivo de la ciudad de Madrid los centros sociales autogestionados y ocupados son hoy un órgano vital. Mientras en la ciudad sigan mandando los oligarcas del ladrillo y la renta financiera, seguirá habiendo ocupación para construir centros sociales. La represión ha sido y sigue siendo feroz, pero se ha enfrentado siempre a su creciente legitimidad social y al apoyo de las gentes en los barrios. Los centros sociales demuestran su necesidad a partir de sus propias existencia y hacer y es el tiempo el que les da la razón.

Cuando se ocupa un edificio, público o privado, pasto de la especulación y el abandono de su uso social, se vulnera el actual código de la propiedad. Sólo esta circunstancia sirve para criminalizar a los centros sociales, tanto en la derecha como alguna sedicente izquierda. Se aducen los grandes mantras de la inseguridad, jurídica, del respeto de la legalidad, del pacto de convivencia. Después del 15M y sus efectos sobre la sociedad y la política madrileñas, tendemos a pensar que el centro izquierda madrileño habría aprendido la lección y habría adoptado un posición menos hipócrita al respecto, menos sierva de los intereses dominantes. Por desgracia no es así. La mejor defensa del sagrado derecho a la propiedad parasitaria ha venido de la mano de Manuela Carmena y de su equipo más estrecho. Sirva para ilustrar esto un ejemplo significativo y de plena actualidad: el caso del centro social Ingobernable en el Paseo del Prado de Madrid. La Ingobernable nació de un acción colectiva hace dos años, "Madrid no se vende", que quiso llamar la atención sobre las distintas violencias de desposesión que estaban y siguen teniendo lugar en Madrid, desde el crimen de los desahucios de familias pobres a las grandes operaciones de poder oligárquico como la rebautizada Madrid Nuevo Norte, la operación Chamartín de toda la vida. En aquella acción se ocupó el viejo edificio del Paseo del Prado, que siempre había sido un equipamiento público, pero que Ana Botella había cedido gratuitamente para 75 años a un amigo de la familia Aznar, el arquitecto Emilio Ambasz. Una pieza de la arquitectura civil del siglo XX madrileño perdida para siempre. Dos años después, sólo caricaturas del rencor de las clases pudientes como Almeyda, Villacís y el siniestro Ortega Smith pueden negar que La Ingobernable es una infraestructura de cooperación, afecto, feminismo, invención política y antifascismo que una ciudad amenazada por el retorno de las pesadillas del fascismo no puede permitirse perder.

Triste, pero cierto: las fuerzas que representa Manuela Carmena quieren terminar con los centros sociales ocupados. Se niegan a reconocerlos como lo que son; se escudan en la defensa de la propiedad para descalificarlos como una aberración y una amenaza contra la convivencia; pretenden dividirlos con falsas promesas y les ofrecen una "reinserción social" a través de una "ordenanza de cooperación público-social" que obliga a estas experiencias a normalizarse como una más entre las asociaciones del llamado tercer sector. No cuesta entender que este "reconocimiento" es sólo una homologación respecto a lo ya conocido y neutralizado, y no un verdadero reconocimiento de la necesaria autonomía y autogestión de estos embriones de emancipación, igualdad y democracia.

¿Qué puede hacer, pues, una institución de gobierno como un ayuntamiento respecto a los centros sociales autogestionados y ocupados? Puede hacer mucho y también puede abstenerse de hacer lo que no le corresponde. Los ejemplos se multiplican por Europa. Madrid sigue siendo un punto negro al respecto, pero en Berlín, en Venecia, en Nápoles o Amsterdam cunden los ejemplos de intervención y mediación de los gobiernos municipales, allí donde los centros sociales litigan con especuladores privados o cuando ocupan espacios de propiedad municipal. En tanto que experiencias autónomas y escuelas de democracia y cooperación, corresponde a cada centro social decidir si quiere permanecer en el tiempo o batallar por el espacio en la calle o en los tribunales. Pero allí donde las asambleas y las comunidades de los centros sociales deciden abrir un proceso de diálogo con las administraciones públicas, no faltan repertorios normativos y políticos para favorecer que estas experiencias permanezcan en el tiempo, sin menoscabo de su autonomía y su riqueza social. El caso más reciente es el de la ciudad de Nápoles, donde su alcalde, Luigi de Magistris, ha comprendido que, en una ciudad con tantas carencias y desigualdades, las decenas de centros sociales autogestionados y ocupados en los distintos barrios de la ciudad no son un problema, sino un recurso, un bien común que ha de ser reconocido y protegido. En cooperación con expertos de los propios centros sociales napolitanos, el ayuntamiento ha aprobado un decreto municipal en el que, a través de la figura legal del uso cívico, reconoce como bienes comunes los centros sociales autogestionados, garantiza su autogestión y corre con los gastos de reforma y adecuación a las normas de seguridad de las instalaciones. Varios centros sociales ocupados se han acogido a la iniciativa, absolutamente pionera y que se orienta hacia el reconocimiento de los comunes urbanos como estructuras fundamentales de la ciudad democrática.

Madrid es la capital. Madrid es la ciudad del capital. Todo cuesta mucho más, pero cuando se consigue el impacto es duradero y se extiende en todas direcciones. Madrid en Pie Municipalista está y estará con los centros sociales ocupados y autogestionados, reconoce su importancia y su necesidad, respeta su autonomía y sus decisiones y apoya y apoyará todos los procesos que lleven a su continuidad por el bien del Madrid que queremos.

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A mí me cuidan mis vecinas, no la policía https://blogs.publico.es/contraparte/2019/05/22/a-mi-me-cuidan-mis-vecinas-no-la-policia/ https://blogs.publico.es/contraparte/2019/05/22/a-mi-me-cuidan-mis-vecinas-no-la-policia/#respond Wed, 22 May 2019 10:11:27 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=2346 Continuar leyendo "A mí me cuidan mis vecinas, no la policía"]]> .

Débora Ávila Cantos y Sergio García García

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La policía siempre ha tenido límites, ya sean legales, simbólicos o culturales. El invento de la policía moderna, allá por el primer tercio del S.XIX, fue acompañado de una reserva de espacios físicos y sociales en los que los uniformados no podían entrar, incluso en los regímenes más totalitarios. El límite que mejor conocemos en sociedades liberales es la propiedad privada: sin orden judicial, la policía no puede entrar en un domicilio salvo excepciones. Pero de igual modo, la policía no puede entrar sin autorización en las universidades, donde se entiende como sagrada la salvaguarda del pensamiento crítico y una cierta rebeldía juvenil, o en las iglesias, donde encuentran refugio los desheredados, muchas veces perseguidos por la ley.

La misma lógica es la que ha funcionado en la acción social y educativa desde que se consolidasen como campos legítimos de intervención profesional, vecinal y ciudadana. El límite que se le ponía en estos espacios a la policía era claro: vosotros solo os ocupáis de los delitos, no de la educación o la intervención social. Esta protección respecto de la policía permitía trabajar con chavales, con familias y con comunidades en la mejora de sus condiciones sociales independientemente de sus comportamientos disruptivos, entendiendo además que esos comportamientos no eran sino una consecuencia de las propias condiciones sociales desfavorecidas sobre las que se trataba de intervenir.

Hoy vemos difuminarse estos límites, y no nos referimos a las intromisiones de los servicios de inteligencia ni a los excesos de las cloacas del Estado sobre la vida privada de sujetos que son concebidos como una amenaza. Nos referimos a la silenciosa proliferación de formas y lógicas policiales que, de manera especial en el ámbito municipal, están transformando no solo el campo policial, sino también el campo de las políticas sociales y al propio movimiento vecinal. Hoy <vemos a policías trabajando en los colegios, en las asociaciones de vecinos, en los centros de servicios sociales y de mayores... Policías dando charlas sobre violencia de género a adolescentes, abordando el absentismo escolar, mediando en conflictos vecinales, reuniéndose con los vecinos para hablar sobre los problemas de convivencia del barrio... La llamada policía comunitaria es ya una realidad en Madrid del mismo modo que lo es la policia de barri en Barcelona.

Esta introducción de la policía en la intervención comunitaria ha constituido una de las principales apuestas del gobierno de Ahora Madrid. No se trata de una transformación que lleve el sello exclusivo de gobiernos municipales progresistas, puesto que la policía municipal ya inició un giro "modernizador" bajo los anteriores gobiernos del Partido Popular, y en realidad se trata de un modelo que ha proliferado a nivel mundial bajo gobiernos de todo signo político, pero la apuesta tanto de Ahora Madrid como de Barcelona en Comú por este modelo ha sido notable. Este giro en la gestión securitaria ha sido posible por una mutación profunda en el objeto del trabajo policial: de circunscribirse prioritariamente al campo de la delincuencia, la policía ha pasado a centrarse en "la convivencia". Las cifras no dejan lugar a dudas: la Policía Municipal de Madrid ha triplicado el número de expedientes tramitados por la Oficina de Atención al Ciudadano (espacios de intercambio de información con vecinos), pasando de 3.142 en 2014 a 8.450 en 2018. Además, las demandas de servicios no urgentes dedicadas a la convivencia casi se han triplicado en apenas un año, pasando de 1950 en 2017 a 5524 en 2018, tal y como queda reflejado en el portal de datos abiertos del Ayuntamiento de Madrid.

La policía ha visto en todo este contexto la oportunidad de entrar en el campo de lo social y lo comunitario como un nuevo ámbito de actuación

Este cambio en la oferta policial no puede entenderse sin la existencia de una demanda por parte de otros profesionales y asociaciones vecinales. Seguramente, la incapacidad de los servicios sociales y educativos de hacerse cargo de la creciente desigualdad, ha remitido a educadores, trabajadores sociales y líderes vecinales a aquello que dentro de la administración menos recortes ha sufrido y más apertura ha mostrado a escuchar sus malestares: la policía. A esto podemos sumarle un enmarcado securitario muy neoliberal que ha ido penetrando en nuestras formas de concebir las injusticias sociales, cada vez más entendidas como "fallos individuales" cuando no "amenazas" directas en un marco de competencia generalizada, que resulta en una criminalización de la pobreza y todas sus manifestaciones (así ocurre con "los problemas de convivencia" -con el atributo "intercultural"- y el "incivismo"). Por último, la emergencia de las plataformas de vecinos "cabreados" con la inseguridad, los narcopisos, las ocupaciones, las mezquitas o la iglesia del culto en barrios como Lavapiés, Vallecas, Tetuán o Usera, que cuentan con un altavoz en los medios y cuyas demandas han sido abanderadas por los partidos que se disputan el voto reaccionario, ha constituido el definitivo ingrediente para hacer de la inseguridad subjetiva, en forma de "problemas de convivencia", uno de los principales motivos de la creciente demanda de seguridad policial, y todo a pesar de que las tasas de delitos en ciudades como Madrid sean de las más bajas del planeta.

El riesgo para algunas asociaciones y movimientos vecinales de los barrios más castigados por las injusticias territoriales y los recortes públicos de sucumbir a esta agenda securitaria que clama por la intervención policial en los "problemas de convivencia", no es desdeñable. Muchos han visto en la emergencia de la policía comunitaria, y en general de todas las nuevas figuras e instancias policiales de corte blando y preventivo (agentes tutores, agentes mediadores, oficina de atención al ciudadano, consejos de seguridad, etc.), un salvavidas sobre el cual depositar toda la precariedad que atraviesan las periferias.

La policía ha visto en todo este contexto la oportunidad de entrar en el campo de lo social y lo comunitario como un nuevo ámbito de actuación, ampliando con ellos sus márgenes de actuación en ciudades donde los porcentajes de delitos se mantienen muy bajos, a la par que (re)crea una nueva imagen policial moderna, sensible y alejada de los excesos de otras épocas. Un conjunto de transformaciones en su seno han hecho posible esta entrada: una mayor orientación hacia un trabajo más preventivo que represivo, roles más propios de la intervención social y nuevos perfiles profesionales menos ultramasculinos y guerreros, y más proclives a entender la diversidad socio-cultural Sin embargo, antes de abrazar sin más esta mutación de la policía, conviene que nos paremos a pensar de forma más profunda: ¿Queremos como ciudad que la policía haga intervención social, comunitaria y educativa? ¿Queremos que la policía sea el principal interlocutor de la administración pública con el movimiento vecinal? ¿Queremos que sea la lógica policial quien defina los problemas sociales de nuestros barrios?

A falta de poder calibrar los efectos a largo plazo de estas nuevas policías, son varios los problemas que asoman en su implementación. En primer lugar, estas policías colonizan espacios profesionales y de actividad vecinal de los cuales antes estaban excluidos precisamente como salvaguarda de lógicas no punitivas en el trabajo social y en la educación. En segundo lugar, y aunque el discurso sea proclive al respeto a la diversidad y a los derechos humanos, en la práctica determinados grupos sociales (aquellos que se conciben como una amenaza) acaban muy marcados y sobre-interevenidos dada la colonización policial de tantos ámbitos de la vida cotidiana . Y en tercer lugar, se trasladan la mirada y la lógica policiales a ámbitos hasta ahora ajenos (y opuestos) a ella, como el ámbito educativo, de la intervención social, pero sobre todo, del movimiento vecinal.

Ante estos peligros, cabe afirmar con rotundidad que jamás ninguna policía ha redistribuido recursos y poder. Tampoco la policía puede cuidarnos, por más que se emplee una retórica feminista para mostrar la posibilidad de su mutación. Aunque el lenguaje y las carcasas metodológicas puedan invitarnos a pensar en una transformación profunda, la policía no puede hacer política social y ni ser cómplice de un movimiento social. Y no lo afirmamos por una cuestión identitaria ("yo con la policía no quiero nada"), sino por una cuestión axiológica: la de la policía es una función de conservación del orden tal y como está definido, y los problemas estructurales que afrontamos requieren precisamente de una interrogación profunda de la legitimidad de dicho orden.

Por este motivo, cabe replantearse los cantos de sirena en favor de la policía comunitaria y las formas policiales blandas en general, y todo ello sin negar los problemas reales que sufren ciertos barrios. Lo que está en juego es el enfoque con el que se abordan los fenómenos urbanos, las gafas con las que se mira la realidad y las palabras con las que se construyen los problemas sociales. Desalojar un enfoque policial para revitalizar y reformular un enfoque social, es el reto que tanto los movimientos vecinales como un posible ayuntamiento progresista salido de las próximas elecciones municipales deben plantearse si no queremos que sea la agenda neoliberal la que siga definiendo lo que nos pasa.

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Frente a la restauración y al miedo: ¿cuál es el verdadero voto útil? https://blogs.publico.es/contraparte/2019/05/21/frente-a-la-restauracion-y-al-miedo-cual-es-el-verdadero-voto-util/ https://blogs.publico.es/contraparte/2019/05/21/frente-a-la-restauracion-y-al-miedo-cual-es-el-verdadero-voto-util/#respond Tue, 21 May 2019 08:21:30 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=2337 Continuar leyendo "Frente a la restauración y al miedo: ¿cuál es el verdadero voto útil?"]]> Marisa Pérez Colina (La Bancada-Madrid en Pie Municipalista)

Dos síntomas delatan a mi juicio una peligrosa tendencia hacia un cierre gobernista y neoliberal respecto al desafío de ruptura democratizante que en su día propuso el movimiento municipalista: la fiebre restauradora y las palpitaciones del miedo.

Respecto a la fiebre restauradora, una imagen: la de los militantes socialistas celebrando en la calle Ferraz la victoria del PSOE en las pasadas elecciones generales al grito de "Sí se puede". Toca recordar que este grito que en nuestro país remite principalmente al coraje del movimiento de vivienta, al "Sí se puede pero no quieren de la PAH".  Fue el grito de guerra de Dolores Huerta, esto es, el de los trabajadores agrícolas hispanos de Estados Unidos cuya lucha arrancó en los sesenta mejores salarios y condiciones de vida más dignas en los campos de California. Este sí se puede que da calor y fuerza a los de abajo (ya sean peones agrícolas de origen migrante discriminados en EEUU o desahuciadas, también mayoritariamente migrantes, en España) para entablar la desigual batalla con los de arriba (ya sean empresarios agrícolas o instituciones financieras), ha sido reapropiado por las fuerzas gobernistas, de Obama a Macri pasando por el PSOE. Algunxs pensaréis, escandalizadxs: pero ¡no es lo mismo unos que otros! No, no es lo mismo la socialdemocracia y la extrema derecha, y no me gustaría minimizar el peligroso auge de esta última. Pero sí coinciden, por desgracia, en dos cuestiones esenciales. La primera, que todos ellos creen en la política-representación de los mejores o los oligarcas frente a la política-contrapoder, esto es, frente a los conflictos que pretenden subvertir relaciones de dominio y destruir las condiciones de su reproducción. En otras palabras: autonomía de lo político frente a autogobierno de la autonomía.

La segunda, que todos obedecen al orden neoliberal actual, esto es, a la economía entendida como dispositivo destructor de las condiciones materiales de vida de las personas y favorecedor de las condiciones de acumulación de capital. Pero ¿por qué hablamos de restauración? Restauración en España remite históricamente a la vuelta al orden (monarquía, constitución, bipartidismo, liberalismo) entre los sueños emancipadores de dos repúblicas. Restauración significa hoy, a escala estatal, el cierre en torno al statu quo del 78 (monarquía, constitución, bipartidismo, neoliberalismo) frente a la transformación democrática soñada en el 15M. A escala municipal, la fiebre restauradora se pliega a la gestión de lo que hay (pelotazos urbanísticos, polarización social, desigualdad, desahucios, destrucción del vínculo social), frente a lo soñado en el 2015: un modelo de ciudad al servicio de las condiciones materiales de vida de sus habitantes.

Volviendo al "Sí se puede" del 28A en la sede de Ferraz, este podría entenderse, entre otras interpretaciones posibles, como la celebración de haber logrado frenar el avance del denominado trifachito. Tal exaltación no respondería entonces a las pulsiones alegres de una apuesta de transformación, sino, más bien, a las morbosas palpitaciones del miedo. Por supuesto, no cabe menospreciar los legítimos motivos del miedo a las nuevas derechas y a sus terroríficas propuestas ya no de restauración, sino de involución. Involución respecto a los derechos de las mujeres y las disidencias sexuales y/o de género; respecto a los derechos de las personas migrantes y racializadas; respecto a la seguridad entendida como cultura disciplinaria y punitiva en vez de como economía de acceso a los recursos que hacen la vida posible (y de resultas, segura). Pero el miedo en política es una emoción conservadora que tiende a defenderse de lo desconocido parapetándose en la resignación, en el chantaje del más vale malo conocido. Para enfrentarnos a los fantasmas reales y ficticios que remueve, es preciso ir más allá de las urgencias electorales y sus dispositivos de reducción del pensamiento a lemas o promesas. Para sobreponerse a los temores paralizantes es necesario pensar.

Pensemos: ¿la mejor forma de enfrentar los peligros reales del avance de la ultraderecha es respaldar las políticas que han abonado su crecimiento? Ahora mismo, en este país, el voto a Vox procede principalmente de las clases medias y altas, y se muestra abrumadoramente masculino. Si seguimos la evolución de los partidos de la extrema derecha europea, su extensión a las clases populares y entre las mujeres sería solo cuestión de tiempo. En Francia, por ejemplo, el Frente Nacional (ahora Agrupación Nacional) alcanzó el 33,90% de los votos en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 2017. La histórica reticencia de las mujeres a votar a la extrema derecha en el país vecino empieza a difuminarse en el 2012: en ese año mujeres y hombres tuvieron el mismo comportamiento de voto entre los votantes de clase obrera, esto es, el 30,9% del total de apoyos cosechados por el partido. No cabe hacer en este breve artículo una exposición mínimamente rigurosa de las razones de tal evolución. Pero dejémonos tentar, al menos, por los interrogantes que abre: ¿el aumento de los trabajadores pobres puede favorecer una mutación del sentimiento de abandono de unas vidas sin futuro en rencor xenófobo y racista? ¿La frustración de cada vez más mujeres precarizadas puede acabar aferrándose a la falsa tabla de salvación de la identidad nacional? ¿Una economía subordinada a los intereses de los inversores financieros e inmobiliarios en vez de a las necesidades de reproducción del tejido social puede sembrar un desafecto hacia lo político susceptible de transformarse en una antipolítica neofascista?

Si declinamos estas preguntas a escala madrileña, todas las respuestas nos llevan al voto útil: esto es, al voto que permita clavar en el centro de la diana política las transformaciones que necesitamos para cambiar el modelo de ciudad neoliberal por uno, diametralmente opuesto, que priorice las condiciones materiales de existencia de quienes habitamos Madrid. Este es el cambio que se propone desde Madrid en Pie Municipalista (MePM). El tránsito hacia un espacio de convivencia feminista, esto es, hacia un ecosistema social que no deje fuera a nadie y combata la desigualdad; hacia un urbanismo que garantice el acceso a la vivienda y detenga la destrucción de la vida barrial; hacia una subjetividad social que ponga en el centro la pluralidad; hacia una economía que se articule en torno al reparto de la riqueza mediante impuestos progresivos, remunicipalización de servicios públicos o impulso a la diversificación productiva frente a monocultivos depredadores como la turistización. Todos estos grandes propósitos se concretan, obviamente, en medidas específicas en el correspondiente programa de la coalición.

Pero los programas, como todo el mundo sabe, se los puede (y se los suele) llevar el viento. Las "sugerencias" programáticas nunca pesan lo suficiente frente a los lobbies que aún gobiernan nuestra ciudad. Salvo que, y esta es en realidad la diferencia de la coalición de MePM, la diferencia radical por la que apostamos firmemente desde La Bancada, se acometa el desafío del tránsito fundamental: el paso de una representación de la política a una política de autogobierno real. En otras palabras, se trata de recuperar los retos planteados por el municipalismo. Para este, el compromiso de la pata institucional es ponerse al servicio de los conflictos que se producen en la ciudad. De los espacios de organización que, desde los distintos malestares (precariedad, vivienda, violencias de género, fronteras internas...) producen propuestas de cambio emancipadoras. Una pata institucional subordinada a la capacidad de la cooperación social autónoma, cuyos recursos (centros sociales, por ejemplo) debe comprometerse a reconocer y fortalecer.

Para empujar hacia ese tránsito de modelo de ciudad, MePM necesita obtener el 5% de los votos que le permita acceder al ayuntamiento madrileño con al menos tres concejales. Tan solo 80.000 votos. Entre esos 80.000 quizá no estén los de las personas principalmente movilizadas por el miedo a la derecha pero deberían, porque estos son precisamente los votos capaces de reforzar un bloque "de izquierdas" que detenga al trifachito. Entre esos 80.000 quizá no figuren tampoco los de las personas escépticas con lo institucional o decepcionadas por la experiencia de esta legislatura pero deberían, porque es la única forma de que el 5% no logre su objetivo perverso: excluir los proyectos de transformación política radical.

Por favor: no nos dejemos seducir por la profecía autocumplida del 5%, por la pereza triste del como no vamos a llegar pues para qué intentarlo. Entre esos 80.000 tienen que estar los votos de todas las personas que aún pensamos que sí se puede y que solo necesitamos quererlo. Convirtamos el movimiento de papeletas en un momento táctico verdaderamente útil. Contra la restauración y frente al miedo, sacudámonos de renuncias y chantajes matemáticos y apostemos, con coraje y alegría, por la diversidad.

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¿Por qué una política pública queer-feminista municipalista? https://blogs.publico.es/contraparte/2019/05/17/por-que-una-politica-publica-queer-feminista-municipalista/ https://blogs.publico.es/contraparte/2019/05/17/por-que-una-politica-publica-queer-feminista-municipalista/#respond Fri, 17 May 2019 11:49:15 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=2333 Continuar leyendo "¿Por qué una política pública queer-feminista municipalista?"]]> .

Fefa Vila Núñez (@fefusv)
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Los años noventa fueron el escenario de la aparición, primero en los países anglosajones y después en otros lugares, como en nuestra ciudad, Madrid, de las políticas queer, protagonizadas por grupos que desde los movimientos identificados como LGTBI, pretendían dar un giro y articular una crítica a las tendencias más asimilacionistas, dirigidas mayoritariamente a la homonormalización a través de estándares que privilegiaban al gay blanco, sano, pudiente, joven, no migrantes, etc., que se habían dado en la década anterior y que se asentará, bajo la senda de una acrítica tolerancia, posteriormente. Se trata de un movimiento dentro de la tradición feminista que produce un discurso en primera persona que se distancia de la definición, y de todos los estereotipos que le acompañan, que se le había impuesto al homosexual. También se alejará de todas aquellas prácticas reguladas desde las instancias legítimas de poder. Será un movimiento social que articulará discursos propios y que se legitimará por oposición a dichas instancias en un momento definido por la crisis: la crisis del sida y el efecto de las políticas neocón y los procesos de globalización sobre nuestros cuerpos-vidas. Desde entonces, la sexualidad será entendida como una parte radical y determinante del ámbito de lo social y por lo tanto constituida por relaciones de poder.

La sexualidad es un espacio político. Históricamente, la delimitación y especificación de este campo se ha construido bajo el efecto de un dispositivo normativo muy concreto que ha actuado sobre los cuerpos y los placeres. ¿Qué vidas y cuerpos son dignos de ser vividos, amados, respetados y reconocidos como sujetos políticos? Esta pregunta sigue vigente décadas más tarde en un espacio social redefinido por la acción renovada, creativa y luchadora de jóvenes generaciones militantes que emerge en toda su potencia con el 15M en 2011. Pero a pesar de la inmensa proliferación de identidades sexuales y de género en nuestros entornos urbanos, la actual es una realidad que nos quiere homogeneizadxs en su hegemonía mundial. Una hegemonía definida por un modelo capitalista de finanzas y heteropatriarcal, un modelo que insiste en su expansión en cerrarlo todo haciéndolo a su imagen y semejanza, encerrarnos en ese todo que presume coherente. Pero paradójicamente, en este proceso disciplinario que consiste en ponernos en orden, unas detrás de otras, no cesa de producir a todxs sus otros en los márgenes, unos otr+s que somos muchxs de nosotrxs, una base cada vez más ampliada que hay que sujetar. Nos arrojan como abyectes, peligrosas, inútiles, improductivas, minoritarios, sospechosas, irreconocibles, extranjeras, rares, exóticas o extravagantes. Si antes eran los sidosos, las marimachos y las locazas ahora son, además, las bolleras migrantes, las trabajadoras sexuales, l+s mayores pobres, l+s jóvenes expulsados de sus entornos familiares, las trans discriminadas en el empleo, les niñes sin referentes educativos o culturales y, todxs juntxs, cada vez que somos golpeadxs por la violencia homófoba en las calles o en las instituciones democráticas de nuestra ciudad. Madrid, una ciudad que emergió al mundo del turismo de masas como la capital, por excelencia, del mundo gay. En este espacio de derechos frágiles, de relaciones de poder, de conflicto y de violencia, habitamos, convivimos no con pocos problemas.

Aunque muy recientemente, se han llevado a cabo acciones dirigidas al colectivo de personas LGTBI+ en las ciudades más progresistas y avanzadas en diferentes partes del planeta, así como en varias ciudades europeas, y en concreto en las del Estado español, donde Madrid no es la excepción; sin embargo, éstas no siempre han ido acompañadas de los recursos necesarios para su desarrollo e implementación, quedando a menudo en una mera declaración de intenciones o política de gestos; escoradas en las políticas sociales, culturales o de igualdad de los ayuntamientos de turno. Tampoco han sido integradas como partes fundamentales de las llamadas políticas públicas de igualdad de género, dirigidas exclusivamente a paliar las discriminaciones que sufren las mujeres, cishetero, en relación a los hombres, cishetero. Por estas razones, se ha desatendido, o aplazando en el tiempo, lo que a gritos se reclama como inaplazable, el desarrollo de una política dirigida a la consecución de la igualdad real entre sujetos diversos que exceden o problematizan, ya no sólo el clásico binomio de género hombre/mujer, si no toda una sucesión de binomios –norte/sur, payo/gitano, hetero/homo, blanco/negro, rico/pobre, ciudad/pueblo, capacitado/discapacitado, etc.- que interactúan produciendo múltiples discriminaciones.

A pesar de la profusión de medidas y proyectos propios, como efecto de la llamada activa y militante, para ampliar la perspectiva de género a la diversidad afectivo-sexual y que recogen diferentes medidas y recomendaciones legislativas, lo cierto es que todo lo referido a personas disidentes sexuales rara vez ha formado parte de las líneas estratégicas o estructurales de las políticas públicas locales. Y la ciudad de Madrid no ha sido una excepción. El aparente clima de reconocimiento de los derechos humanos de las personas LGTBI+ en el Estado español, con Madrid a la cabeza como ciudad abanderada, ha estado atravesado por circunstancias adversas, como la persistente injerencia de la iglesia católica en asuntos públicos. La iglesia católica ha influido (en ocasiones mediante injerencias totalmente ilegítimas) y, lo sigue haciendo en muchos campos, particularmente en la educación y los derechos sobre la sexualidad y la salud reproductiva. También se siguen identificando procesos de invisibilización, discriminación y violencia contra las personas LGTBI por parte de instituciones públicas, de los medios de comunicación y de subculturas o estratos sociales no siempre minoritarios o en regresión.

Por lo tanto, desarrollar una política queer-feminista de partida es comprometerse con una voluntad que atienda y entienda el momento de reflexión y el debate actual que está ampliando las perspectivas en torno al género y la sexualidad en el propio seno de la política feminista y, por otro, entender un contexto nuevo e incorporar las demandas que desde la disidencia sexual organizada en posiciones y experiencias políticas y vitales muy diversas, se le exige a las instituciones públicas, y al Ayuntamiento de Madrid específicamente. Un derecho fundamental, el derecho de todas las personas a ejercer la acción política, a intervenir en el diseño y aplicación de las políticas públicas, de forma directa o mediante representación, individual o colectivamente, para incidir en la toma de decisiones sobre asuntos de interés general, así como participando en los órganos de representación existentes en el Ayuntamiento o creando otros con carácter deliberativo, consultivo y vinculante. Y aquí es donde la participación cobra todo su sentido ya que no solo mejora notablemente los procesos de elaboración e implementación de las políticas públicas si no que reconoce a LGTBI+ como agentes y sujetos políticos de primer orden.

Pero además, no olvidemos, que todo esto ocurre bajo un contexto marcado por el avance de políticas y escenarios sociales reaccionarios, dirigidos a mermar los derechos alcanzados y la expresión social y cultural de lesbianas, gais, trans*, bisexuales, intersexuales, etc., lo que dotaría a cualquier acción política institucional, feminista, no sólo de coherencia sino de urgente oportunidad.

La administración local en el ejercicio de su acción institucional, de su gobierno y de su gestión ha sido interpelada desde diferentes frentes para que no siga posponiendo una estrategia de género que integre la disidencia/diversidad sexual y de género. Aterrizar propuestas concretas en la ciudad para transformarla en más justa y democrática, haciendo de la diversidad y de la diferencia motores del cambio social y de lucha contra la segregación y la discriminación como elementos de inicio para ampliar y problematizar la propia igualdad y extender la justicia social; la exigencia de una igualdad real que no pase por la mera homogenización cultural y política, si no más bien por iniciar un camino que ponga en marcha una serie de acciones que amplíen y democraticen la categoría género-sexo en todos sus barrios y en escenarios concretos de la ciudad –educación, salud, violencia intragénero y delitos de odio, urbanismo, seguridad, vivienda, cultura, empleo, trabajo, democracia y participación , etc.- y en el seno de la propia institución Ayuntamiento de Madrid. Por consiguiente, debe ser necesariamente un eje con un presupuesto económico avanzado y un proceso que se evalúe y que crezca abierto a la escucha, la confrontación, al disenso y al diálogo permanente entre los diferentes agentes sociales e institucionales y que necesariamente deberá ser repensado siempre en su proceso, y por esta razón siempre abierto a un presente y a un futuro que está dibujando el movimiento y el pensamiento queer-feminista. Un feminismo no excluyente, que no excluya a trans* o invisibilice la sexualidad lesbiana o condene a sujetos de no derechos a las trabajadoras sexuales, un movimiento feminista que resiste al neoliberalismo y a la precarización de la vida. En definitiva un feminismo que a escala global y local se siga ampliando para consolidarse como una alternativa política a la globalización neoliberal y que está en una posición aventajada para ejercer una firma oposición al fascismo y al racismo en nuestra ciudad, y en otras muchas latitudes del planeta. Un feminismo amplificado y combativo que ponga coto a la maquinaria de muerte y dolor con la que demasiadas veces estamos obligadas a hacer nuestras vidas, que le ponga coto votando pero sin renunciar a imaginar lo que otro mundo, otra ciudad, es posible, que nunca renuncie a lo indispensable.

 

 

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Política de vivienda en Madrid, todo por hacer https://blogs.publico.es/contraparte/2019/05/16/politica-de-vivienda-en-madrid-todo-por-hacer/ https://blogs.publico.es/contraparte/2019/05/16/politica-de-vivienda-en-madrid-todo-por-hacer/#respond Thu, 16 May 2019 10:54:19 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=2327 Continuar leyendo "Política de vivienda en Madrid, todo por hacer"]]> .

Carlos Vidania
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El problema de la vivienda en el Centro de Madrid es una cuestión antigua y permanente. Parte de un largo abandono y de posteriores programas de rehabilitación que, mal o maliciosamente gestionados, han propiciado el alza de precios tanto en alquiler como en propiedad, operaciones especulativas a partir de la vivienda vacía y los solares vacantes, desahucios y acoso inmobiliario... y se acentúa con el fenómeno llamado turistización: la reconversión de miles de viviendas en hospedajes temporales.

En números y momentos señalados, se puede resumir en alrededor de 10.000 viviendas turísticas, centenares de hoteles, hostels, albergues, edificios de apartamentos turísticos, hostales y pensiones, decenas de edificios y solares vacantes, fondos de inversión que controlan cientos de viviendas, cientos de vecinos y vecinas desplazadas y reemplazadas por otros de mayor poder adquisitivo o por población flotante, aumento del precio de los alquileres (18% en un año) y, en consecuencia, mayor precarización económica de las inquilinas, desahucios o expulsión a la finalización del contrato, decenas de viviendas públicas vacías, acoso sobre vecinas de renta antigua y abandono de edificios con población vulnerable..., una lenta destrucción del tejido social y comunitario que sobrevivía en estos barrios y que "sobra" para el nuevo modelo residencial y comercial (centrado en la hostelería y los servicios turísticos) dominante.

El Ayuntamiento de Madrid ha ido siempre por detrás de los grupos sociales y vecinales a la hora de detectar problemas, realizar diagnósticos y plantear soluciones. Y lo que es peor: conocidos los problemas, actúa con ritmos y medidas incapaces de solucionarlos ni en el corto ni en el largo plazo.

Tiene su lógica. La política propia de vivienda del Ayuntamiento no existe. Ha asumido y acatado dos dogmas injustificables: que la vivienda no es competencia municipal y que, en todo caso, es un asunto de los servicios sociales. Confunde desde hace tiempo competencia legislativa con competencia política, y emplaza a otras administraciones la responsabilidad de las políticas activas, reservándose la actuación en situaciones de extrema necesidad, y haciéndolo mal y tarde. Es una mala herencia asumida con naturalidad y con subalternidad. Un Ayuntamiento adelgazado, apocado y temeroso de explorar y utilizar las herramientas a su alcance se ha limitado a poner en marcha protocolos funcionariales y suspicacias sociales a la hora de abordar los problemas. Y ha hecho suyo un mantra peligrosamente conectado con las burbujas inmobiliarias: hay soluciones en la promoción privada de viviendas "con algún tipo de protección".

Los ritmos funcionariales, la dirección de áreas y servicios desconectada de los grupos sociales y vecinales, han impedido al Ayuntamiento constatar una realidad: que la situación de la vivienda merece un plan de medidas urgentes, rompedoras, innovadoras, de contención de un mercado inmobiliario implacable y desalmado, y que es una preocupación tan socialmente extendida que justifica una acción prioritaria.

Las medidas propias del Ayuntamiento, sin embargo, se pueden contar con los dedos de una mano, y han resultado ineficaces para abordar la situación general, pero también la de los sectores a los que supuestamente sí se dirigen: los excluidos del mercado.

Las políticas de rehabilitación, expuestas en el Plan MAD-RE, no han tenido en cuenta un aviso principal de los movimientos de vivienda: que las subvenciones y los gastos públicos en rehabilitación (necesaria desde muchos puntos de vista, incluido el ecológico) tienen que ir de la mano de medidas antiespeculativas y de fijación de población en los barrios si no quieren favorecer indirectamente el alza de precios y la expulsión de la población vulnerable. Hasta tal punto ha sido así que el propio Ayuntamiento ha tenido que dejar en suspenso la aplicación del plan en ciertas áreas, a la vista del aprovechamiento especulativo que se podía repetir con la subvención pública.

Las nuevas promociones de la EMVS, anunciadas más que ejecutadas, son en buena medida desarrollos de programas previstos y suspendidos por anteriores corporaciones y, en cualquier caso, manifiestamente insuficientes para incidir en el mercado inmobiliario y en la equidad social. Un par de miles de nuevas viviendas en algunos barrios no centrales para una demanda diez veces superior, y creciente.

La compra directa de viviendas e inmuebles ha resultado un brindis al sol. Mientas un batallón de precarios agentes inmobiliarios patean las calles buscando (y encontrando) nichos de negocio, detectando oportunidades especulativas, el Ayuntamiento ha tomado una actitud contemplativa y expresa su voluntad de compra con una campaña publicitaria marginal. Incluso las agencias de alquiler privadas tienen más incidencia sobre el mercado que el propio Ayuntamiento. Si en algún momento hubo una ventana de oportunidad para hacer una política pública activa de compra de vivienda y suelo derivada de la crisis inmobiliaria, esta se está cerrando a favor de un nuevo ciclo de inversiones privadas, protagonizadas en muchos casos por fondos buitre. Edificios vulnerables y solares vacantes están siendo objeto de nuevo de la rapiña del mercado: espacios que permitían y permiten una política municipal decidida y urgente.

En consecuencia de este vacío de política activa, los desahucios no solo han seguido protagonizando el día a día de la ciudad, sino que, excepto en los casos negociados por el movimiento de vivienda y algunas áreas municipales, han sido respondidos por el Ayuntamiento, excusado en la falta de otros recursos, con alojamientos temporales y precarios en albergues y hostales, en muchos casos, alejados del territorio comunitario, del barrio de las personas afectadas.

La gentrificación avanza en los barrios centrales, y repercute en la desigualdad entre barrios. La acompaña un fenómeno que, aunque avisado, al Ayuntamiento le ha pillado por sorpresa y ante el que durante tres años se ha puesto de perfil: la turistización. Con la excusa, de nuevo, de las competencias, el Ayuntamiento trató de volcar hacia la Comunidad de Madrid la responsabilidad. Pero era un asunto obvio: la competencia legislativa sobre el turismo no afecta a la competencia municipal de ordenación urbana. Y aquí el Ayuntamiento incumplió gravemente sus deberes, permitiendo que se desarrollara un mercado inmobiliario ilegal en el Centro de Madrid, que infringía la normativa aplicable del Plan General, transformando viviendas en hospedaje. Cuando por fin decidió intervenir, mediante una moratoria y un plan especial, lo hizo para consolidar un segmento del mercado de viviendas turísticas, cerrando parcialmente (los bajos comerciales quedan a su disposición) el Centro, pero abriendo al negocio especulativo el resto de la ciudad, y sin poner ningún tipo de freno al otro fenómeno paralelo: la implantación masiva de hoteles en el Centro, que lleva pareja la extensión del monocultivo turístico en los barrios centrales, y su afectación a la vida comunitaria y sus debilitadas identidades. La expulsión de cientos de vecinos y vecinas y la subida de los precios del alquiler son dos consecuencias directas del acelerado proceso de turistización.

El recurso a la expropiación como medida de contención de los procesos especulativos se ha descartado específicamente, con el argumento de su coste económico, y no ha habido medidas de planeamiento complementarias que pudieran ayudar a abordar el problema, excepto los consabidos nuevos desarrollos. Al tiempo, no se ha explicado cómo puede resultar más barato y eficiente hacer frente al problema: de dónde saldrá el espacio (edificado o vacante) para afrontar una política de vivienda que busque la equidad social y el equilibrio territorial.

El problema, pues, es social y es económico (no se han priorizado partidas presupuestarias específicas y suficientes para abordarlo), pero también y sobre todo es político. El equipo de gobierno de Ahora Madrid olvidó o confundió el mandato de su programa. No se trataba de realizar políticas de gestión continuistas, sino abordar el problema íntegramente, y en conexión con los grupos sociales y vecinales implicados, que no se centraran en el nicho de la asistencia y la exclusión social, sino que revirtiera las dinámicas especulativas, y no en el plazo diferido de nuevos desarrollos urbanos innecesarios con su porcentaje de "vivienda protegida", sino en el plazo inmediato y en el conjunto de la ciudad consolidada. No solo por una cuestión social y económica, sino por una cuestión ecológica y estratégica: el uso real e intensivo del patrimonio edificado en la ciudad consolidada, diversa y compleja, como los barrios centrales, pero no solo, es la manera de no hipotecar la ciudad futura, de no privatizar el futuro. Terminar de "llenar" la ciudad, completar la urbanización dura del término municipal, como implica el desarrollo de nuevos proyectos, sea en el norte (Chamartín), en el sureste (Berrocales) o en el oeste (Campamento), significa cerrar oportunidades a una necesaria reconversión del modelo de ciudad hacia un futuro social y ecológicamente equilibrado.

Por eso los barrios centrales son importantes, y por eso se hacía y se hace necesario implementar políticas activas fuertes e innovadoras. Una política fuerte que necesita partidas presupuestarias estratégicas, porque significa competir por la ciudad con el capital especulativo, y que solo puede conseguirse con medidas que el equipo de gobierno de Ahora Madrid ni siquiera ha imaginado: el desarrollo de un plan integral en cada barrio (e interbarrios) intensamente participado por los grupos sociales y vecinales; plan de uso (que puede incluir la expropiación) de las viviendas y solares vacíos; programas de fomento de nuevas formas de tenencia (cooperativas de gestión de uso, viviendas de uso compartido); viviendas tuteladas o de cuidados compartidos o específicas para población vulnerable (mediante la expropiación); alquileres subvencionados; reversión de pisos turísticos; apoyo a iniciativas locales para el fortalecimiento de economías de cercanía...

Es posible que, como las expropiaciones, al equipo de gobierno del Ayuntamiento le haya parecido "muy caro" afrontar el problema de la vivienda, pero a largo plazo resulta necesario para planear la transición hacia un modelo de ciudad que no solo resista, sino que cambie las tendencias del futuro amenazadas por la crisis climática, ecológica y energética. Y ese futuro sí que tendrá costes impredecibles.

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Contra la post-política: ¡democraticen las Smart Cities! https://blogs.publico.es/contraparte/2019/05/14/contra-la-post-politica-democraticen-las-smart-cities/ https://blogs.publico.es/contraparte/2019/05/14/contra-la-post-politica-democraticen-las-smart-cities/#respond Tue, 14 May 2019 10:12:48 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=2319 Continuar leyendo "Contra la post-política: ¡democraticen las Smart Cities!"]]> .

Ekaitz Cancela (@ecanrog)
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Han pasado más de diez años desde que la economía global hiciera crash y los indignados conquistaran las calles de medio mundo exigiendo una alternativa, o sencillamente la abolición, del capitalismo financiero. Lejos de haberse decantado la lucha en su favor, los grandes capitales que salieron impunes de la crisis han encontrado una nueva forma de que su dinero siga en circulación. Ávidos de inversiones rentables a largo plazo, y con la mirada puesta en mercantilizar parcelas mayores del cuerpo social, han desplazado enormes cantidades de dinero hacia la industria tecnológica. Las corporaciones que la componen extraen una enorme cantidad de datos y conquistan las infraestructuras digitales sobre las que se erija todo los demás. Las ciudades pueden convertirse en enclaves urbanos centrales a la hora de someterse a lógica extractivas para asegurar la posición de la clase dominante o en laboratorios de soberanía digital desde los que ensayar alternativas democráticas radicales contra la hegemonía de Silicon Valley.

Uber es una start-up de la mal llamada economía colaborativa que en sus dos últimos ejercicios ha registrado pérdidas de 10.000 millones de dólares. Pese a todo, siguiendo los pasos de su rival directo (Lyft), pronto comenzará a vender acciones en lo que será una de las operaciones bursátiles más ambiciosas en la historia de esta industria, pues espera alcanzar una valoración en bolsa de hasta 91.000 millones de dólares. Mediante este fraude piramidal, conocido como Ponzi, la compañía busca continuar con su estrategia de negocio: penetrar en buena parte de las ciudades del globo, expulsar a sus competencia en el mercado, en buena medida trasladando la presión hacia la fuerza de trabajo, y conseguir que las ciudades, en su mayoría endeudadas, deleguen en su plataforma la provisión de sus servicios de transporte.

Para ello trata de aprovecharse de la nueva dimensión que abre la automatización, concretamente la inteligencia artificial (desarrollada gracias al "extractivismo de los datos"), que a su vez empuja el desarrollo de los coches autoconducidos. No es sólo que Uber haya adquirido empresas especializadas en machine learning, como Geometric Intelligence, sino que tiene una flota de 75.000 vehículos de este tipo en las carreteras estadounidense y, para el año 2022, quiere ofrecer servicios de taxi sin conductor en 13 ciudades. Este rápido avance hacia el futuro sólo es posible porque su rama Advanced Technologies Group destina 20 millones de dólares al mes a tecnologías de autoconducción . ¿Cómo consigue una empresa con pérdidas mantener este gasto?

Sencillamente, transfiriendo buena parte de los costos en capital fijo a inversores externos, como el banco de inversión Goldman Sachs, que ha invertido 2.700 millones a través dos rondas, o la compañía de telecomunicaciones japonesa Softbank, el principal accionista de Uber con una participación del 15 por ciento. Además, esta última cuenta con un fondo de 100.000 millones de dólares llamado Vision Fund que también invierte en los rivales directos de Uber en China (Didi), India (Ola) o Rusia (Taxi). En efecto, las finanzas siguen teniendo un papel central en la economía, como muestra que cerca de 45.000 millones de dólares procedan del fondo de Arabia Saudí (PIF, por sus siglas en inglés), un país que se benefició enormemente de las crisis del petróleo de 1973 y 1979, pero también de "la primera crisis de la era global".

En este contexto hemos de colocar el asalto de Uber a ciudades como Madrid. También la adquisición de JUMP, una startup de scooters y bicicletas eléctricas (existen 566 en la capital) que ya atrae a más usuarios que sus coches. De manera progresiva, estas corporaciones conquistan la infraestructura de los datos sobre la que se levantan las ciudades contemporáneas y tratan de convertir cada parcela de nuestra existencia urbana en un servicio, en este caso controlando los medios para la movilidad. Entonces, ¿dónde queda el derecho a la ciudad?

La alianza entre el sector inmobiliario, central para comprender la crisis española, y la industria tecnológica contra el derecho al hogar es manifiesto. Ambos tratan de explotar como activos económicos los mercados del suelo, de vivienda o de hipotecas. Piensen que gigantescas infraestructuras físicas como aeropuertos, autopistas, ferrocarriles, hospitales, colegios o incluso bloques de edificios, ahora se encuentran conectadas de manera digital a sensores ubicuos. Quien tiene acceso al control de los datos que generan, diseña su arquitectura (concepción clave en la creación de las ciudades modernas del siglo XIX) o es capaz de explotarlos, también determina los comportamientos de los consumidores en las urbes (hace tiempo que dejaron de ser entendidos como ciudadanos) y encamina todas sus experiencias sensoriales hacia el mercado.

Se han dejado pasar cuatro años para reaccionar a la privatización inteligente de las ciudades

Al servicio de las lógicas neoliberales, señalaba un estudio del pasado año, las tecnologías digitales se convierten en una herramienta para exprimir al máximo los activos económicos, sea cobrando al usuario todo lo que pueda soportar por su vivienda, o poniéndola en circulación en función de la demanda de turistas para que los inquilinos complementen sus precarios ingresos. También para crear paquetes de información que analizan las bolsas del suelo a fin de encontrar entornos más estables para los inversores, ordenar los mercados inmobiliarios según pronósticos sobre la capacidad de pago de los ciudadanos y después expulsarlos hacia la periferia.

En este contexto, los grandes inversores de las ciudades salen beneficiados de aquello que se ha dado en llamar "keynesianismo privatizado" (cuando se accede a la propiedad que antaño aseguraba un estado de bienestar a través de los mercados especulativos y el crédito). Es algo tan simple como que la subida de las rentas, gentrificación, que tiene lugar en muchos barrios gracias a Airbnb acaba engordando las cuentas de CiC (fondo de inversion que invirtió 100 millones de dólares en esta plataforma) o Temasek Holdings (un fondo de Singapur que inyectó 1.500 millones).

Una vez conquistada la infraestructura digital básica sobre la que se erigen las ciudades, los grandes capitales crean nuevos mercados que se adaptan a sus necesidades de rentabilidad. Ejemplos más cercanos son los del grupo inmobilario de internet Idealista, que compró el 76 por ciento de TerceroB, una compañía que recopila datos públicos para valorar los inmuebles gracias a un algoritmo que estima los precios en tiempo real. Por otro lado, gracias a los datos de Urban Data Analytics, el Sareb explicaba recientemente que Latina, Usera y Arganzuela son los mejores lugares para invertir. Así es como las ciudades se someten a sistemas de reputación (y también de precios) establecidos de manera algorítmica que menoscaban las normativas municipales y abren las puertas a la gobernanza corporativa de las ciudades.

Ante esta problemática, las respuestas políticas habituales se mueven en la tensión entre continuar con la tecnocratización y la absoluta inacción. Debido a la ingenuidad sobre los procesos en marcha, el Ayuntamiento de Madrid, cuya alcaldesa fue elegida gracias al enorme impulso desde abajo que ejercieron los movimientos populares, se encuentra a caballo entre ambas. Atrás han quedado aquellos días en que la ciudad emergía como un espacio para el conflicto social y sus instituciones, antiguos entramados burocráticos, se abrían a la participación de las comunidades en proyectos sociales o de las asambleas de vecinos en la preservación del patrimonio urbano.

Siendo claros: se han dejado pasar cuatro años para reaccionar a la privatización inteligente de las ciudades. Y las cosas están lejos de mejorar, pues los discursos corporativos han galvanizado la imaginación política de los envejecidos activistas que han tomado el poder. Ello es fácilmente perceptible en La Nave, un punto de innovación urbana que Manuela Carmena desea convertir en una Campus Google municipal, como afirmó durante el debate sobre el estado de la ciudad. Eminentemente orientado al mercado laboral, este ecosistema de conocimiento se ha contaminado con programas de marketing digital e iniciativas sobre movilidad patrocinadas por Mastercard o Cabify.

¿Por qué se fomentan los discursos hegemónicos de una empresa que ofrece sistemas de pago biométricos, una vuelta de tuerca digital a la financiarización, cuando en un centro social autogestionado, como La Ingobernable, se realizan talleres semanales sobre soberanía digital o sororidad ciberfeminista? Estas son preguntas políticas relevantes, y más aún si tenemos en cuenta que el consistorio trata de cerrar este espacio.

La Nave, donde se presentó Más Madrid en sociedad, ha asistido a la máxima representación de las lógicas mercantiles. Ocurrió durante una competición llamada Hash Code, organizada por Google, para que estudiantes y profesionales resolvieron retos de ingenieros. ¿No existen alternativas? Las ciudades rebeldes necesitan a profesionales, también a científicos de datos o inteligencia colectiva en general, que engrasen de talento los centros públicos de innovación y desarrollo, no voceros capitalistas de tres al cuarto. De lo contrario, el poder político y económico de estas corporaciones tendrá consecuencias.

En primer lugar, si el control de las infraestructuras digitales sigue siendo privado, quienes ahora presentan sus candidatura a través de Facebook pronto verán cómo los servicios de la Administración pública quedan atrapados en ella. Esto es lo que sucede cuando los gobiernos permiten que una empresa privada gestione las identidades digitales de los ciudadanos y cree perfiles comerciales. Como consecuencia, 650.000 euros dedicados a la publicidad institucional del Ayuntamiento, de los 5,9 millones presupuestados, acaban en las manos de Mark Zuckerberg. Si bien nos muestra lo problemático de que una empresa privada adquiera funciones políticas tan antiguas como la Ilustración, ello no es más que una muestra de cómo se privatizan servicios municipales una vez controlada la infraestructura en la que se produce la participación pública.

Ninguna de estas lógicas preocupa a nuestros burócratas locales de moda. Para ellos y ellas, no existe nada más transversal que los discursos de los expertos de marketing a cargo de vender las mal llamadas Smart City. Es más, la transformación digital les parece una magnífica oportunidad para crear "nuestro Davos del conocimiento", como reflejó recientemente el teniente Alcalde de Madrid en relación a la inminente llegada de una feria sobre inteligencia artificial. Si nos encontramos ante una oportunidad histórica para que este recurso de lugar a ecosistemas automatizados adaptados a las pequeñas empresas, esta no parece una propuesta económica merecedora de atención. Tampoco una prioridad política válida luchar porque el dinero público se destine a iniciativas de código abierto, tratar de controlar la fibra óptica a fin de reducir la brecha digital entre centro y periferia, dar primacía al sector público o limitar el acceso a los datos de los gigantes tecnológicos, como ha intentado hacer Barcelona.

Claro que las intenciones del Ayuntamiento están más relacionadas con subvencionar a empresas privadas sin exigir que produzcan valor público. Al menos, eso parece desprenderse en ferias como "Imagina el Madrid del Futuro" . Entonces, Luis Cueto salió a la palestra de Cibeles para explicar (a grandes empresas y funcionarios) las oportunidades de los acuerdos público-privados. Lo hizo junto a un representante de Accenture, quien hace caja asesorando a grandes corporaciones sobre conseguir contratos con Smart Cities, y otro de Carto DB. Esta última ofrece servicios de visualización (¿de la futura operación Chamartín?) y análisis de inversión a empresas del negocio inmobiliario como Idealista o BBVA. También ha sellado un acuerdo con el Ayuntamiento de Madrid para visualizar los datos de movilidad de Waze, una empresa en propiedad de Google. ¿Se referiría a esto el candidato a la Comunidad Iñigo Errejón en el Foro Empresarial de Madrid cuando apostaba por una Administración que organice la movilidad de los madrileños a través del big data?

Luchar porque el dinero público se destine a iniciativas de código abierto, tratar de controlar la fibra óptica a fin de reducir la brecha digital entre centro y periferia, dar primacía al sector público

Lo cierto es que es indiferente si hablaba de esto cuando afirmó no querer "perder el tren de la economía digital". La pregunta es por qué no emplean este tipo de herramientas de visualización para involucrar a las comunidades en torno a decisiones políticas relacionadas con la movilidad. O abandonamos las posiciones solucionistas o Google decidirá sobre la organización de cada espacio en la ciudad a cambio de una tarifa por servicio. ¡Debe reclamarse que la ciudad sea un derecho!

Un trabajo académico reciente sobre el movimiento social en favor de la soberanía tecnológica de Barcelona exigía, citando a Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, una "posición de apertura hacia las posibilidades de modos de desarrollo digital contrahegemónicos y alternativos de (re)producción en la vida urbana." Entre ellas destacaba la creación de una infraestructura de Internet de banda ancha administrada por la comunidad, servidores autónomos y una red de Internet de cosas de código abierto, cooperativas de software libre o espacios para la educación pública y la reflexión colectiva.

Una vez más, esta no parece la opción escogida por Manuela Carmena. En una farándula hipster de la industria de la alimentación sostenible, la jueza se comprometió a crear una concejalía específica para que las empresas tengan acceso "directo" con el Ayuntamiento de Madrid. No fue otro el escogido para ocuparla que Luis Cueto, quien en los últimos años ha pasado más tiempo en las ferias de la industria tecnológica que en centros sociales. Todas estas lógicas post-políticas se alejan considerablemente de aquellos postulados contra los tecnócratas y en favor de la democracia radical que escuchábamos hace cinco años.

En este momento, más que hipótesis populistas, sólo nos quedan dos opciones: experimentar con proyectos de Gobierno descentralizados o esperar que los ciudadanos se conviertan en usuarios que acuden al mercado digital para encontrar soluciones individuales a los problemas de las ciudades. Desde luego, parece una opción más hermosa emplear la tecnología para diseñar "ciudades abiertas, inclusivas y democráticas", como escribía Francesca Bria, quien en los últimos cuatro años ha llevado las políticas públicas en materia tecnológica desde las calles hasta el Ayuntamiento de Barcelona. Las numerosas experiencia prácticas, así como propuestas teóricas que desde allí nos llegan, deben servir como ejemplo para quienes en algún momento se comprometieron con un modelo "abierto y participativo".

Es posible recuperar el control de las instituciones públicas, también repartir los recursos económicos y el poder entre los ciudadanos. Pero las ciudades tienen que entenderse como trincheras para avanzar en la soberanía tecnológica, no como feudos corporativos gestionados por tecnócratas.

 

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Madrid y las elecciones generales: vuelve el laboratorio de la derecha https://blogs.publico.es/contraparte/2019/04/29/madrid-y-las-elecciones-generales-vuelve-el-laboratorio-de-la-derecha/ https://blogs.publico.es/contraparte/2019/04/29/madrid-y-las-elecciones-generales-vuelve-el-laboratorio-de-la-derecha/#respond Mon, 29 Apr 2019 14:59:17 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=2306 Continuar leyendo "Madrid y las elecciones generales: vuelve el laboratorio de la derecha"]]> .

Pablo Carmona Pascual (@pblcarmona)
Concejal en el Ayuntamiento de Madrid

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El resultado de las elecciones generales ha dejado a la derecha, a pesar de su caída, casi un 54% de los votos en Madrid. Este escenario nos da algunas claves para analizar las próximas elecciones municipales y autonómicas de mayo y abre el reto de seguir trabajando por articular una propuesta que recupere el espíritu del 15M. Una opción electoral alejada del modelo de ciudad liberal y de la gestión socialdemócrata contra la que nos levantamos en las plazas.

27 de mayo de 2007, elecciones municipales y autonómicas en Madrid. La euforia en la calle Génova se deborda y miles de personas vitorean a los líderes del Partido Popular. En el balcón -en letras grandes-, se podía leer "gracias" y allí estaban, abrazadas, todas las sensibilidades de la derecha liberal-conservadora española con Mariano Rajoy en el centro, flanqueado por Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón, arengando a los suyos desde la balconada. Los resultados eran históricos y aplastantes: el Partido Popular lograba en la capital más de 877.000 votos, el 55,65% del espectro electoral.

Entre banderas de España y gritos se llamaba a reconquistar el resto de España, a extender la victoria en Madrid al resto del Estado. Aquel día Gallardón y Aguirre proclamaban que Zapatero era el enemigo a batir y Mariano Rajoy su sucesor. Sin embargo, a partir de ese momento empezaría a cristalizarse la mayor crisis que haya tenido un partido político desde la caída de UCD en nuestro país. Los escándalos de corrupción, el movimiento del 15M y la propia ruptura interna del PP entre quienes se miraban en el nuevo republicanismo norteamericano -expresado por el Aznar de la foto de las Azores-, frente a quienes moderaban sus formas para mantener la tradicional trayectoria neoliberal denominada de centro-derecha. En ese momento el PP se empezaba a fracturar.

En estas elecciones el partido socialista ha sabido jugar su baza tradicional del voto útil de izquierdas frente a la confusión dentro de Unidas Podemos

Sin duda, la corrupción ha destrozado al Partido Popular, podrido en todos sus estamentos y relaciones institucionales, plagado de tramas de corrupción y abandonado a su suerte por una parte de los poderes que en otro momento les dieron amparo y les llenaron a reventar su caja B. Pero también el 15M exigía al bipartidismo una renovación que el PP era incapaz de hacer y que permitió a Albert Rivera lanzar su "Podemos de derechas". Pero no menos relevante fue que de los escuadrones callejeros que se lanzaron a las calles contra los gobiernos de Zapatero (aborto, matrimonio homosexual, memoria histórica) en los años gloriosos del PP de Madrid, aquellos que quisieron hacer del PP algo más parecido al gabinete del Halcones de Bush o la antesala de un Partido Republicano estilo Trump, los famosos neocon, decidieran -con apoyo de una buena parte del aparataje mediático (Libertad Digital) y ciudadano de aquellos años (Fundación DANAES)- no esperar más y plantear una alternativa.

Nadie dentro del PP -por su exceso de orgullo- quiso dar importancia a los resultados electorales de 2015 en el municipio de Madrid, cuando VOX sacó cerca de 10.000 votos, cifra justa que arrebató el gobierno de la ciudad al bloque de derechas. Nadie supo interpretar que las mejores líneas argumentales, las fuerzas más vivas y con menos complejos, aquellas que habían sostenido en Madrid buena parte del ciclo aguirrista, estaban abandonando el barco y estaban construyendo una alternativa relevante. Nadie lo vio, o no lo quiso ver.

De nuevo fue Esperanza Aguirre, siempre audaz en las interpretaciones, quien en medio de la euforia por la supuesta recuperación de posiciones, echó el freno. En medio de la pugna de abril de 2019 alabó a Santiago Abascal, conocedora de que es un buen cachorro para una parte de sus votantes y llamó a Casado a construir una "casa común" entre el PP y VOX. Lo cierto es que se han hilado poco estas declaraciones, así como el salto a VOX que ha dado Íñigo Henríquez de Luna, escudero en en la ciudad de Madrid de Esperanza y número 2 en las elecciones de 2015. Pero de nuevo, la Dama de Hierro de la Púnica ha sabido anticiparse a un movimiento crucial, en Madrid -y por reflejo en toda España- el PP tenía todas las de perder frente a VOX y era el momento de cambiar el pulso por la mano tendida. Sin embargo, tras las generales todo son incertidumbres para el PP.

Madrid, llegan las elecciones generales.

El resultado de este juego de posiciones ha sido que ayer el triunvirato derechista obtuvo en Madrid capital la escalofriante cifra de 995.995 votos, el 53,58%. Mientras que el bloque de izquierdas, en un día de participación histórica, ha sumado 809.471. Un 43,55%. No cabe duda de que estos datos son una malísima noticia para afrontar las autonómicas y municipales del 26 de mayo en Madrid, pero también podemos extraer algunas lecciones.

Si vamos a los resultados de las elecciones municipales en 2015 recordaremos que el bloque de izquierdas obtuvo 896.231 votos, cerca del 49%. Además, en aquellas elecciones la abstención fue de 553.209 personas y el bloque de derechas obtuvo 760.000 votos. Esto es, las candidaturas de izquierdas estaban más fuertes que en estas generales 2019 a pesar de que la abstención fue mayor, lo que indica un grado elevado de abstencionismo de derechas. En consecuencia, nuestra primera conclusión es clara para el caso de Madrid: el trío derechista ha funcionado a la perfección, moviendo a su electorado tradicional, ofreciendo distintas opciones políticas y sacando de la abstención o el desencanto a varias decenas de miles de votos, que vuelven a la derecha como en los mejores momentos de 2007.

En esta lucha por el centro-izquierda nadie se ocupa de construir una propuesta y un programa de los de abajo y a la izquierda

Por este motivo, la pregunta ahora sería ¿cómo se puede movilizar un voto que contrarreste esta fuerza política? Como hipótesis a medio plazo, y fijándonos en los peligros más que en las oportunidades -que también las hay-, el ciclo que abren las elecciones generales ofrece un reparto de actores muy clásico en nuestra democracia. El PSOE sería el encargado de llevar adelante un proceso de restauración de todo lo que desestabilizó el 15M y sus secuelas institucionales, mientras que en Madrid se dan las condiciones para experimentar un nuevo modelo político a la altura de la ola de derechización que recorre Europa. Un proceso que está aún pendiente del arreglo a tres partes que determinen las urnas en mayo entre PP, VOX y Ciudadanos.

Entonces, ¿cómo se puede articular cierta resistencia?, ¿cómo se puede traducir en términos electorales? En estas elecciones el partido socialista ha sabido jugar su baza tradicional del voto útil de izquierdas frente a la confusión dentro de Unidas Podemos. En Cataluña y Euskadi las dinámicas nacionalistas se han bastado para plantarse y recordar que son pieza clave del poder en la democracia española. Pero en Madrid -como siempre-, el primer factor socialdemócrata se muestra insuficiente electoralmente frente al avance de la derecha y no existe identidad nacional, cultural o ideológica que pueda dar forma a una alternativa.

Madrid en Pie Municipalista, ¿cómo salir a ganar?

El mapa de Madrid para las elecciones se presenta muy complejo. El gobierno de Ahora Madrid ha producido una enorme desorientación que casi acaba en catástrofe para la bases de la izquierda. Un panorama confuso que por suerte se ha aclarado a nivel de la Asamblea de Madrid y del ayuntamiento en los últimos meses y semanas, sin dejar de ser un tanto precario pero articulando propuestas electorales solventes.

Por otro lado, la apuesta del partido socialista se ha consolidado en estas elecciones como un frente claro y decidido para la socialdemocracia. Con Ángel Gabilondo y Pepu Hernández los socialistas madrileños recuperan fuerza y en Madrid capital aspiran ya a desmarcarse del "seguidismo" y subordinación mantenidos en los últimos años con respecto a Manuela Carmena.

Sin embargo, su electorado en la capital aún está confuso y la propia figura de la alcaldesa contribuye a que el voto se pueda repartir entre unos y otros. Esta realidad es un reto para el partido socialista, pero tras los resultados de las generales comienza a ser un peligro para la propuesta de Carmena y Errejón. Su Más Madrid puede estar quedándose con menos sitio. En esta pugna, la campaña empieza a perfilarse de manera clara: mientras que el partido socialista quiere golpear por la izquierda con su candidato visitando la parroquia "roja" de Entrevías, desde el equipo de Más Madrid – a sabiendas de que debe volar hacia otros electorados para crecer-, se ataca por la derecha proponiendo una concejalía para las empresas (sic.).

Mientras, ya iniciado el baile electoral, el consenso con la Operación Chamartín se manteniene, lo que nos lleva a pensar que en esta lucha por el centro-izquierda nadie se ocupe de construir una propuesta y un programa de -como dirían los zapatistas-, los de abajo y a la izquierda. Y es que es precisamente en este lugar, que ya contaría con un suelo electoral del 6%, desde donde se puede rearmar una propuesta municipalista que movilice y ayude a organizar la necesaria respuesta en lo electoral y lo social que necesita este nuevo ciclo en Madrid.

La clave en este espectro, que es donde tendría sitio la candidatura de Madrid en Pie Municipalista, pasa por recuperar el gran eje del movimiento de las plazas, el eje de los de abajo. Sólo reconociendo y organizándonos con todas aquellas que siguen en crisis, que habitan el Madrid de los desahucios, de la uberización de nuestra economía, que cobran menos de 900 euros y que quieren un Madrid feminista, antirracista y abierto a cambios profundos.

El Madrid precario, el que no llega a fin de mes, el de los barrios sigue esperando propuestas políticas muchos más ambiciosas y radicales. Aquellas que no se dejan engañar por los discursos de progreso y que con alegría denuncian y luchan contra las enormes desigualdades que sufre nuestra ciudad. Curiosamente, solo si somos capaces de activar y poner en pie a ese Madrid que lucha podremos ganar las elecciones en Madrid.

 

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¿Para qué sirven los concejales "díscolos"? https://blogs.publico.es/contraparte/2019/04/07/para-que-sirve-unos-concejales-discolos/ https://blogs.publico.es/contraparte/2019/04/07/para-que-sirve-unos-concejales-discolos/#respond Sun, 07 Apr 2019 18:58:20 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=2292 Continuar leyendo "¿Para qué sirven los concejales "díscolos"?"]]> Montserrat Galceran
(Concejala de Ahora Madrid y candidata de la Bancada a las primarias de Madrid En Pie Municipalista)

Si quien responde a esta pregunta es la cabeza de una candidatura, Manuela Carmena sin ir más lejos, la respuesta es rápida y contundente: mejor prescindir de concejales díscolos que no hacen más que poner trabas a la acción de gobierno. Esta debe fluir sin complicaciones, de la cabeza a los pies. Los concejales, especialmente los de distrito, son esos pies: anclados en el territorio, canalizan las demandas y construyen un parapeto para que lleguen convenientemente filtradas a los centros de decisión. Los administrados son mantenidos a raya y contenidos en sus expectativas.

Y sin embargo los concejales contestatarios son imprescindibles. La dinámica del poder, especialmente si se actúa desde el gobierno, provoca un efecto letal de ensimismamiento. Uno sólo está rodeado de aduladores y, aunque recibe fuertes críticas, provienen de los contrincantes políticos por lo que tiende a desvalorizarlas. Cuánto más alto sea el narcisismo de las personas –y los líderes y lideresas suelen tener un ego desproporcionado– mayor será su efecto. Se habla del "síndrome de La Moncloa" y habría que hablar también del "síndrome de Cibeles".

Los concejales díscolos no comparten ese "culto a la personalidad", lo que es una de las razones de su ostracismo. Rápidamente se les acusa de deslealtad y de traición; ningún poderoso o poderosa acepta que su palabra o su decisión sean puestas en cuestión. Por eso es fundamental la existencia de procedimientos democráticos internos reglados, cuya falta en Ahora Madrid ha sido una de las razones de nuestro descalabro.

Hay otra cuestión más de fondo: el efecto de ensimismamiento de los gobernantes va unido a la ruptura de los lazos con los movimientos y colectivos que hicieron posible el éxito electoral. En Madrid esa ruptura se consumó el primer año de gobierno con la obsesión de que teníamos que "gobernar para todos" y atenernos a las reglas dadas. ¿Qué hacer entonces?

Algunos concejales y concejalas no nos resignamos y probamos a experimentar otra forma de hacer política institucional desplazando las fronteras de modo que la administración local , en vez de ser el último eslabón del aparato estatal, el que territorializa las políticas diseñadas más arriba, sea el primero que introduce los conflictos ciudadanos y sus agentes directos en el aparato estatal. Desde el área de Hacienda se promovió una política expansiva en lo económico –desafiando inclusive las órdenes del entonces ministro del PP, Sr. Montoro– que enfrentó radicalmente la práctica constante del endeudamiento –sin inversiones sociales–. Eso nos ha permitido revertir la situación económica en la ciudad, consiguiendo superávits que han aumentado la inversión. Frente a la inacción del área competente en la materia, en algunos distritos se inició una política contra los desahucios que los frenara y ofreciera alguna iniciativa, por precaria que ésta sea, en espera de poner en marcha un programa ambicioso de construcción de vivienda pública.

Nos negamos a secundar las operaciones urbanas especulativas como la Operación Chamartín, ofreciendo alternativas que no entreguen la ciudad a los grandes inversores y planteando modelos alternativos. Intentamos, aunque no siempre lo hayamos conseguido, mantener un contacto vivo con los gobernados/as con fórmulas reales de participación directa. Hemos mantenido también la coordinadora de Ganemos que provee un mínimo espacio de debate crítico.

Ahora bien, dado que todo el sistema está organizado para no poner en cuestión los intereses de los sectores dominantes en la ciudad, grandes promotores inmobiliarios y grupos financieros incluidos, mantener la lealtad hacia ellos imposibilita hacer la política a las que nos habíamos comprometido. El programa no se podía cumplir, no porque careciera de realismo, sino porque nos enfrentaba a esos grupos de presión, aunque nuestros votantes nos hubieran elegido para ello.

La cuestión de la vivienda es prueba fehaciente, así como el mantenimiento de las grandes operaciones inmobiliarias como el famoso caso del TPA, las cocheras de Cuatro Caminos o la Operación Chamartín. En estos casos el voto díscolo es primordial porque muestra que al menos, no todos los concejales han sucumbido a la seducción del poder y que, en consecuencia, se mantiene abierta la posibilidad de que la entrada en las Instituciones no arruine las movilizaciones. Esos concejales mantienen la coherencia del proyecto y sostienen abiertas las puertas para una transformación democratizadora de la institución más allá de la obediencia debida y del juego de partidos. De hecho éste es el problema: la llegada a las Instituciones debía ser un acicate para que la movilización ciudadana consiguiera sus objetivos, no una tumba para ella.

El municipalismo que se está organizando en pueblos y ciudades en la red municipalista ofrece una alternativa creíble a la que Madrid En Pie Muncipalista se ha sumado. Responde al convencimiento de que los espacios municipales son una arena de conflicto, un espacio atravesado por los problemas contemporáneos. Como señala el feminismo del 99% la reproducción social se está viendo amenazada por un sistema que sólo busca la rentabilidad económica pero que es incapaz de asegurar la viabilidad social, inclusive el mantenimiento de la especie y de su entorno. Las mujeres no podemos asumir reparar constantemente los desgarros producidos por esta dinámica. Tampoco las ciudades y los entornos locales. El municipalismo democratizador es la única forma de que las innovaciones se cuelen en aparatos refractarios a ellos como son las instituciones de gobierno. El municipalismo del 99% es nuestra respuesta.

Este municipalismo es a día de hoy una vía de innovación y de experimentación institucional. No rompemos con la representación cuando nos presentamos a las elecciones, pero marcamos una diferencia: no somos un partido político, no somos un grupo de fans de un líder o lideresa, somos un grupo de personas pre-seleccionadas en unas primarias proporcionales, expresión de la heterogeneidad de la población.

Nuestro programa parte del análisis colectivo de los problemas más candentes de la ciudad; en lugar destacado la cuestión de la vivienda y el rechazo de las operaciones especulativas, la defensa del espacio ciudadano, la protección de los "comunes urbanos", o sea espacios colectivos autogestionados. Entendemos que hay que actuar en una cooperación virtuosa con los movimientos sociales y con las plataformas de afectados de modo que la institución local sea una palanca más de transformación social. Partimos de la existencia de una población activa que nos necesita y a la que necesitamos. Apelamos a ese 99% que quiere construir unas instituciones locales más cercanas y participativas en las que pueda cogestionar los problemas que la afectan. Sabemos que es difícil pero no imposible. Lo intentamos y salió mal. Es cuestión de volver a intentarlo.

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Madrid, la ciudad maldita y el municipalismo https://blogs.publico.es/contraparte/2019/04/04/madrid-la-ciudad-maldita-y-el-municipalismo/ https://blogs.publico.es/contraparte/2019/04/04/madrid-la-ciudad-maldita-y-el-municipalismo/#respond Thu, 04 Apr 2019 09:36:28 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=2289 Continuar leyendo "Madrid, la ciudad maldita y el municipalismo"]]> .

Pablo Carmona Pascual (@pblcarmona)
Concejal en el Ayuntamiento de Madrid

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Estamos en tiempo electoral. VOX acecha, también el PP. ¡Qué llega la derechona! Los espectros del trifachito planean Madrid. Mientras los pijos de la derecha se sueltan la melena, llaman a la rebelión y desempolvan algún que otro amuleto franquista, la izquierda llama a la responsabilidad. Niños y niñas buenas para lograr un cambio tranquilo. Camisas guapas, revistas de tendencias, salimos a conquistar la ciudad, a llegar al gran público, a ocupar los discursos de la inversión financiera y el progreso con una pátina progre. Con magdalenas.

Sin embargo, las verdades de la ciudad siguen resultando incómodas para los discursos de progreso de esa izquierda del pelotazo. Las macroperaciones urbanísticas no cuelan, el Día del Orgullo no puede convertirse en una gran galería comercial del capitalismo rosa, las grandes empresas nos engañan cuando prestan los servicios que se externalizan, a Mame Mbaye lo mató el contexto de persecución que imprime el racismo institucional.

Tras cuatro años de discursos progres con los que intentan encantar a quienes a pie de calle quieren cambiar la ciudad, la jugada ha salido rana. Movimientos vecinales y ecologistas, centros sociales, movimientos de vivienda o sindicales piden –tras estos años– cambios profundos y valientes, quieren sentir el cambio como un terremoto, no como una tarde de té con pastas.

El Madrid maldito que fue a las urnas en 2015 desde las periferias, desde los barrios y desde los movimientos sociales, aquellos que no llegan a fin de mes, para quienes trabajar significa cobrar menos de 900 euros, quienes gastan más de la mitad de lo que ingresan en pagar su vivienda o son desahuciados no quieren quedar sepultados bajo la marca Madrid. Bajo las luces de neón, tras las decenas de nuevos hoteles que han conquistado el centro en los últimos años, late el Madrid que siempre sale perdiendo de las contiendas electorales.

Construir una bancada municipalista

En mayo de 2019 estará de nuevo en juego la palabra "municipalismo". Eso significa no dejar de lado a quien tiene que sobrevivir con la manta, estar de parte de aquellas madres que se han visto obligadas a ocupar una casa antes de ver a sus hijos e hijas viviendo debajo de un puente, caminar con los desahuciados y desahuciadas, apostar por reconocer la importante labor de los centros sociales en la construcción de nuestra ciudad.

Municipalismo significa no rendirse a los intereses financieros, pararle los pies a los Florentinos y decir alto y claro que esta ciudad la tienen que gobernar sus vecinos y vecinas, no los altos ejecutivos de las multinacionales. Dejar claro que queremos servicios 100% públicos, remunicipalizar lo que es esencial para todos y todas, que –caiga quien caiga– vamos a parar la Operación Chamartín.

Muchas y muchos creemos que para frenar a la derecha hay que recuperar el espíritu de la Europa partisana, del movimiento antifascista y, sobre todo, no esconderse. El próximo 26 de mayo, Madrid tiene la oportunidad de construir una alternativa dentro del ámbito institucional que se reivindique del lado de los barrios del sur, que mire y hable a la ciudad desde sus periferias.

Los sectores municipalistas que hoy nos agrupamos en La Bancada estamos hartos y hartas de portarnos bien. Hoy lo responsable es saber romper con los consensos del neoliberalismo, decir las cosas claras, no camuflarse entre los mandatos de la Transición. Toca apostar por nuevos proyectos que cambien el sentido de lo que significa participar en las instituciones, llamar a la desobediencia contra las leyes injustas. En definitiva, hacer política.

Si cinco años después de los procesos municipalistas que llevaron a las elecciones de 2015 sigue teniendo sentido conquistar posiciones en la esfera institucional o hacerse con las riendas políticas de la ciudad es porque necesitamos herramientas institucionales rupturistas y de contrapoder frente a esta nueva fase de restauración y normalización política que se avecina.

Con ello sabemos que las principales armas de la crítica son y deben ser los movimientos que a día de hoy dan la batalla en nuestra ciudades: antirracismo, feminismo, sindicalismo de base, movimientos de vivienda y barriales. Pero también sabemos que merece la pena que ese empuje sea reforzado desde el ámbito institucional, ayudando a parar el avance de la derecha desde posiciones fuertes y consolidar en el debate político un modelo de ciudad a escala humana y no como terreno de negocios de los juegos especulativos y financieros.

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Berrocales, Chamartín y el Pacto contra la especulación https://blogs.publico.es/contraparte/2019/03/27/berrocales-chamartin-y-el-pacto-contra-la-especulacion/ https://blogs.publico.es/contraparte/2019/03/27/berrocales-chamartin-y-el-pacto-contra-la-especulacion/#respond Wed, 27 Mar 2019 09:41:39 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=2279 Continuar leyendo "Berrocales, Chamartín y el Pacto contra la especulación"]]> .

Pablo Carmona Pascual (@pblcarmona)
Concejal en el Ayuntamiento de Madrid

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El Ayuntamiento de Ana Botella tramitó en el 2013 una revisión del Plan General de Madrid con el objetivo de sortear la paralización que el Tribunal Supremo había impuesto sobre los denominados Desarrollos del Sureste. En juego estaban más de más de 5.800 hectáreas de Madrid –más de ocho campos del Bernabéu– que implicaban la posibilidad de construir 160.000 viviendas. Por hacernos una idea, el gobierno del PP en medio de una crisis galopante pretendía lanzar un proyecto inmobiliario con capacidad para más de 400.000 personas.

Semejante despropósito –entre otros muchos– llevó a que hace cuatro años, el 21 de abril de 2015, se presentase el Pacto Contra la Especulación Urbanística en Madrid. Un documento redactado por varios colectivos agrupados en la Plataforma No a este Plan Urbanístico, que se comprometían a impulsar un cambio de rumbo en la política de planificación de la ciudad desarrollada por el PP en los últimos veinticinco años. Una declaración de intenciones para eliminar la progresiva desigualdad, la exclusión social y el deterioro ambiental de las últimas décadas en materia urbanística.

Ahora Madrid se acogió a este acuerdo en plena campaña electoral, antes de imaginar siquiera que la nueva Área de Desarrollo Urbano Sostenible daría luz verde a muchos de los proyectos que allí se pretendían tumbar. Entre ellas, las Cocheras de Cuatro Caminos, el Taller de Precisión de Artillería, la Operación Campamento, la Operación Chamartín y ahora –a dos meses de acabar la legislatura- Berrocales.

Ahora Madrid se comprometió en campaña a trabajar en el avance hacia una mayor sostenibilidad de la ciudad, ralentizando su extensión y protegiendo los suelos que aún no habían sido urbanizados; evitar la ampliación de la mancha urbana; apostar por un modelo de movilidad sostenible y generar mayores espacios verdes. Por el contrario, acabaremos la legislatura dando luz verde a crecimientos que suponen la construcción de más de 44.000 viviendas, en zonas como Berrocales, lo que implica un fuerte deterioro territorial y medioambiental. Todo ello sin capacidad de generar en esa zona un modelo de movilidad en transporte público y alimentando un nuevo proceso especulativo en el que los grandes beneficiados son de nuevo los grandes actores financieros, en este caso, el Banco Santander y La Caixa.

¿Qué supone votar a favor del convenio de Berrocales?

El documento de gestión que se aprueba en el pleno de hoy no se entiende fuera del marco de los desarrollos del sureste. Estos fueron proyectados en 1997 y planificados entre 2003 y 2010 por Gallardón. Hoy suponen la mayor superficie de suelo urbanizable en Madrid ya que agrupa los sectores de Los Cerros, Ahijones, Los Berrocales y Valdecarros. Entre todos conforman una superficie superior a los 39,5 millones de metros cuadrados, extensión similar al municipio de Tres Cantos. Esta operación comienza con la aprobación del convenio de Berrocales y se apoya legalmente en una revisión exprés del Plan General que hizo Ana Botella en 2013.

Lo razonable habría sido un compromiso que iniciase la tramitación para modificar el PGOU y que incluyera una nueva propuesta de ordenación para el conjunto de los suelos

Desde la Plataforma por un Sureste de Madrid Limpio y Sostenible, integrada por las asociaciones vecinales La Colmena, PAU Vallecas, Vicálvaro y AFUVEVA de Valdebernardo, la FRAVM, Ecologistas en Acción y ARBA, ya advertían en 2016 que lo que se imponía para el gobierno de Ahora Madrid era la reformulación de todos estos desarrollos, siguiendo la línea establecida en el programa de Ahora Madrid y el Pacto Contra la Especulación. Un proyecto que tendría que darse de manera participada y junto a los colectivos ecologistas y vecinales.

Mientras los colectivos recuerdan que la prioridad de este gobierno debería ser la de mejorar la ciudad ya existente en vez de llenar la periferia de barrios que multiplican los déficits sociales y deterioran el medio ambiente, el ayuntamiento se comprometió a realizar una revisión global de la estrategia del sureste en 2017. Una estrategia global y consensuada que pierde toda posibilidad de intervención global al firmarse el convenio de Berrocales que, en definitiva, lo que hace es consolidar todos los derechos que el PP otorgó a los propietarios de estos terrenos. Un convenio que implica desarrollar los planes que Botella tenía para una zona tan castigada como el sureste de Madrid.

Sí se puede (hacer otra cosa)

En materia de urbanismo, Madrid necesita pararse a pensar. El error estratégico de esta legislatura es no haber apostado por un nuevo Plan general que nos permitiese planificar la ciudad en su conjunto, saber como estaba y qué necesitaba Madrid. En cambio, el Área de Urbanismo se sumó a la construcción de la ciudad por proyectos y claro –los proyectos eran los de el PP–. El resultado de la aprobación del Convenio de Berrocales no podía ser más previsible: la construcción de un nuevo barrio plagado de viviendas, segregado de la ciudad, con pocas esperanzas de tener buenas comunicaciones y un transporte público adecuado y necesitado de miles de millones de inversión pública en infraestructuras. En definitiva, Berrocales verá la luz con muchas papeletas para ser un barrio de familias hipotecadas viviendo en un barrio fantasma. Vuelve el efecto PAU.

A efectos de modelo de ciudad esto supone volver a segregar y especializar la ciudad apostando por su desequilibrio. En el sureste multiplicando el suelo residencial de menor calidad y las infraestructuras más contaminantes y nocivas, tanto aquellas destinadas a la gestión y depuración de residuos, como las que tienen que ver con las redes logísticas, la última la que se está instalando en Villaverde. Mientras en el norte –ya escapando del término municipal de Madrid-, se han planificado las mejores zonas residenciales, los espacios verdes, las oficinas y los complejos empresariales y servicios privados.

Madrid se rompe

Lo razonable, por tanto, habría sido la redacción y firma de un documento que reflejase un acuerdo entre Ayuntamiento, colectivos sociales y Junta de Compensación. Un compromiso que iniciase la tramitación para modificar el PGOU y que incluyera una nueva propuesta de ordenación para el conjunto de los suelos afectados por el desarrollo del sureste. Añadiríamos también la realización de estudios previos que estimasen las necesidades de nueva vivienda en el municipio de Madrid, las de edificabilidad de posibles usos productivos, un estudio de los propietarios del suelo dentro del conjunto del desarrollo para comprobar qué porcentaje de estos está en manos de entidades bancarias o la SAREB y también el cálculo de las indemnizaciones que pudieran derivarse de la desclasificación de los sectores de Los Cerros y Valdecarros. Todo ello sin olvidar la localización de las áreas de valor ambiental y/o cultural que existen en el ámbito afectado.

Perseverar en este modelo de gobiernos pasados redunda en la ruptura territorial de Madrid. Lo razonable, por tanto, habría sido intervenir real y efectivamente con una nueva propuesta de ordenación para el conjunto de los suelos afectados por el desarrollo del sureste y no dejar cerrado solo el convenio de Berrocales. Al igual que sucede con la Operacion Chamartín se echan de menos estudios previos que busquen el interés social, que estimen las necesidades de nueva vivienda en el municipio de Madrid y también que valoren estrategias de reequilibrio con la implementación de zonas verdes y nuevas infraestructuras de movilidad.

En definitiva, que las administraciones públicas tomen las riendas de la ciudad y no que vayan atropellandamente a remolque al servicio de la iniciativa y el beneficio privado. Madrid necesita un plan.

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ADIF, el tren de Extremadura y la Operación Chamartín https://blogs.publico.es/contraparte/2019/02/19/adif-el-tren-de-extremadura-y-la-operacion-chamartin/ https://blogs.publico.es/contraparte/2019/02/19/adif-el-tren-de-extremadura-y-la-operacion-chamartin/#respond Tue, 19 Feb 2019 09:32:17 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=2271 Continuar leyendo "ADIF, el tren de Extremadura y la Operación Chamartín"]]> .

Pablo Carmona Pascual (@pblcarmona)
Concejal de en el Ayuntamiento de Madrid

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Desde hace años, diversos colectivos sociales, vecinales, ecologistas y grupos políticos vienen reclamando el convenio secreto que regula la denominada Operación Chamartín. Tras numerosos intentos de acceder por la vía parlamentaria, de transparencia tanto ADIF como los socios privados de la operación (BBVA-San José) han hecho lo imposible, incluso acudir a los tribunales, para evitar que se conocieran los detalles de esta operación. La pregunta que nos hacemos es ¿qué tienen que ocultar una empresa pública del sector ferroviario de la alta velocidad y sus socios privados? Han tenido que pasar más de 25 años para que empecemos a entender los lazos que unen la historia de la alta velocidad en España y los pelotazos urbanísticos, pero cada vez estamos más cerca de conocer toda la verdad.

El tren de Extremadura

En el primer trimestre de 2019 se han sucedido diversos accidentes en las líneas de tren extremeñas que han hecho saltar las alarmas. Trenes parados con pasajeros helados de frío, descarrilamientos, retrasos y otras muchas incidencias han puesto en la picota una red ferroviaria que en algunos tramos cuenta con traviesas colocadas en 1886. Entre los anuncios más destacados, está que todo se arreglará con la inversión estrella de la temporada, la llegada del AVE. En una red cuyo tramos de máxima velocidad está en los 150 kilómetros por hora y donde existen numerosos tramos limitados a 50 y a 70 kilómetros, esto debería ser una buena noticia, pero también debemos preguntarnos ¿qué ha significado para España la construcción de esta red de alta velocidad?

En los últimos 25 años, uno de los mantras más repetidos por las lógicas neoliberales en nuestro país ha sido el de la necesidad de invertir en infraestructuras de transporte, especialmente autovías y líneas de alta velocidad. Pero no se detallaba que esta idea, condensada en el Plan Estatal de Infraestructuras Terrestres (PEIT2005) iba asociada al proceso de liberalización del transporte ferroviario en nuestro país. Tampoco que este plan significaría la destrucción del ferrocarril convencional público y sus funciones sociales, especialmente como articulador del territorio por medio de un transporte poco contaminante.

A imagen y semejanza de lo narrado por Ken Loach en su película La Cuadrilla, la histórica RENFE comenzaba a ser segregada dentro de diversos planes de privatización levantados al unísono por gobiernos del Partido Popular y del PSOE. Todo ello al dictado de Europa y de la normativa internacional para la privatización de servicios públicos que se ha marcado el horizonte de 2020 como fecha tope para la completa liberalización del sector.

Así, entre 2005 y 2013 la empresa pública RENFE fue descuartizada con un doble objetivo, aislar por un lado a la operadora RENFE con la idea de ponerla a competir con nuevas empresas y crear otras dos entidades de infraestructuras ferroviarias llamadas ADIF y ADIF alta velocidad. La operación dejó tras de sí un coste social, medioambiental y económico de enormes dimensiones.

Primero porque supuso la eliminación y el abandono de la red convencional de ferrocarril, aquella que históricamente había articulado numerosas regiones y comarcas de nuestro país con un bajo coste mediambiental y económico. En segundo lugar, porque la construcción de más de 2.700 kilómetros de alta velocidad, la segunda red más grande del mundo después de China, ha llevado a la empresa pública ADIF-Alta al borde de la quiebra. Además de considerar el coste territorial y medioambiental que ha supuesto levantar la red de vías específicas de alta velocidad, o el coste social que ha llevado a la desaparición de cerca de 4.000 puestos de trabajo, ahora sustituidos por contratas precarias.

Los beneficios de unos pocos, las deudas de la mayoría

El resultado de este proceso de liberalización ha sido la multiplicación de actores privados que han comenzado a beneficiarse de la ingente inversión pública realizada en infraestructuras ferroviarias. A las empresas estatales y autonómicas se han sumado más de seis operadores de mercancías, ocho operadores de viajeros y diversas empresas de servicios, donde se incluyen divisiones de servicios y transportes de los grandes grupos constructores (ACS, Ferrovial, Acciona) además de otras muchas multinacionales.

Como resultado, se ha abierto un próspero mercado privado financiado a costa de la red ferroviaria convencional pública, el aumento exponencial de la inversión para una red de transporte a medida de los sectores sociales con rentas más altas y el endeudamiento monstruoso de ADIF alta velocidad. De hecho –tal y como ha denunciado en numerosas ocasiones el sindicato CGT–, el modelo español es uno de los que más profundiza en la parcelación de operadores, yendo incluso más allá de los que imponían las directivas europeas de liberalización del sector. Una realidad que se concreta en que España cuenta con uno de los números más bajos de trabajadores del sector, tanto por millón de habitantes como por kilómetros de línea.

Todo ello a pesar de que el coste de las inversiones en alta velocidad hasta 2017 fue de 51.175 millones de euros, a los que hay que sumar los cerca de 5.000 millones extra de los presupuestos de 2018 y del proyecto de 2019. Cifras astronómicas que vienen a corroborar que –en la última década–, por cada euro que se invertía en la red convencional, la red de alta velocidad recibía en cambio hasta cinco euros.

Aún hoy, 27 años después de que se pusiera en marcha este proyecto, la alta velocidad no es rentable y sigue buscando un modelo sostenible de transporte que no arruine a sus operadores principales, curiosamente los actores públicos encargados de sostener todo el proceso. Esto hace que al coste social, de desarticulación de la red convencional y al fuerte impacto medioambiental, se sume un coste desorbitado que ha llevado a ADIF alta velocidad a acumular más de 17.000 millones de euros de deuda y a tener números rojos en la práctica totalidad de sus ejercicios, con pérdidas de hasta 200 millones, como sucedió en 2017.

La Operación Chamartín. Tabla de salvación pero ¿para quién?

En muchas ocasiones nos hemos preguntado las razones que han llevado a que gobiernos del PSOE y del PP hayan apostado por un pelotazo urbanístico como el de la Operación Chamartín. También cómo era posible que el convenio entre el BBVA y ADIF que regulaba esta operación permaneciera oculto tras más de 20 años. Si buscamos las respuestas en las Memorias de cuentas anuales de ADIF podremos encontrar alguna explicación.

La memoria en 2017 –como había sucedido en el resto de ejercicios–, contabilizó como "As en la manga de ADIF" la venta los terrenos de la Operación Chamartín. De hecho, en el detalle de sus cuentas de 2017 aparecían reseñados entre los compromisos de venta más de mil millones de euros correspondientes a esta operación. La explicación de la oferta al BBVA de estos terrenos se completa en las memorias anuales de ADIF cuando vemos que el propio banco, además de beneficiario directo de esta operación para su megaproyecto inmobiliario, es además uno de los cuatros grandes acreedores de ADIF alta velocidad sin duda una razón de peso para agilizar las negociaciones.

Por fin, la penúltima parada de este despropósito la conocimos hace pocas semanas cuando eldiario.es sacó a la luz el convenio que durante décadas había sido ocultado a la sociedad y en el que se demostraba que ADIF malvendía a mitad de precio sus terrenos de Chamartín al BBVA en un acuerdo absolutamente ruinoso para la arcas públicas.

De esta manera, vemos como los procesos de liberalización y privatización de los grandes servicios estratégicos en nuestra historia reciente, no han sido más que un mecanismo de obtención de alta rentabilidad para los poderes financieros y sus agentes estratégicos de inversión, como es el caso del BBVA. En consecuencia, estas operaciones nada tienen que ver con alcanzar un estado puro de libre competencia dentro del sector ferroviario, sino de consolidar actores públicos que se hagan cargo de las pérdidas que genera este modelo de parasitación de operadores privados sobre redes construidas y mantenidas a cargo de fondos públicos.

Camino ya de las tres décadas del nuevo modelo de liberalización del sector ferroviario español, se puede entender que este mecanismo parasitario es la manera mediante la que los poderes financieros viven a costa de las economías públicas. Financiación de las deudas, inversiones privadas sobre infraestructuras sostenidas con fondos públicos, compra y venta de patrimonio público y especulación inmobiliaria articulan los mecanismo básicos para entender la lógica neoliberal que los poderes financieros han impuesto de manera transversal mediante la subordinación a los operadores políticos locales.

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La cena de las empanadillas https://blogs.publico.es/contraparte/2019/01/29/la-cena-de-las-empanadillas/ https://blogs.publico.es/contraparte/2019/01/29/la-cena-de-las-empanadillas/#respond Tue, 29 Jan 2019 10:26:58 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=2250 Continuar leyendo "La cena de las empanadillas"]]> .

Montserrat Galcerán (@galceran_montse)
Catedrática de Filosofía y concejala en el Ayuntamiento de Madrid

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La cena de las empanadillas es la comidilla de los últimos días, después de que Manuela Carmena revelara los entresijos de la operación de Errejón al sumarse a la plataforma Más Madrid. La explicación de la alcaldesa rezuma toda la bonhomía que exhala su persona, pero hay algunos datos que no acaban de cuadrar.

La alcaldesa dice que se trató de una cena de amigos en el curso de la cual Iñigo Errejón tomó esa decisión. Lo presenta como algo natural, como una decisión casi intrascendente que surgió de la forma más sencilla en una cena entre amigos. Durante su transcurso tuvo la mala suerte de romperse un tobillo al traer unas empanadillas, razón por la cual tuvo que ser hospitalizada. Esa es su versión pero hay algunos datos extraños en ella.

1. En primer lugar, al tratarse de empanadillas, es de suponer que se trataba de los entrantes o de un plato al inicio de la cena. A no ser que fuera una cena multitudinaria tipo buffet. En cualquier caso resulta extraño que si era al inicio y con la consiguiente conmoción que tiene que seguir al hecho de que la anfitriona se rompa un tobillo, la cena prosiga y culmine con una decisión tan trascendente. Hubiera sido más lógico dar la cena por terminada y quedar para otro día y no proseguir y culminar con una decisión tan importante.

2. De ser cierta esa suposición, a partir de ese momento la alcaldesa no tomó parte en la conversación, de modo que la decisión la debió tomar el propio Errejón en conversación con el resto de los amigos, aunque como digo, resulta chocante que se quedaran conversando mientras la anfitriona era llevada al hospital.

3. Por otra parte, ¿quiénes eran esos amigos? ¿Acaso tenían suficiente entidad para tomar una decisión de este tipo? ¿Serán los integrantes de la plataforma Más Madrid, tal vez alguno de los concejales, alguna personalidad madrileña? ¿O tal vez personas que nada tienen que ver con el Ayuntamiento y la Comunidad pero que mantienen vinculaciones tan estrechas con el entorno de la alcaldesa que pueden tomar decisiones de este calado? Interrogantes sin aclarar de los que convendría tener alguna respuesta.

Conclusión. La historia no resulta convincente, de modo que o bien el relato es falso y la famosa cena no era más que el corolario de una serie de conversaciones, como una especie de broche final que no precisaba de mayores debates, - en cuyo caso la decisión no es en absoluto fruto de la improvisación- o bien, quienes tomaron la decisión fueron los "amigos" que se quedaron debatiendo en ausencia de la alcaldesa que por necesidad tuvo que ausentarse dada la rotura del tobillo. En ese caso cabría seguirse preguntando si estos "amigos" intervienen con asiduidad en las decisiones de la alcaldía, si son ellos quienes están detrás de algunas decisiones de su equipo que no son debatidas con los concejales y concejalas. En ese caso el personalismo de Carmena no sólo sería un cesarismo imperdonable, sino además la cara visible de un entramado que desconocemos. Ya no el rostro de una multitud como tal vez fuera durante la campaña de 2015, sino de fuerzas económicas y de intereses por descubrir.

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Ni tutelas ni tutías: en Madrid, vente a La Bancada. https://blogs.publico.es/contraparte/2019/01/24/ni-tutelas-ni-tutias-en-madrid-vente-a-la-bancada/ https://blogs.publico.es/contraparte/2019/01/24/ni-tutelas-ni-tutias-en-madrid-vente-a-la-bancada/#respond Thu, 24 Jan 2019 11:33:46 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=2241 Continuar leyendo "Ni tutelas ni tutías: en Madrid, vente a La Bancada."]]> .

Pablo Carmona Pascual (@pblcarmona)
Concejal de en el Ayuntamiento de Madrid

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El pasado sábado 19 de enero, José María Aznar volvía a tomar por unos minutos las riendas del Partido Popular. Quienes escuchamos su discurso tuvimos la sensación de que los mandatos de Mariano Rajoy no habían existido. Asistíamos, sin más, a la entrega del bastón de mando de Aznar a su discípulo Pablo Casado, la sucesión Fraga-Aznar-Casado se escenificó de manera contundente.

En el discurso de Aznar, dos detalles relevantes. El primero, la repetición de la famosa frase "Ni tutelas, ni tutías" que pronunciase Manuel Fraga en la Convención de 1990, cuando Aznar se hizo con las riendas del Partido –con VOX al acecho, recuperar la figura de un ministro franquista sin duda fue un acierto–. La segunda, la reiteración del PP como actor principal del "cambio", tal y como se repitió machaconamente en la campaña andaluza. El mensaje fue claro, la continuidad de aquel PP que se estrelló contra las manifestaciones ciudadanas tras los atentados del 11M y que se reconstruyó a la sombra de las movilizaciones contra el gobierno Zapatero –matrimonio homosexual, aborto, memoria histórica, conservadurismo, etc.– se encarnaba ahora en la figura de Pablo Casado. Atrás quedaban los años de Mariano Rajoy, tan blandito según el criterio de Aznar, que había dejado –por primera vez desde los años 80–, un hueco electoral a la derecha del Partido Popular, apodado ahora como la "derechita cobarde" en los argumentarios de VOX.

El espectro electoral y político se desplaza hacia la derecha. Partidos como PP, VOX o Ciudadanos quieren capitanear el significante "cambio" y llevarlo hacia los postulados neoliberales. Mientras, se hacen multitud de interpretaciones sobre VOX, el nuevo spin-off del Partido Popular. Lo cierto es que los casos de corrupción, la sorprendente puesta en valor del imaginario franquista o la audacia al atacar a los referentes de las actuales movilizaciones sociales (feminismo, antirracismo, inmigración y derechos sociales básicos) les han dado una relevancia que, por ahora y a pesar de todo, solo se ha mostrado como recurso complementario para el propio PP. Véase el caso de Andalucía.

Solo los procesos asamblearios, de contenido radicalmente democrático y colectivos fueron capaces de frenar a la derecha

Si bien este cambio es significativo, el desplazamiento "hacia la derecha" del conjunto de partidos se sigue explicando sobre todo con el arrinconamiento del sentido común quincemayista, aquel que hizo posible la irrupción de Podemos o los movimientos municipalistas. Sin embargo, quienes quieran conquistar posiciones institucionales capaces de expresar un verdadero deseo de transformación política, de conquista de derechos y de distribución efectiva de la riqueza deben quitar centralidad a la irrupción de VOX  –epifenómeno de la derechona española– y poner en el centro el derrumbe de los "actores del cambio". La cuestión central no estaría tanto en la restauración de la derecha, sino en la separación, desafección y pérdida de fuelle que sufren una buena parte de los "procesos del cambio".

 

Batallas de interpretación

Lo cierto es que estamos muy lejos de un proceso de estabilización política. Con todo el campo abierto, las posibilidades de radicalización democrática siguen tan presentes como la propia crisis social que no hace más que reabrirse. También se puede asegurar que en España no se ha producido por el momento un desplazamiento masivo del voto de izquierdas y obrero hacia la extrema derecha, como sucedió en Francia en no pocos barrios tradicionales del Partido Comunista hacia el Frente Nacional.

Por el contrario, lo más relevante de estos años ha sido que las traducciones institucionales del ciclo 15M han devaluado sus expectativas y han caminado hacia posiciones que ya no expresan el deseo de transformación social que representaron hace cinco años. En la actualidad, el escenario se acerca más al de la creación de una bolsa abstencionista "por la izquierda" y "de los de abajo", huérfanos de representación, que a un desplazamiento de lo social hacia la conformación de un bloque contrarrevolucionario de extrema derecha. Aunque Vox sin duda tratará de ampliar su base social en ese segmento, todavía no tenemos ni rastro de movimientos de organización y acción cotidiana de ultraderecha en nuestros barrios y pueblos como fueron la FE-JONS, los camisas negras de Mussolini o, en la actualidad, los de Amanecer Dorado.

Sin duda, el peligro del nuevo ciclo ultraconservador está en que se redoblen los mecanismos de racismo institucional y de persecución de inmigrantes, también que se ataquen los derechos conquistados por movimientos feministas y LGTBI, así como que las directrices austericidas y del gobierno de las finanzas tengan cada vez las puertas más abiertas. Pero estamos muy lejos de un escenario en el que ese tipo de medidas tengan un calado social amplio y encarnado en movimientos de base, más bien de producirse, reabrirán un amplio abanico de contestación.

Entonces ¿qué escenarios se nos presentan? ¿Qué espacios institucionales se conformarán? Durantes estos meses se presentarán dos grandes hipótesis de interpretación. La primera, encarnada por el PSOE y que en el caso de Madrid incluirá las opciones abiertas por el "Carmenazo" y el "Errejonazo", volverá a centrar todo el discurso en la necesaria unidad en torno a la moderación, defendiendo las posiciones socialdemócratas como las únicas capaces de frenar el avance de la extrema derecha. Primero el voto útil, ganar posiciones de poder y luego, ya veremos.

En el caso de Madrid, esta posición está articulada en torno al tándem Gabilondo-Manuela en el que ahora Errejón quiere asomar la cabeza en su alianza con Más Madrid, cuya retórica de bondad y resistencia no podrá obviar que nada de esto se puede construir sin un modelo territorial, social y urbano muy distinto al que se ha impulsado desde el gobierno de Ahora Madrid. El impulso de la Operación Chamartín, la ausencia de un programa de remunicipalizaciones, la rendición ante la imposición de los recortes o la falta de rumbo en políticas de vivienda, son buena muestra de ello.

Llevamos mucho tiempo en una burbuja de primarias, bailes de nombres, de puestos y de sillones

La segunda hipótesis debe desviar el foco del ascenso de VOX, a pesar de ser una pieza clave para la restauración derechista, ya que su ascenso sería más una consecuencia que una causa. Porque lo cierto es que el ascenso de VOX no explica nada sobre el batacazo de expectativas frustradas –la tan traída y llevada ilusión– causadas por las apuestas institucionales, un verdadero abandono del sentido común abierto en las plazas en 2011. Sin hablar de esto, no se puede entender el cambio de ciclo político. De cara a las próximas elecciones, hay que partir de esta interpretación para que las alarmas y la urgencia provocada por la emergencia ultraderechista no hagan de cortina de humo que impida analizar correctamente la malversación del caudal político de transformación que ha implicado su traducción institucional.

Las nuevas propuestas electorales no se pueden basar en en una nueva devaluación de las expectativas, la eliminación de la diversidad y la democracia en programas políticos convertidos en sugerencias ni en asumir las propuestas de la ciudad neoliberal. Debemos ser claros, la experiencia que nos dejan el hiperliderazgo, el cierre de procesos en torno a los supuestos especialistas de "los mejores", la eliminación de cualquier proceso colectivo y la renuncia a un programa de transformación radical no son el mejor antídoto contra la derecha. Seguir abundando en ellos refuerza la desilusión e implica una clara pérdida de fuerzas.

 

Reabrir el municipalismo madrileño

Por ahora, la única certeza histórica es que con todos sus defectos, al calor de las movilizaciones de 2011, solo los procesos asamblearios, de contenido radicalmente democrático y colectivos fueron capaces de frenar a la derecha y hacer posibles figuras como las de Manuela Carmena e Íñigo Errejón. Por este motivo, la apuesta de estos años del  Podemos de Vistalegre y los actuales órdagos de Manuela e Íñigo suponen una impugnación al sentido común y al método que instauró el 15M. Por el camino, han sucumbido el Podemos de los Círculos y el Ahora Madrid de la diversidad y la ilusión colectiva. Se ha pasado de las asambleas abiertas a los pactos de partido; de las organizaciones a los proyectos unipersonales. Ya no hacen falta ni despachos, dos personas y unas pocas empanadillas valen para asaltar los cielos. Con estos mimbres, nada puede salir bien.

Sin embargo, no todo está perdido. En nuestro día a día, la contrarrevolución conservadora no ha calado, al menos por el momento. En el caso de Madrid, a pesar del intento de encantamiento institucional los diversos movimientos sociales, de vivienda, sindicales, ecologistas y vecinales han mantenido sus posiciones y han sabido tomar una importante distancia crítica con respecto a las devaluadas "políticas del cambio". Debemos entender que aún quedan resortes de los que tirar, que la participación institucional solo puede existir si expresa la riqueza y la fuerza de la "ciudad rebelde". La ciudad que no se conforma y que pelea, esté quien esté en el gobierno.

El próximo sábado 26 tendremos la asamblea abierta de un nuevo proceso municipalista para Madrid, La Bancada (bancada.net). Algunas preguntas se repetirán: ¿con quiénes se relacionarán ustedes?, ¿tienen candidatura, qué candidatos? La Bancada tiene un solo objetivo, agitar el debate y pensar nuevos caminos municipalistas. Llevamos mucho tiempo en una burbuja de primarias, bailes de nombres, de puestos y de sillones. Por eso, antes que nada, hablaremos de política, de Madrid y del modelo de ciudad. Hablaremos de la crisis social que vive Madrid y de cómo democratizar nuestros servicios públicos. En definitiva, de cómo recuperar un programa de lucha y de los movimientos para arrebatarle nuestras instituciones a las oligarquías financieras, las grandes asignaturas pendientes después de estos cuatro años de gobierno.

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Más Madrid, segundas partes nunca fueron buenas https://blogs.publico.es/contraparte/2019/01/22/mas-madrid-segundas-partes-nunca-fueron-buenas/ https://blogs.publico.es/contraparte/2019/01/22/mas-madrid-segundas-partes-nunca-fueron-buenas/#respond Tue, 22 Jan 2019 10:44:31 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=2232 Continuar leyendo "Más Madrid, segundas partes nunca fueron buenas"]]> .

Montserrat Galcerán, Patricia Perán y Javier Miñones

Bancada Municipalista

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La noticia de la semana en Madrid ha sido el anuncio, hecho por Iñigo Errejón, de que se presentará a las elecciones de la Comunidad de Madrid en tándem con Manuela Carmena bajo la marca de Más Madrid. Su argumento es que hay que sumar a más gente de la que votaría a Podemos así como a Ahora Madrid. Sin embargo y a pesar de su invitación a sumar, Más Madrid parte con menos heterogeneidad en su composición de la que tenía Ahora Madrid en su momento. Y aunque Podemos no tenga mucha es seguro que Más Madrid tiene aún menos.

El caso de la alcaldesa y el del flamante aspirante a la presidencia de la Comunidad son muy distintos, por más que la primera haya terminado por cobijar al segundo. Ahora Madrid surgió en 2015 tras un largo periodo de encuentros, debates y discusiones entre varios centenares de personas para definir el programa, el código ético, la carta financiera y, al final, las listas electorales. Se peleó lo indecible para asegurar que habría primarias proporcionales, lo que garantizó una real pluralidad en la candidatura final. Podemos se sumó, ya muy avanzado el proceso, trayendo de la mano a Manuela Carmena.

Por el contrario Más Madrid es una plataforma en torno a la alcaldesa que dicta sus condiciones para colocar en la lista a las personas de su confianza sin primarias proporcionales ni consulta ninguna. Tan segura está de su victoria que impone sus vetos. De modo que, aunque verbalmente se diga que es una plataforma abierta, no se constituye de forma democrática sino estrictamente personalista. La apertura está en llamar a votar la candidatura, no a integrarla, a ciudadanos y ciudadanas de diversas convicciones políticas pues al presentarse como un proyecto apartidista se coloca por encima de los partidos y sus contiendas. No voy a defender a los partidos y sus trifulcas internas pero Más Madrid también es un partido y no más sino menos democrático que cualquier otro. ¿Dónde está entonces la mejora? Sin democracia ni interna, en la elección de los cargos, ni externa, pues no se proponen medidas de mayor democratización en las estructuras institucionales, ¿por qué deberíamos confiar en la voluntad democratizadora del proyecto? Estamos ante un despotismo ilustrado de viejo cuño, no ante un proyecto de transformación social.

Lo mismo cabe decir del proyecto de Iñigo Errejón. Como él mismo dice fue uno de los fundadores de Podemos que por medio de un hechizo quiere volver a vivir aquel momento mágico. Lo que en su momento fue un acto de audacia quiere repetirlo como un sortilegio. Como si Podemos no tuviera ya una historia detrás, como si en esos cinco años no hubiera ocurrido nada. Fiel a su lectura de los procesos latinoamericanos, sigue pensando en la "gente" como una masa amorfa a la que se puede entusiasmar a voluntad, como si los ciudadanos, reducidos a la categoría de votantes, sólo fueran capaces de formular demandas de las que los políticos deben tomar nota. Ni atisbo de un programa democratizador de la estructuras políticas ni transformador de las condiciones sociales. Sólo un llamado a la "confianza" en la alquimia social que proponen los candidatos. A ese llamamiento durante la campaña electoral le sigue inmediatamente después el "No se puede" y "Debemos limitarnos a gestionar". Ahora que al menos a nivel del Ayuntamiento ya sabemos a qué nos enfrentamos deberíamos ser capaces de formular una estrategia realista, no un mero llamado a la confianza.

El tándem es lógico pues ambos proyectos se hermanan: el despotismo ilustrado de la actual alcaldesa con los intentos de resucitar un muerto del niño de los prodigios. Y entretanto, la derecha sigue escalando posiciones aprovechando el estupor y la desorientación política que hemos causado.
Si algo puede dar al traste con esta involución es la puesta en marcha de proyectos verdaderamente democráticos y transformadores desde abajo. En el plano municipal ateniéndonos a los principios municipalistas: código ético, primarias abiertas y proporcionales y programa elaborado de forma participativa que incluyan la perspectiva democrática, feminista y ecológica. La Comunidad debe enfocarse como una confederación de los municipios que la integran capaz de plantear a nivel territorial los problemas comunes: el agua, las infraestructuras, la vivienda, la sanidad, la educación, el aprovechamiento del suelo...

Siempre de abajo a arriba y lo más lejos posible de elitismos personalistas y liderazgos espúreos.

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Operación Chamartín: una mala política municipal de vivienda https://blogs.publico.es/contraparte/2019/01/16/operacion-chamartin-una-mala-politica-municipal-de-vivienda/ https://blogs.publico.es/contraparte/2019/01/16/operacion-chamartin-una-mala-politica-municipal-de-vivienda/#respond Wed, 16 Jan 2019 09:20:58 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=2204 Continuar leyendo "Operación Chamartín: una mala política municipal de vivienda"]]>  

 

 

Felix Arias Goytre, arquitecto urbanista (@felargo)

Miembro del Club de Debates Urbanos

 

La Operación Chamartín es una actuación que abarca 226 Hectáreas, en la que el 75% del suelo es público. El planeamiento es de iniciativa municipal, por lo que le corresponde al Ayuntamiento establecer las determinaciones y ordenación de la actuación; por ejemplo: el número de viviendas y equipamientos, la cuantía de espacio dedicado a oficinas, el empleo productivo, los parques, ejes y medios de movilidad, etc. Es el consistorio quien establece lo que quiere, elabora el plan y lo aprueba, si bien corresponde a la Comunidad de Madrid su aprobación definitiva tras la Evaluación Estratégica Ambiental y la comprobación del cumplimiento de la legislación vigente.

¿Cómo se plantea la Operación Chamartín en relación con la problemática de vivienda de la ciudad? Y, en particular ¿Cómo es la situación de ésta en la zona norte?

 

¿Cuál es el problema de la vivienda en Madrid?

Según el estudio incorporado por el Ayuntamiento al Plan Madrid Nuevo Norte (Anexo A1 "Sector Residencial" realizado por ST Consultores), la demanda residencial por demografía en la ciudad de Madrid a 20 años es de 4.500 viviendas anuales.

Analizando otras fuentes municipales se comprueba que estas necesidades - y mucha más demanda - quedarían cubiertas con las 150.000 viviendas vacías que hay en la ciudad, según diversas fuentes, y por el suelo residencial ya calificado que permite construir 179.197 viviendas en la ciudad ("Informe unificado de estado de desarrollo y remanente de edificabilidad de los ámbitos de ordenación vigentes de fecha 1 de enero de 2018"), de las que casi 36.000 pueden ya iniciarse o están pendientes tan solo de licencia, por lo que podrían entrar en el mercado a corto plazo.

La cuestión de la vivienda en nuestra ciudad no radica, por lo tanto, en la escasez de suelo: en términos cuantitativos existe capacidad más que suficiente para la demanda prevista. De hecho, lo habría que ocupar las viviendas y solares existentes, e ir urbanizando el suelo residencial ya calificado según evolucionaran las necesidades.

Lo que hay es un problema de vivienda estructural que afecta especialmente a los sectores sociales de menores recursos económicos, que no encuentran vivienda barata en compra ni en alquiler, ya que se han disparado los precios sacando provecho de esta población "cautiva".

 

La urgente necesidad de vivienda en alquiler social

En Madrid una elevada proporción de la población no puede satisfacer sus necesidades de alojamiento en las condiciones que ofrece el mercado, en particular en la zona norte, donde pretende desarrollarse la Operación Chamartín. Resulta necesario ofertar vivienda barata, pues de no hacerlo se fomentará que los hogares con menor capacidad económica tengan que irse de la zona, o incluso de la ciudad, aumentado la segregación social. Las familias con una situación más precaria tendrán que buscar alquileres baratos, ya que las condiciones de mercado y la capacidad de ahorro y financiación les impide comprar.

Pero el estudio municipal mencionado ha obviado esta variable fundamental de la cuestión de la vivienda en la ciudad: no faltan viviendas ni suelo para construir, lo que falta son viviendas sociales (preferentemente publicas) en alquiler. La EMVS de Madrid tiene 25.000 hogares en lista de espera para alquiler social (y otros tantos el IVIMA), si bien la necesidad es mucho mayor porque muchos hogares vulnerables no se apuntan en las listas de espera al desconocer que existe un parque público de vivienda en alquiler -más aun desde las ventas a fondos buitre de viviendas del IVIMA y la EMVS por parte de los gobiernos del Partido Popular-.

A pesar de que la Operación Chamartín es un plan de iniciativa pública sobre suelo mayoritariamente público (75%), el Ayuntamiento no ha incluido una estimación de la necesidad de alquileres baratos ni de la escasez de vivienda pública, que serían las razones que podrían justificar el interés general del desarrollo de una actuación como esta en la que desarrollar suelo residencial. La actual propuesta de 10.474 viviendas, o más ¿por qué no?, podría ser interesante siempre que una mayoría fueran protegidas y se dedicasen al alquiler social. En su lugar se ha optado por impulsar la construcción de oficinas de lujo con una cuantía equivalente a 30 torres como las del norte de la Castellana, algo claramente excesivo e innecesario para el sector inmobiliario, insostenible ambientalmente y que desequilibra social y funcionalmente la ciudad.

Como consecuencia de este "desinterés" por los alquileres baratos, el Ayuntamiento ni se ha planteado la necesidad de destinar suelo dotacional para residencia pública de grupos de mayor necesidad y vulnerabilidad, ni tampoco la oportunidad de hacer una operación de cierta envergadura de vivienda pública en alquiler para afrontar las más que evidentes necesidades sociales. Al final ha terminado mandado más el pelotazo del BBVA y ADIF.

 

La utilización del 10% de cesión del aprovechamiento: insuficiencia de vivienda protegida y despilfarro del patrimonio municipal

El Ayuntamiento tiene que recibir, por Ley, suelo urbanizado para el 10 % del aprovechamiento urbanístico de las actuaciones de urbanización en cada uno de los ámbitos de actuación de la ciudad. Cuando se aprueben los proyectos de reparcelación y se urbanice, cada una de las tres Juntas de Compensación de la actuación (Centro de Negocios Chamartín, Fuencarral y Las Tablas) deberá ceder al Ayuntamiento suelo para ese 10% de aprovechamiento.

En la Operación Chamartín el Ayuntamiento ha establecido que solo el 20% del suelo residencial se destine a vivienda protegida, algo incongruente puesto que esa cuantía de vivienda protegida es escasa para las necesidades y, además, si se cede todo al Ayuntamiento, no cubre las cesiones (10% del aprovechamiento total) que los promotores tienen que hacer al municipio. Como consecuencia, parte de la cesión obligatoria la recibirá el Ayuntamiento en suelo para vivienda libre o para oficinas.

Los datos

La Operación Chamartín
propone la calificación de suelo para 10.474 viviendas, de las que
el suelo para 2.564 viv sería para vivienda protegida (de 85 m2) y
7.910 serían viviendas libres (de 105 m2). El suelo para vivienda
protegida sería en un 70% para VPPB (1.795 viv) y un 30% para VPPL
(769 viv).

Las viviendas se situarán 2.594 viv en el Centro de
Negocios, 7.139 viv en Fuencarral (La Malmea-San Roque-Tres Olivos) y
742 viv en Las Tablas. El suelo para las 2.594 viviendas protegidas
estaría, por ámbitos: 621 viv en el Centro de Negocios, 1.759viv en
La Malmea-San Roque-Tres Olivos y 184 viv en Las Tablas.

Aunque la memoria no especifica lo que supone la aplicación de estos criterios en cada uno de los ámbitos, si se hacen las cuentas se comprueba que:

  • En el Centro de Negocios, el Ayuntamiento se quedará con el suelo para las 621 viviendas de protección y suelo para 1.053 viviendas libres de las 1.973 del ámbito, quedando suelo para 920 viviendas libres para los promotores privados.
  • En La Malmea-San Roque-Tres Olivos, el Ayuntamiento se quedará con el suelo para las 1.759 viviendas de protección y suelo para 290 viviendas libres de las 5.380 del ámbito, quedando suelo para 5.090 viviendas libres para los promotores privados.
  • En Las Tablas, el Ayuntamiento se quedará con el suelo para las 184 viviendas de protección y suelo para 136 viviendas libres de las 558 del ámbito, quedando suelo para 422 viviendas libres para los promotores privados.

En total el Ayuntamiento se quedaría con suelo de 2.564 viviendas protegidas y para 1.478 viviendas libres, que anuncia dedicará a vivienda protegida.

La pregunta es ¿Por qué el Ayuntamiento no ha calificado más suelo para vivienda protegida, un 30 o 40% en vez de un 20%?, de forma que toda la cesión del 10% del aprovechamiento se pudiera producir en suelo para vivienda protegida, e incluso quedara suelo de vivienda protegida para promotores privados y cooperativas. Máxime si se tiene en cuenta que se trata de un plan de iniciativa pública, por lo que es el Ayuntamiento el que decide los parámetros del plan y es quien, supuestamente, ha redactado el documento.

Esta incongruencia pone además al Ayuntamiento en la tesitura de destinar suelo de vivienda libre a vivienda protegida, lo que supondría depreciar en 186 M € el patrimonio municipal, ya que la diferencia de precios de repercusión entre la vivienda libre y la protegida, estimada por el Ayuntamiento en este plan, es en el Centro de Negocios es de 1.220 €/m2 y en la zona norte es de 1.143 €/m2.

Algo está claro: este proyecto está hecho a medida de los inversores privados, no de la ciudadanía que habita Madrid. Si no las necesidades habitacionales de la gente se encontrarían en primer plano. No hay duda, estamos ante una mala política municipal de vivienda.

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Abrir Madrid: derechas, izquierdas y los nuevos rumbos del municipalismo https://blogs.publico.es/contraparte/2018/12/12/abrir-madrid-derechas-izquierdas-y-los-nuevos-rumbos-del-municipalismo/ https://blogs.publico.es/contraparte/2018/12/12/abrir-madrid-derechas-izquierdas-y-los-nuevos-rumbos-del-municipalismo/#respond Wed, 12 Dec 2018 11:52:33 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=2199 Continuar leyendo "Abrir Madrid: derechas, izquierdas y los nuevos rumbos del municipalismo"]]> .

Pablo Carmona Pascual (@pblcarmona)
Concejal de en el Ayuntamiento de Madrid

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Los resultados de VOX en Andalucía obligan a hacer un balance detallado de la situación en la ciudad de Madrid. En el año 2015 esta formación política sacó algo menos de 10.000 votos en las elecciones municipales, la misma cifra que hubiese necesitado Esperanza Aguirre para ser alcaldesa. Pero también es cierto que VOX ha tenido en Madrid una creciente intención de voto.

Por este motivo, de cara a mayo de 2019 debemos preguntarnos ¿qué cambios introduce en la capital la irrupción de VOX? ¿Qué significa para nuestra ciudad? En primer lugar, no debemos olvidar que VOX es un epifenómeno del Partido Popular madrileño, aquel que siguiendo los pasos del aznarismo más rancio y de las revueltas neoconservadoras durante el primer gobierno de Zapatero, hicieron de Madrid el primer banco de pruebas de una derecha que amenazaba con tirarse al monte.

Sin embargo, entre 2011 y 2015 este ensayo derechista quedó truncado. La crisis, la conquista de las plazas y el empuje político del 15M barrieron de un plumazo a la derecha madrileña. La corrupción y la presidencia de Rajoy harían el resto, dejando fuera de combate a dos generaciones de líderes del PP nacional y madrileño. Las consecuencias a nivel electoral en Madrid fueron inmediatas. En las elecciones de 2011 el PP perdía más de 120.000 votos que sólo en parte –no más de 40.000–, acabaron por engrosar el voto de UPyD. Al menos 80.000 votantes fidelizados por la derecha en años anteriores, habían quedado a la deriva.

Con este dato en la mano, las maquinarias comunicativas y políticas que en su día empujaron a las huestes aznaristas y neoconservadoras, empezaron a barruntar una nueva hipótesis. El PP estaba amortizado, era el momento de buscar alguna alternativa. La activación de Libertad Digital y OKDiario, la reaparición de HazteOír o las últimas manifestaciones de la Fundación DENAES que congregó el pasado 1 de diciembre a cerca de 15.000 personas, han caminado en ese sentido. No debemos olvidar que en aquellos primeros años del gobierno Zapatero, los neocon se movilizaron contra la ley de matrimonio homosexual, el aborto, la memoria histórica y en favor de los discursos conspiranoicos sobre los atentados del 11M. Movilizaciones y movimientos tácticos que obligaron incluso al Partido Popular a ir más allá de lo que el propio aparato del partido estaba dispuesto, forzando rupturas importantes que han sido el argumentario central de las últimas primarias que disputaron Soraya y Pablo Casado.

Años después, la ruptura se ha consumado con la consolidación de VOX. Apoyado en esta revuelta por la derecha -incluyendo ahora una buena dosis de imaginario franquista-, la cuestión catalana y la oposición frontal a los ejes culturales y políticos de la izquierda, empezando por el pujante movimiento feminista, han logrado adelantar por la derecha incluso a Pablo Casado. Ahora mismo para VOX ese Partido Popular que firma declaraciones en favor de los derechos de los movimientos LGTBI y apoya mociones feministas en los plenos municipales no es más que un pelele de la "ideología de género" y de la "rendición de los valores centrales de la patria".

Como consecuencia de este proceso, la derecha ha encontrado en la diversidad de opciones la receta necesaria para reconstruir la ilusión de su electorado. Con un Partido Popular que no deja de ceder posiciones pero sin llegar a desplomarse definitivamente y con Ciudadanos electoralmente al alza, lo más lógico es que el arco derecho madrileño se acerque de nuevo en 2019 a su techo electoral de los 850.000 votos. Esto mientras VOX acapara los votos más extremos y deja a Ciudadanos un ancho territorio en el centro derecha.

Las derrotas de la izquierda y el final del quincemayismo.

De cara a 2019 las posibles comparaciones con 2015 son realmente complicadas. Si en aquel momento el salto electoral de nuevos actores y fuerzas surgidas del 15M eran el principal impulso de cara a derrotar al PP, hoy los desgastes producidos por el gobierno de Ahora Madrid y la falta de un proyecto colectivo, aparecen como los primeros síntomas del divorcio entre los sectores más activos de los movimientos sociales madrileños -quienes impulsaron el proyecto municipalista-, y el gobierno de Más Madrid.

Incluso en 2015, cuando asistimos al momento álgido de Podemos, el pico de ilusión generada por los procesos municipalistas y la resaca de los movimientos del 15M, Madrid no alcanzó los techos de voto de la derecha. En aquellas elecciones, la suma de Ahora Madrid, PSOE e IUCM alcanzaron la cifra histórica de los 796.000 votos, mientras la derecha se quedaba en los 759.000 votos a más de 120.000 de sus mejores resultados de 2007.

No cabe duda de que las elecciones de 2015 contaron con el fenómeno de Ahora Madrid, una propuesta electoral que, por su diversidad y su implantación en la ciudad, atrajo el voto de muchas de las zonas grises del electorado madrileño. Por un lado, la construcción de la figura de Manuela Carmena hizo que más de un 27% del electorado que votó al PSOE en la Comunidad de Madrid se decantase por Ahora Madrid en la capital. Mientras, por otro, la marejada electoral posterior al 15M encarnada por los movimientos municipalistas y Podemos, se encargaron de movilizar a un electorado desencantado con la izquierda tradicional y con ADN abstencionista.

Recordemos que el voto de izquierda, por denominarlo de alguna manera, creció en más de 250.000 con respecto a 2011. De hecho, el origen del voto de Ahora Madrid de 2015 se componía en algunas encuestas de más de un 20% de personas que provenían de sectores netamente abstencionistas o votantes muy intermitentes. En este ámbito, los barrios populares, los movimientos quincemayistas y los tejidos sociales independientes, autónomos y de tendencia libertaria, todos ellos sectores de difícil movilización de cara a las urnas, fueron otro factor determinante.

Lejos de esta complejidad, para las elecciones de 2019 todas las miradas se han focalizado en la candidatura de Manuela Carmena. Es cierto que con ella se garantiza al menos que una buena parte del electorado socialdemócrata no vuelva a votar al PSOE, también que algunos de estos sectores desencantados con el PSOE sigan teniendo en su candidatura un referente electoral. Sin embargo, se valora muy poco las consecuencias electorales que puede tener que las fuerzas políticas, sociales y los movimientos que expresaron electoralmente la ola del 15M en 2015 hayan quedado apartadas. Más allá del dato, que debe tomarse como un simple síntoma, lo que late por debajo de todo el proceso, es que al renunciarse a las bases organizativas y programáticas que hicieron posible una candidatura como la de 2015, también se está renunciando a ganar una posición institucional en la ciudad a corto, medio y largo plazo.

La apertura como método. La unidad como fetiche.

Y hasta mayo de 2019 ¿Qué hacer? A día de hoy, el bloque de derechas se presenta con tres opciones que han logrado una cooperación virtuosa. La mezcla de VOX, PP y Ciudadanos, sin perder su perfil un tanto bizarro, augura en su conjunto unos muy buenos resultados. Mientras a la izquierda ,el fetiche de la unidad entendida como comunidad de intereses hace estragos en un frente desdibujado en el que además el PSOE parece no encontrar su hueco al margen de Manuela Carmena.

Así –de no cambiar mucho las cosas–, en 2019 el arco izquierdo contará con dos propuesta indiferenciables y dirigidas al mismo nicho electoral, un hecho que hará que el trasvase de votos de un lado a otro termine siempre en un juego de suma cero. Al mismo tiempo, la zona gris de votantes que se extiende entre los sectores más vivos políticamente, los movimientos y los barrios populares de Madrid han empezado a girar la cabeza hacia otro lado. Todos los datos indican que de no abrirse un proceso que recupere el pulso del Madrid real, las elecciones se perderán en favor de la derecha.

Mientras la cotidianidad habla de crisis social, desahucios o servicios públicos mal gestionados por multinacionales, el discurso de las propuestas electorales es el de buena gestión y el de selección de las élites gobernantes. La realidad es que los problemas de los de abajo, de quienes sufren la crisis y la realidad de Madrid –como ciudad rota por la precariedad, el paro y la falta de vivienda– no tienen nada que ver con la defensa de la ciudad-marca, las Olimpiadas, la Operación Chamartín, la ciudad de los negocios o los palcos del Open de tenis.

Esta falta de proyecto compartido es lo que ha hecho que la unidad popular se haya convertido en un fetiche, en un símbolo de la supervivencia de la nueva clase política del cambio. Y por eso precisamente, nada cambiará si de cara a 2019 no afrontamos un proceso municipalista que vuelva a poner en el centro la vida real de la ciudad, haciendo suyo el programa político construido por los movimientos madrileños en los últimos treinta años, trazando puentes que no miren de reojo las posiciones electorales y pensando en el medio plazo.

Somos muchos y muchas quienes tenemos la responsabilidad de no bajar los brazos y amoldarnos a posiciones de transición o mera supervivencia, la de hacer política con la boca pequeña o la de votar con la nariz tapada. Hoy presentamos la Bancada Municipalista, un proyecto que quiere hablar de construir puentes en el Madrid rebelde y con el Madrid real, un llamamiento a salirse del marco de lo posible y pensar las transformaciones de nuestra ciudad a medio y largo plazo. Sin un sistema de alianzas fuerte, sin movimientos de cambio que sostengan posiciones institucionales, estaremos condenados a repetir los errores del pasado, donde los sillones serán cada vez más obscenos y las lenguas cada vez más de palo.

 

 

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Caos y orden en Podemos (y Ahora Madrid) https://blogs.publico.es/contraparte/2018/11/14/caos-y-orden-en-podemos-y-ahora-madrid/ https://blogs.publico.es/contraparte/2018/11/14/caos-y-orden-en-podemos-y-ahora-madrid/#respond Wed, 14 Nov 2018 11:05:04 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=2193 Continuar leyendo "Caos y orden en Podemos (y Ahora Madrid)"]]> .

Pablo Carmona Pascual (@pblcarmona)
Concejal de Ahora Madrid

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En estos últimos días hemos asistido a la enésima batalla a brazo partido dentro de Podemos. A medio camino entre el sainete y un thriller de terror e intriga política, al estilo de Juego de tronos, este nuevo episodio bélico ha comprometido, otra vez, a las distintas familias políticas que rodean a Manuela Carmena. No repetiremos aquí la secuencia ya conocida de los seis concejales de Podemos que han decidido no participar en las primarias de su organización y que han sido fulminantemente suspendidos de militancia en su partido.

En todo caso, nada de lo sucedido se puede entender, si no nos remontamos al pasado mes de septiembre, cuando Carmena anunció su candidatura y su nueva plataforma ciudadana, la conocida como "participadaria". Desde es momento, salvo quienes aún buscaban salvar los trastos con más voluntarismo que ideas propias, supimos que Manuela había decidido prescindir y ningunear a Podemos como fuerza política organizada, al igual que había hecho previamente con otras organizaciones sociales y políticas, como Ganemos o IU. Manuela, una vez más, imponía su voluntad.

Con cierto aire jocoso, algunos dimos el nombre de Carmenazo a aquellas declaraciones. Al contrario de lo que se dijo en aquellos días, Manuela instauró junto a los suyos la idea de partido unipersonal, mientras el resto de los compañeros de viaje serían llamados "por deferencia" a integrarse en las listas de Manuela, y de paso organizar de todo el proceso de campaña. Casi todo el mundo asumió así una peligrosa premisa, la victoria en Madrid dependía de estar a la sombra de Manuela Carmena, reconociéndola como el único actor capaz de ordenar la situación y llevar a la victoria de 2019.

Podemos aceptó a regañadientes el designio de la alcaldesa, pero ideó bajo cuerda una nueva estrategia para influir con una posición propia en el proceso de conformación de la candidatura. Todos los concejales morados que se presentasen con Manuela Carmena a las elecciones de 2019 debían pasar por unas primarias, como siempre hace Podemos. Estas primarias y su planteamiento de fondo entraban, sin embargo, en una enorme contradicción con la idea de la alcaldesa. Manuela obviamente no iba a aceptar el resultado de las mismas. Las personas elegidas de Podemos para su lista de 2019 sólo podrían ser las ya decididas y anunciadas por ella misma.

Para Pablo Iglesias, el Carmenazo planteaba una difícil encrucijada. Las primarias se habían convertido en un reto imposible de solventar dignamente sin un enfrentamiento directo y a plena luz del día con la alcaldesa. Podemos debía hacer coincidir los resultados de sus elecciones internas con los deseos de Manuela. De lo contrario, se entraría en un escenario de enfrentamiento abierto. Y esto es lo que ha sucedido. Aquellos compañeros y compañeras adscritos a Podemos debían elegir entre aceptar el riesgo de no ser elegidos por su organización en primarias o apostar por la carta segura de entrar por designación directa. Naturalmente decidieron lo segundo. Y es que las carreras personales a la sombra de Manuela han podido mucho más que la aceptación de la reglas colectivas de juego. Punto y final.

Más allá, no obstante, de este último episodio del juego de la silla debemos analizar qué nos ha llevado hasta aquí. La candidatura de Ahora Madrid se conformó con un enorme aparataje de obligaciones colectivas: código ético, reglamento económico de donaciones, documento de compromiso con el programa, estructuras organizativas en barrios. Una por una, sin embargo, todos estas premisas han ido saltando por los aires. Así se ha ido imponiendo la idea de que ninguna estructura o compromiso colectivo debían atar a la alcaldesa, así como tampoco a su equipo de gobierno. Podemos participó alegremente en el desmontaje de todos estos mecanismos de check and balances, alentando los incumplimientos del programa y de cuestiones tan esenciales como el código ético. La expectativa de Podemos y también de la alcaldesa era muy clara: poder quitarse de encima a los sectores más movimentistas de Ahora Madrid representados por su compañero de viaje, Ganemos Madrid, y constituir a futuro una nueva candidatura despojada ya de todo lastre. Podemos apostó así al carmenismo y a la posibilidad del partido de Manuela.

Naturalmente, la propia acción de Manuela iba a ir mucho más lejos del tutelaje de Podemos. Desde 2016, los de Pablo Iglesias han visto cómo poco a poco sus concejales (los concejales de Podemos), que entraron en el gobierno de Ahora Madrid, se han ido arrejuntando en torno a la figura de Carmena, al tiempo que dejaban de lado toda disciplina de partido. En este año 2018, Podemos se ha percatado, al fin, de que ha dejado de tener concejales que rindan cuentas a nadie más que a la propia alcaldesa.

Muchos interpretaron en septiembre que el anuncio de Manuela iba dirigido a quitarse de encima a los concejales más díscolos. Sin embargo, el objetivo principal de Carmena era quitarse también de encima a Podemos. Todos los sectores directamente atacados por el decreto unipersonal de la alcaldesa aceptaron el golpe de mano a regañadientes. Su única posibilidad, también la de Podemos, pasaba por tratar hacer más abierto y diverso el proyecto que planteaba Manuela. Por la vía de los hechos consumados, la derrota de esa interpretación ha sido aplastante.

Más allá de estos juegos tácticos entre partes, la pregunta que urge responder es ¿qué hacemos ahora? Mientras las guerras de poder se suceden en el Palacio de Correos, la realidad es que aquellos sectores que más activamente crearon y empujaron el proyecto municipalista y que construyeron su programa, han dejado de creer mayoritariamente en Ahora Madrid. El ritmo del desencanto por la inacción (más que acción) de Manuela Carmena en materia de vivienda, defensa del patrimonio, remunicipalizaciones y control del desarrollo urbanístico, sólo es comparable con el aluvión de críticas que distintos movimientos sociales han ido planteando al actual gobierno.

Por este motivo se hace urgente construir un nuevo proyecto municipalista que discuta sobre el actual modelo de ciudad y que se ponga a trabajar desde ya en esta dirección. No podemos entretenernos más en el reparto de listas, sillones y cargos, debemos superar cuanto antes el estado de decrepitud que vive el bloque del cambio en esta ciudad. Para ello debemos reconocer que los desahucios de familias vulnerables en viviendas muncipales de la EMVS, la Operación Chamartín o la destrucción patrimonial y especulativa, con las divisiones políticas que todo ello conlleva, no son más que el síntoma de una política cada vez más plegada al continuismo con los gobiernos del PP. Al mismo tiempo, debemos recorrer nuevos caminos que nos permitan reconocer la nueva realidad social y política que se está imponiendo en nuestras ciudades. El racismo, la precarización crítica de muchas familias o la falta de políticas de vivienda hacen necesario repensar un proceso que diseñe políticas urbanas complejas y destinadas a las mayorías y a los sectores más vulnerables.

Lejos de los llamamientos a la unidad vacía de programa y a la obediencia debida, se trata de recuperar un debate político sin chantajes. Conviene recordar aquí que los grandes gobiernos de izquierda en distintas ciudades y regiones europeas no cayeron por la falta de unidad, sino por llevar adelante las políticas de la derecha neoliberal. Sin programa y sin obligado cumplimiento del mismo, sin pensar en la diversidad y la unidad en torno a una idea de ciudad, sin mecanismos colectivos de control y contrapoder o sin movimientos que empujen y pongan en cuestión las políticas que se desarrollan, sólo nos quedará el liderazgo mediático de Carmena, las jerarquías cerradas y la lealtad ciega. Esto es lo que hoy tenemos en Madrid. Y es en definitiva la peor política que podíamos esperar después de mayo de 2011 y la experiencia de creación colectiva de mayo de 2015.

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Las venas abiertas de la Casa de México en Madrid https://blogs.publico.es/contraparte/2018/10/02/2185/ https://blogs.publico.es/contraparte/2018/10/02/2185/#respond Tue, 02 Oct 2018 07:43:45 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=2185 Continuar leyendo "Las venas abiertas de la Casa de México en Madrid"]]> .

Plataforma Y Retiemble! (@yretiemble)
 Espacio de apoyo al Congreso Nacional Indígena (México) desde Madrid

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Ayer, primero de octubre, Josep Borrell, Ministro de Exteriores y Manuela Carmena, Alcaldesa de Madrid, estuvieron en la Calle Alberto Aguilera, 20, esperando a Luis Videgaray, Secretario de Relaciones Exteriores de México y juntos entraron en el palacete para inaugurar la Casa de México en España. La hoy "Casa de México" fue reclamada durante mucho tiempo por los movimientos sociales de esta ciudad, en la que existen pocas oportunidades para que vecinos y vecinas tengan espacios autogestionados. Enrique Peña Nieto recibió el edificio el pasado mes de abril de 2018, con una concesión por 50 años.

La Casa de México se abre al público hoy 2 de octubre, día en que se cumplen 50 años de que el Estado mexicano asesinó y reprimió estudiantes en 1968. Se inaugura con una Jornada de Puertas Abiertas en tono de fiesta, en un día declarado de luto nacional por el mismo gobierno mexicano en 2012. Entre las actividades se enumeran desde exposiciones, teatro, hasta manualidades y piñatas, pasando por una degustación de "destilados mexicanos". Pero nada que conmemore lo ocurrido hace cinco décadas en el país, como si se invisibilizara una fecha que tiene un significado para todos los mexicanos.

El actual gobierno encabezado por Enrique Peña Nieto y la fecha del 2 de octubre están ligados, más de lo que a primera vista podría parecer, por un lado, por la historia trágica de México y por otro, por la lucha de los estudiantes. El 2 de octubre de 1968, el presidente Gustavo Díaz Ordaz mandó reprimir al movimiento estudiantil que aglutinaba a las universidades públicas más importantes del país, dando lugar a la "matanza de Tlatelolco", días antes de la fastuosa inauguración de unos Juegos Olímpicos que pasaron a la historia porque Tommie Smith y John Carlos levantaron el puño, enfundado en un guante negro en la ceremonia de entrega de los premios de los 200 metros. Esta historia de represión no se cerró ahí, hay una continuidad con lo acontecido el 26 de septiembre de 2014. En esa fecha, un numeroso grupo de estudiantes de la normal Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, se dispuso a tomar unos autobuses para asistir a la conmemoración número 46 de la matanza de Tlateloloco. Los estudiantes fueron emboscados por elementos del Estado. Seis personas fueron asesinadas, tres de ellas estudiantes, y cuarenta y tres siguen desaparecidos. Mucho tardó Peña Nieto para pronunciarse sobre lo ocurrido y sólo para justificar la desaparición de los jóvenes y declarar su muerte con una "Verdad Histórica" llena de mentiras.

El año 1968, fue un tiempo convulso en buena parte del mundo, con los estudiantes empeñados en cambiar el rumbo político de sus países; y esto ocurrió no solo en París o en Praga, con su Primavera; en México, por ejemplo, los estudiantes se propusieron abrir nuevos cauces de participación política en un estado donde éstos no existían si no era dentro de las normas del Partido Revolucionario Institucional, el PRI, en el poder. Desde el mes de julio de ese año en que empezaron a movilizarse, los jóvenes fueron consolidando, cada vez más, el apoyo de la sociedad civil. Baste recordar para ello la Marcha del Silencio, realizada un 13 de septiembre, convocada por el Consejo Nacional de Huelga (CNH) a la que acudieron, según fuentes de la época, entre doscientas y doscientas cincuenta mil personas y que fue encabezada por el rector de UNAM, Javier Barros Sierra. En su pliego petitorio figuraba, entre otros, el respeto por la autonomía universitaria al grito de "Libros sí, bayonetas no", la libertad de los presos políticos y la desaparición del cuerpo de granaderos, equivalentes a los antidisturbios, que habían participado en varios actos de represión contra los estudiantes.

Cuando llevaban 123 días de huelga, realizaron un mitin en la plaza de Tlatelolco, suficientemente grande como para que pudieran entrar en ella todos los estudiantes y con un edificio, el Chihuahua, que tenía una terraza en el tercer piso desde dónde podían hablar los oradores. Cuando estos estaban ya terminado el acto, a eso de las 6 de la tarde, unas luces de bengala cruzaron el espacio y acto seguido, francotiradores pertenecientes al Batallón Olimpia, apostados en los edificios de alrededor, abrieron fuego y en segundos, fueron seguidos por los elementos del Ejército que estaban en la plaza. Los muchachos y las muchachas salieron corriendo, huyendo de las balas; algunos lo consiguieron, otros no; otros más fueron escondidos por los vecinos que les abrieron sus casas, en los edificios de la plaza, pero que de nada les sirvió, porque los militares entraron a la fuerza en muchos de esos domicilios a detenerlos, pese a no tener orden judicial para hacerlo.

Durante horas la plaza se vio llena de cadáveres y de personas heridas, pero a la mañana siguiente estaba limpia y despejada, tanto, que los militares no dejaron a nadie pasar por ella. Cincuenta años después, aún no se sabe el número de muertos y heridos, pero el tres de octubre de 1968, las primeras páginas de los periódicos del país, estaban dedicadas al tiempo.

Esta es una historia que ocurrió hace ahora cincuenta años y que prácticamente todos los mexicanos conocen. Y no solo la conocen, sino que todos los 2 de octubre se realiza una manifestación multitudinaria en la Ciudad de México en la que resuena el grito de ¡2 de octubre no se olvida!, de la misma forma que no se olvida Ayotzinapa ni los miles de muertos que los presidentes de México llevan a sus espaldas en todos estos años, desde Díaz Ordaz hasta Peña Nieto, pasando por Echeverría, Salinas, Zedillo, Fox y Calderón.
Y con esta historia, y con este grito que sigue vivo como el primer día de ¡2 de octubre no se olvida!, en este día en que se cumplen cincuenta años de los hechos, se abren las puertas de la Casa de México en España con unos alegres actos de puesta de largo entre los que se encuentra la proyección de "una divertida comedia protagonizada por una familia disfuncional de Tijuana". Programar estos eventos en esta fecha ¿es un despiste o más bien un desatino político del que se hacen cómplices el Sr. Borrell y la Sra. Carmena? En realidad, lo más probable es que se trate de un reflejo del desprecio y la apuesta por el olvido planteados desde el Estado mexicano. Una burla que no ha de pasar desapercibida y que resulta particularmente cruel después de que hace apenas unos días, se conoció la noticia de que en tres estados del país, el gobierno está contratando traileres frigoríficos para almacenar los cuerpos de los muertos que ya no caben ante la saturación de las morgues. Entre los lugares involucrados: Tijuana.

Pero eso sí, necesitamos que el 2 de octubre nos vengan a divertir con comedias sobre familias disfuncionales en esa ciudad. Los disfuncionales son otros; no entienden que no entienden. El 2 de octubre no se olvida.

Y a esa luz, breve y lívida, ¿quién? ¿Quién es el que mata?
¿Quiénes los que agonizan, los que mueren?
¿Los que huyen sin zapatos?
¿Los que van a caer en el pozo de una cárcel?
¿Los que se pudren en el hospital?
¿Los que se quedan mudos, para siempre, de espanto?

¿Quién? ¿Quiénes? Nadie. Al día siguiente, nadie.

La plaza amaneció barrida; los periódicos
dieron como noticia principal
el estado del tiempo.
Y en la televisión, en la radio y el cine
no hubo ningún cambio de programa,
ningún anuncio intercalado ni un
minuto de silencio en el banquete.
(Pues prosiguió el banquete.)

Memorial de Tlatelolco. Rosario Castellanos (Fragmento).

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Romper Madrid, la Operación Chamartín como síntoma https://blogs.publico.es/contraparte/2018/09/20/romper-madrid-la-operacion-chamartin-como-sintoma/ https://blogs.publico.es/contraparte/2018/09/20/romper-madrid-la-operacion-chamartin-como-sintoma/#respond Thu, 20 Sep 2018 09:14:08 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=2173 Continuar leyendo "Romper Madrid, la Operación Chamartín como síntoma"]]> .

Pablo Carmona Pascual (@pblcarmona)
Concejal en el Ayuntamiento de Madrid

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En octubre de 2015 se daba a conocer el estudio denominado "Segregación socio-económica en las capitales europeas". Esta investigación comparativa de las principales capitales del continente arrojaba un dato impactante, Madrid era la capital más segregada de Europa y la segunda con mayor desigualdad.

Dos años después, los datos de vulnerabilidad del propio Ayuntamiento de Madrid seguían corroborando esta brecha. Según estos estudios, el grado de vulnerabilidad entre los distritos del sur y aquellos con mayor renta de la capital se situaba en 20 puntos a favor del norte. Mientras que si la comparación se hacía entre los barrios más ricos y aquellos con menor renta, la diferencia se disparaba hasta los 26 puntos.

En demasiadas ocasiones no se ha querido ver, pero Madrid está rota socialmente, como capital y como región metropolitana. Así lo demuestran los datos de UNICEF que en febrero de 2018 advirtió que la Comunidad de Madrid era la que mayor desigualdad infantil padecía de toda España, un dato que corroboraba las diferencias de renta que existen entre los pueblos y ciudades de nuestra Comunidad, con tasas de desempleo que superan el 10% y hasta del 15% de diferencia entre los municipios del norte de la región y aquellos que se sitúan al sur.

Ahora Madrid y el derecho a la ciudad

Durante muchas décadas, la lucha contra las desigualdades territoriales y sociales en Madrid han sido centro de la agenda política de nuestra ciudad. En ese contexto, los movimientos vecinales nacidos a finales de la década de los sesenta, los movimientos ecologistas y de defensa del territorio, los centros sociales de barrio o los movimientos de vivienda como la PAH han sido la expresión directa de las reivindicaciones que demandaban que Madrid garantizase los mismos derechos a todos sus vecinos y vecinas.

También es importante recordar que el programa con el que concurrió Ahora Madrid a las elecciones de 2015 fue el fruto directo de estas luchas, de su programa político y del empuje de estos movimientos que tuvieron en el 15M un momento de explosión multitudinaria. La cohesión social, el reequilibrio territorial y el derecho a la vivienda fueron un mandato claro de nuestro programa. En definitiva, se trataba de luchar contra la secular segregación de nuestra ciudad y garantizar los derechos más básicos.

Esto es, se trataba de invertir la lógica heredada de gobiernos anteriores y actuar en favor de los distritos más dañados socialmente con programas de vivienda, rehabilitación y nuevas infraestructuras. Sin embargo, nuestro programa explicitaba también que –para hacer efectivo este proceso de reequilibrio-, se debían auditar y eliminar todos los macroproyectos especulativos que quedaban encima de la mesa, básicamente dejar de apoyar las operaciones abiertas en el centro de la ciudad: Canalejas, TPA, Cocheras de Cuatro Caminos y también aquellas destinadas a crear una nueva centralidad al norte de nuestra ciudad: La Operación Chamartín.

Pero por desgracia, el núcleo duro del gobierno de Carmena no ha querido aplicar este programa y frenar así la consolidación del norte de la ciudad como el espacio privilegiado de residencia y negocios para las rentas altas de la ciudad. Así lo demuestran la aprobación de las operaciones residenciales de Cuatro Caminos y Raimundo Fernández Villaverde y, en dimensiones mucho más grandes, de la Operación Chamartín.

Todo ello en detrimento de la gran apuesta de nuestro programa, la inversión con fines de reequilibrio territorial. De nuevo se han impuesto las dinámicas financieras que intervienen en los grandes procesos de turistización y terciarización del centro y también aquellas que buscan en el negocio residencial y de oficinas en el norte de la ciudad altas tasas de beneficio.

De nuevo se instala en el gobierno -esta vez en un gobierno del cambio-, la lógica de confiar la economía de nuestra ciudad a las dinámicas de inversión financiera basadas en la especulación sobre el suelo y la industria del ladrillo. Por desgracia, el núcleo duro del gobierno no ha entendido que reequilibrar una ciudad rota y poner la alfombra roja a la especulación son dos hechos absolutamente antagónicos

La Operación Chamartín como síntoma

Ya está aquí Madrid Nuevo Norte. En primer plano y como cortina de humo, algo más de 2.000 viviendas con algún tipo de protección y enormes zonas verdes construidas sobre una losa de hormigón. Sin embargo, detrás de los parabienes oficiales, nos encontramos con una operación financiera privada hecha sobre terreno público y que se concreta en 26 rascacielos similares a las populares cuatro torres de Mordor y en más de 8.000 viviendas de alto nivel. Un nuevo desarrollo que conllevará un aumento del 23% del tráfico de la zona y más de medio millón de nuevos desplazamientos.

La realidad es que los cálculos económicos sobre el beneficio privado que produce este pelotazo con terrenos públicos y sus consecuencias en términos sociales, de movilidad y medioambientales no han sido ni siquiera estudiados con seriedad por sus impulsores institucionales, simplemente un signo más de su irresponsabilidad. Sin embargo, en las cotizaciones en bolsa, el sector privado ya ha echado números y las acciones de las empresas implicadas suben a día de hoy como la espuma.

Pero quizás lo más grave de la operación es que incide en los mismos errores que nos llevaron al desastre en el pasado. Por un lado, porque eleva a la enésima potencia la centralidad del norte de Madrid frente al sur, con toda la inversión y gasto público que eso determina, para empezar más de 300 millones en la urbanización del terreno y otros 110 millones en inversiones dentro del nudo norte. Datos que abundan en la ruptura norte-sur de la ciudad, pero también del conjunto de la región. Un norte cada vez más rico y un sur cada vez más pobre y precario separados por una almendra central configurada como parque temático y donde toda inversión pública, como demuestra el proyecto de Plaza España, se enfoca al turismo.

De hecho, en estos días se empiezan a conocer las cifras iniciales de gasto municipal que van a suponer este tipo de operaciones. Sólo la remodelación de Plaza España se llevará la ostentosa cantidad de 98,6 millones de euros, un gasto equivalente a todo el Fondo de reequilibrio territorial del que dispuso la ciudad de Madrid en 2016 y 2017. Si a esto le sumamos los más de 410 millones iniciales que costará al Ayuntamiento la Operación Chamartín, tendremos una ecuación que empieza a no cuadrar. De nuevo el centro y el norte de la ciudad se llevan las inversiones que no llegarán al sur, de nuevo se confía en la receta especulativa que promete riqueza y solo nos devuelve crisis y precariedad.

Hoy 20 de septiembre de 2018, se aprueba inicialmente la Operación Chamartín. Curiosamente en torno a la mesa que dará el visto bueno a esta macro-operación especulativa ya no estarán presentes sus precursores políticos del Partido Popular, sino algunas de las cabezas visibles de los movimientos sociales que más lucharon y luchan contra la especulación en Madrid. Tristemente muchos de quienes se comprometieron a auditar y paralizar este proyecto, hoy le dan luz verde. Justo cuando el Banco Central Europeo advierte de que la próxima crisis tendrá su epicentro en el mercado inmobiliario y cuando se cumplen 10 años de la caída de Lehman Brothers, parece que no hemos aprendido nada.

 

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¡La Casa Invisible se queda! Contra la ciudad obediente https://blogs.publico.es/contraparte/2018/07/25/la-casa-invisible-se-queda-contra-la-ciudad-obediente/ https://blogs.publico.es/contraparte/2018/07/25/la-casa-invisible-se-queda-contra-la-ciudad-obediente/#respond Wed, 25 Jul 2018 10:26:20 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=2159 Continuar leyendo "¡La Casa Invisible se queda! Contra la ciudad obediente"]]> Gerald Raunig

Traducción: Kike España

Después de dos horas y media de marcha por la ciudad, la manifestación gira hacia calle Larios a las 10 de la noche, la pomposa avenida principal del centro de Málaga.

Una despedida al camión que llevaba a la banda que había estado conduciendo la protesta todo este tiempo, y la manifestación continúa a través de la zona peatonal. Repentinamente y sin anuncio, las primeras siete filas de superheroínas invisibles comienzan a correr, no del todo invisibles, superando la línea de seis hombres de la policía y recorriendo toda la calle hasta la plaza Constitución, donde iba a tener lugar el final de la manifestación. Desobediente vuelo, rompiendo los patrones de consumo y de movimiento en la costosa milla de las compras, miradas de incredulidad de los transeúntes e incluso en la mayoría de participantes de la protesta asombrados por lo que es posible en un día como este.

¿Cómo es posible esto en una ciudad que se ha vuelto cada vez más dependiente del turismo? ¿Qué se hunde en el destino y entrega de la ciudad a la especulación, la gentrificación y la turistificación? ¿La cultura instrumentalizada como atracción en la competencia entre ciudades y como marca al servicio del turismo: desde el lugar de nacimiento de Picasso hasta las innumerables instituciones museísticas de mediocre calidad erigidas? ¿Cómo es esto posible, sobre todo, en una ciudad que ahora también se está despojando de su capa liberal e intentando desalojar el único oasis sociocultural que queda en el desierto completamente turistificado de su centro?

Desde hace más de once años la Casa Invisible ha sido garante de culturas alternativas y ecologías del cuidado, y también ha sido una máquina social para todo lo que es desobediente a pesar de, y en el medio de, la ciudad obediente: cafés y talleres feministas, grupos antirracistas y de bienvenida a refugiados y refugiadas, conciertos, reuniones locales de la PAH (Plataforma de Afectadas por la Hipoteca), reuniones del movimiento Málaga No Se Vende y del Sindicato de Inquilinas, eventos de discusión organizados por la Universidad Libre Experimental (ULEX), talleres de danza y teatro, iniciativas tecnopolíticas, y mucho más. El edificio, ocupado en 2007, fue construido en el siglo XIX; tiene un patio maravillosamente sombreado y es una isla en el centro de la ciudad múltiplemente vendida, instrumentalizada y valorizada. Incrustada en un alrededor algo inhóspito, la Casa Invisible es práctica instituyente, una nueva forma de institución sociocultural, multigeneracional, transversal y diversa en todas las direcciones.

Como parte de una estrategia federal, el partido de derecha neoliberal Ciudadanos comenzó a atacar a los centros sociales en toda España a principios de este año, precisamente porque los centros sociales, gracias a su práctica de ocupación, rompen con la economía extrema de apropiación y extracción de la ciudad obediente. Es particularmente molesto para los derechistas que exista este tipo de isla contra la propiedad y la especulación en muchas ciudades españolas. En el caso de Málaga, los miembros de Ciudadanos en el Ayuntamiento han estado presionando al longevo alcalde (del Partido Popular) para que abandone su "tolerancia" legal a La Invisible y, después de once años, pedir que se desaloje el edificio con endebles razones administrativas.

Pero La Invisible no puede ser desalojada así como así. El 10 de marzo de 2018, hubo una primera protesta colorida contra la amenaza de desalojo, y ni una constante y creciente lluvia fue razón para detener la acción o renunciar a la alegría de ocupar el espacio público. Cantando y bailando bajo la lluvia, con cierta afición por hacerlo frente a la Casona del Parque.

El 19 de julio, un nuevo y aparentemente más urgente anuncio de desalojo provino del Consistorio, y una manifestación aún mayor se abrió paso en apoyo a la Casa Invisible a través de la ciudad. Con eslóganes como "La Invisible se queda", "somos indesalojables", "La Invi no se toca", miles de personas quedaron frente al centro social y emprendieron una marcha común por la ciudad. El Alcalde, Francisco ("Paco" o "Paquito") de la Torre recibió especial atención en este día, mientras coros como estos se escuchaban en las calles: "¿Dónde está Paquito?, ¿Paquito dónde está?, Paquito está vendiendo lo que queda de la ciudad" o "Paco escucha, La Invi está en la lucha". Esta lucha no es solo una lucha por un edificio ocupado y sus usuarios, sino también una lucha contra la apropiación completa de la ciudad, contra la Mall-aga del Muelle Uno, que convirtió el puerto en un centro comercial, contra las superficialidades obedientes del consumo de la cultura y la socialidad que se está extendiendo por todo el centro de la ciudad.

Pero Málaga No Se Vende, ya que los movimientos en contra de la venta de los centros de las ciudades se han convocado en Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y más allá de España. Y: sin la Casa Invisible, Málaga ya no es más que un centro comercial, como se puede leer en un cartel del comando Guiri friki satírico del barrio de Lagunillas.

La problemática de la ciudad obediente, que cumple con y se somete a las demandas y órdenes de la industria del turismo, es el telón de fondo contra el que tiene lugar la orden de desalojo de la Casa Invisible por parte de la administración local de Málaga. La expansión salvaje de AirBnb y los apartamentos turísticos, y la gastronomificación de hasta el último metro cuadrado del centro de la ciudad componen una parte de este telón de fondo; la construcción continua de un paisaje de museo zombie determinado por el turismo es la otra parte. En lugar de apoyar centros socioculturales como La Invisible, la ciudad intenta hacerse la vida difícil o incluso imposible. No es de extrañar que la manifestación del 19 de julio necesitara hacer una parada frente al Ayuntamiento...

En la entrada del Ayuntamiento, las superheroínas invisibles del bloque rosa sostienen con orgullo la notificación de desalojo de La Invisible para la cámara, acto seguido, la hacen trizas. Y esto se puede entender, entre otras cosas, como el anuncio implícito de que la amenaza de desalojo también puede revertirse.

El Alcalde tendrá que asumir que el desalojo no se mantendrá invisible ni desoído en el clásico abismo veraniego de las vacaciones de agosto, y que en su lugar, la discusión y la cobertura sobre la forma en que la ciudad lidia con la desobediencia, como la de La Invisible, se extenderá al mainstream liberal —al que debe agradecer su permanencia en el Ayuntamiento— y a las conversaciones cotidianas en los barrios por toda la ciudad, incluso hasta los espacios burgueses entre la plaza de la Merced y la calle Larios.

"¡No al desalojo!" Después de la carrera de las superheroínas invisibles a través de la calle comercial, cae la oscuridad y la manifestación se reúne y se mueve hacia la plaza principal, la plaza de la Constitución. Este es el lugar del acto final, y aquí, la numerosidad y diversidad de las participantes se hace visible. Una vez más, el poder de la invención, la potencia de la urbanidad, la ecología del cuidado se ha mostrado, apareciendo en la marcha, en innumerables acciones performativas y representaciones visuales como una afirmación de desobediencia: a menudo invisible en la vida cotidiana, pero siempre ya allí, en los poros ingobernables del rodeo, antes y ante la ciudad obediente.

Y como acto final, el comunicado de La Invisible se lee en voz alta:

"Hace unos días recibíamos la notificación por parte del Ayuntamiento exigiendo el desalojo de la Casa Invisible. Dan quince días para vaciar de vida lo que se ha construido durante once años de esfuerzo colectivo; quince días de cuenta atrás para seguir expandiendo su homogeneidad, pero no se lo vamos a permitir.

Quieren eliminar cualquier resquicio de vida, eso, y no otra cosa, es lo que quieren, porque la vida es imprevisible, espontánea; donde menos se espera aparece una mata abriéndose paso entre el cemento, abriendo grietas. Así ha ido creciendo la Invisible durante estos once años, contra todo pronóstico, enraizando en la ciudad, reclamando a cada paso una vida que merezca ser vivida. Y eso les afea su paraíso de hormigón.

Les molesta y quieren censurar todo aquello que no puedan controlar o predecir, lo que escapa a sus intereses exclusivamente monetarios, pues la cultura es para ellos capital, y bajo la ley del mercado lo que no se puede vender no debe existir. Quieren una cultura plana, sin matices ni aristas: tipismo de postal y souvenir fácilmente reproducible, clasificable, vendible. Por eso se afanan en inventar folklores, tradiciones nuevas con las que saturar las calles un día sí y otro también, despreciando impunemente el cotidiano de la gente; una gente a la que ya no precisan ni de extras.

Mientras La Invisible aprendía a relacionarse con su entorno, a comprender que su lucha no era exclusiva sino que por cada poro se conectaba con reivindicaciones vecinales que ven cómo también les roban cada resquicio de vida no mercantilizable y los expulsan a donde no estorben, más incómoda se volvía La Invisible a ojos del Gobierno Municipal y sus palmeros. Entonces... empezaron a ¡¡¡MENTIR!!! a desviar el conflicto para no tener que afrontarlo, a negar la existencia de los acuerdos alcanzados, intentando ahogar un proyecto que son incapaces de comprender. Pero ya no engañan a nadie: son los tontos útiles de una industria que nos deshumaniza y nos concibe como esclavos, sumisos y agotados por jornadas interminables; sin proyectos, ahogados en sueldos miserables; sin más tiempo que no sea el de la producción y el consumo. Porque así no se enturbia su imagen de ciudad, no lo captan las cámaras de los turistas. Pero a nosotras sí, a las invisibles sí, y ellos no quieren vernos.

Frente a este proyecto de ciudad concebida como espectáculo permanente, La Invisible ofrece sosiego, un espacio de creación libre y compartida, de pensamiento colaborativo; un lugar donde convivir con lo diverso y asumirse en la diferencia. 

¡Nos quieren hacer desaparecer y en cada intento somos más!

En los últimos meses, desde aquel chaparrón que fue incapaz de impedir que saliésemos a la calle a reclamarle al Alcalde que cumpliera sus compromisos —porque nosotras hemos cumplido todos y cada uno de ellos—, desde aquel 10 de marzo hasta hoy, que volvemos a tomar las calles para impedir el anunciado desalojo, el Patio de la casa se ha llenado de caras nuevas y de nuevos proyectos. Es que no se concibe una Málaga sin La Invisible, nosotras somos incapaces de imaginarlo y por eso vamos a seguir defendiendo su existencia frente a la megalomanía del Alcalde y sus secuaces, frente a quienes venden la ciudad pensando en intereses exclusivos, frente a quienes nos expulsan, frente a quienes mienten y censuran.

La Invisible somos todas y cada una de nosotras. Somos las que estamos hoy y las que se irán sumando día a día. Somos lo que no quieren que seamos. Somos común. Y vamos a demostrar que somos, además ¡INDESALOJABLES! 

LA INVISIBLE SE QUEDA"

Gracias a todos y todas las activistas y la ecología de la Casa Invisible, y un agradecimiento especial a Kike España por proporcionar material y debatir y co-interpretar todos los signos y movimientos en la protesta in/visible.

(2) Mall significa "centro comercial" en inglés, el término Mall-aga es la unión de mall y Málaga, es decir, la ciudad de Málaga convertida en centro comercial. (NdT)

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#YoConPablo, Casado y la reconstrucción de la derecha neocon https://blogs.publico.es/contraparte/2018/07/22/yoconpablo-casado-y-la-reconstruccion-de-la-derecha-neocon/ https://blogs.publico.es/contraparte/2018/07/22/yoconpablo-casado-y-la-reconstruccion-de-la-derecha-neocon/#respond Sun, 22 Jul 2018 12:06:30 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=2138 Continuar leyendo "#YoConPablo, Casado y la reconstrucción de la derecha neocon"]]> .

Pablo Carmona Pascual (@pblcarmona)
Concejal en el Ayuntamiento de Madrid

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El proceso de primarias en el Partido Popular hasta llegar a su XIX Congreso ha sido un fiel reflejo del estado de ánimo de un partido en situación crítica. A la falta de ritmo propia del Marianismo se ha sumado la novedad de tener que someter la estructura del Partido Popular -acostumbrada a autoreproducirse en acuerdos de despacho- a un proceso de primarias que obligaba a debatir públicamente.

A pesar de ello, el experimento no ha salido del todo mal y ha permitido -sobre todo a los viejos sectores neoconservadores- jugar una baza clásica de sus admirados republicanos estadounidenses, la escenificación de la movilización de las bases y de su militancia contra el stablishment de partido.

Aunque sea tímidamente, este hecho es el más relevante del proceso de primarias. Se trataba de devolver la ilusión y volver a movilizar a los sectores activos de la derecha, aquellos que habían quedado sepultados bajo la desilusión y la pérdida de cancha electoral y discursiva en favor de Ciudadanos. Para ello -una vez más-, se acudía a la receta neocon de levantar un proceso político apoyado en los núcleos más activos del partido y dándole protagonismo a la movilización desde abajo. El objetivo, recuperar el imaginario de 2004 cuando el Partido Popular de Aznar salió derrotado tras las mentiras sobre la autoría del 11M y la movilización popular del movimiento contra la guerra, en términos futbolísticos "recurrir a la heróica".

Sin duda, existen similitudes entre aquel 2004 en el que el gobierno del PP se hundió de la noche a la mañana en favor de un gobierno socialista. De hecho -aunque más debilitados- en la campaña por Casado han participado muchos de los actores de aquellos años. Los periódicos digitales de entonces como Libertad Digital y los nuevos como OKDiario o los movimientos ultraconservadores como HazteOir son buen ejemplo de ello. Y de nuevo Madrid como teatro central de operaciones, pues recordemos que Casado perdió en primarias en todas las provincias menos en dos, Baleares y Madrid. En este segundo caso su victoria fue aplastante, con un 54,4% de los votos que, sumados a los de Cospedal superaban el 76%. Un dato que ha sido crucial para expandir la remontada hacia el resto del Estado.

Es conocido que los sectores neoconservadores llevaban tiempo intentando dar continuidad a su operación, al más puro estilo estadounidense, sólo hay que ver las constantes incursiones del musculoso Aznar desde cualquier tribuna que le dejasen. Pero se sabía que aquel camino que comenzó Aznar en su segundo mandado a primeros de los 2.000 y que quedó truncado por el movimiento contra la guerra, la aparición del 15M y las múltiples tramas de corrupción descubiertas, necesitaba renovar su imagen si quería tener algún futuro. Ni el clan Valladolid, ni el Clan Becerril, ni los aguirristas, ni el PP valenciano sobrevivieron a su propia realidad, la corrupción incrustada hasta el tuétano y como modus operandi de sus gobiernos.

Recordemos que Casado perdió en primarias en todas las provincias menos en dos, Baleares y Madrid

Todo ello ha tenido como consecuencia que el mayor reto para Casado sea lograr que el PP recupere el favor de muchos sectores de la oligarquía y de los aparatos del Estado -empezando por el judicial-, que han visto en el Partido Popular y en sus tramas de corrupción más un factor de desestabilización del sistema que de afianzamiento del mismo. Una realidad harto peligrosa para un partido que en sí mismo se ha construido como un aparato más del Estado y que corre un riesgo cierto de quedarse al borde del precipicio, como ya apuntan todos los sondeos electorales.

La España de los balcones y las banderas.

La apuesta por Pablo Casado debemos leerla por tanto, como el último intento por recomponer el bloque neoconservador en la derecha española, incluso asumiendo el riesgo de enfrentarse al caso Master y del título de su licenciatura. Pero con una buena parte de sus huestes ya jubiladas, procesadas o encarceladas se ha tenido que recurrir a la última joven promesa popular, aquella que se dio a conocer en las Nuevas Generaciones por saber elaborar y defender con soltura el mensaje aznarista y ponerlo a circular sin ningún tipo de pudor. De Pablo Casado se recuerda su famosa frase en 2009 "Nosotros no idolatramos a asesinos como el Che Guevara, sino a mártires como Miguel Angel Blanco".

Justo cuando la imagen del Che Guevara se había convertido en todo el mundo en un icono pop, ¿por qué cargar contra un personaje tan reconocido y que generaba tantas simpatías como revolucionario histórico? Pues precisamente por recuperar la primera máxima del movimiento neoconservador, no tener miedo a cargar contra los sentidos comunes conquistados por las fuerzas progresistas. La gran victoria del neoconservadurismo americano a finales de los setenta fue atacar los grandes paradigmas instalados por los mayos del 68: derechos civiles y laborales, discurso feminista o el ecologismo, tal y como hizo George Bush décadas después negando la existencia del cambio climático.

Si nos fijamos ahora en la campaña de Casado -y para sorpresa de muchos-, esta línea se ha seguido a rajatabla. Primero cargando contra el 15M como un movimiento de "pijos" que lo que querían era tener una segunda casa, también contra el movimiento feminista en temas como el aborto, a partir de lo que los neoconservadores denominan "la ideología de género" y, por supuesto, cargando también contra los procesos de recuperación de la memoria histórica y defendiendo la mano dura con respecto al independentismo catalán. En definitiva, tratando de construir su propia posición por el camino de la confrontación contra algunos de los pilares más consolidados y de mayor consenso generados en el campo político opuesto.

Muchos analistas desde la izquierda han mirado con una sonrisa condescendiente y cierta superioridad moral esta apuesta dentro del Partido Popular. Se considera una apuesta perdedora al privilegiar a las minorías más recalcitrantes del partido. Puede que esto sea cierto, pero la apuesta de fondo no está en provocar un estallido electoral inmediato, sino en demarcar unos límites claros y bien definidos para la actuación de esas minorías activas, devolver el protagonismo a las bases y reforzar así campos de acción más amplios. Y parece que la propuesta, a la vista de los resultados de las primarias, ha sido ganadora entre los populares.

En el futuro inmediato se va a volver a tener que disputar la hegemonía del relato sobre la crisis venidera

Se cumple así con el segundo mandamiento de los sectores neocon, ser capaces de capitanear apuestas electorales que vayan acompañadas del movimiento de las bases y de cierta épica de la rebeldía, algo que Casado ha sabido jugar como representante del orgullo de la militancia contra el aparato de partido. Una línea que ha quedado plasmada en su eslogan:"el PP debe liderar la España de los balcones y las banderas".

La apuesta por Pablo Casado es arriesgada, pero no se puede negar que Europa está viviendo un notable giro ultraconservador. Más allá de su éxito inmediato, la pregunta es en qué medida este rumbo marcado por el PP va a ser capaz de aprovechar los vientos conservadores que soplan en toda Europa.

En el caso español su éxito no está a día de hoy nada claro. Pero también es cierto que el espíritu del 15M se ha apagado y ha sido sustituido por los sainetes electorales y políticos del bloque del cambio. También que existe un marco de inestabilidad política permanente y que los primeros signos de una nueva crisis económica a escala europea están empezando a anunciar un nuevo cambio de fase.

Por ahora son pocos los datos con los que contamos, pero es cierto que en el futuro inmediato se va a volver a tener que disputar la hegemonía del relato sobre la crisis venidera. En 2011 el relato triunfante fue el de la apuesta por una revolución democrática, el de la distribución de la riqueza y los derechos políticos frente a la austeridad y los recortes. Pero ¿qué sucederá en la próxima crisis?

Ya se han empezado a apuntar algunos temas, el primero de ellos es el de los refugiados y la inmigración. En este terreno se puede intuir que si no se logra dar una respuesta real y efectiva desde posiciones antirracistas, antifascistas y de derechos sociales, si no se logra escapar de las medidas cosméticas y abordar un marco europeo radicalmente distinto al actual, podrán aparecer importantes grietas. En la tópica neocon, la crítica contra el multiculturalismo, la geoestrategia securitaria y las medidas tipo "los españoles primero" serán las que intenten abrir la puerta a un aumento de votos conservadores. Por el momento el Partido Popular está debilitado y en fase de reconstrucción frente a la apuesta liberal ganadora de Ciudadanos. Ahora toca comprobar si esta apuesta neoconservadora logrará reflotar al Partido Popular y dotarle de un nuevo rumbo político o simplemente consolidará un espacio donde languidecer en favor de Ciudadanos.

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Turismo en Madrid, ese gran negocio inmobiliario. A propósito del hotel Descalzas. https://blogs.publico.es/contraparte/2018/06/27/turismo-en-madrid-ese-gran-negocio-inmobiliario-a-proposito-del-hotel-descalzas/ https://blogs.publico.es/contraparte/2018/06/27/turismo-en-madrid-ese-gran-negocio-inmobiliario-a-proposito-del-hotel-descalzas/#respond Wed, 27 Jun 2018 08:40:38 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=2132 Continuar leyendo "Turismo en Madrid, ese gran negocio inmobiliario. A propósito del hotel Descalzas."]]> .

Pablo Carmona, Rommy Arce y Montserrat Galcerán

concejales del Ayuntamiento por Ahora Madrid

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Hace tres años muchos negaban que en Madrid hubiese un problema de turistización. No se nos podía comparar con Barcelona, se decía. A pesar de los primeros informes que hacían saltar las alarmas, las primeras medidas no se tomarían hasta 2017, cuando el problema ya estaba descontrolado. Baste saber que entre mediados de 2017 y enero de 2018 aparecieron 3.000 ofertas nuevas de AirBnB en el centro de Madrid, dejando la cifra de viviendas de uso turístico en más de 10.000.

Si a este dato le añadimos el resto de la oferta hotelera, veremos que el grado de saturación del barrio de Sol se sitúa a la misma altura, por ejemplo, que el barrio de Ciutat Vella en Barcelona. De hecho, en 2016 ya se sabía que el barrio de Sol tenía un porcentaje de saturación de la oferta del 120% y que el distrito Centro ya superaba la cifra de 350 plazas turísticas por cada 1000 habitantes. Cifras a las que debemos añadir los más de 20 establecimientos hoteleros nuevos que se están implantando en estos momentos en el centro de la ciudad.

Un nuevo hotel en el corazón de Madrid.

El pleno del Ayuntamiento de Madrid vota hoy un Plan Especial que permite convertir el edificio situado en la Plaza de Celenque número dos en un nuevo hotel. La tramitación de esta propuesta se prepara desde que en febrero de 2017 el ahora ministro José Guirao, entonces presidente de la Fundación Obra Social y Monte de Piedad de Madrid, presentase al Ayuntamiento de Madrid, junto a la empresa promotora del hotel, la documentación necesaria para sacar adelante este proyecto.

Detrás de todo está el grupo KKH Property Investors -participado por KKH Capital Group y Perella Weinberg Estate Fund II- con la Fundación Montemadrid. De nuevo cifras millonarias, el inmueble habría costado en torno a 80 millones de euros con la idea de que cuente con espacio para más de 160 habitaciones en una superficie edificada de 27.000 metros cuadrados. Hotel, centro de convenciones, bares, restaurantes y terraza con piscina completan un proyecto que abunda en la saturación de un entorno que cada vez es más esceneraio turístico y menos espacio público.

Otra vez un gran inversor extranjero aterriza en Madrid para obtener importantes plusvalías del patrimonio cultural, simbólico e inmobiliario de la ciudad para beneficio de Bankia, ese banco que aprovechó ampliamente del rescate bancario con dinero público a fondo perdido y de exenciones fiscales vía la Obra Social. En lugar de devolver al común lo obtenido, se aprovechan de la nueva burbuja turística y del capital simbólico de la ciudad para seguir aumentando su balance contable.

Recordemos con ello los datos que arrojaba hace dos años el informe "La oferta de alojamiento turístico en Madrid", elaborado por el área de Desarrollo Urbano Sostenible, que señalaba que esta zona acoge con diferencia el mayor número de establecimientos, un total de 476 con capacidad para 18.500 habitaciones. Este distrito concentraba en 2015, según los últimos datos oficiales publicados, el 34% de toda la oferta hotelera en Madrid, siendo Cortes y Sol los que concentran un mayor número de habitaciones. Como dato, la suma de habitaciones de hotel en los dos barrios es el equivalente a las que se cuentan en todo el distrito Salamanca, cerca de 4.700. En definitiva, un nuevo hotel en la zona donde más intensa es la aglomeración de plazas hoteleras; en un edificio histórico cuyo uso, además, es el residencial aunque desde su construcción se haya dedicado a oficinas.

El mismo documento señalaba el crecimiento que desde el año 2000 se ha registrado en Madrid en este sector, especialmente en la compra de inmuebles para uso hotelero: un 45%, de 794 a 1.147 en el año 2016. Una dinámica que se agudizó a partir de 2010 y que engloba a hostales y apartamentos turísticos, aunque donde más se acentuó la inversión fue en los hoteles de cuatro estrellas. Es de suponer que no son ajenos a esta tendencia en KKH Property Investors, que tiene ahora dos proyectos abiertos en Barcelona, un local comercial de 2.500 metros cuadrados en Las Ramblas y otro en el Portal de l'Àngel que adquirió por unos 24 millones. Este fondo además invirtió el pasado mes de febrero 180 millones de euros en la construcción de 34 viviendas de lujo en el número 11 del Paseo de Gràcia de Barcelona, la antigua sede de Deutsche Bank. Y otro de sus proyectos es un hotel de cinco estrellas donde se levantaba en Ibiza el cine Serra. Sin duda el negocio inmobiliario hotelero es el que más se expande en la nueva burbuja.

Grandes cifras pero, en realidad, poco más sabemos de este complejo hotelero y centro de convenciones que se construirá en la ciudad de Madrid. Poco o nada se investiga en su tramitación sobre el impacto que tendrá para el barrio. Se obvian los efectos de la turistización y la saturación de la zona, dejando al descubierto que las medidas emprendidas desde el Ayuntamiento de Madrid en este asunto son poco eficientes al no tener en cuenta la actividad de alojamiento turístico ya existente.

¿Puede ser feminista la construcción de otro hotel en Sol?

El proyecto cuenta con los preceptivos informes en materia de movilidad, impacto de género e infancia, pero en ningún momento se entra a valorar algo fundamental, la ubicación y el entorno inmediato del proyecto. Tampoco se estudia el contexto de turistización que vive Madrid y los peligros a futuro que esto implica. De hecho y de manera sorprendente se usan informes que alertan de la saturación de la zona para afirmar que el conjunto se integrará bien en su "entorno residencial".

Ya que el feminismo es una bandera de nuestro gobierno, se debería tener en cuenta desde una perspectiva más completa que la puramente urbanística, incluyendo en esta valoración, como mínimo, el tipo de empleo que este hotel podría generar y si sus efectos pueden ser negativos a la vista de reivindicaciones como las de Las Kellys, o el impacto de la turistización tiene sobre el precio de la vivienda y la expulsión de las personas más vulnerables.

Las limitaciones de los informes de impacto de género en el urbanismo son patentes en este ejemplo y soponen un peligro de cara a legitimar actuaciones complejas desde un enfoque puramente técnico. Desde este estrabismo técnico perdemos la mayor parte de los debates y las cuestiones de fondo, que son – igual que el feminismo- políticas:

¿Sumar un hotel al distrito Centro hará de Madrid una ciudad más feminista e inclusiva? Esa es una cuestión que está por ver. Como dice Ángela, camarera de piso "Aquí interviene la feminización de la pobreza y la vulnerabilidad porque el perfil de las camareras de pisos es mujer, migrante, familias monomarentales", detalla antes de expresar que este tipo de contratación sigue invisibilizando el trabajo que estas mujeres desempeñan dentro de los hoteles.

Más allá del caso concreto, la cuestión central sigue siendo la misma. ¿Cómo frenamos el avance de este tipo de establecimientos?¿Es posible recuperar el centro de nuestra ciudad para usos residenciales?¿Podremos frenar la expansión de este proceso al resto de la ciudad con el impacto que está teniendo en la subida de alquileres?

Hay algunas cuestiones que ya se han empezado a plantear, sobre todo en el centro de Madrid. Pero es urgente que Madrid asuma algunas cuestiones de las que en Barcelona ya se han apuntado. El problema de la turistización y su impacto sobre el conjunto de la ciudad debe frenarse con políticas que abarquen todas las dimensiones del problema. AirBnB en el centro de las ciudades o los cambios de edificios residenciales a usos hoteleros son un problema son solo una parte del mismo. Debemos ir a la raiz del problema, no podemos generar una normativa que -por bien intencionada que sea- deje claros resquicios para que esta situación se extienda por toda la ciudad o consolide vías que a medio plazo avalen un modelo de crecimiento de la actividad hotelera y de apartamentos turísticos en el centro de la ciudad.

Las soluciones pasan por fijar densidades máximas de usos turísticos en toda la ciudad de Madrid, evitando así la saturación que padecen muchas zonas de nuestra ciudad. Además, se deben extender las medidas restrictivas al conjunto de la ciudad, para evitar el efecto de expansión y contaminación que ya sufren muchos distritos limítrofes del centro e incluso barrios más periféricos como Tetuán o Puente de Vallecas. La subida de los alquileres, el efecto de desplazamiento o la expulsión de vecinos y vecinas de muchos barrios de Madrid tienen que ver con este proceso y seguir alimentándolo significa hipotecar a futuro nuestra ciudad.

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Madrid, la alegre disputa entre populismo y municipalismo https://blogs.publico.es/contraparte/2018/06/13/madrid-la-alegre-disputa-entre-populismo-y-municipalismo/ https://blogs.publico.es/contraparte/2018/06/13/madrid-la-alegre-disputa-entre-populismo-y-municipalismo/#respond Wed, 13 Jun 2018 07:59:31 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=2123 Continuar leyendo "Madrid, la alegre disputa entre populismo y municipalismo"]]> .

Pablo Carmona Pascual (@pblcarmona)
Concejal en el Ayuntamiento de Madrid

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En lo que se refiere al denominado bloque del cambio, las tesis errejonistas han salido victoriosas tras la llegada a la Presidencia de Pedro Sánchez. Los nuevos vientos de acuerdo han hecho volar la cal viva que tanto distanció a los dos sectores oficiales de Podemos, quedándose cierta calma chicha entre sus dos principales líderes.

Se puede decir que la partida, meses después de la derrota en Vistalegre II, se empieza a decantar por Íñigo Errejón; que ya ha llamado a apoyar y sustentar al gobierno del PSOE a pesar de que el cheque en blanco que dio Podemos a los socialistas les pueda desplazar electoralmente. Como siempre defendió Errejón, los acuerdos con el PSOE se empiezan a naturalizar y por primera vez el número dos de Podemos tiene la oportunidad de construir un aparato y una posición propia a partir de su aterrizaje en la principal plaza de Podemos, la Comunidad de Madrid.

En buena lógica, la llegada de Errejón a Madrid poco ha tenido que ver con la política regional o local. El modelo urbano, la desigualdad o las políticas de bienestar como programa concreto para la Comunidad de Madrid han sido un simple telón de fondo frente a sus principales objetivos. El primero, "marcar línea" y posicionar de nuevo su proyecto político para el conjunto de Podemos. En segundo lugar, pelear con uñas y dientes -como hemos visto en los útimos días-, por construir un aparato propio en la Comunidad de Madrid. Se puede decir que Íñigo ha empezado con buen pie en la Comunidad de Madrid. Un importante avance que se suma a la ya buena posición que el sector errejonista ha tomado dentro del proyecto que Manuela Carmena y que se concretará en las elecciones al Ayuntamiento de Madrid de cara a 2019.

En las últimas semanas Íñigo ha resurgido de sus cenizas. Aprovechando su nombramiento como candidato oficial, lanzó en prensa una serie de artículos y entrevistas en los que explicó de manera muy directa su proyecto. Como era de esperar, Madrid se situaba como débil telón de fondo. Mientras, en primera línea exponía las tres grandes tesis que debían configurar -según su opinión- su programa y que podían resumirse en la máxima "populismo, orden y progreso". Un llamamiento a la tranquilidad y a la confianza de "los de abajo" sustentado en un discurso de progreso que aprovechase los nuevos "vientos económicos". Según él se debía escapar ya del catastrofismo y del discurso resistencialista de la crisis.

Sin embargo, este discurso casa mal con la realidad. En los últimos meses se han publicado diversos informes de pobreza infantil y desigualdad en la Comunidad de Madrid que sitúan a nuestra región en una posición similar a la de los peores años de la crisis. Datos que se unen a los emitidos por el Consejo General del Poder Judicial y que describen una realidad social de enorme desigualdad, precariedad y desahucios. Hechos que obligan a que cualquier proceso de cambio, lejos de prometer un futuro estable, deba interpelar y llamar a luchar a aquellos sectores más desfavorecidos.

Precisamente ahora, cuando una nueva tormenta financiera se avecina y el gobierno de las finanzas recrudecerá sus ataques contra los territorios y las poblaciones, las mayorías dañadas por la crisis y su capacidad de lucha, movilización y construcción de movimientos debe ser el motor de cualquier cambio político. Ni siquiera Podemos podrá sobrevivir de espaldas a esta realidad. Encerrar cualquier transformación en el destino de las apuestas institucionales o articularse en torno a una idea de "orden" traído desde arriba es arrancar de las manos de quienes pueden ser el epicentro de cualquier cambio las herramientas políticas básicas para el futuro.

Tomar el poder, partido y movimiento.

En un contexto en el que los capitales financieros gobiernan las cuentas públicas, en los previos a una nueva tormenta de la crisis de deuda, es difícil seguir pensando en los términos que nos proponen las tesis populistas. En su lógica se debería armar un frente que tomase el poder como promesa de recuperación del orden y de restitución de la legalidad, todo se concentra de nuevo en el volátil juego de la limpieza y la corrupción. Mientras el juego de la alta política se construye, por debajo se deberían ir construyendo dinámicas de comunidad y tejido social que -siempre según su criterio-, tienen características más resistencialistas. Se trataría del manido movimiento popular que acompaña al verdadero asalto al poder y cuya forma es siempre imprecisa. En realidad esta idea de movimiento en Podemos no es un hecho político, social u organizativo, sino una mera función teórica necesaria para el partido, pero que nadie sabe ni quiere materializar.

Esta hipótesis movimentista en Podemos es una pura contradicción imposible de resolver. En primer término, porque dentro de cualquier engranaje populista, la idea de movimiento incluso la de sociedad civil, siempre se ha concebido dentro de un imaginario corporativista. Esto es, subordinando al gobierno y sus lógicas.

Se trata de una ecuación política imposible de encajar más allá de un plano teórico. La realidad es que no existe hueco alguno para los denominados movimientos populares cuando la idea de partido ocupa el centro de todo y ostenta en sus planes el monopolio de lo político. La imposibilidad o la falta de voluntad de casar en la práctica los movimientos populares -la que fuera palabra fetiche de Vistalegre II- con el aparato de partido, ha tenido consecuencias terminales en el proceso de agotamiento de Podemos. La separación y autonomización de los cargos y aparatos de representación política de los movimientos, pero también de las estructuras colectivas del propio Podemos, es el resultado directo de este proceso. A todo ello se suma que en la carrera hacia el poder los obstáculos han ido creciendo y las encuestas cada vez han arrojado peores resultados. Las más recientes empiezan a conceder mayor ventaja en el arco izquierdo al PSOE, aunque para dar por buenos estos datos aún habrá que esperar.

Lo lógico en este proceso de esclerotización propio de las luchas partidistas hubiese sido buscar alianzas más allá del ámbito institucional, apostar por formas organizativas complejas y abrirse a nuevos campos de alianzas. Por decirlo así, escalar procesos de multiplicación similares a los que se lanzaron en la primera apuesta municipalista de 2015, saber federarse y encontrarse con los métodos, las múltiples fuerzas sociales y los movimientos de aquel momento.

Muy al contrario, el proceso de los últimos años se ha definido por un proceso de homogeneización en torno a la forma del partido y sus propias luchas de poder internas. La diversidad, la necesaria organización política de base y los movimientos, han sido desplazados por un nuevo campo de fuerzas compuesto en exclusiva por este ecosistema de aparatos. En Madrid ha sido evidente, Podemos avanza cada vez más rápido, con menos diálogo y más solo que nunca.

Las apuestas municipalistas y el reto de la Comunidad de Madrid.

Entonces ¿qué papel juega el municipalismo en Madrid? En 2015 desde muchos sectores municipalistas se imaginó el asalto a la Comunidad de Madrid a través de una federación de los municipalismos rebeldes construidos desde 2014 en cientos de pueblos y ciudades. En esa idea se plateaba que fueran las diversas alianzas territoriales agrupadas en torno a las Candidaturas Municipalistas quienes protagonizaran esta carrera. El paraguas común sería un programa político elaborado y controlado por estos movimientos y procesos de primarias proporcionales, ampliamente inclusivos y democráticos que evitasen perder fuerzas por el camino.

Con ello se expresaba la necesidad de poner por delante un modelo de participación institucional que priorizase la construcción de tejidos políticos activos en nuestros pueblos y ciudades. La hipótesis municipalista situaba como condición previa la organización de un movimiento de base y la generación de instituciones políticas autónomas. Se entendía con ello que el movimiento municipalista, como espacio de organización y como espacio de contrapoder, era la única garantía de que las candidaturas municipalistas expresasen y multiplicasen las demandas y los programas de radicalización democrática que se presentaban a las elecciones. Se trataba de conjurar así el tradicional peligro de que la política institucional fagocitara a los movimientos y -como sucede en los partidos tradicionales-, se armase como un cuerpo especializado, convirtiéndose en un fin en sí mismo.

La llegada de Errejón a la Comunidad de Madrid es la expresión de este proceso. Si el municipalismo madrileño en 2015 contaba con la presencia de multitud de actores independientes, de movimientos y de sectores representativos de distintas luchas territoriales, las candidaturas de 2019 apuntan hacia un pacto fuerte entre partidos y un desplazamiento de las personas y colectivos que dieron mayor singularidad al proyecto municipalista en 2015.

Entonces, ¿qué hacer? Sabemos que la lucha por reconstruir las organizaciones municipalistas, luchar por métodos de primarias proporcionales y el compromiso con los programas políticos está abriendo multitud de batallas y brechas de cara a 2019. Como se puede comprobar, la tendencia está siendo en todos los niveles -más aún cuando las expectativas electorales flaquean-, a cerrar el proceso en pactos de aparatos y en el fomento de un puñado de liderazgos.

Toca por tanto imaginar cómo se podrían construir procesos municipalistas que apostasen por propuestas de mayor mordiente política, que rompieran con los imaginarios de partido y que se articularan en torno a métodos inclusivos y democráticos. Debemos reconocer que a día de hoy este camino se está cerrando en muchos lugares, planteándose con ello dos opciones.

La primera opción es la de regresar al territorio exclusivo de los movimientos, perdiendo la oportunidad de trabajar un ámbito tan importante como es el institucional. La segunda opción sería rearticular las fuerzas independientes y autónomas que dieron el paso hacia los movimientos municipalistas en 2014 y elaborar nuevas propuestas. Para ello, no debemos descartar de cara a los próximos meses la formación de nuevos procesos municipalistas en toda la Comunidad de Madrid que se planteen construir candidaturas propias más allá de los marcos partidistas.

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Madrid Nuevo Norte: El acuerdo del tripartito es malo para Madrid https://blogs.publico.es/contraparte/2018/05/07/madrid-nuevo-norte-el-acuerdo-del-tripartito-es-malo-para-madrid/ https://blogs.publico.es/contraparte/2018/05/07/madrid-nuevo-norte-el-acuerdo-del-tripartito-es-malo-para-madrid/#respond Mon, 07 May 2018 09:22:43 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=2111 Continuar leyendo "Madrid Nuevo Norte: El acuerdo del tripartito es malo para Madrid"]]> .

Félix Arias Goytre (@felargo)

Urbanista, miembro de la Plataforma Vecinal Zona Norte

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Los negociadores del tripartito de Castellana Norte (ADIF, BBVA y Ayuntamiento) han revisado su acuerdo de julio pasado y anuncian el "desbloqueo" de la actuación "después de 25 años": el enésimo desbloqueo. Estas negociaciones empezaron en otoño del 2016, por lo que han durado casi año y medio, sin que se haya producido una información transparente, ni participación vecinal, ni de otros agentes sociales. Sus negociaciones han sido opacas y ahora se presentan unos mínimos datos, recubiertos de publicidad, llegando al colmo de la falacia cuando DCN (BBVA) recalca que "por primera vez se ha tenido en cuenta a los vecinos". La posverdad parece valer en la publicidad.

Para facilitar el debate público, lo primero que se necesita es explicar cómo es la nueva propuesta de Madrid Nuevo Norte, superando el relato que están propagando tanto el BBVA como la concejalía de Desarrollo Urbano Sostenible. Y para ello vamos a desgranar algunos aspectos que quedan ocultos entre tanto alborozo publicitario banal. Dejamos para el final la valoración global de una operación que se ha de considerar como especulativa, desequilibradora, que contribuye a la insostenibilidad y a profundizar la injusta segregación social.

¿Qué modelo de ciudad defiende el Ayuntamiento?

En el desayuno del 17 de abril, en el que el ministro de Fomento presentó el acuerdo tripartito, el concejal Calvo dijo, respecto a los "papeles" que DCN (BBVA) había presentado el día anterior en el registro: "yo no los he visto". Pero según manifestó allí el ministro "lo presentado por DCN (BBVA) satisface lo que pretendemos todos".

Sin embargo, ese mismo día el concejal Calvo se apuntó a la ola publicitaria patrocinada por el BBVA y en diversas noticias de prensa manifestó que "es un buen proyecto para la ciudad", una propuesta equilibrada, no desproporcionada como eran los proyectos anteriores. "Estas bases definen el modelo de ciudad que estamos implantando en Madrid", "este plan es objetivamente bueno para Madrid". Es mas "el Ayuntamiento recupera el control público de la operación asumiendo la dirección del nuevo plan".

Perplejidad, ¿Cuál ha sido el papel del Ayuntamiento en este proyecto, si el concejal no conocía los "papeles" que había registrado el día anterior el BBVA? ¿Cuál es el modelo de ciudad que promueve? El modelo de ciudad que defiende la concejalía es una incógnita, como veremos a continuación.

Adiós al parque Dehesa de Fuencarral; Bienvenido Mini Manhattan.

Con este acuerdo tripartito la ciudad pierde la oportunidad estratégica de tener un gran parque adehesado al este de Fuencarral, sobre las campas existentes, que queda reducido a un paseo de peatones y ciclistas que ensarta tres parques de barrio.

Y, sobre todo, se pierde la oportunidad que supone la nueva estación ferroviaria de Chamartín para el desarrollo de un barrio de negocios acotado, compatible con los barrios del entorno y el resto del Centro de Negocios de la ciudad apoyado en el eje de la Castellana; para en cambio proponer una operación desproporcionada y especulativa. Este planteamiento supone "una oportunidad perdida para reequilibrar la ciudad y avanzar hacia... un modelo que ponga en el centro a las personas y no al ladrillo, al negocio" según han manifestado la FRAVM y la Plataforma vecinal Zona Norte.

Veamos las características del nuevo proyecto acordado, Madrid Nuevo Norte (MNN).

Diferencias entre los tres proyectos: DCN (Botella), MPN (Carmena) y el acuerdo actual MNN.

Tras unos meses de debate sobre la operación Distrito Castellana Norte (DCN) que había dejado Ana Botella lista para aprobación provisional, el Ayuntamiento decidió anularla y presentar una propuesta alternativa en junio de 2016, denominada Madrid Puerta Norte (MPN).

La propuesta DCN de 2015 que se anuló, contemplaba 1,5 M m2 de terciario (7 veces más que las 4 Torres de la Castellana) situadas sobre los dos laterales de la M30, y 18.750 viviendas (10% seria suelo de cesión para VPO). La única zona verde significativa se situaba sobre una losa de hormigón a 9 m sobre el nivel del terreno que, como un catafalco, cubriría la playa de vías de la estación de Chamartín. La actuación de 318 Has se desarrollaría por una única Junta de Compensación en la que sería mayoritario DCN (BBVA) con una opción de compra sobre la edificabilidad ferroviaria que suponía el 63% del total de la operación.

La propuesta municipal de 2016 (MPN) extraía de la operación los terrenos ferroviarios que no se iban a urbanizar con lo que queda reducida a 198 Has y a una edificabilidad de 1,75 M m2, de los que 1,35 M serían terciario (6 veces las 4 Torres de Castellana), correspondiendo 558.000 m2 a un Centro de Negocios en torno a la estación de Chamartín para mejorar el acceso al mismo por cercanías, y con una reducción importante de viviendas a tan solo 4.590, una cuarta parte (con una cesión de suelo para 459 VPO). La propuesta eliminaba la losa/zona verde y proponía un parque lineal de unas 20 Has al norte de la M30 que articulaba el ensanche de Fuencarral. Asimismo se modificaba la gestión dividiendo el ámbito en cuatro ámbitos, el recinto de la estación y tres juntas de compensación, en la que los terrenos urbanizables ferroviarios no tenían mayoría, dejando fuera de la actuación una tira lineal de 20 has de suelo ferroviario colindante con Las Tablas.

Tras los 16 meses de negociaciones tripartitas, el resultado presentado en el reciente acuerdo de abril supone un serio paso atrás por parte del Ayuntamiento.

En la propuesta de 2018 (MNN), se mantiene la gestión en cinco ámbitos (incluye Las Tablas) pero en el Centro de Negocios el suelo ferroviario pasa a ser mayoritario en la Junta de Compensación al incluir la losa/zona verde de 21 Has (que genera más de 350.000 m2 edificables) que proponía DCN. También en Las Tablas la operación estaría controlada por el propietario de los terrenos ferroviarios que suponen la totalidad del ámbito.

Las viviendas aumentan de 4.590 a 10.500 viv (con una cesión de suelo para 2.100 VPO), y el terciario aumenta de 1,35 a 1,61 M m2 una cifra más alta incluso que la del Plan del PP de 2015.

El terciario se desplaza, localizándose en gran parte al sur de la M30, como en la propuesta municipal de 2016, pero en torno a la nueva losa/zona verde de 21 has que prolongaría la estación. En este Centro de Negocios se permiten 1,04 M m2 de terciario y 2.600 viv, además del terciario que se permite en la estación que incluiría 180.000 m2 de usos lucrativos así como las sedes sociales de ADIF y RENFE, por lo que en conjunto superaría los 1,3 M m2. Finalmente el resto del terciario (390.000 m2) se localiza al norte de la M30, y vistos los esquemas de ordenación, la mayor parte se situará como fachada de la M30, por lo que unos 250.000 m2 se incorporan al Mini Manhattan, sobre los terrenos el Motocine y de la zona de Las Tablas próxima al edificio Profiden (ahora Mercedes Benz).

Es decir, el Mini Manhattan superará los 1,5 M m2 de terciario, bastante más de lo que había concedido el PP de Ana Botella. Cuando en la ciudad con un parque de 3 M m2 de oficinas prime (primer nivel) hay poca demanda para esta actividad, manteniéndose vacio un 10% del parque existente, 300.000 m2 de los que 45.000 m2 están en las 4 Torres de la Castellana.

Finalmente, la localización de 7.900 viv en el ensanche Fuencarral, lleva a proponer en el acuerdo una ordenación que elimina el gran parque adehesado reclamado por los vecinos y propuesto, aunque tímidamente, en el proyecto municipal (MPN) de 2016.

Reivindicaciones vecinales (aparentemente) logradas y pendientes.

Ante la falta de participación desde noviembre de 2016, en marzo de 2017 la Plataforma Vecinal Zona Norte presentó al Ayuntamiento un documento de propuestas que quería debatir para su inclusión en las negociaciones tripartitas que se habían iniciado, pero no se permitió a la plataforma participar en el debate, tampoco se recibió ninguna repuesta a las propuestas hasta que no se ha presentado el segundo "acuerdo tripartito" (marzo de 2018), donde se incluyen algunas de éstas

En primer lugar, no se han atendido las dos reivindicaciones principales: la nueva dehesa de Fuencarral y acotar el Centro de Negocios a los 558.000 m2 de la propuesta municipal (MPN), que ahora casi se triplica.

Sin embargo, la lucha vecinal ha conseguido que en los esquemas de ordenación propuestos se hayan incluido parte de sus reivindicaciones: la consideración de Mauricio Legendre como un eje con prioridad para movilidad alternativa y transporte público, continuando como corredor verde hasta el parque de tres Olivos (aunque se pierde el parque), la variante a la Calle mayor del casco de Fuencarral, que permitirá eliminar tráfico de paso, el mantenimiento como equipamiento de la zona deportiva de la EMT (aunque trasladan la zona deportiva a la losa de hormigón), la cobertura de la trinchera ferroviaria de Begoña (aunque aún no se especifica la ordenación del entorno del espacio público frente al barrio), la posible localización de equipamientos necesarios para los barrios existentes en la conexión con la nueva operación MNN, el mantenimiento de las Ermitas de San Roque y Ntra. Sra. de Lourdes y la mejora de accesibilidad a las estaciones ferroviarias. Por otro lado se considera la propuesta vecinal de hacer más urbana La Castellana en la zona de San Cristóbal y 4 Torres, exterior a la actuación (aunque se menciona un nuevo túnel que habrá que valorar).

Pero no se hace referencia a la reivindicación de que se hagan Planes especiales de los barrios limítrofes a la actuación, abandonados en las últimas décadas, y que sería la forma de garantizar la actuación en los mismos, al margen del devenir y los plazos de la Operación Chamartín (que al menos tardará un quinquenio en poner alguna primera piedra).

El modelo de ciudad: el gran debate pendiente.

A pesar de que, como se ha enunciado, la propuesta municipal de 2016 y el acuerdo de tripartito de 2018 tienen grandes diferencias estratégicas para la ciudad, con impacto en los barrios, el concejal Calvo considera que "no se han distanciado prácticamente nada", el proyecto actual "es prácticamente idéntico" a la propuesta de 2016. Ante tal tergiversación de lo que representa MNN, parece que hay muchos debates pendientes que deberían resolverse ya, antes incluso de la aprobación inicial del expediente.

Si el Ayuntamiento inicia la tramitación este verano, se tendrá que destinar el último trimestre del año a informaciones, debates y alegaciones. No solo alegar, sino debatir. Tendrán que presentarse y debatirse los informes de movilidad, ambientales, las necesidades de terciario e impacto de esta operación en la ciudad, etc., tras la aprobación inicial, ya que no parece que el Ayuntamiento esté dispuesto a facilitar procesos previos de debate público, sobre estos temas.

Tanto la FRAVM, como Ecologistas en Acción, el Club de Debates Urbanos y la Plataforma vecinal Zona Norte, reclamaron al Ayuntamiento el pasado 23 de abril que facilite el debate en profundidad, mas allá de la mesa convocada, en la que cada participante tiene 2 o 3 minutos para intervenir y, sin réplica.

En todo caso está claro que lo que Madrid nuevo norte, tal y como lo define el acuerdo tripartito, no es la ciudad que queremos.

No lo es por los mecanismos en los que se apoya, ya que responde a un modelo de inversión especulativa financiera, no a necesidades de oficinas de la ciudad, y menos aun al desarrollo de una ciudad sostenible y la creación de barrios saludables con diversidad e integración con su entorno. De hecho, fomenta la burbuja inmobiliaria-financiera de edificios de oficinas "prime" y apartamentos de lujo, que produce edificios aunque luego se dejen vacíos, pues solo satisfacen a los grandes inversionistas que buscan donde localizar su riqueza creciente, una burbuja que -según han advertido la Reserva Federal y el Deutsche Bank- podría estallar próximamente, y que ocurre en distintas ciudades globales.

¿Piensa el Ayuntamiento, de verdad, que el modelo de ciudad puede basarse en atraer capital inmobiliario-especulativo, para generar una política de sobreoferta al margen de la demanda previsible? ¿para acabar como en las recientes crisis inmobiliarias?

Tampoco tiene sentido fomentar la ampliación de la brecha de la desigualdad entre el norte y el sur. Ni generar una concentración en este Centro de Negocios de más de 1 millón de empleos terciarios, en caso de que fueran capaces de desarrollar y vender la promoción (que por suerte no será, pero dejará el norte descompuesto y con difícil arreglo). Ni que se lancen brindis al sol diciendo que las torres apenas tendrán aparcamientos y los viajes se harán casi solo por transporte público -supuestos equívocos que solo sirven para engañar en los estudios ambientales y de movilidad-. Ni plantear un Centro de Negocios que atraerá principalmente a clientes asentados en otras zonas de la ciudad donde quedaran edificios vacios (véase Plaza de España, Alcalá ocupada por administraciones publicas tras el abandono, Canalejas, etc.), generando un parque temático de oficinas en Chamartín mientras se turistiza el ensanche para ocupar los edificios abandonados con hoteles, centros comerciales apartamentos turísticos, etc., si no quedan abandonados deteriorando la ciudad.

Hay pues mucho que debatir antes de lanzar una operación descomunal, de grandes impactos en nuestra ciudad. Hay que actuar en la zona norte, pero en base a las propuesta municipales de 2016, no a los intereses de un banco.

Esperemos que el Ayuntamiento supere su "complejo", que el concejal Calvo enunciaba recientemente diciendo que, "enterramos definitivamente el mantra de que veníamos a paralizar el urbanismo de Madrid... volvemos a demostrar que somos un equipo solvente y confiable"; actitud que ha producido una huida hacia delante, soslayando los principios y propuestas de su programa electoral, para caer en las estrategias de los que priorizan el negocio especulativo, y la consolidación de "derechos urbanísticos" aunque luego resulten irrealizables y con resultados perjudiciales para la ciudad.

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Señalar el racismo no es delito https://blogs.publico.es/contraparte/2018/05/04/denunciar-el-racismo-no-es-delito/ https://blogs.publico.es/contraparte/2018/05/04/denunciar-el-racismo-no-es-delito/#respond Fri, 04 May 2018 05:47:46 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=2052 Continuar leyendo "Señalar el racismo no es delito"]]> .

Ana Encinas (@anaencinasd)

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El Juzgado de Instrucción número 12 de Madrid ha citado hoy a Rommy Arce, concejala de Ahora Madrid, y a Malick Gueye, portavoz del Sindicato de Manteros y Lateros. Su declaración se produce después de la unión de tres querellas que fueron presentadas por diferentes sindicatos policiales, motivadas en las publicaciones en redes sociales de ambos después de que Mmame Mbaye falleciese el pasado 15 de marzo en la calle del Oso, lugar al que se dirigió después de haber sido objeto -junto a otros compañeros- de un operativo de la Policía Municipal contra la venta ambulante en la manta que se produjo en la Puerta del Sol.

Las dos personas que hoy acuden a declarar tendrán que defender ante un tribunal la veracidad de las posiciones que públicamente han defendido acerca de la existencia de racismo institucional y situaciones discriminatorias por razón de etnia, raza o procedencia. Según CPPM (Colectivo Profesional de Policía Municipal) y UPM (Unión de Policía Municipal) sus palabras podrían constituir un delito de incitación al odio. Sin embargo, el juzgado ha fundido las tres querellas y juzgará a los dos por un presunto delito de injurias y calumnias, siguiendo la línea de la querella presentada por un tercer colectivo policial, APMU (Asociación de Policía Municipal Unificada) -esta organización también presentó querellas contra Izquierda Unida, el Partido Comunista de Madrid y Juan Carlos Monedero, aunque no se han admitido a trámite-.

La jueza ha admitido la denuncia de un tuit de Rommy Arce que dice: "Ayer Lavapiés dio una lección de democracia clamando justicia. Una concentración pacífica rindió homenaje a Mmame Mbaye y exigió el fin de las políticas migratorias racistas y xenófobas que priva de derechos a las migrantes. No más persecuciones policiales en nuestros barrios!". Por otro lado, cita a Malick por sostener en los medios de comunicación su relato de los hechos en el momento de la muerte de Mmame Mbaye, por hacer referencia a la persecución policial sobre el fallecido hasta la Plaza Mayor, algo que coincide con el atestado de la Policía Nacional.

La discriminación policial es racismo institucional

Las querellas presentadas contra Arce y Gueye por sus declaraciones públicas sobre la perpetuación de prácticas y actitudes racistas en el Estado son el último acto de la judicialización de la política y la persecución, a través de la represión, de nuestra libertad de expresión. Al haber admitido a trámite la denuncia por injurias y calumnias el juzgado entiende que en sus palabras podría existir la intencionalidad de dañar la reputación de la policía y por ello habrían difundido una información supuestamente ficticia. Cabe pues preguntarse si, efectivamente, las acusaciones de racismo institucional y persecuciones policiales a personas migrantes en Madrid son falsas y, por tanto, este pleito tiene algo de solidez en su base o se trata de una nueva guerrita dirigida, como se comenta en algún foro policial, a enseñarnos "que no se les puede soltar la lengua de esa forma".

Según SOS Racismo, el concepto de racismo institucional nace para "hacer alusión a aquellos ordenamientos legales y pautas de conducta establecidas con las que las personas pertenecientes al grupo dominante oprimen al grupo subordinado" y comprende "las conductas discriminatorias del funcionariado que representa a la Ley y al Estado" y también la normativa de extranjería y las limitaciones a los derechos de las personas según su lugar de nacimiento, raza o etnia. Atendiendo al último informe de esta organización, en 2016 se denunciaron un total de 82 casos de racismo institucional, sin contarse en esta cifra los relativos al trato de los colectivos racializados con la policía. Estas denuncias se refieren solamente a trámites de extranjería, nacionalidad y CIEs y suponen 28 denuncias más que las que se presentaron en 2015.

En lo relativo a la actuación policial y el abuso de poder, el racismo institucional se hace evidente en las identificaciones discriminatorias a personas migrantes. Los datos accesibles sobre este tipo de prácticas son muy escasos, ya que en España no existe información oficial y la que proporciona el Ministerio de Interior en su Anuario Estadístico es escasa y, además, en sus datos no se indica ni la nacionalidad ni la causa de la identificación. Sin embargo, es posible constatar que estas prácticas siguen siendo habituales porque el Defensor del Pueblo, en su informe anual de 2017, hace referencia y reconoce la existencia de controles policiales de identificación basados en perfiles étnicos y raciales en la vía pública. Además, reitera cada año la necesidad de disponer de datos oficiales sobre esta práctica, que es ilegal.

Es paradójico que en 2012 otro sindicato de la policía, esta vez fue el SUP, denunciara las presiones que recibían desde Delegación de Gobierno para identificar y detener a personas sin papeles. Según informaron, las redadas contra migrantes que venían denunciando las Brigadas Vecinales de Observación de Derechos Humanos se seguían produciendo y eran especialmente constantes en Carabanchel, Embajadores y Lavapiés. Además, el sindicato dio algunos datos: en cuatro días habían efectuado 370 detenciones por "estancia ilegal" (sic). En dos años, hasta noviembre de 2014, las Brigadas Vecinales registraron unos 800 avisos por identificación ilegal a personas racializadas, casi todas en Madrid. Señalaban además en su informe 2012/2014 que "tanto la presencia policial como las redadas racistas en la ciudad son constantes, a pesar de que no exista ninguna situación concreta de alarma social que la justifique". Hoy juzgan a Rommy Arce y a Malick Gueye por exigir públicamente el fin de las redadas y en Madrid las operaciones policiales contra los manteros crecieron en 2017 un 43% respecto al año anterior.

El racismo institucional, por cierto, también lo encontramos en los discursos emitidos por representantes públicos que discriminan al extranjero (pobre) y refuerzan eso de la "preferencia nacional" para construir mensajes facilones con ínfulas electorales.

Villacís, Suárez-Valdés y otras querellas del montón

Begoña Villacís, portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Madrid, figuraba -hasta que la pillaron- como administradora del despacho de abogados que presentó la primera querella contra Arce y Gueye por supuestos delitos de incitación al odio. La empresa pertenece a su marido, Antonio Suárez-Valdés, y representa al sindicato Unión de Policías Municipales (UPM). Oportunismo político y...¿conflicto de intereses?.

Los días posteriores a la muerte de Mmame Mbaye asistimos a un duelo de relatos que es el origen de esta tromba de querellas politizadas. A pesar de existir documentos oficiales que reconocen el operativo de Sol y la persecución hasta la Plaza Mayor, a pesar de las declaraciones de los concejales de Centro y de Seguridad sobre los operativos policiales especiales para "controlar el top manta", Ciudadanos pretende plasmar su postverdad en una sentencia. Una "verdad" que pivota sobre tres mantras: Mmame murió porque padecía una enfermedad congénita, lo que esa noche sucedió en Lavapiés lo provocó Podemos y no existe el racismo institucional. Bueno, lo que es verdad es que hay representantes de Ciudadanos que han usado el nombre de Mmame Mbaye para hacer oposición sin saber pronunciarlo.

¿Fueron los tuits de Rommy Arce y Malick Gueye falsedades emitidas con el objetivo de dañar la imagen de la policía? Más bien fueron dos personas que, como muchas, visibilizaron una situación de acoso constante hacia una minoría indignada que esa semana salió a la calle para decir que ahí siguen, esperando la política del cambio.

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¿Y ahora qué? El futuro de la unidad popular en Madrid https://blogs.publico.es/contraparte/2018/04/20/y-ahora-que-el-futuro-de-la-unidad-popular-en-madrid/ https://blogs.publico.es/contraparte/2018/04/20/y-ahora-que-el-futuro-de-la-unidad-popular-en-madrid/#respond Fri, 20 Apr 2018 15:55:09 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=2039 Continuar leyendo "¿Y ahora qué? El futuro de la unidad popular en Madrid"]]> .

Raúl Camargo (@camargoraul)

Diputado de Podemos en la Asamblea de Madrid. Militante de Anticapitalistas

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El flamante acuerdo Íñigo Errejón-Ramón Espinar que avalaba ayer Pablo Iglesias trataba de cerrar el bochornoso espectáculo que ha provocado una crisis en Podemos a raíz de la convocatoria de primarias al candidato y a la lista de la Comunidad de Madrid. Esta misma semana, una asamblea de Podemos en Movimiento –el espacio en el que participa Anticapitalistas– decidía no concurrir y apostar por impulsar un proceso que cambie el eje de discusión, sea capaz de generar una apertura más ilusionante que culmine en unas primarias de unidad popular. ¿Qué retos tenemos por delante?

Un momento de crisis política

Esta convocatoria de primarias ha sido completamente inoportuna. En plena crisis política y moral del PP en Madrid y con una moción de censura en marcha que hace tambalearse su proyecto político, es incomprensible abrir una guerra interna en Podemos. Lo prioritario en esta coyuntura era y es presentar una alternativa sólida al PP. La única manera de hacerlo consistía en poner los intereses de la mayoría social en el centro, lo que pasa por echar al PP, pero no para colocar en primera linea a su recambio Ciudadanos, ni para otorgar el liderazgo de la izquierda a un PSOE que hasta estos días estaba fuera de juego: se trataba de proponer un programa para erradicar la corrupción del PP –que es su forma de gobierno de lo público y de autorreproducirse– y a la vez, levantar un programa social y político que respondiese a los problemas de los madrileños y de las madrileñas. Un programa capaz de recoger las demandas feministas; de las luchas obreras como la de Amazon; de los pensionistas; de la gente trabajadora que hoy , casi de forma invisible, sigue organizada para defender la sanidad y la educación públicas; de los estudiantes que ven como a los políticos les regalan títulos mientras ellosy ellas no pueden pagar unas tasas por las nubes. El objetivo era el de impugnar la corrupción, pero también desmontar todo un sistema podrido hasta sus raíces. Es injustificable y torpe que en una coyuntura de crisis política de nuestros adversarios nos abramos una crisis política a nosotros/as mismos/as. Nadie lo entiende porque no se puede explicar: cuando la lógica interna de un partido choca con las necesidades de la base social a la que representa, es el momento de impugnar su rumbo.

El agotamiento de un modelo

Cuando comenzó Podemos y se introdujo el sistema de primarias abiertas para configurar las listas electorales, el problema que subyacía era muy simple: se trataba de buscar mecanismos que fomentasen la participación y activasen políticamente a todo un sector de gente harto de la política tradicional. Sin embargo, el espectáculo que se ha generado estas semanas en Podemos en la Comunidad de Madrid demuestra que los métodos que en una etapa fueron útiles, a día de hoy ya no lo son: la forma de entender las primarias de Podemos aleja a la gente de la participación, generan desafección en amplios sectores de la sociedad y fomentan una lógica de competencia despiadada más propia de una empresa que de un espacio político que aspira a transformar la sociedad. En estas primarias ya no hay ni siquiera un proceso de debate político previo a la elección de listas: de repente, la dirección impone el ticket Errejon-Espinar ignorando que los documentos políticos aprobados en la última asamblea de Podemos Madrid apostaban por construir la unidad popular con un programa de ruptura. Es evidente que estás primarias ya no cumplen con el objetivo para el que nacieron: más que sumar, restan fuerza. Tras cada proceso de este tipo, queda menos gente en Podemos. Y  la dirección de Podemos, en vez de pararse a reflexionar sobre ello y tratar de recomponer la situación, se decide  a huir hacia adelante escenificando un cierre en falso de la crisis.

Estas primarias también proponen el mismo sistema que en Vistalegre II, el llamado sistema "desborda", que penaliza a las corrientes críticas que no cuentan con todo el aparato para presentar sus propuestas: frente a los que dicen que Anticapitalistas está sobrerrepresentada en Podemos, recordamos que la lista que impulsamos en VistaAlegre II sacó el 13% de los votos y el 3% de los representantes. Así como en el último proceso de Madrid ciudad la lista que impulsamos sacó más de el 30% y sólo cuatro representantes –de 28–. Es decir, que la dirección de Podemos ha diseñado un sistema en el que las corrientes críticas solo tienen dos opciones: o pasar por el aro e integrarse en listas sin discusión política o bien presentar listas para competir y ser laminadas, aunque representen al 30% de los/as inscritos /as y a un sector importante de la militancia del movimiento social madrileño. Todo ello, recordamos, sin siquiera poder debatir la propuesta política para la Comunidad de Madrid como si esto fuese de personas y cargos y no de proyecto y programa.

En esta lógica informal propia de la política profesional hemos leído en los medios que nuestra posición se interpreta como renuncia. Pero ante un asunto tan serio como es el futuro de la posibilidad de cambio en la Comunidad de Madrid, en ningún momento se ha planteado la pregunta correcta: ¿Cuáles son las tareas políticas del momento? ¿Cuál es el mejor proceso y proyecto para la gente trabajadora? ¿Como ganamos al PP? Sólo así se puede medir el éxito o un fracaso un proyecto político, a no ser que ya apostemos directamente por convertirnos en agencias de colocación de cargos. Así que nadie se confunda. No hay ningún paso atrás, ninguna renuncia: hay una nueva apertura tanto de militantes de Podemos, como del municipalismo y de los movimientos sociales y sindicales para tomar la iniciativa y construir una propuesta política realmente capaz de forjar una unidad capaz de derrotar al PP y transformar la comunidad de Madrid.

Apostar por la unidad popular y un programa de cambio.

Nuestra apuesta parte de la convicción de que es necesaria la más amplia unidad para ganar la Comunidad de Madrid. También de que sólo un programa transformador puede cambiar de verdad la vida de la gente trabajadora. Uno de los motivos por los que no nos hemos integrado en la candidatura de Errejón-Espinar, además del método poco democrático, es que no estamos de acuerdo con su propuesta política. Errejón siempre ha sido muy claro en torno a esta. Su corriente política ha apoyado en el Ayuntamiento de Madrid, por ejemplo, la operación Chamartín, con la que se ha asumido el modelo de ciudad de la derecha, basado en el pelotazo inmobiliario al servicio del capital financiero, frente a las propuestas de las asociaciones vecinales, ecologistas, sindicatos y colectivos de barrio. O su aceptación de los recortes presupuestarios en la capital, frente a los ataques de Montoro, en vez de adoptar una perspectiva de resistencia y lucha contra la austeridad desde las instituciones. La estrategia de Errejón también es clara: se trata de competir "virtuosamente" con el PSOE, pero el objetivo es un pacto con ellos, renunciando progresivamente a los elementos más transformadores del programa de Podemos. Nuestra convicción ha sido y sigue siendo que el PSOE es un adversario, un partido del régimen que siempre ha defendido los intereses de los de arriba. Estamos dispuestos a apoyarlo tácticamente para echar al PP, pero no a gobernar con ellos cuando no hay acuerdo programático ni político.

En cuanto al sujeto político que se tiene que construir, el documento político que ganó la última asamblea de Podemos en la Comunidad de Madrid dejaba claro que el objetivo era construir un proyecto de unidad popular, arraigado entre las clases populares, en los municipios y barrios, con todas aquellas organizaciones que día a día trabajan para cambiar las cosas. Hay que contar con los movimientos sociales, con las luchas desde abajo, hay que generar una dinámica abierta y participativa: es la única forma de ganar. El mejor ejemplo en ese sentido fue Ahora Madrid, en donde gente muy diversa se agrupó con unas normas comunes para construir una confluencia real. Estas primarias tratan de renunciar también a ese objetivo y encarar las próximas elecciones con una coalición desde arriba pactada entre los partidos. No nos parece el mejor método para ganar al PP.

Nuestra obligación es luchar por lo que creemos mejor, por lo que creemos que es más correcto en cada momento. Por eso no nos presentamos a estas primarias, ni nos integramos en listas en cuyo programa no creemos. Vamos a iniciar un movimiento para tratar de convencer a todo el mundo (incluidos a Errejón-Espinar) de que hay otra forma de hacer las cosas que puede ser más útil tanto para ganar, como para transformar las cosas. El papel de Podemos, como siempre hemos creído, debe ser el de catalizador de procesos más amplios. En esa dirección trabajaremos con la convicción de que todavía es posible un cambio de rumbo que nos permita recuperar la ilusión, echar al PP y cambiar la Comunidad de Madrid.

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El candidato Errejón y la Operación Chamartín https://blogs.publico.es/contraparte/2018/04/17/el-candidato-errejon-y-la-operacion-chamartin/ https://blogs.publico.es/contraparte/2018/04/17/el-candidato-errejon-y-la-operacion-chamartin/#respond Tue, 17 Apr 2018 10:41:56 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=2013 Continuar leyendo "El candidato Errejón y la Operación Chamartín"]]> .

Pablo Carmona Pascual (@pblcarmona)
Concejal en el Ayuntamiento de Madrid

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Recordemos el famoso juego de las sillas. Aquel en el que siempre hay más participantes que sillas en las que sentarse. La música suena acompasada, el maestro o maestra de ceremonias mantiene la música unos segundos y...¡zas! El sonido se interrumpe de golpe y todo el mundo tiene que encontrar su hueco. En ese instante hay que saber estar lo más cerca de un asiento y dar un discreto culetazo que deje al rival más próximo fuera de la partida.

Podemos -especialmente en Madrid- se ha convertido en un permanente juego de las sillas. Cada pocos meses los líderes de la organización ponen a todo el mundo a bailar anunciando que se va a parar la música. La carrera por no quedarse sin silla se acentúa y las familias oficiosas, oficiales y políticas se preparan para que empiece el juego. Los tiempos de las confluencias, la diversidad y la heterogeneidad de los procesos de cambio se acabaron, pasando de ser un valor a convertirse en un estorbo.

Cada vez más los tiempos se precipitan y la efectividad electoral obliga, otra vez, a apagar la música. Además todo apunta a que el número de sillas a ocupar es cada vez menor y a que habrá que tirar de codazos y culetazos para hacerse con un puesto. De nuevo lo urgente se come lo importante.

En estas últimas semanas se ha abierto con la candidatura de Errejón a la Comunidad de Madrid un ejemplo claro de lo que hablamos. El pulso mantenido por Pablo Iglesias y Errejón ha eliminado, por primera vez, los adornos de la democracia interna y la diversidad en Podemos. La unidad que se clamaba en Vistalegre 2, el nuevo Podemos de las bases y el movimiento popular han dejado paso al lenguaje crudo del poder. "Quiero controlar la candidatura, el proceso y la lista" -decía Íñigo. "Ni media tontería, Íñigo" -le replicó Pablo Iglesias-. Todas las cartas están ya boca arriba: comienza la timba.

Ante semejante escenario, trabajar sobre sistemas de primarias proporcionales que respetasen el peso tanto de minorías como de mayorías supondría una buena manera de deshacer el lío. Pero, por desgracia, ya no estamos en este escenario. Ya nadie se plantea, ni en las formas más básicas, repartir el poder de manera más equitativa. La batalla de Madrid dentro de la cúpula de Podemos ha comenzado. Sin embargo, a menos de un año de la campaña, nada sabemos sobre el modelo urbano que proponen para la región metropolitana madrileña o los contenidos políticos e ideológicos de esta pugna. El choque de estructuras aparece como un simple juego de poder y es aquí donde empiezan los verdaderos problemas.

Llega la Operación Chamartín.

En estos días convulsos en Podemos se empiezan a conocer los detalles definitivos de Madrid Nuevo Norte, el acuerdo al que han llegado el Ayuntamiento de Madrid, el Ministerio de Fomento-ADIF y el BBVA para sacar adelante la denominada Operación Chamartín. Esta operación, que moviliza una edificabilidad de 2,7 millones de metros cuadrados y que supone una de las operaciones urbanísticas más importantes de España, se ha consolidado en el imaginario social como el gran pelotazo de nuestra ciudad; aquel que nos devuelve a los gloriosos tiempos de la burbuja inmobiliaria.

Como bien sabemos, el punto de partida de toda la operación se produce gracias a un convenio opaco entre BBVA y ADIF que permite que el suelo público sea el motor del beneficio privado. Pero lo curioso es que -tal y como han denunciado asociaciones vecinales, ecologistas y urbanistas-, esta operación que pretende hacer crecer Madrid hacia el norte en 3,5 kilómetros, es apoyada e impulsada mayoritariamente por la dirección de Podemos.

Parece lógico que si lo que está en juego es el futuro de Madrid, antes de repartir los sillones se produjera un debate sobre el modelo de ciudad y de región que queremos. Más aún si entendemos que el acuerdo firmado por el Ayuntamiento tendrá su primera fase de aprobación en la escala municipal, pero será la Comunidad de Madrid quien finalmente tenga que dar su beneplácito. Una situación que llevará a que en 2019 -si no se cambia mucho el rumbo-, Podemos, el PSOE, Partido Popular y Ciudadanos llegarán a la campaña con un punto de acuerdo programático básico en el modelo urbano y de desarrollo de nuestra región, un hecho inaudito en la política madrileña.

Para quien no conozca el detalle de esta operación se debe recordar que estamos hablando de la construcción de un centro de negocios con más de 25 rascacielos similares a las cuatro torres de Florentino Pérez, la construcción de más de 10.500 viviendas y la reordenación de la ciudad de Madrid de nuevo en sentido norte favoreciendo el desequilibrio territorial de la ciudad y de toda la región metropolitana.

La Operación Chamartín además ha abierto una nueva brecha entre Podemos y el movimiento ecologista y vecinal de Madrid, además de en el propio equipo de gobierno de Ahora Madrid. Y se trata de una operación tan nuclear que no se puede resolver con votaciones de candidatos o repartos de puestos. Todo aquel que aspire a presidir y capitanear la Comunidad de Madrid debería dar desde ya una respuesta a qué hará con esta Operación si llegase a gobernar. Si Madrid como área metropolitana se rompe entre centro y periferia, entre norte y sur, la Operación Chamartín es la que lo hace posible reforzando y agudizando estos procesos.

En Podemos lo saben y en estos días tratarán de mejorar la imagen de la operación que -una vez consumada- está siendo maquillada con algunas mejoras en las zonas verdes, los equipamientos deportivos de la EMT, mejoras puntuales para algunos barrios o la protección de las ermitas existentes en este ámbito. Todo ello sin tocar lo nuclear del proyecto, la construcción de un megalómano centro de negocios y de miles de viviendas de lujo. De nuevo Madrid como atractor de un modelo de inversión inmobiliaria-especulativa que levanta el vuelo y de cuyo colapso aún no hemos levantado cabeza.

Por esta razón debemos estar atentos y valorar las mejoras que se han propuesto, no en vano son el fruto de la lucha vecinal y ecologista, pero sin olvidar que esta operación acelera la ruptura norte-sur de Madrid, expulsa de nuestra ciudad infraestructuras de transporte público básicas como son las cocheras de la EMT, produce un claro colapso en la movilidad de todo su entorno y desplaza aún más al norte el centro gravitacional de nuestra región reforzando los desequilibros y la desigualdad.

Las listas, las candidaturas y los nombres propios -incluso las batallas internas por posicionarse en todos esos ámbitos- deberían ser reflejo al menos de modelos y programas políticos entre los que elegir. Muy al contrario, el caso de Chamartín demuestra que el poder y la toma de posiciones es previo a cualquier programa político. Lo que sí sabemos en este caso es que ganen los de Iglesias o los de Errejón, se lleve el gato al agua Ramón Espinar o Clara Serra, todos ellos y ellas deberían despejar la incógnita sobre el modelo de ciudad que defienden y responder por el claro cambio de rumbo que se ha producido en el urbanismo madrileño con respecto al programa de 2015,  del que tarde o temprano tendrá que dar explicaciones la dirección de Podemos ahora que tanto interés despierta la política de nuestra región.

 

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El caso del tuit de la concejala Rommy Arce: ¿Un delito de odio? https://blogs.publico.es/contraparte/2018/04/03/el-caso-del-tuit-de-la-concejala-rommy-arce-un-delito-de-odio/ https://blogs.publico.es/contraparte/2018/04/03/el-caso-del-tuit-de-la-concejala-rommy-arce-un-delito-de-odio/#respond Tue, 03 Apr 2018 20:42:50 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=2003 Continuar leyendo "El caso del tuit de la concejala Rommy Arce: ¿Un delito de odio?"]]> .

Brais Fernández, Viento Sur. (@braisromanino)

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El pasado 15 de marzo, moría en Lavapiés el mantero senegalés Mame Mbaye. Una de las primeras personas en reaccionar fue Rommy Arce, concejala del Ayuntamiento de Madrid más señalada por la oposición. El tuit decía: "Lucrecia Pérez, Sanba Martine... hoy Mame Mbaye. Los nadie víctimas de la xenofobia institucional y de un sistema capitalista que levanta fronteras interores y exteriores. El pecado de Mame ser negro pobre y sin papeles. Hermano, siempre estarás en nuestro recuerdo". La respuesta de las asociaciones policiales no se hizo esperar. El Colectivo Profesional de Policía Municipal (CPPM) –casi 3.000 afiliados–, CSIT Unión Profesional –1.200– y la Asociación de Policía Municipal de Madrid (APMU) –670– presentaron una querella por "incitación al odio" en el que utilizaron como prueba este y otros tuits de otras personas. La juez Esperanza Collados –la misma que archivó el caso de los discos duros destruidos por Bárcenas y el "caso Blesa"– ha admitido a trámite la querella y Arce tendrá que declarar ante los tribunales el próximo mes.

Los problemas de la policía municipal con el Ayuntamiento de Madrid.

Ya desde el principio, el gobierno de Ahora Madrid ha tenido fuertes tensiones con la policía municipal. Una candidatura que consiguió ganar las elecciones gracias al impulso de la sociedad organizada, con una lista compuesta en su mayor parte por gente con trayectoria en los movimientos sociales, aunque bajo el liderazgo de Manuela Carmena, una jueza de profesión, que desde el principio ha tratado de disociar a los "concejales del cambio" de su pasado activista. Así pues, el nuevo ayuntamiento ha adoptado desde el principio una estrategia tímida con los aparatos del Estado construidos pacientemente desde hace décadas por la clase gobernante. Esta estrategia se enmarca dentro de los límites "progresistas" que la mayoría del gobierno de Ahora Madrid le ha intentado imprimir siempre a su estilo de gobierno: un nuevo estilo humanitario, más amable, pero que toque lo menos posible el Estado que existe más allá de la representación, el no electo y el encargado, en última instancia, de mantener el orden. Lo más importante, como han teorizado algunas de los más destacadas figuras del "cambio", era que la ciudadanía no notase ningún sobresalto. Utilizando una de esas metáforas que tanto le gustan a la nueva generación de políticos progresistas:"que al día siguiente, se recogiesen las basuras".

El resultado de esta política comienza a ser desastroso para Ahora Madrid. Por una parte, la policía municipal y otros sectores del Estado profundo están lejos de aplacarse. Las imágenes del concejal de Seguridad Javier Barbero huyendo de la policía municipal y escondiéndose en un bar hubiesen provocado una fuerte depuración del cuerpo en cualquier democracia avanzada. Por otro lado, la teoría de colocar en el centro "la recogida de basuras" esconde un modelo de ciudad cada vez más orientado hacia el turismo, la inversión financiera y las clases medias, dejando en un lugar secundario los barrios obreros, que se enfrentan solos a una situación de degradación crónica, producto de la estructuración neoliberal de las instituciones públicas y de una crisis que ya se ha convertido en la nueva normalidad para un amplio porcentaje de la población.

A pesar de renunciar a la aplicación del programa con el que ganó las elecciones ( al que Manuela Carmena lo calificó de "sugerencias") y de tratar de reconciliarse de forma permanente con los sectores más conservadores del Estado y de la sociedad madrileña, el gobierno de Ahora Madrid se ha mostrado incapaz de imponer su autoridad a una policía municipal muy mimada por el PP y por el PSOE, fuertemente sindicalizada y que se auto percibe a sí misma como una víctima de los desvaríos "izquierdistas" del gobierno local. Mientras ciertos sectores de los movimientos sociales y de la izquierda perciben la política de Ahora Madrid como una política de renuncias que socavan a medio plazo al propio gobierno, al proyecto de transformación municipal y que no toca los resortes fundamentales del poder, la mayoría de la policía municipal se siente fuertemente agredida y deslegitimada. Las amenazas vertidas en un chat de whatsapp contra Manuela Carmena fueron quizás la muestra mas grotesca del descontento de los cuerpos de seguridad municipales.

Las particularidades del "Caso Arce".

Rommy Arce es migrante y, al contrario que la mayoría de los "nuevos políticos", (se ubiquen en el sector que se ubiquen) proviene de la clase trabajadora. Arce, que es la primera persona de origen migrante que ocupa una concejalía en el Ayuntamiento de Madrid, lleva siendo el blanco de las iras tanto del PP y Ciudadanos, como de un Partido Socialista que no ha dejado de pedir su dimisión como metáfora de una propuesta política que quizás prefigure una nueva alianza: el PSOE de Pedro Sánchez busca la purga de los radicales de Ahora Madrid para consolidar un sólido acuerdo de centro izquierda en la capital, que haga desaparecer de una vez por todas los restos de las veleidades transformadoras de los "herederos del 15M".

Lo cierto es que es un personaje incómodo en el Ayuntamiento. Desde un principio, se ha negado a aceptar su transformación en parte de la "razón de Estado" que ha tratado de imponer Manuela Carmena. Ha defendido sus posiciones políticas con la misma claridad y contundencia que hacía cuando era activista. Ha estado tanto en las luchas sociales como en los despachos, sin aceptar la nueva fe de la gestión que ha invadido (y que profesa y predica con la fe del converso) a la nueva izquierda. Podría haber decidido convertirse en una pieza más del museo etnográfico de la izquierda progresista, representando el perfil de la migrante integrada que se ha hecho a sí misma. Pero antes que un icono, ha optado por defender con convicción su principios.

Esta "anomalía incómoda" se ha convertido en un campo de batalla. Para la derecha, cobrarse su cabeza sería un síntoma de su fortaleza y un reconocimiento de que siguen sobredeterminando al gobierno (estableciendo los límites). Para el PSOE, su liquidación sería un símbolo de su mutación en un gobierno responsable y de orden, que liquide el fantasma transformador que impulsó a Ahora Madrid al gobierno. Todo ello con la inestimable ayuda de los grandes medios de comunicación y de ciertos sectores de los aparatos judiciales.

Las fuerzas transformadoras tienen un par de problemas y algún reto

La acusación contra Rommy Arce, desde un punto de vista estrictamente judicial no debería tener mucho recorrido. En ningún momento ha cometido un delito de odio, tipificados para proteger a las minorías. Es perverso que en realidad, haya sido acusada por su compromiso con estas, las cuales en teoría tienen que ser protegidas de los delitos de odio, y no deberían ser las acusadas. Se enmarca, sin embargo, en una coyuntura política más general, caracterizada por una radicalización de la llamada "judicialización de la política" y de fuertes ataques contra la libertad de expresión. Este término con tanto sabor estadounidense tiene en España una acepción un tanto distinta: sería más bien sinónimo de un cierto "macartismo pos-franquismo" a través del cual la derecha trata de hostigar a determinadas figuras de la izquierda. Políticos, raperos o tuiteros suelen ser las víctimas predilectas de este proceso.

Como bien ha escrito Beatriz Gimeno en este medio, "cuando se ejerce la libertad de expresión siempre se ofende a alguien." Estos días Rommy Arce ha sido objeto de todo tipo de ofensas en las redes sociales, que seguramente cumplen a rajatabla la definición de delito de odio. Por eso, más allá de la defensa jurídica de los activistas, de los raperos o de cualquier tuitero, lo que está en juego no es la libertad de expresión, sino la libertad de hacer efectiva, de hacer militante, la libertad de criticar radicalmente al sistema. Es decir, de cuestionar el mismo núcleo del régimen liberal, que se articula en torno a lo que Marcuse llamaba "tolerancia represiva". En el caso de Rommy Arce, esta "tolerancia represiva" implicaría también su muerte política como revolucionaria, ahondando esa separación entre "activista" y "cargo público" que tanto está afectando a la nueva política progresista: una vez en las instituciones, queda abolido el derecho a criticar al poder, porque formas parte del poder. Esto puede tener consecuencias peligrosas, como por ejemplo, que la izquierda institucional se vea atrapada en la obligación de tener que denunciar revueltas legítimas como la de los amigos de Mame Mbaye el otro día en Lavapiés: una ira completamente justificada, que quizás tenga como coste algunos contenedores, pero a través de la cual surge de una épica de la rebelión sin la cual una fuerza transformadora jamás conseguirá nada.

Hay otras dos cuestiones latentes encima de la mesa. La muerte de Mame Mbaye está siendo aprovechado por Ciudadanos para ensayar una opción "trumpista" en España, agitando de forma todavía incipiente con el fantasma de la inseguridad, las drogas y la migración. Una fórmula que, en medio de la parálisis del gobierno de Ahora Madrid, podría encontrar cierto eco en los barrios obreros. Ciudadanos necesita desesperadamente en Madrid una operación "a la catalana" que le permita adherir a su proyecto a un sector de las clases populares y amplíe su base social clase-medianista.

Por otro lado, amplios sectores de las fuerzas transformadoras llevan esperando mucho tiempo la reactivación del "viejo topo" de la movilización. Esta ofensiva judicial puede tener como efecto atrapar a las organizaciones de base en una dinámica defensiva que les dificulte seriamente implicarse en la dinamización de las movilizaciones en curso y transformarlas en estructuras estables, capaces de organizar a amplios sectores de las clases populares. Sin embargo, estos ataques contra la libertad de expresión también pueden regenerar solidaridades olvidadas en una izquierda muy dividida por diferencias estratégicas y tácticas profundas. En un año en el que se cumplen 40 años de la Constitución de 1978, el caso de Rommy Arce y muchos otros que estamos viviendo ponen encima de la mesa una de las cuestiones fundamentales no abordadas en la transición: en palabras de Gramsci, una "reforma moral e intelectual" que limpie los restos del franquismo que siguen impregnando las instituciones del régimen.

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El bulo y la esperanza: una semana tras la muerte de Mmame en Lavapiés https://blogs.publico.es/contraparte/2018/03/23/el-bulo-y-la-esperanza-una-semana-tras-la-muerte-de-mmame-en-lavapies/ https://blogs.publico.es/contraparte/2018/03/23/el-bulo-y-la-esperanza-una-semana-tras-la-muerte-de-mmame-en-lavapies/#respond Fri, 23 Mar 2018 10:18:13 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1992 Continuar leyendo "El bulo y la esperanza: una semana tras la muerte de Mmame en Lavapiés"]]> .

Pablo Carmona Pascual (@pblcarmona)
Concejal en el Ayuntamiento de Madrid

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"Por nuestros hermanos y hermanas en el fondo del mar, por los que aún seguimos a la deriva". Este es el lema de la cabecera de la manifestación que en 2008 convocó a miles de senegaleses y bangladesíes en favor de la despenalización del Top Manta. La marcha se realizó en el barrio de Lavapiés. Y con esta protesta se inauguró el movimiento mantero en España. A lo largo de los últimos diez años, este movimiento ha impulsado algunas de las reivindicaciones más importantes de los inmigrantes en España.

Aquellas movilizaciones estaban dirigidas a pedir la despenalización de la Manta. Se denunciaba que las personas que vendían esos productos no tenían ninguna culpa de las falsificaciones. Más aún, cuando quienes lo hacían eran personas sin papeles que, en muchos casos tras llevar años entre nuestras fronteras, permanecían en situación irregular. De hecho, gracias a aquella movilización, en 2010 y a pesar del evidente recorte respecto a lo que proponían los movimientos de manteros, se logró un significativo cambio en la legislación. Ese cambio de la norma, que se mantuvo hasta 2015, logró apaciguar, al menos en parte, las consecuencias legales de la venta en la Manta. Aunque nunca dejara de ser una actividad perseguida.

Aquellas mejoras de los derechos de los manteros, contrastan sin embargo, con el recrudecimiento de la persecución de los denominados sin-papeles que se vivió en esos mismos momentos. No se trata de un problema nacional, la misma tendencia se observa en toda Europa y en Estados Unidos. Conviene recordar, que los protagonistas de las grandes políticas de deportación de aquellos años, no fueron solo los gobiernos conservadores. Esta nueva ola de persecución y de deportaciones de extranjeros en España fue protagonizada particularmente por el Partido Socialista, que amparó con su voto (al igual que el Partido Popular) la denominada Directiva de Retorno (2008/115/CE). Esta medida se complementó en el año 2009 con la mayor campaña de persecución callejera de inmigrantes en situación irregular de nuestra historia reciente. La orden de persecución se hizo explícita en la Instrucción 1/2010. Circular que daba instrucciones a la policía a fin de establecer puntos sistemáticos y masivos de control a las personas sin papeles con el objetivo de agilizar los procesos de deportación masiva.

Al otro lado del Atlántico, y mientras en Europa se fijaba el objetivo de deportar a más de ocho millones de personas, Obama comenzó a emplearse a fondo en lograr el dudoso mérito de ser el presidente de la historia de Estados Unidos que más inmigrantes sin papeles había expulsado. Su carrera acabó con el escalofriante récord de 2,5 millones de deportados.

No es extraño, cuando se contempla el contexto abierto en aquellos años, que las cuatro grandes reivindicaciones que se han articulado en materia de migración, tengan que ver con la derogación de la Ley de Extranjería, el cierre de los Centros de Internamiento para Extranjeros, el respeto de los Derechos Humanos en la frontera sur y el fin de las redadas y controles policiales por motivos raciales. Este entramado legal y administrativo ha sido el responsable de armar un medio ambiente normativo racista y discriminatorio contra todos aquellos deciden emigrar a nuestro país.

En estos días, se ha producido una misteriosa amnesia en algunos sectores de la sociedad. La muerte de Mmame el pasado jueves fue un hecho excepcionalmente grave, pero que se produce en el contexto de algo absolutamente cotidiano en la ciudad de Madrid. No podemos engañarnos y pensar que este tipo de situaciones en la que un grupo de policías ya sea andando, corriendo o en moto persiguen con mayor o menor intensidad a vendedores de la Manta es algo excepcional. Tampoco lo son la tensión y el miedo de los manteros, las carreras precipitadas o la caídas lesivas mientras son perseguidos. Ninguna de estas imágenes tan duras, como cotidianas en los entornos de Sol, Gran Vía y Atocha, son desconocidas para muchos vecinos de Madrid. Tampoco lo son para el Sindicato Mantero y la Asociación de Sin Papeles, que llevan más de diez años denunciándolas ante todas las administraciones, también ante nuestro actual gobierno municipal.

Sabemos perfectamente que el contexto legal de las personas sin papeles depende del gobierno del Partido Popular. También sabemos que en materia de derechos humanos y de extranjería, tal y como pasa en el ámbito de los refugiados, poco podemos esperar del mismo. Pero también es cierto que desde el Ayuntamiento de Madrid debemos hacernos cargo de lo sucedido en estos días y tomar la determinación de erradicar las redadas de los manteros. Es el momento de tomar medidas concretas que sean eficaces y que apoyen otras muchas iniciativas necesarias en nuestra ciudad. Principalmente: el cierre del Centro de Internamiento de Extranjeros, la eliminación de los controles raciales o la derogación de la Ley de Extranjería. Pero también son necesarias aquellas medidas que impidan la criminalización del Top Manta a través de su despenalización.

Europa se enfrenta a un enorme reto. La defensa de los derechos de los inmigrantes es uno de los nudos gordianos del futuro del continente. No pocos partidos y tendencias políticas miran de reojo, cuando no asumen claramente, los discursos racistas con motivos oportunistas. La situación se dirime en estos momentos entre dos tendencias que se retroalimentan y tienden a generar una combinación explosiva. De un lado, la crisis política aprovechada por las fuerzas que promueven la criminalización y culpabilización de los inmigrantes. Del otro, una crisis financiera que se alimenta de un ataque general y global sobre los derechos de la población, cebándose especialmente en los sectores más precarizados, donde se encuentran los y las inmigrantes. Conviene, sin duda, enfrentar la segunda con una respuesta que no se parezca a la primera.

En esta semana, las organizaciones de inmigrantes y el Sindicato de Manteros y Lateros de Madrid nos han puesto frente al espejo. Han sacado a la luz la situación de marginación y discriminación que sufren las personas sin papeles. Han señalado el juego del racismo institucional en todos los niveles de las administraciones públicas. Y han demostrado que existen alternativas para construir una ciudad que respete los derechos de todos y de todas. De hecho, los manteros han representado a la perfección el sentimiento de muchos y muchas en nuestra ciudad: la esperanza de una sociedad que se organiza y expresa sus derechos, que no da la vuelta a la injusticia y que sabe que el marco de cualquier democracia pasa por el respeto a los derechos humanos.

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Madrid Nuevo Norte: Impacto territorial, modelo urbano y movilidad https://blogs.publico.es/contraparte/2018/03/14/madrid-nuevo-norte-impacto-territorial-modelo-urbano-y-movilidad/ https://blogs.publico.es/contraparte/2018/03/14/madrid-nuevo-norte-impacto-territorial-modelo-urbano-y-movilidad/#respond Wed, 14 Mar 2018 12:15:36 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1977 Continuar leyendo "Madrid Nuevo Norte: Impacto territorial, modelo urbano y movilidad"]]> .

Luis Suárez-Carreño (Comisión de Ordenación del Territorio de Ecologistas en Acción)

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El ámbito de MNN se ubica en un punto neurálgico en términos de conexiones viarias y ferroviarias y particularmente metropolitanas a todas las escalas: metropolitana (M-30; M-40, A-1, M-607 y M-11) regionales (Cercanías, Plaza Castilla, Estación Intermodal de Plaza Castilla) y estatales (AVE; aeropuerto). En sus inmediaciones se encuentra importantes nodos del sistema público de transportes, como la Estación de Chamartín o la Intermodal de Plaza de Castilla.

Además, esta Operación se enclava en un proceso prolongado de colmatación y expansión del eje norte metropolitano, con las denominadas 4 torres del Real Madrid, la construcción de los PAUS de Sanchinarro, Las Tablas y Valdebebas, la construcción de la Ciudad de Telefónica, la sede del BBVA, amplificado por el crecimiento importante de los municipios vecinos de Alcobendas, Torrelodones y San Sebastián de los Reyes, procesos basados en la movilidad mediante vehículo privado.

Red de transportes en el entorno
Red de transportes en el entorno

 

Nudos viarios
Nudos viarios

Decir por lo tanto que la zona norte de la región, y en particular el entorno de la Operación Chamartín es un área muy bien conectada es una verdad a medias: dispone ciertamente de una tupida malla de redes y nudos, pero esta se encuentra sujeta ya a unas demandas que saturan su capacidad en determinados momentos, cuestión que precisamente el presente estudio pretende analizar con el fin de valorar si la propuesta presentada por el ayuntamiento es realista o supondría un colapso mayor de la zona.

Escenario territorial: una región muy desequilibrada

La carencia en el caso de Madrid de un marco estratégico municipal, metropolitano o regional, dificulta la valoración de las grandes propuestas urbanísticas en aspectos que deben ser centrales para cualquier política urbana, y que desbordan el ámbito local, como:

  • Equilibrio de usos y actividades

  • Inclusión y cohesión social

  • Movilidad, calidad ambiental y sostenibilidad

El territorio madrileño se caracteriza en este sentido por su alta tasa de urbanización expansiva y desequilibrada, con impactos medioambientales negativos en materias como contaminación y destrucción de recursos naturales; y sociales, por la desigualdad en el acceso a actividades y servicios, y en la calidad de estos.

Objetivos o retos (que deberían ser) prioritarios de la operación

Una operación de la magnitud y localización estratégica como esta, debe por lo tanto plantearse impactos y objetivos tanto locales como metropolitanos, que se resumir en estos:

  • Ampliación y modernización de la infraestructura ferroviaria.

  • Mejoras de las condiciones de vida en los barrios ya existentes y las conexiones entre los mismos, cuestiones que en este caso arrastran importantes déficits postergados una y otra vez por las administraciones públicas.

  • Mantener actividades e infraestructuras en uso actualmente existentes, por un simple criterio de eficiencia y economía.

  • Completar la ciudad, respetando los objetivos anteriores, con una ordenación basada en un modelo de ciudad con calidad de vida, sostenibilidad y cohesión e integración social.

La naturaleza pública de la mayor parte de los suelos afectados en la Operación Chamartín, así como la ausencia (al menos por lo que se conoce) de compromisos indemnizables respecto a terceros, confiere en teoría una oportunidad inmejorable para ordenar y gestionar estos de forma que contribuyan positivamente a dichas dimensiones de las políticas urbanas, en aspectos como los que se mencionan a continuación.

La movilidad: un reto central

El análisis de las condiciones de movilidad constituye un aspecto crucial en la planificación y gestión de la ciudad y el territorio, al menos en dos dimensiones:

  1. En términos socioeconómicos

La movilidad impacta directamente sobre la productividad y la economía, por una parte; por otra sobre la calidad de vida y la equidad social.

  1. Efectos ambientales

Ante todo afectan a la calidad del aire, al ruido y a la emisión de gases de efecto invernadero. Dada la importancia tanto de la salud de la población como de los efectos del cambio climático, España y Europa tienen normas y compromisos que obligan al control y a la reducción de ambos tipos de efectos.

Las importantes implicaciones de la movilidad obligan a incorporar esta como uno de los factores determinantes de la ordenación urbanística y territorial, considerando modelos sostenibles e inclusivos, basados en criterios de reducción de la demanda de movilidad mecanizada: mezcla de usos; compacidad y complejidad; diseño pro-transporte público; accesibilidad y proximidad.

 

 

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El conflicto de Airbnb aterriza sobre Madrid (2ª Parte) https://blogs.publico.es/contraparte/2018/01/11/el-conflicto-de-aribnb-aterriza-sobre-madrid-2a-parte/ https://blogs.publico.es/contraparte/2018/01/11/el-conflicto-de-aribnb-aterriza-sobre-madrid-2a-parte/#respond Thu, 11 Jan 2018 09:42:54 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1929 alt --> . Javier Gil (@Gil_JavierGil) . El Ayuntamiento de Madrid ha anunciado la elaboración un Plan de Regulación de viviendas de uso turístico (VUT) ante la "inacción de la Comunidad de Madrid". El decreto presentado por el gobierno de Cristina Cifuentes para regular este tipo de actividad está provocando un rechazo generalizado, lo que brinda una … Continuar leyendo "El conflicto de Airbnb aterriza sobre Madrid (2ª Parte)"]]> .

Javier Gil (@Gil_JavierGil)

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El Ayuntamiento de Madrid ha anunciado la elaboración un Plan de Regulación de viviendas de uso turístico (VUT) ante la "inacción de la Comunidad de Madrid". El decreto presentado por el gobierno de Cristina Cifuentes para regular este tipo de actividad está provocando un rechazo generalizado, lo que brinda una enorme oportunidad política al equipo municipal de Manuela Carmena. Como anunciaba recientemente José Manuel Calvo, Concejal de Desarrollo Urbano Sostenible del Ayuntamiento: "Nosotros sí nos tomamos en serio este problema y en breve anunciaremos más medidas". A diferencia del decreto presentado por el gobierno de Cifuentes, la propuesta del Ayuntamiento sí que incide en los principales problemas que generan los hospedajes turísticos, asemejándose a las normativas de otras ciudades globales. Sin embargo, también entraña importantes problemas.

El punto fuerte del plan del Ayuntamiento es que diferencia entre un modelo de hospedaje entre particulares, propio de la economía colaborativa (P2P), con un máximo de 90 días al año, frente a un modelo de VUT de tipo profesional, que permite que las viviendas se alquilen los 365 días del año. Esta distinción se encuentra incorporada en las regulaciones de otras metrópolis: en Amsterdam se establece un periodo máximo de 60 días al año, 90 días en San Francisco y 120 días en París. Madrid ha optado por los 90 días.

La citada diferencia es la base de toda buena regulación. Los impactos de un modelo de hospedaje P2P a 90 días, frente a un modelo de hospedaje profesional a 365 días, son completamente distintos en relación con múltiples aspectos: la presión sobre los precios de los alquileres, la sustitución de vivienda residencial por pisos turísticos, las posibilidades para especular con vivienda, la turistización potencial de un barrio, la transformación de la economía local, la concentración de turistas y la expulsión de las personas que habitan el barrio -algo que podríamos denominar como desahucios invisibles-. La diferencia entre el hospedaje P2P y las VUT profesionales no es suficiente por sí misma para minimizar los efectos negativos y maximizar los positivos de estos modelos de hospedaje, pero constituye el elemento central, y tiene incluso un impacto mayor que las políticas de zonificación.

Airbnb en Madrid

El mercado de Airbnb en Madrid está controlado por una minoría de usuarios que responden a los perfiles de empresa especializada o gran propietario, y nada tienen que ver con la economía colaborativa. Un 75% de los usuarios de Airbnb en Madrid tienen una única oferta en la plataforma, pero solo representan el 45% del conjunto del mercado. En cambio, menos de un 3% de los usuarios controlan el 14% del mercado, y tienen entre 6 y 20 ofertas en la plataforma. Pero la palma se la llevan el 0.48% de los usuarios que controlan el 8% del mercado y tienen más de 20 ofertas (ver tabla 1). Es decir, 34 usuarios con más de mil ofertas en Airbnb.

El conflicto de Airbnb aterriza sobre Madrid (2ª Parte)

A través de la sustitución de vivienda residencial por VUT, Airbnb ha generado muchas posibilidades de negocio tanto para las empresas como para los grandes propietarios. Un ejemplo de este tipo de propietario es el de "Raquel", nick en Airbnb de la empresa Friendly Rentals Madrid. Como denunció el colectivo Lavapiés ¿Dónde Vas?, esta empresa tiene 177 pisos anunciados en dicha plataforma. Detrás de la empresa se encuentra Wyndham Worldwide, el primer grupo hotelero del mundo, que cuenta con cerca de 8.000 hoteles bajo 15 marcas en 153 países y 6 continentes. En total la friolera de medio millón de habitaciones. Sin lugar a dudas, este tipo de hospedaje no responde a los principios de la economía colaborativa y su modelo de negocio se basa en convertir vivienda residencial en VUT.

Las VUT profesionales de grandes propietarios y empresas son un problema para las ciudades y para el desarrollo de formas de hospedaje P2P que maximicen las externalidades positivas de la economía colaborativa. Si en Madrid se instaurase una regulación que solo permitiera el hospedaje P2P entre particulares a 90 días, la distribución de la oferta sería muy distinta. Tan solo un 11% de las ofertas que a día de hoy se anuncian en Airbnb serían legales. El resto tendrían que ser eliminadas de la plataforma (ver tabla 2).

El conflicto de Airbnb aterriza sobre Madrid (2ª Parte)

Las cifras son aún más contundentes si nos centramos en el volumen de pernoctaciones. En Madrid se ofertan al año más de dos millones y medio de noches de hospedaje en Airbnb. De estas, tan solo un 4.3% responden al modelo P2P, frente al 95.7% que responden al modelo de VUT profesionales (ver tabla 3). Los impactos sobre la ciudad y el vecindario que ambos modelos generan son completamente opuestos. Ahora el Ayuntamiento tiene que decidir si con su regulación va a facilitar el hospedaje entre particulares a 90 días, y acercar la realidad de Madrid a ciudades como Copenhague, Berlín, Amsterdam, Nueva York o San Francisco; o si por el contrario, va a permitir que el mercado de Airbnb en Madrid siga estando controlado principalmente por especuladores, como en Roma, Boston o Hong Kong.

El conflicto de Airbnb aterriza sobre Madrid (2ª Parte)

 Los problemas del Ayuntamiento

El elemento más problemático del plan del Ayuntamiento es que diferencia entre hospedaje P2P y VUT profesionales para permitir ambos tipos. Optar por un modelo híbrido implica varios problemas. Básicamente porque legaliza todo tipo de hospedaje P2P a 90 días, cuando a día de hoy la mayoría de ellos son ilegales, y les exime de la necesidad de obtener licencias para la actividad que desempeñan. Estos hechos de por sí no son problemáticos, el verdadero problema es que esta legalización masiva vaya unida a nuevas licencias para VUT profesionales (como ha anunciado el Ayuntamiento).

Apostar por un modelo de hospedaje P2P a 90 días solo puede funcionar siempre y cuando vaya acompañado de la eliminación de VUT profesionales. Este es el caso de la regulación en la ciudad de San Francisco, cuya política se basa en la idea de "One host, one home" (un anfitrión, una vivienda). Solo se permite hospedar en la primera residencia del anfitrión, con un máximo de 90 días al año si el anfitrión no se encuentra en la vivienda, y se prohíben todas las VUT profesionales. Es decir, se elimina la posibilidad de especular con VUT y de sustituir vivienda residencial por pisos para turistas. El caso de San Francisco, lejos de ser un caso aislado, cada vez es más común. Esta misma semana la ciudad de Toronto ha anunciado que también prohibirá las VUT profesionales en su ciudad y solo permitirá el hospedaje P2P en las primeras residencias.

Por desgracia, el Ayuntamiento de Madrid está lejos de apostar por la eliminación de las VUT profesionales. Solo a principios de 2018 van a otorgar 1.000 licencias de VUT a 365 días. Pero no se sabe hasta qué cantidad podrán ascender este tipo de licencias. ¿Llegará a las más de 4.000 de la Comunidad de Madrid? ¿A las 9.600 de Barcelona? A falta de mayor información, parece obvio que no se van a quedar en 1.000 licencias, ya que Airbnb no tardó en aplaudir las palabras de la alcaldesa: "Carmena es la primera política en España en apoyar a las familias madrileñas con reglas claras de home sharing" (lo de las familias madrileñas es una falacia, si vemos los datos anteriores). Sin lugar a duda, la poderosa maquina de lobby de Airbnb (dirigida por antiguos cabezas de las administraciones de Clinton y Obama) hará todo lo posible para que esas licencias asciendan hasta superar las cifras de Barcelona.

Por otra parte, a día de hoy el Ayuntamiento no cuenta con ningún mecanismo para controlar el plazo máximo de los 90 días que pretende impulsar. Si no consiguen que Airbnb colabore en el control de los días, la nueva legislación se convertirá en un coladero para empresas y grandes propietarios que se dedican al alquiler de VUT profesionales. ¿Cómo sabrá el Ayuntamiento cuándo se trata de un tipo de hospedaje u otro? Con inspecciones, anuncian. Que pregunten a Barcelona a cuánto ascienden los costes de las inspecciones -un mecanismo de control que ayuda pero tampoco asegura una eficacia plena- y aclaren de qué partida recortarán para financiarlas. Sin lugar a duda, el Ayuntamiento tiene que forzar la colaboración de Airbnb haciendo uso del Plan General -como ya señalamos en la primera parte del artículo-.

Ahora Madrid no solo puede dejar obsoleto el decreto del gobierno de Cifuentes, sino que se puede convertir en el actor que "solucione" el conflicto de las VUT en la ciudad. Su regulación podría sentar las bases para la propuesta de un decreto alternativo al del PP en el nivel autonómico (Podemos -en concreto Isidro López- ya ha indicado la necesidad de adaptar e impulsar un modelo como el de San Francisco para la Comunidad de Madrid). Regular el problema de los alojamientos turísticos será, sin duda, muy rentable políticamente para Ahora Madrid de cara a 2019, pero también existen riesgos. Una legalización del hospedaje P2P a 90 días, acompañada de miles de licencias VUT de tipo profesional, no será bien recibida ni por la ciudadanía ni por los movimientos sociales y vecinales. Incluso si la legalización de VUT profesionales va acompañada de una política de zonificación, los impactos sobre la ciudad seguirán siendo los mismos: más turistificación, expulsiones barriales y burbuja.

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El conflicto de Airbnb aterriza sobre Madrid (1ª parte) https://blogs.publico.es/contraparte/2018/01/09/el-conflicto-de-airbnb-aterriza-sobre-madrid-1a-parte/ https://blogs.publico.es/contraparte/2018/01/09/el-conflicto-de-airbnb-aterriza-sobre-madrid-1a-parte/#respond Tue, 09 Jan 2018 11:22:22 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1919 Continuar leyendo "El conflicto de Airbnb aterriza sobre Madrid (1ª parte)"]]> .

Javier Gil (@Gil_JavierGil)

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A finales de diciembre, el gobierno de Cristina Cifuentes presentaba un borrador de decreto para regular los apartamentos turísticos y las viviendas de uso turístico (VUT) en la Comunidad de Madrid. Este borrador no introducía ninguna modificación sustancial en la regulación previa, basada en un laxo "todo vale". Y es que para el PP de Cifuentes 'el problema de Airbnb' se reduce al alquiler de pisos sin calefacción, agua caliente o extintor, dejando a un lado los principales problemas que genera este tipo de hospedaje: el texto no incide en los problemas provocados por la turistificación ni tampoco en la crisis de la vivienda que azota la región. Además, se desmarca del tipo de regulaciones que se están implementando en otras ciudades globales, mucho más garantistas en relación con los derechos habitacionales de la ciudadanía.

El decreto de Cifuentes

El espíritu de este nuevo decreto puede resumirse en dos trazos: poner barreras a los particulares que realizan esta actividad de manera puntual -cuyas acciones se enmarcan en el ámbito de la economía colaborativa- mientras se facilita que empresas y grandes propietarios se beneficien del negocio de las VUT. Para éstos últimos Airbnb genera nuevas posibilidades de negocio en la medida que permite extraer rentas del suelo, nuevos "rent gaps" que no requieren inversión en las viviendas. Sólo hay que echar a los inquilinos, algo sencillo gracias a la reforma de la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU, 2013), introducir la vivienda en la plataforma Airbnb y esperar a la revalorización del alquiler. El decreto de la Comunidad de Madrid facilita que se sustituya vivienda residencial por VUT, incluso sin un acuerdo unánime de las juntas de propietarios. Está diseñado para ampliar las rentas inmobiliarias de los grandes tenedores de vivienda y allanar el terreno para la especulación urbanística. Los efectos de esta regulación reforzarán las dinámicas actuales: subida del precio de los alquileres, intensificación de la burbuja inmobiliaria y un nuevo ciclo de expulsiones vecinales –el éxodo de todos aquellos que no pueden afrontar el alquiler y se ven forzados a mudarse de barrio-.

Protestas contra Airbnb

Si bien las movilizaciones contra Airbnb y las VUT no han tenido en Madrid el alcance de otras ciudades, durante el 2017 colectivos como Lavapiés ¿Dónde Vas? o la Asociación Vecinal del Barrio de Las Letras denunciaron más de 400 VUT ilegales en el centro de la ciudad. Una protesta que ahora comienza una nueva fase. Colectivos de diversos ámbitos como la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, el Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Madrid, Ecologistas en Acción y Lavapiés ¿Dónde Vas? están planteándose acciones conjuntas para abordar el problema. Una acción decidida que apostase por la prohibición de todas las VUT de tipo profesional, solicitando al Ayuntamiento transparencia y participación en el proceso de reglamentación turística, podría ser un buen punto de partida.

Cada vez es mayor el número de colectivos sociales y vecinales que se movilizan en torno a la problemática de las VUT en la ciudad, y es más que probable que estas acciones ganen fuerza durante los próximos meses. Si sucede como en el resto de ciudades, estos colectivos no tendrán dificultades para incluir sus reivindicaciones y demandas en la agenda política. Las protestas contra la turistización y los abusos de Airbnb generan una atención considerable, suelen contar con abundante cobertura mediática y apoyo ciudadano, de hecho, estas coordinadoras de colectivos han llegado a convertirse en actores políticos fundamentales en diferentes municipios -como la Asamblea de Barrios por un Turismo Sostenible, reconocida por el Ayuntamiento de Barcelona-.

La regulación del Ayuntamiento de Madrid

El pasado mes de diciembre Manuela Carmena anunciaba que el Ayuntamiento madrileño también iba a regular la situación de las VUT en la ciudad. Una jugada arriesgada, ya que el Ayuntamiento tiene escasas competencias para ello. Además, es más que probable que el Partido Popular de Cifuentes lleve a los tribunales cualquier intento de regulación por parte del Ayuntamiento. No obstante, estamos ante una oportunidad política que permitiría al Ayuntamiento recuperar parte de la confianza perdida durante las últimas semanas (las polémicas en torno a Chamartín, la aprobación del Plan Económico Financiero). Una actitud pasiva por parte del Ayuntamiento (como ha sucedido hasta ahora con las denuncias masivas de VUT ilegales) podría generar demasiados costes políticos para Ahora Madrid.

En ciudades como San Francisco, Airbnb se ha convertido en el principal tema de campaña en las elecciones locales. Al igual que en otras ciudades, las posturas restrictivas con la plataforma han sido las que mayor apoyo electoral han obtenido. Airbnb no es la causa de los procesos de turistización ni de la crisis de vivienda, pero influye en ambos, lo que ha convertido a la plataforma en el principal objeto de debate sobre turismo y vivienda. Las posiciones políticas que ponen límites a Airbnb se presentan como aquellas que reducen las externalidades negativas del turismo y de la crisis habitacional, sin que ello signifique que se regule contra la burbuja inmobiliaria, se invierta en vivienda pública o se pongan límites al turismo. Sin embargo, son un paso significativo en una buena dirección. Para el Ayuntamiento de Madrid la oportunidad política es importante, ya que puede ser el actor que instaure una nueva regulación en la ciudad y deje obsoleto el decreto del PP.

¿Qué tiene el Ayuntamiento de Madrid que no tiene nadie?

El Plan General de Ordenación Urbana de Madrid (PGOUM) establece que toda VUT en el Distrito Centro de la ciudad debe contar con acceso independiente a la vivienda. ¿Cuántas ofertas en Airbnb tienen acceso independiente? ¿Cinco, diez, ninguna? Prácticamente casi el 100% de las ofertas de Airbnb en Distrito Centro no tienen acceso independiente, por tanto, el grueso de los alojamientos resultaría "de facto" ilegal. Hay que tener en cuenta que más del 50% de las ofertas de Airbnb en Madrid se encuentran en Distrito Centro (Tabla 1), y que las ofertas de este distrito suponen casi un 55% de todos los beneficios que genera Airbnb en la ciudad. Hablamos de un montante anual que rondaría los 13 millones de euros (Tabla 2). Lo cierto es que Airbnb tiene su principal fuente de rentabilidad en un distrito cuyas VUT violan el PGOUM. Con un poco de voluntad política, el Ayuntamiento podría sancionarlas y cerrarlas, limitando el grave problema de la turistificación.

Tabla 1: Distribución de las ofertas de Airbnb por distritos

Distrito

Ofertas en Airbnb

Porcentaje de ofertas

Centro

6.780

50.84 %

Chamberí

960

7.20 %

Salamanca

883

6.62 %

Arganzuela

793

5.95 %

Tetuán

464

3.48 %

Moncloa - Aravaca

450

3.37 %

Retiro

439

3.29 %

Latina

379

2.84 %

Chamartín

361

2.71 %

Carabanchel

358

2.68 %

Ciudad Lineal

309

2.32 %

Puente de Vallecas

222

1.66 %

Hortaleza

186

1.39 %

Fuencarral - El Pardo

170

1.27 %

Usera

145

1.09 %

Barajas

81

0.61 %

San Blas - Canillejas

118

0.88 %

Villaverde

83

0.62 %

Moratalaz

74

0.55 %

Villa de Vallecas

46

0.34 %

Vicálvaro

34

0.25 %

Total

13.335

100.00

Fuente: InsideAirbnb

Tabla 2: ingresos y beneficios de Airbnb en Madrid

Distrito Centro

Resto de distritos

Total Madrid

Ingresos a través de Airbnb

106.239.424

87.923.067

194.162.491

Beneficios de Airbnb *

12.748.731

10.550.768

23.299.499

Porcentaje

54.71676 %

45.28324 %

100%

Fuente: InsideAirbnb

* Las tarifas de servicio de Airbnb varían entre el 10% y el 15% del precio del hospedaje, aunque pueden ser superiores. Para calcular los beneficios de Airbnb, se ha estimando una tarifa de servicio del 12%.

Si bien el Ayuntamiento es inicialmente una institución sin competencias en las VUT, el Plan General lo convierte en un actor clave y determinante en el futuro de las viviendas turísticas de la ciudad. Y es por pura casualidad. Pues lo cierto es que ni Amsterdam ni Nueva York contaron una legislación como la del Plan General para negociar sus regulaciones. Un verdadero as en la manga. Con todo, no está nada claro que el Ayuntamiento vaya a hacer uso del Plan General para regular esta cuestión. Principalmente porque ello obligaría al Ayuntamiento a adoptar una posición de confrontación con Airbnb y el gobierno de Cifuentes -una forma de hacer política contraria a las tendencias gobernistas del equipo de Carmena-.

La posición del Ayuntamiento respecto a Airbnb tendría que ser clara. Airbnb debería encargarse de controlar que no se superen los 90 días para las ofertas de hospedaje propias de la economía colaborativa (P2P), velando por que sólo se anuncien VUT profesionales con licencia. El resto de oferta tendría que ser eliminada. Este mecanismo reduce los costes de inspección y control, que si no recaerían en el Ayuntamiento -en Barcelona, por ejemplo, han tenido que contratar a 80 personas para ello-. Por otro lado, Madrid tampoco se estaría inventando nada nuevo, ya que en la ciudad de San Francisco es la plataforma la que se encarga de todo el proceso. Conseguir que Airbnb colabore con el cumplimiento de la normativa tiene que ser un objetivo del Ayuntamiento, quien en caso contrario podría cerrar de inmediato la mayoría de ofertas de Centro. Es decir, un 50.84% del total: unos 13 millones de euros de beneficios para la plataforma.

Hasta qué punto el Ayuntamiento está dispuesto a hacer uso del Plan General para impulsar un nuevo tipo de regulación sigue siendo una incógnita. Poco se sabe de los planes reales del consistorio, sólo que está preparando una interpretación del Plan Especial sin participación ciudadana y con escasa transparencia. Pero lo que sí parece claro es que el Ayuntamiento va a intentar situarse como un actor clave en la regulación. Principalmente porque ya ha propuesto su propio modelo: un "modelo híbrido" que distingue entre hospedaje P2P a 90 días, propio de la economía colaborativa, y hospedaje de VUT de tipo profesional (alquiler los 365 días del año). Esta distinción entraña tantas posibilidades como problemas. Lo analizaremos en la segunda parte de este artículo.

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Cuando las cifras se convierten en arma política https://blogs.publico.es/contraparte/2017/12/20/cuando-las-cifras-se-convierten-en-arma-politica/ https://blogs.publico.es/contraparte/2017/12/20/cuando-las-cifras-se-convierten-en-arma-politica/#respond Wed, 20 Dec 2017 12:28:24 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1911 alt --> . Montserrat Galcerán Huget (@galceran_montse) concejala del Ayuntamiento por Ahora Madrid .   Seis concejales de Ahora Madrid, entre ellos quien esto escribe, se ausentan del Pleno del Ayuntamiento para no participar en la votación del Plan económico financiero (PEF) para 2018. Esa es la noticia del día. Rápidamente se difunden dos argumentos clave en … Continuar leyendo "Cuando las cifras se convierten en arma política"]]> .

Montserrat Galcerán Huget (@galceran_montse)

concejala del Ayuntamiento por Ahora Madrid

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Seis concejales de Ahora Madrid, entre ellos quien esto escribe, se ausentan del Pleno del Ayuntamiento para no participar en la votación del Plan económico financiero (PEF) para 2018. Esa es la noticia del día. Rápidamente se difunden dos argumentos clave en contra de esa posición. La de que la presentación del PEF era inevitable y la de que no hay recortes. Ambos son erróneos.

Decir que no hay alternativa, algo cuanto menos extraño en una formación que avanza al son de "sí se puede", pretende hacer pasar un pacto de rendición por una necesidad. Había alternativas. Es importante saber que el PEF es un documento que debe presentarse cuando una administración ha vulnerado la "regla de gasto". Dicha regla viene impuesta por una norma presupuestaria incluida en la Ley de estabilidad presupuestaria y sostenibilidad financiera que se aprobó como consecuencia del cambio del artículo 135 de la Constitución. Eso indica que esa normativa forma parte de las políticas austericidas impuestas tras la crisis de 2008 por la Unión europea, de las que nuestro gobierno es fiel servidor. Pero lo más grave es que no exista una reglamentación explícita sobre dicha regla, de tal modo que su cálculo está sometido a instrucciones discrecionales y arbitrarias de los gobiernos, los cuales pueden enjuagar el déficit de la Administración central del Estado o de las Instituciones afines al partido en el gobierno con las medidas de ajuste impuestas a los entes locales o a aquellos gobernados por la oposición. Ese es nuestro caso: al Ayuntamiento de Madrid se le aplica un cálculo  extraordinariamente perjudicial pues estamos hablando de una horquilla de varios cientos de millones de euros.

Cuando las cifras se convierten en arma políticaAlgunas seguimos defendiendo que "sí se puede", que sí hay alternativas frente a este ataque. La primera y más obvia esperar a cerrar el ejercicio 2017 pues en el caso de que el Ayuntamiento no hubiera sobrepasado el techo de gasto, no había necesidad de presentar un PEF y por consiguiente podíamos preparar un presupuesto sin recortes. Se prevé además un remanente de tesorería de más de 1 millón de euros que podría destinarse a inversiones en 2018. Entretanto seguía su curso la iniciativa legislativa para cambiar una normativa que está siendo tan lesiva para las entidades locales. Por el contrario ese documento nos marca las líneas maestras del presupuesto de 2018 que, por necesidad, tendrá que ajustarse a él y tendrá que contemplar recortes.

¿Son o no son recortes? Podemos llamarlos restricciones si queremos, pero eso no altera su naturaleza. La imposición del Ministerio de Hacienda no admite duda, es una enmienda a la totalidad a la política económica municipal desde que entramos en el Gobierno. Montoro entiende que el último año en que nos situamos en la senda del gasto adecuada fue en 2015 cuando en aquella época el gobierno municipal del partido popular había previsto que incumplía la regla de gasto en 94 millones sin recibir por ello ninguna amenaza. La gestión sin corrupción por parte de Ahora Madrid redujo ese incumplimiento a menos de 17 millones.

A partir de ahí propusimos un presupuesto que, con una interpretación no restrictiva de dicha regla, permitía impulsar inversiones y cambios en políticas sociales y culturales que respondían a las necesidades de nuestros conciudadanos. Algunas de estas inversiones ya se han realizado, otras tenían los proyectos preparados para su implementación inmediata cuando la regla de gasto se ha transformado en una artillería letal. No se nos permite realizar las inversiones financieramente sostenibles, que son las que se financian con remanentes de tesorería del año anterior y, al tiempo, se nos obliga a presentar un PEF por el que volvemos a las políticas austericidas de los años anteriores. Si nos atenemos a las cifras que en él se manejan en 2018 estaríamos por debajo de las cifras ejecutadas en 2016, nuestro primer año de gobierno, como se puede ver en el gráfico.  La conclusión es clara: hay recortes y muchos, lo que no sabemos todavía es a qué inversiones concretas o a qué partidas van a afectar.

Lo que está en el fondo del ataque es una cuestión política: se trata de hacer imposible una política económica no austericida; se trata de impedir que una entidad como el Ayuntamiento de Madrid, con unos ingresos saneados y sin corrupción pueda gastar los impuestos de sus ciudadanos en mejoras del bienestar con un esfuerzo presupuestario y de gestión que mejore nuestras vidas: escuelas infantiles, mejora de los polideportivos, conservación de las instalaciones públicas, mejoras en las calles, programas de accesibilidad, programas de servicios sociales, actividades culturales, etc. Para ello necesitamos también mejorar la situación de los trabajadores del sector  público para que den un servicio de calidad.

Por todo ello no podemos asumir un Plan económico financiero que paraliza desde todos los puntos de vista nuestra acción política en lo que queda de legislatura y supone un triunfo sin parangón para el partido del gobierno. Lo que no consiguió en las urnas el PP lo consigue a través de una interpretación arbitraria de la norma que persigue someter la política económica de Ahora  Madrid. No lo vamos a consentir. Sí se puede.

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Defender nuestro presupuesto para apostar por Madrid https://blogs.publico.es/contraparte/2017/12/18/defender-nuestro-presupuesto-para-apostar-por-madrid/ https://blogs.publico.es/contraparte/2017/12/18/defender-nuestro-presupuesto-para-apostar-por-madrid/#respond Mon, 18 Dec 2017 08:05:47 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1900 Continuar leyendo "Defender nuestro presupuesto para apostar por Madrid"]]> .

Pablo Carmona, Rommy Arce y Montserrat Galcerán

concejales del Ayuntamiento por Ahora Madrid

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En los próximos dos años Madrid recortará cerca de 1.000 millones de euros de su presupuesto. Este es el destino al que nos lleva el nuevo Plan Económico Financiero que nos quiere imponer el Ministerio de Hacienda. De nuevo, el gobierno del Partido Popular quiere gobernar a golpe de recorte y de austeridad, con la gravedad añadida en este caso de que lo hace contra un Ayuntamiento que cuenta con índices de estabilidad presupuestaria mejores que los de la propia administración del Estado.

El ataque orquestado por el señor Montoro y el presidente Rajoy no es sino la muestra de una batalla política en la que para dañar el margen de acción de un Ayuntamiento como el de Madrid, y sólo por el mero hecho de estar gobernado por el municipalismo del cambio, se están atacando inversiones y gasto social imprescindibles para cubrir las necesidades de los madrileños y las madrileñas.

La presión política ha hecho que todas las alternativas planteadas por Ahora Madrid hayan sido desechadas por los intereses partidistas del PP, un gobierno envalentonado con la aplicación del 155 en Catalunya que no ha dudado en acorralar a Madrid ante su desafío al mantra de la estabilidad presupuestaria, la Regla de Gasto y el pago de la deuda como único camino. Sólo la rendición y los recortes multimillonarios han valido como salida óptima para un Ministerio que -como tantas administraciones gobernadas por el PP-, ni siquiera cumple con sus propios compromisos de estabilidad, empezando por su astronómica deuda pública. Montoro emplea el superávit de los municipios para cuadrar sus cuentas al tiempo que premia con beneficios y amnistías fiscales a los que más tienen. Ese será el destino del superávit del Ayuntamiento de Madrid, así lo manda el artículo 135 de la Constitución y la Ley de Estabilidad, Bruselas y la Troika marcan el camino de la austeridad.

Nuestra postura, como concejales y concejalas del gobierno de Madrid es que no debemos ceder ante semejante chantaje. No debemos asumir ni el marco de juego planteado por Montoro ni las condiciones impuestas en forma de falsas alternativas. En ese sentido, entendemos que el PEF que hoy se aprueba  no es una alternativa a la intervención de nuestro Ayuntamiento por parte del Ministerio de Hacienda. Muy al contrario, se trata de una manera más limpia, de menores costes políticos, de intervenir las cuentas de la ciudad de Madrid. A partir de hoy Montoro gana por la vía del asalto lo que no logró su partido en las urnas, controlando las cuentas de nuestra ciudad.

Por esta razón, rechazamos la presentación del nuevo PEF y entendemos que con su aprobación se entregan las cuentas de los madrileños y madrileñas al capricho del ministro Montoro. De este modo entregamos las escuelas infantiles, los aumentos y mejoras de plantilla de los servicios municipales, los polideportivos, los centros de servicios sociales, la mejora del transporte público o las grandes reformas que necesita nuestra ciudad. Llevamos ante el precipicio una buena parte del presupuesto de reequilibrio territorial, los presupuestos participativos y las nuevas viviendas que tanto necesita Madrid. En definitiva, clausuramos la legislatura con un mensaje inequívoco de que el cambio no es posible. Los madrileños y madrileñas no votaron a Ahora Madrid para gestionar miserias con "honestidad", el clamor de cambio en esta ciudad nacido del 15M y encarnado por Ahora Madrid debe afrontar con valentía la confrontación política con el gobierno del PP. Defender la autonomía política y financiera de Madrid es defender a los más de 8000 municipios de nuestro país.

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¿Madrid Nuevo Norte o de nuevo la Operación Chamartín? (II) https://blogs.publico.es/contraparte/2017/10/26/madrid-nuevo-norte-o-de-nuevo-la-operacion-chamartin-ii/ https://blogs.publico.es/contraparte/2017/10/26/madrid-nuevo-norte-o-de-nuevo-la-operacion-chamartin-ii/#respond Thu, 26 Oct 2017 12:12:02 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1876 alt --> Diseccionando un pésimo acuerdo para la ciudad . Rodrigo Calvo López (@_kodrito) . Ayer analizábamos la secuencia de acontecimientos entre la desestimación por el Pleno del Ayuntamiento de Madrid del Plan Parcial de la Operación Chamartín (en su versión de Ana Botella), la esperanzadora presentación pública de la propuesta municipal bautizada como Madrid Puerta Norte  y … Continuar leyendo "¿Madrid Nuevo Norte o de nuevo la Operación Chamartín? (II)"]]> Diseccionando un pésimo acuerdo para la ciudad

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Rodrigo Calvo López (@_kodrito)

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Ayer analizábamos la secuencia de acontecimientos entre la desestimación por el Pleno del Ayuntamiento de Madrid del Plan Parcial de la Operación Chamartín (en su versión de Ana Botella), la esperanzadora presentación pública de la propuesta municipal bautizada como Madrid Puerta Norte  y la gran decepción sufrida por el acuerdo a tres bandas (Ayuntamiento, Adif-Fomento y DCN) hecho público durante el pasado verano. Analizábamos también su significación política y las reacciones al mismo. En esta segunda parte del artículo analizamos más en detalle el contenido del acuerdo y sus implicaciones urbanas, sociales y económicas.

Pese a la aún limitada información disponible (las cinco páginas del acuerdo en sí y unas infografías pretendidamente apócrifas), en el acuerdo de julio de 2017 se fijan los números básicos de la operación, lo que nos permite compararlo con los diferentes proyectos que no llegaron a buen término desde el PGOU de 1997, centrándonos especialmente en la comparación con la propuesta municipal Madrid Puerta Norte de 2016.

 

Aumento de la edificabilidad: Madrid Nuevo Norte se parece más a Distrito Castellana Norte que a Madrid Puerta Norte

Lo primero que llama la atención es el aumento de la edificabilidad total de la operación con respecto a Madrid Puerta Norte (pasa de 1.750.197 a 2.830.000 metros cuadrados), lo que la acerca a la edificabilidad que marca el plan 'DCN' de 2015 (3.270.053 m2c). El aumento se produce tanto en uso terciario de oficinas (de 699.666 a 1.730.000 m2c) como en residencial (en este uso se traduciría en pasar de 4.600 viviendas a unas 11.000).

En términos de índices de edificabilidad (esto es, el cociente entre la edificabilidad y la superficie total), hay que señalar que pasamos del 1,0 m2/m2 de Madrid Puerta Norte a un estimado 1,4 m2/m2 de Madrid Nuevo Norte. Si desglosamos por sub-ámbitos, los coeficientes oscilan entre los 0,95 m2/m2 de los ámbitos Fuencarral Malmea y Fuencarral Tres Olivos a los increíbles 3,1 m2/m2 del Centro de Negocios Chamartín. Este es un índice extremadamente alto, sobre todo teniendo en cuenta que buena parte de la superficie no es apta para edificar al mantener las vías del tren bajo una losa de hormigón que impediría cimentar edificios.

Para hacernos una idea del volumen del que estamos hablando, la edificabilidad que se planea para el Centro de Negocios Chamartín equivale a más de 26 de las vecinas torres del Real Madrid.

 

¿Madrid Nuevo Norte o de nuevo la Operación Chamartín? (II)

 

Nueva delimitación del ámbito: más pastel para DCN-BBVA

 

Sin embargo, tan importante como la edificabilidad total es analizar a quién le corresponden los aprovechamientos urbanísticos que se incorporan respecto a Madrid Puerta Norte. Se pasa de 1.744.549 m2 a una superficie que no se precisa en el acuerdo pero que rondará los 2.100.000 m2.

La gran mayoría de terrenos que vuelven a incorporarse al ámbito de la operación, y por lo tanto a generar aprovechamiento urbanístico, son propiedad de Adif, por lo que el beneficiario directo es DCN -formada por el BBVA y la constructora San José, que reflotó en bolsa un día antes de que se anunciase el acuerdo-. Esta alianza estratégica de empresas adquirió en 1993 los derechos sobre este territorio tras un cuestionable concurso público que, por cierto, no ha sido auditado. Tanto los terrenos que se retoman para la losa con la que pretenden las vías al sur de la M-30 como el "regalo" de una franja edificable que forma el nuevo ámbito Fuencarral Las Tablas, nos llevan a que los suelos de Adif-DCN generan aprovechamientos que pasan de 643.516 m2 en 2016 a cerca de 950.000 m2 en el nuevo acuerdo. En términos de edificabilidad la ganancia es mucho mayor, ya que los ámbitos con mayoría de suelo de Adif-DCN son premiados con unos coeficientes de edificabilidad mayores que el resto (2,04 m2/m2 en Fuencarral Las Tablas y hasta 3,1 m2/m2 en el Centro de Negocios Chamartín).

Hay que tener en cuenta que las playas de vías son incapaces de albergar construcciones aunque se cubran con una losa y se establezca un complejo inmobiliario (un uso y propiedad diferenciados entre suelo y subsuelo), ya que sobre esta superficie artificial no pueden cimentarse construcciones, salvo instalaciones ligeras.

Por lo tanto, la realidad es que a los terrenos ferroviarios no se les atribuye un aprovechamiento urbanístico por la necesidad de actuar sobre esos terrenos, sino que se actúa sobre ellos por la necesidad (de DCN y de Adif) de atribuirles un aprovechamiento urbanístico. Más adelante volveremos sobre otro papel fundamental que jugará la gran losa de hormigón para que (les) cuadren (a algunos/as) los números de la operación.

 

División en cinco ámbitos: mitos y realidades

 

Se mantiene la división en ámbitos urbanísticamente independientes que ya se inició en Madrid Puerta Norte, añadiéndose a los cuatro ya señalados en 2016 un quinto ámbito al oeste de Las Tablas. El objetivo al trocear la operación en ámbitos independientes era doble: permitía, por un lado, dosificar el desarrollo de la operación según la demanda real de los usos previstos. Por otro lado, diseñar unos ámbitos de mayoría (y por lo tanto gestión) pública al sur de la M-30.

Sin embargo, hay diferencias sustanciales entre los ámbitos de Madrid Puerta Norte y los de Madrid Nuevo Norte. Para empezar DCN (a través de sus derechos sobre los terrenos de Adif, no olvidemos que no son realmente los propietarios del suelo) no tenía la mayoría en ninguno de los cuatro ámbitos. La mayoría pública en el Centro Terciario de Negocios permitía su gestión pública. El ahora llamado Distrito de Negocios vuelve a tener mayoría de DCN tras incorporar las playas de vías que se excluyeron entonces. Además, el nuevo ámbito de Fuencarral Las Tablas está totalmente controlado por DCN. El sistema de gestión de los ámbitos será privado (mediante juntas de compensación con mayoría privada). Fuencarral Malmea y Fuencarral Tres Olivos mantienen su configuración, con una propiedad fragmentada.

Por lo tanto el troceamiento ya no impide el control por parte de DCN de algunos de los ámbitos, entre ellos el más importante de todos en términos de edificabilidad: el Centro de Negocios, que aglutinaría más de la mitad de la edificabilidad lucrativa de la Operación Chamartín (1.500.000 m2c de un total de 2.830.000 m2c).

 

La movilidad bien, gracias

 

La movilidad es quizá la gran ausente del texto del acuerdo. Siendo una cuestión clave para la viabilidad de la operación, únicamente se hace una referencia escasa y genérica a que "se articularán los sistemas y modelos de transporte adecuados para garantizar una movilidad sostenible en relación a los usos y edificabilidades previstos" (punto 8).

Se remiten a futuros estudios técnicos para determinar esos sistemas y modelos, pero se cuidan de limitar los posibles costes imputables a los promotores, fijando como máximos los establecidos en el Convenio de 2015; con la sangrante salvedad de que los costes de remodelación del Nudo Norte y el Nudo de Fuencarral (214 millones de euros estimados en 2015) son asumidos en su totalidad por el Ayuntamiento (punto 4 del acuerdo), no así los costes de la ampliación del Metro, que son asumidos (aun con el tope de 138 millones de euros establecido en 2015) por DCN para alivio de la Comunidad de Madrid (punto 17). Se prevé también el traslado de las Cocheras de EMT (punto 9), que analizaremos más adelante.

A la espera de estudios en profundidad, es de esperar que el desarrollo de la Operación Chamartín en los términos previstos en el acuerdo generaría muchísimos problemas de movilidad en todo el norte de la ciudad, por la ya excesiva concentración de oficinas y sedes empresariales (4 Torres, sede de Telefónica, nueva sede del BBVA) en el eje Castellana-Alcobendas-San Sebastián de los Reyes, que haría colapsar aún más la M-40, la A-1 y la M-607, así como las infraestructuras de transporte público.

El informe presentado por el Ayuntamiento en la sesión monográfica sobre movilidad que celebró la mesa social en 2015 concluía que la Operación Chamartín (en su versión de la época de Ana Botella) era insostenible en cuanto a sus afecciones sobre la movilidad de Madrid, y fue uno de los motivos que se esgrimieron para desestimar el Plan Parcial en el Pleno de mayo de 2016. Ahora se retoma la operación en términos muy similares.

 

El déficit dotacional de los barrios existentes no se va a resolver

 

Si en 2016 se vislumbraba la posibilidad de que la obtención de 259.350 m2 de suelo dotacional contribuyese a mejorar la calidad de vida de los barrios ya existentes, dado que los nuevos habitantes de la zona serían muchos menos (4.587 nuevas viviendas en Madrid Puerta Norte), ahora con entre el doble y el triple de viviendas y población prevista (11.000 viviendas en Madrid Nuevo Norte), apenas se cubrirían las necesidades de la nueva población con los 259.500 m2 previstos. Se pasaría de 56,53 a 23,59 m2s dotacionales por vivienda entre los proyectos de 2016 y 2017.

Especialmente dramática será la situación en los ámbitos al sur de la M-30, al reducirse las previsiones de cesiones dotacionales de 15 m2 de suelo por cada 100 m2construidos a sólo 5 m2s/100 m2c para los usos no residenciales, utilizando una posibilidad que introdujo una de las numerosas modificaciones de Esperanza Aguirre a la Ley del Suelo regional, que presupone que las personas que van a trabajar a determinado área no necesitan dotaciones. Además, en el Centro de Negocios Chamartín una parte de esa superficie dotacional podrá ir sobre la losa de hormigón, con unos usos muy limitados.

Las consecuencias de esta reducción de los estándares dotacionales (a la que se une la prevista destrucción de la zona deportiva de la EMT, en lugar de abrirla al público como reivindican las asociaciones vecinales) se dejarán sentir especialmente en la Colonia de San Cristóbal y en el barrio de Begoña. En los barrios más al norte tampoco se verá paliado el déficit ya que aunque se mantengan los 15 m2s/100 m2c de cesiones el aumento del número de viviendas previstas absorbería las nuevas dotaciones.

Parece por lo tanto muy dudoso que se puedan satisfacer las reivindicaciones de los barrios colindantes y cumplir el objetivo que manifestaba el Concejal Delegado del Área de Desarrollo Urbano, José Manuel Calvo, en un artículo a los pocos días de la presentación del acuerdo: "Un proyecto que amplíe las zonas verdes, los equipamientos y los servicios, no solo para los futuros habitantes sino para los que ya viven en Begoña o Fuencarral y sufren a diario la falta de dotaciones."

 

Zonas verdes sobre losa de hormigón: una cara artimaña para que cuadren los números

 

En torno a la mitad de las zonas verdes de la operación se situarían sobre la losa de hormigón que cubriría las vías al sur de la M-30 (214.500 m2s de un total de 424.500 m2s). Dado que la cubrición de vías resulta extremadamente cara (252 millones de euros estimados en 2015) y sin embargo la calidad y funcionalidad de las zonas verdes y equipamientos situados sobre ella serían muy limitadas (difícilmente se desarrollarán árboles de gran porte y sólo podrán ubicarse instalaciones ligeras), cabe preguntarse por qué se contempla entonces la cubrición.

La cubrición no es una mejora para la ciudad sino una artimaña urbanística que cumple dos objetivos a la vez: por un lado justifica la inclusión de los terrenos de Adif-DCN en la operación y les atribuye un aprovechamiento urbanístico, como hemos explicado más arriba; por otro lado es necesaria la losa para poder alojar encima los suelos de cesión (zonas verdes y parte de los equipamientos) para que ‘quepa’ la brutal edificabilidad del Centro de Negocios en el resto del ámbito, en suelos donde puedan cimentarse los rascacielos.

En el proyecto de 2016 la superficie de zonas verdes era menor (274.251 m2s) pero de mejor calidad, al situarse en su práctica totalidad sobre terreno natural, y su localización favorecía a los barrios preexistentes con un gran parque lineal en los ámbitos de Fuencarral en torno a la arteria del Canal de Isabel II.

 

La vivienda pública como escasa compensación

 

Las 4.100 viviendas públicas que se anunciaron en la nota de prensa municipal del 27 de julio (pese a que no se recogen en el texto del acuerdo de ese mismo día), se obtienen de sumar la totalidad de las 2.200 viviendas protegidas y 1.900 de las libres, que se cederían todas ellas al Ayuntamiento en concepto de cesión del 10% del aprovechamiento que debe cumplirse por ley en todos los desarrollos urbanísticos. Estas viviendas se distribuyen entre los diferentes ámbitos con usos residenciales, y se supone que a medida que se fueran entregando los terrenos urbanizados al Ayuntamiento, éste los transferiría a la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS) para que promoviera viviendas públicas en alquiler.

A los suelos obtenidos habría que añadir los que se entregarían por las aportaciones de suelo municipal a la operación (recordemos que la EMT aporta 153.415 m2 concentrados en el ámbito Centro de Negocios Chamartín y el Ayuntamiento aporta 166.043 m2 en su mayor parte en el ámbito Fuencarral Malmea), de los que no se dice nada en el acuerdo y se deduce que se entregarían en parcelas terciarias de oficinas o se monetizarían, no siendo buena solución ninguna de las dos opciones, ya que el Ayuntamiento no necesita suelo terciario ni dinero, sino suelo para construir viviendas públicas y dotaciones. Una estimación grosso modo indicaría que por esos suelos que aporta el municipio, podrían corresponderle aproximadamente otras 6.000 del total de viviendas, que nin embargo no se contemplan.

Estos suelos para la construcción de viviendas municipales estarían sometidos a un desarrollo escalonado en el tiempo al estar repartidos en cuatro de los cinco ámbitos, por lo que el número total de viviendas no se desarrollaría a corto o medio plazo. Además, a pesar de la intenciones declaradas por el Ayuntamiento de entregarlos a la EMVS, sería perfectamente posible que una corporación de distinto signo enajenase las parcelas residenciales patrimoniales, sobre todo las calificadas como vivienda libre, de mayor valor de mercado.

En todo caso, hay que recordar que la mayoría del suelo es público (de distintas administraciones y organismos) por lo que no parece tampoco una hazaña revolucionaria el que una pequeña parte de la edificabilidad lucrativa total se destine a vivienda pública; de hecho es una zanahoria bastante birriosa para compensar semejante palo.

 

Cocheras de EMT: poco pan para hoy, hambre para toda la eternidad

 

La previsión de desmantelamiento total de las instalaciones de la EMT de Fuencarral, tanto las cocheras y talleres como la histórica zona deportiva de la empresa pública, es probablemente uno de los aspectos más negativos del nuevo proyecto. Hay que recordar que en la propuesta municipal de 2016 se conservaba en torno a la mitad de la superficie de las actuales cocheras y talleres y la totalidad de la zona deportiva, que se destinaría al servicio general a los barrios colindantes, como se viene reivindicando desde hace años.

Esta inclusión no se debe a motivos de interés general para la ciudad. Al contrario, para el sistema de transporte público madrileño sería una verdadera catástrofe perder para siempre una ubicación tan privilegiada para las instalaciones de la EMT. Según Ahora Movilidad, el desplazamiento de las Cocheras a una ubicación más lejana (no está claro que se vayan a encontrar terrenos con el tamaño suficiente y las conexiones necesarias) podría encarecer los costes operativos de la EMT entre 3 y 9 millones de euros anuales, principalmente por los mayores desplazamientos en vacío hasta las cabeceras de las líneas.

Para los empleados de la Empresa, cambiar de un centro de trabajo al que acceden con comodidad en transporte público a unas nuevas cocheras más lejanas y mucho peor comunicadas supondrá multiplicar sus tiempos de desplazamiento al trabajo y tener que utilizar masivamente vehículos de la empresa para desplazar al personal. Actualmente trabajan en el complejo de Fuencarral en torno a 2.000 trabajadores de EMT. Las afecciones a la movilidad del traslado de las Cocheras serían también negativas, teniendo que movilizar cientos de autobuses vacíos a primera hora de la mañana por las ya muy saturadas vías de acceso al norte de la ciudad (M-40, M-607, A-1, etc).

La única motivación posible desde el punto de vista municipal sería la de "hacer caja" con los terrenos, aunque a los posibles beneficios económicos de la operación para la EMT habría que descontar los costes de la adquisición de nuevos terrenos, la construcción de unas nuevas instalaciones, y unos costes de explotación fijos "para siempre" más elevados. Por otra parte, la situación saneada de las cuentas municipales, que no olvidemos está amortizando deuda de manera anticipada a un ritmo imparable, hace aún menos entendible esta decisión.

Entonces, si la Ciudad y por lo tanto el Ayuntamiento no ganan nada al incluir los terrenos de EMT en la Operación Chamartín, ¿por qué se incluyen? Sencillamente es un daño colateral de la necesidad de encontrar ‘suelo firme’ sobre el que cimentar los rascacielos que materialicen la desorbitada edificabilidad del Centro de Negocios Chamartín, generada por el aprovechamiento atribuido a los terrenos de Adif, entre ellos las playas de vías que se cubren pero no pueden sustentar edificaciones. Los 153.415 m2 que ocupan las instalaciones de la EMT son la pieza de suelo apto para edificar más grande de todo el ámbito del Centro de Negocios. La anexión a la operación de los 70.600 m2 del APE.05.27 "Colonia Campamento" (un ámbito independiente en el PGOU, situado delante del costado occidental de la Estación de Chamartín) se explica por el mismo motivo.

 

El desvío y traslado del Canal de Isabel II

 

El acuerdo retoma otra obra faraónica e innecesaria:el desvío de una arteria principal del Canal de Isabel II y el traslado del Depósito del Olivar, felizmente desestimados en el proyecto Madrid Puerta Norte con una argumentación llena de sentido común: "una vez comprobada la significativa desproporción entre el coste urbano de la intervención inicialmente prevista, se propone la permanencia e integración total o parcial de los siguientes servicios y elementos urbanos: La arteria de abastecimiento de agua del Canal YII y el depósito del Olivar. Lo que ahora se propone es integrar esas instalaciones eliminando el coste de reposición (...) que ascendía a 80 millones de euros."

Ahora milagrosamente ya no resulta desproporcionado el coste, lo que además de suponer un despilfarro significa la pérdida de una oportunidad magnífica de obtener un gran parque en torno al eje de la arteria del CYII como proponen las asociaciones vecinales, aprovechando la titularidad pública de los terrenos y su localización cercana a los barrios ya consolidados pero deficitarios en zonas verdes como el Casco Histórico de Fuencarral, los Poblados A y B de Fuencarral, Tres Olivos o Virgen de Begoña, hasta aprovechar la franja de protección de la tubería para convertir en bulevar la actual calle de Mauricio Legendre frente a las Cocheras de la EMT.

En las infografías que se conocen de Madrid Nuevo Norte, la única zona verde de cierta entidad sería la situada sobre la losa de hormigón al sur de la M-30, desapareciendo ese gran parque lineal en los ámbitos de Fuencarral que sí contemplaba Madrid Puerta Norte.

 

Adiós al uso industrial en el polígono de Malmea: la reindustrialización, esa antigualla

 

Uno de los aspectos positivos de la propuesta municipal de 2016 era el mantenimiento y ampliación del uso industrial en el polígono de Malmea, lo que suponía un elemento de variedad urbana y de actividad más ligada a la economía productiva, frente a la tendencia a la especialización del norte de la ciudad en oficinas de grandes empresas (principalmente financieras) y viviendas para rentas medias-altas. Si bien es cierto que en el documento de 2016 se mantenía cierta ambigüedad sobre la posibilidad de permitir la transformación del polígono a usos terciarios comerciales, en el nuevo acuerdo de 2017 ya desaparece por completo esa apuesta por la reindustrialización y se entrega el norte de la ciudad sin remilgos al capital puramente financiero. El nuevo ámbito Fuencarral-Malmea contempla únicamente el uso residencial y terciario, excluyendo el industrial, al que se daría un periodo transitorio para su desmantelamiento.

 

El origen de la cosa y la prometida auditoría

 

Como rezaba un argumentario de Ahora Madrid en plena campaña electoral de 2015, "Ahora Madrid propone paralizar la operación, auditar la concesión a DUCH..." Esto no era ninguna excentricidad propia del fervor inconsciente de una candidatura que no se esperaba llegar a gobernar: todo apunta a que, si se desvelasen las condiciones originales de la concesión de 1993 y sus innumerables modificaciones, ampliaciones, prórrogas y subrogaciones, y se analizase el grado de cumplimiento de todas las cláusulas y la legalidad de los sucesivos acuerdos, muy posiblemente se llegaría a la conclusión de que los derechos de DCN sobre los terrenos de Adif son nulos.

Lamentablemente a día de hoy no se ha realizado auditoría alguna desde el Ayuntamiento, en contraste con otras herencias recibidas que sí se están auditando y sobre las que se está arrojando luz (Calle 30, por ejemplo). La reclamación de esta auditoría mantiene su plena vigencia, ya que los derechos del BBVA y la Constructora San José son el nudo gordiano de la Operación Chamartín.

Se pueden (y se deben) dar batallas parciales que vayan reduciendo la brutalidad de la operación, el impacto de la misma o que se consigan algunas mejoras para los barrios del entorno, pero mientras siga vigente esa concesión va a ser complicado que se desarrolle una operación que esté pensada para que el suelo público revierta en el bien público y no en el beneficio privado.

 

Conclusión y perspectivas

 

La batalla en los próximos meses va a ser dura y el resultado no está escrito de antemano. Como decíamos ayer, la Operación Chamartín lleva casi un cuarto de siglo planeando sobre nuestras cabezas, y no debería resultar difícil conseguir que, si no somos capaces de imponer la actuación que necesitaría la ciudad, por lo menos impedir que se consuma el disparate actualmente planteado.

La victoria pasa por establecer alianzas entre el movimiento vecinal de los barrios directamente afectados, el movimiento ecologista y las plataformas en defensa del derecho a la ciudad, los movimientos incipientes contra la gentrificación y la turistización, el movimiento de vivienda, los trabajadores de la EMT y buena parte de las bases de Ahora Madrid y las organizaciones que la componen, que ni comparten ni entienden el giro del Ayuntamiento sobre una cuestión que llegó a ser una de las banderas electorales, como se escenificó con la firma del Pacto contra la Especulación.

Los objetivos de esta amplia coalición deberían ser en primer lugar que se de por muerto el acuerdo de julio de 2017 y no llegue a aprobarse la Modificación Puntual del PGOU; en segundo término volver al punto de partida del documento de 2016 Madrid Puerta Norte y pelear por múltiples batallas parciales (reducción drástica de la edificabilidad, más y mejores equipamientos y zonas verdes para los barrios existentes, mantener las instalaciones de la EMT y del CYII y abrir la zona deportiva de la EMT para los barrios, mantener los usos industriales en Malmea, preservar los valores patrimoniales y ambientales que aún persisten, etc); y, en último término, lograr la rescisión o la caducidad de la concesión a DCN de los derechos sobre los terrenos de Adif, y la expulsión definitiva del BBVA y la Constructora San José de la operación.

Sólo de esta forma se podrá garantizar un desarrollo para la zona norte de Madrid libre de servidumbres inmobiliario-financieras y sin otra guía que el interés general de la ciudad.

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¿Madrid Nuevo Norte o de nuevo la Operación Chamartín? (I) https://blogs.publico.es/contraparte/2017/10/25/madrid-nuevo-norte-o-de-nuevo-la-operacion-chamartin-i/ https://blogs.publico.es/contraparte/2017/10/25/madrid-nuevo-norte-o-de-nuevo-la-operacion-chamartin-i/#respond Wed, 25 Oct 2017 11:03:47 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1857 Continuar leyendo "¿Madrid Nuevo Norte o de nuevo la Operación Chamartín? (I)"]]> Notas sobre un pésimo acuerdo para la ciudad de Madrid

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Rodrigo Calvo López (@_kodrito)

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Hace apenas dieciséis meses nos congratulábamos de la desestimación en el pleno del Ayuntamiento de Madrid del Plan Parcial para la "Prolongación de la Castellana" (APR.08.03), más conocido como Operación Chamartín, promovido por DCN (Distrito Castellana Norte: formada en un 75% por el BBVA y un 25% por la Constructora San José), con los votos de Ahora Madrid y PSOE.

Nos congratulábamos también de la presentación pública del nuevo plan, bautizado como Madrid Puerta Norte. Este proyecto suponía un nuevo punto de partida, mucho más favorable para los intereses generales, y un severo varapalo para el BBVA, pese a que hubiera muchos aspectos discutibles y batallas por librar.

 

Una negociación opaca

 

Tras la presentación a bombo y platillo de la alternativa municipal en mayo de 2016 se vivieron unos primeros momentos de cierta audacia y pedagogía política por parte del Ayuntamiento, en los que se anunciaron acciones inmediatas, como la necesaria urbanización de la calle Mauricio Legendre. Estas decisiones demostraban que no era necesaria la Operación Chamartín para resolver problemas concretos del entorno y revertir la deliberada degradación del mismo.

Sin embargo, pronto llegaron las dudas y titubeos ante la arremetida judicial del BBVA y sus palmeros políticos y mediáticos. Se reiteraron los llamados al diálogo y al acuerdodonde la figura de Luis Cueto tendía a desplazar al equipo del Área de Desarrollo Urbano Sostenible. Se fue cayendo en la opacidad mientras pasaban los meses, sin reuniones de la supuesta "mesa social" (la parte social estaba excluida de la llamada 'mesa técnica', a la que no podían asistir los técnicos de las asociaciones) y la única información que trascendía eran interesadas filtraciones de DCN a diferentes medios de comunicación, desmentidas con cada vez menos entusiasmo por parte del equipo de gobierno municipal . En los últimos meses se sucedían los rumores sin que prácticamente nadie en la ciudad, a excepción de un reducido grupo negociador, supiera qué estaba pasando.

Hasta apenas una semana antes del anuncio del acuerdo, el Área de DUS negaba a los representantes de la FRAVM y la Plataforma Zona Norte que el acuerdo estuviera próximo. A los concejales de los distritos afectados y al PSOE se les comunicó el acuerdo tres días antes de la presentación, y al resto de concejales de Ahora Madrid se les explicó el miércoles -un día antes-, a través de una presentación en powerpoint de la que no se repartieron copias impresas. Se daba ya por un acuerdo cerrado y sin posibilidad de discusión.

¿Qué había pasado para que se diese tal viraje en apenas un año? Lo ininteligible de la estrategia municipal (no tiene ningún sentido prometer en 2016 una serie de cosas a las que vas a renunciar un año después) hace pensar que realmente no hubo tal estrategia sino que se fueron cambiando las posiciones a medida que fue pasando el tiempo y aumentaba la presión desde el entramado al servicio del BBVA (que combinó la presión política directa desde Fomento y Comunidad de Madrid, la compra de amplísimos espacios mediáticos e incluso innovadoras estrategias de legitimación del proyecto sobre el terreno, con apertura de oficinas en los barrios y creación de un simulacro de frente vecinal regado con dinero del banco).

La rumorología dice que en un momento dado desde las altas instancias municipales se dio la orden de llegar a un acuerdo en un plazo muy corto, sorteando incluso al equipo del Área de Desarrollo Urbano Sostenible. Eso explicaría el carácter más financiero que urbanístico del acuerdo alcanzado este año, que apenas tiene esbozadas las soluciones técnicas y de ordenación que harían viable los compromisos de edificabilidad adquiridos con la empresa.

Pese a las fechas veraniegas y a que no se esperaba un desenlace de estas características, el pasado mes de julio se multiplicaron los pronunciamientos en contra del acuerdo por parte de importantes actores sociales e incluso organizaciones políticas que forman parte de Ahora Madrid: la FRAVM y la Plataforma Zona Norte, Ecologistas en Acción, CCOO Madrid, Anticapitalistas o Izquierda Unida emitieron comunicados muy críticos en los días siguientes al acuerdo. También la plataforma Ganemos Madrid se mostró crítica, así como diputados autonómicos de Podemos.

Se puede decir que nadie "ha comprado" el acuerdo más allá del disciplinado núcleo de concejales en torno a Carmena y la previsible solidaridad del Podemos 'oficial', pese a las crecientes voces críticas en su interior -en especial en el ámbito autonómico-. Obviamente, han jaleado el acuerdo BBVA y sus brazos políticos (PP, C's) y mediáticos (en especial el grupo PRISA). En cuanto al PSOE, un pacto por arriba con la nueva dirección federal ha obligado a un cierre de filas del grupo municipal en torno a un proyecto en el que ni siquiera cree, que la 'vieja guardia' urbanística del partido considera una aberración y sobre el que necesitará provocar alguna mínima modificación que haga más tragable el apoyo. Por otro lado, asistimos a un reinicio de curso en el que se están reactivando las plataformas e iniciativas contrarias a la Operación (y al acuerdo de julio), escenificándose así la ruptura radical entre tejido social y Ayuntamiento en la Mesa Social del pasado 21 de septiembre.

 

El contenido del acuerdo

 

Hay que tener en cuenta que la información disponible es muy limitada: el texto del acuerdo son apenas cinco páginas y no hay planos oficiales.. Además existen unas infografías que se publicaron brevemente en la web de DCN para ser borradas después, llegando incluso el Área de urbanismo a negar su existencia en la mesa del 21 de diciembre, pese a que han circulado ampliamente. Esta extraña anécdota muestra dos cosas: la necesidad de "dejar algo" sin cerrar del todo para discutir en las mesas programadas para este otoño y el miedo a que el acuerdo pueda considerarse un convenio de planeamiento, algo prohibido por la ley. Por eso nadie firma el acuerdo, que aparece escrito sin ni siquiera los logotipos oficiales del consistorio.

Pese a la limitada información, en el acuerdo se fijan los números básicos de la operación, lo que permite hacer una comparativa con todos aquellos proyectos que no llegaron a buen término: PGOU de 1997; Modificación del PGOU de 2002, Plan Parcial de 2011 (anulado por los tribunales), Plan Parcial aprobado inicialmente en 2015 y desestimado en 2016, proyecto Madrid Puerta Norte de 2016 y, finalmente, acuerdo del proyecto Madrid Nuevo Norte de 2017.

 

¿Control público de la operación?

 

Desde el Ayuntamiento se está jugando a la confusión con el concepto de "control público de la operación". No es lo mismo que la iniciativa de planeamiento sea pública a que lo sea también la gestión. En teoría, que sea el ayuntamiento quien redacta el plan y no sólo quien lo tramita, facilitaría la integración de las demandas y propuestas sociales y posibilitaría la primacía del interés general sobre el particular. La gestión pública (mediante consorcio u otra figura) permitiría además a la administración tener el control de la ejecución, decidir los plazos, etc.

Es cierto que se mantiene la iniciativa de planeamiento pública, pero mientras la gestión de los ámbitos al sur de la M-30 iba a ser pública, ahora será privada. Al menos en el ámbito clave que es el distrito financiero. Si examinamos la cuestión del planeamiento con frialdad, tampoco las decisiones fundamentales de la operación (los parámetros básicos de edificabilidad, usos, costes, etc) las va a tomar libremente el municipio de acuerdo con el interés general, sino que se han prefijado en un acuerdo negociado con DCN, por lo que los técnicos municipales se limitarán a dibujar la ordenación y tratar de encajar sobre el terreno las edificabilidades pactadas, tarea nada sencilla por cierto.

 

Profundizando el desequilibrio territorial

 

La insistencia en la construcción masiva de oficinas de alto nivel en el norte de Madrid, destinadas a atraer sedes de grandes empresas (especialmente financieras, tras el Brexit) y de viviendas libres contribuye a profundizar su especialización funcional, coherente con la tendencia a la segregación espacial Noroeste-Sureste (que divide la región en dos mitades, una al norte de esa línea donde se localizan las áreas residenciales de clase media-alta y las sedes empresariales, otra al sur donde se localizan los barrios de clase trabajadora, los polígonos industriales o logísticos y las infraestructuras indeseables como cementeras o incineradoras).

La construcción de 4.100 viviendas públicas, que se ofrece como el contrapunto reequilibrador a la operación ni es suficiente cuantitativamente para compensar la histórica concentración de la vivienda social en el sur, ni ofrece garantías reales de materialización a medio plazo. La operación supone una oportunidad perdida para el reequilibrio de la ciudad, sobre todo si tenemos en cuenta la propiedad pública mayoritaria de los terrenos. La exclusión de los usos industriales, incluso los ya existentes en el ámbito, a los que se conmina a marcharse de tan privilegiada ubicación, tampoco contribuye al reequilibrio territorial.

 

Movimiento ciudadano que detenga la operación financiera

 

Afirmaba el diputado autonómico de Podemos Isidro López en una intervención en la reciente Universidad de Verano de Anticapitalistas que "la Operación Chamartín significa en términos políticos entregarle el norte de la ciudad al BBVA". No es ninguna exageración, ya que nos encontramos probablemente ante el momento de la verdad para el gobierno municipal de Ahora Madrid, en el que se juega su potencialidad transformadora e impugnadora del status quo o su rápida asimilación e integración en los márgenes del juego político permitidos por el que sigue siendo el verdadero gobierno de la ciudad: las grandes empresas financieras, inmobiliarias y constructoras con sus divisiones de servicios incluidas (a las que hasta ahora apenas se han tocado sus multimillonarios contratos).

Se abre una batalla dura en los próximos meses en la que el resultado no está escrito de antemano. La Operación Chamartín lleva casi un cuarto de siglo planeando sobre nuestras cabezas, y a poco que se estructurase un cierto movimiento social de oposición a la misma no debería resultar difícil doblarle la mano a un Ayuntamiento en el que una buena parte de sus integrantes se oponen a la Operación y otra la acepta con resignación pero sin ningún entusiasmo.

 

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Cataluña, la Independencia de los Estados Unidos, el liberalismo, y Dinamarca https://blogs.publico.es/contraparte/2017/10/04/cataluna-la-independencia-de-los-estados-unidos-el-liberalismo-y-dinamarca/ https://blogs.publico.es/contraparte/2017/10/04/cataluna-la-independencia-de-los-estados-unidos-el-liberalismo-y-dinamarca/#respond Wed, 04 Oct 2017 12:33:07 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1849 Continuar leyendo "Cataluña, la Independencia de los Estados Unidos, el liberalismo, y Dinamarca"]]> .

Antón Fernández de Rota (https://es-es.facebook.com/anton.derota)

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El País publicó hace unos días un artículo asombroso: "Mitos y falsedades del independentismo". Hay quien está ahí para ilustrarnos, o mejor, para erguir barricadas que sirvan de orejeras. Maquetado como panfleto político, traducido al inglés para la comunidad internacional, escrito a dos manos por el Director Adjunto del periódico y por su Jefe de Opinión, el texto es claramente contra-programático. Pero, a poco que rasques, te encuentras entre sus párrafos hilos temporales de los que puedes tirar para llegar hasta cuestiones más interesantes. Un recorrido por el pasado y el presente, ¡ahí vamos!

Así comienza el argumento que resumo: la historia que cuentan los independentistas catalanes es falsa. En el 1713-1714 no se dio en Cataluña una guerra de secesión, no es la historia de una nación que se levanta por su libertad pero que termina conquistada. La guerra del 1714 fue el broche final a un conflicto monárquico, el último episodio, el último avatar, de la Guerra de Sucesión "española" (1701-1713). Y en ella no había cuestiones nacionales en juego, sólo dinásticas, avivadas por el trasfondo de otro conflicto más amplio que enfrentaba dos proyectos político-económicos. Eso es lo que fue, y no otra cosa. Nada que ver, concluyen los autores, con la independencia de los EEUU.

Con la mención a la fundación estadounidense aluden, en tono de reproche, a otro artículo redactado por Pep Guardiola junto con otros catalanistas, y que no es menos curioso. Conviene citar su párrafo inicial: "En 1773, justo 59 años después de que la capital de Cataluña, Barcelona, fuese tomada por el ejército español aboliendo sus instituciones, los Hijos de la Libertad dirigieron el intrépido Motín del Té. En el centro de sus protestas se encontraba la creencia en que las colonias americanas estaban siendo gravadas con impuestos excesivos, al tiempo que sus opiniones no eran tomadas en cuenta por Londres. Esta acción inició el proceso revolucionario por el cual las colonias se convirtieron en los Estados Unidos de América, teniendo la defensa de la libertad, de la justicia y de la democracia como frontispicio de su Constitución". Veremos por qué todo esto no es, ni mucho menos, exacto. Pero, volvamos al artículo de El País.

Es cierto que en 1714, tal y como afirman sus autores, no existía aún el concepto cultural-popular de nación: no existía el nacionalismo. Pero, más allá de la revisión histórica que proponen, reductora y unidimensional, los que firman este texto caen en otro anacronismo, no menos flagrante, al presentar el conflicto suscitado por la Guerra de Sucesión en los siguientes términos: "Lo que pronto sería una cruenta guerra de monarquías también lo fue de proyectos: el librecambismo anglo-holandés frente al proteccionismo fisiócrata francés". Pero, ¡ay!, aquí el problema, y la incongruencia, y el enorme error, que demuestra lo equivocados que están, por una razón, bastante obvia y también irrefutable: por aquél entonces la fisiocracia no existía. La confunden con otra cosa y retuercen la historia hasta desfigurarla por completo. Esta confusión no tiene nada de inocente, por más que pueda deberse a la ignorancia o a un desliz. Las consecuencias, como veremos, tampoco son menores para el presente. Las confusiones de unos y otros, aunque sirven para enarbolar emblemas patrios ahora antagónicos, son, en el fondo, solidarias.

Independencia "Made in USA"

Si la mencionada fisiocracia alcanzó alguna influencia, esto fue después de la publicación del Tableau économique de Quesnay en el 1758, mucho después de la Guerra de Sucesión. Hasta esa fecha no puede mencionarse más que un hito significativo: el nombramiento en el 1751 de Gournay como intendant du commerce. El impacto de la fisiocracia fue en cualquier caso bastante limitado. No gozó más que de dos momentos de esplendor político: con Turgot, nombrado contrôleur général en 1774, pero rápidamente depuesto; y unos años antes, entre 1759 y 1762, con Le Mercier como intendente en Martinica, donde, sin embargo, no instauró el conocido principio de la fisiocracia. ¿Cuál? ¡Vaya! El famoso laissez faire.

En cuanto al librecambismo británico... En los años anteriores y posteriores a la Guerra de Sucesión, Inglaterra no paró de aprobar leyes mercantilistas, proteccionistas y monopólicas, es decir, lo contrario del libre mercado que liberales como Adam Smith —amigo de Quesnay— teorizaron mucho más tarde, modificando y ampliando las propuestas de la fisiocracia francesa. En el 1699 Inglaterra promulgó la Ley sobre la Lana Irlandesa, gravándola con fuertes impuestos. Sobre sus políticas a partir del 1714, valgan de ejemplo todas las otras leyes monopólicas que impuso a sus colonias norteamericanas, como la Ley sobre los Sombreros (1732) o la Ley sobre las Melazas (1733); y más tarde, la Ley sobre el Pino Blanco, la Ley sobre el Hierro, la Ley sobre el Azúcar, la Ley del Timbre, y así hasta la declaración unilateral de independencia por parte de los EEUU. Allí, por cierto, casi nadie respetó el ordenamiento jurídico. Casi todos los Padres Fundadores —admirados igualmente por los liberales independentistas catalanes y por los españoles autodenominados "Constitucionales"— o bien eran contrabandistas, o bien se beneficiaban de la transgresión generalizada de la ley en vigor. Esta ilegalidad y esta unilateralidad es la que todos aplauden.

La independencia de los Estados Unidos fue de todo menos algo sujeto a garantías democráticas. El 1 de mayo de 1776 se celebró una especie de referéndum en Filadelfia. Debido a las políticas represivas y poco inteligentes de los británicos, la causa independentista se había hecho fuerte, de manera súbita, durante los dos años anteriores. Filadelfia era, con mucho, la ciudad más grande de todas —35.000 habitantes, aproximadamente— y también la capital de la colonia más próspera y poderosa. Si Pensilvania se iba, otras colonias marcharían tras ella. La votación popular tuvo lugar en un clima de extrema crispación. Los partidarios de la secesión y de la reconciliación se repartían respectivamente en dos mitades casi iguales. Pero la votación popular dio la victoria, por un estrecho margen, al "no". Dos meses más tarde fue promulgada la Declaración de Independencia, vulnerando el resultado de este referéndum, mediante el voto afirmativo de los representantes reunidos en el Congreso Continental.

Como sostienen los escritores de El País, la hipotética independencia de Cataluña nada tendría que ver con la de los Estados Unidos. Pero por la razón opuesta a la que se imaginan. De producirse —en un referéndum acordado, pues del 1 de octubre no saldrá nada con fuerza y legitimidad suficiente para ser vinculante— la catalana sería, de las dos, la única democrática, sobre todo si se tiene en cuenta que los representantes americanos no habían sido elegidos, precisamente, por sufragio universal: ni votaban las mujeres, ni votaban los indios, ni votaban los esclavos, ni votaban los pobres.

Con todo, tienen razón en algo que dicen del liberalismo. Justo antes de la Guerra de Sucesión Inglaterra comenzó a avanzar, pero sólo en unos sectores muy concretos, hacia ese libre mercado que tanto admira la jefatura de El País y sus antiguos socios de Convergència i Unió. A petición de los terratenientes y comerciantes de Virginia y otros, Inglaterra suprimió a finales del siglo XVII el monopolio de la Royal African Company. La libertad (¡!) concedida a los comerciantes y a sus empresas para esclavizar negros africanos llevó a una drástica expansión de este mercado, que alcanzó una magnitud hasta entonces sin precedentes. Los motivos aducidos fueron de índole económica: con libertad de mercado para apalear, apresar, comprar y vender negros, llenaremos los campos de esclavos y duplicaremos la producción... eso adujeron: competitividad, en este caso frente a los franceses y holandeses.

Más tarde, ya en el siglo XIX, fueron prohibidas las asociaciones obreras y los trabajadores quedaron atados a su patrón por medio de las cartillas de trabajo —en Francia, en Prusia, etc.— en condiciones de trabajo formalmente "libres" que en la práctica, salvo por el régimen punitivo, no se distinguían tantísimo de la esclavitud. Otros ponen todas sus esperanzas en la concatenación de reformas laborales regresivas que vienen aprobándose desde los tiempos de Felipe González, a menudo con el beneplácito de sindicatos que ya no parecen sindicatos (p. ej. la legalización de las ETTs en el 1994).

La historia silenciada

La acumulación de capital de la Inglaterra "liberal", que posibilitó el gran boom de la revolución industrial ulterior, y también la acumulación de capital estadounidense, fueron sedimentándose gracias a la desposesión del campesinado, gracias a la piratería y gracias al trabajo de los esclavos. No es menos cierto, añado para escapar de todo maniqueísmo, que con el famoso Caso Somerset (1772) se empezó a plantear en Inglaterra la abolición de la esclavitud en suelo insular y la restricción del comercio de esclavos en América. Liberales escoceses como Adam Smith la consideraban inmoral y anti-económica. Si estas ideas cobraron fuerza se debió por un lado a las razones humanistas que propagaron los activistas, junto con ciertos intelectuales y abogados; y por el otro, porque el absolutismo español, aun siendo también él esclavista, contaba en sus ejércitos americanos con batallones formados por libertos y africanos libres: una y otra vez se sirvió de esta baza para llamar a la rebelión de los negros y mulatos de las colonias británicas. Precisamente por este motivo, para crear un "cordón sanitario", Londres prohibió —sin que los colonos le hiciesen mucho caso— emplear esclavos en la Georgia que limitaba con las posesiones de la monarquía española.

El fantasma de la emancipación que portaban las noticias del naciente movimiento abolicionista del Reino Unido ­no le gustó nada a los tratantes de esclavos y terratenientes del otro lado del Atlántico. De hecho, causó pánico. La libertad para comerciar y la libertad para esclavizar se dieron la mano fraternalmente en el gran sueño de esos mismos Padres Fundadores —el abolicionista Thomas Paine no formaba parte de este grupo— que vitoreó Pep Guardiola en su artículo grupal. Ni siquiera Jefferson, contrario a la esclavitud, dejó de ser dueño de esclavos. En 1790 Estados Unidos contaba con 700.000. En el 1850, eran 3,2 millones. No por casualidad, la Colonia 14, Florida, que hasta el 1763 había estado en manos de la corona española, y a la que se fugaban los esclavos para poblar los destacamentos militares de negros libres, se negó a unirse al independentismo norteño. Durante la Guerra de la Independencia regresó por un tiempo al dominio hispano.

Hay que contar la historia con matices, y añadir a los olvidados: no hubo una sino dos revoluciones norteamericanas, desde arriba y desde abajo, ambas, a su vez, plurales. La que suele obviarse es la de quienes se opusieron tanto al Imperio como a los esclavistas, a los terratenientes, a los comerciantes y a los financieros autóctonos, es decir, la de quienes —hombres y mujeres— buscaban independizarse también de la hueste patriarcal de los Padres Fundadores "liberales", de las grandes familias de colonos oligarcas: de los Hamilton, de los Hancock, de los James Madison, de los George Washington, etc.

El Motín del Té que mencionaban el futbolista y los suyos, no fue más que uno de los múltiples episodios que se fueron sumando para precipitar la revolución. Sin otros movimientos populares, rurales, como el de los Reguladores de Carolina del Norte, urbanos, como las constantes rebeliones de los marineros y estibadores en las ciudades portuarias, y antiesclavistas, como la ola de insurrecciones y fugas negras en el ciclo de luchas reabierto tras la insurrección de Tacky en Jamaica, que pronto se extendió por el continente, nada hubiese ocurrido en el 1776, o hubiese ocurrido algo pero muy distinto. Estos revolucionarios y estas revolucionarias, más bien olvidadas, fueron los que tomaron las calles de Filadelfia después del "no" a la independencia votada en Pensilvania. A pesar de sus diferencias e intereses contrapuestos en puntos capitales, fueron quienes se aliaron con algunos notables pro-independencia, como John Adams, para lograr arrancarle al Congreso Continental un "sí" a la independencia.

El Motín del Té poco tiene que ver con la descripción del mismo que ofrecía el futbolista y cia con el fin de legitimar cierto Procés, el de las élites catalanas, liberales y medio xenófobas —"Com a Europa, el nord s'ha cansat del Sud", declaraba Artur Mas durante la crisis económica tan corruptas como las españolas, tanto como algunas de aquellas otras élites americanas, y que todavía se dan cita en Cataluña alrededor de un eslogan, "Espanya ens roba", que carga contra la lógica redistributiva del pacto fiscal estatal para ocultar otra redistribución, pero hacia arriba, la del "3%", análoga a la del PP en todas partes y a la del PSOE en Andalucía. Ahora bien, el actual movimiento pro-referéndum catalán desborda por mucho estas élites —en lo que va de año la caída del PDeCat ha sido espectacular— y también los contornos del nacionalismo. El 1 de octubre ha sido la más clara demostración. Bajo la demanda democrática del referéndum se encuentran, además, otras de índole social —en torno al modelo social, la sanidad, el desempleo y la precariedad, la pobreza energética y la vivienda, etc.— que están ahí y terminarán por volver a emerger reactivando las contradicciones que por un tiempo minimizó el Procés.

El Motín del Té no fue liderado, sin más, por la asociación de los Hijos de la Libertad. Lo llevaron a cabo marineros, trabajadores portuarios y otros operarios disfrazados de indios mohawk, que no militaban en esa asociación, formada por notables y controlada por varias de las figuras que más tarde serían reconocidas dentro del grupo de los Padres Fundadores. Entre ambos grupos, entre ambas revoluciones, desde arriba y desde abajo, se dio un compromiso en torno a la cuestión secesionista, pero también una tensión constante y conflicto. Hoy, en Cataluña, entre quienes piden y llevan años pidiendo en las calles más democracia —política y económica— no hay sólo nacionalistas, ni todos los nacionalistas son iguales. En el 1714 también se dio una diversidad de actores, de luchas y de reivindicaciones. Pero esta diversidad, que tan a menudo encontramos en la historia, es algo que muchos prefieren pasar por alto, incluidos los articulistas del Grupo PRISA.

Liberalismo y nacionalismo

En el texto contra-programático publicado por El País, lo que sigue al primer epígrafe concerniente a la historia es un cúmulo de demagogia disparatada. Presentar la Constitución Española como típica de un estado descentralizador, a la luz de lo que acontece en Cataluña hoy, no puede caber más que en la categoría del disparate. Comparar el referéndum catalán con los de Hitler y Franco se queda, en el mejor de los casos, en lo ridículo. Definir como obsoleto el derecho a la autodeterminación, y afirmar que es incuestionablemente más moderno el principio de la indivisibilidad de la nación —con el pretexto: "ya lo dijo Italia, ya lo dijo Alemania", también Franco— es bastante gracioso (o no). Medir los niveles de democracia en España según los criterios de la Freedom House americana —medio neocon, medio neoliberal— delata a los firmantes, ¡y al periódico! Da miedo lo que estos señores —y El País— entienden por democracia. Los Padres Fundadores de los EEUU se declaraban antidemocráticos de manera pública y notoria. Por eso no introdujeron esta palabra ni en la Declaración de Independencia ni en la Constitución; el futbolista barcelonés y sus compañeros se equivocan: la palabra "democracia" no aparece ni en el frontispicio ni en ninguna otra parte. Al esconder la historia desde abajo y al no dejar sitio más que para la historia de las élites, los adláteres rojo-y-gualdas —catalanes, españoles— de aquellos Padres Fundadores, no parecen ser mucho menos antidemocráticos.

La jefatura de El País, por cierto, descubre la pólvora al llegar a una vieja conclusión: el nacionalismo, su visión de la historia, es inconsistente y mistificadora. Por supuesto que lo es, siempre lo ha sido, y da igual de qué nacionalismo hablemos —español, catalán, etc.— pues siempre llegaremos a la misma conclusión: el fallo de la interpretación nacionalista se da en esencia, es conceptual. Los nacionalistas no son como son por haber nacido en una nación que los haya hecho así mediante el lenguaje, el clima y la topografía, la cultura, su historia, sino por haber inventado esa misma nación seleccionando formas culturales, cultivadas a propósito para homogeneizar lo delimitado, o por haberla imaginado y fabricado discursiva, política y tecnológicamente.

Pero estaría bien que los autores de este y del otro artículo emprendiesen de igual modo una crítica de esa otra historia, laudatoria y no menos mistificadora, del liberalismo que tanto les gusta. El País no tuvo el menor problema cuando Zapatero hizo suya la política financiera que Aznar importó de los Estados Unidos, con las consecuencias que todos conocemos, y que nos han hecho siervos de las deudas creadas por las altas finanzas. Convergència i Unió estaba encantada.

Robert Morris, "el financiero de la Revolución Americana", y los Padres Fundadores, Madison y Hamilton, como antecesores: la nación americana fue construida durante la Guerra de Independencia sobre una montaña de deudas. Así nació una nación, guerra y finanzas, sometiendo las poblaciones de las colonias independizadas a los acreedores, endeudándolas a la fuerza para forjar un Estado, central aunque federal. ¿Qué había por aquél entonces más patriótico que los ejércitos de George Washington y el Bank of North America de Robert Morris? ¿Qué plan tienen los independentistas en Cataluña, algunos de los cuales ya piensan en formar ejércitos o subcontratarlos, para tratar el problema de la deuda? Algunos exigen pasarla al otro lado: que la deuda pública de Cataluña se la quede España, que la carguen sobre sus espaldas los gallegos, madrileños, andaluces, etc., pero esto no es más que un brindis al sol. De darse la independencia, se irá con las deudas. Hoy dicta la política monetaria de Europa el Banco Central Europeo, que no tiene que rendir cuentas a nadie salvo a los mercados, que ni siquiera es de titularidad pública, ni mucho menos democrático, pues nada tienen que ver en él, mucho menos tienen derecho a votar, los ciudadanos. El "independentismo" de las finanzas es el que va ganando, y mientras esta situación no cambie la independencia de una nación significará más bien poco.

Dinamarca... y Groenlandia.

Si Cataluña se independiza será un desastre, aseguran alarmados desde El País, están convencidos de ello, pero no tienen argumentos: citan los informes preparados ad hoc para —por— el Ministerio de Economía del Partido Popular. Lo mismo se dijo de la independencia de las 13 Colonias, y tras unos primeros años de boicot, a la gran potencia británica no le quedó otra que transigir y reabrir el comercio con los todavía pequeños Estados Unidos de América. No les fue tan mal a sus respectivas élites con esta liberalización. Claro que para los indios, exterminados, para los negros, que siguieron esclavizados, y para las masas campesinas y urbanas americanas, presas de los intereses crediticios, que continuaron siendo desahuciadas en masa o dieron con sus huesos en las cárceles de deudores, no fue éste un buen negocio.

Si contemplamos la futura República catalana desde la perspectiva de la cleptocracia de la ex-Convergència, si esa república fuese la finalmente instaurada, la independencia sólo podría servir para una cosa: para que nada cambie. La Cataluña del 3%, de Felip Puig, de la corrupción, de la represión policial autóctona y del neoliberalismo más descarnado, lavaría sus vergüenzas para volver a la carga. En caso de independizarse y de que se impusiese el bando contrario, el de la izquierda, ¿qué es lo que pasaría? ¡A saber!

Hasta hace poco Albert Rivera hablaba mucho de un país pequeño: Dinamarca. Lo veía como un ejemplo a seguir, aunque sólo fuese en lo laboral: workfare y flexibilidad, pero sin su welfare, es decir, sin bienestar, precariedad universal, como receta contra el "modelo dual" del "mercado de trabajo". Rivera, que en sus inicios le puso una cara amable a la ultra derecha del nacionalismo español en Cataluña, es el engendro renovado de PRISA, pero PRISA no menciona a Dinamarca en su artículo. Dinamarca es un país pequeño. Su capital, por importante que sea, no tiene el peso global que ostenta Barcelona. El país cuenta con dos millones de habitantes menos que Cataluña. Ahora bien, Dinamarca sólo es pequeña en términos poblacionales. Groenlandia le pertenece, y desde el 2008, gracias al nuevo estatuto, esta vasta extensión de tierra goza de un derecho a la autodeterminación reconocido por Copenhague, y que no ejercerá todavía, pero no porque no se lo permitan, sino porque no quiere.

Esta es una de las cosas que Albert Rivera olvidó mencionar cuando estaba en campaña. No hablemos ahora de Quebec y de Canadá, pues podría ayudarnos a resolver el conflicto jurídico. Bien pensado, mejor olvidarse también de Dinamarca. Al ex-trabajador de la banca, que tanto tiene en común con PDeCAT, todo, hasta los colores patrios, sólo que repartidos de otra manera sobre la bandera, quizás sólo le interese emular al país escandinavo en lo concerniente a la disciplina de la mano de obra y a su modo de acceso a las mercancías: Dinamarca ocupa el puesto número uno, por encima de todos los países de la OCDE, en lo que se refiere al endeudamiento de las familias. Dista de ser idílica.

Con todo, otros mencionan el caso danés para probar la viabilidad de una Cataluña independiente, más "europea" y "progresista". A finales del siglo XVIII Gran Bretaña era una potencia mundial y los Estados Unidos una economía emergente. En el caso ibérico ocurre todo lo contrario. Pero si Cataluña se independiza, más allá de los primeros años de inestabilidad, es posible que tengan razón y quien lo padezca no sea tanto Cataluña —hay opiniones para todos los gustos— como la España restante, y en especial la España más pobre tanto en términos territoriales —el Sur— como de clase. Aquí cabe barajar toda suerte de especulaciones, y sin duda este debate no cesará durante los próximos meses hasta agotar sus posibilidades. Pero todas las previsiones pueden quedarse en eso, en futuros imaginarios. La independencia está mucho más lejos de lo que pueda parecer, y en este marco temporal de más largo alcance es en el que tenemos que situarnos.

Después del 1 de octubre

El historiador y analista Emmanuel Rodríguez publicó hace poco un diagnóstico con el que dio en el clavo. Desde su primera llegada al poder el Partido Popular siempre supo sacar tajada del conflicto territorial. Con el "problema vasco" temporalmente desactivado, la reactivación de los egos nacionales, Cataluña mediante, le ha servido para mantenerse en el gobierno últimamente. La derecha española ha promovido la tensión nacional-territorial siempre que ha pasado por malos momentos, por razones evidentes. Quizás terminen por perder el control y la bomba que ellos mismos activaron les estalle entre las manos, dando inicio a una situación inédita e impredecible; o quizás logren mantener un equilibrio efectivo entre la relativa fuerza o debilidad de los actores desobedientes y la previsible escalada de la política represiva: "Los costes —escribe Emmanuel Rodríguez— de hecho, son calculables: mayor ilegitimidad del Estado en Cataluña, detenidos, penas de cárcel, conatos de huelga, heridos, incluso (por qué no) algún muerto. Pero el punto es que Cataluña puede arder durante meses e incluso años, pero si eso no lamina su posición en el resto de España, los costes [políticos, para el PP] serán asumibles".

Durante las últimas semanas el gobierno español viró aún más hacia posiciones autoritarias. La continuidad de esta tendencia parece garantizada, de no hacer nada para evitarlo. Puede darse con un PP unido y cada vez más retrógrado, o fustigado por una facción que se desmarque en el futuro siguiendo de algún modo la estela de las nuevas extrema-derechas europeas. No existe una solución óptima al conflicto. Si en el escenario abierto por el 15-M en el 2011-2012 sólo había opciones positivas, unas mejores que otras, aquí todas son negativas. Pero si de lo que se trata es de dar salida a las pulsiones democráticas, en Cataluña y no sólo, y desactivar el mecanismo de seguridad derechista, el que explota a su favor la tensión territorial, postergar indefinidamente un referéndum reconocido y vinculante —que ya antes del 1 de octubre demandaban, según El País, el 82% de los catalanes— no mejorará en absoluto las cosas.

El conflicto parece inevitable. Mejor tomar la iniciativa y echar a un lado a los que, calculadamente, apagan fuegos con piolines armados. ¿Cuándo le va a pedir el Grupo PRISA a Pedro Sánchez, indistinguible ya de Susana Díaz, que presente esa moción de censura que le prometió a sus bases? Tal vez nunca, o tal vez cuando sea demasiado tarde; al fin y al cabo, ellos y los otros dos gobiernos enfangados en este asunto forman parte de una misma "retrocracia" irresponsable. La UE difícilmente tomará cartas en el asunto, más allá de una serie de declaraciones retóricas con las que lavar su imagen para pasar como demócratas. No le interesa un gobierno alternativo al actual. Y los dos partidos con opciones de formarlo tienen buenos motivos para no hacerlo. Uno, por las discrepancias entre Podemos y el PSOE. Dos, porque sus respectivos partidos están en carne viva. Tres, por el problema catalán, que le explotará a quien tenga que gestionarlo. Cuatro, por Mario Draghi y el Banco Central Europeo, que quiere comenzar a suprimir, por pasos, el programa de compra de deuda. No es éste el mejor escenario para entrar en un gobierno, y la apuesta por una moción de censura tampoco carece, por supuesto, de peligros. ¿Pero cuáles son las alternativas?

El referéndum de autodeterminación no es sólo la única opción democrática, sino que además es la única manera de solucionar el problema. El 1 de octubre marca un antes y un después. Pero, después del Día 1, ¿qué? Tres opciones.

Es posible que el mecanismo de (in)seguridad ensamblado en la tensión territorial para que nada cambie, siga su recorrido tragicómico durante un buen tiempo, con el PP intentando comprar a las élites catalanas, primero dándoles unos duros golpes judiciales y luego ofreciéndoles a los nuevos interlocutores algo a cambio, para así regular el conflicto entre límites que sean políticamente tolerables. Lo que puedan darle a Cataluña como contrapartida difícilmente logrará justificar a la contraparte catalana en la negociación, que de inmediato será repudiada por un movimiento popular que desborda ya el sistema de partidos.

Hasta aquí el primer escenario, por el cual el conflicto sigue su curso. De no darse esta traición al movimiento estaremos en el segundo escenario: el conflicto enquistado con el PP al mando y el PSOE como falsa oposición o comparsa, según las líneas descritas por Emmanuel Rodríguez en la cita anterior, que valen igualmente para la primera hipótesis.

Una tercera posibilidad, la menos mala, es la que apunta a la moción de censura. Pero, de efectuarse, no llegará sino cuando la situación esté ya extremadamente deteriorada, si no lo está ya. En ese contexto, con el PP en la oposición, y por ese motivo virado aún más hacia la derecha, maniobrará a gusto en contra de quienes caminen hacia algún tipo de referéndum, al tiempo que la economía empiece a resentirse por el —anunciado— corte de grifo del Banco Central Europeo.

Hay buenas razones para el pesimismo, aunque también para no limitarse a los pronósticos más plausibles. Ya lo dice el adagio: lo previsto es lo menos se cumple, y lo que menos te esperas es lo que al final pasa. Como en las 13 Colonias americanas del siglo XVIII, en Cataluña no hay uno sino varios movimientos, está ahí lo manifiesto junto a lo latente, y las virtualidades que no se reducen a las posibilidades ahora contempladas; pero también los condicionantes del contexto transnacional, que es de todo menos estable, y que más que limpias y sosegadas tardes veraniegas, parece venir a traernos nubarrones. Lo latente desde lo virtual bien puede trastocar las manifestaciones para hacer real —para mejor o para peor— el dicho anglosajón que quizás sea el que anticipe, aunque sin darle contenidos, el futuro por venir: shit happens!

A Coruña, 1 de octubre de 2017.

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Cataluña y la gran patada a la democracia https://blogs.publico.es/contraparte/2017/09/11/cataluna-y-la-gran-patada-a-la-democracia/ Mon, 11 Sep 2017 13:47:25 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1818 Continuar leyendo "Cataluña y la gran patada a la democracia"]]> .

Anton Fernández de Rota

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 Degeneración

Al menos tres de cada cuatro catalanes exigen romper con la ley, con el Estado de Derecho, incluso con la democracia... o eso dicen los que no le reconocen a Cataluña ninguna capacidad de decisión autónoma. Pero, ¿qué es eso que llaman "democracia"? ¿Cuál su legitimidad? ¿Qué significa la independencia hoy, y cuál es el independentismo que va ganando, a escala planetaria, más allá de la miopía y del astigmatismo, interesadamente provinciano, de ciertos medios?

En estos momentos desnortados parece oportuno recordar a los Padres Fundadores de los Estados Unidos, de aquella de la que se ha dicho que fue —no entraremos aquí en las discusiones conceptuales más sutiles, no obstante cruciales— la primera "democracia moderna". Y más en concreto, conviene recordar a Jefferson, que decía un par de cosas. Si esto no va a ser como el Antiguo Régimen de la nobleza aristocrática, el principio del poder hereditario.

1)Cada generación ha de tener derecho a escribir o reescribir su propia Constitución. Las generaciones de los muertos no deben mandar sobre los vivos, pues de ser así seguirá presente un régimen político hereditario, no tan distinto de ese despotismo monárquico del cual los rebeldes querían independizarse. Por lo que a mí respeta, para sentirme en democracia, sigo esperando que se me permita participar en un proceso constituyente, como hubiese querido Jefferson, quien añadía a lo dicho lo que sigue.

2)Que las deudas de las antiguas generaciones no han de determinar la vida de aquéllas más jóvenes que no las contrajeron. El rescate bancario, la amnistía fiscal, los recortes concomitantes, todos ellos serían, por despóticos, siguiendo la lógica del argumento, inconstitucionales. Cito una de las cartas que Jefferson le envió a Madison

"Con respecto a las deudas futuras [escribe en 1789, a propósito de los debates que estaban teniendo lugar en Francia], ¿no sería sabio y justo que esa nación declarase en la Constitución que están preparando, que ni la legislatura ni la propia nación pueden contraer válidamente más deuda de la que pueden pagar dentro de su propia edad, o dentro de un periodo de 19 años [el que mide la "generación"]? ¿Y que todos los contratos futuros en lo relativo a lo que reste por pagar una vez vencidos esos 19 años, han de ser considerados nulos? Esto pondría a los prestamistas, también a los prestatarios, en alerta cauta. Y al reducir la capacidad de endeudamiento dentro de sus límites naturales, frenaría el espíritu de guerra [piénsese en los EEUU de hoy en día], al que se ha dado demasiado libre curso por la falta de atención de los prestamistas a esta ley de la naturaleza: que las generaciones que siguen no son responsables de aquellas que las preceden".

Claro que eran otros tiempos y que el welfare posterior sólo fue posible por un compromiso intergeneracional. Pero eso es una cosa, y otra que se quiera hacer pasar por democrático lo anti-democrático. ¿Qué ha ocurrido con la política constitucional? ¿Qué ha pasado con las "deudas antidemocráticas"? El artículo 135 no está ahí precisamente para evitarlas, sino para poner el derecho de los acreedores por encima de todas las cosas y delegar parte de la soberanía nacional en un ente europeo que así pretende instaurar el marco diseñado por el ordoliberalismo alemán.

La soberanía interesa, pero sólo cuanto interesa. En España ya se ha dado un proceso independentista. Se llevó a cabo hace dos décadas, con éxito, sin referéndum, y más bien de manera unilateral. A pocos nacionalistas españoles pareció importarle. El ejército no abandonó el cuartel. Al imponer su "Declaración de Independencia" en el año 1998, el Banco Central Europeo (BCE) —una institución a la que obligatoriamente va nuestro dinero, que nos representa, pero que no es pública ni ha de rendir cuentas a ningún parlamento ni a nadie, ni nada tienen que ver en ella los ciudadanos, pues no tienen voto, ni siquiera a través de sus representantes— le arrebató al país una parte de su soberanía, la que se refiere a la política monetaria y crediticia, que no es poca cosa. Aznar, de todos los presidentes imaginables el más nacionalista, lejos de manifestar su más enérgica repulsa, lo aplaudió.

Los que se echan las manos a la cabeza cuando son los ciudadanos quienes desean independizarse, nada tienen que decir cuando, anulando la democracia, son los financieros los que crean sus propias Repúblicas en los distintos Bancos Centrales o en los paraísos fiscales, y se llevan hasta ellos, en sacas, nuestras soberanías y democracias. Cuando el Banco Central Europeo fue denunciado en Alemania como anti-constitucional y anti-democrático, esto fue lo que contestó la Corte Constitucional de aquél país: en lo que se refiere a estas materias, esta supresión de la democracia —el veredicto dice más elegantemente, "esta modificación del principio de la democracia"— puede ser aprobada, pues "está científicamente demostrado que un banco central independiente está en una mejor situación [que otro democráticamente controlado] para asegurar el valor del dinero".

Horizonte burbujeante

A los cien años de la Revolución Rusa he aquí el grito que exclaman los incendiarios: "¡Todo el poder a las bolsas de valores!". Goldman Sachs —¿Lehman Brothers?como oráculos. Los quants como nuevos militantes tecno-revolucionarios: sus aparatos vienen equipados con una versión de la fórmula de aquellos dos premios Nobel, el Sr. Black, el Sr. Scholes, dos lumbreras, que aplicándola quebraron su propio hedge fund: Long-Term Capital Management. ¿Qué son los Bancos Centrales del independentismo financiero? El nexo, entre lo público y lo privado, que permite el saqueo de quienes patean en el suelo a una democracia que cuesta ver cómo podría ser cuestiona en mayor medida por un referéndum de autodeterminación.

Los que sufren amnesia, o Síndrome de Estocolmo, agradecerán al Banco Central Europeo habernos sacado de la crisis con su máquina virtual de hacer dinero, que no lo imprimía exactamente, sino que de algún modo lo producía al comprar 60 u 80.000 millones de euros de deuda al mes. Pero la fecha de fundación del BCE nos da una pista. Al final de los años noventa una nueva ola de desregulación financiera, iniciada en los USA, replicada por doquier, llevó directamente a la ingente burbuja que terminó por explotar en el 2007-2008. Son las reformas de los Bancos Centrales independientes, exigidas por sus socios en Wall Street —de Goldman Sachs viene Mario Draghi, y asumidas por los gobiernos sometidos de buen agrado —inútil volver a recordar las andanzas de Rodrigo Rato— las que están detrás de esta crisis.

Y cuando estalló la burbuja, el mecanismo que asegura la independencia del banco se puso a funcionar con todo su rigor. Bajo la égida del BCE, los Bancos Centrales independientes de cada nación pueden comprar directamente bonos de cualquier país no europeo, por ejemplo de los Estados Unidos, pero no los emitidos por otros países de la UE. Para garantizar la independencia del banco independentista, deben adquirir estos bonos indirectamente, es decir, a un precio más caro en los mercados secundarios, luego de ser evaluados por, y por tanto someterse a, las Agencias de Calificación (de Wall Street). La superioridad de la fórmula antidemocrática queda "científicamente demostrada" también de este modo: con lo que es nuestro el BCE provee dinero barato a los bancos privados, para que éstos se lo presten más caro a los gobiernos nacionales, al tiempo que el BCE compra las deudas nacionales que los actores financieros privados han comprado previamente, quizás unas horas antes, sabedores de que se las recompraría por más valor, quizás empleando para ello el propio dinero barato que ha puesto el BCE en sus cuentas. Voilá!

Y, así, mientras te piden que mires para el Parlament catalán, a través de este ciclo depredador va gestándose la próxima crisis. España, Europa, los Estados Unidos, sólo pudieron salir de la Gran Recesión creando una inmensa burbuja de oferta monetaria a escala global: el planeta inundando de dólares, más que de euros. Los financieros que operan en las sombras, el "shadow banking", con su creación informal de dinero a partir de los derivados financieros, presiona en la misma dirección inflacionaria de una masa monetaria que antes o después, a no ser que un súbito boom de la producción —o de la destrucción— lo evite, tendrá que estallar, de manera controlada o salvaje.

Una mezcla poco recomendable, la expansión cuantitativa (quantitative easing) con el dinero-sombra que se arriesga a convertir algunos Bancos Centrales en lo que se conoce como "bancos malos". En el 1970 no había en el mundo más que unos pocos millones empaquetados en derivados financieros. En el 1990 rondaban ya los 100 millardos. En el 2000, los 100 billones. En el 2013 superaban los 700 billones. Por más que sean medidos, de manera aproximada dada la opacidad que los caracteriza, en valores nocionales, y por más que se convenga en que la magnitud de su mercado es en verdad mucho menor, nadie niega la realidad de un crecimiento continuado, intenso y peligroso.

Es posible que Draghi comience a frenar la máquina de la expansión cuantitativa este año. Así lo acaba de anunciar. A saber cuáles serán los resultados de la burbuja a medio plazo. A corto sus logros han sido notables, pero no del todo exitosos. El Deutsche Bank no se ha hundido, algo con lo que muchos contaban. La deuda pública alemana ha bajado más aún que la media europea, pero la de Francia, así como la italiana, o fuera del euro también la del Reino Unido, todavía siguen creciendo. La griega se ha estancado en la parte alta de la gráfica. La española supera ya el 100% del PIB.

Al otro lado del Atlántico se resumen en la expansiva deuda estadounidense buena parte de los conflictos geoeconómicos. Hasta hace unos meses Japón encabezaba el ranking de los principales acreedores de la deuda pública americana, pero Japón era y sigue siendo el país porcentualmente más endeudado del mundo, con una economía estancada a pesar del quantitative easing de su Banco Central. China se acaba de colocar otra vez como acreedor Nº1. Trump puede rezar para que siga en marcha la dinámica económica por la que, no sin tensiones, quedó vinculada la suerte de la manufactura y del exceso de liquidez chino a la deuda americana. Pero todo tiene su límite, como pudieron comprobar los estadounidenses en los años sesenta, cuando la reconstrucción postbélica de las economías alemana y japonesa provocó un rápido incremento de la competencia entre los aliados y a la postre la crisis de superproducción de los años setenta, de la cual arrancó el actual proceso de expansión segregacionista del poder financiero.

Cataluña, por supuesto, es viable como país, aunque Europa no la reconozca y España la boicotee. Pero, ¿de qué manera? No es el tamaño lo que cuenta, Artur Mas lo tenía claro. El quinto acreedor de los yanquis son las Islas Caimán, el tercero, Irlanda y el sexto Suiza, otros dos paraísos fiscales. Al tiempo que crece la burbuja monetaria, pasa por los enclaves paradisíacos más de la mitad del comercio mundial. En el año 2008 el 83% del Top 100 empresarial estadounidense, y el 99% del europeo, emplazaban filiales en estos Paraísos terrenales, sedes de la Internacional del separatismo financiero.

La noticia importante de la semana pasada no tuvo que ver con Cataluña, sino con la reunión de los BRICS, y su intento por expandir su muy precaria alianza a otros países, no sólo para avanzar en la articulación de instituciones alternativas a las de Bretton Woods —FMI, Banco Mundial, etc.— sino para empezar a comerciar entre ellos sin pagar tributo a la divisa americana, cosa que no es fácil, pero que quizás tenga más que ver con la "autodeterminación" que lo que se pretende realizar en el Noreste ibérico. De esta manera lograrían esquivar, aunque sea poco, el torrente diluvial de dólares que desató la crisis. Lo cual no favorecerá a los intereses de los Estados Unidos que, por otra parte, acaban de cosechar otra derrota militar en Siria, en una zona que parece estar convirtiéndose en un nuevo Vietnam. 

Los muertos mandan

Pero siguen repicando las campanas. Vítores de los "demócratas" a la derecha y a la izquierda de la amalgama centropartidista: ¡Que vivan los evasores paradisíacos y que nadie —de los de abajo— se libre de pagar los "errores del mercado", las deudas de los políticos corruptos y de aquellas Cajas que en España ya no eran cajas de ahorro sino bancos de inversión! ¡Que vivan las "Credit Default Swaps", las "Collateralized Debt Obligations", y todos los productos "sintéticos" que manejaban y manejan vulnerando el espíritu de las Cajas públicas! Todas estas cosas son ahora "too big to fail" y, para algunos también, "too good to be true". Absoluta irresponsabilidad.

Cuando se le propuso al gobierno español auditar la deuda pública, contestó uno de sus representantes en un plató televisivo: "¡Pero de qué deuda me hablas! ¡Si tan pronto la contraemos es ya imposible precisar en qué manos está!".

Cuando se habló de un proceso constituyente y de una "Segunda Transición", cuando cientos de miles salieron a la calle en el 2011y 2012 con estas demandas, entonces los que se dicen demócratas prefirieron mirar para otro lado.

Los mismos que critican muy legitimados la transparencia de ciertos comicios, los mismos que no saben adónde van los valores de los bonos que emite el Estado, no tienen la menor duda a la hora de ubicar en el mapa, y decir en qué manos sí está y en cuáles no está, esa misma soberanía que no les cuesta nada regalar a los banqueros y a los mercados secundarios: ¡Que el futuro de Cataluña lo decida Madrid y Andalucía, pues no hay salida más democrática! ¡Así lo dice la Constitución! ¡Que rija en este país un texto legal que sólo una pequeña minoría viviente ha refrendado!

Recuerda a Jefferson.  Esta "carta magna" no la ha podido votar nada más que la tercera parte de los ciudadanos que tienen hoy derecho a voto, el porcentaje baja si tenemos en cuenta al conjunto de los residentes. En su momento, muchos de los autorizados para votar, casi la tercera parte, se abstuvieron. Otros dijeron "no", o votaron nulo, o en blanco. Bastante menos de uno de cada cinco de los residentes actuales mayores de edad, dio su aprobación en vida a la Sacrosanta Constitución. Los muertos mandan.

Cuando algo baja del umbral del 50%, de apoyo, de participación, de lo que sea, deja de ser mayoritario. Pese a las palabras de Jefferson, en los Estados Unidos el porcentaje se ha quedado en el 0%. Pero siendo firmada la Constitución española bajo el miedo a las armas que aún empuñaban los dictadores, es difícil considerarla democrática en modo alguno, por mucho que alguien quiera estirar el concepto. Deviene un chiste de mal gusto al tiempo que el contenido social de la misma se va convirtiendo, siempre lo fue más o menos, pero cada vez lo es más, en papel mojado. Y sólo un idiota, en el mejor sentido beatífico que le daba Dostoievski a esta palabra en su novela homónima, o alguien de peor calaña, se atrevería a sostener sin ruborizarse, si es que es consciente de lo que significa el modelo schumpeteriano de élites partidistas equilibradas, instaurado en España a nivel nacional, que en cada elección, de alguna manera, la estamos refrendando. En un extremado odio y desprecio a la democracia, ni siquiera los programas votados por los ciudadanos son vinculantes para sus "representantes".

Domesticación del movimiento

Del circo mediático con sede en Barcelona y en Madrid, sacaban tajada los nacionalistas de ambos bandos en un juego win-win que ahora puede estallar por los aires. La desviación del conflicto hacia la cuestión nacional tuvo una primera utilidad. Con ella se tapaban las vergüenzas mutuas las dos derechas nacionalistas y corruptas. El enfrentamiento les servía para arrancar votos en sus respectivos feudos. Cabe recordar que cuando comenzó la ola de la indignación democrática en el 2011, no sólo la elite derechista catalana había puesto en práctica una política económica en perfecta sintonía con la de sus homólogos españoles, sino que además fue siempre un paso por delante en lo que se refiere a la política represiva. Baste con recordar el nombre de Felip Puig o el llamamiento a hacer de los ciudadanos espías y chivatos policiales en contra de los conciudadanos que se movilizaban. Luego llegó desde Madrid la "Ley Mordaza". La derecha catalana en descomposición fue rescatada por la izquierda nacional. Todo se les fue de las manos. Y ahora la policía militar española toma Cataluña en busca de papeletas electorales, como si tratase de una amenaza terrorista.

En la anulación y domesticación de lo iniciado por el movimiento para la reformulación y radicalización de la democracia, también llamado "15-M", jugaron un papel importante, además de las debilidades de los nuevos partidos-movimiento, otras dos fuerzas "progresistas": el Procés, que ahora reconcilia a los reprimidos con sus represores, y cierto feminismo de telediario. El feminismo, el que no es de telediario, creó la posibilidad de volver a dar un impulso al movimiento transformador cuando éste languidecía, pero esta posibilidad se perdió al quedar atrapado en una dinámica, aplaudida y alentada desde los medios de comunicación, que volvió a obliterar los alcances más amplios de lo que en otro tiempo se llamó la "cuestión social". No es esta una crítica al feminismo en sí, obviamente, sino a cierta domesticación mediática, aquella que para colocar a la mujer en la política, la sitúa en el hogar. Y nada lo expresa mejor que el tratamiento específico del tema que logró convertir en el centro de la movilización: la violencia de género, por los telediarios reducido principalmente a un problema doméstico.

Frente a esta demanda omnipresente, otras que también se abrieron paso en el espacio mediático, como la igualdad salarial —tan legítima como poco conflictiva, pues siempre es posible equipararlos a la baja, máxime cuando ya no existen sindicatos cuantitativamente significativos que merezcan ser llamados cualitativamente sindicatos— no ocupaban más que un segundo plano muy alejado. ¿Qué es lo que se reclamaba? Campañas educativas o de sensibilización, y más tribunales, más mano dura, más policía, tomar los hogares. De igual modo que fue efectivo el recurso a lo nacional, otra forma de hogar, lo fue este feminismo de telediario a la hora de aplacar las potencias disruptivas que estaba comenzando a reavivar el activismo feminista. Cuesta un mundo ver cómo es que nos van a salvar de la violencia machista la propaganda y los aparatos represivos del Estado. Pero los medios sistemáticamente proyectaron esta lógica pedagógico-policial en detrimento de otras más transversales, política y económicamente más ambiciosas, que además hubiesen podido relanzar la crítica democrática de los indignados, haciéndola avanzar un paso adelante por la vía feminista.

Contra el independentismo de las finanzas y al margen del independentismo nacional, que sin más no es otra cosa que una mera ilusión, hubiese sido posible reivindicar otro tipo de "independencia" frente a los que dan patadas a la democracia, y también contra las dependencias emocionales, así como político-económicas, que subyacen a la violencia de género, material, simbólica y estructural. Por dar sólo un ejemplo de uno de los muchos puntos interseccionales que hubiesen dado una forma programática a la transversalidad: a la muy discutida Renta Básica nada más que una de las medidas susceptibles de ser articuladas, necesariamente con otras, para comenzar a independizarse del salario y del chantaje que implica el desempleo— se le podría haber dado un carácter feminista, desviando la agenda política de lo establecido por los telediarios. Quizás, correctamente articulada, fuese capaz de hacer más por paliar la violencia y sus efectos que todos los esfuerzos policiales juntos. Pero esta lógica interseccional, esta concatenación de las luchas que oponen la democracia al capital y al patriarcado, es lo que no tenía cabida en el plató de televisión.

De haber avanzado en cuestiones "independentistas", y de haber desarrollado la trayectoria de la indignación democrática iniciada en el 2011 —cuestionando por qué la democracia ha de terminar en las puertas de las oficinas, de las fábricas, de la legislatura, de los medios de comunicación, de los bancos de datos, de las redes sociales, de los centros de ocio, de los Bancos Centrales, de los mercados financieros— posiblemente no estaríamos donde estamos, pero lo estamos. Replegados en lo hogareño, nos vemos atrapados al fin en una enorme bronca familiar que discute, antes que nada, sobre la ley del divorcio político y sobre la paternidad o maternidad de las criaturas. ¡España, una! — ¿Y si no quieren? — ¡Cataluña independiente! — Pero, ¿de qué manera? ¿Como el paraíso fiscal que imaginaba Artur Mas, la nueva City de Barcelona y el puerto franco? ¿Cómo, en última instancia, el "ya se verá" de sus socios en el gobierno?

Las palabras mágicas

Para concluir, volvamos a descender una última vez desde lo global hasta lo local, esta vez con una anécdota. Según lo dicho hasta aquí, puede afirmarse que la crisis financiera de los últimos cuarenta años jamás ha sido resuelta. Desde la década de los años setenta el independentismo de las finanzas se ha limitado a ir empujando la crisis para adelante, haciéndola caer por cada nueva pendiente como si fuese una bola de nieve. Compran tiempo con deuda, especulando con las promesas del futuro. Es sabido que los que dan lecciones de democracia parapetándose tras la Constitución, tienen una bomba entre sus manos y que como no saben cuál cable cortar, aquí, en las provincias planetarias, recurren al sortilegio. A la bomba de tiempo le gritan las palabras mágicas, a ver si se apaga: Cataluña!", "¡Venezuela!".

En el Noroeste peninsular dedicaron 9.000 millones de euros del contribuyente para el rescate y saneamiento de Caixa Galicia. Luego le cambiaron el nombre, también el logotipo y se la vendieron por unos míseros 1.000 millones al capital —anti-chavistade —grita otra vez la palabra mágica— "¡Venezuela!". Así son quienes se dicen nuestros representantes. Le dan el control de uno de nuestros bancos a la oposición venezolana, y le venden armas al gobierno de aquél país, para que ambos se peleen, mientras uno de nuestros expresidentes es nombrado mediador en el conflicto.

Así son quienes se dicen nuestros representantes. En el Noreste peninsular una inmensa mayoría quiere meter unas papeletas en unas urnas para solucionar un conflicto, y esos mismos que gritan "¡Venezuela!" replican que es antidemocrático, además de excesivamente caro, costará 5 millones. Si en verdad fuese éste el peligro que enfrenta la democracia, y si en verdad fuese esto lo que nos sale y nos va a salir tan caro, no habría mayor motivo de alarma. Pero no es así. En junio de este año, según una previsión ya por entonces optimista, el Banco de España anunció que el rescate total a la banca supondría al menos 60.600 millones de euros en pérdidas, luego ha seguido retocando las cifras. Este rescate no es sino la punta del iceberg de un inmenso expolio.

Así las cosas, sólo Diógenes el Cínico merece la estatua que no hubiese querido y de la cual, sin duda, se hubiese reído a carcajadas. Quizás sea oportuno enviarlo con su candil, dar rienda suelta a la Secta del Perro. Tal vez logre encontrar algún demócrata en los gobiernos español y catalán. ¿Pero qué es la democracia? La democracia, decía Aristóteles, no es "el gobierno de los muchos" sino por accidente, porque los pobres son siempre muchos y la democracia, decía él, es eso en esencia, el gobierno de los pobres; o la fuerza que lo impone, si hacemos caso a Platón. Sea como sea, por muy buen olfato que tenga el canino, quizás le hayamos encomendado una tarea demasiado difícil. Que vaya Diógenes, en cualquier caso, aunque sea para callar bocas y pedirles que dejen de taparnos el Sol, con su sonrisa insolente. Contra los "demócratas" falta por escribir y llevar a cabo un elogio impío de la democracia. Un día prendió una chispa, luego se apagó. Ocurrió durante una primavera, hace más de seis años. Pero que los mitos del futur antérieur no nos condenen a la nostalgia.

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Operación Madrid Nuevo Norte, el retorno de la burbuja https://blogs.publico.es/contraparte/2017/07/28/operacion-madrid-nuevo-norte-el-retorno-de-la-burbuja/ https://blogs.publico.es/contraparte/2017/07/28/operacion-madrid-nuevo-norte-el-retorno-de-la-burbuja/#respond Fri, 28 Jul 2017 15:00:41 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1786 Continuar leyendo "Operación Madrid Nuevo Norte, el retorno de la burbuja"]]> .

Mario Espinoza Pino (@MarioEspinozaP) ,
Instituto DM

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Corría el año 2015 y Manuela Carmena acababa de estrenarse en el gobierno del municipio madrileño. Por aquel entonces, cuando se le preguntaba por la Operación Chamartín, hoy bautizada como Madrid Nuevo Norte, la flamante alcaldesa solía señalar que la contrucción masiva de vivienda y los macro proyectos eran cosa del pasado. La ciudad debía tomar un nuevo rumbo. Además, el peso de la vivienda vacía en Madrid era excesivo, de manera que lo más sensato era enfocar las políticas urbanas en la rehabilitación y mejora del parque existente antes que embarcarse en un nuevo delirio inmobiliario. La "nueva política" parecía tener otro modelo de ciudad, uno alejado del viejo urbanismo del pelotazo.

 

El discurso de Carmena no sólo era consecuente con el devastador paisaje legado por la burbuja, sino que se fundaba en uno de los compromisos fundamentales del programa político de Ahora Madrid: impulsar la paralización de la Operación Chamartín, la auditoría de los acuerdos firmados con entidades públicas o privadas y la apertura de un proceso que habría de contar con el tejido asociativo para buscar alternativas. Tan decidida parecía la posición de la alcaldesa, que en un año después, tras presentar una profunda revisión del proyecto -Madrid Puerta Norte-, el Ministerio de Fomento le exigió públicamente una "reflexión" sobre la situación de la operación, ya que su nueva propuesta se apartaba tanto del plan inicial que no satisfacía ni a Adif -propietaria del grueso de los terrenos- ni a DCN (Distrito Castellana Norte), es decir, a sus socios mayoritarios, el BBVA y el grupo San José. De hecho, el concejal del área de Desarrollo Urbano Sostenible, José Manuel Calvo, llegó a decir -con tono lapidario- que "La operación Chamartín, en los términos en que está planteada, ha muerto". El urbanismo madrileño parecía decidido a pasar página.

 

Saliendo al paso de las críticas del establishment y respondiendo el requerimiento del Ministerio, la alcaldesa aclaró lo que pensaba sobre la Operación Chamartín en un artículo para el diario El País (Construyamos el futuro). Allí afirmaba que la vieja operación pertenecía a otra época: - "Estábamos en plena rampa de lanzamiento de la burbuja inmobiliaria. En aquel momento valía todo". Por tanto, había que superar el axioma de "caballo grande, ande o no ande" e ir más allá de un plan que, a todas luces, siempre había sido un "mal plan para Madrid". La revisión del proyecto presentada por el Ayuntamiento rebajaba el número de viviendas de 17.700 a 4.600, casi una cuarta parte del plan inicial de DCN. También reducía prácticamente a la mitad la edificabilidad de la Operación Chamartín. Aunque mejorable, el proyecto liquidaba de un golpe las ínfulas faraónicas de la vieja macro operación: el traslado de las cocheras de la EMT, el volcado de una ciclópea masa de hormigón sobre las vías (con unos 250 millones de euros de coste) o el traslado de los depósitos del Canal de Isabel II. Además se obtenía una sensible cantidad de suelo dotacional (259.350 m2) y el planeamiento de la operación volvía a manos públicas.

 

Sin embargo, ayer la realidad nos regalaba una singular un fotografía: Manuela Carmena, Íñigo de la Serna -Mnistro de Fomento del Partido Popular- y Antonio Béjar -presidente de DCN- firmando un acuerdo para "desbloquear" -por fin- la operación. Un acuerdo que poco tenía que ver con el proyecto presentado por el ayuntamiento, mucho menos con el programa político de Ahora Madrid. Más que un "caballo grande", un verdadero elefante. Pero ¿qué ha podido suceder para que el Ayuntamiento haya dado luz verde a un nuevo pelotazo?.

 

El secreto está en los números

 

A finales de marzo, el sobrinísimo de Manuela Carmena -Luis Cueto- declaraba en una entrevista que el acuerdo para desbloquear la Operación Chamartín iba "en buenísima dirección": "Todo el mundo sabe que el secreto de esta operación es que salgan los números", señalaba. Pensando en el Brexit, el coordinador de alcaldía presentaba este proyecto como la "gran carta" que el ayuntamiento debía jugar para atraer a los inversores londinenses, se trataba de diseñar "la oferta inmobiliaria más atractiva de la Europa de los próximos años". Tras echar un vistazo al acuerdo firmado por el consistorio, el Ministerio y DCN, Madrid Nuevo Norte, quizá convendría hacerse algunas preguntas. Sobre todo en relación con los dichosos números ¿A quién sonríen las cifras de este nuevo acuerdo? Por ahorrar incertidumbres: muy poco a la ciudadanía y muchísimo a Adif, BBVA y el grupo San José.

 

Mientras que el plan Madrid Puerta Norte preveía un número máximo de 4.600 viviendas, Madrid Nuevo Norte aumentaría el volumen hasta 11.000, más del doble. Tal y como señalan Ecologistas en Acción en un reciente comunicado, la edificabilidad se triplica en el nuevo acuerdo: de 675.692 m2 construidos se pasaría a la escalofriante cifra de 2.830.000 m2. El negocio y el lucro especulativos están más que asegurados. Por otra parte, si uno de los puntos fuertes del antiguo plan del ayuntamiento era terminar con las obras millonarias y accesorias previstas en Operación Chamartín, la nueva hoja de ruta vuelve a asumirlas en bloque, rompiendo así con cualquier forma de urbanismo sostenible: no sólo se retoman el traslado de las cocheras de la EMT y el de los depósitos del Canal de Isabel II, sino que se insiste en cubrir de hormigón buena parte de las vías del tren.

 

De los casi 3 millones de m2 edificables 1.100.000 m² se destinarán a uso terciario, presumiblemente a las oficinas que darán vida al "proyecto estrella" de Madrid Nuevo Norte: una City financiera. ¿Qué significa de facto la construcción de este nuevo distrito dedicado a las finanzas y los negocios? Para empezar, la continuación del modelo urbano legado por el partido popular, un modelo neoliberal donde la ciudad y su corona metropolitana se encuentran nítidamente segregadas y dualizadas: en el norte los distritos y zonas de mayor renta, con mejores servicios, parques de oficinas y negocios de élite, en el sur y el sureste macrovertederos, incineradoras y acumulación de vivienda social. No está de más recordar -tal y como lo hace un informe encargado por el propio ayuntamiento- que Madrid es la capital más segregada de Europa, un cuestionable récord agudizado todavía más por su índice de desigualdad: después de Atenas sería el territorio más desigual dentro del entorno europo. Si a este cóctel le sumamos los problemas actuales derivados de la turistificación del centro y la subida del alquiler, el resultado de la operación Madrid Nuevo Norte será acrecentar las contradicciones de una ciudad polarizada y fracturada.

 

El viraje político de Ahora Madrid

 

Tras echar un vistazo a los números del acuerdo firmado por el consistorio de Manuela Carmena, el Ministerio de Fomento y DCN, no cabe duda de que el viraje de Ahora Madrid en materia urbanística ha sido radical: de promover la rehabilitación y atajar el impacto de la antigua Operación Chamartín a impulsar un pelotazo digno de Ana Botella. O no tanto, porque ni siquiera Botella se atrevió a aprobar el proyecto durante su legislatura. Está claro que lejos de apostar por un nuevo modelo de ciudad -cuyas directrices se encuentran en el programa de Ahora Madrid-, el ayuntamiento ha preferido insistir en el viejo modelo inmobiliario español: macro proyectos, aumento desmesurado de la edificabilidad de los terrenos, obras faraónicas y especulación. Una especialización económica saturada de externalidades negativas.

 

Pero ¿Cómo interpretar este giro político? ¿Estamos ante el síntoma definitivo del envejecimiento -esto es, normalización e integracion en el establishment- de la "nueva política"? ¿Ante su adaptación a las lógicas económicas y políticas tradicionales que gobiernan territorio? Si despegamos un poco la vista de Madrid, tomando perspectiva, y analizamos los últimos movimientos de Podemos -su nueva estrategia de pactos con el PSOE- bien podría parecer que es así. El ocaso de un ciclo que comienza a cerrarse a fuerza de pactos políticos y financieros.

 

No deja de sorprender el contraste entre los seis rascacielos proyectados en Chamartín -algo que Rogers y Smithson, arquitectos al frente del proyecto, no desmienten- y las necesidades habitacionales que sacuden el municipio madrileño. Una postal claramente termidoriana si pensamos en el ciclo de movilizaciones inaugurado por el 15M y sus demandas. La sorpresa se amplía cuando descubrimos que en la operación Madrid Nuevo Norte se está pactando con el presidente de Adif, Juan Bravo, todo un "mago de las finanzas" citado a declarar en la Comisión de investigación del ayuntamiento por los sobrecostes de la Calle 30. Lo que está claro es que dar el visto bueno a este proyecto supone un antes y un después para la política "del cambio". Se cruza una verdadera línea roja. En lugar de llevar a cabo una política urbana centrada en la regeneración y la rehabilitación, impulsando el derecho a la ciudad de la mayoría, tal y como aparecía en los compromisos electorales de Ahora Madrid, lo que parece haberse rehabilitado en el ecuador de la legislatura es el modelo de la burbuja inmobiliaria. Cristina Cifuentes, que antes de fin de año aprobará su nueva Ley de Suelo, debe de estar respirando complacida.

 

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La irresponsabilidad del Ayuntamiento de Madrid frente a los CIE https://blogs.publico.es/contraparte/2017/07/25/la-irresponsabilidad-del-ayuntamiento-de-madrid-frente-a-los-cie/ https://blogs.publico.es/contraparte/2017/07/25/la-irresponsabilidad-del-ayuntamiento-de-madrid-frente-a-los-cie/#respond Tue, 25 Jul 2017 10:12:33 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1744 alt --> Miriam Bueno | Iñaki Ortiz   Un año después de crear una mesa de trabajo sobre la situación del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Aluche, el Ayuntamiento de Madrid, con Manuela Carmena a la cabeza, presentó el pasado lunes 10 de julio el informe "Madrid y los Derechos Humanos: La Responsabilidad de las … Continuar leyendo "La irresponsabilidad del Ayuntamiento de Madrid frente a los CIE"]]> La irresponsabilidad del Ayuntamiento de Madrid frente a los CIE

Miriam Bueno | Iñaki Ortiz

 

Un año después de crear una mesa de trabajo sobre la situación del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Aluche, el Ayuntamiento de Madrid, con Manuela Carmena a la cabeza, presentó el pasado lunes 10 de julio el informe "Madrid y los Derechos Humanos: La Responsabilidad de las ciudades frente a los CIE". Un documento en el que vuelve a quedar de manifiesto la falta de valentía política del consistorio para exigir con contundencia el cierre de un lugar que, desde su inauguración en el año 2005, ha sido fuente de angustia, sufrimiento y denuncias por violación de los derechos humanos.

Sorprende especialmente, la descripción del internamiento en el CIE que plantea el Ayuntamiento. Varios informes anuales, artículos y documentos audiovisuales han denunciado la existencia de estos centros, explicando lo que ocurre en su interior. Nadie mejor que las personas internadas pueden describirnos la situación que han vivido en ellos, y que se ha recogido en libros y textos elaborados por colectivos que trabajan en los CIE. Sin embargo, el ayuntamiento basa su descripción de los CIE en la cita de algunos informes asépticos de Naciones Unidas o en el Defensor del Pueblo, en lugar de dar voz a quiénes han sufrido vulneraciones de derecho, maltratos y humillaciones, y se han atrevido a alzar la voz más allá de sus muros. Así, se ha perdido la oportunidad de dar protagonismo a quienes han mostrado una valentía y capacidad de resistencia inaudita, máxime cuando las fronteras les hacen tremendamente vulnerables. Partiendo de ese punto de vista, el de quien ha sufrido la experiencia del CIE en sus propias carnes, el informe del Ayuntamiento hubiera sido necesariamente otro.

Días después del motín protagonizado por varios internos en el mes de octubre del año pasado, Carmena visitó el CIE y a su salida manifestó que sus condiciones eran peores que las de una cárcel. Palabras de la alcaldesa, siempre tan preocupada por la legalidad vigente, que parecen ser el faro que marca el camino de una mesa de trabajo que apenas cuestiona la existencia de estos centros y no denuncia en ningún momento la infame Ley de extranjería que los justifica y sostiene.

Aunque el citado documento afirma que "el Ayuntamiento de Madrid" quiere expresar de forma clara su posición a favor del cierre del CIE de Aluche", a continuación se proponen una serie de medidas destinadas a "hacer más humano" el centro, pero no para denunciar lo que allí sucede. De hecho, es evidente, que si el Ayuntamiento tuviese una posición más firme a favor del cierre, no dedicaría gran parte del informe ni estaría tan dispuesto a invertir recursos en medidas que no hacen más que legitimar su existencia. Unas propuestas que no sólo se centran en la fase de internamiento, sino que también describen el papel que quiere jugar el consistorio antes y después del mismo.

En lo referente a la fase previa al internamiento, las superficiales medidas propuestas apuntan a mejorar las condiciones de ingreso, siendo una de las medidas estrella la puesta a disposición de los juzgados de Plaza de Castilla de un ejército de trabajadores sociales, dentro del SAJIAD. Este dispositivo está centrado actualmente en la atención a drogodependientes detenidos  o  con causas judiciales pendientes. No parece, a primera vista, que  este  recurso esté especializado en el contexto migratorio, o más  bien,  sorprende que la atención a drogodependientes pueda realizarse al tiempo que el  asesoramiento para la toma de decisiones judiciales en materia de extranjería para determinar, informe mediante, si existe arraigo social suficiente o si por el contrario la persona es "merecedora" de un internamiento.

 

Desplegar la pancarta "Refugees Welcome" y acosar en las calles a manteros

En este punto, cabe además señalar que los jueces que determinan el internamiento en los CIE, lo hacen tras 48 horas de detención, con la   información disponible hasta ese momento. Por tanto, es más que  probable  que los informes de arraigo del SAJIAD deban emitirse en un  plazo  cercano a las 24 horas, y que por tanto, estos trabajadores sociales emitan un informe de  arraigo  sobre personas que no conocen en absoluto, legitimando así las  decisiones de internamiento del juzgado correspondiente. En ningún caso queremos una batería de  trabajadores sociales que ejerzan un control policial sobre la población  extranjera y que dictaminen qué personas son merecedoras de un informe positivo y cuáles no se han comportado de acuerdo al contrato social y  pueden ser privadas de libertad. La colaboración del ayuntamiento en la política de fronteras en este apartado es especialmente perversa.

Otra de las propuestas más llamativas de esta parte del documento, y que ya enunció la alcaldesa tras su visita al CIE, es la puesta a disposición de pisos "tutelados" del Ayuntamiento como alternativa al internamiento. Sorprende que para personas que tienen un domicilio conocido por el sistema judicial, que han vivido en este país durante años se proponga como alternativa un piso tutelado, por cometer una falta administrativa. Esta medida es aún más desafortunada si se va  a hacer uso de las escasas viviendas sociales del ayuntamiento para este fin, sobre todo, teniendo en cuenta el problema de la vivienda en Madrid, y el notable incremento de desahucios que la PAH viene denunciando en los últimos meses.

En lo referente a la fase de internamiento, consideramos un claro retroceso acordar con la dirección del CIE que el SAMUR PC y Madrid Salud contribuyan a garantizar el derecho a la salud en el interior del centro. Ya en 2009 Médicos del Mundo se negó a realizar esta misma tarea entendiendo que la prioridad era exigir el dereho de estas personas a recibir atención médica en cualquier establecimiento público  o a ser trasladas allí cuando lo solicitasen.

Adicionalmente, se solicita la presencia de dos o tres  trabajadores sociales que puedan hacer un seguimiento de la situación  personal y administrativa de las personas internadas, léase encarceladas. Una propuesta carente de rigor y que redunda en la obsesión por la estética de un ayuntamiento que, tal vez, olvidó   que la capacidad del CIE de Aluche es de  280 personas y que en el año 2016 estuvieron encerradas en él 1526 personas. Además, esta labor  viene desarrollándose desde hace años por  Cruz  Roja a cambio de 853.500 euros anuales, y ni siquiera sirvió  para evitar la muerte de Samba Martine el 19 de diciembre de 2011. Tampoco ha sido útil para reclamar unas condiciones dignas para los internos que han tenido que recurrir a protestas, que han sido mediatizadas como "motines", ante la falta de alternativas para denunciar la situación de hacinamiento, vejaciones y maltrato.

Una vez expuestas las propuestas destinadas a "mejorar" la estancia en el CIE  el ayuntamiento cierra el documento con una propuesta   para "la fase post internamiento", que sorprendentemente consiste en  apoyar la consecución del arraigo social, es decir: los papeles que hubieran evitado la detención y la reclusión en el CIE. Resulta paradójico que esta propuesta de poner medios para la regularización no se haya situado al comienzo del documento; pues sería, sin lugar a dudas, la  mejor manera de evitar el internamiento y sus terribles consecuencias. Contradicciones, no obstante, a las que ya nos tiene acostumbrados un Ayuntamiento que despliega la pancarta de "Refugees Welcome" mientras acosa y apalea a los manteros en las calles de Madrid.

Por último, conviene dejar claro que en ésta, como en otras ocasiones, sobran los discursos posibilistas de la alcaldesa. No ha habido contexto social mejor que el actual para que el Ayuntamiento exigiera el fin de los CIE, que anunciara que va a atender y a apoyar especialmente las denuncias de las personas retenidas y  de sus familias y, sobre todo, que se van a adoptar las medidas que sean necesarias para ejercer presión política para su cierre.  Si en algo hay unanimidad en el criterio de expertos y organismos de derechos humanos en este momento, es que una cara "más humana" no hará de los CIE un lugar mejor, porque la privación de libertad por una mera falta administrativa es una vulneración a los derechos fundamentales en su propia razón de ser, y que la única opción justa es que cerremos los CIE.

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Que me diga qué le debo. De donaciones y partidos https://blogs.publico.es/contraparte/2017/07/14/que-me-diga-que-le-debo-de-donaciones-y-partidos/ https://blogs.publico.es/contraparte/2017/07/14/que-me-diga-que-le-debo-de-donaciones-y-partidos/#respond Fri, 14 Jul 2017 07:57:29 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1725 Continuar leyendo "Que me diga qué le debo. De donaciones y partidos"]]> .

Pablo Carmona Pascual (@pblcarmona) ,
Concejal por Ahora Madrid

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Corría el año 1987 cuando el grupo Siniestro Total lanzaba uno de sus singles más conocidos y más delirantes Diga que le debo. El tema en cuestión consistía en una machacona conversación que el cliente de un bar mantenía sobre las consumiciones realizadas. La cuenta era extremadamente precisa: tortillas, morcillas, quesos de tetilla, cañas y jarras de cerveza y hasta un palillero y servilletero se habían agotado en aquel bareto.

Ayer, tras varias horas de titulares de prensa sobre las donaciones y las deudas que reclamaba el partido político Podemos no pude sino acordarme de ese tema de Siniestro. Siempre me pregunté a quien daba esas explicaciones el protagonista de la canción, seguramente un simpático beodo que no pagó su cuenta tras darse un atracón. Siempre sospeché que la escena comenzaba antes, cuando al protagonista era interpelado por un barman, no menos surrealista, que le quería sacar los cuartos hasta por respirar. El resultado no podía ser otro: la factura final incluía hasta el palillero y el servilletero del bar. Por momentos tuve la sensación de que esta conversación se estaba reproduciendo en la nueva política.

Fuera bromas, hay que destacar que un acierto del nuevo ciclo político es que buena parte del dinero que ganan sus representantes y sus asesores sea donado a organizaciones sociales. También es un éxito que cada vez que alguien ocupa un cargo público se someta una carta financiera y un código ético firmados de su puño y letra, donde pone negro sobre blanco cuales son sus obligaciones. Ambas cosas, junto al compromiso de hacer cumplir el programa electoral son elementos irrenunciables, tal y como yo mismo hice al presentarme por Ahora Madrid.

Otra de las virtudes de todo ello es que las donaciones que cada cual hace, así como los compromisos éticos y financieros que firma, se hacen públicos en las páginas web de los partidos y candidaturas, lo que ofrece cierta confianza: cualquiera puede contrastar cómo, cuándo y a quién se dona el dinero. Además es importante recordar que todos estos elementos eran impensables hace no más de tres años en los partidos políticos tradicionales. Los límites salariales de los cargos electos y las donaciones son algo nuevo en nuestra democracia.

Sin embargo, el debate sobre las donaciones que explotó ayer en un nueva guerrita cultural —aunque esta vez en los mentideros de la nueva política—, y que tuvo una expresión mediática abrumadora, no tiene nada que ver con las donaciones y los dineros que unos y otros pagan en sus organizaciones. El debate de ayer tiene que ver con un hecho cada vez más irrefutable: Podemos padece, cada vez más, de los tics de las estructuras de partido tradicionales.

Ya pocos se acordarán de que entre enero de 2014 —cuando se presentó el manifiesto inaugural de Podemos— y el primer Congreso de Vistalegre se produjo una ola de debate y de ilusión en torno a la propuesta que lanzaron algunos de los actuales líderes del partido. En aquellos tiempos la herramienta Podemos avanzó sobre el caldo de cultivo de un 15M ya en ascuas y que no terminaba de encontrar su rumbo organizativo.

El primer Podemos se presentó como un partido contra la casta y alejado de las estructuras clásicas de partido. Su poder estaba en los círculos, auténticos soviets de base que darían músculo y vida a una organización llamada a ser de masas. Junto a los círculos Podemos adoptó e impulsó toda clase de herramientas de participación y democracia digital. Había nacido el primer gran partido europeo organizado en torno a poderosas herramientas de tecnología política (tecnopolíticas). Cientos de miles de personas se sintieron atraídas por el nuevo modelo de participación.

Debates, análisis, críticas, valoraciones, votaciones y elecciones giraban en torno a una idea fundamental. Podemos no sería un partido de comités y estructuras cerradas, su fuerza residía en ser un espacio abierto y democrático, el partido donde cualquiera podía participar y donde el término afiliado quedaba desterrado. Podemos era un nosotros inclusivo y abierto donde a nadie se le pedía el carnet para participar, opinar y tomar decisiones, sólo hacía falta inscribirse para ser protagonista del proceso.

En el último año, sobre todo en los meses previos al Congreso de Vistalegre II se ha debatido mucho acerca de la forma y el grado de democracia interna que debía tener Podemos. El retroceso del papel de los círculos, el sobrepeso de los Consejos Ciudadanos, la construcción del movimiento popular o la función de los líderes carismáticos y casi plenipotenciarios, fueron algunos de estos debates.

Más allá de Podemos, el pequeño escándalo las donaciones es relevante porque es la primera vez que el partido hace un movimiento de captura y disciplinamiento orgánico, ya no dentro de su propia estructura —algo que vienen siendo habitual—, sino sobre su entorno más inmediato. No es casualidad que Podemos haya lanzado esta ofensiva no sobre concejales o diputados que se presentaron en sus listas para que cumplan sus códigos éticos, sino sobre personas que no pertenecen a Podemos y ni siquiera se presentaron a las elecciones por Podemos. Tampoco es casualidad que este movimiento se haga sobre posiciones municipalistas, de hecho, quizás sea el hecho más relevante de este episodio.

Podemos sigue percibiendo a los movimientos municipalistas, aquellos que lograron aupar candidaturas ciudadanas en medio país, como espacios anómalos. Aquellas candidaturas que surgieron en mayo de 2015 fueron la expresión de la diversidad política de numerosas ciudades y pueblos en los que participamos decenas de miles de personas con la ilusión de construir una democracia local cercana y transformadora. Aquellas candidaturas, además de definirse por la diversidad de sus participantes y estar integradas por actores diversos se caracterizaban por no girar bajo el control de Podemos.

Toda esa diversidad, que optó por listas de candidatos y candidatas abiertas y diversas, que contó principalmente con los movimientos y luchas reales arraigadas en cada territorio y que se articuló en torno a un discurso de democracia radical, se diferenciaba de la lógica de "máquina de guerra electoral" que definía Podemos. La imposibilidad de Podemos de construirse en un tiempo récord a nivel municipal y el empuje de diversos procesos municipalistas hicieron que a las elecciones de mayo de 2015 se presentase un auténtico crisol de candidaturas, irreductible a unas siglas concretas.

Tras dos años de aquella apuesta municipalista, cuando se empiezan a tejer las primeras alianzas comarcales, regionales y nacionales de candidaturas y sectores municipalistas, Podemos empieza a considerar con cierto nerviosismo las elecciones locales de 2019. Demasiados actores y un panorama demasiado abierto podría hacerle perder pie en la escala municipal y dar paso a una nueva fase donde sean las candidaturas municipalistas quienes marquen de forma federada el ritmo de sus regiones, dejando a Podemos como un actor más. Entre tanto el municipalismo se presenta a la vez como una herramienta útil y un valor electoral pero también como una incógnita.

Con el gesto de la donaciones Podemos desvela su pulsión por controlar los entornos a los que no llega, y lo hace con un zarpazo, reclamando dinero a quienes no son de Podemos y a quienes nutren buena parte del ciclo municipalista madrileño. Saben que en Madrid se libra una batalla política crucial, y tienen razón. Pero de nuevo se equivocan optando por reducir todo al denominador "todo es Podemos". Es un error, de todo punto, tratar de subordinar a lógicas de partido a los movimientos municipalistas. Madrid sólo se ganará con más municipalismo y con la mayor diversidad de fuerzas que se puedan concitar. Esa es la principal lección de 2015 que deberíamos saber aplicar en 2019.

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El tiempo se acaba, defendamos las Cocheras de Cuatro Caminos https://blogs.publico.es/contraparte/2017/06/28/el-tiempo-se-acaba-defendamos-las-cocheras-de-cuatro-caminos/ https://blogs.publico.es/contraparte/2017/06/28/el-tiempo-se-acaba-defendamos-las-cocheras-de-cuatro-caminos/#respond Wed, 28 Jun 2017 09:40:53 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1702 Continuar leyendo "El tiempo se acaba, defendamos las Cocheras de Cuatro Caminos"]]> .

Pablo Carmona, Rommy Arce y Montserrat Galcerán

concejales del Ayuntamiento por Ahora Madrid

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La historia de las Cocheras de Cuatro Caminos comienza en el año 1919, cuando se inauguró esta obra del arquitecto de la Compañía del Metro y gran arquitecto del Madrid del siglo XX, Antonio Palacios, y los ingenieros Miguel Otamendi, Alejandro San Román y José Valentí. Entonces empezaba la historia de uno de los edificios más importantes del patrimonio industrial de nuestra ciudad, uno de los mejores exponentes de la construcción del Madrid contemporáneo y su red de Metro.

Hoy las cocheras de Metro de Madrid se han transformado en el APR.07.02-M, una descripción mucho menos romántica pero que puede significar el principio del fin de estas emblemáticas cocheras.

El desarrollo de este plan se apoya en una Modificación Puntual del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid del año 2012 que tenía como objetivos crear una gran zona verde pública, el desdoblamiento del intercambiador de transporte de Cuatro Caminos y la obtención de amplias zonas verdes. Todos ellos fines muy loables que se conseguían gracias al "enterramiento" o "traslado" de las actuales cocheras de Metro dejando una superficie libre y abierta para acabar con la barrera arquitectónica que supone el enorme recinto de cocheras en Chamberí.

Toda la operación de enterramiento iba a suponer la excavación de 195.000 metros cúbicos de tierra y la bajada de las cocheras a cerca de 12 metros de profundidad. A todos los efectos, esta operación y sus condiciones técnicas hacían compatible la edificación de las viviendas propuestas y la construcción de una gran zona verde de más de 16.000 metros cuadrados. Todo ello dentro del distrito que menos zonas verdes y dotacionales tiene de todo Madrid, Chamberí.

La realidad de la operación

Sin embargo, tal y como suele suceder en muchas operaciones urbanísticas, el peso de la parte lucrativa de la misma, las viviendas y el ahorro de Metro de Madrid al, no enterrar las cocheras, produjeron un grave problema en la superficie. Los objetivos de la operación se ponían en peligro. En tanto no se soterraba las cocheras, sobre la calle surgía un enorme montículo que impedía la sutura de la zona, eliminaba la accesibilidad de la misma y convertía las cocheras históricas del Metro madrileño en un estorbo para la operación.

Desde hace más de un año diversos colectivos y asociaciones vecinales de los distritos de Chamberí y Tetuán vienen denunciando esta situación, e incluso en abril de 2016 presentaron una alternativa en la que todos los intereses podían conciliarse. Sin embargo, finalmente el peso ha caído del lado lucrativo y se ha relegado el interés general y de conservación del patrimonio a un plano más que secundario.

Sabemos perfectamente que desde el inicio esta operación venía definida por el sello del Partido Popular, ya que de nuevo toda ella se asienta sobre la venta de patrimonio público para fines privados. Pero también sabemos que la operación se podría haber solucionado en un sentido favorable a las partes y al interés general.

El futuro de las cocheras

Hoy se estima en el Pleno del Ayuntamiento de Madrid el plan de ejecución presentada por Residencial Metropolitan Coop. La votación supone un paso importante en una dirección que no consideramos la más acertada. A partir de la estimación de esta iniciativa se pone en un grave peligro la protección de las Cocheras históricas, se habilita la posibilidad de crear la enésima zona verde -que no es más que el techo ajardinado de una enorme losa de hormigón que no deja crecer árboles- y se da luz verde a una barrera arquitectónica con serios problemas de accesibilidad. Elementos todos ellos muy alejados de los objetivos iniciales del plan y con un aumento de edificabilidad lucrativa desmesurada para ese ámbito.

Tal y como han repetido durante estos años los colectivos que han seguido de cerca este plan, había alternativas para defender otra salida a esta situación desde el Ayuntamiento de Madrid. De las modificaciones del plan propuestas por el Ayuntamiento, en al menos dos se podría haber contemplado la opción de solicitar a Metro de Madrid el desarrollo de un verdadero enterramiento de las cocheras para, posteriormente, catalogar como patrimonio industrial la parte del recinto que se corresponde con las cocheras históricas, que ocupan solo una parte de las actuales.

Finalmente -a nuestro criterio-, se ha terminado por levantar la mano; se cede hacia el lado del uso lucrativo de la parcela, dejando aparcados en este proceso tanto su valor histórico como el uso a escala humana de la ciudad. Por una parte, retorciendo el concepto de "enterramiento" hasta considerar que un edificio ferroviario que se eleva más de tres metros sobre la superficie de la calle está soterrado, pero también dejando una zona verde que, de los 21.000 metros cuadrados esperados, se reduce a unos 10.000 metros útiles.

Tampoco es mejor la situación en la que quedan las cocheras de Antonio Palacios. Fuera del catálogo de bienes protegidos, la estructura histórica queda en un limbo que esperemos se pueda revertir, pues a día de hoy corren el serio peligro de desaparecer. Estas cocheras han contado con la defensa de más de 25 instituciones dedicadas a la protección del patrimonio, entre las que se encuentran Docomomo o el Plan Nacional de Patrimonio Industrial. La cuestión será, de nuevo, si se opta por proteger el patrimonio o se sigue en una línea que termina por subordinar la historia arquitectónica de la ciudad a los fines lucrativos de agentes privados.

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En defensa de La Ingobernable https://blogs.publico.es/contraparte/2017/06/01/en-defensa-de-la-ingobernable/ https://blogs.publico.es/contraparte/2017/06/01/en-defensa-de-la-ingobernable/#respond Thu, 01 Jun 2017 13:05:41 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1695 Continuar leyendo "En defensa de La Ingobernable"]]> .

Pablo Carmona, Rommy Arce y Montserrat Galcerán

concejales del Ayuntamiento por Ahora Madrid

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El 20 de abril de 2015, en precampaña de las elecciones de mayo, el Partido Socialista de Madrid defendía, a través de su portavoz, una solución negociada para el solar ocupado de la calle Antonio Grilo y el Centro Social Patio Maravillas. Estos espacios –decía– no eran un problema, sino un síntoma de las muchas carencias que en materia social y cultural tenía la ciudad de Madrid. Su propuesta consistía en dar espacio a proyectos que fomentasen actividades culturales, sociales e incluso políticas. Al fin y al cabo, el Ayuntamiento disponía de gran cantidad de edificios cerrados, algo que -a su criterio-, no se podía consentir.  Si estas mismas declaraciones hubiesen sido hechas en estos días habrían dado lugar a una de esas conocidas guerras culturales patrocinadas por la derecha mediática. Defender que una ocupación como El Patio Maravillas no es un problema en la ciudad de Madrid y abrir la puerta a la negociación política en busca de una alternativa para desarrollar sus actividades sería poco menos que un sacrilegio.

Lejos de escandalizar, sin embargo, aquellas declaraciones estaban en sintonía con la actitud que la administración municipal había mantenido con al menos algunos espacios ocupados, llegando incluso, en ocasiones, a acuerdos de cesión y legalización. Desde los años ochenta, en efecto, se han sucedido gran número de negociaciones de este tipo. Es el caso de los numerosos locales ocupados por Asociaciones de Vecinos/as, o el primer CSO (centro social okupado) de la calle Amparo, al que la corporación de Tierno Galván le ofreció un pequeño local municipal como alternativa a la ocupación.

Incluso el Partido Popular abrió procesos de diálogo y negociación con movimientos que habían tomado espacios para desarrollar sus actividades. En esa línea, se puede mencionar la negociación y cesión durante 50 años de la Escuela Popular de la Prospe, o los casos del Centro Social Seco o La Eskalera Karacola. También hubo mediaciones –si bien más tímidas– en casos como los de El Laboratorio o El Patio Maravillas, cuando el Partido Popular abrió procesos de diálogo. En estas ocasiones, sin embargo, sin que se llegase a concretar ninguna alternativa.

En todos estos procesos el Partido Socialista facilitó e incluso medió en los procesos de cesión. Con cierto sentido político se implicó con aquellos sectores que por su presencia pública, su dinamismo cultural y su actividad política suponían novedad en la ciudad de Madrid. La presión pública y la relevancia mediática de la actividad de estos centros, tanto a nivel cultural como a nivel político, sencillamente no se podían obviar, mucho menos arrinconar. Miles de jóvenes se organizaban en torno a estas iniciativas, tantos como para que la negociación ofreciera algo de rédito al político oportunista.

Dos años después de aquellas declaraciones de 2015, el Partido Socialista ha capitaneado en el pleno de Madrid la defensa del desalojo del nuevo Centro Social La Ingobernable, sumando sus votos a los del Partido Popular y Ciudadanos. Lo ha hecho con la fuerza suficiente como para que el Partido Popular retire una propuesta similar. En otras palabras, el PP se ha sentido representado en la postura del PSOE como para sumarse a ella. Sin duda, este hecho entra en contradicción con los giros a la izquierda anunciados en las últimas primarias ganadas por Pedro Sánchez.

Se hace difícil entender como el socialismo madrileño afronta la existencia de La Ingobernable a partir de una política netamente represiva, sobre todo teniendo en cuenta que los centros sociales autogestionados son un hecho conocido y reconocido en media Europa por gobiernos de todo signo. En una dirección controvertida, el grupo socialista ha tomado el camino de la derecha y ha llegado incluso a equiparar, en distritos como el de Salamanca, espacios neonazis como el Hogar Social de Madrid con espacios como El Patio Maravillas.

No obstante, a la contra del PSOE, el valor cultural, social y político que los centros sociales autogestionados de esta ciudad ha logrado el reconocimiento desde muchos ámbitos. Asociaciones culturales, de arquitectos, colectivos ecologistas y feministas, asociaciones de vecinos han expresado en numerosas ocasiones el valor de algunas estas espacios. Y así, a través del diálogo, algunos centros sociales han encontrado algunos caminos –aunque no siempre soluciones–, bajo administraciones políticas del más variado signo. Pero por encima de todo, los centros sociales han construido instituciones políticas propias, definidas por su autonomía y su capacidad crítica, operando siempre como saludables agentes de contrapoder, tal y como han demostrado en los últimos años y con gobiernos de toda condición.

La aparición del Centro Social La Ingobernable es un acontecimiento positivo e importante para la ciudad de Madrid. En primer lugar, porque su ocupación ha puesto encima de la mesa un nuevo escándalo del PP en Madrid. Los propios okupas han sacado a la luz y colocado en la agenda política la cesión irregular de un espacio público a un amigo de la familia Aznar, sin apenas contrapartidas. La astracanada se realizó por intermediación de un destacado dirigente popular, Miguel Angel Cortés patrono durante varios años de la Fundación Ambasz, al igual, por cierto, que el sobrino del ex presidente Felipe González.

La ocupación plantea un nuevo reto del que el Ayuntamiento no se debe sustraer. Sabemos que la actividad de los centros sociales autogestionados ha logrado reconocimiento en todas las grandes ciudades europeas. Muchos centros sociales son considerados instituciones ciudadanas públicas. Madrid no debe ser una excepción. Estas instituciones del común –según la feliz fórmula adoptada por el Ayuntamiento de Nápoles–,  obligan a profundizar en los mecanismos de relación que las administraciones públicas con la sociedad y con los movimientos que surgen de esta.

En el caso de Madrid es innegable que la trayectoria de estos Centros sociales está en el ADN del programa político del cambio y de la construcción de propuestas alternativas para la ciudad. Por citar sólo unos pocos ejemplos, cuestiones como la lucha contra la gentrificación, la turistización o la especulación inmobiliaria, no se pueden entender sin el impulso de los centros sociales. Al lado de las iniciativas reivindicativas y de denuncia política que normalmente acogen, los centros sociales han servido de refugio a muchas personas en situaciones sociales difíciles. Centros Sociales albergaron la red de apoyo a los inmigrantes que quedaron excluidos de la tarjeta sanitaria, también las redes de ayuda a trabajadores precarios, comedores sociales y espacios de tienda gratis con ropa para todas las personas con necesidad. Los centros sociales acogen toda clase de iniciativas sociales de apoyo mutuo y solidaridad sin que importe el color de la piel, la procedencia, la religión o la ideología.  Y también sin ninguna necesidad de apoyo financiero por parte de las administraciones.

Precisamente esa actividad pública, cultural y social ha empujado a muchas administraciones a abrir un marco institucional capaz de relacionarse con ellas y reconocerlas en su plena autonomía. Cabe decir que en ningún caso podemos aceptar la represión de estos espacios. Es del todo preciso lanzar procesos de diálogo claros y transparentes. Y esto sólo será posible si reconocemos con normalidad la existencia de este tipo de espacios de movimiento, y obviamente si respetamos su autonomía y su legitimidad.

 

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Sobre el deseo y la realidad: que se acaben los malditos desahucios https://blogs.publico.es/contraparte/2017/05/16/sobre-el-deseo-y-la-realidad-que-se-acaben-los-malditos-desahucios/ https://blogs.publico.es/contraparte/2017/05/16/sobre-el-deseo-y-la-realidad-que-se-acaben-los-malditos-desahucios/#respond Tue, 16 May 2017 12:31:56 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1682 Continuar leyendo "Sobre el deseo y la realidad: que se acaben los malditos desahucios"]]> .

Lotta M. Pirita Tenhunen (@sydansalama)

miembro de PAH Vallekas

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A los 6 años del 15M quiero que se acaben los malditos desahucios. Que sí, siempre quise que acabáramos con ellos. Pero si aún hace un año atrás celebré el 15M recordando que me dio una posibilidad de encarnar lo que Michel Foucault escribió en una lista en su introducción al Anti-Edipo –que fue un acontecimiento que nombro y nombraré como mi introducción a la vida no fascista– este año no queda ese ánimo de júbilo en mí, y solo siento que quiero que esta mierda se acabe. Me tomo dos días encerrada en mi casa para rescatar lo imprescindible: no hay que ser triste para ser militante, "incluso si lo que se combate es abominable", recuerda la introducción. "Es el vínculo del deseo con la realidad, y no su fuga en las formas de la representación, el que posee una fuerza revolucionaria."
No obstante, tengo mucho odio en el cuerpo como para desear. Se han ejecutado 7 desahucios en Puente de Vallecas este mes pasado: son 26 los compañeros y las compañeras que tuvieron que vivirlo, 13 de ellos niños y el resto adultos. Y eso es solo lo que se ve: son desahucios de gente organizada, de familias que se empeñan en pelear sus derechos. Cada uno de ellos es una bofetada a la cara, un poquito más de miedo que se mete en el cuerpo del grupo. Hay más, pero suceden en silencio, y el miedo viene de que en vez de ser cada vez más peleando, se nos trague el silencio. Empleo una noche matando el miedo y dos días desmadejando los hilos de odio uno por uno. Porque el odio, se encamine adecuadamente o no, sutura el pensamiento al enemigo y ciega el deseo. Y necesito desear. Y también creo que necesitamos hablar de lo que deseamos juntos.
Busco el deseo a contratiempo. Halima tiene su primer lanzamiento en el nuevo piso recuperado el jueves y Vera su tercero el viernes. Pienso en los cuatro hijos de mi vecina Vera: la más pequeña recién cumple 3 y ya ha vivido múltiples pisos e intentos de desahucio en su corta vida. Los dos pisos –y desahucios, igual que todos los ejecutados el mes pasado– son de Bankia, con la que antes negociamos directamente pero ya no.
¿Por qué pasa esto? Porque no se hizo lo que hubo que hacer con Bankia: socializar sus viviendas al socializar las pérdidas. El déficit de memoria a corto plazo del Ayuntamiento se traduce en que deciden comprarle pisos y que Goirigolzarri diga que sí, por supuesto, encantados, les dan los que no se venden y siempre a precios de mercado. Y así los procuradores vienen por las mañanas levantando sus hombros y diciendo que no habría problema si acudiéramos a los canales adecuados, que ya están resolviéndolo con el Ayuntamiento. Disculpen, pero una mierda: la riqueza que se nos quita, la que se tapia y se chapa, que se cierra detrás de las puertas de aluminio con tres cerraduras, no ha desaparecido ni ha habido compensación alguna por las injusticias, el dolor y las muertes que ha costado mantenerla fuera del alcance de quienes la necesitan para seguir viviendo. Dicen que la crisis pasó, pues nos dejó con la normalidad aberrante de la separación entre los que tienen y los que no. Volvieron a las asambleas la vergüenza y las mentiras a la prole: y no, decir que "mamá viene acá porque nos ayudan" no es lo mismo que "nos han estafado y mamá está acá luchando por los derechos que los bancos nos han arrebatado". Es hora de crear narrativas nuevas para lo que viene.
Y en la tarde del 15 de mayo por fin llego a desear un poquito.
Deseo que la Iniciativa Legislativa Popular para una Ley de Vivienda en la Comunidad de Madrid, que estos días ha pasado del mínimo de las 50.000 firmas, se discuta y se apruebe sin modificaciones, sin intentos de convertirla en un juguete político. Aparte de proporcionarnos finalmente las bases para exigir un mínimo cumplimiento de los derechos humanos, significaría un enorme alivio. Sería una posibilidad de moverse más allá de la continua urgencia, abrir procesos de análisis del sistema inmobiliario actual (sobre todo desde sus márgenes y el continuo movimiento oscilante de inclusión–exclusión que produce) e iniciativas centradas en los cambios en la gestión del acceso a la vivienda.
De la ILP en adelante, en lo que a las narrativas concierne, deseo que nos volvamos monstruosos. Ojalá nos olvidemos de las tácticas de la visibilización por llanto –que me recuerdan de las que se debaten en el movimiento negro estadounidense como "políticas de respetabilidad"–, de la argumentación basada en haber hecho todo tal y como se esperaba en este sistema, y aún así haber sido estafado. Es algo que siempre formó parte del relato de este movimiento y tal vez lo pagamos ahora. Pues tengo un deseo que no tiene ni tendrá forma: ser monstruo, parte de un gran mensajero del catástrofe que viene si no cambiamos el rumbo. Dice Ocean Vuong que "ser monstruo es ser una señal híbrida, un faro: un refugio y una admonición a la vez".
Debe haber sido la ocupación de La Ingobernable lo que el pasado 6 de mayo volvió a despertar en mí el deseo de monstruos. Pese al polvo y el olor a la mierda de las palomas, estoy segura de que nos hará respirar mejor. Nos dará un refugio dónde encontrarnos para recordar que no somos pocos ni estamos solos en nuestros barrios. Nos dará aire limpio a bocanadas, pulmones llenos para advertir que no vamos a desaparecer ni dejar de hacer ciudad a nuestro modo y en defensa de los derechos de todos. Lo sé porque lo está haciendo desde la primera noche.
Tengo un deseo de ver el futuro del Sindicato de Inquilinos que acaba de nacer como un nuevo tentáculo de la lucha con cuya marginalidad la PAH consiguió romper al poner sobre la mesa que la vivienda formaba el meollo de las ganancias capitalistas contemporáneas. Desde esta vivienda del barrio de San Diego recuperada a Bankia y luego traspasado a SAREB, siento especial curiosidad por saber cómo puede conjugarse paralelamente la pelea para un alquiler digno de los ya inquilinos y la que busca el acceso a la vivienda de alquiler de quienes habitamos los márgenes. También tengo muchas ganas –y no solo yo y no solo ganas– de seguir recuperando más de la riqueza robada y buscar que se convierta verdaderamente en un común. Además, ¡qué mejor manera para bajar los precios de mercado! Qué mejor manera de ser un monstruo en el mercado salvaje de la vivienda y responder a la necesidad vital.
"Es el vínculo del deseo a la realidad, y no su fuga en las formas de la representación, el que posee una fuerza revolucionaria", y con el 15M se hizo fuerte aquel vínculo que siempre está aunque a veces nos cueste ubicarlo y fortalecerlo. Van 6 años y cada vez hay más representación, así que insisto: juntémonos para desear desde nuestras realidades. Si os parece, lo hablamos en la próxima asamblea, en los próximos Stop Desahucios como el de Halima el jueves a las 9:00 o el de Vera este viernes a las 8:00, manifestación o turno de guardia en La Ingobernable... o lo que viene a ser lo mismo que: hasta pronto.
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Por qué tenemos que defender La ingobernable https://blogs.publico.es/contraparte/2017/05/09/por-que-tenemos-que-defender-la-ingobernable/ https://blogs.publico.es/contraparte/2017/05/09/por-que-tenemos-que-defender-la-ingobernable/#respond Tue, 09 May 2017 12:18:18 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1675 Continuar leyendo "Por qué tenemos que defender La ingobernable"]]> .

Isidro López (@suma_cero),

Diputado por Podemos en la Asamblea de Madrid

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El centro de Madrid tiene un nuevo centro social autogestionado "La ingobernable". En una ciudad sometida a la lógica implacable de las finanzas y los intereses inmobiliarios; en una coyuntura donde los centros urbanos son las presas preferidas de estas mismas élites, un centro social autogestionado es simplemente un tesoro. Son innumerables las formas —materiales, organizativas y, sobretodo, subjetivas— en que un Centro Social opera como contratendencia cotidiana al sometimiento a la hegemonía inmobiliario-financiera. Y no, un centro social no se puede sustituir por otras instituciones. Del mismo que un centro social no es una ONG, ni un partido político tampoco es un ayuntamiento, ni una comunidad autónoma.

Esta última puede parecer una sentencia absurda y trivial, pero es una de las lecciones que hemos aprendido en estos dos últimos años. Una entre otras, como que el "poder" no reside sólo en las instituciones del Estado o que por vía electoral sólo se accede a una parte (a veces muy pequeña) del poder del Estado. Otras de este estilo, que ya deberían haberse asimilado, es que la política centrada en los medios de comunicación no es lo mismo que la política propiamente dicha.

En un entorno como el de la Nueva Politica, condenado al tacticismo sin estrategia, que vive en una especie de golpe de efecto perpetuo para situarse una y otra vez en un campo móvil que delimitan los medios de comunicación, lo sucedido este fin de semana es un hecho que supone grandes dificultades de análisis. Las declaraciones de la alcaldesa Manuela Carmena de esta mañana diciendo que "se cumplirá la ley" son un caso extremo de esta parálisis analítica, un formalismo vacío que se cuela en el mismo lugar en el que tendría que haber una posición reflexionada, y que a día de hoy no existe.

En términos concretos, la ausencia de estrategia, de puntos de referencia fijados para tener una mínima idea de cuales son los pasos necesarios para la transformación de la ciudad, puede llevar a perder la capacidad de discernir si es mas importante un centro social operativo en plena almendra central o una pregunta en pleno del PP. O una serie de titulares de prensa. Quienes vean como una amenaza la emergencia de La Ingobernable, posiblemente estén bien metidos en este pantano de confusión política.

Pero estoy convencido de que la gran mayoría de mis compañeros y compañeras, y no estoy hablando solo de los ejemplos mas evidentes, echa la vista atrás, a sus propias trayectorias y ven algo perfectamente claro. Sin su participación y su militancia en centros sociales no serían quienes son, al menos en términos de socialización política y construcción personal. Y, si se detienen un poco más, verán que esa interrelación entre socialización política y construcción personal, ha sido también fundamental en la construcción de los partidos y los entes semejantes que pueblan el universo "cambio". Es legitimo entonces preguntarse si el silencio atronador de los nuevos políticos ante la okupación del sábado no es el síntoma de los límites de la Nueva Politica.

La Nueva Politica parece, en gran medida, estancada en la pregunta quizá mas sencilla de responder cuando existe un mínimo planteamiento estratégico. Una pregunta que se refiere a las relaciones entre el nuevo Centro Social y el equipo de gobierno del Ayuntamiento. Para aclarar si se comparten objetivos políticos, y pueden existir complementariades y refuerzos, entre este y otros proyectos autónomos, de un lado, y la esfera institucional, de otro, es indispensable esclarecer cuáles son los objetivos a corto, medio y largo plazo de la apuesta institucional. Objetivos que van mas allá de la autoconservación. En el caso de Madrid, la respuesta difícilmente puede ser otra que la transformación de la ciudad en un espacio democrático e igualitario frente a la maquina mercantilizadora del poder inmobiliario financiero.

En las próximas semanas sería un buen comienzo empezar por aquí.

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Del 6M a La Ingobernable https://blogs.publico.es/contraparte/2017/05/06/del-6m-a-la-ingobernable/ https://blogs.publico.es/contraparte/2017/05/06/del-6m-a-la-ingobernable/#respond Sat, 06 May 2017 19:34:18 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1661 Continuar leyendo "Del 6M a La Ingobernable"]]> .

Emmanuel Rodríguez (@emmanuelrog)

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Madrid, pinacoteca de relevancia internacional, ciudad de noches alegres y capital del world pride. Ciudad global y de un turismo emergente. Y sin embargo una ciudad cada vez más anodina y muerta, dirigida al ocio enlatado para el ejército de maletas con rueditas que día tras día salen del aeropuerto con dirección al centro.

Contrastes agudos de la capital (después de Atenas) con mayor desigualdad de la Unión Europea. 200.000 viviendas con ninguna ocupación (siquiera estacional) y cerca de un millar de desahucios al mes. Salarios millonarios de un puñado de consejeros y ejecutivos de grandes empresas y el 40 % de sus trabajadores que no alcanza los 900 euros mensuales. Casi medio millón de estudiantes universitarios y un 25 % de jóvenes que no titula la ESO. Centros médicos privados de última generación y una atención primaria low cost. Urbanizaciones con pisos que superan el millón de euros y barrios cochambrosos en los que el abandono público se manifiesta en la suciedad de las calles e instalaciones que se caen a pedazos.

En la mañana de este sábado 6 de mayo, una manifestación variopinta atravesó el centro de la ciudad para reclamar "Madrid no se vende". La convocaban aquellos que han perdido relevancia en los tiempos de la "nueva política", pero sin los cuales no hubiera existido ni el 15M, ni Podemos: centros sociales, colectivos ecologistas, vecinales, haste una veintena de organizaciones sociales que tratan hacer de Madrid una ciudad "que merezca ser vivida", una ciudad con el único protagonismo de sus ciudadanos.

Salían a la calle para expresar malestares. Y también para algo más. En un gesto que no es de reivindicación, ni de demanda, sino de experimentación y propuesta, la manifestación terminó con fortuna en la okupación de un amplio edificio. Hoy 6 de mayo se ha abierto el Centro Social La Ingobernable (@CS_Ingobernable).

La okupacion de este espacio repesenta un doble acto. De una parte, es la crítica práctica de la ciudad espectáculo, siempre asociada a oscuros negocios. El edificio de la calle Gobernador 39 fue sede universitaria y luego centro de salud, hasta que en 2014 fue entregado por la administración Botella a una star de la arquitectura, Emilio Ambasz. El espacio fue donado sin contrapartida, con una promesa vaporosa: abrir un museo de diseño y arquitectura. Un proyecto que en última instancia sólo se puede entender por la amistad del arquitecto con Jose María Aznar.

De otra parte, el Centro Social La Ingobernable es algo material y positivo. Abrir un centro social es crear un espacio vivo. Un centro social es una realidad que no espera a la administración, que de hecho no la necesita para nada. Es la sociedad civil en su mejor versión: implica dar un nuevo empleo a una instalación abandonada, aprovechar una riqueza social que a veces no tiene más uso que el de la especulación o la corrupción. En un cento social pueden convivir desde bibliotecas hasta clases gratuitas de acompañamiento escolar, desde asesorías de la PAH hasta comedores populares. Y todo ello sin intervención del Estado y sin coste para el contribuyente, como resultado de la pura iniciativa ciudadana.

Gobernador 39 es propiedad del Ayuntamiento de Madrid. A una administración tan vacilante como la de Ahora Madrid se le plantea una difícil alternativa. O bien se inclina por el desalojo (directo o disimulado, con alguna promesa de reubicación), lo que está en línea con el hecho de que Madrid siga siendo la ciudad del turismo y del relanzamiento del ciclo inmobiliario. Se trataría entonces de una política congruente con la facilitación de la operación Canalejas, la aprobación de la Quinta Torre de Villar Mir o la última votación a favor de la conversión en pisos turísticos de lo que fuera el último local de otro centro social (El Patio Maravillas) en la calle Divino Pastor. O bien, en otra dirección, acepta aquello a lo que nunca debió renunciar como "Ayuntamiento del cambio": que Gobernador 39 va a ser un centro social de gestión ciudadana, un espacio que se va a mantener vivo precisamente porque la administración ni puede ni debe darle permiso. Porque en este centro social varias docenas de colectivos van a iniciar sus propias actividades, haciendo lo que ningún gobierno puede hacer: generar ciudadanía activa, la única que funda la democracia.

Esperemos que esta vez el Ayuntamiento elija bien.

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Las peligrosas metonimias de Le Pen https://blogs.publico.es/contraparte/2017/05/03/las-peligrosas-metonimias-de-le-pen/ https://blogs.publico.es/contraparte/2017/05/03/las-peligrosas-metonimias-de-le-pen/#respond Wed, 03 May 2017 08:12:29 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1649 Continuar leyendo "Las peligrosas metonimias de Le Pen"]]>  

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Juan Domingo Sánchez Estop (@IohannesMaurus)

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Si Marine Le Pen hubiera podido elegir su rival para la segunda vuelta de las presidenciales francesas, habría elegido sin duda a Emmanuel Macron. Nadie como Macron encarna en efecto el objeto de odio preferido de una buena parte de la población francesa golpeada por la crisis inacabable. Es, para empezar, un antiguo empleado del banco Rothschild, lo cual satisface los bajos instintos del antisemitismo francés y europeo más clásico, para el cual el judío se identifica con la finanza sin patria. Esta identificación opera solo para una franja limitada del electorado, la más próxima a los planteamientos racistas originarios del Frente Nacional, esa organización procedente de la convergencia de todas las extremas derecha francesas, de Vichy a los partidarios de la Argelia francesa al neonazismo de Ordre Nouveau. Sin embargo, a partir de esta identificación se abre un peligroso campo de metonimias que hacen discurrir el odio de un objeto a otro: de la finanza internacional a la «globalización neoliberal», de esta a la Unión Europea y a toda forma de transnacionalismo y cosmopolitismo, del cosmopolitismo a los inmigrantes y los refugiados. Macron sintetiza los objetos de odio de los nacionalistas identitarios y los antisemitas, pero también el de los detractores de la globalización como origen de todos los males, entre los cuales se encuentra bien situada la derecha soberanista nostálgica de la Francia imperial y colonial, pero también la izquierda soberanista que sueña con espacios de preferencia nacional capaces de «proteger» a los trabajadores franceses. Sin contar a los nuevos racistas antiislamistas, pues la globalización se ve como el hueco por el cual el Islam se ha introducido en Francia y en Europa como fermento de descomposición de la civilización europea, e incluso como vector de una amenaza «terrorista».

De este modo, el discurso de Marine Le Pen ha podido, según los cánones de los «lenguajes totalitarios» descritos por Jean-Pierre Faye, instalarse en la ambivalencia más absoluta: laico frente a los musulmanes, católico y tradicionalista de cara a los identitarios, liberal y desregulador en materia fiscal y de derechos sociales, y proteccionista de cara a la industria nacional, así como «protector» frente a los trabajadores franceses. El inconsciente, dice Freud, no conoce la negación, ni la contradicción. La señora Le Pen encarna la idea de una comunidad nacional reconciliada frente a un enemigo cosmopolita cuya identidad puede variar, identificándose con el judío (la banca Rothschild), el financiero, el inmigrante, el terrorista o, simplemente, el intelectual alejado de la vida real de la población. Típicamente, el antagonismo social interno al capitalismo se desplaza hacia un antagonismo entre la nación y lo que pretende disolverla. Todo lo «disolvente», todo lo que da miedo a una población cuyas clases medias se encogen como resultado de las políticas de austeridad, queda así asociado con Emmanuel Macron. Macron, como antiguo ministro de finanzas de Hollande, asociado a la odiada ley El Khomry (que sirvió de detonador a la Nuit Debout), representa incluso, aun no siendo miembro del PS, la traición de la izquierda socialdemócrata protagonizada por Hollande.

Cada día que pasa entre la primera y la segunda vuelta de la campaña electoral francesa, Marine Le Pen utiliza este arsenal discursivo, evitando sus aspectos más brutales como el antisemitismo o el catolicismo identitario que sirven solo de fondo implícito pero eficaz a las series de identificaciones posteriores. Esto hace que el discurso de la Sra Le Pen sea difícil de distinguir en muchos de sus aspectos del de una izquierda que juega, como el Frente Nacional, en el terreno del soberanismo y de la identidad nacional. Esta izquierda que exhibe la bandera francesa y canta una Marsellesa cuyo espíritu revolucionario se desvaneció hace mucho (hace ya muchos años que el propio Frente Nacional, que antes la rechazara por ser un himno revolucionario, la hizo suya como himno nacional) tiene como única estrategia de lucha contra el capitalismo neoliberal el repliegue en políticas proteccionistas y la denuncia de la globalización y de la Unión Europea. Asumiendo como un hecho el argumento falso y cínico de que las políticas de austeridad que suponen empobrecimiento y pérdida de derechos para la mayor parte de la ciudadanía «vienen» de Bruselas, Mélenchon y su Francia Insumisa atacan la construcción europea como causa de todos los males sociales. Para hacerlo, naturalmente, olvidan el hecho, nada irrelevante, de que todas las medidas adoptadas a nivel europeo son propuestas por una Comisión nombrada por los Estados miembros y aprobadas por un Consejo integrado por...los Estados miembros.

Esperar que se reviertan las políticas neoliberales atacando el proyecto de construcción europea es considerar que el neoliberalismo no es ya hegemónico en cada uno de los Estados y acariciar el sueño de un «neoliberalismo en un solo país» como solución al neoliberalismo a escala europea o mundial. La única solución que proponen es «más Estado» y «más fronteras», como si el propio neoliberalismo no fuera ya una orgía de gasto público y de intervencionismo estatal orientado a la liquidación del Estado del bienestar y de todo resto de bienes comunes. Es imposible que un Estado «soberano» pueda poner coto por sí solo a los efectos nocivos del neoliberalismo, pues ese Estado quedaría cercado por un mercado europeo y mundial a cuyos imperativos tendría que ceder en condiciones de mayor debilidad que dentro incluso de la actual y muy insuficiente trama institucional europea. La constitución de un orden de lo común debe seguir el trazado de las redes de cooperación productiva hoy existentes, a escala europea y mundial, no confiar en el cierre de las fronteras y el repliegue soberano. Para ello, es necesario obrar en favor de una Unión Europea democrática y, por consiguiente, federal y no oponerse a ella, como lo hacen todas las oligarquías, incluso las que se declaran «europeistas».

No se puede, sin embargo, esperar a que la izquierda de Mélenchon comprenda esto, ya es demasiado tarde. Tras años de que esa izquierda tenga asumido un marco discursivo soberanista difícil de diferenciar del de la extrema derecha, Marine Le Pen puede pedir sin sonrojo el voto para el Frente Nacional a los votantes de Mélenchon, mientras este calla y evita dar una consigna de voto y el Frente sigue subiendo en los sondeos. Los argumentos en favor de ese silencio o, incluso, de una abstención en la segunda vuelta se basan en una minimización del peligro de la extrema derecha xenófoba, racista y colonial, y una demonización absoluta de Macron como símbolo de la globalización. Liberalismo y fascismo serían «lo mismo», como en los años 30 lo eran la socialdemocracia, calificada de «socialfascista», y los nazis. Esta línea disparatada se resume hoy en un argumento delirante: ¡votar hoy a Macron para evitar la victoria del Frente Nacional es preparar el terreno para una victoria de este en 2022! Esto supone que dejar a la extrema derecha la más alta magistratura del Estado francés (no olvidemos que la Quinta República francesa es un régimen presidencialista) supondría una posición más favorable para la izquierda cuando no más desfavorable para una Marine Le Pen ya en el poder. Esa hipótesis solo se puede sostener sobre dos supuestos previos: 1) o bien el Frente Nacional no es un peligro para la democracia, o bien, lo que es aún peor, 2) existe un terreno común entre la izquierda soberanista y el FN. El primer supuesto sirve de base a un muy irresponsable llamamiento a la abstención que en España ha tenido eco en un sector de Podemos y en algunos integrantes de su dirección como Pablo Echenique. El segundo supuesto ha encontrado su expresión entre los partidarios de la hipótesis populista para los cuales existen coincidencias no casuales entre la voluntad de «comunidad», de «identidad» y de «protección» de las bases de la extrema derecha y de la izquierda.

A la vez que cabe esperar que los franceses respondan a la muy real amenaza contra la democracia que supone el Frente Nacional eligiendo en la segunda vuelta el «mal menor», es preciso recordar que esa amenaza surge de la impotencia de la izquierda a la hora de combatir las políticas neoliberales. Es doloroso, desde la perspectiva de hoy, comprobar cómo la izquierda ha contribuido a desorganizar a los de abajo en lugar de ayudar a estructurar la resistencia social y una política de clase. Ahora compite con gran desventaja con la extrema derecha bajo el marco de «proteger a los trabajadores». La idea de una plebe incapaz de organizarse por sí misma y que solo puede ser representada o protegida es común a los discursos de los tribunos de la extrema derecha y de la izquierda soberanista. Tal vez las cosas fueran hoy distintas si, en lugar de ofrecer protección a cambio de fidelidad y obediencia (al mejor estilo de Hobbes o de Corleone) la izquierda hubiese impulsado la democracia efectiva y la participación y autoorganización de los trabajadores a nivel nacional, europeo y mundial.

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Rosendo: el único Mercado del que te puedes fiar https://blogs.publico.es/contraparte/2017/04/26/rosendo-el-unico-mercado-del-que-te-puedes-fiar/ https://blogs.publico.es/contraparte/2017/04/26/rosendo-el-unico-mercado-del-que-te-puedes-fiar/#respond Wed, 26 Apr 2017 10:17:30 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1637 Continuar leyendo "Rosendo: el único Mercado del que te puedes fiar"]]> .

Pablo Carmona (@pblcarmona) e Isidro López (@suma_cero)

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Corría el año 1978 y la periferia de Madrid era un mar de chabolas. Estaba en plena negociación lo que un año después se concretaría en el Plan de Remodelación de Barrios. Los 28 barrios madrileños con mayores necesidades habitacionales lograron arrancar, gracias a la movilización, un plan de construcción de vivienda: más de 36.000 viviendas para una población de 150.000 personas. Buena parte de las periferias de Madrid tomaron su forma actual gracias a aquel programa.

El final de la década de 1970 y la década de 1980 estuvieron marcados por la crisis global que afecto con enorme virulencia a las clases trabajadoras. En España, más de 40.000 expedientes de regulación de empleo se concretaron en cifras de paro espectaculares. Sólo en Madrid, en 1982, había más de 300.000 personas en paro, los porcentajes de desempleo superaban el 20% y en el caso de los jóvenes el 40%, e incluso el 50%. De aquellos años queda en el recuerdo la ola de desposesión que acompañó a la crisis. No sólo los datos de paro fueron tremendos. La epidemia de heroína alcanzó a decenas de miles de jóvenes de jóvenes. En 1984 había en España más de 125.000 yonquis.

Años de paro, de drogas pero también de rock. Años de vida de barrio; en los que las comunidades obreras de toda la periferia veían llegar la democracia en condiciones materiales y sociales de crisis. No fue un fenómeno exclusivo de Madrid. Pasó en otras ciudades de Europa. La derrota de las comunidades obreras, cargadas en muchos casos de un nuevo sustrato contracultural, en su envite revolucionario del ‘68 y de los años posteriores, vino acompañado de una contestación temprana. El protagonista fue el punk, que ya preveía la llegada de un régimen neoliberal, en el que los barrios obreros y, muy especialmente, los jóvenes, iban a ser golpeados en sus más íntimas aspiraciones vitales. El punk fue un llamamiento al "hazlo tu mismo", a la autogestión y a la segregación consciente de un mainstream cada vez mas colonizado por el dinero. Frente a este poder ascendente de las finanzas, el punk creaba comunidades juveniles en resistencia no asimilables a los modelos culturales dominantes.

En Euskadi, donde la Transición tardó mucho mas tiempo en cerrar la restauración del sistema político, el punk, también conocido como Rock Radical Vasco, con grupos como Kortatu y La Polla Records, se convertiría en el catalizador de la emergencia de toda una escena libertaria y autónoma hecha de fanzines, radios libres, comics, sellos independientes y okupaciones, los famosos gaztetxes.

El relato oficial cuenta que en aquellos años en Madrid existía algo llamado "La Movida" que seria el equivalente al punk en esta ciudad. Sin embargo, independientemente de que en aquella "movida" entraran expresiones musicales y artísticas interesantes, esa no deja de ser una versión complaciente, incluso funcional al nuevo régimen salido de los pactos del ‘77-78. La Movida presentaba a un puñado de jóvenes de las clases medias emergentes gozando de las libertades post franquistas. Una imagen cultural a la medida de los ganadores de la Transición, que daría lugar a una nueva élite cultural. Una imagen que todavía hoy se mantiene sin mucha crítica.

El verdadero punk madrileño fue el llamado Rock Urbano, un rugido atronador que provenía desde las periferias olvidadas. Un grito de denuncia fuertemente influido por el Hard Rock y el Heavy, que hablaba de desencanto y de pasotismo, pero también del barrio. El barrio como reducto de resistencia ante el panorama nihilista que dejaba la heroína y la derrota de los movimientos obreros. Leño, y muy especialmente, Rosendo Mercado, fueron una de las mejores representaciones de este fenómeno cultural.

El primer referente del rock urbano vino con Burning. Los Burning abrieron el camino en la Transición, entre la contracultura que llegó a España a finales de los años sesenta y el movimiento heavy que ocupó buena parte de la escena musical madrileña en los ochenta. En esa transición estuvo la banda Leño (formada en 1978), junto a otras como Topo, Asfalto, Obús o Barón Rojo y en paralelo a las rumbas y los sonidos gitanos que desde Bambino a Los Chunguitos sirvieron de banda sonora de la juventud de los barrios.

Rosendo Mercado, líder de los Leño es un verdadero superviviente de aquellos años, un artista que ha sabido mantener en sus canciones el alma de aquella época y que siempre supo dar un reconocimiento a la vida cotidiana de aquellos momentos tan difíciles. Leño ancló en la identidad de las periferias madrileñas un imaginario de encuentro los jóvenes trabajadores y trabajadoras de los barrios de periferia.

Las letras de Rosendo han cantado a las drogas (LSD), "si controlas, serás feliz" decía su archiconocido El Tren; también escribió letras críticas con  la opresión, como Cucarachas asesinas. Otras como Maneras de Vivir o Flojos de Pantalón apelaron a una sociedad libre y crítica con la alta sociedad rosa y sus nuevas formas cortesanas.

En la sociedad de la corrección política y las guerras culturales, donde las letras deberían siempre parecerse más a los dictados de las buenas costumbres que a las fotografías de la realidad, Rosendo y los Leño siempre fueron expresiones que atendían a las realidades emergentes de los barrios donde la cárcel, la delincuencia, el uso de las drogas, la vida en el paro y el señalamiento de sus responsables estuvieron siempre presentes.

Sin duda hoy temas como El Tren serían susceptibles de una buena batalla cultural, al igual que la participación de Barricada o La Polla Records en las fiestas populares municipales de los años ochenta. No menos reprobación, seguro, merecerían hoy para muchos las palabras de Tierno dedicadas a los Rockeros "Quien no esté colocao que se coloque". O el hoy homenajeado Muelle, escritor de paredes madrileño y fundador del estilo flechero.

Recientemente asistimos a una curiosa e interesante polémica en torno a la colocación de un busto en homenaje a Rosendo Mercado en su barrio, Carabanchel. Rosendo en persona escribió una nota para explicar las causas por las que él consideraba que no se merece un busto, monumento que suele dedicarse a los muertos. Llamaba a este nuevo ayuntamiento a dedicarse a la resolución de los muchos problemas que tiene la ciudad. El asunto dio lugar a un articulo en El Pais en el que se ponía en discusión si los homenajes a Rosendo están más allá de Rosendo y pertenecen a sus fans. En cualquier caso esta polémica, revelaba una paradoja, cuanto más rechaza los homenajes Rosendo mas merecedor se hace de ellos.

Madrid ha sido una ciudad donde la burguesía nunca ha tenido un proyecto cultural, a diferencia sobre todo de Barcelona y de las ciudades vascas. Esto ha dado como resultado una ciudad rica en dinámicas culturales y sociales autónomas y desconectadas de la cultura del poder. Un estado de animo que Rosendo ha representado a la perfección, y que hace que a sus conciertos vayan tres generaciones de madrileños y madrileñas. El de Rosendo ha sido un Madrid no oficial, de chulería y de modestia a partes iguales, de descreimiento y rebeldía, y siempre, loco por incordiar.

 

* Pablo Carmona es concejal por Ahora Madrid; Isidro López es diputado autonómico por Podemos Comunidad de Madrid.

 

 

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Cómo se reinventa la derecha madrileña https://blogs.publico.es/contraparte/2017/04/25/como-se-reinventa-la-derecha-madrilena/ https://blogs.publico.es/contraparte/2017/04/25/como-se-reinventa-la-derecha-madrilena/#respond Tue, 25 Apr 2017 14:09:09 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1622 Continuar leyendo "Cómo se reinventa la derecha madrileña"]]> .
Pablo Carmona Pascual (@pblcarmona),

concejal del Ayuntamiento por Ahora Madrid
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Corría el año 2003 cuando Esperanza Aguirre salía elegida como flamante presidenta de la Comunidad de Madrid. Apenas un año después, era elegida Presidenta del PP madrileño por una abrumadora mayoría. Aguirre recibió más del 90% de los votos. Nacía así La Lideresa. Madrid se convertía en el principal bastión del Partido Popular en la era de Zapatero. Pero Aguirre, lejos de sentirse sola, defendió un partido "sin complejos".

Con Espe se acabaron las lamentaciones. A la política hay que venir llorados de casa, solía decir. Las cuitas sobre los apoyos a la Guerra de Iraq o las mentiras del 11M, que hicieron caer al gobierno de Jose María Aznar, no debían arrugar a su partido. No sólo había que aplicar la receta neoliberal y defender su pasado sin un ápice de sonrojo,  sino cabalgar la ola de reacción que logró levantar Libertad Digital y la variopinta sucesión de organizaciones, blogs y asociaciones que se movilizaron contra Zapatero y que dieron los primeros impulsos a la nueva derecha madrileña.

A partir de ese momento la política madrileña se enmarcó en torno a cuatro ejes básicos. El primero consistió en reorganizar, movilizar y reflotar la imagen de un partido que estaba en horas bajas. La segunda se confirmó en el ataque a los servicios públicos –en especial la educación pública y la sanidad–, apostando de manera clara por la enseñanza concertada y privada, además de la mercantilización de la sanidad pública. En tercer lugar, Esperanza se encargó de movilizar todo el suelo disponible para hacer de Madrid un vasto territorio al servicio de la especulación inmobiliaria y de una obra civil inflacionaria. El Partido Popular, el de Gallardón y el Aguirre, publicaron una Ley del Suelo que permitía la urbanización indiscriminada, la desregulación y la venta de patrimonio público. Madrid debía crecer a toda máquina, y con niveles de endeudamiento históricos.

Pero para entender la receta de estas apuestas políticas nos falta otro ingrediente: la corrupción. Hoy es sencillo seguir, al menos en parte, las tramas corruptas que se forjaron en aquellos años. La clave de estas tramas no está sólo en descubrir como se robaba dinero a manos llenas de las arcas públicas. La clave está en la pregunta acerca de qué función cumplieron estas redes de corrupción que atraviesan al Partido Popular y que hoy se destapan ¿Cuánto de fundamentales son en la estructura del Partido Popular y en qué medida van a determinar su futuro inmediato?

Avancemos. Ya sabemos que la hipótesis del garbanzo negro no es creíble, a pesar de que se repita una y otra vez. Madrid y el Partido Popular de Madrid sólo pudieron ganar su posición gracias a un hecho: la construcción de un aparato de partido de enorme capacidad hegemónica basado en precisas redes clientelares y en el favor de la oligarquía regional. Resulta poco creíble que una trama dirigida a fortalecer las estructuras del partido y a sus máximos dirigentes sólo tuviese que ver con el lucro personal. Bárcenas, Gürtel, Púnica o la reciente Operación Lezo descubren la relación entre diversos entramados empresariales y el reforzamiento –vía caja B– de las campañas, las estructuras y los líderes del Partido.

La magnitud de estas alianzas político-empresariales se deja entrever en la función que desempeñaron entidades como Caja Madrid/Bankia y el Canal de Isabel II. Ambas fueron utilizadas como motores financieros de estas tramas y como cajas repartidoras de dividendos y prebendas. Siempre el suelo, el patrimonio y el presupuesto público en provecho del beneficio privado. El dinero circulaba sin muchos obstáculos: empresas públicas y privadas hacían su trabajo, al tiempo que se producía el enriquecimientos desmesurado de algunos, soportado en la estructura política que hacía posible el engranaje. El sistema llegó a funcionar tan bien que –tal y como sucedió en el caso de Caja Madrid– que también engordó las cuentas de importantes miembros de los partidos de la oposición y de los grandes sindicatos. Nada podía fallar.

Era imposible que tantos favores públicos en forma de autovías, servicios sanitarios o prebendas inmobiliarias se produjesen a cambio de nada. De hecho el Tamayazo fue un simple aviso de que –por debajo de la ley–, en Madrid se cocinaba con políticas de corrupción, lo que a la luz pública salía como ventas de patrimonio público, privatizaciones, etc. El Partido Popular, parte ya de la oligarquía madrileña, tenía forma de corte versallesca.

 

Sucesiones Cifu S.L.

Las consecuencias de este orgía de corrupción y nepotismo, alimentada por la mercantilización de los servicios y las instituciones públicas madrileñas, han sido tan grandes, que cuando se han empezado a destapar, se han llevado por delante a casi dos generaciones de políticos madrileños del PP. De hecho, la pirámide se derrumbó de forma inversa. Primero cayeron los jóvenes cachorros del aguirrismo, con Fernández Lasquetty y Lucía Fígar. Más tarde sus mentores Francisco Granados, Ignacio González y Esperanza Aguirre.

Las dimensiones de esta trama, nos ensañan algo importante: la corrupción se inscribe dentro de un plan político que va más allá de los nombres concretos. La corrupción cumple una función política concreta, genera redes clientelares y estructuras políticas asociadas a un particular modelo económico. Este se basa principalmente en  la privatización de bienes públicos y en el uso intensivo y especulativo del suelo de nuestra región.

Sin embargo, el futuro del PP de Madrid ha quedado expedito para quien quisiera ponerse la careta de la renovación. Desde hace mucho, ese banquillo está ocupado por Cristina Cifuentes. Este rostro de renovación ha sido diseñado según el molde de un nuevo perfil ganador. Dos elementos a considerar: Cifuentes se apoya en el mismo equipo asesor que creó la ilusión de apertura amable de Alberto Ruiz Gallardón. En segundo lugar, Cifuentes no tiene enlaces evidentes con el aguirrismo.

Hoy, cuando Aguirre cae, Cristina sube. Y no sólo sube, sino que se suma a la ola de crítica e indignación, como si ella viniese de un planeta extra-PPopular, como si la mera intención de ocupar el lugar de Aguirre en Madrid la exculpara de lo sucedido, sobre todo al ser desde hace más de dos décadas máxima dirigente del PP de Madrid. De este modo, la figura de Cifuentes no se alza sobre la novedad de sus políticas o de sus ideas dentro del partido sino sobre un cambio de imagen, que nos quiere obligar a prestar el beneficio de la duda.

Por eso merece la pena analizar su carrera política reciente, primero como Delegada del Gobierno en Madrid y luego como Presidenta de la Comunidad de Madrid. En el primer puesto Cifuentes se encargó de coordinar los dispositivos de desahucios de familias más estremecedores que se hayan conocido en España y no menos contundente fue con el movimiento del 15M. Pero quizás su momento de mayor innovación como Delegada fue en marzo de 2013, cuando intento vincular a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca con ETA. ¿Dónde estaba la novedad y el cambio con respecto a los peores años del PP, bajo los Delegados del Gobierno Ansuátegui o Núñez Morgades? A primera vista parece que no los hay.

Tras su paso por Delegación, empujada por el mismo aparato del PP de Madrid y contando con la inestimable ayuda de Ciudadanos, Cifuentes tomó un creciente impulso como candidata y como Presidenta de la Comunidad de Madrid. La realidad es que en sus políticas, las líneas maestras de Aguirre siguen vigentes. Para demostrarlo basta con considerar dos casos: uno es la nueva Ley del Suelo que, ahora en su fase inicial. Esta no hace sino radicalizar y profundizar las políticas del pasado, abriendo aún más el territorio regional a los procesos de especulación urbanística. Otro son los presupuestos de 2017, que dotan con mayores recursos a los hospitales privatizados y limita los de los públicos.

En ambos casos, Cifuentes se muestra más como un cambio estético antes que político. Los elementos básicos con los que se construyó la era de Aguirre siguen intactos. Ahora queda por ver como este nuevo liderazgo encaja en el versallesco panorama de las oligarquías madrileñas, donde ahora sabemos, a ciencia cierta, que los maletines de dinero dirigidos a financiar estructuras políticas y a sus responsables engrasaban los motores políticos de la Comunidad de Madrid.

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Montoro se tira al monte https://blogs.publico.es/contraparte/2017/04/11/montoro-se-tira-al-monte/ https://blogs.publico.es/contraparte/2017/04/11/montoro-se-tira-al-monte/#respond Tue, 11 Apr 2017 08:39:38 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1603 Continuar leyendo "Montoro se tira al monte"]]> Pablo Carmona, Rommy Arce y Montserrat Galcerán

concejales del Ayuntamiento por Ahora Madrid

El pasado mes de diciembre Mario Draghi anunciaba la prórroga de sus políticas de compra de deuda soberana. Los 80.000 millones de euros que mensualmente se bombeaban al sistema quedarían reducidos a 60.000 a partir de abril de 2017.

También en este mes de abril, la SAREB —el conocido "banco malo"—, informó a sus accionistas que iban a perder el 30% de la inversión realizada. El FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria), organismo público que forma parte de la SAREB, perderá por ello más de 650 millones de euros. Esta cifra se suma a los más de 61.000 millones de euros de fondos públicos que ya ha costado el rescate bancario, según informó en enero el Tribunal de Cuentas.

La "lluvia de millones" transferidos desde las arcas públicas al sistema bancario ha servido para sanear nuestro sistema bancario, pero sólo a través de un mecanismo singular. Mientras los bancos recibían fondos multimillonarios a intereses bajísimos, engrosaban sus cuentas de resultados prestando a las administraciones públicos esos mismos fondos. El procedimiento residía en la enorme diferencia del tipo de interés al que recibían dinero del BCE (casi el 0 %), y al que luego prestaban a las propias administraciones (3, 4 e incluso 10 y 12 %).

Así al tiempo que Rodrigo Rato daba el campanazo de la salida a Bolsa de Bankia, el chorreo de millones de dinero público dirigidos a sanear los balances bancarios, cerraba toda posibilidad de emplear los presupuestos con fines sociales. Este era el verdadero sentido de las políticas de austeridad. Se trataba de reflotar al sistema bancario y establecer duros mecanismos de control del gasto público, señalando al Estado como culpable de la crisis de deuda.

Al final, la crisis española debía socializar sus pérdidas a través del recorte de prestaciones sociales. Y este se concretó por medio de la privatización de los servicios públicos y profundizando en el deterioro del mercado laboral. En el primer caso se trataba de dirigir los presupuestos públicos hacia la inversión privada —sobre todo en el campo de la sanidad, la educación y el sistema de pensiones— por medio de las privatizaciones. En el segundo, se reafirmaba la tendencia a convertir el empleo en un mecanismo de disciplinamiento social, antes que en un medio de contribución social y de acceso a la renta. Hoy hay muchos más trabajadores y trabajadoras pobres que antes de la crisis, superando ya la cifra del 15%.

 

El Ministerio de Hacienda vuelve a apretarnos el cinturón

En agosto del año 2011 los dos grandes partidos de entonces, PP y PSOE, acordaron una reforma exprés de la Constitución. Esta sometía la norma fundamental a los dictados de la austeridad. A ella se sumó pocos meses después la famosa Ley Orgánica 2/2012 de Estabilidad Presupuestaria. Las reglas del juego vendrían marcadas, desde entonces, por la palabra austeridad.

En el contexto europeo, ya señalado, la única finalidad de la reforma era controlar el gasto público, a fin de dirigir los fondos del Estado al pago de la deuda. Las cuentas públicas debían estar al servicio de los mercados financieros, los mismos que curiosamente provocaron la crisis. En este sentido, no sólo bastaba con convertir la deuda privada en deuda pública sino que se trataba de plegar a las administraciones en una única dirección,  la de reducir derechos y fomentar las privatizaciones.

El mecanismo era muy sencillo. La Ley 2/2012 dio cobertura a los denominados techos de gasto que dejaban bien atados los presupuestos para que marcasen el pago de la deuda como primera prioridad. Todo se conjuraba además, para que el gasto público se dirigiese hacia la externalización y privatización de los servicios públicos. Tanto las sucesivas Leyes Generales Presupuestarias, que cerraban casi totalmente la puerta a la contratación de nuevo personal para las administraciones públicas, como el arcaico Texto Refundido de la Ley de Contratos del Sector Público, anudaban el mecanismo perfecto para empujar los servicios públicos hacia manos privadas.

 

Montoro contra Madrid

De nuevo este mes de abril de 2017 está siendo testigo de una batalla política de enorme intensidad. A la aprobación de los presupuestos del Estado se suma ahora el ataque del Ministerio de Hacienda y el gobierno del Partido Popular contra el Ayuntamiento de Madrid. Junto a ellos, y también en este mes, hemos sabido que mientras Cristóbal Montoro cerraba el puño contra Madrid denegando el Plan Económico Financiero de la capital, por otro lado —y gracias a las presiones de muchas autonomías de distinto signo—, abría la mano a las autonomías anunciando posibles quitas a las deudas autonómicas y aprobando un crédito suplementario de 5.386 millones de euros para las distintas Comunidades Autónomas. Puño cerrado o mano abierta según convenga políticamente. Una política, que el Gobierno del PP ha completado incluyendo en la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos de 2017, la imposibilidad casi definitiva de remunicipalizar servicios públicos.

Sólo a partir de estas claves podemos entender el último episodio de la particular guerra política que el gobierno central ha emprendido contra el Ayuntamiento de Madrid. Con un superávit de más de 1.000 millones de euros y un presupuesto perfectamente saneado, Madrid se convierte en el nuevo campo de pruebas de las políticas de austeridad. El último episodio es el conocido requerimiento para que Madrid recorte de su presupuesto 238 millones de euros, además de revertir la aprobación de su Plan Económico Financiero.

Lejos de afrontar un debate técnico, pues Madrid tiene sus cuentas en regla, nos encontramos ante una batalla política. Una batalla en la que se ponen en juego la defensa de la autonomía municipal y la construcción de una democracia de cercanía. Sabemos que los procesos de cambio y de radicalización democrática necesitan de los ayuntamientos para concretar buena parte de sus proyectos. Las remunicipalizaciones, los procesos de participación y organización social o la inversión en gasto social y servicios públicos  deben abrir el camino de la democratización de nuestras ciudades y pueblos.

El gobierno del PP conoce la importancia que tiene para su plan de gobierno que los servicios públicos recaigan en manos privadas. Naturalmente pretende que los ayuntamientos del cambio no tengan oxígeno presupuestario, que el municipalismo no vuele más alto. Sabe que en este terreno se ha dibujado una alternativa institucional, y que ésta pone en riesgo el dominio de los mercados sobre la sociedad. Por eso, ha articulado todo un entramado legal  dirigido a arrinconar a los municipios y a asfixiar su capacidad presupuestaria. Hechos que no podemos permitir y contra lo que debemos rebelarnos.

 

 

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Por una Europa europea https://blogs.publico.es/contraparte/2017/04/10/por-una-europa-europea/ https://blogs.publico.es/contraparte/2017/04/10/por-una-europa-europea/#respond Mon, 10 Apr 2017 08:40:47 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1594 Continuar leyendo "Por una Europa europea"]]> .

Alvaro Oleart (@AlvaroOleart) y Juan Domingo Sánchez Estop (@IohannesMaurus)

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"Se la lotta restasse domani ristretta nel tradizionale campo nazionale, sarebbe molto difficile sfuggire alle vecchie aporie. (...) Il fronte delle forze progressiste sarebbe facilmente frantumato nella rissa fra classi e categorie economiche. Con la maggiore probabilità i reazionari sarebbero coloro che ne trarrebbero profitto." 

Los militantes antifascistas Ursula Hirschmann, Ernesto Rossi y Altiero Spinelli, Ventotene manifesto (‘Por una Europa libre y unida’)

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El 25 de marzo se cumplieron 60 años de los Tratados de Roma, que, globalmente, pueden considerarse un éxito. La paloma de la paz está siendo uno de los símbolos más utilizados para celebrar el inicio de la sexta década de vida del proyecto europeo, lo cual refleja una de las principales dimensiones de la integración europea. En estos 60 años, se ha logrado evitar guerras entre Estados europeos, y se ha creado un área de libre circulación de personas, bienes, servicios y capitales. Usando los conceptos de Fritz Scharpf, tales éxitos corresponden a una integración negativa. Es decir, el proyecto europeo se ha basado hasta ahora en la eliminación de barreras entre las economías europeas, mientras que la integración positiva, que se refiere a la creación de normas comunes aplicables a nivel europeo, ha sido muy limitada. No faltan ciertamente ejemplos de integración positiva de mucho éxito, como la legislación medioambiental elaborada en Bruselas, la más estricta del mundo. También son ejemplo de integración positiva a nivel social y personal las becas de los programas Erasmus, que han enseñado a una generación a reconocerse como europeos, en contacto con jóvenes de otros países, lo cual no impide que, en otros aspectos,la integración positiva haya resultado catastrófica (como ciertas medidas tomadas por el Banco Central Europeo, un organismo con un nivel de control democrático muy discutible).

Los malos ejemplos de integración positiva (como el trato dado a Grecia por algunos gobiernos nacionales europeos y la Troika, formada por la Comisión Europea, el BCE y el FMI) han llevado a una serie de actores (nacionalismos de derechas y alguno de izquierdas, como aquellos que defendían el "Lexit" en el Reino Unido durante la campaña del Referéndum británico) a romper con la idea misma de la integración europea. Al mismo tiempo, los diferentes establishments europeos reclaman la continuación del proyecto europeo de integración negativa. Tal situación refleja la mayor deficiencia del proyecto europeo hasta ahora: la falta de europeización de la política.

Europa, la Unión Europea, no existe como realidad política, pues depende de la voluntad de sus oligarquías articuladas en grandes grupos financieros y empresariales y en Estados también dependientes de los mismos grandes grupos financieros y empresariales. Tal y como anunciaron los autores del Manifesto di Ventotene, el regreso a unos supuestos "Estados soberanos" solo contribuirá a diversas fórmulas de "neoliberalismo en un solo país", así como a un refuerzo del nacionalismo y del peligro de reinicio de una guerra civil entre Estados europeos. El soberanismo es una solución simplista y utópica que no conduce a la democracia ni a una superación democrática del neoliberalismo en favor de las mayorías. Es hoy más urgente que nunca dar al espacio europeo en el que ya nos movemos irreversiblemente la dimensión política y democrática necesaria para que no funcione solo en beneficio de las oligarquías. La democracia a nivel estatal es hoy inviable, solo una Europa federal podrá ser democrática.

El proyecto democrático y social expresado por Altiero Spinelli y otros padres (¡y madres!) fundadores en el Manifiesto de Ventotene (1944) es importante hoy más que nunca. Frente a los incipientes nacionalismos (sobre todo de derechas, pero también algunos de izquierdas), ese manifiesto europeísta escrito por desterrados del fascismo sirvió de inspiración a la resistencia italiana y europea contra el fascismo. En él ya se afirmaba una concepción del socialismo enteramente dominada por la democracia y no tanto por los conceptos de Estado y de soberanía: "El principio verdaderamente fundamental del socialismo -afirmaba el Manifiesto- es aquel según el cual las fuerzas económicas no deben dominar a los hombres, sino ser sometidas, guiadas, controladas por el hombre, del modo más racional hasta que las grandes masas dejen de ser víctimas".

Frente a la integración negativa propuesta por los establishments y la liquidación del proceso integrador impulsada por los nacionalismos, hace falta crear una integración de nuevo tipo: una integración positiva democrática. Tal propuesta no debe basarse simplemente en el traspaso de competencias cruciales como la fiscalidad, las prestaciones sociales o las pensiones de los Estados miembros a la UE, sino en el establecimiento de un debate de dimensión europea, donde los marcos de referencia no sean los Estados, sino el continente europeo. En la UE (donde hay elecciones al Parlamento Europeo desde 1979), se da la paradoja de que las elecciones europeas se juegan en clave nacional. Esto supone que los partidos políticos que se presentan lo hacen con un programa nacional. Así,  por ejemplo, nada impide que la izquierda española defienda un programa que nada tenga que ver con el de la izquierda alemana.

Para evitar caer en la trampa de los soberanistas, pero también en la de los establishments nacionales y europeos, urge poner en pie una alternativa democrática y europea. Las elecciones de 2019 son una buena oportunidad para ello. Un Manifiesto de Ventotene actualizado podría servir de base a un auténtico programa electoral europeo.

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Las reglas de la austeridad https://blogs.publico.es/contraparte/2017/04/03/las-reglas-de-la-austeridad/ https://blogs.publico.es/contraparte/2017/04/03/las-reglas-de-la-austeridad/#respond Mon, 03 Apr 2017 08:50:32 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1585 Continuar leyendo "Las reglas de la austeridad"]]> Montserrat Galceran, concejala de Ahora Madrid

Aparentemente la política de austeridad que la Comisión europea impuso desde el inicio de la crisis, tiene un fundamento económico: era necesario fijar unos límites a una deuda pública excesiva de modo que las administraciones no pudieran endeudarse demasiado y se garantizara el pago de las deudas ya contraídas. El primer paso fue el cambio del artículo 135 de la Constitución a instancias del PSOE, entonces en el Gobierno, en una memorable sesión de septiembre de 2011.

Sin embargo un análisis más detallado muestra los trucos de la reglamentación que hace de la austeridad una política que nada tiene de económica y mucho de precarización y empobrecimiento de la población así como de jaula de hierro para las nuevas opciones políticas de transformación democrática. Para mostrarlo voy a centrarme en dos de las reglamentaciones de la austeridad más nocivas para la política municipal y local. La primera, la llamada "regla de gasto" y la segunda el criterio de reposición de personal, denominado también "tasa de reposición".

Como desarrollo del cambio de la Constitución se promulgó en 2012 la Ley orgánica de estabilidad presupuestaria y sostenibilidad financiera (2/2012 de 27 de abril). En ella se incluye la "regla de gasto", regla que prescribe que una administración pública, como por ejemplo los Ayuntamientos, no pueden gastar en un año una suma mayor del presupuesto del año anterior incrementado con el índice de crecimiento. Eso supone que en el caso de que la recaudación sea mayor de lo previsto, el excedente no puede dedicarse a sufragar gastos, como serían por ejemplo servicios sociales o aumento del presupuesto de educación, sino que debe dedicarse a pagar la deuda que tenga la administración en cuestión. De esa forma se garantiza el pago de los créditos por encima de cualquier otro gasto.

La regla tiene un truco pues admite diversas interpretaciones a la hora de fijar los ingresos y los gastos. Si entre los ingresos se contabilizan no sólo los derivados de los impuestos propios sino los que provienen de transferencias de otras administraciones, la suma total es más alta que si sólo se tienen en cuenta los primeros. Al aumentar la suma que se toma como base, aumenta también la suma disponible para el año. Por el contrario no tener en cuenta esas transferencias permite que los órganos superiores, en ese caso la propia administración estatal y autonómica, gocen de mayor libertad a la hora de hacer las transferencias.

Pero además el límite de exceso en el volumen de deuda pública en que podrán incurrir las Administraciones privilegia claramente a la administración estatal por encima de todas las demás ya que del 60% posible, la administración estatal podrá excederse en un 44%, la autonómica en un 13% y la local en un 3%. La norma establece que "el pago de los intereses y del capital de la deuda pública de las administraciones públicas gozará de prioridad absoluta frente a cualquier otro gasto". En caso de no cumplimiento la corporación afectada podrá ser intervenida y, en último término, disuelta.

La otra regla, la que fija la tasa de reposición es, si cabe, más rebuscada. Está contenida en las sucesivas Leyes de presupuestos generales del Estado, de 2011 en adelante. Estas leyes establecen que no podrán sacarse a concurso más que un 10% de las plazas que quedan vacantes en las Instituciones públicas. En consecuencia en 2011, 2012, 2013 y 2014 la tasa de reposición fue del 10%, pero solo para los colectivos y sectores de actividad de la administración marcados como prioritarios, que eran sanidad, educación, y cuerpos de seguridad del Estado. En los demás casos era de 0%.

En 2015 la norma general fue no permitir la reposición, pero para los sectores identificados como prioritarios se elevó la tasa de reposición del 10% al 50%. Y finalmente, para el año 2016, se establece una tasa de reposición como norma general del 50%, elevándose al 100% para sectores prioritarios.

Al cabo de los años eso significa que las plazas vacantes por jubilación, enfermedad, etc. se han reducido drásticamente pero como las Instituciones son las encargadas de ofrecer gran parte de los servicios que demandan los/as ciudadanos/as y esos servicios se caracterizan por una alta demanda de personal, las Administraciones públicas se enfrentan al siguiente dilema: o bien reducen los servicios para adecuarlos a las nuevas plantillas con los recortes consiguientes; o bien los externalizan en cuyo caso existe una especie de subasta por la que se adjudican a la empresa que haga la oferta más barata, lo cual redunda con seguridad en peores salarios y condiciones laborales para los trabajadores; o bien se oferta el servicio con los trabajadores propios que al ser menos cargan sobre sí más trabajo y posiblemente lo hacen en peores condiciones. Como resultado de todo ello la administración pública se ha convertido en una auténtica fábrica de precarización.

No se crea pues que la austeridad es solamente una recomendación de las autoridades europeas. Se traduce en reglas estrictas de política económica que dificultan la satisfacción de las necesidades sociales a pesar de que haya recursos económicos para ello. Por ello es urgente conseguir que esta política austericida desaparezca para que aquellas administraciones que quieren cumplir con sus compromisos públicos puedan hacerlo sin la amenaza de ser expedientados por desobediencia. Ese es especialmente el caso de tantos compañeros y compañeras de los Ayuntamientos del cambio que están sujetos a esa amenaza. Lo que es también de nuevo una artimaña política: impedir desde las Instituciones estatales bajo el amparo de las autoridades europeas que aquellas experiencias locales y comarcales que podrían ser exitosas no puedan serlo, no por falta de recursos económicos sino por medidas expresas que no por tener un alto contenido técnico son menos políticas. Por eso exigimos un cambio sustancial en las reglas de la política económica que deje de ser una traba para las transformaciones sociales que están en marcha.

Si no lo conseguimos los ciudadanos y ciudadanas de este país, como tantos otros de los países europeos de nuestro entorno, es muy posible que viren en sus opciones políticas y aumenten su desconfianza frente a un conjunto de instituciones democráticas que ponen el beneficio financiero por encima de las necesidades de la población. No será fácil explicarles cómo la complejidad de los ordenamientos legales coadyuva a que las instituciones pierdan todo atisbo de neutralidad y se conviertan en dispositivos de precarización económica tanto en lo que se refiere a los propios trabajadores municipales como a la población en general. En este caso la indignación cambiaría de signo; estamos en el preámbulo de una ola inquietante de neofascismo que estas medidas no cesan de atizar.

]]> https://blogs.publico.es/contraparte/2017/04/03/las-reglas-de-la-austeridad/feed/ 0 Islamofobia: nueva herramienta del fascismo, nuevo desafío para el feminismo https://blogs.publico.es/contraparte/2017/03/22/islamofobia-nueva-herramienta-del-fascismo-nuevo-desafio-para-el-feminismo/ https://blogs.publico.es/contraparte/2017/03/22/islamofobia-nueva-herramienta-del-fascismo-nuevo-desafio-para-el-feminismo/#respond Wed, 22 Mar 2017 12:01:13 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1558 Continuar leyendo "Islamofobia: nueva herramienta del fascismo, nuevo desafío para el feminismo"]]> .
Marisa Pérez Colina* (@alfanhuisa)

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Día radiante en Brighton, Inglaterra. La playa está llena de gente que desafía los guijarros para acercarse, por fin, con los pies doloridos pero contentos, al mar. La orilla es un festín de cuerpos diversos. Entre ellos dos mujeres que podrían ser madre e hija se turnan para hacerse fotos, la una a la otra, con el móvil. La más joven es una quinceañera. La otra rondará la cincuentena. Lo que atrapa la atención es la gama de posturas semi-pornográficas con las que posan. En esa autocosificación e hipersexualización hay algo que produce, desde una perspectiva feminista no exenta de cierto sentimiento de incomodidad —cuando no culpa, por el hecho de censurar a otra mujer desde una posible postura moralista—, un fuerte rechazo. Cerca de ellas, otra pareja de mujeres, de nuevo una más mayor y otra muy jovencita, juegan a lanzarse agua. Completamente vestidas de negro, sus ropas empapadas dibujan eróticamente unas siluetas que parecen divertirse de lo lindo, completamente ajenas a quienes puedan observarlas.
Por un lado, cuerpos de mujeres obligados a exhibirse, desnudarse, gustar y gustarse, dominados por cambiantes, exigentes y despiadados cánones de belleza. El burka de la talla 38, que diría Fátima Mernissi —escritora y ensayista feminista y marroquí, que nos abandonó en el 2015—. Por otro lado, cuerpos de mujeres constreñidos a velarse, burkinizarse y bunkerizarse, sometidos a tradiciones religiosas, igualmente exigentes y despiadadas. ¿De verdad tenemos que elegir?

La libertad de decidir sobre nuestros cuerpos es uno de los derechos fundamentales que pretende arrebatarnos el patriarcado. La estructura patriarcal, esto es, un sistema de género que impone, primero, una ordenación de todos los cuerpos bajo el binomio hombre-mujer, para establecer, después, una relación jerárquica entre ambos —siendo la femenina la posición subalternizada—, precede a la modernidad y excede todas las geografías y culturas. Por eso, en cualquier tiempo y lugar, las luchas por la emancipación deberían ser, también, feministas. Porque en cualquier tiempo y lugar, si hay opresión, las mujeres estamos más oprimidas, si hay pobreza, las mujeres somos más pobres, si hay violencias, las mujeres contamos entre quienes más las padecemos. Por eso, más allá de todas las demás estructuras de poder que nos atraviesan —pero sin obviarlas— las mujeres deberíamos luchar por abolir la dominación masculina. Dicho de otro modo: desde una perspectiva feminista, hoy tocaría estar tanto en contra de la imposición de la talla 38 como de la del velo. Del mismo modo y desde la misma perspectiva, los tiempos nos estarían obligando a posicionarnos y a actuar tanto en contra de la prohibición —cada vez más extendida en los países europeos— del velo, como de la proscripción —hipotética, pues la modernidad occidental manda y manda cuerpos que infantilizan y enferman a las mujeres— de la talla 38.

 

Sentencias islamófobas: el mejor abono para el fascismo

De acuerdo con este razonamiento, solo podemos estar en contra de la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea del pasado martes 14 de marzo. Esta sentencia avala la posibilidad de las empresas de prohibir el velo islámico o hiyab en el trabajo. A nuestro juicio, la decisión judicial supone un revés al esfuerzo de las mujeres por conquistar de forma autónoma sus derechos —el derecho a tener un empleo, por ejemplo—, al tiempo que un respaldo a las corrientes islamófobas que se están extendiendo peligrosamente por el mundo occidental. Entre estas, cabría destacar aquellas que dicen rechazar el islam en defensa de los derechos de las mujeres.

El caso del Frente Nacional de Marine Le Pen resulta paradigmático en este sentido. En su vídeo de promoción para la campaña presidencial del 2017, elocuentemente titulada "En nombre del pueblo", Le Pen se presenta, de entrada, como mujer y en calidad de tal, como "afectada por la violencia extrema de las restricciones de las libertades de las mujeres que se multiplican en todo nuestro país con desarrollo del fundamentalismo islámico". En una sola frase, Le Pen hace hábilmente gala de dos usos perversos de un supuesto feminismo. En primer lugar, el oportunismo de destacar su género, en línea con la nueva tendencia de valorización de la presencia femenina, per se, en las fuerzas políticas. Pensemos en las elecciones de EEUU, en las primarias de Podemos o en las recientes declaraciones de Purificación Causapié apoyando la candidatura de Susana Díaz. Un género que además, y siempre desde un planteamiento esencialista, la haría especialmente sensible a la opresión de las mujeres. Pero, atención, no a cualquier opresión, pues no alude a ninguna de las terribles violencias machistas que resultan del patriarcado —desde los feminicidios a la feminización de la pobreza—, sino solo a las potencialmente provenientes del fundamentalismo islámico.

En un partido en el que, por ejemplo, el debate sobre el aborto está lejos de haberse cerrado —como demuestra la diferenciación establecida por Marion Le Pen entre el aborto terapéutico y el "de confort"— y que se halla absolutamente atravesado por fundamentalismos católicos y nacionalistas, la única fuente de peligro para las libertades y derechos de las mujeres provendría, desde el punto de su lideresa, de los —construidos como— Otros. Esos Otros casualmente más morenos, que quizá sean también franceses pero nunca, desde una perspectiva colonial y racista, !igualmente" franceses: pues nunca serán franceses de souche, franceses de pura cepa. Por desgracia, estas dos formas de pretender comprar la confianza y los votos de las mujeres, esto es, vendiendo el espejismo de un feminismo esencialista e instrumentalizándolo para alcanzar otro objetivo —en este caso, la criminalización de los extranjeros o franceses de origen árabe, así como la victimización de las extranjeras o francesas de origen árabe— es un campo frecuentemente abonado por las instituciones de la democracia representativa —como el Tribunal Europeo, por ejemplo—, donde el oportunismo más descarado de la nueva extrema derecha solo tiene que plantar sus semillas de fascismo.

 

Autonomía de decisión, la mejor arma para defender los derechos y libertades de las mujeres

Las mujeres, ya seamos laicas o adeptas de cualquier credo religioso, debemos contar, individual y colectivamente, con los recursos, derechos y libertades para llevar a cabo los proyectos de vida que hayamos decidido de la forma más autónoma posible. Según las circunstancias concretas y en función de las múltiples relaciones de poder específicas que nos atraviesan —pues con el género se cruzan clase, raza, diversidad funcional, estatus administrativo, edad...—, cada una de nosotras, juntas o por separado, nos las ingeniamos, consciente e inconscientemente, para sortear los obstáculos que las diferentes relaciones de dominio erigen en nuestro camino. Así, pues, no ser madre puede ser una vía para no someterse a un trabajo de cuidados aún no suficientemente socializado ni distribuido entre los géneros; no firmar un contrato matrimonial heterosexual, una forma de conservar la autonomía; emprender un peligroso viaje de México a EEUU, un modo de escapar del trabajo esclavo de las maquilas; someterse a un empleo precarizado, un medio para construirse la imprescindible habitación propia.

De la misma forma, llevar velo puede ser, en determinadas circunstancias, la manera de moverse libremente por un espacio público o de reinvindicar y empoderarse desde una identidad discriminada. Las mujeres sabemos lo que queremos y tenemos derecho a decidir. No queremos que nos salven ni que decidan en nombre de nosotras: ninguna jerarquía institucional, ni médica, ni política, ni religiosa. No queremos que nadie decida sobre nosotras, sin nosotras.

*Marisa Pérez es coordinadora de la Fundación de los Comunes

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Madrid necesita un plan https://blogs.publico.es/contraparte/2017/02/28/madrid-necesita-un-plan/ https://blogs.publico.es/contraparte/2017/02/28/madrid-necesita-un-plan/#respond Tue, 28 Feb 2017 11:05:19 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1547 Continuar leyendo "Madrid necesita un plan"]]> .

Raquel Rodríguez (@RakiRodrguez) y Pablo Carmona (@pblcarmona) *

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Desde hace algunos meses se ha vuelto a plantear la necesidad de revisar el planeamiento de la ciudad de Madrid. En este sentido, tendemos a pensar que el Plan General actualmente vigente estaba planteado con un solo objetivo: permitir el desarrollo de la ciudad hasta agotar el suelo. Esta es, sin embargo, una visión parcial y algo ingenua ingenua del documento publicado en 1997.  El Plan incluía también decenas de operaciones dentro de la ciudad habitada, algunas heredadas del Plan General de 1985, si bien revisadas desde la óptica de la rentabilidad económica del operador, con la justificación de que sin generosas prebendas las propuestas no se llevarían a cabo. De hecho, muchas de las operaciones que están hoy en discusión ya estaban previstas en 1997; es el caso del el TPA, el Paseo de la Dirección, las cocheras de Cuatro Caminos o la Operación Chamartín.

Además, y como no podía ser de otra manera, el PGOU recoge toda la regulación aplicable dentro del tejido construido y habitado, destacando la  ordenación de los usos y la posibilidad de transformación del tejido físico. Permite o prohíbe la instalación de nuevas actividades económicas estableciendo las condiciones de convivencia con la vida ciudadana: movilidad, ruidos, calidad ambiental, soleamiento, etc. Los procesos de turistificación del centro, manifiestos en el crecimiento de hoteles, apartahoteles y pisos turísticos con todos los efectos asociados (elevación de precios, cambio del comercio, expulsión de población), así como la gentrificación o el abandono de la periferia están íntimamente relacionados con la propuesta que el plan general tiene para el conjunto del tejido habitado. Valga decir que el plan general de 1997 era sobre todo un proyecto y un modelo de ciudad para toda las áreas habitadas. No es, por eso, de extrañar que el cambio de paradigma en el mundo urbano, también en Madrid (y que podríamos resumir en el lema de "la intervención en la ciudad habitada" frente a la expansión de la ciudad, propia de los años del boom), esté capitaneado también por el negocio inmobiliario, que una vez más parece campar a sus anchas.

Aunque el planeamiento parezca un instrumento farragoso e incompresible, siempre esconde una propuesta concreta que dirige nuestras ciudades hacia uno u otro punto. Y más importante aún, nos guste más o menos, la herramienta de planificación, es el marco legal que gobierna el desarrollo de la ciudad. Su vigencia es además indefinida. O lo cambiamos por uno nuevo, o el plan general de 1997 seguirá marcando el futuro de Madrid. Con este marco, la apuesta por nuevas estrategias urbanas, muchas de ellas estupendas, que recogen algunos de las demandas ciudadanas y que pretenden poner solución a todos los problemas detectados, no podrá nunca sustituir ni someterse a las previsiones de 1997. Aquellas estarán condenadas en el mejor de los casos a convivir con estas. Y en el peor, a someterse a lo dispuesto en el plan general. Por eso, ante la duda y en la mesa de los servicios jurídicos, siempre prevalecerá el modelo neoliberal, donde los agentes inmobiliarios construyen y en gran parte deciden sobre la ciudad.

Contra la redacción y discusión pública de un nuevo plan se suelen presentar multitud de problemas. Uno de los mantras para evitar modificar el planeamiento vigente proviene de la llamada "judicialización". No obstante, en un contexto como el actual, donde las propuestas se juegan dentro de la ciudad habitada, el recurso a los tribunales debe entenderse como la representación del pulso de los ciudadanos y los movimientos sociales con el sistema inmobiliario; especialmente, en una situación en la que los poderes públicos parecían haber tirado la toalla. Desde el inicio de la crisis en 2007, los recortes presupuestarios han producido un progresivo vaciamiento de la administración, como si esta no dispusiera de toda una maquinaria de recursos patrimoniales y humanos capaces de seguir pensando e inventando formas más baratas de dar solución a los problemas cotidianos. Por otra parte, la judicialización de los procesos ha permitido redefinir algunos de los criterios que se estaban aplicando, consiguiendo una ciudad un poco más justa. Ejemplo de ello son la reserva del 10% de la edificabilidad residencial para vivienda de protección o la reserva de las redes locales junto a la edificabilidad.

Uno de los grandes retos en estos momentos es repensar el papel de cada uno de los agentes en la construcción de la ciudad. Desde el inicio del planeamiento en 1956, el sistema inmobiliario ejecuta las previsiones de la administración. Su protagonismo, de hecho, no ha parado de crecer. A resultas de ello, la ciudad ha dejado de construirse para dar cobertura a las necesidades de la población, especialmente cuando la provisión de estas necesidades no era económicamente rentable.

El desarrollo urbano se viene justificando en términos de "progreso", como generador de actividad económica y empleo. Contra este argumento, habremos de poner siempre delante la democracia. Es el momento de recuperar el control sobre la producción de nuestra ciudad. Nos jugamos demasiado en esta batalla como para no disponer de todas las herramientas posibles.

 

*Pablo Carmona Pascual es concejal por Ahora Madrid del Ayuntamiento de esa ciudad.
Raquel Rodríguez Alonso es arquitecta urbanista.

]]> https://blogs.publico.es/contraparte/2017/02/28/madrid-necesita-un-plan/feed/ 0 Invención y contagio democrático https://blogs.publico.es/contraparte/2017/02/20/invencion-y-contagio-democratico/ https://blogs.publico.es/contraparte/2017/02/20/invencion-y-contagio-democratico/#respond Mon, 20 Feb 2017 10:36:23 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1537 Continuar leyendo "Invención y contagio democrático"]]> .

Alvaro Oleart (@AlvaroOleart) y Juan Domingo Sánchez Estop

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En los últimos doce meses hemos visto una nueva serie de movilizaciones populares en distintos países, que en cierto modo prolongan o emulan los movimientos de las plazas de 2011 en España. Durante la primavera de 2016, en Francia apareció la ‘Nuit Debout’, un movimiento originado en protesta a la reforma laboral propuesta por la ministra de trabajo, Myriam El Khomri, del gobierno socialista de François Hollande. Contemporáneamente, Bernie Sanders organizó un verdadero partido-movimiento en su batalla contra Hillary Clinton por la nominación a candidato de la presidencia de los Estados Unidos por el Partido Demócrata. A pesar de la victoria del ‘establishment’ demócrata (personificada en Clinton) y la posterior derrota de los Demócratas en las tres elecciones simultáneas que tuvieron lugar en noviembre 2016 (presidencia, congreso y senado, las tres vencidas por los Republicanos liderados por Donald Trump), la movilización en Estados Unidos ha sido más fuerte que nunca (tal movilización podría compararse al 15-M español, nacido de un gobierno ‘progresista’ y que en primera instancia tuvo como consecuencia un gobierno profundamente reaccionario). La Marcha por las Mujeres, las manifestaciones en favor de los inmigrantes refugiados y las protestas regulares que estamos presenciando son un claro síntoma de ello. La elección de Donald Trump ha echado más leña a un fuego que ya estaba ahí. Al mismo tiempo, durante el verano de 2016, Jeremy Corbyn revalidó su condición de líder del Partido Laborista británico, el partido político europeo en la actualidad con más miembros. La elección de Corbyn como líder laborista tuvo lugar después de un golpe interno fallido por parte del ‘establishment’ laborista. La movilización popular animada por Corbyn, la gente, mantuvo al ‘outsider’ en su lugar. Las movilizaciones de las mujeres en Polonia contra una ley del aborto promovida por la mayoría gubernamental ultracatólica y nacionalista lograron frenar el proyecto. Por último, en los últimos días hemos visto una serie de movilizaciones importantes en Rumanía, donde el gobierno pretendía hacer aprobar una iniciativa para suavizar las penas por corrupción de los políticos. Incluso después de retirar tal iniciativa, las movilizaciones se han mantenido. Además, durante todo este período, una iniciativa como el TTIP y el CETA (que desgraciadamente fue aprobado ayer por el Parlamento Europeo) ha despertado una movilización trans-Europea nunca vista antes sobre un tema europeo.

¿Qué está pasando? ¿Hay alguna conexión entre los diferentes fenómenos? Nuestro punto de vista es que sí. Se trata de un ciclo de movilización que se ha abierto y que puede llevar a cabo una serie de cambios en el ‘status quo’ importantes. Asumiendo que existe una relación entre los diversos fenómenos, vamos a intentar analizar qué está sucediendo y por qué.

De entrada, cabe destacar la quiebra material de la clase media tanto en Europa como en Estados Unidos, una clase incapaz de reproducirse a sí misma, debido al colapso de sus bases materiales tanto en la economía como en el Estado. La doctrina económica del ‘trickle-down’, el Neoliberalismo, no ha hecho otra cosa que aumentar la diferencia entre ricos y pobres en países europeos y Estados Unidos, y los estados ya no están en condiciones de cooptar en sus aparatos burocráticos a amplias capas de lo que hasta ahora fueron clases medias.

Contemporáneamente, han aparecido una serie de ideas en la esfera pública que se han difundido de forma nunca antes vista, en parte gracias a las nuevas tecnologías. Ideas como la ‘democracia’, la ‘igualdad’ o la ‘justicia’ siempre han existido, pero raramente han tenido implicaciones políticas. Han sido, en palabras del socialista del siglo XIX Auguste Blanqui, "ideas de goma", ideas elásticas carentes de contenido concreto y de proyección práctica, lo que hacía que "todo el mundo podía llamarse demócrata, sobre todo los aristócratas." Sin embargo, a través de la acción colectiva, de la acción cognitiva por parte de individuos conectando con otros individuos, tales ideas hasta ahora vacías, tienen el potencial de conectar con la situación material de una parte importante de la población europea y estadounidense (la situación en países del Sur global es diferente, de ahí que no hayan sido incluidos). Tales ideas (como la del ‘Podemos’ inicial) pueden ser entendidas como partículas subatómicas, como fotones, que tienen una doble naturaleza, siendo al mismo tiempo partículas y ondas. Los fotones son partículas imperceptibles que terminan percibiéndose cuando se convierten en ondas, cuando se mueven. De la misma forma, una idea como la democracia, defendida en público de forma colectiva, puede difundirse más allá de estados y fronteras, circulando por canales muy diversos Una innovación consistente a menudo en la resignificación de un término de la ideología política común, termina produciendo lo que el sociólogo Gabriel Tarde denominara "fenómenos de contagio.".

Las movilizaciones de las que estamos siendo testigos tienen una base material y otra ideacional. Cuando ciertas ideas coinciden con una coyuntura material, la acción colectiva se hace no sólo probable, sino que es percibida como necesaria por parte de grupos sociales que perciben en sus propias vidas la falta de democracia y justicia que afecta a amplias capas de la población en sus países y en el resto del mundo. La invención de ideas y acciones sociales, y su difusión son elementos fundamentales del cambio social. Tales ideas y acciones quizá ya existían en la sociedad hace diez años, pero no estaban tan difundidas como lo están ahora. Permanecían "latentes", al no haberse producido la quiebra del modelo de control social constituido por el "efecto clase media", ese dispositivo a la vez ideológico, político y económico, que ha permitido al capitalismo estabilizarse relativamente en los países del centro desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta la segunda década del siglo XXI. Otro motivo de esta latencia era la inexistencia hasta hace una veintena de años de redes mundiales de comunicación interactiva como Internet.

Con un cambio en el contexto político como el que estamos viendo (Brexit, Trump, Le Pen al acecho de la presidencia en Francia), la difusión de la movilización popular con una dimensión internacional es fundamental. La globalización Neoliberal ha abierto una ventana de oportunidad para que un movimiento social la combata en favor de una liberación de los comunes globalizados. El capital se globalizó hace 30 años. Es el momento de organizar de forma deliberada una oposición globalizada al Neoliberalismo. Esta oposición, contrariamente al prejuicio soberanista hoy arraigado en las izquierdas, implica no una utópica recuperación de la soberanía nacional, y una revalorización del Estado, sino la creación de comunes no estatales y la neutralización de unos Estados cuya función principal consiste en la cobranza de la deuda y la entrega de los comunes a propietarios privados. El ciclo de movilización popular en los países del Norte sugiere que existen las bases materiales e ideacionales para que ello tenga lugar. No faltan tampoco los modelos. Como explicó Christian Laval en el reciente encuentro de Roma sobre el comunismo, no se trata hoy de encerrarse en las dos prisiones complementarias que son la forma partido y el Estado nación. Es necesaria una organización independiente del Estado nación con la flexibilidad que tuvo la Primera Internacional para acoger no solo a asociaciones, partidos y sindicatos, sino también a individuos. Hoy día, la mediación -supuestamente necesaria para la izquierda- del partido y del Estado es un obstáculo a la constitución de un movimiento político global en red capaz de expresar las iniciativas de una globalización desde abajo basada en las singularidades y en la producción cooperativa de lo común.

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Sobre elitismo y liderazgos (a propósito de Podemos y el peronismo) https://blogs.publico.es/contraparte/2017/02/15/sobre-elitismo-y-liderazgos-a-proposito-de-podemos-y-el-peronismo/ https://blogs.publico.es/contraparte/2017/02/15/sobre-elitismo-y-liderazgos-a-proposito-de-podemos-y-el-peronismo/#respond Wed, 15 Feb 2017 09:23:43 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1528 Continuar leyendo "Sobre elitismo y liderazgos (a propósito de Podemos y el peronismo)"]]> .

Juan Domingo Sánchez Estop (@IohannesMaurus)

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1.
Es frecuente que se tache de «elitista» a quien critica las insuficiencias democráticas de un proceso de estilo plebeyo como el sorprendente congreso recientemente celebrado por Podemos. La crítica de un proceso abrazado por un sector de las clases populares y bastantes sectores de las clases medias la ven algunos como muestra de la supuesta «superioridad» cultural o social del intelectual respecto de las clases populares. Es perfectamente cierto que existe el elitismo, pero rara vez un elitista critica la falta de democracia ; lo que critica el elitista son los «excesos» de la democracia, el que se haya dejado en manos de un pueblo «poco preparado» toda una serie de decisiones importantes que atañen al bien común. El elitista critica la rebelión de las masas. La crítica del «principio del liderazgo» (mejor no traducir esto al alemán) no es nunca una crítica elitista sino democrática: no se basa en la «incapacidad» de la gente para gobernar, sino en lo contrario, en la idea de que la multitud, en condiciones de libertad, es mucho más capaz de gobernarse racionalmente que bajo el mando de unas élites o de un líder. Sencillamente, como sabía bien Maquiavelo, es más fácil que una decisión política absurda sea tomada por una o unas pocas personas que por una asamblea amplia donde entran en contraste muchos pareceres.

2.
El problema del elitismo es perfectamente real. Sin embargo, el único elitismo no consiste solo en lo que en Argentina denominan el «gorilismo» de las oligaquías, ese profundo desprecio de estas por las clases populares que constituye el reflejo especular de la adulación de las «cabecitas negras» por parte del peronismo. El elitismo, concretamente el intelectual, es también un problema que arrastran los movimientos de izquierda desde sus orígenes. Muchos dirigentes de la izquierda se presentaron a sí mismos, o fueron presentados por sus regímenes, como dueños de una verdad definitiva sobre la historia que la gente del pueblo ignoraba, una verdad materializada en las famosas «Obras Completas», de Lenin, de Stalin, de Kim Il Sung, etc. La posesión de esa verdad justificaba su mando. En este caso, se daba la paradoja de que la dinámica pasional de admiración que permitía a estos dirigentes mandar y hacía que el pueblo les obedeciese, se basaba en el supuesto saber racional que se atribuía al dirigente. La pasión, lo irracional, surgía así de un amor por lo racional en el Otro. También ha podido basarse la obediencia al líder en otro aspectos, en otras formas de poder abiertamente pasionales, como ocurrió con los dirigentes de la revolución mexicana o con líderes tales como Perón, Evita o Hugo Chávez. Fue este también -sintomáticamente- el caso de los liderazgos reaccionarios como el de Mussolini o Hitler. En todos estos ejemplos, el seguimiento del líder estuvo basado en la capacidad superior que se le suponía, su misterioso «carisma», esto es su capacidad de unir a mucha gente en pos de un objetivo común. Puede decirse, en síntesis, que la relación con el líder, sea cual sea la cualidad que se le supone, es una relación pasional, afectiva, que genera obediencia.

3.
Las dinámicas pasionales e imaginarias son fuertemente interclasistas. No son una cualidad exclusiva de la «plebe» como suponen las oligarquías. En el caso de Podemos -y del peronismo- estas pasiones políticas atraviesan capas de población con una alto nivel de formación académica, como ocurre, por lo demás, en todos los movimientos y corrientes políticas, pues como correctamente afirma Laclau "toda política es populista". Este es un hecho difícilmente controvertible: el ser humano es un animal que tiene imaginación y afectos y se rige sobre todo por ellos, no por una verdad racional, sea esta real o supuesta. Tal vez lo clasista sea pensar, más allá de este hecho, que la gente «del pueblo» solo puede participar en la política bajo las formas de la obediencia pasional a un mando y no es capaz de protagonismo propio. No solo es profundamente discutible esa idea, sino que siempre ha sido el argumento central de las políticas reaccionarias. Existe un «gorilismo» que desprecia al pueblo por sus afectos y pasiones (como si fueran una característica exclusiva del pueblo, y no de toda la especia humana) y que tiene a las clases populares por incapaces de criterio propio. Es esta una forma muy común de «gorilismo», que echa sus raíces en el hecho de que, en el capitalismo, el Estado tenga el monopolio -al menos formal- de la política. En esto coinciden todos los «gorilismos», sean de izquierda, de derecha, o incluso populistas. Quienes lo practican se arrogan, como partes del Estado, una parte del monopolio colectivo de la política por la clase política, considerando al pueblo, en coherencia con ello, incapaz de producir un conocimiento propio de sus circunstancias e intereses vitales o de actuar unido, si no es bajo su mando.

4.
Es posible, sin embargo, otro tipo de política que propicie, y no impida, que la plebe sea un actor político de pleno derecho. No se trata de que no existan liderazgos, pues todos los seres humanos vivimos en la imaginación y en la pasión, y existen coyunturas afectivas en las que surgen líderes. Nadie puede impedir que la imaginación y las pasiones de un individuo lleguen a influir a un sector significativo de la población, ni que este sector se identifique con este individuo. Sin embargo, una política democrática debe tender a hacer desaparecer los liderazgos o a atenuarlos fuertemente a través de una participación popular real, nunca a la perpetuación o el refuerzo de formas de dependencia personal y afectiva. La propia historia del peronismo, ese paradigma del liderazgo populista, es una historia de resistencia popular y de conquistas sociales y democráticas que no cabe despreciar, pero el propio peronismo también conoció liderazgos que, en más de una ocasión, llegaron a ser fuertemente represivos y contrarios a los intereses populares como el de Isabelita y López Rega. Solo la democracia, esto es la participación activa de la gente en las cosas comunes, educa a los propios actores y les permite tomar en sus manos su vida colectiva evitando las derivas de los liderazgos y consolidando instituciones de una democracia real. Las políticas elitistas, en las que, como en los liderazgos populistas autoritarios, unos mandan y otros obedecen, no contribuyen a esta autoeducación, sino que la bloquean.

5.
España es un país donde la dictadura del General Franco se erigió en protectora del pueblo frente a sus bajas pasiones, a su violencia (sus «demonios familiares» en palabras del «Caudillo»), pues estas conducen según este discurso, a la guerra civil y al caos. También es ilustrativa a este respecto la experiencia de los socialismos reales, maestros en la intimidación y la infantilización de las poblaciones por un líder o un partido que «siempre tiene razón», según el orwelliano himno de las juventudes comunistas germanoorientales. Se debe ser muy prudente, por lo tanto, frente a todo retroceso democrático, todo recorte de libertades, o merma de la participación. El propio Hugo Chávez, que era un líder populista bastante lúcido, tal vez debido a sus orígenes populares, dijo que cuando, en un proceso revolucionario se retrocede en materia de libertades, ya no hay vuelta atrás. Lo mismo había afirmado, por cierto, Rosa Luxemburg, lo mismo intuyó también Gramsci. Pero no hace falta ser un gran líder ni ningún genio del pasado para comprenderlo: el propio Pablo Iglesias dijo en uno de sus mejores momentos que «cuando tú no haces la política, otros la harán por ti»...y contra ti. Tal vez sea este el único «pablismo» indispensable.

 

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Vista Alegre II: Se acaba el espectáculo, ¿comienza la política? https://blogs.publico.es/contraparte/2017/02/14/vista-alegre-ii-se-acaba-el-espectaculo-comienza-la-politica/ https://blogs.publico.es/contraparte/2017/02/14/vista-alegre-ii-se-acaba-el-espectaculo-comienza-la-politica/#respond Tue, 14 Feb 2017 13:00:06 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1517 Continuar leyendo "Vista Alegre II: Se acaba el espectáculo, ¿comienza la política?"]]> Mucho, mucho ruido, Ruido de ventanas,
Nidos de manzanas Que se acaban por pudrir.
Mucho, mucho ruido, Tanto, tanto ruido,
Tanto ruido y al final Por fin el fin.
Tanto ruido y al final...

Joaquín Sabina

Raúl Camargo (@Camargoraul)

Secretario Político de Podemos Comunidad de Madrid, militante de Anticapitalistas.

Vista Alegre II terminó. Tras el ruido ensordecedor, llegó el final. Toca analizar las causas de un resultado inesperado por lo contundente, y apuntar algunas líneas para la acción futura, donde el espectáculo y el psicodrama deje paso de una vez a la política. Aquí van cinco  reflexiones urgentes sobre la  segunda Asamblea Ciudadana de Podemos:

1. El proceso interno que llevó a la renovación de la dirección de Madrid adelantó muchas claves que luego se han repetido, y ampliado, en este. Allí la relación de fuerzas era más favorable de entrada  al errejonismo, que de haber ganado esa plaza, se hubiera proyectado de forma imparable hacia el Congreso estatal. La táctica adoptada por Anticapitalistas y Reinicia Podemos –nombre del espacio más amplio en aquel proceso– entendió que había que ceder visibilidad y espacio para ganar tiempo y creo que tomamos la decisión correcta. La tarea más urgente entonces era que las tesis más institucionalistas y moderadas no se hicieran hegemómicas. Ese proceso señaló que el pablismo tenía más fuerza de la pensada, en sectores de extracción popular y que entre los inscritos y las inscritas de Podemos ese sector era fuerte incluso en un entorno principalmente urbano. El resultado de Madrid, tomando como referencia la media de la lista, no fue tan ajustado como se hizo creer: 51% para Juntas Podemos –pablistas+Anticapitalistas) frente a 39% (errejonistas). Había ya indicios pues, de que la situación en Vista Alegre II podía reproducirse, teniendo en cuenta el peso de Madrid en el conjunto de Podemos. El sector de Errejón no lo evaluó de la misma forma, y se lanzó con todo en la asamblea estatal. De ahí el error que les ha llevado a sufrir un batacazo considerable: sobreestimar la relación virtual, y a través de las redes sociales, frente a la identificación real y medida de la mayor parte del cuerpo adscrito a Podemos con la figura de Pablo. En este sentido, la relación populista con las bases la tiene, paradójicamente, mucho mejor conseguida Iglesias que Errejón.

2. Toda la disputa descarnada que ha rodeado a esta Asamblea tiene que ver con una cultura política muy determinada por el modelo de Vista Alegre I: competición pública para ganar a un electorado que no milita y al que hay que llegar por los medios de comunicación y las redes. Como los cargos se reparten bajo esos parámetros, figurar en medios y acumular seguidores en redes se convierte en uno de los empeños esenciales de cualquier aspirante. Toda la cultura de Podemos está impregnada por esa máxima, que acaba por conferir a la comunicación y sus derivados, el monopolio de la acción política. Así los medios de comunicación se convierten en el escenario de todos los debates internos, en lugar de los órganos internos cuyo papel en la etapa que termina ha sido casi testimonial. Con los excesos añadidos de una lucha por el control del proyecto, los elementos que han sazonado el espectáculo de estas semanas estaban ya ahí desde hace dos años y medio por lo menos.

3. El pablismo se ha consolidado como la corriente que tendrá todo el control del aparato estatal de Podemos. Tienen base popular para poder mejorar y extender la implantación de Podemos, pero a cambio, deberían aplicar fórmulas de descentralización que su documento organizativo ignora o directamente rechaza. Más allá de un CCE donde contará con mayoría absoluta, los principales contrapesos en este periodo vendrán de los territorios. Esperemos que, no obstante, sepan integrar y construir una dirección colectiva hasta ahora ausente, y que los órganos de dirección sirvan para deliberar y para trasladar de manera ordenada debates al conjunto de la militancia y de los círculos.

4. El sector de Errejón ha quemado muchas naves en esta batalla. Abusar tanto del adjetivo " ganador" y del verbo " ganar" cuando se pierde un proceso interno tras otro, puede acabar creando extrañamiento en los ajenos y frustración en los propios. El proyecto de Errejón infravaloró el peso acumulado por tradiciones políticas y sociales pasadas y presentes en este país de países, y la aplicación de las teorías de Laclau a una región del sur de Europa no han cuajado bien. Esto no es un país de América Latina.  La hipótesis populista introdujo novedades interesantes sobre el uso del discurso pero lo alejó de tal modo de las relaciones materiales efectivas, que ha acabado haciendo mucho ruido pero abriendo pocas nueces. Necesitarán perfilar su corriente más allá de la consigna permanente y la consabida campaña en Twitter. Son necesarios y necesarias claro que sí, pero harían bien en revisar algunos preceptos que les llevan a considerar a todos los demás perdedores y desfasados frente su infalible transversalidad.

5. Y, por último, pero no menos importante, Podemos en Movimiento y Anticapitalistas. La decisión de presentar un espacio propio ha sido un acierto, pero no era evidente tras el resultado de Madrid y el de Andalucía. Una decisión arriesgada, donde cedimos espacio para ganar visibilidad, y que ha sido fundamental para proyectar un tercer sector radical, movimentista, pero sensato y razonable. Una siembra cuya recolecta será en diferido, como lo fue el haber apostado por otro modelo en Vista Alegre I cuando la tempestad por ganar a toda costa arreciaba. La lista era magnífica, la campaña también lo ha sido y solo un sistema tan injusto como mezquino nos deja con dos representantes cuando podrían ser nueve o diez con cualquier sistema proporcional. Una de las lecciones del 15-M es que no se puede decir una cosa y hacer otra. No podemos criticar el sistema electoral español y tener un sistema interno mucho menos democrático. Si el método Desborda se aplicase en el Congreso, Podemos tendría menos de la mitad de los diputados de los que ahora tiene.

Tras este congreso, Anticapitalistas puede felicitarse por una buena campaña, donde se ha demostrado espíritu de equipo, donde se ha respetado el contrario, y se ha sido leal al proyecto de Podemos y eso ha redundado en una "victoria moral" –como han señalado varios medios. Esta acumulación lenta de legitimidad sin duda será de máxima utilidad para lo que está por venir. Alentar un nuevo ciclo de movilizaciones será una de las tareas colectivas esenciales que tiene que ocuparnos, y  para ello, las relaciones que Podemos en Movimiento y Anticapitalistas tienen con los movimientos sociales serán fundamentales.

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Las venas abiertas de Vistalegre II https://blogs.publico.es/contraparte/2017/02/08/las-venas-abiertas-de-vistalegre-ii/ https://blogs.publico.es/contraparte/2017/02/08/las-venas-abiertas-de-vistalegre-ii/#respond Wed, 08 Feb 2017 09:31:19 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1504 Continuar leyendo "Las venas abiertas de Vistalegre II"]]> .

Pablo Carmona (@pblcarmona),

Concejal del Ayto. por Ahora Madrid

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El próximo viernes 11 de febrero se cierra el plazo para que todas las personas inscritas en Podemos voten a los distintos equipos presentados. En medio, la campaña electoral se ha convertido en una lucha en el barro protagonizada por Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, con la asistencia de miles de personas atónitas que intentan entrever el fondo político de estas luchas de poder. En principio no debería sorprendernos que Podemos, máquina de guerra electoral construida en torno a figuras de enorme poder mediático y articulada de un modo tan piramidal, tenga que resolver sus cuitas a mamporros en la cumbre. Nadie puede negar ya, que todo el diseño del partido, sus estructuras jerárquicas y su modelo de hiperliderazgos conducen a un guión como el de Los Inmortales: sólo puede quedar uno.

Por desgracia, Vistalegre II no va más allá del guión de esta película. Se trata de una encrucijada  donde se debe resolver a un mismo tiempo la "finalísima" entre los dos grandes líderes supervivientes y también la construcción de un nuevo modelo organizativo-político. La paradoja está en que al mismo tiempo que hay que salvar la organización, para lo que se debería distribuir el poder, hay que dejar intacto el corazón de la maquinara bélica que debe tutelar todo el proceso. Sólo manejando esta aporía se puede entender como en el momento de mayores intenciones aperturistas se produce la más encarnizada lucha por el poder.

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Podemos como movimiento popular

Si repasamos los documentos políticos presentados para esta segunda asamblea ciudadana vemos los detalles del momento peculiar en el que nos encontramos. Comenzamos por el documento titulado Desplegar las velas. Un Podemos para Gobernar del equipo de Iñigo Errejón, Rita Maestre, Clara Serra y otros compañeros y compañeras, donde se define –a su criterio– lo que debería ser el nuevo Podemos. Según el texto se trata de armar "una organización democrática y popular, distribuida, territorializada, feminizada, compleja y capacitada para gobernar nuestro país" para lo cual nos adentraríamos –siempre según esta propuesta–, en una fase en la que el foco se debe poner en "construir pueblo" y "comunidad popular". El objetivo es algo así como levantar "una sociedad dentro de una sociedad", creando todo tipo de engranajes sociales, incluidas asociaciones deportivas "especialmente futbolísticas" (sic.) y todo ello desarrollando una labor "paciente y cuidadosa" para federar las aspiraciones y las demandas existentes.

Menos adornado pero en la misma línea va el documento presentado por Pablo Iglesias, Irene Montero y Pablo Echenique, entre otras muchas personas. En su ponencia titulada Plan 2020. Ganar al PP, gobernar España, construir derechos se propone un Podemos que "forme parte de un gran movimiento popular y ciudadano que avance posiciones" de cara al nuevo ciclo 2019-2020. Para ello se aventura incluso la necesidad de construir una organización con 100.000 militantes y un millón de inscritos.

Como se puede ver, lo que hay que hacer –según ambos documentos– es subir la apuesta en términos de construcción de "movimientos populares" y de oposición política. Toca un Podemos a pie de calle. Y lo más importante en ambos documentos, Vistalegre I queda atrás, la máquina de guerra electoral ahora no conviene, hay que enterrarla hasta nueva orden.

El resultado de la argucia lingüística "ahora toca esto" y "antes tocaba lo otro" es que ambas candidaturas se amparan en un nuevo paradigma político movimentista, de superación de las listas plancha, de diversidad, municipalista y de profundización democrática, justo lo que fue expulsado a patadas de Vistalegre I. De hecho, todos los mecanismos discursivos y organizativos que operaron en aquel momento, capitaneados por el tandem Íñigo-Pablo fueron dirigidos a construir aquella máquina de guerra electoral que sólo podía existir borrando todo lo que sonase a diversidad, apertura, movimientos o democratización de la estructura. Por aquel entonces, todo el esfuerzo se concentraba en un momento excepcional que requería poderes excepcionales (sic.)

Por esta razón resulta tan poco creíble el análisis de fases explicitado en ambos documentos. Porque tras él se esconde la necesidad desentenderse de las consecuencias que trajo aparejadas aquella prueba de fuerza del aparato electoral-plebiscitario contra los ecosistemas vivos de movimiento. Tanto uno como otro, saben que aquella demostración de fuerza aplastante les ha pasado factura en aquellos lugares –los de mayor actividad y viveza política, incluso en los propios círculos–, que ahora resultan tan necesarios, precisamente cuando ha quedado claro que no se va a llegar al gobierno en dos zancadas y toca movilizarse como oposición.

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Interpretaciones de fase

También se debe analizar la explicación que se ofrece en ambos documentos de lo que ha sucedido en los dos últimos años de evolución de Podemos. Lo que para los equipos de Pablo Iglesias e Iñigo Errejón es una evolución lineal: primero vino una fase de expansión hacia el poder y luego un momento donde se imponen nuevas necesidades es, por decirlo educadamente, algo más compleja.

Ambos documentos toman la dimensión plurinacional, la diversidad territorial y el municipalismo como fuentes de inspiración para trabajar a futuro. Sin menospreciar estas ideas, que son básicas en el crecimiento de cualquier iniciativa política a nivel estatal, debemos corroborar también, que su desarrollo se produjo en demasiadas ocasiones "a pesar" del diseño original hecho por el núcleo fundador de Podemos, un exceso de tacticismo comparable al que se ahora pretende con esta nueva fase aperturista de Podemos.

De hecho, las diversas vías abiertas en territorios como Asturias o Andalucía, pero sobre todo en Cataluña o Galicia son, en cierto modo, el efecto directo de querer explorar otros modelos de construcción de herramientas electorales en el mismo espacio-tiempo que el Podemos original, en el mismo ciclo electoral. Ya en aquellos momentos, eran muchos los que consideraban la necesidad de pensar algo que fuera más allá del modelo Vistalegre.

Esta necesidad se hizo aún más evidente en las apuestas municipalistas. En casi todas las grandes capitales y en no pocas ciudades pequeñas, el modelo de construcción municipalista se debordó hacia cauces mucho más democráticos, e incluso movimentistas. Esto se logró gracias a que en esas candidaturas participaron actores independientes que prefirieron la radicalización y profundización democrática antes que la maquinaria de asalto que también en aquel caso –aunque con menor fuerza–, quiso imponer Podemos en muchas candidaturas.

Por eso, la nueva fase de apertura no se ha producido por decreto, fruto de un nuevo análisis de coyuntura derivado de los resultados electorales y de la llegada de Rajoy, sino que es el resultado de un lento pero eficaz desborde del modelo Vitalegre I. Se trata de un nuevo sentido común que ha calado en los sectores más activos de Podemos y que obliga a sus máximos dirigentes a sumergirse en él y a la vez a pelear por capitanearlo. De nuevo, difícil dilema.

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¿Hacia dónde va Vistalegre II?

Tras esto, quizás el documento político que mejor resuelve estas paradojas es el titulado Por un Podemos en Movimiento de la candidatura que se articula en torno a Anticapitalistas. Este documento –lejos de decretar un cambio de fase–, aborda con claridad el futuro de la organización apelando a su trayectoria más reciente. De un lado reivindica la necesidad de construirse en torno a un discurso de ruptura, similar al que tuvo Podemos en sus fases iniciales, y por otro invita a hacerse cargo de las consecuencias que tuvo Vistalegre I. Se trata de un documento elaborado a partir de la autocrítica y no pasando página sin más, o caminando de puntillas por lo sucedido en los últimos dos años.

De acuerdo con esta propuesta, Podemos, a pesar de seguir teniendo una posición medular, ya no es el único artefacto político novedoso sobre la tierra. En su mismo campo, han crecido multitud de iniciativas que lo atraviesan tanto a nivel interno como a nivel externo, donde sin duda, las múltiples candidaturas municipalistas vuelven a ser el mejor ejemplo. Todo ello, implica reconocer  y apoyarse en esta proliferación de vías que nacieron con la idea de superar la herencia de Vistalegre I y –tal y como se define en el documento– la peligrosa subjetividad de poder que se generó en sus miembros y en torno a ese modelo de organización.

Al hacerse cargo de esta peligrosa herencia, la propuesta de En Movimiento aplica nuevos focos en su análisis. De un lado, es la propuesta que más amplía el campo analítico y su contexto. Es la que mejor ubica el problema europeo y de la crisis financiera para aterrizar en las formas sociales del capitalismo español. Es la única que rechaza que Podemos se presente en un fin en sí mismo, como parece entenderse de los demás. Y es la única que la considera como una herramienta que trata de federarse y coaligarse con otros para enfrentar un nuevo contexto.

Si del documento Recuperar la Ilusión (Íñigo Errejón) se desprende cierto afán de conquista capilar de la sociedad y del documento Plan 2020 (Pablo Iglesias) una alianza demasiado clásica entre movimientos e institución, el documentode Podemos en Movimiento es el único que explora con cierta complejidad una estrategia de contrapoderes, esto es, de construcciones políticas que basan la democratización en un conjunto de fuerzas que componen un sistema de contrapesos. Es cierto que en el documento de Pablo Iglesias aparece como una verdadera novedad la idea de contrapoder, tanto como movimiento, como en su idea de contrapeso interno, pero también es cierto que es un contrapoder que no cumple más función que la de cooperar con la labor institucional.

El documento de Podemos en Movimiento acierta al apostar con mayor grado de audacia no sólo en la autoorganización y la independencia del afuera institucional, algo repetido en los otros documentos, sino que además contempla las dimensiones de movimiento que escapan al ámbito de lo instituido. Toca el fondo de la cuestión al pensar los movimientos no en función de la necesidad de la estrategia institucional, sino como una función autónoma y capaz de construir nueva institucionalidad, de pensar el autogobierno.

Vistalegre II se afronta en un momento que a la vez es de impasse en Podemos y de deborde de su método original. Por eso es urgente generar nuevas iniciativas que vayan más allá de la herramienta Podemos. El documento Podemos en Movimiento apuesta por un nuevo sentido común en torno al cual se pueda federar una nueva pléyade de apuestas políticas y el propio Podemos se entienda como una federación de diversas sensibilidades. Incluso Pablo Iglesias ha titulado a su documento organizativo con el lema zapatista Mandar obedeciendo, aunque por ahora Vistalegre II siga más el guión de ver quien manda que de a quién obedecer. Si Podemos es generoso y sabe coaligarse y federarse, tomando lo mejor del método municipalista que se impuso en 2015, tendremos una nueva oportunidad. Quizás para eso se deba asumir con toda su complejidad otro lema zapatista. Los de la selva Lacandona decían, precisamente en su momento de máximo esplendor, capacidad y potencia, que el objetivo del Ejército Zapatista era desaparecer. Sería muy sano que tambien en Podemos se adoptara este lema, aunque sólo fuese como un ejercicio de ironía o una simple declaración de intenciones.

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Un año después del caso titiriteros. Por la libertad de expresión https://blogs.publico.es/contraparte/2017/02/05/un-ano-despues-del-caso-titiriteros-por-la-libertad-de-expresion/ https://blogs.publico.es/contraparte/2017/02/05/un-ano-despues-del-caso-titiriteros-por-la-libertad-de-expresion/#respond Sun, 05 Feb 2017 09:57:41 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1490 Continuar leyendo "Un año después del caso titiriteros. Por la libertad de expresión"]]>  

Las abajo firmantes somos personas comprometidas con la defensa de la libertad de expresión y con la cultura. Por ello consideramos imprescindible pedir explicaciones a los medios de comunicación y los partidos políticos que, con total irresponsabilidad, alimentaron la campaña de criminalización de los artistas Alfonso Lázaro y Raúl García, causaron daño a la actividad laboral y la carrera profesional de Ramón Ferrer, Lucía Callén y Jesús Carrillo y pidieron reiteradamente la dimisión de la concejal de cultura del Ayuntamiento de Madrid, Celia Mayer y de la concejal del distrito, Montserrat Galcerán. Con ello perjudicaron notablemente la convivencia pacífica en el distrito de Tetuán y en el conjunto de la ciudad.
Todos recordamos los acontecimientos: con motivo de una representación de títeres en una plaza del distrito de Tetuán en Madrid en plenos carnavales, los dos titiriteros autores de la pieza fueron detenidos y encarcelados en prisión preventiva primero y en régimen de aislamiento después. Se les acusaba de incitación al terrorismo. La causa dio pie a una avalancha de pronunciamientos a cada cual más desaforado: el PP de Madrid presentó denuncia contra la concejal de cultura por enaltecimiento del terrorismo y pidió su destitución, los responsables del PSOE dieron por buena esa acusación y se sumaron a la petición, lo mismo hicieron los miembros de C ́s y la propia área de cultura del Ayuntamiento presentó en un primer momento una denuncia contra la compañía teatral, si bien nunca compartió la acusación. Las críticas afectaban al área de cultura del Ayuntamiento y a la junta de distrito de Tetuán. Entre tanto este asunto (aparentemente nimio) abría los informativos televisivos durante varios días y copaba las primeras páginas de los periódicos.
Un año después los tribunales han archivado definitivamente el caso, primero la Audiencia nacional por entender que no hay enaltecimiento del terrorismo ninguno en la obra y después el Juzgado de instrucción de Madrid que no ve tampoco delitos de odio.
Se demuestra que no había causa para tanto alboroto. Se demuestra que todo fue un montaje en el que los medios de comunicación y los partidos políticos que dicen defender la libertad de expresión abusaron de su situación de privilegio para calumniar sin pudor las nuevas autoridades municipales, provocando graves daños a personas inocentes.
Consideramos un ejercicio de responsabilidad que sus autores pidan las excusas pertinentes, que los medios en los que se publicaron semejantes difamaciones dediquen el mismo espacio de sus publicaciones a difundir el error que cometieron y que los partidos políticos responsables de esos atropellos se desdigan de sus acusaciones y pidan públicamente excusas por ellas. El propio Ayuntamiento debería también excusarse por la denuncia interpuesta en un primer momento. Sólo así logrará restaurarse el honor y la dignidad de los falsamente incriminados y conseguiremos que no quede impune el desaforado linchamiento político y mediático de unos pretendidos delitos que nunca fueron tales.

Firmantes:

Elena Ferrer Cabezón, Jubilada. Vecina de Tetuán.
Raúl Sánchez Cedillo, fundaciondeloscomunes.net
Sonia Martínez, Ganemos Madrid.
Ana Encinas, Ganemos Madrid.
Ana Barba, Ganemos Madrid.
Mario Espinoza, Instituto DM | Podemos Consejero de la Comunidad de Madrid.
Susana Albarrán Méndez, Comunicadora Social, vecina de Vallekas.
Alberto Azcárate, Ganemos Madrid.
Ana Sanz Fernández, SV El Molar.
Emmanuel Rodríguez López, Traficantes de Sueños.
Rodrigo Calvo López, Ganemos Madrid.
Antonio Ramos, Carpintero.
Raquel Rodríguez Alonso, Urbanista.
Yolanda Bujarrabal de las Heras, Ganemos Madrid.
Matías Daporta.
Montserrat Galcerán, Concejala Ayto. Madrid de los Distritos de Tetuán y Moncloa.
Pablo C. Carmona, Concejal Ayto. Madrid.
Ana Fernández Cubero, Arquitecta.
Rommy Arce Legua, Concejala del Ayuntamiento de Madrid (Ahora Madrid) y miembro de Anticapitalistas.
Raúl Camargo, Diputado Asamblea de Madrid (Podemos) y miembro de Anticapitalistas.
Pablo Elorduy, Periódico Diagonal.
José Luis Mateos Murillo, Traficantes de Sueños.
Manuel Gabarre, Ganemos Madrid.
Marisa Pérez Colina, Fundación de los Comunes.
Gonzalo López-Calvo, Ganemos Madrid.
Enrique Villalobos (FRAVM).
Jaime Pastor Verdú, Profesor de Ciencia Política de la UNED.
José Enrique García Blanco-asas. Ganemos Madrid / Izquierda Unida.
Belén Municio Álamo. Ganemos, Vocal Vecina de Ahora Madrid Usera.
Álvaro Lorite Matinal, Radio Vallekas.
Mauricio Valiente, Concejal Ayto. Madrid.
Stéphanie Chiron, Sueña Radio.
Carmen Espinar, CSA La Piluka.
María Luisa Tomás Fernández, vocal Vecina Ahora Madrid Fuencarral-El Pardo.
Alvaro Briales, Sociólogo, Centro Social La Villana.
Juan Carlos Barba, Colectivo Burbuja.
Alicia Muñoz Sánchez, trabajadora y vecina de Tetuán.
Diana Vademarín, Ganemos Madrid.
Luis Alonso.
José Félix Álvarez Prieto.
Begoña Cuesta de Arriba, CGT.
Gustavo Utanda López, CGT.
Héctor Gómez Paniagua, Madrid.
Astrid .Weinzetl Ullmann Madri.
Ramón López-Maroto Mesas, CGT.
Javier de las Heras Bujarrabal, Ganemos Madrid.
Luís León, músico y actor, CNT y Apoyo Mutuo.
Jaime García Matamoros, Activista medioambiental.
Ivanna Vázquez Ruiz, CGT.
Nuria Ibarz Muela, bióloga.
Lola Sepúlveda, Ganemos Madrid.
Carlos Sanz Rojo, CGT.
Margarita Delgado Cánovas, Asociación Apoyo Usera.
Marta Luengo, Colectivo Burbuja.
Míriam Hermida Jiménez, Ganemos Madrid.
Camila Monasterio Martín, vecina de Madrid.
Elena Villarreal Ramírez, vecina de Tetuán.
Nuria García Susany, vecina de Tetuán.
Ana Sánchez Llorca, Madrid.
César Gabriel de Francisco, Ganemos Madrid.
Eduardo Fco. Rodríguez Gómez, vecino de Barrio del Pilar.
Rafael Marcos, Radio Kras de Xixón.
Fernando G. García Balestena, Desarrollador Web.
Almudena Izquierdo Olmo, vecina de Tetuán.
Isabel Moreno Martín, vecina de Tetuán.
Miguel Díaz Rodríguez, vecino de Tetuán.
Carlos Nieves Lameiro
Ramón Adell Argilés, profesor de la UNED.
José Miguel Bernardo Rodríguez, Maestro.
Ana Torres Arias
Alfredo González Sanz
Teresa Marín Marín, Colaboradora en redes sociales y Políticas.
Antonio Ortiz Mateos, historiador.
Isis Zappalá Delgado
José Carlos Muñoz Estévez
Mª Eugenia García, Nemocón, Voz vecina de Madrid Chamberí Ahora.
Pablo García Bachiller, Oficina de Urbanismo Social.
Javier Navarro Ballesteros, vecino de Tetuán.
María Cristina Escribano, vecina de Madrid Vocal Ahora.
Jaume Gayoso Rodríguez, profesor de economía.
Aníbal Garzón Baeza
Julia María Gómez de Ávila Segade, vecina de Tetuán.
Pedro Álvarez Casas AVV Carabanchel Alto.
María Ruiz-Larrea, Madrid.
Gonzalo Maestro Rojo. HAP Centro Madrid.
Mirta Núñez Díaz-Balart
Concha Torralba Mateos. Chamberí.
Rocio Peña Macarro, escenógrafa, Madrid.
Pilar Barriuso Santillana, Madrid.
Belén Martínez Rubira, titiritera, Madrid.
Eimi Gond, comadreja de 4k, Tetuán.
Cristina Domingo Zaragoza, Chamberí,
Carmen Puerta Lanzón.
José Luis Carretero Miramar, Solidaridad Obrera, ICEA y Colectivo Burbuja.
Alejandro Barranquero, profesor de la UC3M.
Ester Catoira, periodista.
María Limón, comunicadora.
Fernando Pérez del Olmo, antropólogo social, Ganemos Fuencarral.
Diego San Juan Rodríguez, Miembro de DRYMadrid.
Sara Lafuente Funes, Madrid.
Pedro Arce Dubois, Ganemos Madrid.
Carolina García Cataño, Madrid.
Félix López Avendaño, Madrid.
Pepe Coloma, vecino de Tetuán.
Julia Cañamero, Ganemos Madrid. Vocal Vecina Ahora Madrid Arganzuela.
Jacinto Navlet, vecino de Madrid Vocal Arganzuela Ahora.
Pedro Martín, profesor.
Carmen Clemente García, Tetuán, Banco de Alimentos e Invisibles.
Elisa Aznar Arias, vecina de Madrid, quincemayista en la AP-Austrias de Letras.
José L. Lobato, profesor de adultos.
Ainhoa Granero Sainz, Madrid.
Patricia Díaz Betancourt, Ganemos Madrid. Vocal Vecina AM.
Lara Blas Hidalgo, Vecina de Tetuán
Gabriel Ferrer Prada, Coordinador en Artes Graficas.
Esteban Csik, Anticapitalistas.
Eduardo Gómez Cuadrado, Abogado.
Raquel Anula Fernández. Vecina vocal Ahora Madrid Hortaleza.
José Manuel Romero, vecino de Manoteras.
Ana Martínez Ortiz de Zárate, periodista. Madrid.
Concha Sainz Ochoa vecina de Madrid.
Ana Cibeira Vázquez, vecina Distrito Centro.
Isabel Tejero Novelle, vecina de Tetuán.
José Ricardo Cabanillas Rodríguez, vecino de Tetuán.
Paloma González, Anticapitalistas.
Isidro Pérez Hidalgo.
Iván Vázquez González, Vocal Vecino Ahora Madrid Salamanca.
Sandra Pérez Puerta, música.
David Salar Beltrá
Fátima Jiménez Laguía
Pedro Antelo Santamaría, administrativo.
Pachi Rosés Peña
Miguel Fernández Pomeda, mecánico.
Antonio Granero Velasco, Podemos Tetuán.
Carlos Pereda Olarte, Sociólogo.
Concha Álvarez Lorenzana. Ganemos Madrid.
Pedro Higuera, Izquierda Unida.
Ignacio Alonso Escribano, Ágora Sol Radio.
Fernando Sterling Carmona. Madrid.
Sacramento García-Rayo, Arganzuela.
Mª Piedad García-Murga Suárez, estudiante, Madrid.
Vera Bartolomé, Vecina de Tetuán.
Amparo Gralimund, YAYOFLAUTAS Madrid.
Rocío Medel Bermejo, vecinal AM vocal Tetuán.
Isabel Menéndez Muñiz, vecina vocal AM Chamartín.
Blanca Jiménez Redondo, Vecina de Madrid.
Daniel Mostajo, vecino de Madrid.
José Luis Aznarte, vecino de Madrid.
Daniel Fernández Rodríguez, vecino de Madrid y Activista de No Somos Delito.
Lara Alba Hernáiz, Vecina vocal AM Villaverde.
Paloma López Cruz. Vecina vocal Ahora Madrid Moncloa-Aravaca.
Estrella Aranda Osoijo. Vecina vocal Ahora Madrid, Latina.
Jesús Arriaga Vecino de Tetuán.
Pilar López Muñiz, No Somos Delito.
Alejandro Barbero Rodríguez, Ahora Madrid / Ganemos Madrid / IU
José Luis de la Flor. La Villana de Vallekas.
Jesús Alonso García
Esther Alonso Marín, Patio Maravillas.
Juan Ramos Martín, profesor - Universidad de Salamanca.
María Fernanda Rodríguez López, asesor en Distrito de Moncloa-Aravaca.
Paloma Trapero, vecina de La Prospe.
Víctor Benítez Canfranc, profesor, Madrid.
Carlos Vidania Domínguez, Ganemos Centro.
Luis M. Sáenz, coeditor de Trasversales.
Enrique Salgado Ballestero, vecino de Chamartín.
Mamen Romero Gallego, Ganemos Fuencarral.
Nieves Salobral Martín, Asesora Grupo Municipal.
Juan Ignacio Fernández,  Vocal vecino AM Moncloa-Aravaca.
Juan Carlos Canino, Ágora Sol Radio.
Rubén Caravaca Fernández, Dinamizador cultural.
Marina Rubio Sánchez, Oficina de Urbanismo Social.
Oscar Revilla Alguacil.
Hilda Mirta Romano Pirez Apolonia, Vecina de Tetuan.
Aurora Maza Alonso, vocal vecina AM.
Marcelo Camacho Samper, Periodista.
José Carlos López González, funcionario.
Beatriz Rodriguez Ramos, Vocal vecina AM Carabanchel.
Oriol de la Dehesa Demaria, Administrador de sistemas.
Alejandro García Barba, estudiante y vecino libre de Madrid.
Jose Manuel García-Lorenzana, Podemos Tetuán.
Laura Fernández , Vecina de Tetuán y madre que asistió a la representación.
Javier Miñones, vocal vecino Ayuntamiento Madrid.
Eloy de la Haza, Radio Vallekas.
Aitana Garí Pérez, Vecina de Tetúan y madre que asistió a la representación.
Santiago M. León Luís, Psicoterapeuta.
Daniel Rivas Barragan, ingeniero informático.
Izaskun Sánchez Aroca, Periódico Diagonal.
Alba Redondo Martínez.
Cristina Ortega, vecina de Tetuán.

Fernan Chalmeta Alonso, Periódico Diagonal.

Jaime Doreste Hernandez - Abogado
roxu Pedro Álvarez González, Ganeos Madrid
Francisco Gracia Villamayor

 

 

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Turismo a todo trapo o el caso de Divino Pastor https://blogs.publico.es/contraparte/2017/01/30/turismo-a-todo-trapo-o-el-caso-de-divino-pastor/ https://blogs.publico.es/contraparte/2017/01/30/turismo-a-todo-trapo-o-el-caso-de-divino-pastor/#respond Mon, 30 Jan 2017 08:41:51 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1445 alt --> . Ana Encinas (@anaencinasd) y Sonia Martínez (@lventnousporte) .   El martes, en el próximo pleno del Ayuntamiento de Madrid, se somete para su aprobación el Plan Especial que convertirá el edificio situado en la calle Divino Pastor núm. 9 en apartamentos turísticos. Este inmueble está en el barrio de Universidad (Malasaña), dentro del distrito … Continuar leyendo "Turismo a todo trapo o el caso de Divino Pastor"]]> .

Ana Encinas (@anaencinasd) y Sonia Martínez (@lventnousporte)

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El martes, en el próximo pleno del Ayuntamiento de Madrid, se somete para su aprobación el Plan Especial que convertirá el edificio situado en la calle Divino Pastor núm. 9 en apartamentos turísticos. Este inmueble está en el barrio de Universidad (Malasaña), dentro del distrito Centro, una de las zonas más afectadas por la saturación de oferta turística que se da en determinadas zonas de la ciudad. El documento para el cambio de uso se lleva al pleno de enero después de que se retirase por errores formales su inclusión en la sesión del mes de diciembre.

Esta nueva licencia para el hospedaje coincide en el tiempo con la apertura del debate sobre los efectos que la gentrificación o la turistización provocan en nuestras ciudades. Desde el mismo área de Desarrollo Urbano Sostenible han mostrado su preocupación por estos fenómenos, que se dan en niveles similares en los centros urbanos de Madrid y Barcelona, con la diferencia de que en la última llevan pasos de ventaja en lo que a limitación de licencias para la apertura de establecimientos dedicados a la oferta de alojamiento se refiere.

Turismo a todo trapo o el caso de Divino Pastor

Turismo a todo trapo o el caso de Divino Pastor

La oferta de apartamentos turísticos en Madrid se estima,según datos del informe elaborado por el área de Desarrollo Urbano Sostenible, en un total de 6.448 habitaciones, 657 de ellas en el distrito Centro. En relación a la oferta hotelera total (desde hoteles hasta albergues) "con diferencia, el distrito Centro es el que acoge mayor número de establecimientos, 476, con 18.500 habitaciones, lo que supone un 34% del total de las disponibles en la ciudad", según se extrae literalmente del mismo documento.

En el barrio de Universidad, el porcentaje de población flotante es del 20%, calculado sobre la base de la población residente y tomando los datos del número de plazas turísticas reguladas del mismo informe del ayuntamiento. Esta cifra contrasta de manera preocupante con la media del 3% que se mantiene a nivel municipal. Madrid aún no ha encarado una regulación ante la concentración de la oferta turística, mientras que en Barcelona se abordó el proceso de turistización en marzo del año pasado con la aprobación del Plan Especial Urbanístico de Alojamientos Turísticos, en la "apuesta por un decrecimiento natural en el centro de la ciudad" y procurando un "crecimiento sostenido" en las zonas que no están saturadas.

En los sectores donde el porcentaje de población flotante respecto a la población residente supera el 15% no se permite, de acuerdo con esta regulación, la apertura de nuevos alojamientos cuando alguno cesa su actividad. Si esta normativa se trasladara al caso madrileño, no se abrirían nuevos hoteles en los barrios de Sol, Cortes, Universidad, Justicia y Palacio. Si además al calcularlo atendiésemos a la media de Madrid, donde este límite se situaría en el 6%, tampoco se permitirían más aperturas en el barrio de Embajadores.

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La venta de Divino Pastor, entre la Gürtel y la familia Capriles

El edificio que albergará los 14 apartamentos turísticos previstos tiene una superficie de más de dos mil metros cuadrados repartidos en cinco plantas, un sótano y una bajocubierta y pasará en su totalidad de uso para oficinas a terciario en clase de hospedaje. Fue de propiedad municipal hasta el año 2014, cuando fue comprado por la sociedad Fernando VI 10 S.L, después de que se convocasen (desde 2012) hasta 4 subastas para su enajenación que quedaron desiertas. La compra, al final, se produjo en agosto de 2014 de forma directa y con una rebaja importante del importe. Se vendió por 1,7 millones de euros, casi 2 menos que el precio de salida de la primera subasta.

Turismo a todo trapo o el caso de Divino Pastor

Turismo a todo trapo o el caso de Divino Pastor

Este edificio en pleno barrio de Malasaña fue adquirido, como decimos, por la empresa Fernando VI 10 SL, propiedad de la familia Capriles, parientes del venezolano Henrique Capriles y una de los clanes con mayor capital de Venezuela. Esta operación en el mercado inmobiliario de Madrid no es la primera de la sociedad, que también ostenta la titularidad de la antigua central de CUNEF en la avenida Serrano Aguita, BarquilloDoze y es el promotor de la venta de viviendas de lujo en el histórico edificio Lamarca Hermanos, en la calle Fernando VI número 10. Axel Capriles reconoce además en esta entrevista con el diario ABC haber aprovechado los años de crisis para realizar "inversiones fundamentalmente en el área residencial y en el centro de la ciudad. Compramos edificios, los rehabilitamos y construimos en ellos viviendas. Empezamos a invertir en España en 2011 en un momento en el que mucha gente no tenía confianza en el país y nosotros lo vimos como una situación coyuntural".

La sociedad que compró Divino Pastor, 9 por venta directa por parte al Ayuntamiento de Madrid durante el gobierno de Botella, se llamaba, meses antes de la compra, Proyectos Empresariales Canelba S.L y su administrador único era, hasta abril de 2014, Luis Miguel Triguero Gómez, que fue sustituido el mismo día por Miguel Ángel Capriles López. El 2 de junio de 2014 se produce la inscripción como socio único de Invecap Inversiones Inmobiliarias, la empresa con la que la familia Capriles desembarca en el país para invertir en el sector inmobiliario. Casualmente, Triguero Gómez está relacionado con varias empresas relacionadas con la trama Gürtel como Real Estate Equity Portfolio. Además, era el administrador único de Lavisier Investments, S.L, filial de Blackstone, fondo que se hizo con las casi 2.000 viviendas destinadas a alquiler público que Ana Botella vendió en 2013. Parece relevante destacar que, entre las más de mil sociedades de las que ha sido administrador Luis Miguel Triguero se encuentra Comercial Mitford Spain, S.L, gestionada por Ana Aznar Botella.

Este martes, salvo sorpresa, la empresa de la familia Capriles culminará con la aprobación del Plan Especial un proceso que comenzó en 2015 y que se traduce en la autorización para convertir el edificio que albergaba parte de las oficinas del área de gobierno de Medio Ambiente en apartamentos turísticos para, a través de la sintonía de los sectores inmobiliario y turístico, aumentar sus beneficios a costa de la transformación del centro de Madrid en un espacio dedicado al sector servicios mientras se expulsa a su población residencial y que, además, en este caso se aprovecha del expolio que el patrimonio de Madrid sufrió durante los gobiernos del PP.

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Un proyecto para construir ciudad

Una de las últimas acciones de Ana Botella, mientras era alcaldesa,fue permitir la compra del edificio, que fue okupado por el Patio Maravillas el 11 de junio de 2015 y fue el primer colectivo que denunció el cambio de titularidad del edificio y la intención especuladora que existe tras la operación de venta. El desalojo llegó en agosto del mismo año

En una entrada de su página web del día 12 de junio de 2015, Patio Maravillas manifestaba haber "recuperado el edificio por ser un edificio público vendido, como tantos otros, a una constructora que lo mantiene absolutamente vacío desde hace más de un año. Hacemos responsables de estas situación al ayuntamiento de Madrid por despojar a la ciudad de sus recursos y su patrimonio y anunciamos que queremos iniciar conversaciones con la actual propiedad para garantizar la estabilidad necesaria del proyecto".

Sin embargo, el crecimiento de la zona -con la complicidad de las administraciones públicas- pasa más por continuar la línea de constitución de una ciudad museo que por el refuerzo del tejido social. Una ciudad habitada, cada vez más, por población que está de paso y que va en camino de conformarse más por usuarios que por habitantes.

Construir la ciudad pasa necesariamente por investigar y detener las operaciones inmobiliarias que, durante el último período del gobierno de Botella, han dilapidado partes importantes del patrimonio público. Se trata de espacios, que usurpados a usos sociales, se han puesto de nuevo al servicio de grandes corporaciones y de inversores que sobrevuelan nuestros tejados con la intención de seguir apropiándose del patrimonio común. Construir la ciudad también es oponer resistencia a las operaciones que se han iniciado utilizando todos los mecanismos disponibles y sin caer en el error de aplicar una línea continuista. Sin esa resistencia perderemos la oportunidad de demostrar que llegamos aquí con un objetivo claro: recuperar nuestras ciudades para hacerlas más habitables y menos desiguales.

 

 

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Durruti en Vistalegre. Leyendo a Errejón https://blogs.publico.es/contraparte/2017/01/17/durruti-en-vistalegre-leyendo-a-errejon/ https://blogs.publico.es/contraparte/2017/01/17/durruti-en-vistalegre-leyendo-a-errejon/#respond Tue, 17 Jan 2017 09:20:52 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1426 Continuar leyendo "Durruti en Vistalegre. Leyendo a Errejón"]]> .

Juan Domingo Sánchez Estop (@IohannesMaurus)

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"Y en ese proceso para Vistalegre I realizamos una nítida apuesta pública, haciendo caso omiso a los viejos manuales de la izquierda tradicional: nos poníamos el objetivo de ganar las elecciones generales cuando se convocasen para el siguiente año. Como dijo Buenaventura Durruti: "Renunciamos a todo menos a la victoria"."

 

Aplicaremos al documento del sector errejoniano destinado a Vistalegre II una lectura inmanente que busca en las articulaciones del texto, en sus fallas, los síntomas, los efectos internos de otro texto que le presta coherencia. Esto nos permite indagar cuál es el discurso que informa y unifica los distintos enunciados, permitiendo formular determinados problemas a la vez que otros quedan descartados o invisibilizados. Nos centraremos, en dos pasajes relativos al Estado y a las instituciones y en un pasaje relativo a la propuesta económica. El pasaje que nos sirve de acápite, en el que se convoca nada menos que a Buenaventura Durruti como valedor de las opciones políticas y organizativas de Vistalegre I, nos da una buena indicación del tono revolucionario dentro "de un cierto orden" que inspira el conjunto del documento.

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1. Sobre la crisis de régimen y la supuesta ausencia de crisis de Estado

Dentro del diagnóstico de la situación política española actual, una de las principales tesis del errejonismo afirma a la vez la debilidad del régimen español surgido de la transición y la fuerza del Estado. De lo que se trata es de evitar un proceso constituyente, que supondría un cambio radical en la forma de Estado, y defender un relevo de élites dentro del mismo Estado. De ahí la sutil distinción entre Estado y régimen y la identificación del régimen con el personal que ocupa las instituciones del Estado y no con la estructura y funciones de este.
Demos la palabra a Errejón y los demás autores del documento:

"Es fundamental entender que en España hay abierta una crisis de régimen, pero no una crisis de Estado1. Hay una crisis orgánica que envuelve a los partidos políticos y los instrumentos de concertación social, a la credibilidad de los actores mediáticos e intelectuales que hasta ayer cimentaban el consentimiento, del modelo de desarrollo económico y su sostenibilidad social y ecológica, del prestigio de las élites, del modelo territorial y de las expectativas de las nuevas generaciones y el pacto intergeneracional. Pero esa crisis, por mucho que desordene los equilibrios de poder y dificulte la estabilización, no afecta en lo fundamental a los aparatos del Estado, la confianza social en "el progreso", el consumo o el funcionamiento de las instituciones. Es decir, a la reproducción de un cierto orden, por más injusto que este sea."

Arriesgada afirmación esta de la ausencia de crisis del Estado, cuando este se define por su capacidad de representar (invisibilizándolo a la vez) el orden capitalista y su crisis, y, si algo no puede negarse en la coyuntura posterior al 15M, es la incapacidad del Estado español para representar la crisis y legitimar sus efectos. Casi podría afirmarse lo contrario de lo que se dice el documento: el Estado, impotente y carente de soberanía está en profundísima e irrecuperable crisis, por motivos materiales y estructurales, no meramente de coyuntura política, y lo que ha logrado sobrevivir agarrado a ese navío que zozobra es precisamente un sector importante de sus élites políticas, eso sí, con un coste enorme. Esta realidad patente, en un país al que ha costado casi un año dotarse de un gobierno y al que amenazan tensiones secesionistas, ni se ve ni se puede ver desde una doctrina de la autonomía de lo político para la que el Estado es un  marco fijo de interpretación y de acción que, en último término, nunca puede entrar en crisis.

La insistencia en el orden vertebra el discurso errejoniano marcándolo como un populismo autoritario, de ahí el retorno de la expresión indefinida, que apela al reconocimiento, "un cierto orden" con la que se cerraba la cita anterior:

"Desde nuestra perspectiva, la clave es que en la transición del 20-D al 26-J se observa la importancia que le otorga la ciudadanía de nuestro país a un cierto orden y, por lo tanto, más allá de la pulsión destituyente, la necesidad de plantear un horizonte alternativo de certezas y seguridades para ser una fuerza realmente transformadora."

El carácter imperecedero del Estado -la necesidad de "un cierto orden"- justifica por otra parte la idea de una supuesta "usurpación" de unas instituciones en sí mismas virtuosas y la consiguiente necesidad de "recuperarlas":

"Las instituciones han sido usurpadas para ponerlas al servicio de la ley del más fuerte y la lógica clientelar; a nosotros nos toca retomarlas para que garanticen la lógica del bien común y la justicia."

Se impone a raíz de lo aquí afirmado una pregunta: ¿Cuándo no fueron usurpadas las instituciones? ¿No será un rasgo esencial de las instituciones del Estado esa misma "usurpación" en la medida en que el Estado es la separación de la multitud que compone la sociedad de la vida política activa? ¿Qué sentido tiene por consiguiente "recuperarlas"? La afirmación de que las instituciones son "de la gente" y están al servicio del "bien común", responde, por lo demás, a la vieja idea liberal, fundadora de la más rancia ideología de las clases medias conforme a la cual la política es cosa de la clase política. Esta se encarga de excluir todo conflicto y antagonismo y de mantener "cierto orden", mientras la ciudadanía, tiene la libertad apolítica de dedicarse a lo que denominaba Benjamin Constant sus "goces privados".

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2. Un proudhonismo para el siglo XXI

Entre las medidas económicas del errejonismo no sorprende, a la vista de lo anterior, encontrar la siguiente que parece directamente extraída de la Filosofía de la miseria, el texto donde Proudhon intenta conciliar en un ejercicio de oportunismo utópico, el orden del mercado y el salario con unas relaciones productivas igualitarias:

"La primera es llevar la democracia al interior del proceso de producción, al seno de la empresa, al espacio en el que la cooperación necesaria para la producción entre los distintos agentes que intervienen en la misma ha sido sustituida por una relación jerárquica que concentra el poder de decisión en los órganos de dirección y, con él, la capacidad de decidir sobre cómo se distribuye el resultado de la producción y de los incrementos de la productividad entre trabajadores y empresarios. Ese es el conflicto distributivo original y, al mismo tiempo, es el más velado, el más normalizado e interiorizado por la población como algo natural. Frente al autoritarismo de la gestión empresarial tradicional es necesario proponer la democratización de los procesos de producción con el fin de que el producto social se distribuya de una forma más justa y equitativa ya desde la producción."

Descubrir que existe dominación en la esfera productiva no es descubrir una injusticia y una falta de equidad, sino la dinámica misma del capitalismo. La democracia no tiene cabida en el proceso de producción en un régimen donde la fuerza de trabajo se vende en el mercado y quien la compra ejerce su derecho legítimo a usarla. No es posible querer a la vez una economía donde imperen el mercado y el régimen salarial (estos no se cuestionan en el documento) y una democratización de las relaciones internas al proceso de trabajo. No existe ni existirá nunca ese capitalismo democrático y con rostro humano, por mucho que la legislación pueda limitar y haya limitado efectivamente el despotismo de fábrica en algunos de sus efectos incompatibles con la reproducción de la capacidad laboral del trabajador. El más humano y democrático de los capitalistas no deja de estar sometido a la presión de los mercados, por lo cual se ve obligado, para sobrevivir como capitalista, a maximizar su propio beneficio y, por consiguiente, la explotación de sus trabajadores.  Un capitalismo "democrático" sería un capitalismo privado de su nervio, la acumulación de capital y, por consiguiente, una economía arruinada.

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Observación general a modo de síntesis

Errejón y los demás redactores de su texto resumen perfectamente la esencia de su propuesta en la necesidad de volver al orden, a "un cierto orden". Un malvado diría que es muy precisamente el lema central de campaña de Marine Le Pen: mettre en ordre (poner en orden), lema que recuerda también el lema de campaña del PSOE en 1981: "Un gobierno fuerte para un país seguro" El documento errejonista hace de esta aspiración al orden una de las principales demandas populares. Una característica fundamental del populismo gobernista como de la reinventada socialdemocracia de Felipe González es precisamente esa voluntad de presentarse como fuerza de orden. Ello responde a la necesidad de coincidir con una posición de Estado, esto es, con una posición que exprese y reproduzca la perspectiva del consenso mayoritario, la de la "clase media".

El documento al que nos referimos parte, como se ha visto, del supuesto de que tanto las relaciones capitalistas de producción como el Estado capitalista español no son en sí opresivos y explotadores, sino que es posible recuperarlos para el pueblo, (re)stableciendo en las relaciones laborales unas condiciones democráticas entre agentes de la cooperación productiva que fueron corrompidas por la injusticia y la violencia, o recuperando "para el pueblo" las instituciones del Estado resultantes de la reforma del franquismo. Esto es suponer que esas mismas instituciones, las de una partitocracia oligárquica en las que Podemos debería, a juicio del errejonismo, integrarse, no fueran los principales instrumentos por los que los ciudadanos españoles son excluidos desde hace decenios de la participación política activa.  En este aspecto, la posición errejonista marca un máximo de distancia respecto de las exigencias democráticas del 15M.

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https://blogs.publico.es/contraparte/2017/01/17/durruti-en-vistalegre-leyendo-a-errejon/feed/ 0
En respuesta a Echenique "Yo no quiero un Podemos de familias" https://blogs.publico.es/contraparte/2016/12/28/en-respuesta-a-echenique-yo-no-quiero-un-podemos-de-familias/ https://blogs.publico.es/contraparte/2016/12/28/en-respuesta-a-echenique-yo-no-quiero-un-podemos-de-familias/#respond Wed, 28 Dec 2016 11:14:19 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1420 Continuar leyendo "En respuesta a Echenique "Yo no quiero un Podemos de familias""]]> .

Juan Domingo Sánchez Estop (@IohannesMaurus)

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Querido Pablo Echenique: Muy de acuerdo con todo lo que dices en tu artículo, pero para lograrlo hay que dotarse de medios adecuados. Un Podemos donde la participación queda reservada a familias y capillas oligárquicas, donde la política es puro y simple enfrentamiento vacío entre poderosos es una fotografía del patético mundo exterior, no un remedio democrático a sus males. Podemos solo se democratizará dando la palabra a la gente, no para elegir entre quiénes deben mandarle, sino para decidir un programa, una línea de acción y unos representantes dotados de un mandato para ejecutar ese programa y cumplir esa línea. O se modifica radicalmente la estructura de participación, que hoy por hoy, desempodera a la gente y solo beneficia a una oligarquía (plural, como por cierto siempre los son las oligarquías), o lo que nos espera es un ciclo de enfrentamientos vacíos y ásperos en el interior, y un merecido escepticismo, cuando no desprecio y abandono, en el exterior.

Un método de votación basado en listas y partidos internos competidores es incompatible con lo que estás proponiendo en tu artículo. Un método de votación ultramayoritario como el Desborda sería un escándalo en cualquier sistema democrático y se parece al sistema garante de la "gobernabilidad" mediante laminado de las minorías que proponía Berlusconi en Italia. Algo inaceptable desde una perspectiva pluralista de la democracia, un escándalo desde una perspectiva participativa. Tú llegaste a ser eurodiputado gracias a un sistema participativo y sin listas. Junto a ti ingresaron en la actividad política otras muchas personas que venían de otras esferas. Esto dio a Podemos una estructura particular, la de un partido de la gente normal y no de una clase política. Esto es lo que se destruyó, para mal de todos, en Vistalegre I, y, por desgracia, lo que las distintas facciones de Podemos están reproponiendo hoy bajo distintos ropajes.

La trampa en la que está metido de lleno Podemos es la de un populismo autoritario alejado de la realidad. Algo que recuerda lo peor del peronismo. La historia del peronismo es la más viva ilustración de lo que puede dar de sí una política populista premarxista, una política sin crítica de la economía política, sin ilustración materialista. Lucha de prestigio a muerte entre facciones, sin perspectivas de solución, sin criterio exterior que permita dirimir cuál es la línea correcta. Puros enfrentamientos especulares sin contenido en los que cabe de todo: desde posiciones de izquierda radical hasta la extrema derecha. Peronista mata a peronista dentro de la absoluta inmanencia discursiva, como Dios modificado en cristiano mata a Dios modificado en Turco según el acertado chiste antispinozista de Bayle. Mutatis mutandis y, si alguien no lo remedia, es lo que está pasando con Podemos. Para salir de esa trampa es indispensable volver al mínimo de coherencia ética, política e intelectual que ponga fin al disparate hoy imperante.

Ya que en Podemos no existen vías reales de participación (las cegaron las resoluciones de Vistalegre I y el uso aún más despótico que se hizo de estas resoluciones) me manifiesto por esta vía, desde luego no la ideal, pero es lo que hay para pedirte una manifestación de repudio de las familias que pueda tener alguna consecuencia y que rompa con la dinámica actual. Me permito, incluso, dada la gravedad de la situación, hacerte una modesta sugerencia: un referéndum interno anterior al congreso. En este referéndum se sometería a la decisión de los afiliados la siguiente propuesta: que en las elecciones internas de Podemos exista una lista única de candidatos que se presenten a título individual, y que las listas de grupos, tendencias y otros partidos internos no tengan ningún reconocimiento oficial.

Todos estamos hartos de tonterías. Todos corremos el riesgo de perder la última posibilidad real de frenar al fascismo en Europa. Hay que reaccionar ya, dejarse de bobadas, confiar en la democracia y en la gente y pasar a la ofensiva democrática dentro y fuera de Podemos. Si no, nos iremos yendo ordenadamente, cada uno a su sitio a aguantar el temporal fascista que se nos viene encima. Todo triste, tonto y lamentable, pero todo también aún remediable, querido amigo. Un fuerte abrazo.

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Qué nos jugamos en Vistalegre II https://blogs.publico.es/contraparte/2016/12/07/que-nos-jugamos-en-vistalegre-ii/ https://blogs.publico.es/contraparte/2016/12/07/que-nos-jugamos-en-vistalegre-ii/#respond Wed, 07 Dec 2016 10:22:33 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1406 Continuar leyendo "Qué nos jugamos en Vistalegre II"]]> .

Brais Fernández (@BraisRomanino) y Emmanuel Rodríguez (@emmanuelrog)

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Será el segundo fin de semana de febrero. Y será según la forma habitual de Podemos: con discusión y votación de documentos; y con presentación y votación de listas a la nueva dirección.

En estos meses, los dueños del viejo Vistalegre (la dirección de Pablo Iglesias e Iñigo Errejon) han intentado desprenderse de su propiedad, y también de las obligaciones y deudas que tenía esa posesión. Nos hablan de democratizar la organización, de federalizar la organización, incluso de generar "contrapoderes". En un giro típico de la tradición de la III Internacional, han pasado de reclamar media docena de ministerios en un gobierno liderado por el PSOE a ponerse los colmillos y volver a asustar a las élites. Viraje característico de las organizaciones de la vieja izquierda: la dirección de Podemos se ha apropiado del discurso de los críticos de Vistalegre, pero desgraciadamente demasiado tarde como para que resulte no sólo creíble, sino sobre todo efectivo.

Hoy por hoy, resulta inviable que Podemos se convierta en el partido-movimiento que se opuso como alternativa a la máquina de guerra electoral en el otoño de 2014. Se carece del músculo interno, de la atención social, de la masa crítica suficiente como para democratizar (dar poder a las bases) en una organización como Podemos. Es el precio de haber construido una clase política independizada y autonomizada de cualquier realidad social viva. Lo que tenemos en cambio es un partido pleibiscitario. Quizás la única herencia significativa del 15M sean las primarias abiertas y ahora, parece, organizadas por un sistema que quiere garantizar cierta proporcionalidad. ¿Se puede aprovechar el nuevo Congreso para producir algún avance respecto al rígido verticalismo y burocratismo previsto en el primer Vistalegre?

Es posible que sólo en parte. Las ilusiones de la mayoría de la nueva generación militante de que Podemos es algo eternamente moldeable son, en el mejor de los casos, optimismo ingenuo y en el peor esconden la visión de Podemos como una especie de divinidad ubicua, con la que te puedes enfadar pero a la que hay que volver a adorar como el único Dios. Los últimos años han compuesto un Podemos particular, internamente vacío o en crisis permanente, donde la participación se reduce a moverse dentro de las estructuras internas de la organización. Podemos recuerda a un gran edificio de oficinas, en el que los empleados viven intensamente sus líos departamentales como sustituto vitamínico de la realidad, olvidando que hay una gran ciudad ahí fuera. La cuestión no es así tanto la de tratar de revolucionar internamente el partido sobre la base de grandes documentos y nuevas caras, sino la de definir de una vez por todas el rol especifico que va a jugar Podemos en la nueva fase que entra. Un papel que debe partir de una ruptura radical con la idea que el podemismo tiene de si mismo.

Podemos no es la expresión de ninguna totalidad, ni es el pueblo, ni su constructor, ni son las clases populares, ni ese sujeto indeterminado conocido como la "gente". Tales eslóganes tratan de esconder la profunda debilidad en la sociedad civil de un aparato lo suficientemente hábil para lograr 5 millones de votos, pero también lo suficientemente torpe como para espantar a las decenas de miles de personas que vieron en Podemos un espacio a construir, con su tiempo y sus horas. Los que faltan son demasiadas veces los que se han ido.

La incapacidad de Podemos para abordar la cuestión de la organización —y por lo tanto, de una política de masas que se haga en la sociedad y no en el discurso— combinada con la arrogancia del nuevo rico que ha conseguido ganar sus 5 primeros millones desplaza el reto. No se trata pues de organizar a decenas de miles en sus "círculos" —seguramente esto ya no es posible—, sino de relacionarse de forma tensa, constante y creativa con todo ese "afuera" irreductible al partido: multitud de personas que seguramente voten a Podemos, pero que se movilizan y organizan en todas las pequeñas, invisibles y múltiples experiencias de movimiento que componen el mapa pos-15M o en espacios de organización más clásica.

El tan cacareado pluralismo no debería reducirse así a la legítima disputa entre posiciones políticas y estratégicas. En primer lugar, porque esa lucha tiene una credibilidad escasa. El giro hacia la democracia interna del errejonismo (¿quizás condicionado por su exclusión de los núcleos de poder?) o el giro "izquierdista" de Pablo Iglesias, que ha pasado en dos meses de socialdemócrata a ser un digno heredero del maoísmo francés (¿quizás voluntad de dejar sin espacios a los "críticos", absorbiendo a "los críticos" para debilitar al errejonismo?), resultan predecibles dentro del paradigma del discurso. No obstante, la cesura entre el "decir" y el "hacer" es tan profunda que los hechos parecen haber sido eliminados de la ecuación.

En otras palabras, el pluralismo y la democracia se medirán en la capacidad de abrir el partido. Como mínimo, será preciso conectar Podemos con ese "afuera" irreductible, con el propósito de ponerse al servicio de una dinámica de oposición en la sociedad, más allá de la rutina parlamentaria. Por desgracia, la indiferencia de ese "afuera" es cada vez mayor y está más solidificada: los asuntos de Podemos son asuntos del podemismo. Las motivaciones que encuentran otros espacios para participar en Podemos son más bien escasas.

Queda así plantado el reto: abrir vías de entrada para otras lógicas, que oxigenen y minen la dinámica internista de Podemos. El proceso, tal y como lo ha lanzado Pablo Iglesias, no parece a priori muy diseñado para eso, más bien intenta regenerar su posición dominante. La respuesta de Errejon parece más orientada a mantener sus cuotas de poder interno y a esperar su momento. La posibilidad pasa por la capacidad que tengan iniciativas como "Podemos en Movimiento", o sin necesidad de adscribirse a ninguna corriente, la de ser el "caballo de troya" del "afuera irreductible".  Las dificultades son sin embargo muchas: la indiferencia de lo social afecta a todos los sectores y la presión del pablismo va a ser enorme para resolver la cuestión de la pluralidad mediante la integración de los "críticos", anulando así la posibilidad de que surja un polo "descontrolado" y rebelde; un polo que se deba más al afuera que a las lógicas internas, introduciendo disrupciones inesperadas en la siempre aburrida dinámica de pelea interna entre corrientes.

La tareas sigue siendo construir antagonismo y construir poder constituyente. Sólo desde Podemos, con su esclerotizada vida interna y su dinámica autorrefencial, no llegaremos muy lejos: quizás apenas saciar algunas ambiciones personales. Pero sin introducir lógicas diferentes en Podemos, nos veremos con un serio problema a medio plazo: un "revival" del "partido-tapón" que fuera IU, pero sin un nuevo 15M a la vista. En la forma más banal y prosaica, esto es lo que tenemos que intentar evitar en el nuevo Vistalegre.

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Erdogan y el inicio de la descomposición de la Unión Europea https://blogs.publico.es/contraparte/2016/12/01/erdogan-y-el-inicio-de-la-descomposicion-de-la-union-europea/ https://blogs.publico.es/contraparte/2016/12/01/erdogan-y-el-inicio-de-la-descomposicion-de-la-union-europea/#respond Thu, 01 Dec 2016 11:58:04 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1390 Continuar leyendo "Erdogan y el inicio de la descomposición de la Unión Europea"]]> .

Sonia Martínez Aguilar (@lventnousporte) y Raúl Sánchez Cedillo (@SanchezCedillo)

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No habíamos olvidado la terrible represión de la revuelta democrática de Taksim Gezi Parkı en el verano de 2013. Erdogan ponía fin así a la última esperanza democrática en Turquía, al único movimiento que podía conjugar democracia, plurinacionalidad y un islam progresista y democrático. Con él, la cuestión del ingreso en la UE de Turquía cobraba un sentido nuevo, vinculado a la ola emancipadora de las primaveras aŕabes y del 15M. Pero aquella noche del 15 de julio, cuando contemplábamos atónitos lo que estaba sucediendo en Turquía, quizá no acertamos a calibrar hasta qué punto tales sucesos podrían ser determinantes en el presente y futuro inmediato de una UE ya cuarteada por la dictadura austeritaria y sus consecuencias internas.

Tras el fracaso del intento de golpe de Estado, desmontado en pocas horas, fuimos comprobando cómo, inmediatamente después de que Erdogan retomara las riendas del poder, se empezaba a escenificar esa venganza indiscriminada que continúa aún: 2.839 militares y 2.745 jueces y fiscales fueron detenidos el día después del fallido golpe. Periodistas, diputados del Partido Democrático de Los Pueblos (HDP) e, incluso recientemente, todos los miembros de la conocida banda musical Grup Yorum han sido arrestados acusados de pertenencia a organización terrorista.

Además de las detenciones, Erdogan tomó nuevamente el bastón de mando con mayor solidez y autoridad.  Las desproporcionadas medidas represivas tomadas tras el 15J incluyen la reinstauración de la pena de muerte y permitir que los violadores eludan entrar en prisión si se casan con la víctima, entre otras. Medidas que debe aprobar el Parlamento en último término, pero que, dado el ambiente represivo que se vive hoy en Turquía, no cuesta entender que acabarán aprobándose si Erdogan insiste en que así sea. Las tímidas y patéticas protestas de la Comisión y de la Presidencia del Parlamento europeo ante la detención de los diputados del HDP lo dice todo: ya no controlamos a nuestro son of a bitch. Mientras tanto, desde noviembre Erdogan continúa impidiendo el acceso a Internet y a las redes sociales en buena parte del país.

Con este trasfondo, se adivina un panorama complicado para que la UE abra las puertas de la Unión a la incorporación de Turquía como país miembro. La moción presentada el pasado jueves 24 en el parlamento de Bruselas, que fue aprobada por una abrumadora mayoría, autoriza el cese temporal de la adhesión de Turquía a la UE. Sin más, esto puede tener unas consecuencias catastróficas para la estabilidad interna y externa de la UE.

Tras sus declaraciones del pasado mes de febrero, Erdogan podría llevar a término la amenaza de abrir los pasos de entrada a Europa a los 3 millones de refugiados que actualmente se encuentran en territorio turco y romper el Acuerdo firmado el pasado 18 de marzo sobre las líneas de actuación en materia migratoria entre Turquía y la UE, que incluyen el retorno de migrantes irregulares a Turquía desde las islas griegas, así como medidas para impedir que se abran nuevas rutas marítimas o terrestres de migración ilegal desde Turquía a la UE. Todo por 6.000 millones de euros.

Ante este escenario, debemos estar muy atentos al aumento de popularidad de las fuerzas xenófobas y antimusulmanas  en los comicios que tendrán lugar el próximo año en los países centrales de la Unión. El referéndum constitucional y la repetición de las elecciones presidenciales en Austria, que tendrán lugar el próximo 4 de diciembre, van a marcar la pauta en un año decisivo no solo para el proyecto europeo, sino para el futuro inmediato de la democracia en el continente.

Además de las presidenciales, Austria celebrará elecciones legislativas en 2017. Como sabemos los ecologistas, con Alexander van der Bellen a la cabeza, se impusieron por unos escasos 31.000 votos en las presidenciales del pasado mayo a la fuerza xenófoba del Partido de la libertad (FPÖ ), representada por Norbert Hofer. Esta mínima diferencia de votos llevó al Constitucional a impugnar el resultado electoral por petición del FPÖ, que denunció irregularidades en el recuento del voto por correo. En unos días pueden tener la jefatura del Estado en sus manos.

En mayo, en las presidenciales francesas, se disputa una suerte de futuro tenebroso que puede cambiar el rumbo del lema oficial de la República Francesa: liberté, égalité et fraternité. El xenófobo y antimusulmán Frente Nacional, liderado por Marine Le Pen, tiene, según los sondeos, muchas posibilidades de pasar a la segunda vuelta y disputarse el Elíseo. Mientras la izquierda carece de candidato viable, la derecha republicana pretende ganar en la segunda vuelta con la derecha thatcheriana, nacionalista y solo un poco menos antimusulmana de François Fillon.

En Alemania, mientras el FMI anuncia el altísimo riesgo de su sistema financiero y sus eventuales consecuencias para la eurozona, aunque los últimos sondeos dan un nada desdeñable 13 % a la fuerza xenófoba y antimusulmana Alternativa por Alemania (AfD) en las elecciones federales de 2017, la gestión incierta y ambivalente de Merkel en la crisis de los refugiados puede consolidar este nuevo partido como la principal herramienta para impedir que las personas que huyen de la guerra en Siria se instalen en tierras germanas si Erdogan cumple su amenaza. A esto se suma las dificultades internas de La Izquierda (Die Linke) para recuperar sin ceder en xenofobia los votos perdidos en las últimas elecciones regionales de los Länder del este en favor de AfD. A esto se suma el problema seguramente mas grave: con fenómenos como PEGIDA (Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente), por primera vez se presenta en la escena un movimiento racista de base que dista mucho de estar bajo control y que, a diferencia de AfD, no será sencillo desmontar o disolver aprovechando sus contradicciones internas.

En los Países Bajos, Geert Wilders y su Partido por la libertad (PVV) aumentan el número de sufragios según los sondeos realizados para las elecciones del próximo 15 de marzo y podría ser la fuerza más votada en el país. Wilders, al que recientemente la Fiscalía de su país pidió 5.000 € de multa por incitar al odio afirmando que "se encargaría de que en su país hubiera menos marroquíes", cuenta con un historial xenófobo y antimusulmán bastante abultado, heredado en parte de su mentor, el conservador Frits Bolkenstein (habrá quienes se acordarán de su infausta directiva de 2006, que destruía la protección de los trabajadores en el diseño del mercado único de servicios).

En una UE sumida aún en una crisis financiera, económica y social, los mensajes que se lanzan desde un ya numeroso grupo de Estados miembros a sus ciudadanos expresan un inequívoco tono xenófobo inconcebible hace solo un año, incluso en los Estados en los que gobiernan fuerzas que podemos considerar socialdemócratas. El vano esfuerzo y las nulas soluciones para poner en común una política migratoria que resuelva esta crisis humanitaria y en la que se cumplan las cuotas de refugiados establecidas está configurando un marco peligrosísimo, en el que lo que podemos denominar como "fascismo blanco" se mueve como pez en el agua.

Sólo desde los contrapoderes activos de una sociedad civil europea organizada se podrá frenar este repunte de formas nuevas de fascismo en Europa. En nuestro país, a pesar de que desde las nuevas fuerzas políticas, sobre todo en el ámbito de los gobiernos locales de inspiración municipalista, se han dado leves pasos para forzar al gobierno Rajoy a que cumpla con su compromiso de acogida de la correspondiente cuota de personas refugiadas, ello no deja de ser por el momento una política de gestos carente de la suficiente audacia política, y sobre todo de la contundencia necesaria para hacer que esta crisis humanitaria sin precedentes no se convierta en una guerra europea entre pobres, manipulada por las élites blancas nacionalistas.

Corresponde ante todo al tejido social, que se ha organizado durante los últimos meses con un mayor convencimiento, de que se han de tomar medidas urgentes para frenar el ascenso del fascismo y proteger a las personas migrantes que llegan a nuestro continente por las diferentes rutas migratorias. Este tejido compuesto por colectivos, organizaciones no gubernamentales, plataformas, etc., debe silenciar con su clamor y su acción directa los alegatos xenófobos que se instalan en los discursos de algunos de los líderes actuales y de los que aspiran a serlo en distintos Estados miembros de la UE.

En nuestro modesto esfuerzo, trataremos de dar impulso a esta lucha transeuropea en la segunda edición del encuentro municipalista MAK2, que se celebrará en Pamplona los próximos 20-22 de enero. El municipalismo como proyecto político más allá de los ayuntamientos tiene que desempeñar el papel de contrapoder antifascista y antirracista en el espacio público. Algo que la tragedia europea  en ciernes exige de nosotras incondicionalmente.

]]> https://blogs.publico.es/contraparte/2016/12/01/erdogan-y-el-inicio-de-la-descomposicion-de-la-union-europea/feed/ 0 Objetivo Vistalegre II: la construcción de una hegemonía democrática transnacional https://blogs.publico.es/contraparte/2016/11/28/objetivo-vistalegre-ii-la-construccion-de-una-hegemonia-democratica-transnacional/ https://blogs.publico.es/contraparte/2016/11/28/objetivo-vistalegre-ii-la-construccion-de-una-hegemonia-democratica-transnacional/#respond Mon, 28 Nov 2016 12:52:39 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1384 Continuar leyendo "Objetivo Vistalegre II: la construcción de una hegemonía democrática transnacional"]]> .

Alvaro Oleart (@AlvaroOleart) y Juan Domingo Sánchez Estop

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Es fama que cuando preguntaron a Margareth Thatcher cuál fue su mayor éxito político, respondió con dos palabras: "Tony Blair". El que se adoptaran y aplicaran ideas neoliberales desde el Partido Laborista, el partido hegemónico de la izquierda británica, confirmaba el postulado neoliberal de que ‘No hay Alternativa’ (TINA en sus siglas inglesas). Tony Blair no fue ni mucho menos la única expresión del neoliberalismo de izquierdas (esa variante del neoliberalismo que Anthony Giddens identificó como "la Tercera Vía") que se difundió en los años 90, tanto en Europa como en el mundo. Bill Clinton en EEUU, Gerhard Schröder en Alemania y Felipe González en España fueron los abanderados de la "nueva" izquierda, tan cercana a las élites financieras como alejada de sus tradicionales aliados: la mayoría social explotada por el vigente sistema económico.

La victoria ideológica del neoliberalismo en Europa y Estados Unidos coincidió con la aparición de una serie de think tanks que abogaban por el libre comercio y el libre mercado en su forma más radical. En EEUU, The Brookings Institution (fundado en 1916) era, hasta los años 70, prácticamente el único think tank radicalmente neoliberal, que seguía los postulados de la escuela de Chicago, liderada por Friedrich Hayek y Milton Friedman. Sin embargo, en 1973 y 1974 aparecieron respectivamente la Heritage Foundation y el Cato Institute. Estas tres instituciones jugaron y juegan un rol hegemónico marcando las líneas de lo que es ‘concebible’ o no por parte de los gobernantes de turno, sean de ‘izquierdas’ o de derechas. En Europa, la historia ha sido similar. Think-tanks como CIVITAS (Reino Unido, fundado en 2000), o FAES en España (institución fundada en 2002; y que escribió el programa electoral tanto del PP como el de Ciudadanos) o el europeo Maartens Centre (fundado en 2007, con sede en Bruselas, que es el think tank del Partido Popular Europeo, actualmente el grupo político europeo más grande en el Parlamento Europeo) han jugado un rol fundamental en la construcción de la hegemonía, lo cual explica en parte la resiliencia  neoliberal a la crisis del capitalismo global en 2008.

En términos gramscianos, el neoliberalismo ganó la batalla de las ideas, se hizo hegemónico y lo hizo por su capacidad de articular las demandas de los más variados sectores descontentos con el capitalismo fordista y su gestión paternalista y autoritaria de las relaciones productivas, con las de los representantes más lúcidos del capital. La revuelta contra la disciplina fordista protagonizada por las nuevas generaciones de trabajadores y otros grupos de jóvenes no pudo traducirse en una auténtica transformación de las relaciones de producción, por lo cual su potencial transformador quedó disponible para ser hegemonizado por la estrategia de las clases dominantes que tradujeron la exigencia de libertad en términos de una engañosa generalización de la condición empresarial.

Dos años después de la celebración del primer congreso de Podemos en Vistalegre y en vistas del segundo congreso a principios de 2017, es tiempo de plantearse dentro y en los muy diversos aledaños sociales y políticos de esta organización, cómo romper con la hegemonía neoliberal y construir una hegemonía a la altura del 15M y de las reivindicaciones sociales del que éste fue portador. Una hegemonía articulada entorno a las demandas sociales de democracia real y a la recuperación de los comunes (servicios públicos, derechos, medio ambiente, vivienda, renta básica, etc.).

Dentro del espacio Podemos la confusión que impera en los actuales debates indica al menos dos deficiencias -dos graves déficits democráticos- de la estructura de Vistalegre:

1. Una deficiencia cuantitativa y extensiva que se expresa en la escasísima participación ciudadana y militante en la toma de decisiones.
2. A nivel cualitativo e intensivo, una grave falta de análisis y reflexión de calidad capaces de dar contenido efectivo al debate.

Podemos necesita con urgencia una doble apertura: a la ciudadanía y a la militancia, por un lado, y a los movimientos sociales y los think tanks asociados a los movimientos. Tiene que acabar con una estructura basada casi exclusivamente en la relación poco democrática y esencialmente neoliberal entre un grupo que oferta en el mercado un producto político y una clientela que lo adquiere mediante su voto. Los ciudadanos deben ser tratados como tales, y no como meros consumidores de productos de marketing electoral.

Mientras esto sea así, la respuesta a una gobernanza neoliberal, que adopta hoy formas abiertamente postdemocráticas, será a la vez insuficientemente radical e insuficientemente transversal. A pesar de innegables aciertos como la reciente proposición de ley sobre el aumento del salario mínimo, Podemos ha de inscribirse en una estrategia de resistencia y de construcción de hegemonía. Esto no se hace mediante el, a veces ridículo, cruce de invectivas entre las dos facciones herederas de la mayoría que ganó Vistalegre, sino a través de la necesaria superación de un modelo de intervención política cuyas limitaciones son ya patentes.

Por ello, estimamos que el próximo congreso de Podemos debería considerar un nuevo modelo organizativo a la altura de las responsabilidades que nos impone la coyuntura, un modelo que combine una amplia participación popular (dando autonomía y poder efectivo a los círculos y potenciando de manera efectiva otras modalidades de participación no presencial), con una participación experta y multi-nivel, que articule alianzas transnacionales. No sólo es deseable, sino que es necesaria con vistas a la configuración de una nueva hegemonía que se contraponga al neoliberalismo, la apertura de espacios donde organizaciones con experiencia y capacidad técnica en una variedad de temas que afectan a los intereses vitales de la mayoría social (como el medio ambiente, el comercio internacional, la evasión fiscal, las perspectivas de construcción europea, la nueva arquitectura internacional, una política financiera al servicio de las mayorías sociales, etc...) . Algunos de estos espacios ya existen (como por ejemplo la campaña contra el TTIP). En ellos, además, la articulación de redes transnacionales es condición sine qua non del éxito. Ejemplos de actores a tener en cuenta son la New Economics Foundation (Reino Unido); Momentum (la organización fundada tras la elección de Jeremy Corbyn como líder laborista en 2015); DiEM (la organización transnacional de la cual son parte como fundadores como Yanis Varoufakis y European Alternatives, y a la cual Ada Colau o Miguel Urbán han dado apoyo explícito); Our Revolution, la organización fundada por la campaña de Bernie Sanders en 2016; las redes alter-globalización de ATTAC; la red Seattle to Brussels (S2B), que cuenta con muchos expertos en cuestiones de comercio internacional y la globalización en general; el CADTM y su importante labor en materia de deuda, y otros muchos, sin olvidar los sindicatos, que todavía son importantes a la hora de articular las formas de resistencia social y la lucha económica de los asalariados y sin los cuales no pueden tener éxito movimientos de huelga ni manifestaciones.

Podemos no sólo debe abrirse tanto como sea posible en cuestión de participación, sino que debe salir de la burbuja política del espectáculo nacional y articularse en redes transnacionales. La campaña contra el TTIP podría considerarse en este sentido como un ejemplo de cómo romper la hegemonía neoliberal a través de redes de cooperación y participación transnacionales donde movimientos sociales, sindicatos, ONGs y (pocos) partidos políticos trabajan juntos. Hacen falta un diseño de políticas (policy-making) y una mecánica de toma de decisiones (decision-making) de calidad, que sean inclusivos y abarquen diversas categorías sociales y, muy en particular, aquellas capas sociales que siguen sin tener capacidad efectiva de intervención política. De tal modo, se integrarían en la estrategia de la organización iniciativas políticas de calidad, respaldadas por un auténtico conocimiento experto, al tiempo que se abriría el partido a una auténtica participación popular capaz de debatir y reelaborar estas iniciativas. De este modo, sectores importantes de la ciudadanía podrán participar activamente en una investigación sobre sus condiciones de vida que permita una toma de decisiones con la necesaria perspectiva estratégica.

El objetivo de Podemos no debe ser solo ganar elecciones, sino romper con la hegemonía neoliberal. Tony Blair ganó muchas elecciones generales (tres en concreto), pero no sólo no rompió con la herencia neoliberal de Thatcher, sino que ahondó en ella. Si Podemos quiere construir una hegemonía alternativa al neoliberalismo, es imprescindible que tenga en cuenta la dimensión europea y transnacional de los problemas, al tiempo que se abre a la participación popular e integra en sus procesos de reflexión y de toma de decisiones las redes existentes de la sociedad civil y ello, tanto a nivel estatal como subestatal o transnacional. En tiempos de soberanías difusas y desterritorializadas, sólo un entorno internacional favorable, hecho de fuertes solidaridades y apoyado en muy variadas coaliciones, puede evitar que los gobiernos con un programa transformador se vean abocados a callejones in salida como el que ha conocido el gobierno de Syriza en Grecia.

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Podemos: ¿transformación o reacción? https://blogs.publico.es/contraparte/2016/11/07/podemos-transformacion-o-reaccion/ https://blogs.publico.es/contraparte/2016/11/07/podemos-transformacion-o-reaccion/#respond Mon, 07 Nov 2016 10:22:08 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1372 Continuar leyendo "Podemos: ¿transformación o reacción?"]]> .

Isidro López (@suma_cero),

diputado por Podemos en la Asamblea de Madrid
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El análisis sobre lo que hoy es Podemos y sus posibilidades de futuro, en lo que a todas luces es la mayor encrucijada a la que hace frente este partido desde su fundación en 2014, podría llevarnos a varios enfoques, todos ellos pertinentes. Podríamos preguntarnos cómo es posible que un partido concebido desde el paradigma populista de la "autonomía de lo político" haya sido incapaz de desacoplarse ni un centímetro de las distintas oleadas de malestar que ha generado la crisis económica. También podríamos revisar uno de los procesos de institucionalización y burocratización más rápidos que se recuerdan en la historia política reciente de Europa. O incluso podríamos analizar los distintos escenarios que se abren si no se revierten algunos de los peores vicios de Podemos. Quizá haya que abordar todas estas perspectivas en algún momento, pero si hay una discusión fundamental en estos momentos esa es la estratégica, o mejor aún, la que se pregunta por cómo se elabora la estrategia en Podemos.

Recordemos que el partido salido de Vista Alegre era fundamentalmente vertical y populista, esto último entendido en el sentido preciso de una primacía de la instancia política (Podemos) sobre una sociedad a la que se lee como desarticulada y demandante de significantes que le permitan construirse políticamente. Significantes que, por supuesto, provee el partido. Algunos de estos han sido enunciados, más o menos transformados, a partir la onda larga del 15M. Otros como la dupla corrupción/regeneración, centro de las líneas de ataque al régimen, son formas atenuadas y algo acomodaticias de las demandas iniciales de un proceso constituyente. Y, aún otros, son disparatados experimentos populistas como el intento de aglutinar distintas capas sociales bajo el desacréditadismo, e irrecuperable, término "patria"

Sin embargo, aparte de los problemas principistas que esta posición pueda entrañar, también comprende otros de carácter fundamentalmente estratégico, y en última instancia tácticos. Vivimos en una crisis económica, social y política abierta en canal. Esto significa que las categorías analíticas "populares" sobre las que se articulaba el régimen se están desmoronando. La misión de un partido de transformación es proponer alternativas constructivas al simple desmorone del orden social que avancen el orden nuevo. Y estas alternativas, como bien sabían los partidos y movimientos revolucionarios de principios del siglo XX, sólo pueden venir de un flujo de poder y de información de abajo a arriba. Ese flujo sólo se puede conseguir mediante formas organizativas que lo garanticen. Democracia no sólo como principio sino como forma de esclarecer la estrategia, los fines a corto, medio y largo plazo del partido.

En una sociedad como la nuestra (post 15M) podríamos decir que la estrategia no pertenece al partido sino que viene dada por los sectores socialmente mas activos. En la medida en que el partido disponga de una organización capaz de recoger, asimilar y discutir esos vectores de información y poder, sabrá cuanto margen tiene para elaborar la táctica, los pasos necesarios para llegar a los fines dados.  Pero lo que ha sucedido en Podemos es algo muy diferente. Al plantear un modelo vertical y populista se han cortado de raíz esos flujos. Y a cambio, se ha recurrido (que remedio queda una vez desestimada la opción organizativa democrática) al uso de la encuesta demoscópica y de la estrategia de comunicación en medios. La encuesta se ha convertido en la forma de relación con una masa informe.

Este modelo no es nuevo, de hecho esta era la linea estratégica de los gobiernos de ZP. Evidentemente, el 15M ha ampliado el campo de lo posible y, aún repitiendo este tipo de esquemas clásicos del PSOE -ese gusto por la guerras culturales y la política de gestos- hoy los gabinetes de comunicación y el enjambre de spin doctors que pulula alrededor de Podemos, tienen un margen mayor para presentar algunas líneas con respecto a temas como la deuda o la vivienda, que bajo el mandato de Zapatero eran considerados como "catástrofes comunicativas". Pero no cantemos victoria, se puede volver a ese cierre de posibilidades en cualquier momento, si no se corrige rumbo.

Desde luego este modelo, encierra algunos problemas. El primero es que las encuestas demoscópicas y los gabinetes de comunicación, en el mejor de los casos señalan donde estamos, nunca hacia donde podemos ir. Pero, además, en una crisis de régimen ambas formas de relación política ofrecen perfectas imágenes de un pasado de estabilidad, orden y prosperidad.  Si entendemos la clase media, sinónimo en términos sociológicos del centro político, como no sólo una posición material, sino también, y fundamentalmente, una declaración subjetiva de adhesión al orden vigente, debemos entender también su decadencia como una lucha entre aferrarse las representaciones de su pasado, propiamente clasemedianista, y el rechazo de otras representaciones nuevas que vendrían a sustituirlas y que irían conformando una nueva posición de clase diferente de lo que entendemos por clase media. Esto, en ausencia de una politización efectiva de este proceso, es lo que recogen las situaciones, siempre mediadas por el poder, del encuestado frente al encuestador o del espectador frente a la televisión.

No hay mas que ver cómo bajo este paradigma, aspectos programáticos centrales hoy, como la ecología política, el cambio climático o la Renta Básica se han convertido en objetivos excéntricos que supuestamente nos alejan de las preocupaciones de las mayorías sociales, del bello pueblo, para darse cuenta de los enormes fallas de este modelo. El cambio climático nunca estará en las principales preocupaciones de ningún cruce del CIS, salvo que alguien lo encarne políticamente. Lo mismo se puede decir de la Renta Básica. Y, sin embargo ¿qué proyecto político mínimamente transformador puede no considerar estos dos objetivos como prioritarios?

En realidad, cualquier posición política que sólo, o principalmente, cuente con estas herramientas comunicativas y demoscópicas para elaborar su estrategia no sólo estará inevitablemente yéndose al centro político sino que, además estará alimentando los aspectos más reactivos de la clase media en descomposición. Esto tiene varias consecuencias, por un lado, se da la paradoja de que una vez la clase media vuelve a tomar conciencia de sí misma cómo tal, ya no necesita una herramienta política de transformación. Y, por otra parte, en la medida en que esto sucede se bloquea la posibilidad de que la decadencia de las clases medias se transforme en "otra cosa"; se bloquea la posibilidad de una alianza para un programa común con otros muchos sectores sociales: antiguas clases obreras, migrantes, jóvenes sin estudios universitarios. Esta alianza resulta indispensable para hablar de la emergencia en sentido más o menos pleno de la clase.

Cuando la corriente que, por comodidad, voy a llamar errejonismo (Adelante Podemos en las primarias madrileñas) promete una extensión de Podemos a, los ya autoparódicos, "los que faltan", lo que propone es un uso masivo de estas dos herramientas: la encuesta demoscópica y la comunicación política en medios. En la práctica esto quiere decir que iremos corriendo detrás de sombras fantasmagóricas que solo existen como categorías del CIS o nichos postfordistas del mercado político. Y que, cómo ha venido sucediendo hasta ahora las lineas políticas las lancen, sin mayor control democrático, los responsables y asesores de comunicación. Estos expertos proveerán a la "gente", al bello pueblo, de significantes cada vez mas repletos de centro de político y de conformidad con el régimen. Y esta línea política entorpecerá y ralentizará el proceso de transformación social cuando no terminará por conducirlo a un conflicto entre clases medias en decadencia y el resto de sectores sociales dominados.

La lógica relativamente autónoma de las instituciones representativas tiende a reproducir esta visión de que aún merece la pena apostar en juegos políticos de cuyo beneficio se duda ya masivamente en términos sociales. Esta misma corriente interna de Podemos, sin duda como parte de la estrategia comunicativa y demoscópica, ha venido considerando que los puestos institucionales eran posiciones ganadas per se y que, en una lógica gobernista, debían ser reforzadas y ampliadas también per se, aunque esto haya implicado adoptar el discurso propio de la institución y los rituales de Estado (la mejor gestión, la madurez para gobernar) que alimentan, para algunos sectores sociales ese reflujo de las clases medias en decadencia sobre sí mismas, y para otros sectores, los más dinámicos, la desconexión entre representantes y representados. Si en las últimas elecciones desaparecieron un millón de votos y, desde entonces, hablamos de un nuevo desencanto, es en gran medida debido a esta dinámica.

Sin duda, aunque para algunos no son más que medios instrumentales para afianzar sus posiciones institucionales y orgánicas (si, amigos, esto es un partido político), parte de los afectos al errejonismo piensan, de buena voluntad, que estas son líneas para ampliar el cuerpo social de Podemos y para huir de un nuevo encasillamiento identitario que nos devuelva a la marginalidad izquierdista. En algunos casos, este fantasma viene de traumas políticos relacionados con las trayectorias personales y, en otros, es lo que ocurre con los más jóvenes, se repite como una forma de afirmación generacional de corte culturalista. Quizá esta sea una de las primeras veces en la historia reciente de Europa en que la "revuelta" generacional se afirma sobre el centrismo y el mainstream. Todo un exotismo cultural.

Sin embargo, es muy dudoso que vaya a haber una vuelta a un pre15M en términos de izquierda clásica. De hecho, en un sentido contrario a los temores errejonistas, sólo una vuelta a la jaula de hierro de las instituciones y la política representativa podría provocar algo parecido. Y desde luego, si las piezas organizacionales funcionan como canalizadores del empoderamiento de los sectores más dinámicos de nuestra sociedad, es altamente improbable que esto suceda. Baste recordar la composición extraordinariamente variopinta y efervescente de los círculos originales, previos a su vaciamiento de contenido en Vista Alegre.

Frente a esta deriva comunicacioncentrista o demoscopiocentrista, cualquier apuesta por reconstruir una organización hecha jirones y darle voz y poder tanto a la militancia de base como a los sectores sociales mas activos nos pone, al menos en el camino de reconstruir un tipo de organización capaz de incorporar flujos de poder e información de abajo a arriba y de recoger significativamente debates en ocasiones conflictivos en torno a las lineas estratégicas y tácticas. Esto es, se trata de intentar recuperar mínimamente el potencial transformador de Podemos. Y, sin caer en delirios centralistas jacobinos, las primarias en Madrid son fundamentales para dirimir el tipo de Podemos que surgirá en un futuro. Por eso, y siendo bien consciente de que de en esta candidatura hay quien también ha formado parte de los sectores que favorecieron los errores descritos más arriba, pido el voto para Juntas Podemos.

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Hay que cerrar los CIES https://blogs.publico.es/contraparte/2016/10/28/por-el-cierre-de-los-cies/ https://blogs.publico.es/contraparte/2016/10/28/por-el-cierre-de-los-cies/#respond Fri, 28 Oct 2016 09:09:09 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1355 Continuar leyendo "Hay que cerrar los CIES"]]> .

Lorena Ruíz-Huerta (@LorenaRuiz_H)

Diputada de la Asamblea de Madrid por Podemos

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El pasado 18 de octubre, más de 30 personas internadas en el CIE de Aluche en Madrid protagonizaron una sonada protesta para rechazar las malas condiciones de su internamiento y exigir su puesta en libertad. Al parecer, algunas de estas personas estaban enfermas y no habían recibido la atención médica adecuada, y aunque intentaron ponerse en contacto con las autoridades del CIE, éstas no les dieron respuesta. Durante el desarrollo de la protesta, se produjeron varios intentos de negociación con las autoridades pertinentes que aseguraron no habría represalias por las protestas y que sus demandas serían atendidas.

Al día siguiente, una vez disuelta la protesta y según el testimonio de los internos, las autoridades impidieron a cuantos habían participado en la misma cualquier comunicación con el exterior; les mantuvieron aislados en sus celdas durante todo el día; no les dieron casi alimentos y algunos fueron víctimas de malos tratos y vejaciones. A uno de ellos, según dicho testimonio, le obligaron a mantenerse de rodillas durante todo el día mientras era agredido. Otros fueron encerrados en una habitación, obligados a sentarse en fila mientras recibían golpes. Otra persona afirma haber escuchado golpes, exclamaciones y a un policía gritar: -¡Aquí, que no hay cámaras!-. Algunas de estas personas tienen contusiones, grandes hematomas e incluso uno de ellos cojea visiblemente.

Estos hechos, denunciados el pasado 21 de octubre por las organizaciones SOS Racismo Madrid y la Asociación Coordinadora de Barrios de Madrid, fueron conocidos gracias a que voluntarios de estas y otras organizaciones, pudieron entrevistarse a lo largo del día 20 de octubre con los internos en el CIE en los locutorios, como si fueran sus familiares. Pero a ninguna de estas organizaciones, ni a ninguno de los representantes públicos que estuvimos presentes durante la protesta y al día siguiente (concejales, diputadas y diputados, y senadoras), se nos permitió entrar en ningún momento en el CIE. Tampoco se consintió que formásemos parte del equipo negociador, ni se permitió entrar al SAMUR por si había alguna emergencia sanitaria. Tampoco se nos facilitó información sobre lo que allí estaba sucediendo.

Desde la acera, quienes permanecimos concentrados durante la noche del 19 de Octubre, escuchábamos los gritos desgarrados de protesta de las personas que habían conseguido encerrarse en la azotea del CIE, cuyas siluetas vislumbrábamos empapadas bajo la lluvia: -¡Aquí hay mucha injusticia! ¡Nos tratan como a perros! ¡Queremos libertad!-. Ante la impotencia de la situación, en la que –como he dicho- no se nos permitió acceder al interior del CIE, decidimos permanecer allí para ayudar con nuestra presencia vigilante (y la de los medios de comunicación) a que no se produjera un temido desenlace violento.

Pero otro temor circulaba de boca en boca en los corrillos de gente que se apretaba bajo los escasos paraguas que había aquella noche: el miedo a las represalias: -"Quizá esta noche no les dispersen por la fuerza, quizá no haya agresiones delante de incómodos testigos. Pero, ¿qué pasará mañana en el interior del CIE, cuando estén a salvo de miradas externas?"- nos preguntábamos. La respuesta la obtuvimos dos días después, al conocer el contenido de la denuncia interpuesta por las referidas organizaciones de derechos humanos.

Aquella noche me vino a la memoria el caso de JHLR, el interno en el CIE de Aluche que en 2009 denunció una brutal paliza por negarse a subir al avión en el que le iban a deportar. El caso de JHLR quedó reflejado en el informe CEAR Situación de los centros de internamiento en España, publicado en 2009. Aquel informe describía un CIE de Aluche -edificado sobre los terrenos en que se asentaba la antigua enfermería de la cárcel de Carabanchel– que poco o nada ha cambiado desde que se inaugurara en el año 2005. El informe señalaba que, en marzo de 2006, hubo una huelga de hambre con altercados e intervención de la policía antidisturbios; en noviembre de 2007, 30 internas denunciaron en una carta pública problemas de falta de calefacción y frío, de hambre y comida con pelos y gusanos, de atención médica deficiente, de trato vejatorio e inhumano, de maltratos en los calabozos por la noche; en 2008, se denunciaron malos tratos y vejaciones a la organización Ferrocarril Clandestino, que en 2009 se denunciaron malos tratos en los procesos de traslado al aeropuerto de Barajas y en las dependencias policiales del aeropuerto.

El caso de JHLR -en cuya defensa jurídica tuve la ocasión de participar- fue el de un ciudadano de Ecuador que llevaba 8 años en España, casado con una mujer que también vivía en nuestro país. A pesar de su situación de arraigo, lo internaron en el CIE, y un día a las cinco de la madrugada, mientras dormía, entraron en la celda a buscarle y, sin dejarle coger nada, se lo llevaron "en calzoneta y con chanclas". Ya en el aeropuerto, pidió llamar a su mujer por teléfono para despedirse y que le llevara sus cosas, y aseguró que entonces no tendría problema en subirse al avión porque ya estaba "harto del mal trato recibido en España". Pero, al no ser atendida su petición, se negó a subir al avión. Le llevaron de vuelta al CIE de Aluche y, según contó, le golpearon durante todo el camino de regreso. Al poco de llegar al CIE le trasladaron hasta la sala de lavandería, sin cámaras de seguridad y, según aseguró, un policía se puso unos guantes azules de látex y le pegó una paliza brutal con puñetazos en la cara y en el cuerpo hasta que cayó al suelo. Ya tendido, el oficial le propinó patadas hasta que le quebró el brazo mientras estaba "hecho un ovillo" para protegerse. Le dijo después: -"Esto que te ha pasado, quiero que se lo cuentes a tus compañeros para ver cuál es el próximo que se niega a viajar. Tengo 16 días para mandarte de vuelta, y te mandaré vivo o muerto"-.

El caso de JHLR fue archivado definitivamente en 2013 por la Audiencia Provincial de Madrid, sección 4ª, a pesar de nuestros intentos por que se investigaran los hechos expuestos, recogidos oportunamente en un parte médico de lesiones. Fue un Auto vergonzante en el que -como decía el abogado Gonzalo Boye en su artículo Ciutat Morta, justicia desaparecida- "los jueces se limitaron a dar forma de sentencia a un atestado policial, técnica muy usada por algunos jueces que confunden su misión de impartir justicia con la de servir al poder establecido".

La memoria de casos como el de JHLP, o el de los hechos que relata el documental Ciutat Morta, hacen difícil confiar en que esta vez vaya a ser diferente, y de verdad se vaya a hacer justicia. El problema no es (o no es solo) que se castigue a los culpables, sino simplemente lograr que se lleve a cabo una investigación independiente y veraz.

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), ha condenado a España en nueve ocasiones por no investigar suficientemente las denuncias por malos tratos y tortura formulados por personas privadas de libertad, y ha recordado la necesidad de que España siga las recomendaciones del Comité para la Prevención de la Tortura de la ONU.
Las torturas y malos tratos en los CIES (o en cualquier otro espacio de detención), son difíciles de demostrar y de perseguir por su propia naturaleza, ya que se producen en lugares opacos, o incluso secretos, que pertenecen al ámbito del poder punitivo del Estado. Además, en ocasiones, pueden emplearse técnicas capaces de generar aflicción sin dejar huellas; y otras veces tratos psicológicamente vejatorios, difíciles de detectar en un simple reconocimiento médico. En última instancia, quien decide denunciar los malos tratos corre el riesgo de ser inmediatamente deportado, con la consiguiente desaparición de la prueba principal de la investigación, como ha señalado el propio juez de control del CÍE de Aluche, Ramiro García de Dios.

A ello hay que añadir los argumentos oficiales exculpatorios que mantienen las instituciones policiales para negar la existencia de torturas y/o tratos inhumanos o degradantes, como las "autolesiones" de las personas detenidas, o el "uso proporcional y necesario de la fuerza" durante la detención. El Relator Especial de Naciones Unidas señaló en reciente visita a España que "existe cierta reticencia a discutir la incidencia y la extensión de la práctica de la tortura en España, en la medida en que ésta se ha convertido en un problema de elevado contenido político". No obstante, el artículo 15 de la Constitución Española es claro cuando prohíbe que se pueda someter a nadie a penas o a tratos inhumanos o degradantes, y la doctrina considera que la tortura y los malos tratos son "nociones graduadas de una misma escala".

Decía Francisco Tomás y Valiente que "el problema de la tortura y los malos tratos es el límite del poder político". Para renunciar a este tipo de prácticas, es preciso que el Estado reconozca que por encima de la eficacia represiva para la consecución de sus objetivos políticos (conseguir deportar a inmigrantes irregulares, averiguar quien fue autor de un delito, etc.) hay otros valores. Pero ¿está el Estado decidido a renunciar a ello para siempre en favor de la supremacía de esos otros valores como la integridad física o la vida?

Mientras se resuelve este dilema, nos queda seguir denunciando que los CIES son espacios de vulneración de derechos de las personas inmigrantes, que vienen a nuestro país huyendo de la guerra y la miseria, en busca de un futuro mejor, y cuyo único delito es no tener papeles. Por eso pedimos el cierre de todos los CIES del Estado, espacios de opacidad y vulneración de derechos incompatibles con un Estado que se dice democrático y de Derecho.

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Euskadi / Galicia: huele a Restauración https://blogs.publico.es/contraparte/2016/09/26/euskadi-galicia-huele-a-restauracion/ https://blogs.publico.es/contraparte/2016/09/26/euskadi-galicia-huele-a-restauracion/#respond Mon, 26 Sep 2016 17:15:53 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1342 Continuar leyendo "Euskadi / Galicia: huele a Restauración"]]> .

Emmanuel Rodríguez (@emmanuelrog)
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Desde ayer noche, alegría, cava y excitantes circulan pródigamente en las sedes del PP. No es para menos. En Galicia, el hábil Feijoo, provisto del pragmatismo de empresa que nunca tuvo el padre Fraga, recibió el aval de la mayoría absolutísima. Y además el PP encontró en su figura un posible sustituto. De otra parte, la opción de reemplazo llamada Ciudadanos se dio su último batacazo. Ni un sólo diputado. Tampoco en Euskadi, donde aunque el PP no lograra resultados siquiera modestos, la otra derecha, la vasca "de toda la vida", revalidó con amplia mayoría.

El gran perdedor es un PSOE hecho trizas. Respecto a 2012, en Euskadi ha pasado 16 a 9 diputados (de 212.000 a 156 mil votos), y de 18 a 14 (de casi 300 mil a 250 mil ) en Galicia. En el primer caso queda relegado a cuarta fuerza, en el segundo a tercera. En Hegoalde, seguirá subalterno al PNV como lleva casi una década en la que terminó de liquidar todo lo que quedaba de su ya menguado capital histórico como  partido obrero. Y en Galicia, el PSG será una sombra condenada a hacer oposición, algo que nunca ha sabido hacer y en la que el BNG y En Marea sabrán jugar mucho mejor.

Pero lo que verdaderamente importa, es que estas dobles elecciones confirman la parada en seco y posterior retroceso de las llamadas fuerzas del cambio. Vayamos por partes. En Euskadi los resultados son modestos. Malos, si se considera el 30 % de los votos que obtuvo Podemos el 26J, ayer se quedaron con algo menos de la mitad, 156 mil. Sin apenas presencia en el territorio y con una dirección políticamente bisoña (Nagua Alba, Pili Zabala, Edu Maura), en el que durante décadas fue el territorio más politizado del sur del continente, Podemos ha sido deshecho en su primera prueba local. De ser uno de los grandes caladeros de votos de Podemos, apenas ha reunido un porcentaje de similar a los lugares en los que los morados son más frágiles.

El conglomerado de la izquierda abertzales puede, sin embargo, respirar tranquilo, "sólo" pierde 50 mil votos, para quedarse con 224.000. Pero es el Bildu de Otegui, y el Bildu que ha hecho lo posible para adaptarse a los nuevos tiempos incorporando el lenguaje y la estrategia del soberanismo catalán y del ciudadanismo de un 15M, que allí fue siempre débil. Euskadi se confirma, de hecho, como la comunidad en la que la crisis de régimen ha resultado más pasajera y superficial. Hoy por hoy, si Euskadi es otro país lo es precisamente por la mayor legitimidad de su clase política, el mayor nivel de renta de su población y la práctica ausencia de fractura social interna. La institucionalización le sienta mal a Bildu. Y la caída en lo trivial-institucional de las izquierdas históricas de Euskal Herria, está lejos de encontrar una repisa en Podemos.

En Galicia, los resultados son apenas distintos, señalan la misma tendencia. En Marea obtiene 71.000 votos más que AEG, primer experimento electoral de la fase post-15M. Pero si se compara con la secuencia  electoral 20D y 26J, las caídas acumuladas suman más de 150.000 votos. En el menor movimiento de retroceso respecto de Elkarrekin Podemos cuenta seguramente el método democrático de selección de candidatos (las primarias con modelo Dowdall) y de colaboración entre fuerzas políticas. Queda por ver si en el futuro hay o no nuevo partido galego, esto es, si este conglomerado es viable o un engendro condenado. Sea como sea, el desgastado BNG, partido orgánico de la izquierda en Galicia, con fuerte presencia sindical, vecinal y en movimientos sociales, no desprende apenas votos, sólo pasa de 7 a 6 diputados. Pero todo ello dentro de la inmensa sombra de un PP que sigue funcionando como en los viejos tiempos, también en la nueva Galicia metropolitana de las ciudades interconectadas del Atlántico.

En conjunto, "el cambio es imparable" pero ayer sin duda se mostró frágil y en retirada. La pieza clave, ya no es Podemos, sino el PSOE. Sánchez puede convocar un congreso extraordinario, pero todo apunta a que será cesado. Vayan haciendo sus particulares porras. Parece que muy pronto tendremos nueva legislatura de Mariano Rajoy.

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Los nuevos objetivos de Podemos: Madrid y el municipalismo https://blogs.publico.es/contraparte/2016/09/14/los-nuevos-objetivos-de-podemos-madrid-y-el-municipalismo/ https://blogs.publico.es/contraparte/2016/09/14/los-nuevos-objetivos-de-podemos-madrid-y-el-municipalismo/#respond Wed, 14 Sep 2016 10:59:04 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1327 Continuar leyendo "Los nuevos objetivos de Podemos: Madrid y el municipalismo"]]> .

Mario Espinosa Pino (@MarioEspinozaP)

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Allá en 2014, cuando los focos sonreían a Podemos y la formación morada soñaba con ser el nuevo partido de masas, el partido de la "gente", la cuestión municipal dio lugar a un enconado debate entre los círculos más militantes y la dirección del partido. Había que decidir si se concurría o no a las elecciones locales. Vistalegre resolvió la discusión de forma conocida: Podemos no se presentaría a las elecciones municipales de 2015 como tal. La "maquinaria electoral" de Claro Que Podemos -"levantando la cabeza" y haciendo un "análisis frío"- decidió saltar por encima de los ayuntamientos, temerosa de "manchar" su marca. El más mínimo error, decían, podía frenar el objetivo fundamental de todo el proceso político: presentarse como una alternativa real en las generales. Por supuesto, la formación participó de manera indirecta en los comicios locales formando parte de diferentes candidaturas municipalistas, pero siempre desde espacios que no comprometiesen las dimensión orgánica del partido, ni su reputación ante los medios.

Salvo en grandes áreas metropolitanas como Madrid o Barcelona –cuyas alcaldías prometían amplios réditos mediáticos- el municipalismo no era demasiado interesante para un partido que carecía de arraigo territorial, justo aquello que sí poseían esos "activistas que -según su caricaturesco documento político- hacían política-estética para sí mismos" en diferentes pueblos y ciudades. Además, los ayuntamientos parecían una pieza demasiado pequeña y difícil de controlar para un partido que apostaba por "asaltar el Estado" de arriba a abajo (y no al revés). Pero tras la significativa pérdida de votos durante las pasadas elecciones, las circunstancias han cambiado. Envuelto Podemos en un proceso de consolidación de estructuras y sometido a las disputas fraccionales, la cuestión municipal ha vuelto a ponerse en juego. Así lo indican las actuales elecciones para el Consejo Ciudadano de Madrid, donde se habla -si bien de manera bastante superficial- de municipalismo. De hecho, por ahora "municipalismo" no es más que un mero significante, una simple palabra en boca de muchos.

Ahora bien, y más allá de Podemos, el municipalismo democrático no ha dejado de pensarse a sí mismo, trabajando autónomamente y enfrentando diversas contradicciones y retos con mejor o peor fortuna. Durante los últimos meses lo ha hecho, además, tanto a escala madrileña como federal. Este año y medio de "ayuntamientos del cambio" ha dado incluso para perfilar diferentes estilos de gobierno según las prácticas y los enfoques. Por decirlo esquemáticamente, hoy parece clara la línea divisoria entre quienes abogan por el gobernismo y quienes apuestan por el autogobierno. Por un lado tenemos una nueva élite política -autonomizada de sus propios entornos sociales- que aboga por la gestión, la neutralidad de la institución y por emprender cambios de baja intensidad -aunque, por supuesto, mediáticamente rentables-. Todo ello acompañado, cómo no, de la repetición ad nauseam de eufemismos típicos de la "política profesional" ("responsabilidad política") o eslóganes progres como "el gobierno para todos". Como si de una contraimagen del gobernismo se tratase, el autogobierno apuesta por la profundización de la democracia local, un proyecto que implica asumir el conflicto y la construcción de un movimiento municipalista como palancas para la transformación social. O, de otro modo: fidelidad a unos programas políticos sólidos, capacidad de antagonismo y voluntad política para revertir la acumulación por desposesión acometida por el neoliberalismo made in Spain. En definitiva, consciencia de que no se gobierna para todos, sino de parte de la justicia social y de un seísmo que comenzó un 15 de mayo.

Como decíamos más arriba,  el municipalismo ha entrado de nuevo en escena para Podemos, pero la cuestión es qué tipo de municipalismo será el que inspire las líneas políticas de la formación morada en la Comunidad de Madrid. Desde luego, si son las inercias gobernistas y moderadas, será imposible contrarrestar el expolio que padecen los ayuntamientos o acometer transformaciones significativas. Asistiremos a un nuevo proceso de burocratización política y -más allá de la retórica de la descentralización- al enésimo intento de imponer una dirección desde arriba sobre el espacio municipal. Una agenda política sensible con el municipalismo debería ir más allá de juegos retóricos y atreverse a  hablar en términos de autonomía local, entre otras cosas porque Podemos no se presentó como tal a las elecciones municipales. Tendría, sobre todo, que hacerse cargo de los contenidos más ambiciosos de los programas del municipalismo y apoyar las políticas que emergen de los ayuntamientos y sus asambleas. Es decir, lograr eso de lo que siempre se ha hablado y jamás se ha hecho en la formación morada: favorecer al toma de decisiones desde abajo y operar  como un elemento capaz de amplificar la agencia política de los municipios, reduciendo al mínimo las injerencias dirigistas.

La remunicipalización de los servicios privatizados, la auditoría ciudadana de la deuda, la creación de nuevos centros sociales -autónomos, no "de partido"- y la construcción de vínculos con los movimientos y plataformas activas del territorio (PAH, Yo Sí Sanidad Universal, RSP's, organizaciones en defensa de los servicios públicos) son ejes de trabajo del movimiento municipalista que pueden orientar un proyecto para la Comunidad de Madrid. La cuestión será sí el próximo Consejo Ciudadano de Madrid y su Secretaría tendrán el coraje político para acompañar e impulsar un programa ambicioso y decididamente transformador. Un programa que exige dejar a un lado mensajes edulcorados de "amabilidad y seducción" para plantearse, por fin, una política comprometida con la justicia social. Es decir, desde organizar campañas por la desobediencia de la Ley Montoro -que lastra las capacidades de los municipios- hasta antagonizar con los caciques y grandes lobbies de los territorios. Si se sigue la senda de la moderación y se rehúsa el conflicto, insistiendo en una política de gestos, Podemos -en sus escalas intermedias- se convertirá en un sustancioso nicho de puestos políticos, pero difícilmente servirá como herramienta para dar un vuelco en positivo a las condiciones de vida de la gente. Y se supone que había nacido para eso. Nuestras ciudades -mestizas, trabajadoras y cada vez más golpeadas- requieren políticas capaces de empoderar a la mayoría social, algo que va mucho más allá del target político de Podemos en las últimas elecciones: unas clases medias en declive a las que se alude, día sí, día también, con un repetido "los que faltan". Y es que de la ciudadanía ficción imaginada por algunos -"transversal" sólo en términos electorales- a la ciudadanía real -con género, clase y diferentes colores- hay un mundo. Todo un mundo por ganar y transformar.

 

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La crisis de los refugiados es la crisis de Europa https://blogs.publico.es/contraparte/2016/09/06/la-crisis-de-los-refugiados-es-la-crisis-de-europa/ https://blogs.publico.es/contraparte/2016/09/06/la-crisis-de-los-refugiados-es-la-crisis-de-europa/#respond Tue, 06 Sep 2016 09:24:15 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1320 Continuar leyendo "La crisis de los refugiados es la crisis de Europa"]]> .

Isidro López (@suma_cero)

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Parece cada vez más evidente que la mal llamada "crisis de los refugiados" es la forma política que está adoptando la crisis económica en los países centrales de Europa. Mal llamada porque en otras épocas de mayor esplendor y pujanza económica, Europa ni habría pestañeado en incorporar a su fuerza de trabajo, activa o de reserva, apenas un millón de refugiados. La crisis no es otra que la crisis de Europa.

La crisis de los refugiados, convertida en objeto político y cultural, es el enganche que tienen los pobres y los que tienen miedo a caer en la pobreza de los países centrales y del norte para expresar un estado de escasez, de "no hay para todos". Es la constatación de la muerte del discurso del sur pobre y el norte prospero. El norte y el centro están llenos de fracturas sociales y económicas que se expresan de forma reactiva y xenófoba. Gracias a la "crisis de los refugiados" sabemos que hay comedores sociales en Berlín, o que en Mecklenburg-Antepomerania, donde ha subido como la espuma AfD, las tasas de paro no son escandalosas porque no hay un sólo joven que no emigre.

Sin querer establecer un desarrollo mecánico entre las formas de la crisis política y las de la crisis económica, se puede avanzar que en países como en España o Grecia, el hecho de que la crisis se haya desplegado como un desplome de la estructura social entera, por debajo del 20% con mas recursos, ha facilitado que la impugnación política resultante haya apuntado hacia las élites casi antes que a una guerra entre pobres. En cambio, la crisis de los países del centro es diferente, paulatina, por goteo. Los estados son todavia lo suficientemente potentes como para detener en torno a determinadas lineas del espacio social, los efectos mas brutales de la crisis. Sin embargo, a lo largo de los últimos diez años estás líneas han ido retrocediendo dejando caer a cada vez mas sectores sociales en la pobreza y la marginación. Algo por cierto, que en países como Francia o Bélgica, tiene además una expresión étnica de segunda y tercera generación directamente, esta si y no la llegada de refugiados, relacionada con el aumento del islamismo.

Este ritmo paulatino pero inexorable impide, o ha impedido hasta ahora, una visión colectiva de la crisis como una instantánea salvaje, que destruye, al menos temporalmente, todas las legitimaciones de las élites gracias a su innegable dimensión masiva compartida. La crisis de los países centrales se ha vivido mas como un resentimiento y un revanchismo compartido por nichos de identidad relativamente estancos en su posición de relegación. Resulta curioso que los países anglosajones se encuentren en una posición intermedia y sean las expresiones de ambos tipos las que pelean por dar un sentido político dominante a la crisis económica.

En España, donde tuvimos una crisis de impugnación total de las elites, hemos tenido la responsabilidad de transmitir este sentido a los contextos europeos. Y la seguimos teniendo. Sin embargo, es de temer, o al menos hay que estar lo suficientemente atentos, para que el paso de la recesión abierta al estancamiento económico, con el impás político que ha traído, no sólo no traiga consigo el mismo tipo de expresiones reactivas que suceden en los contextos mas estables del centro. Si no que, de manera mas callada e insidiosa, estas expresiones no se infiltren en nuestros dispositivos políticos del cambio. Con el asunto de los manteros estamos teniendo un primer aviso. El antídoto es relativamente sencillo, aunque complicado porque las inercias empujan en la dirección opuesta, mantener siempre la perspectiva política mas allá de lo que sucede en nuestras estrechas fronteras y entender en toda su profundidad que nuestras ciudades ya no son sólo blancas y españolas.

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La Manta no es el problema https://blogs.publico.es/contraparte/2016/09/01/la-manta-no-es-el-problema/ https://blogs.publico.es/contraparte/2016/09/01/la-manta-no-es-el-problema/#respond Thu, 01 Sep 2016 12:46:24 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1312 Continuar leyendo "La Manta no es el problema"]]> Pablo Carmona (),

concejal del Ayuntamiento por Ahora Madrid

 

Todos recordaremos los primeros coletazos de la crisis, allá por 2008. Pero quizás pocos recuerden que una de las primeras medidas que se tomaron en Europa, en relación a los manteros, tenía que ver con la inmigración. Con los votos a favor de PP y de la mayoría de los eurodiputados del PSOE salió adelante la Directiva de Retorno (2008/115/CE). La conocida como Directiva de la Vergüenza tenía por objetivo expulsar a más de ocho millones de personas de las fronteras de la Unión por estar en situación irregular. Los que habían alimentado con su trabajo (en negro y sin derechos) los años de crecimiento y prosperidad de la Unión, sobraban en la nueva coyuntura de crisis económica. Con aquella directiva se dio estatuto de legalidad a la segregación y persecución que ha tenido su último episodio en los recientes acuerdos de 2016 entre la Unión Europea, Grecia y Turquía sobre la cuestión de los refugiados de las guerras de Siria y Oriente Medio.

Las consecuencias de aquellos acuerdos se tradujeron rápidamente a España. En Madrid, las redadas a inmigrantes se convirtieron en un elemento corriente del paisaje urbano: sólo en 2009 cerca de medio millón de personas fueron retenidas e identificados. La persecución tuvo como consecuencia numerosos internamientos en los CIE (Centro de Internamiento para Extranjeros) y millares de deportaciones. Las "cacerías" del gobierno Rubalcaba se vieron respaldadas por la circular policial 1/2010 que daba estatuto de orden publicada a aquellas redadas. Muchos ciudadanos y ciudadanas, e incluso algunos sindicatos policiales, las denunciaron como racistas y desproporcionadas. Cualquiera puede recordar, entre los años 2009 y 2012, los retenes policiales que en cada esquina de los puntos neurálgicos de la ciudad identificaban a toda persona que presentase determinados rasgos étnicos.   Aquellas políticas, que han continuado hasta hoy con otros medios, dieron un nuevo salto con el Real Decreto 16/2012. Con esta normativa, el Partido Popular tumbaba el Sistema Nacional de Salud dejando sin los derechos sanitarios más básicos a muchos grupos sociales. Este nuevo sistema de apartheid sanitario se cebó -con el aval del Tribunal Constitucional- sobre el colectivo más vulnerable, los sin papeles.

Con estos ejemplos, destacados de entre otros muchos, señalamos una terrible paradoja. Los últimos años han venido protagonizados por las palabras solidaridad, cooperación y sensibilidad con respecto a inmigrantes y refugiados. Y sin embargo es en estos años en los que se han implementado y legalizado las políticas más xenófobas que hayamos conocido en nuestra democracia, a expensas de la propia Ley de Extranjería. Todo ello ha venido sumado a un proceso de recortes y desmantelamiento de políticas públicas que en el caso de Madrid supuso el cierre o la reducción prespuestara de la mayoría de dispositivos públicos que atendían a la población migrante.

Y de repente: un mantero en nuestro Ayuntamiento

"Sobrevivir no es un delito"o "La manta no es mi sueño" fueron algunos de los lemas que hicieron famosa a la Asociación de Sin Papeles de Madrid (ASPM). Esta asociación que ha venido agrupando a numerosas personas migrantes, muchas de ellas manteras, ha sacado a la luz la contradicción que supone cargar todos los demonios de una sociedad contra las personas más débiles.

La lección más importante de la ASPM fue la enfocar correctamente la cuestión, y esta no tiene que ver con si las 200 0 300 personas que en Madrid venden en la Manta, cifra nimia por otra parte, son víctimas o culpables. La cuestión que planteó la ASPM sobre el Top Manta es que exigimos obligaciones a quienes no les reconocemos derechos. A lo largo de nuestra democracia, pero especialmente en los últimos diez años, los emigrantes sin regularizar fueron tratados como polizones a los que se intentaba tirar por la borda, unos yacen en el fondo del mar y otros muchos sobreviven al borde del precipicio trabajando en condiciones infrahumanas en el campo o sobreviviendo de la venta ambulante en la ciudad. Ante esta situación, que toca de lleno a los ayuntamientos del cambio, debemos saber marcar líneas de actuación que no pasen por la criminalización de los manteros, ni por el cierre en banda de la derecha. La misma derecha que ha negado en toda su labor de gobierno durante estos años los derechos que ahora exige en forma de obligaciones y compromisos ciudadanos.

Antes de nada,  debemos entender que las medidas policiales no van más que a agravar el problema. Valga decir que lo que a una persona de nacionalidad española le puede suponer una multa o una sanción penal leve, a una persona sin papeles le inhabilita casi de por vida para poder regularizarse. La misma ley afecta de manera muy distinta a unos ciudadanos y a otros, y esto aparte de intolerable, es el principio que debe guiar cualquier intervención política.

Con relación al top manta abordamos una batalla política que va más allá del ámbito municipal. Se trata de apuntar de nuevo sobre la Ley de Extranjería, el sistema de deportaciones, los Centros de Internamiento para Extranjeros y la externalización de fronteras como uno de los grandes agujeros negros en materia de derechos humanos que existe en nuestro país y también en Europa. Para ello, debemos abandonar y rechazar el marco dominante que no aborda la cuestión de la desigualdad en el reconocimiento de derechos y que trabaja más en el campo de la construcción de enemigos y de potenciales sectores sociales marginalizables. Al mismo tiempo debemos entender que la venta ambulante es uno de tantos fenómenos que muestran la precarización social generalizada. Por eso, tenemos que acometer de forma urgente políticas y propuestas como la renta básica municipal, tomando como ejemplo la vía abierta por el consistorio de A Coruña; trabajar sobre los salarios mínimos municipales, en la línea de ayuntamientos como Cornellá;  o de manera más transitoria y precaria, tenemos que implementar procesos de formación pagados que permitan el ejercicio pleno de la ciudadanía a través de un elemento vital para cualquiera de nosotros, como es la obtención de una renta mínima.

Sin medidas políticas, sociales y económicas de calado nunca podremos afrontar los problemas de fondo. Resulta necesario salirse del marco defensivo y sacar conclusiones de los últimos tiempos, siendo también muy sinceros. Las medidas policiales no van a resolver el problema, pero las medidas sociales parciales tampoco. Nuestro objetivo al llegar al gobierno fue invertir esta enorme maquinaria de desigualdad urbana que es Madrid, ese engranaje de acumulación de beneficios para sus oligarquías locales y ponerlo al servicio de la mayoría. Al fin y al cabo nuestro papel pasa por articular la ciudad en la que la riqueza se reparta en forma de derechos y de renta. No hay excusas para no hacerlo.

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Así vendió Botella viviendas sociales a fondos buitre https://blogs.publico.es/contraparte/2016/07/12/asi-vendio-botella-viviendas-sociales-a-fondos-buitre/ https://blogs.publico.es/contraparte/2016/07/12/asi-vendio-botella-viviendas-sociales-a-fondos-buitre/#respond Tue, 12 Jul 2016 09:33:24 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1302 Continuar leyendo "Así vendió Botella viviendas sociales a fondos buitre"]]> .

Ana Encinas (@anaencinasd)

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Un buen día, los inquilinos de una de las urbanizaciones de vivienda protegida en Carabanchel se encontraron en su edificio con un gran cartel que anunciaba una nueva promoción de viviendas. Era 2013 y en un primer momento nadie sospechó de que unos meses después el emisor de su recibo de alquiler cambiaría la EMVS por la empresa Fidere. Emprendieron entonces una investigación. Descubrieron que su vivienda ya no pertenecía a la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS) porque se habían vendido un total de 5.315 inmuebles públicos, incluidos en 18 promociones de viviendas de Protección Oficial.

El Ayuntamiento de Madrid analiza ahora las manifiestas irregularidades de este proceso en la Comisión de Investigación de la Deuda, Contratación y Políticas Públicas donde participan el concejal delegado de Economía y Hacienda, Carlos Sánchez Mato, Mercedes González por el PSOE y Miguel Ángel Redondo, de Ciudadanos. El PP se ha negado a formar parte de la mesa al considerar que esta auditoría es una "cacería" y una "causa general contra el partido". Además ha afirmado que no existieron irregularidades en las decisiones adoptadas en los últimos mandatos. Destacó la ausencia de los comparecientes requeridos por su implicación política: Ana Botella, Paz González, ex delegada de Urbanismo y ex presidenta del Consejo de Administración de EMVS; Fermín Oslé, ex consejero delegado de la EMVS; Ana Gomendio López, de la Consejería de Vivienda de la Comunidad Madrid; los concejales del PP, Pablo Cavero y Borja Carabante; el ex director de Vivienda de la Comunidad de Madrid, Juan Van Halen; además de directivos y altos cargos de la EMVS como Pablo Olangua, Javier Tena y Juan José Gracia.

Según este relato, el 20 de junio de 2013 el Ayuntamiento de Madrid aprobaba en Junta de Gobierno la venta de 1860 viviendas de protección oficial al fondo Blackstone-Magic Real Estate, tras haber valorado 4 ofertas de empresas. Estas habían sido recibidas en la EMVS sólo 6 días antes. Después de 20 días de negociación directa, y con una rebaja de dos millones sobre el precio que la empresa presentó al realizar la oferta, el fondo adquirió a través de la empresa Fidere, y por 128,5 millones de euros, un parque de 1860 viviendas, 1797 plazas de garaje y 1569 trasteros.

Cuatro meses después, el 31 de octubre de 2013, se formalizó el contrato a través del cual la titularidad de este paquete de viviendas públicas pasó a la empresa Fidere, que las adquirió a un precio unitario que había sido previamente fijado por la misma compañía. Además, se incluyeron 89 inmuebles más -también de protección oficial-, que en un inicio no estaban vinculados a la venta. El total de inmuebles transferidos ascendía a 5.315, según un informe de la Cámara de Cuentas. El comprador pagó 128,5 millones de euros por la operación en la que se incluyeron 652 viviendas destinadas a alquiler social, 72 a alquiler con opción a compra y 580 a alquiler con opción a compra para jóvenes.

Esta venta estaba sujeta a la autorización de la Comunidad de Madrid, que posee competencia en exclusiva en materia de viviendas, ordenación del territorio y urbanismo en la región. Fermín Oslé, en calidad de Consejero Delegado de la EMVS, solicitó este permiso en junio de 2013, pero la operación para entonces ya había comenzado con el anuncio en prensa de la enajenación y la recepción de ofertas por parte de las empresas. Según el PSOE, desde la Comunidad de Madrid se modificó la normativa autonómica para hacer un traje a medida de esta venta.

La deuda de la EMVS, el plan de viabilidad económica y Price Waterhouse Cooper

En junio del año 2013 se aprueba el Plan de Viabilidad de la EMVS. El objetivo era proyectar la actividad de la empresa hasta 2018, proponiendo "la adopción de una serie de medidas que permitan a la sociedad volver a una situación de equilibrio económico", según el propio informe, que recuerda "el contenido estrictamente social del trabajo desarrollado por la EMVS". El PP justificó esta operación haciendo referencia a la importante deuda que pesaba sobre la EMVS, que aumentó un 167% durante los gobiernos de Gallardón y Ana Botella.

Este plan fue respaldado por un informe encargado a la consultora Price Waterhouse Cooper (PWC): posteriormente, PWC asesoró también a Fidere, empresa adjudicataria de la venta. La comisión no ha tenido acceso a este informe, que se emitió en abril de 2013 y que no figura en el expediente, aunque sí es de libre acceso el borrador. En este documento, previo a la operación de venta, se analiza de la cartera inmobiliaria de la EMVS y se señalan los aspectos claves del proceso de venta que se estaba preparando.

El texto no puede considerarse un informe de tasación válido, ya que la empresa que lo realiza no está homologada para esta acción por el Banco de España. Tampoco se aporta información individualizada de los distintos tipos de inmuebles a vender, pero sí se fija una horquilla de precio que oscila entre los 110 y los 125 millones de euros, cifras en la que se mueven las 4 empresas que presentaron su oferta de compra. El 3 de mayo la operación se confirmaba mediante el anuncio de la venta en prensa. Un anuncio que sustituye al necesario pliego de condiciones.

La venta de las viviendas de protección oficial a fondos buitre

Tras el anuncio, la EMVS recibió cuatro ofertas por parte de las empresas Azora (118,5 millones de euros), Magic Real Estate – Blackstone (127,5 millones), Lone Star (95 millones) y Harbor Group (130 millones de euros). También mostró su interés en la operación Goldman Sachs, aunque su oferta fue descartada por no constar cantidad monetaria concreta. La adjudicación se resolvió obre base de la horquilla de precio fijado por PWC; y resultó escogida, a pesar de no ser la oferta más alta, la propuesta de Magic-Blackstone.

El día 20 de junio la Junta de Gobierno aprueba el famoso plan de viabilidad y sólo un día después se comunica a Magic Real Estate la admisión de su oferta. Esta empresa es el socio comercial del fondo Blackstone en España y actuaba en representación de Fidere, compañía que consta en la escrituras como propietaria. En ese momento se inició una negociación de compra-venta que duró 15 días. Durante este periodo, la EMVS rebaja el precio global en dos millones de euros por una supuesta morosidad en el pago del alquiler, aunque en la documentación oficial no constan datos que constaten esta situación de falta de pago.

Subida progresiva del precio de alquiler en un 43%

Las personas que habitaban estas viviendas no fueron informadas del inicio del proceso, ni tampoco de las consecuencias que para ellas tendría esta venta. "No existió ningún contacto previo, cuando fuimos descubriendo lo que había pasado nunca imaginamos que nos iban a hipotecar la vida de esta manera", declaró Arantxa Mejías, presidenta de la Asociación de afectadas y afectados por la EMVS. Ana Botella declaró en pleno que "sólo cambia el propietario", pero sus palabras tienen poca relación con la realidad. "La venta se hizo sabiendo que en pocos meses finalizarían todos los contratos de la EMVS que tenían vigencia", relata Arantxa, que afirma que con la extinción del contrato de alquiler Fidere cambiço las condiciones: "se produce una subida progresiva del precio del alquiler en un 43%, hay que volver a pagar la fianza que pagamos hace 10 años y el nuevo contrato nunca tiene una duración superior a 3 años" -frente a los 10 que establecía la EMVS-. Nuevas condiciones que los inquilinos han de aceptar si quieren permanecer en su hogar.

Según la presidenta de la asociación de afectados, "la venta a estos fondos hiena -porque se comen la carroña financiera y se ríen de los inquilinos- fue un caramelo. Llevo pagados ya 70.000 euros por mi casa, que ha sido vendida por 65.000". También explicó Mejías que han arrebatado a los inquilinos su derecho a compra transcurridos los 10 años de alquiler, tal y como se establecía el contrato firmado con la EMVS.

Hoy solicitan al nuevo ayuntamiento que adopte las oportunas medidas políticas y judiciales para dar una solución efectiva a estos 3 años de incertidumbre. "Es muy difícil para mí el tener la responsabilidad de hablar de la situación tan sangrante que están atravesando mis vecinos. Para la gente que está aquí son papeles y expedientes, pero hay gente con tratamiento para aguantar la ansiedad y es una situación que desestructura la unidad familiar. Además, sabemos que nos enfrentamos a gigantes a los que el anterior ayuntamiento nos vendió". Su deseo es que la nueva corporación adopte las medidas legales necesarias y actúe como intermediaria con la empresa que ahora es propietaria del inmueble, para dar fin a "una situación que es insostenible a nivel emocional y personal".

Las irregularidades del proceso de venta

El proceso de enajenación de estas viviendas de Protección Oficial incurrió, según el concejal de Economía y Hacienda por Ahora Madrid, Carlos Sánchez Mato, en una serie de prácticas que podrían calificarse, "cuanto menos como nocivas". El primero, el incumplimiento de la propia EMVS de su fin social. A pesar de que se realizaron cambios estatutarios que pretendían modificar el objetivo final, se siguió manteniendo entre los objetivos la promoción del alquiler social.

De hecho, un año después de la venta, se explicita que por la situación del mercado inmobiliario, la empresa se orientará hacia el alquiler. "Lo que no se entiende es que para promocionar y potenciar el alquiler lo que se haga sea enajenar viviendas", declaró Sánchez Mato. Para el concejal, esta venta sólo se entiende "como descapitalización de la empresa, algo que dificultaba el logro de objetivos explícitos". Concluye además que esta acción resultó ser lesiva para el patrimonio de la EMVS y, en definitiva, para la ciudad de Madrid.

Según el concejal, en esta venta de patrimonio el PP vulneró las leyes de contatación del sector público, del régimen jurídico de las administraciones públicas y procedimiento administrativo común, las instrucciones internas de contratación y el reglamento de adjudicación de viviendas de Madrid. "Se han vendido viviendas a una entidad jurídica cuando el propio reglamento de la EMVS y del Ayuntamiento de Madrid dice que sólo se pueden vender viviendas sociales a entidades jurídicas si hubieran quedado vacantes después de intentos repetidos de ofrecer a personas físicas. Eso no ocurrió en esta venta", afirma.

El expediente, además, carece de documentación básica. No constan condiciones de venta, ni estudio, ni memoria, ni informes de viabilidad técnica ni jurídica, tampoco se publica el valor de las propiedades a enajenar. Se incumplieron todas las instrucciones internas de contratación y no se fijó con antelación el valor de la venta. Por otro lado, el Consejo de Administración de la EMVS no aprobó la convocatoria de venta, quien actuó como órgano de contratación fue el propio Consejero Delegado, Fermín Oslé, y la propuesta de adjudicación definitiva la hizo el Director de Gestión, Pablo Olangua. La competencia, sin embargo, correspondía a la Comisión Permanente de Adjudicación.

También es evidente la vulneración de los principios de igualdad, transparencia, no discriminación o concurrencia. La operación se diseñó para vender los inmuebles por lotes, algo que supone una barrera de acceso para la libre concurrencia. Además, la maniobra fue rápida porque las empresas ya tenían conocimiento de ella.

¿Es posible anular la venta y que las viviendas vuelvan a ser públicas?

Mariano Benítez de Lugo es el abogado que en 2014 presentó, en representación de los afectados y el PSOE, una querella que señalaba como responsables a Fermín Oslé y a Alfonso Benavides, que actuaba como representante de la empresa Fidere. El Juzgado de Instrucción núm. 38 de Madrid reconocía en una primera resolución que podía existir infracción penal, pero que finalmente fue archivada.

Según Benítez de Lugo, "las irregularidades en el proceso son infinitas" y alega que en la venta sólo se aplicaron las reglas de mercado. No reconoce como válido desde el punto de vista legal el procedimiento de adjudicación y difiere con el despacho jurídico externo que lleva el caso para la EMVS, que sostiene que el proceso podría ser anulable. "Hay argumentos para declarar la nulidad de pleno derecho y, por tanto, revertir esta venta", declaró en la comisión.

Alega el letrado que se ha prescindido totalmente del procedimiento legal establecido, obviando elementos de contratación que eran de obligado cumplimiento, aunque los servicios jurídicos de la EMVS opinan que el proceso debe solucionarse por la vía del derecho civil. Mariano Benítez de Lugo también recordó que el programa electoral de Ahora Madrid recogía en su punto 3.2 la reversión de esta venta y criticó la "actuación perezosa" del actual gobierno, que ha emitido un informe sobre la posible irregularidad, pero que "tendría que haber empezado en junio del año pasado". Opina también que aunque la vía jurídica continúa, la política está ausente e insta a la corporación a reunirse con Fidere para presionar en términos políticos y así encontrar una situación que palíe la situación de las personas afectadas.

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Tras el 26J, ¿hacia dónde va Podemos? https://blogs.publico.es/contraparte/2016/06/28/tras-el-26j-hacia-donde-va-podemos/ https://blogs.publico.es/contraparte/2016/06/28/tras-el-26j-hacia-donde-va-podemos/#respond Tue, 28 Jun 2016 16:51:44 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1293 Continuar leyendo "Tras el 26J, ¿hacia dónde va Podemos?"]]> .

Isidro López (@suma_cero)

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El análisis de lo sucedido en la jornada electoral dará todavía para muchas explicaciones y conjeturas. Pero la pregunta que anda rondando detrás de todas es ¿cómo le ha podido desaparecer un millón cien mil votos a Unidos Podemos? Y otra pregunta relacionada, ¿hacia donde debe ir una realidad de partido (Podemos) en la que se han depositado tantas esperanzas de transformación? Pero antes de probar una respuesta, es necesario considerar algunas cuestiones "externas". De una parte, en la arena estatal, la victoria del PP no garantiza, ni mucho menos, un gobierno estable. Seguimos en la estela de la ingobernabilidad que se fijó el 20D. De otra, y de manera quizá más decisiva, continuamos metidos dentro de un contexto económico y europeo extraordinariamente turbulento. Todo ello sigue haciendo añicos tanto las fantasías de recuperación económica (si por este término entendemos una mínima recomposición material de una sociedad rota desde hace ya casi una década), como de un proyecto político estable de unas elites europeas cada mas erosionadas en su legitimidad. Dicho de otro modo, a la luz de los elementos materiales, estamos aún lejos de experimentar un cierre por arriba de la crisis económica y política.

Metidos en la respuesta al ¿qué pasó? y ¿qué hacer?, conviene desechar también las explicaciones fáciles. Lo que ocurrió el domingo no fue el resultado de una supuesta derechización del electorado. En conjunto el bloque conservador apenas ganó 300.000 votos, en su mayoría procedentes de la abstención. Mucho se ha hablado del triunfo del discurso del miedo como causa de la victoria del PP, pero quizá sea más pertinente hablar de una dinámica de refugio en el Estado provocada por la implosión de Ciudadanos, la mayor fuente de crecimiento de votos del PP.

Ciudadanos nació como nuestra particular Liga Norte: en este caso, la unidad de España sustituía las veleidades secesionistas de la Padania, que sostuviera lo que se puede llamar un programa antisistema de derechas centrado en el regeneracionismo político contra la corrupción y el "despilfarro". En el corazón del discurso de Ciudadanos apenas hemos conocido otra cosa que el ataque a los coches oficiales, las diputaciones e incluso a los organismos autonómicos; considerados todo ellos nidos de corrupción a los que oponen una concepción fundamentalmente meritocrática de la política. El problema es que Rivera y los suyos traicionaron este rol después de diciembre. En su lugar pusieron la reconstrucción del Estado, abriendo la puerta al PP, el auténtico "partido de Estado". Sin duda, la corrupción como foco político, y su reverso la regeneración, son territorio pantanoso. Los efectos estigmatizantes pueden posarse en personas concretas y no alcanzar la dimensión sistémica. Si en la Italia de Manos Limpias no fue así, y provocó la caída de todo el sistema de partidos, fue porque su cierre por arriba, Berlusconi no se presentó como un proyecto de recuperación del Estado sino como su conversor en empresa privada. Por eso Ciudadanos está condenado a la subalternidad, a ser un comodín de los partidos tradicionales.

Por volver a Unidos Podemos, a la cuestión acerca de la desaparición de su voto, otra cuestión que aparece en todos los análisis es el error de las encuestas. Sin embargo, también aquí hay que probar lineas de interpretación alternativas. Es extraordinariamente extraño que todas las encuestas, incluido el CIS, dieran a Unidos Podemos sistemáticamente un 25%  (y esto desde los primeros momentos de la confluencias) y que, como bien apuntaba el polítologo Pepe Férnandez Albertos, todas estuvieran equivocadas y nadie percibiera nada. Más probable parece que el paso a la abstención de los potenciales votantes de Unidos Podemos se haya producido en las últimas dos semanas. De hecho, no fue hasta entonces cuando algunas encuestas empezaron a señalar una mayor debilidad del voto a Unidos Podemos. Tendremos que esperar al CIS postelectoral para confirmar este extremo, por otro lado bastante probable, y que daña sobremanera la interpretación de aquellos que quieren culpar ex ante, y sin concretar, ni argumentar empíricamente, a la confluencia como la causa de la pérdida de más de un millón de votos.

Si lo dicho es cierto, la campaña produjo paradójicamente una rápida desmovilización del electorado de Unidos Podemos. Desde que el 15M mutara en Podemos y el movimiento se hiciera propuesta electoral, las campañas han sido decisivas para generar movilización. De hecho, las campañas han sido casi las únicas formas de movilización de masas que hemos visto desde 2014; hasta el punto de ser capaces de aupar a las distintas candidaturas municipales y a Podemos con resultados en ocasiones espectaculares. Así ocurrió en mayo del año pasado y tambien en diciembre. En esta misma línea, el potencial de la confluencia no descansaba tanto en la mera suma de votos, cuanto en su capacidad para generar movilización y desborde, tal y como lo hicieron las candidaturas municipalistas en mayo y las confluencias territoriales en diciembre. Sin embargo, para que esta estrategia sea efectiva, las campañas requieren convertirse en el alimento de la movilización. El 26J fuimos testigos de una apuesta clara de la dirección de campaña, entregada a los sectores más reticentes a la confluencia, por una campaña de contención, conservadora y centrada en la normalización. Una campaña sin duda más alimentada por el miedo a los efectos que pudiera tener la confluencia sobre esa abstracción llamada "votante medio" que por una exploración de las potencialidades de la confluencia y, más en general, de las potencialidades del ciclo que se abrió el 15M. Este campo de posibilidades es lo que algunos sectores de Podemos, especialmente quienes han diseñado la campaña, no terminan de comprender en toda su radicalidad democrática y constituyente.

La campaña ha padecido pues de una condensación de problemas que, resumiendo, podríamos llamar propios del "partido populista" frente al "movimiento de clase". Y cuando me refiero a un movimiento de clase, lo hago en referencia a un instrumento político de una clase emergente nacida de la alianza de los sectores de clase media desclasados con las masas populares que llevan sufriendo décadas de relegación. Se trata de una empresa compleja en contextos europeos donde las inercias tienden a llevar el conflicto social hacia las guerras culturales entre ambos estratos. Las categorías son múltiples: progres contra paletos, jóvenes formados contra chavs, o también jóvenes contra viejos. Las dinámicas internas que se han desarrollado alrededor del referéndum del Brexit son la última demostración de este tipo de guerras en un país europeo, a las que durante cierto tiempo también se abonó Manuela Carmena.

Si las campañas, y más en general el partido populista ha perdido la capacidad de movilizar es porque ha cortado el flujo de información y poder de abajo a arriba necesario para superar estas fragmentaciones. Esto convierte a la demoscopia y de los asesores de comunicación en la única fuente para conocer a los sujetos políticos múltiples que orbitan en torno a Podemos. El problema es que la demoscopia y las asesorías de comunicación sólo devuelven imágenes abstractas y desfiguradas de estos sujetos. Quizás esto puede no ser problemático para una hipótesis populista que, de un lado, presenta a una sociedad amorfa y atomizada y de otro, deja al partido como vector único de la dinámica política. Y quizás esto puede servir para "pastorear" un tiempo a una masa informe, pero a largo plazo es un cul de sac.

Las apuestas concretas de la campaña, y su fracaso, son la demostración más palpable de los límites de esta modalidad. El problema del uso de términos como "patria", antes que un uso ideológico, es un "significante" arbitrario que no responde a la demanda política de casi nadie, y, en ese misma medida no moviliza. De hecho, resulta sorprendente que precisamente aquellos sectores errejonistas que más defienden la transversalidad usen uno de los conceptos más ideológicos y connotados que existen en nuestro acervo político reciente; algo que sólo se explica desde una concepción de lo social como una suerte de espacio liso compuesto de significantes "flotantes" listos para su resignificación en una vitrina de supermercado. Cuando se analice el voto que ha salido desde el PSOE a Podemos habrá que tener en cuenta también el efecto de repulsión que provoca en el votante socialista un término, y una actitud política subyacente, que desde su punto de vista atenta contra la memoria antifranquista. Lo mismo se puede decir de la insistencia en los pactos con el PSOE, que como bien decía Gregorio Morán en un excelente articulo pueden ser vistos como los principales problemas concretos de representación y delegación entre bases y cúpulas, o entre partido y movimiento:

"Mientras la cúpula está obsesionada por el poder –lógico, nadie crea un partido para que degenere en club de debate–, las bases, las difusas bases de Podemos, se encuentran más cómodas siendo una "radical oposición" que un "poder institucional". Y esto es un problema de difícil solución, que exige en principio menos Gramsci y más Rosa Luxemburgo."

Antes que a promover el desencanto, todas estas consideraciones están dirigidas a contribuir a algo que ha escaseado en Podemos y que hoy se torna inevitable, el debate abierto y público entre proyectos políticos diferentes. Esta es seguramente la única base posible para una refundación radical de un partido diferente, de un partido-movimiento vivo que descanse menos en la primacía de la representación que en visiones compartidas nacidas de espacios de deliberación abierta. Sólo con esta pluralidad se podrá hacer frente a las tentaciones de ese cierre sobre sí mismo que amenaza a Podemos. Cómo normalmente ha sucedido en los mejores momentos de los movimientos de emancipación, el debate público y abierto es nuestra mejor arma para avanzar frente a la oscuridad de las luchas de pasillo y las reyertas fraccionales.

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26J. Podemos y sus límites autoimpuestos https://blogs.publico.es/contraparte/2016/06/27/26j-podemos-y-sus-limites-autoimpuestos/ https://blogs.publico.es/contraparte/2016/06/27/26j-podemos-y-sus-limites-autoimpuestos/#respond Mon, 27 Jun 2016 13:44:01 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1284 Continuar leyendo "26J. Podemos y sus límites autoimpuestos"]]> .

Juan Domingo Sánchez Estop
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1. El poder se muestra siempre como ilusión, como constructo imaginario que produce obediencia, pero esa obediencia depende siempre de determinadas condiciones. La ilusión, como toda representación, consiste en tomar una cosa por otra. Todo poder como dice Calderón repitiendo a los teólogos de la monarquía de derecho divino, "es prestado", depende de un exterior que puede coincidir con el exterior absoluto que constituye la trascendencia divina o con una realidad mundana. Que todo poder implique un exterior, supone que todo poder es una relación entre potencias en la que una potencia logra captar en su favor otra potencia superior. Sin embargo, quien dice relación dice condiciones, de ahí que un poder absoluto resulte siempre ilusorio.

2. Ilusoria es la taumaturgia de un poder basado supuestamente en la palabra, un poder que se ve como creación de hegemonía a partir de la nada política que, según la hipótesis rectora de la estrategia de Podemos, el laclausismo-errejonismo, constituyen los movimientos sociales y las reivindicaciones populares. Para esta hipótesis, profundamente hobbesiana, la hegemonía reposa en la obediencia de la multitud a la palabra de un amo, o líder que se presenta como significante "vacío". Esta taumaturgia del verbo que se hace carne ignora las articulaciones de la multitud, la producción y las relaciones de cooperación material que unen entre sí a unos cuerpos siempre ya marcados por el lenguaje, así como los conflictos y desencuentros que oponen también entre sí a esos mismos cuerpos. Quien confía en la magia verbal no necesita cuerpo -según los teólogos, Dios es creador porque es incorpóreo- y puede considerar los cuerpos existentes y sus relaciones como un caos inicial, una nada.

3. Sin embargo, la política es encuentro de cuerpos traducido en la articulación o el choque de estos y es insensato entrar en la lid política sin un cuerpo, sin tener en cuenta las coordenadas muy precisas de espacio y tiempo de los cuerpos. La hipótesis estratégica de Podemos consideró los cuerpos y sus espacios como algo superfluo, contrariamente al 15M cuyo mérito principal fue su fuerte implantación en el terreno, en la materialidad de los cuerpos que se encuentran. El errejonismo es un desquiciado culto del mando, así como una teoría y una práctica de la representación y unificación de la multitud por el mando. Su primera tarea fue sustituir los cuerpos presentes en la imponente red de círculos nacida tras la fundación de Podemos como espacio de encuentro físico, de participación política de los cualquiera y de implantación territorial del proyecto, por una telaraña de órganos burocráticos coronada por una pléyade de "secretarios generales". Los círculos tomados en una red de mando se fueron extinguiendo, y con ellos la capilaridad social efectiva de Podemos como organización.

4. El cuerpo de un partido se proyecta en un territorio. El precio de la implantación territorial, para una organización recién nacida como era Podemos, no puede ser, como para los partidos tradicionales, la concesión de favores y la formación de clientelas, sino la conservación deliberada dentro de Podemos de una superficie de contacto con ese "exterior"que da todo su poder al partido y a sus dirigentes: la participación política activa de la multitud, esa gran y única verdadera novedad que aportó Podemos.

5. Podemos ha querido en estas dos últimas elecciones ocupar el lugar del PSOE y lo ha hecho sin tener un cuerpo propio, un verdadero partido articulado en el territorio y dotado de redes de poder materiales. Podemos en su versión post Vistaalegre ha podido ofrecer pequeñas prebendas, cargos a distintos niveles de representación a una pequeña clientela política, comportándose como un partido tradicional, pero sin los medios, el cuerpo, las armas, ni el dinero de un partido del régimen.... Podemos quería disputarle al PSOE el nombre y el espacio de la socialdemocracia, pero ha fracasado en su disputa por este lugar, pues no solo no ha logrado conquistarlo, sino que ha hecho algo mucho peor: cuando la desconfianza en la socialdemocracia era un hecho ampliamente generalizado, la imprudente identificación de Podemos con esta ideología ha resucitado cierta fe en ese proyecto hoy difunto. Una fe que ha permitido dar nueva vida a un PSOE herido de muerte, al que Podemos convirtió en un partido socialdemócrata "respetable" con el que la nueva socialdemocracia de Podemos podría aliarse. Naturalmente, mucha gente prefirió a la copia el original y votó al PSOE, rescatándolo de entre los muertos, e impidiendo el adelantamiento del PSOE por Podemos que la dirección de este partido daba por descontado.

6. La suma de dos insensateces como disputar el terreno simbólico de la socialdemocracia y el terreno material de la red clientelar a una organización con larga historia y un cuerpo tan fuerte como hondamente corrompido condujo a la autolimitación de las posibilidades de desbordamiento y de ruptura política que entrañaba Podemos y a un enorme desaliento. Sin cuerpo no se puede disputar el terreno a un paquidermo político; con prácticas clientelares liliputienses no se sustituye el poder material del PSOE. Podemos ni debe ni puede jugar la carta del clientelismo, sino la de la democracia y la participación activa, la de la cooperación material contra la crisis, la de la solidaridad efectiva. Si ignora que el poder de sus ayer tan compungidos dirigentes es prestado echará definitivamente a perder la oportunidad histórica que supuso su fundación.

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Europa de nuevo en su precipicio https://blogs.publico.es/contraparte/2016/06/24/europa-de-nuevo-en-su-precipicio/ https://blogs.publico.es/contraparte/2016/06/24/europa-de-nuevo-en-su-precipicio/#respond Fri, 24 Jun 2016 10:58:01 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1278 Continuar leyendo "Europa de nuevo en su precipicio"]]> .
Emmanuel Rodríguez (@emmanuelrog) e Isidro López (@suma_cero)
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Gana el Leave. Pocos lo sospechaban y casi todos, en la mañana de hoy, han sentido como se les atragantaba su típico desayuno continental de café y croisant. Con la derrota del Remain se desata un nuevo temblor en la Unión Europea. Y como un resorte automático los políticos europeos, Rajoy entre ellos, han aparecido en los medios hablando de estabilidad institucional, de la unidad de los restantes 28 Estados, de que no habrá efecto dominó, etc. Es el papel esperado y entregado a esta especie propia de las sociedades modernas. Desgraciadamente, los llamados a la calma no explican nada. En lo que sigue algunos apuntes rápidos:

1. El Brexit es un voto de protesta del norte y noreste inglés, las viejas regiones de tradición industrial y minera, que con la división del trabajo a escala continental han quedado en una situación de depresión social y económica permanente frente a la gran región ganadora del sureste: el London Planet, nucleado en torno a la city financiera y todos los servicios asociados. El mapa de voto así lo refleja: victoria del Remain en el sureste y derrota en el resto del país.

2. El Brexit es el motor de la probable, casi segura, independencia de Escocia, donde el Remain ha ganado con holgura en todos y cada uno de los condados. Si la independencia fue en Escocia un voto contra la austeridad, la permanencia en la Unión Europea es considerada por los sectores populares de la región, menos ligados que sus homólogos ingleses a la ideología imperial británica, como el único espacio posible de reconstrucción del Estado social.

3. El Brexit refleja la incapacidad de la clase política británica para gobernar su propia crisis social. El referéndum fue convocado por Cameron para afianzar sus posición frente a la oposición interna de su partido y también para presionar a la Unión con nuevas ventajas para la city. Su derrota en el referéndum no sólo le pone a los pies de sus opositores internos, sino también de una fuerza "anti-sistema", el UKIP de Farage. El sistema de partidos británico, el archireferido modelo de estabilidad institucional, avanza también hacia su descomposición interna de la mano de una clase política aventurera y cada vez más incapaz de cabalgar la época.

4. El Brexit demuestra, a escala continental, que el capitalismo financiero en el mando de la Unión y de los estados concretos, lo que vulgarmente llamamos neoliberalismo, ha resultado muy eficaz a la hora de arremeter contra las viejas instituciones regulatorias de los Estados, y al mismo tiempo extremadamente incompetente a la hora de crear nuevas instituciones que garanticen la paz política y la estabilidad social. Este es el drama de la Unión. Reducida a los cuatro reglas de Maastricht de control del gasto y de la deuda pública, no es reconocida por nadie como un espacio político propiamente dicho, esto es, como un conjunto institucional legítimo, representativo y en el que se dirime una política efectiva de redistribución social a gran escala.

5. El Brexit es un aviso más de que la Unión neoliberal está herida de muerte, pero que la alternativa de los viejos monstruos de Europa (los Estados-nación de memoria imperial) es tan ridícula como imposible en el marco de un espacio económico integrado. La división del trabajo entre cada una de las regiones de la Unión y la propia penetración de la financiarización en todas las actividades económicas hacen inviable cualquier pretensión de soberanía a la escala parcial de un Estado.

6. Para esta provincia europea, tan ensimismada y somnolienta, llamada España, el Brexit cae como un mazazo: la clase política es incapaz de hablar de nada que no sea «política nacional». Con lengua desatada para referirse a uno u otro partido, los políticos convencionales balbucean una serie de lugares comunes al referirse a Europa. Unidos Podemos no escapa a este panorama político. Durante toda la campaña ha rehuido, en gran medida, de construir un discurso de escala europea por miedo a su complejidad. Se trata de un miedo inducido por una extraordinaria dependencia de las encuestas demoscópicas, consideradas única guía de la acción política. Sin embargo, resulta evidente que la desaparición de Europa del menú político hispano no ha sido más que el efecto combinado de un larguísimo ciclo electoral y, en mucha mayor medida, del efecto narcótico de las políticas monetarias expansivas del Banco Central Europeo. Con contadas excepciones, en lugar de un discurso crítico y ambicioso sobre el poder europeo nos hemos encontrado con la enésima transposición desafortunada y disfuncional del "patriotismo" de los contextos emancipadores latinoamericanos.

Entre las oportunidades de Unidos Podemos está, hoy por hoy, la de presentarse como única alternativa posible para rehacer unos equilibrios europeos asediados por el micro y el macro fascismo; para hacer frente al empoderamiento de Nigel Farage y Marine LePen que van a intentar capitalizar políticamente un voto, en el referéndum británico, que no les pertenece enteramente. Con mucho más acierto que la de ondear rojigualdas o de hablar de la sonrisa de la abuela, Unidos Podemos debería reivindicar la larga tradición antifascista, todavía legítima y mayoritaria en el continente europeo.

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El Brexit abre la crisis política británica https://blogs.publico.es/contraparte/2016/06/21/el-brexit-abre-la-crisis-politica-britanica/ https://blogs.publico.es/contraparte/2016/06/21/el-brexit-abre-la-crisis-politica-britanica/#respond Tue, 21 Jun 2016 09:21:53 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1270 Continuar leyendo "El Brexit abre la crisis política británica"]]> .

Isidro López (@suma_cero)

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Lo que está sucediendo en el Reino Unido en estos días resulta francamente impresionante e inesperado. El referéndum sobre la salida de la UE ha hecho estallar el sistema de partidos y, acto seguido, en un país que parecía pacificado desde hacía décadas se ha desencadenado una dinámica política de extraordinaria visceralidad que ha terminado con la reaparición de la violencia política, el terrible asesinato fascista de Jo Cox.

La primera conclusión acerca del asunto es constatar la fuerza que ha tenido el sistema de partidos turnista británico para contener un malestar social que, evidentemente, no ha nacido con el referéndum sobre el Brexit y que, sólo tangencialmente, tiene que ver con la cuestión europea. La cuestión europea únicamente ha eliminado los ejes sobre los que giraba la política británica. Ha convertido a los partidos, con partidarios del Remain y del Leave en todos los campos, en entidades superfluas que responden a fuerzas sociales externas a ellas.

Dentro de las muchas aristas que tienen estas fuerzas desencadenadas se pueden señalar algunas cosas. El euroescepticismo de las élites inglesas solo puede ser entendido como una fuerza de negociación dentro de la Unión Europea. Desde los tiempos del cheque británico a principios de los años ochenta, el Reino Unido ha amenazado con su salida para provocar transformaciones en un sentido neoliberal de la Unión. Legislaciones fundamentales sobre movimientos de capitales y mercado interior tienen origen británico, mas en concreto en la City. Tanta importancia tienen estas presiones, que frente a un cierto lugar común dominante que señala a Alemania y su escuela ordoliberal como constructora del proyecto neoliberal europeo, más bien se debe hablar de un proyecto conjunto británico y alemán.
La propia convocatoria de este referéndum tiene que ver con la intención del gobierno de Cameron de atacar las leyes migratorias internas y sus derechos asociados por la UE. La medida se produce en en un contexto, común a toda la Europa central, de creciente xenofobia provocada por el "no hay para todos" de las políticas de austeridad. Y, por supuesto, cómo en todo el continente y en buena parte del mundo, esta situación viene marcada por la total incapacidad del capitalismo financiero para articular un ordenamiento social digno de tal nombre. Eso si, parece claro que lo que era un ejercicio rutinario de presión sobre la Unión se le ha ido seriamente de las manos a Cameron, hasta el punto de haber dinamitado temporalmente el sistema político británico.

Obviamente no sólo hay euroescepticismo entre las élites, con este jamas se hubiera llegado a la situación de polarización actual. El campo de batalla político que se ha dibujado en las últimas semanas son las feroces capas obreras o post obreras británicas, y especificamente las inglesas, ya que en Escocia han dejado bien claro que son pro Unión Europea, por movimiento reflejo ante cualquier imagen del nacionalismo inglés. Pero lo cierto es que hoy, un amalgama de posiciones que van desde el rechazo popular vagamente proteccionista (como nos ha recordado Trump, la antimigración es una variante del proteccionismo), hasta el revival colonial proto fascista, pasando por el desden aristócratico tory. En conjunto todas estas fuerzas forman algo así como un "bloque histórico" anti-europeo.

Frente a ellos se sitúa el poder financiero, el mismo que se ha beneficiado enormemente de la ambiguedad euroesceptica y de la dualidad libra-euro, amenazando con lanzar fuertes ataques sobre la libra si gana el Brexit. Ataques que, por un lado, no hay que tomarse del todo a broma, y, por otro, nos recuerdan que no es indispensable estar en el Euro para estar sometidos al chantaje financiero. Existe también una clase media urbana con altos niveles de cualificación que aunque ha sufrido el ataque conjunto del endeudamiento y la precariedad se sigue viendo a sí misma como cosmopolita, marcando un abismo con las clases populares que están por debajo de ellos en el país de Europa donde las divisiones en la estructura social son mas drásticas y culturalmente marcadas.

Precisamente este último parece ser el eje que ha hecho estallar la campaña del referéndum y le ha dado una visceralidad que sería inusitada en el contexto de otros países europeos. Frente a situaciones como la griega o la española, la Union Europea tiene escasa fuerza material en la definición de la situación de las clases populares británicas y lo que estamos viendo se parece mucho más a un conflicto interno mediado por la cuestión europea, esta última mas en forma de constructo cultural que otra cosa. Un poco a la manera del "Que pasa con Kansas" de Thomas Frank y su lucha de clases puesta del revés, el enfrentamiento se ha centrado entre las clases medias y las clases populares. Cosmopolitas/multicultis frente a nacionalistas/proteccionistas. Nada representa mejor este conflicto, en gran medida inane desde el punto de vista de la transformación social, que la flotilla de Bob Geldof, el millonario progre bienpensante frente a los pescadores, imagen idealizada del pueblo honesto trabajador, capitaneados por el oportunismo instrumentalizador de Nigel Farage en pleno Támesis.

Más allá del resultado del próximo jueves, que parece evidente será favorable a la permanencia, y en el que parece haber sido decisiva la muerte de Jo Cox, este referéndum ha abierto una brecha en la sociedad británica que será difícil de cerrar en los próximos años. En definitiva, también en Reino Unido avanza la crisis política.

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De ocupas y liberales https://blogs.publico.es/contraparte/2016/06/06/de-ocupas-y-liberales/ https://blogs.publico.es/contraparte/2016/06/06/de-ocupas-y-liberales/#respond Mon, 06 Jun 2016 07:43:05 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1263 Continuar leyendo "De ocupas y liberales"]]> .

Pablo Carmona (@pblcarmona), concejal del Ayuntamiento por Ahora Madrid

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"Madrid, capital okupa". Con este titular abren sus machaconas intervenciones la derecha madrileña. En el pleno del ayuntamiento, en la prensa, en sus apariciones en televisión, "nuestros liberales" acusan a todas aquellas familias que han decidido refugiarse de manera ilegal en las decenas de miles de casas abandonadas que existen en nuestra ciudad.

Exigen la aplicación del código penal, el desalojo y la puesta en marcha de toda clase de mecanismos punitivos. A un lado, condenado al olvido, apartan las consecuencias de nuestro modelo económico basado en la especulación inmobiliaria: 3,4 millones de viviendas vacías y cientos de miles de desahuciados. Por eso ¿de qué estamos hablando cuando decimos "viviendas ocupadas"?

Hay quien se refiere a una quimera: a lo largo de nuestra historia, las políticas de vivienda se han anticipado a las necesidades de la población. Y nos dicen que se ha construido tanto como para que hasta el 80 % de los hogares tengan una vivienda en propiedad. Un "país de propietarios", repiten. Pero ¿estamos seguros de la eficiencia de nuestras políticas de vivienda?

Por desgracia la historia de las políticas públicas de vivienda de nuestro país son un triste ejemplo de reacciones tardías y casi siempre incapaces de cubrir las necesidades más básicas de la población. Así sucedió con las leyes de casas baratas de los años veinte, con las políticas franquistas de los "Poblados" (dirigidos, de absorción, UVAs) de las décadas de 1950 y 1960; y también en las décadas de democracia, con las políticas que arruinaron el parque público de vivienda y el mercado de alquiler. En nuestra historia, las necesidades de vivienda han sido sistemáticamente sepultadas por la trituradora inmobiliaria.

En todas estas "crisis de vivienda", en todas, se produjo la misma respuesta social: la ocupación "ilegal" de suelos, viviendas y propiedades. El Madrid de nuestros abuelos y de nuestros padres se forjó en las periferias de la ciudad a base de ocupaciones de tierras, de construcciones ilegales y precarias, de viviendas hechas y habitadas fuera o al filo de la ley, en forma de ocupaciones. Hoy la historia se repite. Nuestras ciudades son las de la emancipación imposible para los jóvenes, las hipotecas vampíricas y las viviendas vacías.

De forma harto curiosa, este contraste entre necesidades no satisfechas de alojamiento y un enorme parque de vivienda desocupado nos devuelve a un problema muy recurrente en nuestra historia, y muy propio de la tópica liberal: las propiedades en manos muertas. Desde finales del siglo XVIII, el gran caballo de batalla del pensamiento económico liberal fue el aprovechamiento y puesta en circulación de todas aquellas propiedades que, en manos de las fuerzas dominantes del Antiguo Régimen (la Iglesia principalmente), permanecían sin utilización ni aprovechamiento económico. Al fin y al cabo, se luchaba contra una economía basada en la obtención de rentas y no en el impulso de la propia actividad económica.

Todos recordamos de nuestras clases del colegio el famoso capítulo de la desamortización. Este procedimiento se aplicó en al menos cuatro ocasiones en poco más de un siglo. El mecanismo era sencillo, el Estado daba carta legal a un proceso de expropiación masiva de propiedades supuestamente en desuso. Al menos en teoría, estas debían pasar a pública subasta para que pudiesen ser explotadas adecuadamente. De aquellos decretos de desamortización, los más conocidos y de mayor importancia, fueron los de Mendizábal. Menos conocidos son, sin embargo, los debates parlamentarios que se produjeron con anterioridad a su aprobación en 1836, y que todavía hoy resultan inspiradores.

Entre aquellas disquisiciones destacan algunas aportaciones de Álvaro Flórez-Estrada. El liberal-progresista abrió una discusión, de plena actualidad, sobre la relación entre propiedades sin aprovechamiento ni uso y las necesidades sociales. En su  discurso Del uso que debe hacerse de los bienes nacionales, Flórez-Estrada comentaba: "La mala distribución de la riqueza es, en último resultado, el origen de todas las querellas del género humano. Jamás hubo revolución o tendencia a variar las instituciones existentes que no tuviese por objeto mejorar las leyes que arreglan la posesión de la riqueza territorial, a fin de distribuirla de un modo más conveniente a los intereses de la mayoría de los asociados o, lo que es igual, a lo que la justicia dicta."

El fondo de la cuestión se dirimía en torno a dos extremos: instrumentalizar la desamortización para pagar la deuda nacional o llevarla a efecto para iniciar una profunda reforma agraria que repartiese el uso y disfrute de las expropiaciones en favor de las clases campesinas. Como es bien sabido, la venta de tierras se empleó para pagar la deuda. La consecuencias se cifraron en un doble error: la liquidez obtenida en tiempos en los que se subastaban en masa las propiedades expropiadas fue muy baja y, de otra parte, no hizo más que favorecer a las oligarquías locales que compraron a precio de saldo ingentes cantidades de terreno. En esta época, se encuentran por primera vez los nombres de dinastías que han seguido hasta nuestros días, y que más tarde conformarían la siempre peculiar burguesía española con su histórica propensión a la especulación inmobiliaria. Se explica así también que en la expropiación se pujase sobre los bienes comunes y municipales, que fueron usurpados a los pueblos y sus gentes, también en provecho de unos pocos.

El recuerdo de este episodio, nos devuelve a nuestro presente. Basta con sustituir aquellas tierras en manos muertas, por las cientos de miles de viviendas vacías que en la actualidad poseen las entidades financieras o diversos conglomerados empresariales. Como en un juego de espejos, las familias desahuciadas, hacinadas, subarrendadas o con viviendas en precario que viven en nuestro país se miran constantemente en aquellas propiedades cerradas y sin uso que se desparraman en nuestras ciudades.

Resulta lógico que en los últimos años se haya interpelado directamente a los grandes tenedores de viviendas vacías, como los bancos —y especialmente a aquellos respaldados con grandes cantidades de dinero público—, para que pusiesen esas propiedades muertas al servicio de una necesidad social tan acuciante. Y sin embargo, la inactividad de las instituciones públicas, la falta de efecto legal de las medidas de expropiación de uso o las experiencias de penalización fiscal de las viviendas vacías no han logrado todavía, una movilización real y efectiva del parque de viviendas vacías: las tierras en manos muertas del siglo XXI. Conviene matizar, de cara a nuestros maledicentes liberales, que estos procesos de expropiación o penalización deben ceñirse a los parques de viviendas vacías de los grandes propietarios. Nada tiene que ver la falta de uso temporal de una vivienda por parte de una familia particular (el propietario de una segunda vivienda o de un piso en la playa), con la deliberada inacción por parte de inversores y grandes capitales.

Únicamente en este contexto marcado por el contraste entre los grandes propietarios "absentistas" y las acuciantes necesidades de cobijo, debemos entender por qué miles de familias han decidido entrar en una vivienda vacía buscando alojamiento para sus familias. La ocupación de viviendas se nos presenta como una proceso de desamortización desde abajo, promovido por familias anónimas que resuelven de manera precaria y de un modo temporal la falta de vivienda.

Se de sobra, que a esta afirmación suelen seguirle los coros que nos recuerdan que esas familias están actuando de manera ilegal, cometiendo un delito. Pues sí, es un delito. Lo que sorprende no es esta obviedad, sino que tan pocos incidan en que mayor ilegalidad y de consecuencias infinitamente más graves es el incumplimiento sistemático por parte de las administraciones públicas de su obligación de velar por el derecho a la vivienda. Con la diferencia de que a los administradores públicos nadie les condena a prisión por semejante incumplimiento de la legalidad. Recuérdese el artículo 47 de nuestra Constitución y también que el mismo texto reitera varias veces la "función social de la propiedad".

Sobre esta deuda con la ciudadanía más desfavorecida y no con otra, los políticos debemos trabajar desde las instituciones del cambio. Cualquier esfuerzo en la investigación sobre modelos de incentivación del alquiler, la expropiación de uso y penalizaciones fiscales similares a las que ya practican muchos países de nuestro entorno, puede  movilizar la vivienda vacía, en ocasiones a partir de instrumentos que ya contempla la legislación española. Sólo así se conseguirá ofrecer una solución razonable para los pequeños propietarios con residencias vacías y vías de presión efectivas para que los grandes propietarios se vean obligados a socializar un patrimonio que a día de hoy lo pagamos entre todos.

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Por qué no soy laclausiano https://blogs.publico.es/contraparte/2016/05/31/por-que-no-soy-laclausiano/ https://blogs.publico.es/contraparte/2016/05/31/por-que-no-soy-laclausiano/#respond Tue, 31 May 2016 08:09:24 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1259 Continuar leyendo "Por qué no soy laclausiano"]]> .
Juan Domingo Sánchez Estop
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El artículo de Adriá Porta Caballé y Luis Jiménez titulado "Discurso, política y transversalidad" que publicó  el 18 de mayo Ctxt, tiene varias virtudes: en primer lugar su tono es mesurado y hasta amable, en segundo lugar pretende iniciar un debate teórico sobre cuestiones decisivas de la política y la filosofía. Contrasta por consiguiente con una práctica común de los ideólogos —hasta hace bien poco oficiales— de Podemos consistente en responder a las críticas teóricas o políticas de sus planteamientos con el silencio o con argumentos ad hominem. Afortunadamente, el silencio al menos se ha roto y alegra comprobar que existe una capacidad moral e intelectual de respuesta a las críticas. Es un gran paso adelante. Y aún mayor lo sería si la respuesta a intervenciones críticas se centrase en el contenido de las críticas formuladas sin necesidad de repetir los fundamentos de una doctrina laclausiana cuyos textos muchos habíamos leído años antes de que existiese Podemos.

Si algunos rechazamos algunas tesis fundamentales de Laclau no es porque las ignoremos y conociéndolas por fin gracias a las explicaciones de los discípulos fuéramos a aceptarlas como una verdad evidente e indiscutible. Se observa a lo largo del artículo así como en otros textos e intervenciones de la misma escuela cierta fascinación con las tesis de Laclau,  una fascinación que tiene que ver con la idea implícita de que «El laclausismo es invencible porque con él se cosechan votos». Se hace así una interpretación del fenómeno Podemos en los términos de la encarnación de una verdad: si para los comunistas de la Tercera Internacional, el marxismo se había encarnado en la URSS, para nuestros autores el verbo laclausiano se habría hecho carne en Podemos y en su rápido ascenso electoral. Por este motivo también, identifican las críticas a sus planteamientos teóricos y estratégicos no como críticas a una posición teórica y estratégica dentro de Podemos, sino como «críticas a Podemos», ignorando así la diversidad interna de una organización, que solo pudo parecer ideológicamente monolítica por la sistemática exclusión de todo debate público.

La «otra historia» de Podemos

El éxito de Podemos se convierte así en criterio de verdad, lo cual nos obliga a cuestionar dos cosas: el alcance de ese famoso «éxito» y la relación entre la doctrina laclausiana-errejoniana con ese éxito. Muy probablemente sea necesario redimensionar estos dos aspectos, pues el éxito de Podemos solo se ha manifestado hasta ahora en espacios de confluencia plural como el de las elecciones municipales o las elecciones legislativas de diciembre. Obviamente, Podemos por sí solo no tiene fuerza suficiente para impulsar ningún proceso real de transformación sin contar con las diversas fuerzas que determinaron hace un año el éxito en las municipales de las candidaturas «del cambio». Por lo demás, ni esas candidaturas, ni el propio Podemos habrían sido ni tan siquiera posibles sin un acontecimiento tan ajeno a la gramática del populismo laclausiano como fue el 15M, fenómeno caracterizado por la falta de liderazgos, el rechazo explícito de la representación, la enorme pluralidad interna y la relativa indefinición discursiva. Nada que ver con una «máquina de guerra electoral» ni con la repetición de consignas elaboradas por un equipo de comunicación ni con la ausencia de debates públicos. El 15M, por mucho que ciertos «responsables de discurso» de Podemos se empeñen en verlo así, no fue tanto una expresión de dolores como, sobre todo, una gran expresión de alegría, un gran momento de cooperación libre que resultó bastante bien organizada y produjo enormes efectos de desestabilización del régimen español.

No es que el 15M se baste a sí mismo, ni que Podemos no haya sido necesario. Podemos vino a posibilitar una indispensable intervención en el ámbito de la representación política de ese mismo sector que, en el 15M rechazaba la representación. Sin Podemos, el 15M, cuyo papel de creación de redes de cooperación es fundamental, no habría tenido ninguna posibilidad seria de propulsar un cambio político. Significa esto que el 15M no era una realidad política de pleno derecho y que solo Podemos ha venido a «dar sentido» a los «dolores» allí expresados? No parece plausible. Una operación de comunicación política como la de Podemos no podría haber funcionado sin la televisión y otros medios, pero Podemos solo pudo llegar a los medios a partir de un tejido de redes ya elaboradas en la práctica el 15M, la PAH o las mareas. Este dispositivo, plenamente político en cuanto se oponía a actos del poder y se manifestaba como resistencia autoorganizada a la crisis y como propuesta programática, no esperó a que un aparato de comunicación política lo creara mediante la supuesta taumaturgia del discurso. Estaba ya allí y se integró con otros elementos, bastante diversos, para generar ese fenómeno complejo y fuertemente aleatorio que se denomina Podemos.

El discurso y su exterior

Nadie niega pues la importancia decisiva del discurso en la práctica de Podemos, ni en general en el conjunto de las prácticas del animal que habla y muy singularmente en la práctica política. Se agradece la pedagogía de los autores del artículo recordando que el discurso no son unas notas destinadas a una alocución pública, ni, en general, meras «palabras». Muy cierto: el discurso, sin embargo, no deja de ser lenguaje, pero en palabras de Émile Benveniste «lenguaje puesto en acción». El discurso implica la producción en y por el lenguaje de un sujeto de la enunciación expresado por los pronombres personales «yo» y «tú». El sujeto es inicialmente el que habla en un determinado enunciado en la medida en que este mismo enunciado da cuenta de él. No hay lenguaje sin sujeto, ni sujeto sin acción, tanto en la enunciación lingüística como en el conjunto de prácticas extralingüísticas relacionadas con la enunciación. Si, como muy correctamente afirman nuestros amigos laclausianos, el discurso no son meras palabras es porque: 1) el discurso integra palabras en el marco de un lenguaje que marca y constituye los sujetos a través de los pronombres personales, 2) el lenguaje se hace discurso cuando los sujetos de la enunciación se especifican como sujetos de distintas prácticas no lingüísticas. No existe así un discurso único, sino una multiplicidad de discursos relacionados con otras tantas prácticas: existen así un discurso y un sujeto del lenguaje, de la ciencia, de la política, de las distintas ideologías, etc.

Es arriesgado ir demasiado lejos en la afirmación de las posibilidades productivas del discurso como tal. Si retomamos el ejemplo de Laclau que nos brindan nuestros interlocutores en el que un albañil pasaba a otro ladrillos, una paleta u otros utensilios a medida que el segundo los nombraba, resulta para un laclausiano que no hay manera de distinguir las palabras de la acción, ni de la relación de poder que media entre los dos individuos. Esto es olvidar que la misma secuencia de palabras y de réplicas puede tener lugar en una representación teatral (un procedimiento, por cierto, frecuente en Samuel Beckett, no para desvelar un significado, sino para poner de relieve un absurdo), en un relato de la escena, o...en el propio texto de Laclau sin que en ninguno de estos casos tenga sentido decir que las palabras y el acto de construir sean indistinguibles. Y es que no existe discurso sin una dimensión extralingüística, por mucho que toda acción humana vaya asociada al discurso que le da significado. Ahora bien, ese significado no es unívoco y no es lo mismo un significado científico y uno ideológico. Un significado científico está asociado a una práctica científica y el discurso de la ciencia solo es posible mediante dispositivos discursivos precisos en los que es decisivo y nunca indiferente que una determinada proposición sea verdadera o falsa, es decir que guarde o no relación con la realidad extralingüística. Ciertamente, en el universo de la ideología, en el que discurren la inmensa mayoría de nuestras prácticas, las cosas no son así; en ese universo valen las tesis de Laclau, pues de lo que se trata en la política o en otras prácticas como la religión es de generar realidades inmanentes al discurso. Sin embargo, no todo es ideología, ni toda la realidad discurre en la conciencia de los hombres ni en el discurso con el que esta «da significado» a la distintas realidades.

Sin lo que Althusser denomina «el Gran Descubrimiento de Marx», el del Continente Historia, podría seguirse manteniendo el discurso político en un terreno de rigurosa inmanencia al discurso de una u otra ideología. Sabemos desde la Ideología Alemana que lo propio de la ideología es ese cierre que confunde la realidad con «gigantomaquias ideales», lo cual no solo se aplica a Feuerbach, Strauss, Stirner y demás jóvenes hegelianos que vapulean alegremente Marx y Engels, sino, como señala Althusser, a cualquier sujeto humano. Todo sujeto humano tiene un mundo vivido o vivencial (Lebenswelt lo llama Husserl) que no es una «falsa conciencia» sino sencillamente su conciencia. La conciencia  es el  resultado de la interacción de nuestro cuerpo y el mundo exterior, una interacción generalmente pasiva que no me permite tener un conocimiento adecuado de las relaciones que constituyen mi individualidad ni de las relaciones de esta con los objetos exteriores. Todo en la conciencia, como en el yo cartesiano después recuperado por Husserl, se presenta como inmanente a ella. La conciencia es así, un cierre y el examen de sus contenidos implica siempre una puesta entre paréntesis del mundo exterior, que el fenomenólogo realiza metódicamente, pero que todos, en la ideología efectuamos «espontáneamente», esto es de manera pasiva. Afirmaba Spinoza en el Apéndice de Ética I, tras describir el mundo de la conciencia como un universo  finalista en el que toda la realidad gira en torno al sujeto, que, si la matemática «que versa no sobre los fines, sino sólo sobre las esencias y propiedades de las figuras, no hubiese mostrado a los hombres otra norma de verdad» permaneceríamos por siempre en el delirio del discurso finalista que la conciencia genera «espontáneamente». Además de la matemática existen «otras causas», entre las cuales, sin duda está esa ciencia de la historia y de la política que el filósofo de Ámsterdam contribuyó a fundar en clave materialista siguiendo los pasos de Maquiavelo, esa misma ciencia que, en Marx, se desplegará como ciencia del Continente Historia. La historia materialista tendrá sobre la ideología efectos perfectamente análogos a los que Spinoza atribuía a la matemática: se trata de posibilitar una salida de la pasividad y del cierre que representa la conciencia con sus categorías espontáneas de sujeto, finalidad, sustancia finita, etc.

Totalidad y sobredeterminación

Lo que aporta el materialismo histórico a esta tarea de liberación racional es la perspectiva de un universo social múltiple y relacional, pensado a partir de una tópica, esto es de un modelo formal estratificado que presenta el todo social, no como el resultado de la acción intencional de un sujeto que le da «significación», sino como la resultante de la interacción de una pluralidad de prácticas sociales (instancias) que interactúan y se determinan entre sí, bajo la determinación «en última instancia» de la esfera de la producción material. Sostienen nuestros detractores que la determinación múltiple y recíproca (sobredeterminación) de las diversas instancias de la sociedad y la «determinación en última instancia» por la producción material constituyen «dos proposiciones contradictorias». Suponen que la sobredeterminación, para serlo, debe evitar esa asimetría, que escondería una determinación unívoca del conjunto de las instancias de la sociedad por la esfera económica y que si se afirma esta última se está negando la realidad de la primera, reducida en el mejor de los casos a mera apariencia. Por esta razón, Laclau critica un supuesto «esencialismo» en el marxismo althusseriano, pues una esencia, la de lo económico determinaría en realidad el conjunto de la realidad sin dejar margen alguno para la política, esto es para la acción de los sujetos en la coyuntura.

Esta crítica, perfectamente correcta si se dirige al marxismo estaliniano, constituye un hondo malentendido referida a Althusser. Althusser no piensa la determinación en última instancia por la producción material como el despliegue de una esencia, sino como la acción de una causa estructural o inmamente. La producción material es también una instancia sobredeterminada, en la medida en que no puede existir ni, lo que es lo mismo, reproducir sus condiciones de existencia sin la acción de las demás instancias del todo social. Por ello mismo, en palabras del Althusser de Leer El Capital, «la hora solitaria de la determinación en última instancia nunca llega a sonar». Esto significa que lejos de que exista «la economía» como esfera autónoma, solo existe la sociedad en toda su complejidad, pero una sociedad determinada por el hecho señalado por Marx de que toda sociedad humana es un todo en relación metabólica permanente con la naturaleza, en otros términos, un todo productivo. La producción material es la existencia misma de la sociedad, su condición necesaria, de ahí que determine y delimite la eficacia de las demás instancias que constituyen en su totalidad sus condiciones suficientes. La concepción althusseriana de la totalidad social no define nunca a esta como la expresión en múltiples instancias de una esencia simple, sino la articulación variable de una multiplicadad de instancias o estructuras sobredeterminadas  bajo la determinación en última instancia de un todo que es una «estructura de estructuras», no menos sobredeterminada.

Que los discursos que operan en cada una de las instancias de la totalidad social se vean determinados por prácticas extralingüísticas como la producción material no quiere decir que no tengan ninguna entidad ni materialidad, sino que un discurso solo existe en el marco de una relación de relaciones, de un todo que los incluye y que no es «otra cosa» que sus registros concretos de realidad o de eficacia. La eficacia del registro político es así un aspecto de un todo que necesariamente mantiene una relación con la naturaleza material, relación no plenamente determinable por el discurso ni por la conciencia, pero en la que intervienen el discurso y la conciencia como en cualquier otra práctica social humana. La causalidad estructural marxiana permite pensar, más allá de la significación que otorgan a la realidad un discurso o una conciencia, la pluralidad de instancias de la práctica social, una pluralidad no sincrónica en la cual es posible una política informada por un análisis de la coyuntura de las luchas de clases en las diversas instancias. Esto permite que la significación discursiva de la realidad social resulte siempre antagónica y nunca plenamente suturada por un significante vacío o un discurso hegemónico. Como recuerda Jacques Lacan a los estudiantes maoistas que lo interpelan en el '68, «nada es todo»: ningún discurso efectúa una sutura del campo del discurso, porque ningún discurso se sostiene por sí mismo pues todos se sostienen en una realidad materialmente escindida. No es la menor ventaja de esa perspectiva «no total» que desde ella resulte imposible afirmar que una organización democrática radical como Podemos tenga «algo que ver» con el Frente Nacional de Marine Le Pen. Aún reconociendo la eficacia parcial del discurso laclausiano, la evitación de este tipo de aproximaciones posibilitadas por una concepción abstracta del discurso es razón más que suficiente para no ser laclausiano.

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El derecho a la vivienda más allá de los desahucios https://blogs.publico.es/contraparte/2016/05/17/el-derecho-a-la-vivienda-mas-alla-de-los-desahucios/ https://blogs.publico.es/contraparte/2016/05/17/el-derecho-a-la-vivienda-mas-alla-de-los-desahucios/#respond Tue, 17 May 2016 07:03:04 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1233 Continuar leyendo "El derecho a la vivienda más allá de los desahucios"]]> .

Pablo Carmona (@pblcarmona),

concejal del Ayto. por Ahora Madrid

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Desde los años cincuenta hasta hoy, la vivienda ha sido uno de los problemas centrales de la sociedad española. Y desde entonces, el mercado inmobiliario, el mercado libre a la especulación y al negocio financiero, ha sido incapaz de resolver este problema. En 2004, en plena burbuja, el 20 % de los inmigrantes vivían en situaciones de hacinamiento, los jóvenes tenían la edad de emancipación más tardía de toda Europa y el 30 % de los recursos de las familias con hipoteca (la mitad de los hogares) se consumía en pagarla. Desde que estallara la crisis, se han producido más de 600.000 ejecuciones hipotecarias, o lo que es lo mismo, unos dos millones de personas han perdido el techo en el que vivían. Las cifras resultan espeluznantes. Y es que el "mercado inmobiliario" ha sido incapaz de cubrir una de las necesidades más elementales: el derecho a una vivienda digna.

Progresivamente la vivienda ha pasado de ser un bien de uso a una mercancía, y de ser una mercancía convencional a convertirse en un activo financiero. A pesar de la letra del art. 47 de la Constitución, "Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada", las administraciones públicas han actuado en dirección contraria. Y cuando no, han oscilado entre lo testimonial y lo benéfico. El resultado es que tenemos una seria incapacidad, ya no sólo para cubrir las verdaderas necesidades de vivienda, sino sencillamente para analizarlas.

Basta decir que hoy en Madrid, como en otras muchas ciudades, existe chabolismo, problemas de hacinamiento, que continúa habiendo desahucios y que mucha gente se ha visto obligada, ante la falta de alternativas, a ocupar una vivienda, en muchas ocasiones en condiciones precarias. Se trata de indicadores elementales de la paupérrima implantación de políticas públicas en materia de vivienda. Recordemos: "Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada".

Nuestra "sociedad de propietarios" con cerca del 80 % de hogares que tienen una viviendas en régimen de propiedad, deja tan sólo un maltrecho 20 % de viviendas en alquiler. Y esa opción, a diferencia de otros países con mayores parques públicos de vivienda (como Francia o Reino Unido) o con políticas de promoción del alquiler barato (Reino Unido), se ha vuelto en España una alternativa cara e ineficaz. Mientras y gracias al saqueo organizado con nombre de Ley Hipotecaria, cientos de miles de familias se seguirán estrellando contra los efectos de una burbuja hipotecaria, que fue alimentada por las administraciones públicas.

Sobra decirlo: el escenario apocalíptico de los desahucios no se habría producido si las autoridades hubiesen intervenido sobre la descomunal espiral de precios de la vivienda, al tiempo que la deuda hipotecaria de las familias se multiplicaba hasta por once veces. Tampoco hubiéramos llegado a estos extremos, si se hubieran adoptado medidas tan elementales como la dación en pago y la eliminación de las deudas familiares con carácter retroactivo. Un proceso, por cierto, automático en un país tan poco "socialista" como EEUU. Pero sobre todo, no estaríamos asistiendo a este drama humano si en España se hubiesen implementado verdaderas políticas públicas de vivienda.

Por eso, hoy, y especialmente desde los llamados ayuntamientos del cambio, es imperativo que se impulsen nuevas vías de actuación. Por un lado, es urgente dejar de intervenir únicamente sobre los síntomas del problema, como los desahucios o el chabolismo. En paralelo debemos, apostar por definir políticas que afecten a parques inmobiliarios de cientos de miles de casas. Debemos superar la escala de "lo testimonial" y abordar la escala de "lo real". Recordemos que en 2015 había más de 330.000 demandantes de viviendas de protección en España, y esto aun cuando en casi la mitad de las provincias, el precio medio de la VPO era apenas inferior o igual al de la vivienda libre de segunda mano.

Si no ha habido ninguna actuación significativa en esta dirección es porque se han primado los intereses de los tenedores de vivienda y suelo, primero de los promotores, y luego de los bancos y cajas de ahorro. O en otras palabras, porque se ha primado el rescate bancario y los intereses financieros, al rescate de las personas y los intereses de la sociedad.

Frente a esta situación, debemos reconocer que han sido las propias víctimas las que han dado una enorme lección de dignidad política y moral a las instituciones. Los movimientos de vivienda, la PAH y los Stop Deshaucios, han hecho lo que las administraciones y la clase política ha sido incapaz de hacer: denunciar la situación y buscar alternativas. La dación en pago o la denuncia de las cláusulas abusivas en los contratos hipotecarios son dos buenos ejemplos de una reforma que no se debiera aplazar más. Pero la mejor herramienta para actuar en el ámbito de la vivienda está en la creación de un parque de vivienda pública en régimen de alquiler, capaz de trascender los mecanismos de beneficencia y de urgencia social. Se trata de hacer políticas públicas de vivienda para el conjunto de la población y no sólo para los más damnificados por la lógica predatoria del mercado financiero-inmobiliario.

Para este propósito hay que probar dos vías de trabajo. La primera es recuperar la función social de la vivienda a través de la construcción de nuevos alojamientos públicos. Pero si las administraciones se ciñen únicamente a la construcción, tras el despojo de buena parte del patrimonio existente (en el caso de Madrid a fondos buitre), el esfuerzo será enorme en términos de coste y tiempo, además de muy limitado en su alcance real. La paradoja es que en España no hay escasez de vivienda, sino una sobreabundancia sorprendente de unidades construidas y vacías, que en un régimen de mercado real, y no intervenido en favor de las grandes agencias financieras, deberían facilitar notablemente el acceso. En conjunto, hay más de tres millones de viviendas vacías, muchas de ellas en manos de entidades como la SAREB o Bankia, esto es, de entidades con aval público o nacionalizadas.

Por eso debemos articular políticas para que una parte significativa de este inmenso parque inmobiliario se dedique a garantizar este derecho básico. Caso contrario, serán necesarias leyes aún más drástica que la 24/2015 de Cataluña, ahora atacada por la intervención del gobierno. Leyes, que a través de medidas fiscales, expropiaciones de uso e incluso una nueva desamortización, garanticen un derecho que hoy sigue sin cumplirse. De que no avanzar en esta dirección, luego tampoco habremos de quejarnos que como representantes públicos, la sociedad nos haya vuelto a dejar de lado.

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Arde Seseña: un incendio, muchas preguntas https://blogs.publico.es/contraparte/2016/05/14/arde-sesena-un-incendio-muchas-preguntas/ https://blogs.publico.es/contraparte/2016/05/14/arde-sesena-un-incendio-muchas-preguntas/#respond Sat, 14 May 2016 09:48:40 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1240 Continuar leyendo "Arde Seseña: un incendio, muchas preguntas"]]> .

Ana Encinas (@anaencinasd) y Mario Espinoza (@MarioEspinozaP)

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Tras dieciséis años de denuncias, inoperancia e incompetencia por parte de la administración, la madrugada del viernes se confirmaba uno de los peores temores de los vecinos de Seseña: el cementerio de neumáticos más grande de Europa –declarado ilegal ya en 2003– ardía por completo. Sus 117.000 metros cuadrados, un nada metafórico mar negro de caucho, contenían entre 80 y 100 mil toneladas de neumáticos abandonados. La combustión de tal cantidad de material inflamable –además de provocar llamas que han llegado a alcanzar los 20 metros de altura– ha desencadenado una nube tóxica que aún mantiene en vilo a la práctica totalidad de los municipios de la zona sur de la Comunidad de Madrid y el norte de Castilla-La Mancha. La expansión de la inmensa columna de humo, compuesta por importantes dosis de componentes cancerígenos, ha terminado con la evacuación de El Quiñón, el pelotazo urbanístico con aspiraciones de megalópolis impulsado por Francisco Hernando ("El Pocero") en los años dorados de la burbuja inmobiliaria. El resultado de esta dejadez ha tenido un desenlace, por desgracia, anunciado: un paisaje devastado y daños medioambientales todavía difíciles calcular.

Pero ¿cómo es posible que en más de una década nadie haya hecho nada para remediar un problema ecológico y de salud pública de tamaña magnitud –el equivalente a 10 campos de fútbol, en concreto–? ¿Por qué no se pusieron medios ni se movilizaron recursos para atajar una catástrofe a todas luces previsible? Estamos ante un desastre provocado –a ello apuntan todos los indicios– en el que hay diversos responsables, por acción y por omisión. Y es que si la mano que prende la mecha es directamente culpable en un sentido criminal, quienes permitieron la acumulación de esas miles de toneladas de neumáticos que están ardiendo no dejan de ser corresponsables de la tragedia. En cualquier caso, la pregunta que sigue martilleando es la misma: ¿Por qué mantener un vertedero ilegal activo tanto tiempo? ¿Por qué no actuar conforme a las continuas demandas de vecinos y organizaciones ecologistas? ¿Qué ha podido obstaculizar las acciones del consistorio y otras instituciones de orden superior? Para arrojar algo de luz sobre tantas sombras conviene analizar la historia del territorio.

La [dudosa] historia de una actividad mercantil ilegal y de un desastre anunciado

La historia del vertedero arranca a finales de la década de los 90, cuando la finca de Seseña (propiedad de las inmobiliarias Euroseseña y Lontana Sureste) comienza a servir como depósito provisional de neumáticos. Lo que en principio iba a ser un espacio de almacenaje temporal –supuestamente a la espera de reciclado– pronto comenzaría a adquirir la forma de una inmensa extensión de caucho fácilmente visible desde la A-4. Corría el año 2001 y la empresa Disfilt S. A. "gestionaba" el cementerio de neumáticos sin licencia; un hecho que el SEPRONA sancionará de inmediato por "vertido incontrolado de residuos". Pero el vaivén entre licencias, multas e incompetencia institucional empieza el año 2002, cuando el Gobierno de Castilla–La Mancha conceda a Disfilt S. A. una declaración de impacto medioambiental favorable, lo que daba luz verde a la instalación de una planta de reciclado en el terreno para gestionar los residuos. En el año 2003, el Ayuntamiento de Seseña concede a la empresa la licencia municipal de actividad, aunque meses más tarde será denunciada en el juzgado de Illescas por delitos contra el medioambiente (no sin contradicciones, pues acababa de recibir el permiso) solicitándosele el cese de la actividad. No obstante Disfilt, a pesar de la irregularidad de sus actividades, desobedecerá y continuará gestionando de manera ilegal el vertedero.

Entre 2005 y 2006, y tras varias multas de la Junta de Castilla–La Mancha y el Ayuntamiento de Seseña, la Delegación Provincial de Medio Ambiente obligará judicialmente a Disfilt a paralizar su actividad. Ya no tendrá permiso para acumular más neumáticos, sólo podrá "realizar actos tendentes a la eliminación de las ruedas acumuladas para evitar el riesgo contra la salud y el medio ambiente que las mismas están causando". Pero la riada de multas y paseos por los juzgados no acabará ahí (tampoco los gestos de desobediencia del propietario de la empresa, Victorino Villadangos, especialista en encontrar recovecos legales y hacer oídos sordos). En 2009 incluso la Comunidad de Madrid llegará a actuar de oficio contra Disfilt: el mar negro se desbordaba e invadía el término municipal de Valdemoro. Por aquellas fechas el macro vertedero sería declarado oficialmente ilegal, precintándose en 2010 hasta valorar qué se hacía con los residuos.

Hasta 2011 no se desbloqueará, y de manera parcial, la situación. El tribunal da derechos, digamos, de propiedad a la administración sobre la montaña de caucho. La disputa se resolverá declarando el cementerio de neumáticos como "bien abandonado" (sic.). Ironías judiciales. A partir de este momento, el Ayuntamiento de Seseña –ocupado por un flamante el Partido Popular que acababa de relevar a Izquierda Unida en el gobierno local– podrá hacerse cargo de la gestión de los residuos.

Las empresas vienen y van, pero los residuos se quedan

La gestión "popular" del cementerio de neumáticos no ha sido excesivamente efectiva. A la vista está. Por no decir que ha sido incompetente, dudosa y paralizadora. Desde 2011 hasta 2016 el Partido Popular de Seseña ha firmado contratos con dos empresas (Reboot Corporation y DGR Iberia S. L.) para procesar los residuos y despejar la finca, teniendo finalmente que rescindirlos por la incapacidad de las concesionarias para prestar el servicio.

Lo más sorprendente de esta segunda fase de la historia es el vínculo entre estas dos compañías. A pesar de la escasa documentación disponible sobre esta adjudicación, es público por documentos oficiales que el representante de la senegalesa Reboot Corporation, Eduardo Martínez Muñoz, mantenía vínculos familiares con la representante de DGR Iberia S. L., empresa subcontratada que se haría con la gestión del depósito de neumáticos tres meses después de la rescisión del contrato con Reboot. Pero se da una circunstancia aún más llamativa: una semana después de que Reboot Corporation comunicase de forma oficial al ayuntamiento su intención de cesar a Eduardo Martínez como representante, la empresa Consorcio Hostelero Industrial El Palmar SL cambiaba repentinamente su denominación por DGR Iberia S. L. De un día para otro, una pequeña empresa dedicada al comercio de bebidas, alimentación y hostelería –con una plantilla de 4 personas– se transformaba en una firma dedicada a "La construcción de infraestructuras destinadas al almacenamiento, valorización o eliminación de todo tipo de residuos, su recogida, transporte, almacenamiento, depósito, tratamiento, reciclaje, etc." En resumen: mientras Martínez Muñoz dejaba de representar a la compañía senegalesa, la rebautizada DGL Iberia –que tenía vínculos familiares con la primera– se allanaba el terreno para firmar un convenio que la comprometería a deshacerse de los neumáticos en un plazo de 3 años. Un compromiso que finalizaba en junio de 2016.

Lo cierto es que DGL Iberia S. L. –al igual que su predecesora– será incapaz de prestar el servicio por el cual se la había contratado. Mucho menos a "coste cero" (¡ay el coste cero!), tal y como llegará a prometer. Ya en 2015 solicitará la ayuda de diversas administraciones para poder llevar a cabo su labor, comunicando asimismo que no va a poder cumplir los objetivos del contrato. En Febrero de 2016 el Ayuntamiento de Seseña, siempre de común acuerdo con la empresa, decidirá rescindir del contrato y desbloquear la situación de parálisis en la que se encontraba el vertedero. A partir de este momento se encomendará a TRAGSA y EMGRISA (empresas públicas estatales) que diseñen proyectos para el reciclado del cementerio de neumáticos. Esta vía, además, posibilitaría los gobiernos de la CAM, C-LM y el Ayuntamiento de Seseña pudiesen cooperar de manera integrada y asumir responsabilidades. Pero todo ha llegado tarde, en medio de un terrible incendio provocado y previsible.

Un relato opaco, varios responsables

Llegados a este punto resulta interesante retomar algunas de las preguntas que nos hacíamos más arriba. Si este desastre era más que previsible ¿Por qué tanta dejación? ¿Cómo es posible que nadie haya hecho nada por atajar un problema que estallaría más tarde o más temprano? La historia del vertedero está llena de incongruencias y actuaciones más que dudosas. Poniéndonos algo poéticas, podríamos decir que quizá no haya mejor metáfora que la humareda tóxica de Seseña para retratar todo lo que huele podrido en el país.

Para empezar, encontramos diversas contradicciones entre unas administraciones que son tanto capaces de declarar ilegales las actividades de una empresa sin licencia –el caso de Disfilt– como de regularizarlas al día siguiente. Todo ello sin importar si poco después tenían que contravenir sus propias decisiones por vía judicial. ¿Cómo pudo darse permiso a Disfilt para la gestión de residuos contando con varias denuncias de organizaciones ecologistas y sanciones del SEPRONA? ¿Cómo pudo prolongarse tanto tiempo –prácticamente hasta 2009– la actividad de Disfilt, una empresa que desobedecía y seguía acumulando toneladas de caucho usado? Puede resultar parcialmente justificable que el Ayuntamiento de Seseña tuviese poco margen de actividad, y ni siquiera ¿Pero y los gobiernos de Castilla–La Mancha y la Comunidad de Madrid? Parecía que, directa o indirectamente, se había decidido que el cementerio de neumáticos debía seguir desempeñando su función.

Cuando en 2011 el consistorio de Seseña, gobernado por el PP, recupera la capacidad para gestionar los residuos, decidirá firmar un convenio con dos empresas concesionarias para que presten el servicio. Dos compañías que serán incapaces de asumir las bases del contrato en tiempo y forma. Estas empresas –Reboot Company y DGL Iberia S. L. – eran pequeñas firmas con poco personal (y detalles más que sospechosos, como vínculos familiares y repentinos cambios de actividad) ¿Acaso no pudo preverse desde el Ayuntamiento que estaban inhabilitadas para atender a los fines para los que se las contrataba? ¿Cómo es posible que de 2011 a 2016 se redujese tan poco el mar de caucho de Seseña teniendo a dos compañías operando en la zona?

Ni siquiera la tardía entrada de TRAGSA, que iba a permitir operar a la entidad municipal con la CAM y el gobierno de Castilla–La Mancha, se ha hecho con la celeridad debida. Donde había un mar de caucho ahora hay un mar humo tóxico y fuego.

Como decíamos más arriba, si bien hay una mano directamente responsable del fuego, las administraciones no dejan de ser corresponsables de la tragedia: su forma de actuar, opaca, lenta e inútil, ha convertido Seseña y Valdemoro en el mayor cementerio ilegal de neumáticos de Europa. Se dice pronto. Ya por dejación, ya por otros intereses, la realidad es que quienes van a pagar la incompetencia de las acciones de empresas e instituciones, y muy caro, son las vecinas y vecinos del sur de Madrid y el norte de Castilla La Mancha. Y es que este caso no deja de ser un "modelo" de lo que ha sido el gobierno "burbujístico" del territorio: una forma de gobernar que ha representado, antes de nada, los intereses de empresas y élites políticas que los de la ciudadanía. Un gobierno que en lo último que ha pensado es en el costo de las externalidades negativas de sus acciones, en la destrucción del medioambiente o en la salud de la ciudadanía. Si algo demuestra el incendio de Seseña es lo lejos que estamos de tener una democracia de verdad: participada, transparente y al servicio del bienestar de vecinas y vecinos.

¿Hasta dónde veremos llegar las responsabilidades? Es probable que –por desgracia– se disipen más rápido que el humo.

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Urbicidio a golpe de Patrimonio de la Humanidad https://blogs.publico.es/contraparte/2016/05/10/urbicidio-a-golpe-de-patrimonio-de-la-humanidad/ https://blogs.publico.es/contraparte/2016/05/10/urbicidio-a-golpe-de-patrimonio-de-la-humanidad/#respond Tue, 10 May 2016 08:33:15 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1218 Continuar leyendo "Urbicidio a golpe de Patrimonio de la Humanidad"]]> Marco D'Eramo

Extraido de New Left Review, núm. 88.

La revista New Left Review se edita con licencias libres y está disponible enteramente en la red, para su sostenimiento, Traficantes de sueños ha puesto en marcha una campaña de crowdfunding y suscripciones.

Resulta tremendo presenciar la agonía de tantas ciudades. Espléndidas, opulentas, ajetreadas, han sobrevivido durante siglos, a veces milenios, a las vicisitudes de la historia: guerras, pestes, terremotos. Pero ahora, una tras otra, se están marchitando, vaciando, transformándose en decorados teatrales en los que se escenifica una pantomima sin vida. Allí donde antes vibraba la vida y la humanidad irascible se abría paso empujando, a empellones, ahora solo hay bares para el aperitivo y puestos de recuerdos (todos iguales) que ofrecen «especialidades locales»: muselinas, batiks, prendas de algodón, pareos, pulseras. Lo que antes era un torrente vivo, lleno de gritos y animación, está ahora pulcramente reducido a un folleto turístico. La sentencia de muerte se dicta desde un edificio elegante de París (plaza Fontenoy, séptimo Arrondissement) tras un proceso burocrático casi interminable. El veredicto es una etiqueta que ya no se puede despegar: un sello marcado para siempre.

Ser incluida en la lista de los lugares Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO es el golpe de gracia para una ciudad. En cuanto se estampa la marca, se acaba con la vida de la ciudad; está lista para el taxidermista. Este urbicidio (palabra horrorosa) no se perpetra a propósito. Por el contrario, se comete con toda la buena fe y la intención más noble del mundo: conservar (sin cambios) un «legado» de la humanidad. Tal como la misma palabra sugiere, «conservar» significa embalsamar, congelar, salvar a algo de la decadencia debida al paso del tiempo; pero en este caso también significa detener el tiempo, fijar el objeto como lo haría una fotografía, protegiéndolo de todo crecimiento o cambio. Por supuesto que hay monumentos que precisan cuidados y atención, pero si la Acrópolis hubiera estado sujeta a una orden de conservación en el 450 a. C., ahora no tendríamos el Partenón, el Propileo o el Erecteón. La UNESCO se habría horrorizado con la Roma de los siglos XVI y XVII, que produjo un admirable popurrí de neoclasicismo, manierismo y barroco.

No es imposible alcanzar un equilibrio entre construcción y conservación: vivir en ciudades llenas de museos y obras de arte, en lugar de vivir en mausoleos con barrios dormitorio. Hace poco tiempo volví a San Gimignano después de treinta años. No había ni un solo carnicero, frutero o panadero auténtico dentro de sus murallas. De hecho, una vez que los bares, los restaurantes y las tiendas de recuerdos habían echado el cierre, no había ni un solo habitante de San Gimignano en la ciudad antigua: todos viven fuera de las murallas, en bloques de apartamentos modernos cerca de los centros comerciales. Dentro de las murallas, todo se ha convertido en un decorado para una película sobre la vida medieval, con los inevitables productos de una «tradición inventada» en exposición. Cuanto más pequeña es una ciudad, más rápido perece.

La ciudad laosiana de Luang Prabang ha sufrido el mismo destino. Ahora, su centro histórico es una trampa turística. Las casas han sido transformadas en hoteles y restaurantes, con el típico mercado al aire libre (idéntico en todo el mundo) donde se venden los mismos collares, bolsas tejidas y cinturones de cuero. Paradójicamente, la consecuencia no intencionada de intentar conservar la singularidad de un lugar es la creación de un «no lugar», que es reproducido en los emplazamientos Patrimonio de la Humanidad en todo el planeta. De la misma manera que hay que salir de las murallas medievales de San Gimignano para encontrar a sus auténticos habitantes, hay que pedalear dos kilóme- tros por la carretera de Phothisalath, más allá de Phu Vao, para llegar donde viven los laosianos. Consideremos Portugal: al pasear por Oporto, la frontera invisible del barrio que es Patrimonio de la Humanidad se percibe inmediatamente: la humanidad heterogénea de su entramado urbano da paso como por arte de magia a una monocultura de hosteleros, mesoneros y camareros a la caza de clientes, a los que se reconoce instantáneamente por su forma de vestir (pantalones cortos, botas de monte) radicalmente inapropiada para la ciudad. En Gran Bretaña, pocos sitios están tan muertos como los centros históricos de Bath y Edimburgo. Curiosamente, ambos son sedes de festivales, que es la función inevitable de una ciudad Patrimonio de la Humanidad. Venecia tiene el festival de cine y varias bienales; Aviñón, el festival de teatro; Spoleto, en Umbría, tiene el Festival de los Dos Mundos. En otros casos (Salzburgo, Bayreuth), un festival de prestigio proporciona la justificación para la inclusión en la lista de la UNESCO. Estas ciudades reciben el estatus de Patrimonio de la Humanidad porque ya son decorados teatrales, pintorescas naturalezas muertas; a la inversa, las actuaciones teatrales o musicales que la etiqueta atrae les pueden proporcionar una apariencia de vitalidad.

Con demasiada frecuencia, la operación de rescate de Patrimonio de la Humanidad cura la enfermedad matando al paciente. La ciudad antigua de Rodas y la acrópolis de Lindos, en la misma isla, son dos casos relevantes. Salvar un montón de piedras no es lo mismo que salvar una ciudad y una cultura urbana. En este sentido, la analogía entre los lugares con un legado cultural y los parques naturales induce a errores. Las reservas naturales se establecen para multiplicar la flora y la fauna existentes, mientras que la fauna humana de las ciudades Patrimonio de la Humanidad se ve forzada a huir al resultar imposible llevar a cabo los asuntos prácticos de la vida cotidiana. Los ciudadanos de Dresde, la «Florencia alemana», se han rebelado recientemente contra este destino. En 2004 se le concedió el estatus de Patrimonio de la Humanidad a la ciudad y al valle del Elba, que la rodea; pero había una pega: la buena gente de Dresde quería evitar los atascos de tráfico para cruzar el Elba, así que necesitaban un puente nuevo; la UNESCO se oponía, afirmando que arruinaría el paisaje. La cuestión se planteó en un referéndum: una mayoría de los habitantes votó a favor, incluso a riesgo de perder el estatus de Patrimonio de la Humanidad, que efectivamente se rescindió en 2009. En agosto de 2013, los ciudadanos celebraron la inauguración de su nuevo puente.
En este momento se puede plantear una objeción evidente. Cualesquiera que sean los problemas de la etiqueta de Patrimonio de la Humanidad ¿no hay acaso una amenaza de signo contrario quizá más peligrosa para el caótico bullir de la vida urbana, esto es, la codicia insensata de los constructores que destrozan todo para construir horrendos bancos, bloques de apartamentos y centros comerciales? Un viaje a China ilustra nítidamente esta otra plaga. En América Latina, las únicas capitales que todavía no han sido destrozadas de esta manera son la decadente La Habana (aunque la llegada de capital gusano desde Miami podría cambiar esta situación rápidamente), el corazón colonial de Quito y los beaux quartiers de Buenos Aires; en Río, los distritos de Ipanema y Leblón han sido destruidos completamente. Es cierto que es difícil elegir entre vivir en un museo o a la sombra de una banco gigantesco. Pero en realidad la oposición entre lo turístico y lo financiero es falsa. El turismo es una máquina inagotable de hacer dinero, cuyos activos se extraen incesantemente y se reinvierten en algoritmos de alta velocidad en los rascacielos de vidrio y acero del sector financiero. El entorno utópico soñado por la elite empresarial (ilustrado en los suplementos satinados del Financial Times) se compone de distritos financieros y ciudades museo con legado cultural. Ambos se vacían al anochecer, no tienen vida. Según las teorías dominantes, el turismo se considera todavía como una especie de «fioritura» posmoderna, algo superestructural, al contrario que las minas, las fundiciones o los astilleros de la economía «real». Sin embargo, el turismo, junto con sus sectores relacionados, es una de las industrias más fuertes del siglo XXI en el sentido de generación de más dinero en efectivo. Sería interesante diseñar una tabla de sus flujos de entradas y salidas con el modelo de Leontief. Sin turismo, la industria del automóvil se vería muy reducida, así como el sector aéreo (la mayoría de los aviones se fabrican para el transporte turístico), el sector naval (barcos para cruceros), la construcción (hoteles, casas de vacaciones, autopistas) y, por supuesto, la industria de la restauración. El turismo es la principal fuente de ingresos de la capital financiera del mundo, Nueva York.

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Vender autenticidad

El turismo de masas es el legado más perdurable del auge económico de la posguerra. Comenzó en la década de 1950 y se aceleró en las de 1960 y 1970. El caso de Grecia es ejemplar: en 1951 solo 50.000 turistas visitaron el país; diez años más tarde esta cifra se había elevado hasta el medio millón; en 1981 llegó a 5,5 millones y en 2007 alcanzó los 18,8 millones, casi el doble de la población nativa del país. Por lo tanto, no es sorprendente que en la década de 1970 se creara la etiqueta de Patrimonio de la Humanidad. En 1972, tras muchos años de discusión, la Conferencia General de la UNESCO aprobó la Convención sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y natural, que ha sido ratificada por ciento noventa países desde entonces. En 1976, se estableció el Comité del Patrimonio de la Humanidad, y dos años más tarde identificó su primer bien. En otras palabras, la marca se «lanzó» coincidiendo con el despegue de la revolución del turismo mundial, representando tanto sus logros como la clave de su continua autopromoción. La marca UNESCO permite a la industria turística cobrar por el valor comercial de la autenticidad, de la misma forma que se hace con la etiqueta de un diseñador de moda o con la clasificación de vinos Grand Cru de las denominaciones de origen controladas; de hecho, los bodegueros de Borgoña están intentando conseguir el estatus de Patrimonio de la Humanidad para sus vinos. Adorno acuñó la expresión «la jerga de la autenticidad», la crítica del turismo como parte de la industria de la cultura está muy relacionada con las ideas de la Escuela de Frankfurt. A este respecto, Dean MacCannell, en su imprescindible ensayo sobre el turismo, cuestionó la tesis de Walter Benjamin al sostener que el aura de una obra de arte original surge solo después, y no antes, de ser copiada: la reproducción técnica confiere el aura. En este sentido, la función de la UNESCO es precisamente proporcionar la certificación del aura.

La marca Patrimonio de la Humanidad no es la causa del turismo, sino su sello de legitimidad, la institución bienhechora que proporciona a la industria su tapadera ideológica. Aquí entramos en la órbita de la filosofía escolástica medieval: el problema de los universales, la relación entre los nombres y las cosas. La etiqueta no es la cosa; pero tal como J. L. Austin sostenía, las palabras tienen fuerza performativa y un certificado puede ser un instrumento poderoso. El Patrimonio de la Humanidad es la Fischöne Seele hegeliana de la industria turística, la hermosa alma que nos permite aceptar la devastación del turismo en nombre de la conservación estética.

Nunca ha habido una antítesis entre cultura y turismo, conservación y capital; no ha habido enfrentamientos titánicos entre los operadores turísticos (que con los paraguas bien altos lideran el ataque de las hordas de turistas hacia nuestras antiguas ruinas) y los heroicos conservadores ilustrados que salvan los tesoros inestimables de nuestro pasado. Si surgen algunas contradicciones menores entre ambos, debemos tener en cuenta la lección de Pierre Bourdieu sobre el papel del capital cultural como subfracción, dominada por las fracciones más grandes y poderosas del capital económico y financiero, incluso aunque procure ganar un mayor grado de autonomía y autodeterminación respecto a ellas. Aunque a la postre el capital cultural debe su propio poder sobre los estratos dominados de la sociedad al capital económico. Es una lucha entre los que dominan que nunca pone en duda los límites y el poder de la dominación.

Sin embargo, la marca Patrimonio de la Humanidad padece dos contradicciones potencialmente dañinas. La primera es lo que podríamos llamar fundamentalismo cronológico, según el cual cualquier cosa más antigua se considera más merecedora de conservación. Por lo tanto, la excavación de una muralla romana justifica la alteración de un claustro medieval magnífico, como en la catedral de Lisboa. La segunda contradicción tiene un carácter más filosófico: puesto que la UNESCO está multiplicando sus lugares Patrimonio de la Humanidad, y la humanidad continúa produciendo obras de arte (o eso esperamos), si algunas partes del globo están ya inmovilizadas por los «restos», ¿en qué condiciones estará dentro de otros mil años: estaremos todos viviendo en la Luna y comprando entradas para visitar el planeta Patrimonio de la Humanidad? En el fondo está la cuestión del entendimiento que este proceso establece entre pasado y presente. Es evidente que el presente produce monstruosidades; pero siempre lo ha hecho. Lo mismo se decía en Roma durante la época barroca: Quod non fecerunt barbari, fecerunt Barberini, «Lo que no hicieron los bárbaros, lo hizo la familia Barberini». Y el paso del tiempo no ha sido benévolo: nos ha dejado montones de literatura clásica de tercera categoría mientras que incontables obras maestras han desaparecido, entre ellas toda la pintura de la Grecia clásica y la mayoría de sus bronces ecuestres.

En la querella de los antiguos y los modernos del siglo XVII, Fontenelle señaló en sus Diálogos de los muertos que los antiguos eran modernos en su época, y que la única virtud de los modernos contemporáneos era haber llegado después; los horrores de su época no eran peores quizá que los horrores entonces modernos de los antiguos. En su momento, los templos griegos (con sus pesados tejados de madera y las columnas y frontispicios pintados de rojo y azul) habrán parecido achaparrados, de mal gusto y estridentes: muy lejos de la estética celestial de sus ruinas. Actualmente, el horizonte de París sería impensable sin la Torre Eiffel, pero cuando fue construida para la Exposición Universal de 1889, fue denunciada como una aberración que desfiguraba la perspectiva: un golpe mortal para la ciudad. ¿Quién puede a afirmar que dentro de dos mil años los centros comerciales actuales no vayan a ser considerados obras maestras de la arquitectura? Ya ha sucedido con los almacenes del puerto de Ostia Antica del siglo I.

Italia es el país que más ha sufrido la marca UNESCO al tener la mayor densidad de bienes Patrimonio de la Humanidad del mundo. En 1909, Marinetti anunció que, junto a sus colegas, iba a lanzar allí el Manifiesto Futurista porque «Queremos librar a Italia de su gangrena de catedráticos, arqueólogos, guías turísticos y anticuarios. Durante demasiado tiempo, Italia ha sido un mercado para tratantes de segunda mano. Queremos liberarla de sus innumerables museos, que la asfixian como si fueran cementerios». Al contrario de Marinetti, no tengo nada en contra de los museos. Simplemente, me opongo a la museificación como categoría universal que (para usar la expresión kantiana) subsume la vida entera de una ciudad y una sociedad. Se podría pensar que, después de cuarenta años de actividad de la UNESCO, todo el patrimonio de Italia estaría ya etiquetado. Pero el proceso ha sido casi exponencial: un bien en la década de 1970, cinco más en la de 1980, veinticinco en la de 1990 y otros veinte en el nuevo milenio. Ciudades y regiones hacen cola todavía, haciendo campaña ante los funcionarios de la UNESCO. Como los países que aspiran a ser sede de los Juegos Olímpicos, que parecen no darse cuenta de la consecuente ruina que les empujará al abismo, los alcaldes, los consejeros y las oficinas de turismo de Italia se esfuerzan en lograr el estatus de Patrimonio de la Humanidad.

Las ciudades turísticas son el máximo ejemplo de un problema urbanístico más general. El capitalismo posmoderno ha intensificado la noción reduccionista racionalista-modernista de zonificación, que llegó a dominar la planificación urbana del siglo xx. La zonificación se basa en la monofuncionalidad: no se duerme donde se trabaja, no se sale de juerga donde se duerme, no se hacen negocios donde se va de juerga. De esta forma, la ciudad queda segmentada en distritos («turístico», financiero, comercial, residencial, industrial) que nunca se cruzan o coinciden (nunca encontrarán un bar en un barrio residencial estadounidense). El problema de la zonificación es que las ciudades se levantaron con un objetivo diametralmente opuesto: lugares de interconexión y articulación entre las diversas actividades humanas. El urbicidio bienintencionado de la UNESCO es un paso más en lo que ya se ha conseguido por medio de la monofuncionalidad. Detroit ha caído, pero Chicago sobrevive, porque mientras que la Motor City era monoocupacional y totalmente dependiente de la industria del automóvil, la Windy City posee una mezcla: agricultura, procesado de alimentos, industrias químicas y del acero, finanzas y cultura, varias instituciones universitarias y de investigación. Cualquier ciudad que dependa de una sola industria (sea el turismo o las finanzas) está condenada a muerte.

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Los límites del errejonismo https://blogs.publico.es/contraparte/2016/04/27/los-limites-del-errejonismo/ https://blogs.publico.es/contraparte/2016/04/27/los-limites-del-errejonismo/#respond Wed, 27 Apr 2016 07:59:03 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1213 Continuar leyendo "Los límites del errejonismo"]]> .
Juan Domingo Sánchez Estop
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1. El término "transversalidad" es uno de los más populares en el lenguaje de los ideólogos y estrategas de Podemos y lo es por muy buenos motivos. El más evidente es que ninguna opción política que no sea transversal a una serie amplia de agentes sociales puede hacerse hegemónica. La idea de transversalidad es, por lo tanto, fundamental para pensar la agregación de distintos sujetos en una acción social y política común. Sin embargo, la transversalidad se dice de muchas maneras: existe una transversalidad teológica basada en la arbitrariedad de un significante vacío y una transversalidad democrática y materialista basada en la producción de una racionalidad común. La primera permanece en el plano de la "ilusión" (otro término usual del podemismo), esto es de la ideología o del conocimiento imaginario, mientras que la otra arranca del suelo imaginario o ideológico en el que nos movemos los humanos reales para desembocar en la producción e invención de nociones comunes, de formas de racionalidad surgidas de la interacción de lo múltiple. La opción por una u otra forma de transversalidad no es inocente, pues están en juego cosas tan importantes como la racionalidad -siempre limitada pero necesaria- en política o la posibilidad misma de una democracia digna de ese nombre.

2. La transversalidad pensada al modo errejonista -y probablemente también al modo laclausiano- se basa en la instauración de un equivalente general trascendente a las distintas demandas existentes en una población. Su eje fundamental es la relación demandas-representación, donde resuenan viejos ecos hobbesianos (el "intercambio de protección por obediencia"). Es fundamental en este planteamiento privar de toda virtualidad política propia a los antagonismos sociales parciales, como las luchas de clases, las luchas de las mujeres y las minorías, el ecologismo, etc., haciendo de ellos la expresión de "dolores". La idea de que existan contradicciones inscritas en la materialidad de las relaciones sociales de producción es rechazada como "esencialista" por Laclau y sus discípulos españoles: una demanda solo accede a la dignidad política cuando está representada por un significante que le dé cabida junto a otros articulando, de este modo puramente discursivo, un bloque hegemónico capaz de hacerse con el poder de Estado. Laclau y sus discípulos se declaran a este respecto postmarxistas. Frente a los indudables obstáculos con los que el marxismo economicista había bloqueado toda innovación política, los laclausianos intentan pensar la "autonomía de lo político". Evitan así hacer de lo político una esfera determinada por la esfera económica y piensan la política como un proceso que se desarrolla en el espacio discursivo. Para ellos, la hegemonía es cuestión de significantes y de articulación de demandas en torno a un significante vacío que funciona como un equivalente general de estas demandas cuya pluralidad y diversidad impide una unificación espontánea. La unificación de demandas es necesariamente el resultado de una intervención política realizada en torno de un significante (en sentido amplio) que puede ser una palabra, un nombre, un personaje, un logo, una coleta...Las demandas y los "dolores" adquieren consistencia política cuando son representados o nombrados: antes solo existe el caos, el "tohu bohu" anterior a la creación del mundo por el verbo divino que describe el Génesis. Hay mucho de teología en esta peculiar concepción de la política.

3. Se puede ver en la crítica laclausiana del marxismo, no ya un postmarxismo sino un regreso a posiciones teóricas y políticas anteriores a la obra de Marx. Laclau abandona la perspectiva de las relaciones de producción y de la lucha de clases por considerarlas demandas parciales que solo pueden tener existencia política mediante su unificación con otras demandas alrededor de un significante vacío. Se distancia de la perspectiva marxista por considerarla un esencialismo y un determinismo económico. No le falta razón al abandonar estas posturas, pero al hacerlo incurre en una lectura de la obra de Marx sesgada por el estalinismo. Olvida que la crítica de la economía política de Marx hace imposible la existencia (en las sociedades de clases) de una economía independiente de la lucha de clases y, por consiguiente, de la política. Olvida que el capitalismo como sistema de dominación -nunca fue un "sistema económico"- exige para funcionar como economía de mercado basada en transacciones contractuales que queden ocultas tanto las relaciones de explotación económica como las relaciones de dominación política: que se invisibilice la lucha de clases como realidad política y se la relegue a la "economía", haciendo correlativamente de las instituciones de la representación el único lugar de la política. Laclau y sus discípulos, intentando superar el estalinismo y pensar la política en su "autonomía", se ven abocados a reproducir el esquema ideológico básico de la dominación capitalista, la dualidad autorregulación de la economía/autonomía de lo político.

4. Lo que no hace el laclausismo -y aún menos en su variante errejoniana- es pensar la vida social conforme a una tópica (según la lectura de Marx que practica Louis Althusser), esto es como un conjunto de instancias con índices variables de eficacia que hacen de la estructura y de sus partes realidades sobredeterminadas. En este contexto, la sociedad es un todo complejo, una estructura de estructuras en la cual la economía determina "en última instancia" todas las demás instancias y el todo, pero la economía como tal no existe: es causa inmanente en el sentido en que solo existe como sobredeterminada por todas las demás instancias. Podría decirse por la misma razón que es causa ausente, pues solo es eficaz en el marco de la causalidad de la estructura. La economía como causa no es nada, no es nada más que la eficacia de la producción material y de las relaciones que la organizan y que reproducen sus condiciones de existencia a través de las demás instancias de la estructura social. Tanto la economía como las demás esferas están atravesadas por la política -no en el sentido de una esfera política específica sino en el más general de la lucha de clases-. No hace falta decir que la lucha de clases no se reduce a un fenómeno "económico": la lucha de clases es un proceso transversal a las distintas instancias. Reducir -poniendo del revés al economicismo- la política a la acción en la instancia política y en la ideológica es impedirse actuar sobre las relaciones de producción. No es así extraño que el término "relaciones de producción" sea ajeno a la teoría de Laclau. Actuar en la esfera política es necesario, incluso indispensable, pero nunca suficiente: hay política más allá de "lo político". Si algo no está enseñando el reflujo de los procesos de cambio latinoamericanos es la insuficiencia de una acción limitada a la esfera política, a una gestión del presupuesto sin ninguna consecuencia real sobre las relaciones de producción.

5. La teoría de Laclau piensa la política como una práctica exclusivamente interna a la esfera política, revirtiendo el gesto de Marx que, mediante su tópica, politiza a través del concepto de lucha de clases el conjunto de las instancias de la vida social, incluyendo la economía... y la propia esfera política. La política pensada desde la trascendencia de un significante vacío tiene las características de una teología política. La doctrina errejoniana reproduce y exacerba importantes elementos de las teologías políticas -de matriz burguesa- típicas de las izquierdas como la idea de una vanguardia que conoce el sentido de la historia y que transforma la clase en sí en clase para sí, el saber sobre el proceso histórico como legitimación de la vanguardia o la idea de un destino político (el socialismo, el cambio...). Si la izquierda se proponía construir la clase mediante su representación por el partido, el errejonismo se propone "construir el pueblo", recuperando la idea hobbesiana de un pueblo que es efecto de la representación de la multitud por el soberano: "The King is the People", afirmaba Hobbes en el De Cive. El errejonismo tiene al menos la virtud de reconocer la necesidad de la transversalidad, de defender una posición particular en nombre de lo universal, lo cual le otorga una enorme ventaja respecto del sectarismo de la izquierda clásica. Esa ventaja es también su desventaja, pues su posición se basa en una teología política opuesta a la de la izquierda tradicional, una teología que genera un cierre dogmático político y discursivo que impide integrar a quien no acepte este cierre en un proyecto político común. Una teología (de izquierdas) excluye a otra teología, lo cual obstaculiza la necesaria política de alianzas basada en la transversalidad. Un proyecto hegemónico viable debe salir de ese plano en el que están ausentes, en nombre de una concepción extremista de la representación política, tanto la participación efectiva de la multitud como una oposición entre la ideología y su otro, sea este la ciencia o la simple razón.

6. Solo una perspectiva laica (no teológico-política) y basada en lo común y su potencial de producción de racionalidad puede servir de base a una auténtica transversalidad y propiciar las confluencias necesarias para un desborde político y social. Tal vez pueda aclararse algo el debate sobre la confluencia y la izquierda recordando un concepto muy simple procedente de la tradición ilustrada: el laicismo. Contrariamente a una práctica habitual, el laicismo no es un arma que pueda blandirse contra las personas religiosas para obligarlas a profesar una convicción o una confesión "laica", sino todo lo contrario. El laicismo no es una obligación del ciudadano, sino del Estado, de los poderes públicos, los cuales no deben tener ningún tipo de identidad religiosa. El Estado debe velar por la libertad de culto y por el normal desarrollo de las prácticas religiosas que no entren en conflicto con la legalidad (los sacrificios humanos deberían obviamente estar prohibidos, así como la violencia interconfesional u otras formas de violencia de matriz religiosa), pero esto no debe constituir el contenido de ninguna ideología religiosa propia del Estado. El ciudadano debe, por los motivos ideológicos que mejor le inspiren, obedecer a las leyes y respetar a sus conciudadanos. La confluencia de fuerzas democráticas antiausteridad debería inspirarse en este principio "laico". No es para nada necesario que la confluencia se declare "de izquierdas", sería incluso contraproducente, pues de lo que se trata es de permitir la coexistencia dentro de un bloque hegemónico de muy diversos puntos de vista e ideologías, algunos de los cuales son "de izquierda", sin que tengan que serlo necesariamente todos. Lo único importante es la coincidencia en un programa político: los motivos por los que unos u otros apoyen ese programa son privados y secundarios. Si alguien se opone a las políticas de austeridad inspirado por la caridad cristiana, por la justicia musulmana, por la sidaqqa judía, por los ideales humanitarios del socialismo o por un análisis en términos de lucha de clases de la coyuntura es algo perfectamente indiferente a la hora de fomentar y aplicar políticas que permitan salir de la miseria neoliberal y reconquistar la democracia.

]]> https://blogs.publico.es/contraparte/2016/04/27/los-limites-del-errejonismo/feed/ 0 El fin del euro https://blogs.publico.es/contraparte/2016/04/19/el-fin-del-euro/ https://blogs.publico.es/contraparte/2016/04/19/el-fin-del-euro/#respond Tue, 19 Apr 2016 11:56:26 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1200 Continuar leyendo "El fin del euro"]]> .

Wolfgang Streeck

Sociólogo y profesor en la Universidad de Köln

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Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que escuchamos argumentos positivos, políticos o económicos, a favor de la moneda única. Las únicas razones invocadas por los defensores del statu quo contra el abandono de lo que Polanyi habría sin duda denominado un «experimento frívolo» es que las consecuencias de una ruptura, aunque impredecibles, serían peores que la continuación de lo que ya se ha convertido en una crisis institucional permanente. Por debajo de esto, está probablemente el temor de la clase política europea a que los votantes les puedan hacer rendir cuentas por haber puesto en juego, tan a la ligera, la prosperidad y la coexistencia pacífica en el continente. Sin embargo, los costes de desmantelar la moneda única no pueden sobrevivir mucho más en tanto argumento a favor de su continuidad. La esperanza de los nórdicos de escapar de la actual coyuntura con un desembolso excepcional y de una vez por todas –o incluso con una deflación excepcional para propiciar una reforma estructural en el sur– se evaporará, así como las esperanzas del sur en poder contar con un apoyo a largo plazo para sostener estructuras sociales poco indicadas para funcionar en un régimen de divisa fuerte. Entretanto, la noción de que una democracia europea vaya a brotar del Parlamento Europeo y a acudir de alguna manera al rescate se terminará revelando como una ilusión, y cuanto más larga sea la espera, mayor será la desilusión.

Menos factible aún es el sueño de lograr una democracia semejante a fuerza de permitir que la crisis de la eurozona se prolongue hasta que el malestar se haga demasiado grande: no tanto el malestar económico en el sur como la angustia moral y política en el norte, sobre todo en Alemania. Antes de que se dé una carrera precipitada hacia la democracia paneuropea, lo más probable es que las unidades políticas nacionales caigan presa de partidos nacionalistas agresivos. Los únicos defensores que quedarán de la integración en torno al euro, aparte de unos políticos temerosos de perder sus asientos, serán las clases medias del sur, que sueñan con lograr un paraíso socialdemócrata de consumo subidos en el carro del capitalismo nórdico, incluso cuando este último implosiona; y las industrias exportadoras del norte, que buscan preservar el consumo financiado a crédito de los meridionales tanto tiempo como sea posible, así como las ventajas competitivas que supone una divisa paneuropea infravalorada. Sin embargo, en ausencia de una convergencia real, y si la necesidad de inyecciones regulares y redistributivas de dinero se hace evidente en toda su magnitud, la actual situación no será ya sostenible en términos electorales, ni siquiera en Alemania.

Por esta razón es esencial dejar de santificar el régimen de la moneda única, y de sobrecargarlo –de esa manera tan «típicamente alemana»– con las expectativas y atributos de una salvación posnacional. Solo después será posible dejar a un lado la cantinela cotidiana de los peores escenarios (la frase de Merkel, «Si el euro fracasa, fracasa Europa», fue un ejemplo bastante burdo en este sentido), y empezar a ver la moneda única como lo que es: un recurso económico que habrá perdido su razón de ser si deja de servir a su propósito. En Buying time, adelanté la propuesta de reconfigurar la moneda única de acuerdo con las líneas del modelo Bretton Woods original de Keynes: el euro como anclaje de las monedas nacionales o multinacionales individuales, con mecanismos acordados para salvar desequilibrios económicos, incluyendo la posibilidad de reajustar los tipos de cambio. En la práctica, esto supondría liberarnos del patrón oro implícito en la moneda única, que vacía las democracias de contenido sin ayudar tampoco a establecer una democracia supranacional. En términos generales, esto nos devolvería a una situación similar a la que teníamos entre 1999 y 2001, cuando el euro y las monedas nacionales de los Estados miembros existían en paralelo, si bien con paridades fijas, invariables. La diferencia estaría en que ahora las paridades podrían revisarse mediante un proceso regulado por tratado, en lugar de por los mercados de divisas o por la acción unilateral del gobierno. Como por aquel entonces entendía los detalles técnicos todavía menos de lo que los entiendo hoy, no desarrollé esta propuesta. Además, estaba bastante seguro de que las élites que gobiernan Europa se agarrarían impertérritas (y es exactamente lo que ha ocurrido) a su proyecto de unificación, por divisivo que este resultara ser.

Sin embargo, desde 2013 se vienen escuchando muchísimas voces en favor de un régimen de cambio flexible, que permitiera a la política democrática limar los desequilibrios a través de medios menos destructivos que las devaluaciones internas. Las sugerencias que se plantean van desde una vuelta a las monedas nacionales, a través de la introducción temporal o permanente de monedas paralelas unida a controles de capital, hasta un sistema monetario keynesiano de dos niveles. No es necesario sentir «nostalgia por el Deutschmark» para entender la necesidad urgente de reflexión común sobre la reconstrucción de la moneda única europea, buscando el beneficio para Europa, la democracia y la sociedad. En principio, este tema podría también derivarse de la no menos urgente búsqueda de un sistema monetario global que sea mejor que el que tenemos a día de hoy (un sistema que se ha vuelto cada vez más disfuncional desde el desmantelamiento definitivo del régimen de Bretton Woods a principios de la década de 1970 y que en 2008 llevó a
la economía mundial al borde del colapso).

El fracaso del euro es solo una de las muchas evoluciones que vienen a quitarnos el velo de la ilusión motivado por las condiciones anormalmente pacíficas del periodo de posguerra: la convicción de que lo que el dinero es y cómo debe ser gestionado es una cuestión ya decidida de una vez por todas. Hace tiempo que deberíamos estar debatiendo sobre un nuevo régimen financiero y monetario global. El objetivo será concebir un sistema lo suficientemente flexible como para hacer justicia a las condiciones y limitaciones que gobiernan el desarrollo de todas las sociedades que participan en la economía mundial, para que, en sus pugnas geoestratégicas, no alienten devaluaciones rivales ni la producción competitiva de dinero o deuda. Las cuestiones en la agenda incluirían la del sucesor del dólar en tanto que divisa de reserva, la del empoderamiento de Estados y de organizaciones internacionales para fijar los límites al libre movimiento de capitales, la de la regulación de los desórdenes causados por la banca en la sombra y por la creación global de dinero y crédito, así como la cuestión de la introducción de tipos de cambio fijos pero ajustables.

Estos debates podrían seguir la estela de las ideas, sorprendentemente ricas, en torno a los regímenes monetario alternativos, nacionales y supranacionales, que se intercambiaron en el periodo de entreguerras entre autores como Fisher y Keynes. Como mínimo, nos enseñarían que el dinero es una institución histórica en constante evolución que necesita de continuos ajustes y adaptaciones, y cuya eficiencia debe ser determinada no solo en teoría, sino también atendiendo a su función política. De esta forma, el futuro de la moneda común europea podría pasar a ser un subtema en el marco de un debate mundial sobre un sistema monetario y de crédito para el capitalismo y quizá incluso para un orden poscapitalista del siglo xxi. Pero también es posible que el debate no se llegue a dar. Ahora más que nunca se aprecia un desfase grotesco entre los problemas de reproducción del capitalismo, que se intensifican, y la energía colectiva necesaria para resolverlos (esto afecta no solo a las reparaciones necesarias del sistema monetario, sino también a la regulación de la explotación de la fuerza de trabajo y del medioambiente). Bien pudiera ser que no haya garantía alguna de que esas personas que han sido tan amables de presentarnos el euro vayan a ser capaces de protegernos de sus consecuencias, ni de que estén siquiera dispuestas a hacer un esfuerzo serio al respecto. Los aprendices de brujo serán incapaces de renunciar a la escoba con la que pretendieron limpiar Europa de sus premodernas debilidades sociales y anticapitalistas en pro de la transformación neoliberal de su capitalismo.

El escenario más verosímil para la Europa del futuro cercano –y no tan cercano– es el de unas disparidades económicas crecientes y el de una progresiva hostilidad política y cultural entre sus gentes, a medida que se encuentren rodeadas por tentativas tecnocráticas de socavar la democracia, por un lado, y por el surgimiento  de nuevos partidos nacionalistas, por el otro. Estos últimos no dejarán escapar la ocasión de autoproclamarse los auténticos representantes del número creciente de los denominados «perdedores de la modernización», que se sienten abandonados por una socialdemocracia que ha abrazado el mercado y la globalización. Además, este mundo, que vive bajo la amenaza constante de posibles réplicas de 2008, va a ser especialmente incómodo para los alemanes, que por culpa del euro se verán en la tesitura de tener que sobrevivir sin aquella «Europa» que solían ver como una morada segura, con vecinos bien dispuestos.

 

 

Extraido de "Por qué el euro divide Europa" en New Left Review, núm. 95.

La revista New Left Review se edita con licencias libres y está disponible enteramente en la red, para su sostenimiento, Traficantes de sueños ha puesto en marcha una campaña de crowdfunding y suscripciones.

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Isidro López (@suma_cero) y Emmanuel Rodríguez (@emmanuelrog)

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El empleo es un recurso cada vez más escaso, como el atún rojo del Mediterráneo o la cigala del Cantábrico. No es un problema de que no haya riqueza. La hay a espuertas. En términos financieros de calcula que existen como mínimo 240 billones de dólares en activos de distintos tipo, lo suficiente como para pagar una renta básica de 600 dólares al mes a todos los habitantes del planeta durante más de cuatro años y medio. Si se llevase a cabo este programa, aunque sólo fuera el equivalente a 6 meses, el efecto multiplicador en la economía real podría ser inimaginable.

Pero dejémonos estas chifladuras socializantes a algunos expertos de los Bancos centrales que ya hablan de que para salir de la crisis es mejor tirar el dinero de un helicoptero, que seguir dándoselo a las grandes instituciones financieras. A falta de redistribución de esta riqueza y a más financiarización, lo único esperable es que el empleo siga siendo escaso. Al menos si lo que entendemos por empleo son aquellos trabajos que venían asociados a garantías tan "extrañas" como cierta estabilidad, algo de seguridad de las condiciones de trabajo, un horario "limitado" y un ingreso mínimo, más allá del miserabilismo. En el PP madrileño han entendido este principio de escasez relativa del trabajo a las mil maravillas y por eso el pasado mes de marzo redactaron un extenso documento presentado por la ínclita Cristina Cifuentes: Estrategia Madrid por el empleo.

El texto no tiene desperdicio. Quizás la ausencia más clamorosa, y las más evidente, es que no incluye análisis alguno desde el punto de vista del modelo productivo. ¿Para qué? Dentro de un marco cortoplacista, y de acuerdo con la doxa neoliberal, la distribución sectorial del empleo se da por sentada, no es algo sobre lo que las políticas de gobierno tengan trabajar. Resultado: en el contexto de reanimación moderada de la máquina inmobiliaria, o al menos de sus perfiles más característicos, "la apuesta por el de empleo" vuelve a recaer en los mismos sectores de la construcción residencial, las infraestructuras, el turismo y los servicios descualificados. O lo que es lo mismo en los sectores desvinculados del crecimiento de la productividad del trabajo y perfectamente acoplados a la dinámica de revalorización de los activos inmobiliarios y financieros. Traduzcan rápidamente: precariedad, infrarremuneración y temporalidad.

Al desvincularse de cualquier análisis de la coyuntura macroeconómica, el desempleo vuelve a aparecer como un elemento "friccional". Esto quiere decir que si usted está parado míreselo bien. O es tonto y le falta información acerca de las oportunidades "realmente existentes". O lo que es peor, resulta que usted es un "comodón" y no quiere aceptarlas. Sea como sea, las necesidades de las empresas aparecen aquí como las guías absolutas de la generación de empleo. A los políticos, sólo les queda considerar la inadecuación entre estas necesidades y la cualificación de la fuerza de trabajo. Valga decir que en esta lectura, el problema del desempleo se reduce a que demanda y oferta no han encontrado su punto de corte. La causa fundamental de este "desequilibrio" es ¿adivinenlo?, el Estado, con su empeño en subsidiar el paro o regular los salarios mínimos.

Se podría pensar que dentro de este marco, a la administración sólo le quedaría retirarse progresivamente del mercado de trabajo. Y así es como piensan en el PP, pero como siempre sólo a medias o en una particular dirección, por eso han decidido dedicarle nada menos 650 millones al "fomento del empleo". El documento prevé (cómo no) la externalización y privatización de los dispositivos asociados a la estrategia. Así, por un lado, se privilegia a las agencias de colocación privada frente al servicio público de empleo. Y es que las empresas privadas, tipo ETT, son mucho más dinámicas y capaces de leer las necesidades de las empresas: comparen la frescura y agilidad de ManPower o Adecco con la lentitud funcionarial de los servicios públicos del INEM. En segundo lugar, aparece toda una panoplia de cursos de formación destinados a la elevación de la cualificación de la fuerza de trabajo. Como en el primer punto, las agencias de colocación, los cursos de formación se entienden claramente como un nicho de beneficio privado que se deriva de la aplicación de esta estrategia. En este caso, y esto hace a este punto especialmente delicado, un nicho de beneficio controlado por los sindicatos que han firmado este acuerdo. Y es que todo lo que lleve la palabra empleo huele a negocio. Pero no se preocupen, todo encaja, es por el bien de todos.

La estrategia de empleo, buen artefacto político del PP, huye de cualquier figura de gasto social que pudiera ser controlada directamente por los trabajadores. Como bien reza su mantra (uno casi parece bobo de sólo escribirlo) "la mejor política social es la creación de empleo". Por supuesto, en el fondo de este planteamiento, está evitar, por todos los medios, que los trabajadores y parados puedan tener poder alguno en sus movimientos en el mercado, tales como facilitar una negociación colectiva mas equilibrada o un mejor ajuste de la distribución del VAB. Si a esto le sumamos las fuertes cantidades destinadas a las empresas en forma de incentivos a la contratación o de figuras como la extensión de los contratos de formación, la llamada "estrategia de empleo" aparece fundamentalmente como una operación de transferencia de recursos públicos al sector privado, en detrimento de cualquier forma de autonomía de los trabajadores y los parados.

En última instancia, esta apuesta por las necesidades de las empresas y la subvención directa a su cuenta de beneficios, desvinculada de todo análisis macroeconómico y de la puesta en marcha de elementos de recuperación de la productividad del trabajo, viene a reduplicar el carácter procíclico del empleo. Todo ello en la misma línea que la última reforma laboral, también del PP. La peculiar composición capital/trabajo de los sectores predominantes en la economía madrileleña, particularmente los servicios descualificados o de cualificación media, permite que en una situación medianamente expansiva, las empresas contraten grandes cantidades de trabajo temporal. Un empleo del que podrán desprenderse fácilmente con los primeros síntomas de deceleración, agravando en el medio plazo el problema del desempleo.

Sin elementos de cambio de modelo productivo y sin vectores claros de crecimiento, todo este entramado de incentivos, agencias de intermediación y transferencias a agentes empresariales simplemente puede aspirar a acelerar la rotación de la fuerza de trabajo en los puestos de trabajo existentes. El resultado será la expulsión paulatina de los trabajadores de los tramos con mayores costes laborales unitarios y la generación de nuevos puestos en aquellas actividades intensivas en trabajo, con mayor flexibilidad en su relación capital/trabajo, pero siempre sometidas a variables procíclicas.

Y es que no lo duden, el PP lo ha entendido. El empleo (el bueno) es un bien escaso. Pero del malo, al menos en las épocas de crecimiento relativo, lo vamos a seguir disfrutando, sólo que cada vez va a ser peor.

 

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El insomnio de la razón. Draghi, el Quantitative Easing y la crisis de Europa https://blogs.publico.es/contraparte/2016/03/12/el-insomnio-de-la-razon-draghi-el-quantitative-easing-y-la-crisis-de-europa/ https://blogs.publico.es/contraparte/2016/03/12/el-insomnio-de-la-razon-draghi-el-quantitative-easing-y-la-crisis-de-europa/#respond Sat, 12 Mar 2016 09:43:18 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1169 Continuar leyendo "El insomnio de la razón. Draghi, el Quantitative Easing y la crisis de Europa"]]> .

Antón Fernández de Rota (@AntonFdezdeRota)

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En un reciente Manifiesto RetroDadá escrito por el teórico Mckenzie Wark, se leía una oportuna adaptación del lema de Goya: "el insomnio de la razón produce monstruos". Queda por ver cuánto de razón hay en todo lo que estamos viviendo.

En este capitalismo que Jonatham Crary llama "24/7", abierto las 24 horas al día, los 7 días de la semana, cobra su pleno sentido la inflexión goyesca. La lógica del apagado y del encendido, la distinción entre tiempo de ocio y de trabajo, que Marx consideraba característica del capitalismo industrial, ha sido puesta en suspenso, sustituida por el sleep mode o modo de espera. La máquina sigue trabajando aun en estado de latencia, entre las sábanas, hasta que de pronto salta el resorte que te lleva a revisar tu e-mail, a dejar anotada una idea para que no se escape, o a añadir un nuevo ítem en tu calendario o en la lista de tareas pendientes.

A diferencia de los humanos, mucho más primitivos y defectuosos desde este punto de vista, los mercados financieros ni siquiera necesitan dormir. Por más que haya que aguardar a las 11am británicas para conocer los valores del Libor, o las 11am centro-continentales para los del Euribor, los mercados siguen en funcionamiento durante toda la noche, tramitando millones de procesos a menudo automatizadas por los ordenadores que realizan operaciones de compra-y-venta en fracciones de segundo.

A lo largo de las últimas décadas el grueso de las finanzas ha basculado hacia los mercados secundarios. Allí, los traficantes de valores venden los riesgos comprados a otros. Si toda especulación bursátil es una apuesta sobre lo que algo vale y valdrá, en los mercados secundarios se da una apuesta (la del trader que compra) sobre la apuesta (hecha por el trader que ha vendido) de la apuesta (acerca del valor que un siguiente comprador podría otorgarle). Desde directiva Volcker de la Reserva Federal en el 1979 hasta el día de hoy, pasando por el irresponsable respaldo de Alan Greenspan a los derivados financieros a finales de los noventa, la liberalización de las finanzas ha aupado hasta tal punto a los mercados secundarios que sus valores, como afirma Colin Crouch, se han terminado por convertir en el "valor real". Son los datos principales que escrutan las Agencias de Calificación de Riesgos, y el hábitat natural donde crecen y se reproducen, empaquetadas con logaritmos, las hipotecas basura y otros derivados igualmente explosivos. Por ejemplo, más de la tercera parte de la deuda estudiantil estadounidense está en los mercados secundarios. Su deuda no es poca cosa. Más abultada aún que la deuda pública española, su tamaño es cinco veces la griega.

La exposición a derivados de toda índole del tambaleante Deutsche Bank, sobre cuya solvencia no ha dejado de especularse durante los últimos años llegando a un punto crítico el pasado mes de febrero, es ya 5 veces mayor que el PIB de toda la zona euro, 20 veces el PIB alemán. Puesto en marcha en junio del 2015, el programa de Expansión Cuantitativa (Quantitative Easing, QE) del Banco Central Europeo (BCE) tenía por principal objetivo actuar sobre estos mercados. El problema: los precios a pagar por las distintas deudas gubernamentales, los bajos niveles de préstamos interbancarios, de inversión y de consumo, unido a una inflación demasiado baja que encarece el precio de la deuda europea. La idea del QE en la eurozona, así como del QE británico, japonés o estadounidense, bien puede resumirse en un sucinto enunciado condicional: "Puedes imprimir dinero, siempre y cuando no sea para dárselo a la gente".

El gasto en "imprimir" dinero del BCE, inicialmente planeado para un año y medio, daría para asignar, a mayores de los subsidios y de las distintas rentas sociales en cada país, un ingreso a cada adulto en la eurozona de unos 330 euros mensuales durante todo un año. Ampliado ahora por Draghi, el plan durará 3 años. En lo sucesivo, ya no invertirá en compra de deuda 60.000 sino 80.000 millones al mes (un año más de "renta básica" a 440 euros mensuales). Sea o no la renta básica la mejor de las opciones, sin duda es mucho mejor que lo que se está haciendo. En cualquier caso, no faltan voces que abogan por un sustancial cambio de rumbo, ya sea resucitando aquella "teoría del dinero arrojado desde un helicóptero" del neoliberal Milton Friedman, o abogando por un Quantitative Easing for the People. Esto último ha sido discutido en el Parlamento Europeo, y se hacen eco de ello importantes think tanks sitos en Bruselas, en absoluto radicales, como el transnacional Brueghel.

El nuevo programa de QE que Draghi acaba de anunciar nace sin generar el más mínimo entusiasmo. Ese mismo día las principales bolsas europeas cerraban en cero o con números rojos. Los inversores dudan tanto de la economía europea como de la capacidad que pueda tener el BCE para forzar ("coordinar") a los estados miembros a secundar sus medidas. Véase la ilustrativa reacción del portal financiero Bloomberg, por ejemplo el artículo "Europe Presses de Panic Button".

Lo que hasta ahora ha hecho y hará el QE europeo no es más que poner parches a un estallido en ciernes, aumentando el volumen de los derivados en los mercados secundarios. Como decía el sociólogo Wolfgang Streeck: de lo que se trata es de comprar tiempo con deuda, inflar la burbuja, empujar hacia un futuro no muy distante el siguiente estallido, presumiblemente más agresivo. Un buen negocio para unos cuantos, sin embargo. Hace unos días el Berlin Hyp, que tuvo que ser rescatado por los ciudadanos alemanes, comenzó a cobrar (por así decirlo) por pedir préstamos. Nada inusual. Mientras las familias hipotecadas son desalojadas de las casas con las que se quedan los bancos, la práctica de recibir dinero (los bancos) por pedir créditos a los Bancos Centrales se extiende por Europa y Japón, ante el estupor incluso de algunos de los más acérrimos partidarios del libre mercado, que lo consideran "un acto de desesperación". Todo sea por la liquidez. Cuando la Reserva Federal, ese banco privado que funciona como Banco Central de los USA, decidió implementar su propio QE, Donald Trump fue muy claro al respecto: "La gente como yo se beneficiará de ello".

El QE no es sino una medida más en la línea de las emprendidas por el rescate a los bancos "privados" por parte de las finanzas "públicas", una masiva transferencia de dinero al sector financiero, un keynesianismo invertido, aunque no exactamente privatizado, pues vuelve a poner de manifiesto que las barreras entre lo público y lo privado tienden a difuminarse, ante el funcionamiento de lo privado "too big to fail" como activo (o pasivo) públicamente asegurado, y ante la conversión de las instituciones de la vieja ciudadanía en organizaciones de shareholders o "bondholders" endeudadas. El comunismo del capital, lo llaman algunos. La ciudadanía (Staaksvolk) queda así sometida, dicho en los términos de Streeck, al Markvolk o pueblo del mercado.

Tal y como señala el filósofo Michel Fehér, durante las últimas décadas el gobierno y sus gobernados han pasado a ser redefinidos en términos "capital humano". Un capital humano en el que ya no se invierte, al que se le aplica la austeridad presupuestaria, pues resulta preferible invertir en los grandes inversores, aunque esto signifique "devaluarnos" al resto. Mientras el BCE "imprime" 80.000 millones mensuales, Bruselas exige a España un nuevo recorte de 10.000 millones que no hará más que contribuir a nuestra propia deflación, con efectos negativos sobre el consumo y el empleo. La situación supera lo ridículo. En efecto, el insomnio de la razón produce monstruos: 18 millones de desempleados en la eurozona; más de 4 millones sólo en España. En el 1930, el economista John Maynard Keynes, imaginándose cómo vivirían sus nietos, escribió:

"Por muchas eras por venir, el viejo Adán será tan fuerte en nosotros que seguiremos sintiendo la necesidad de algún tipo de trabajo si queremos que esté contento. Haremos más cosas por y para nosotros de las que es habitual que hagan por ellos los ricos, felices de no tener sino pequeñas obligaciones, tareas y rutinas. Más allá de éstas, nos esforzaremos por esparcir fina la mantequilla sobre el pan; hacer que el trabajo que aún quede sea repartido lo más ampliamente posible. Turnos diarios de tres horas o una jornada laboral de quince horas a la semana, solucionarán las cosas por un buen tiempo. ¡Tres horas al día será más que suficiente para satisfacer al viejo Adán en la mayoría de nosotros!".

Según el vaticinio de Keynes hoy deberíamos de estar trabajando a tiempo completo por menos horas de lo que sigue siendo una media jornada, y sin tener que preocuparnos de si la población en activo puede mantener o no a los jubilados, o si Europa puede sostener económicamente o no a 150.000 o a medio millón de refugiados. La respuesta, simplemente, tendría que ser afirmativa. Si no se ha cumplido su pronóstico, es a causa de una serie de razones. El antropólogo David Graeber menciona una de ellas: mientras son millones los que se encuentran desempleados, son otros tantos millones los que trabajan en empleos sin sentido (bullshit jobs). Graeber se pregunta cómo es que hemos llegado a una situación en la que las empresas contratan a tanta gente para no hacer prácticamente nada, poco más que acumular papel tras papel, informe tras informe que engordan las burocracias empresariales, y donde hay tantos trabajos y profesiones (abogados corporativos, telemarketing, repartidores de publicidad, MAPFRE Seguros, peluqueros caninos, capacitadores de desempleados trabajando para el SEPE, relaciones públicas, vendedores puerta-a-puerta, cobradores del frac, constructores que levantan viviendas junto a edificios vacíos, operadores de derivados financieros, managers empresariales, coaches personales, y gestores de todo tipo) que no sirven para nada, o para nada necesariamente bueno.

El escenario en el que estamos inmersos comienza a cobrar sentido si lo enfocamos atendiendo a los procesos históricos y a los protagonistas que gobiernan el drama actual.

1) Los personajes del drama: un ejemplo. Cuando hubo que limpiar o camuflar las cuentas nacionales para entrar en la UE, el gobierno griego contrató a Goldman Sachs para que les hiciese el trabajo sucio y les diese una buena calificación. Quien era entonces presidente del Banco Central griego, Lukás Papademos, fue premiado dándosele la vicepresidencia del BCE. Al estallar la crisis, al intervenir el país, la Troika lo puso como Primer Ministro heleno, pasando por alto cualquier consideración democrática. Mario Draghi, vice-chairman de Goldman Sachs para asuntos europeos cuando Papademos entró en el BCE, fue primero nombrado presidente del Banco de Italia, ahora preside el Banco Central Europeo.

2) El contexto histórico: una burbuja de cuatro décadas. Bien puede considerarse la crisis que vivimos como un episodio más de una larga crisis de la cual jamás hemos salido, y que tiene sus orígenes en los años setenta. Para salir de la estanflación de los setenta (estancamiento económico con inflación) los gurús neoliberales propusieron la llamada "desregulación financiera" y la "democratización del crédito". Con ello se pretendía relanzar el crecimiento, bajar la inflación y disminuir la deuda pública mediante el aumento de la privada. En lo único que han tenido éxito ha sido en contener la inflación, que ahora resulta demasiado baja. El precio a pagar por esta política deflacionaria fueron entonces altos niveles de desempleo y precariedad, cuyas tasas hemos superado cuatro décadas después tras el estallido financiero del 2008. Con la deflación ha vuelto el estancamiento. El aumento de la deuda privada no ha conllevado el "lógico" descenso de la deuda pública, sino todo lo contrario. Malos augurios. Peores augures. Y, entretanto, casos de los que aprender: el país del QE casi permanente, Japón, camina sobre la cuerda floja con una deuda pública que representa el 260% de su PIB, ochenta puntos porcentuales más que la deuda griega en su peor momento.

El QE de Draghi no resolverá los problemas, sino que seguirá dilatando la crisis acumulada en las últimas décadas. El tipo de interés de referencia queda ahora en el 0%, y el presidente ha prometido a los mercados que no lo aumentará en los próximos años. Toda una invitación a la especulación interna a los mercados financieros. El crédito ultrabarato se completa con un aumento de lo que les cobrará a los bancos por depositar su dinero en Fráncfort. Las extremas facilidades crediticias ofrecidas están pensadas para animar a la banca a invertir su capital, a inyectar liquidez, en lugar de apalancarlo. Pero, ¿cuánta de esta liquidez que tan cara nos sale no irá a parar sino a la refinanciación, que ahora es más lucrativa que nunca, y a engordar la deuda que circula por los mercados secundarios? La cuestión no es salvar a Europa, sino salvar al Deutsche Bank y compañía, cuyos intereses consideran que son coincidentes con los de los de los ciudadanos. Una novedad: a partir de ahora podrán participar en este juego ya no sólo los agentes financieros sino también las corporaciones empresariales, cuya deuda podrá ser comprada. Como si fuesen en verdad, unos y otros, las altas finanzas y las multinacionales, todavía en el siglo XXI, cosas tan diferentes.

Lo que sí es cierto es que se amplía el número de invitados a este festín, así como las formas por las cuales puede jugarse a este juego. La retórica es insistente: de lo que se trata es de que las grandes empresas y los bancos disfruten de las condiciones más favorables para animarles así a invertir en la "economía real". Que esa inversión pueda llegar hasta abajo en cantidades significativas, es algo que en absoluto queda garantizado. Lo que no se plantean, como sugieren Mark Blyth y Eric Lonergan, entre otros, es que quizás haya que "imprimir" menos y transferir más y de un modo distinto, de forma que la inversión vaya directamente a la gente. La Internacional del Capital sigue al mando, con un completo desprecio por la democracia. Los 80.000 millones de euros al mes que manejará Draghi son nuestros, pero la ciudadanía continental no tiene ni voz ni voto en el "independiente" banco central de Europa.

 

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Saquemos los tanques (de ideas) a la calle https://blogs.publico.es/contraparte/2016/02/24/saquemos-los-tanques-de-ideas-a-la-calle/ https://blogs.publico.es/contraparte/2016/02/24/saquemos-los-tanques-de-ideas-a-la-calle/#respond Wed, 24 Feb 2016 10:21:36 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1151 Continuar leyendo "Saquemos los tanques (de ideas) a la calle"]]> .

Pablo Carmona (@pblcarmona) , Isidro López (@suma_cero) y Emmanuel Rodríguez (@emmanuelrog)

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¿Cómo ha conseguido el neoliberalismo ser la "ideología dominante"? ¿Por qué todo lo que normalmente referimos con términos como "libre mercado", individualismo, ventajas de la libre concurrencia, constituyen "nuestro" sentido común? ¿Ha sido el triunfo del neoliberalismo el resultado de una mera "imposición" por la fuerza? Lo cierto es que si hay alguna corriente política contemporánea que ha otorgado una verdadera importancia a las "ideas" esta ha sido el neoliberalismo.

Desde la Mont Pelerin Society —en la que se probaron los célebres von Mises y von Hayek— hasta la mucho más recientes Cato Institute o The Heritage Foundation, neoliberales y neoconservadores han establecido una particular, y exitosa, batalla por el liderazgo intelectual. Durante más de sesenta años, multitud de institutos, fundaciones y centros de estudios —lo que en inglés se llama think tanks— han trabajado por construir una crítica convincente al Estado del bienestar y los lugares comunes del "progresismo", haciendo bascular las políticas y la opinión pública hacia ese universo cultural neocapitalista que todavía hoy sigue siendo preponderante.

Lo curioso es que mientras el ejército intelectual de la nueva derecha iba ganando voluntarios y construyendo nuevo y mejor armamento, la izquierda (al menos aquella con responsabilidad institucional), cada vez más inerme como alternativa ideológica, fue asumiendo buena parte de las ideas que provenían del adversario. Ejemplo de ello, fue la llamada tercera vía de Tony Blair; a la vez, certificado de defunción de la socialdemocracia europea y racionalización del "socialiberalismo", que ya había sido ampliamente practicado sin necesidad de justificaciones por parte de Mitterrand y Felipe González.

Pero incluso hoy, en medio de una crisis económica y política que ha laminado por completo la legitimidad de la globalización neoliberal y de unos regímenes políticos plegados a los dictados de la austeridad, apenas se puede decir que este vacío se esté llenando con nuevas y complejas ideas, lo que propiamente constituiría la renovación de la izquierda. Antes al contrario, parece como si en la rotación del agujero negro que produce la crisis del neoliberalismo, se viera arrastrado lo que todavía queda de la vieja izquierda. Sólo así, se explica que en buena parte de Europa la crisis se esté resolviendo, por una nueva vía tan trágica como real, que recombina la nostalgia de la  protección del Estado nacional con elementos de un nuevo autoritarismo xenófobo. La extrema derecha europea es el resultado del fracaso de la izquierda, también en el terreno de la ideas.

Tampoco en nuestras latitudes, donde el 15M ha conseguido dar una salida democratizante y progresiva a la crisis, la izquierda ha sido capaz de transmitir gran cosa a la llamada "nueva política". Tanto es así, que esta última parece levantarse haciendo tabula rasa de lo que fuera la izquierda, desafortundamente también de aquello que constituyó su principal virtud: la vinculación entre pensamiento y acción, conocimiento y práctica. Así parece que lo estamos viendo estos días, no sólo en la creciente moderación y actitud defensiva de muchos de los "gobiernos del cambio", sino sobre todo en la notable falta de imaginación política e institucional, que podría dar un contenido material y concreto a ese mismo proyecto de "cambio".

Con el propósito de contribuir, aunque sea de forma modesta, a darle la vuelta a esta situación, el próximo sábado los editores de este blog presentamos una nueva iniciativa: el Instituto para la Democracia y el Municipalismo, un think tank puesto al servicio de esta ola democrática. Un espacio en el que, como han hecho desde hace décadas los tanques de ideas neoliberales y neconcoservadores —aunque sea en dirección contraria—, vamos a tratar de intervenir en aquellos debates que consideramos inaplazables, lanzar una nueva batería de propuestas para el ciclo político y mantener una posición crítica y sin concesiones hacia todo aquello que se pueda mejorar.

La presentación del Instituto DM será este sábado a las 11.30 en el Teatro del Barrio (C/ Zurita, 20).

presentacion-01

 

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Honor a lo titiriteros, guardianes de la democracia https://blogs.publico.es/contraparte/2016/02/08/honor-a-lo-titiriteros-guardianes-de-la-democracia/ https://blogs.publico.es/contraparte/2016/02/08/honor-a-lo-titiriteros-guardianes-de-la-democracia/#respond Mon, 08 Feb 2016 14:05:56 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1142 Continuar leyendo "Honor a lo titiriteros, guardianes de la democracia"]]> .

Juan Domingo Sánchez Estop
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Los regímenes sociales que ha conocido la humanidad son todos ellos regímenes imperfectos, precarios. Todos ellos tienen puntos de fragilidad y deben protegerse frente a esa fragilidad. Algunos rituales comunes a la mayoría de las civilizaciones humanas están destinados a suturar las inconsistencias de nuestras sociedades, a colmar sus brechas. En las sociedades comunistas primitivas, según nos las describen los etnógrafos como Boas o Mauss, una práctica común era la destrucción ritual de los excedentes de riqueza, o la igualación ritual de la riqueza mediante donaciones suntuarias (potlatch). El "munus" romano -"munus" es el término de donde proviene la institución de la "com-munitas" como espacio de intercambio de "munus"- puede asociarse a estas prácticas, de las que constituye una supervivencia. Frente a las prácticas de reducción de las diferencias de riqueza de las sociedades comunistas, las sociedades de clase desarrollaron otro tipo de rituales que les permitían reconstituir simbólicamente la comunidad rota por la dominación de una clase sobre otras.

El Carnaval es una de estas prácticas. La igualdad simbólica que sirve de base a la comunidad no se restablece aquí mediante el regalo suntuario, sino mediante la inversión por un tiempo de los roles sociales: por unos días, los pobres son reyes o arzobispos y los ricos y poderosos son locos o mendigos, las mujeres son hombres y los hombres mujeres, en un mundo al revés. Lo que escenifica el carnaval es la no naturalidad de las diferencias sociales, su reversibilidad ilustrada por el potente símbolo medieval de la Rueda de la Fortuna cuyos giros ponían abajo a los de arriba y arriba a los de abajo. El Carnaval escenificaba así la artificialidad de la desigualdad social, la no naturalidad de la falta de comunidad real entre los seres humanos. La violencia con la que establecieron y siguen reproduciendo su poder los dominantes es escenificada de manera caricatural por los pobres y el pueblo, para regocijo de todas las edades.

El guiñol y, en general, los espectáculos de títeres o de marionetas populares, sean de la tradición napolitana (Pulcinella) o de la escuela de Lyon (Guignol), se inscriben en este marco carnavalesco. En el teatrillo de la antigua farsa representada por los títeres se exhibe a través de la risa el anhelo de igualdad y de comunidad del pueblo, siempre de manera provocadora, a veces incluso grosera y brutal, no ocultando sino exhibiendo la violencia de las jerarquías, de las clases, del Estado, de la propia resistencia popular. Nada más alejado de la "responsabilidad de Estado" que un Carnaval o un espectáculo de títeres.

Se dice que el espectáculo "La Bruja y Don Cristóbal" presentado con gran escándalo de las autoridades municipales madrileñas durante la programación de Carnaval es un "disparate político y educativo". El guiñol, como el Carnaval, es siempre un disparate político y educativo. Tiene que serlo.  El guiñol no educa para vivir en esta sociedad, sino para tomar distancia de ella. En el guiñol se apalea a policías, se apuñala y se ahorca a gente que apalea, apuñala y ahorca; se permite a la gente del pueblo contemplar la violencia de quienes los gobiernan e incluso responder simbólicamente a esta violencia. En el guiñol, que los niños contemplan con deleite, se escenifican dos violencias: la del poder y la de la gente del pueblo oprimida por los poderosos. Es algo propio de las tradiciones del carnaval, pero de manera más general, es un desahogo para quienes sienten muy de cerca la violencia del Estado. Solo quedan traumatizados con este espectáculo las gentes de poder, quienes intentan ocultar por todos los medios que estamos en una sociedad de clases, basada estructuralmente en la violencia.

Entre esas gentes del poder cabe incluir en lugar destacado a sus representantes "progresistas" o de izquierdas que suelen hacer méritos para demostrar su "sentido del Estado", esto es su apego a una sociedad de clases. Esa violencia estructural inseparable de la sociedad de clases es algo que todos sentimos a diario, pero que el discurso oficial hace invisible, inexpresable. Para el sentido común dominante los mensajes del Carnaval o de los titiriteros son obscenos, pues desvelan una realidad que no se puede contemplar cara a cara sin hacer peligrar un orden desigual. Por eso mismo son gozosos para la gente del pueblo, y para los niños, para toda la gente que no ha perdido la "decencia común", siempre incompatible con esa disimulación sistemática de la violencia estructural que se denomina "responsabilidad de Estado". El Carnaval y los títeres siempre son motivo de risa y de burla, no son una cosa seria, pues destituyen de su gravedad, de su respetabilidad a todas las instituciones del orden social existente. Ninguna seriedad, ninguna gravedad permite un acceso a lo real.

Franco prohibió el Carnaval: sabía perfectamente lo que hacía. Borraba con esa prohibición la expresión de un anhelo popular de igualdad, el ansia algo utópica que todos experimentamos de vivir en una comunidad libre de la violencia estructural que la desgarra. Prohibiendo el Carnaval, Franco naturalizó su propia violencia, el exceso de muerte y destrucción sobre el que se asentó su largo régimen. Quienes hoy consideran "terroristas" a unos titiriteros y quienes, desde un gobierno municipal de izquierdas, los entregaron al brazo secular, comparten la seriedad del sanguinario Caudillo y se hacen herederos contra el Carnaval y contra el pueblo, de una España negra que había suprimido, junto al Carnaval, la propia política. Toda política auténtica, como nos enseña Jacques Rancière, implica un momento de rechazo del reparto actual del poder y de la riqueza, en nombre del "partido democrático", el partido de los excluidos del reparto. La política, inseparable de la democracia, exhibe así un espíritu muy cercano al del Carnaval y al de los obscenos espectáculos de los tinglados de títeres. Honor a los titiriteros, guardianes de la democracia.

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Titiriteros e iniciativa política. O cómo se perderá el Ayuntamiento de Madrid https://blogs.publico.es/contraparte/2016/02/06/titiriteros-e-iniciativa-politica-o-como-se-perdera-el-ayuntamiento-de-madrid/ https://blogs.publico.es/contraparte/2016/02/06/titiriteros-e-iniciativa-politica-o-como-se-perdera-el-ayuntamiento-de-madrid/#respond Sat, 06 Feb 2016 12:42:19 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1130 Continuar leyendo "Titiriteros e iniciativa política. O cómo se perderá el Ayuntamiento de Madrid"]]> .

Emmanuel Rodríguez (@emmanuelrog)

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Multitud de niños se arremolinan ante un espectáculo de cahiporras y bolas de trapo. Son títeres y según la tradición medieval hay buenos, malos, golpes y parodias de todo tipo. Es Carnaval ese momento donde hasta hace unos años el orden, y con ello nuestra particular y ramplona versión de lo "polítcamente correcto", quedaba en suspenso.

Los niños son vigilados atentamente por unas decenas de padres. La obra toma un curso que a algunos disgusta. En vez de una bruja o un ogro, quien resulta ahorcado es una autoridad, y en vez de restituir no se sabe bien que armonía medieval se invita a ocupar y a pinchar suministros cuando no se tiene vivienda. Un poco más al Sur, se escuchan estos días chirigotas bastante más ofensivas, y por cierto también para "todos los públicos".

Lo que para algunos papis colma el vaso es que al final de la obra aparece una pancarta con el rótulo "Gora Alka-Eta". La pancarta era puesta por una bola de trapo que representaba a un policía, al lado de otra bola de trapo que representaba a un activista. Con ello los actores del teatrillo querían a hacer una denuncia explícita de una práctica policial no tan inhabitual: la incriminación de todo lo que huela a radical poniéndole el sanbenito de terrorista. Véanse los largos años de gobierno-oposición del PP, o las operaciones Piñata y Pandora.

Para algunos papis y mamis, la palabra ETA  traspasa la frontera de lo tolerable. Pero en lugar de coger a su nene y marcharse a comprar unos churros o unas castañas para pasar el disgusto, deciden afirmarse como ciudadanos vigilantes. Llaman a la policía. Aparecen las fuerza de orden y recogen la denuncia de los padres: "enaltecimiento del terrorismo", con todas las letras (nivelón). Quizás sea la primera vez, desde los tiempos del Generalísimo, que se llevan a alguien por representar unos títeres de cachiporra. Algún día habrá que preguntarse que significa ser papi-mami en los comienzos del siglo XXI. Seguramente nada bueno para la psicología y la personalidad de sus vástagos.

Lo mejor sucede a partir de ese momento. El periódico prototipo de seriedad informativa e imparcialidad, El País recoge la noticia sin contexto alguno. Simplemente escribe que en la obra aparece la pancarta "Gora Alka-Eta". Le sigue ABC que añade que el "alka" no tiene significado en euskera pero que podría ser una referencia a Al-Qaeda. El "círculo del mal" se cierra. Después, El Español en su primer titular escribe sobre la detención de dos "títeres", metáfora no querida de una astracanada: los detenidos (nótese bien) serían dos bolas de trapo. Las apuestas se elevan. El lobby neocon, la ahora llamada "caverna", se pone en marcha. Y consigue que "Gora ETA" sea Trending Topic en twitter. Paradojas del momento presente.

No se pierdan el final. El Ayuntamiento, por su parte, en lugar de defender que se trata de una obra de ficción y denunciar el abuso de las detenciones (algo inaceptable en todo caso), se asusta. Estamos demasiado aburridos de los sustos de este Ayuntamiento. Y emite una nota de "retratacción" en la que aparte de pedir perdón, se suma a no se sabe bien que acusación: ¿daño moral a menores por una obra de mayores? Afortunadamente retira después la nota, parece que va a primar el sentido común, y todo va a quedar en una rescisión de contrato.

En apenas unas horas, hemos asistido a una típica guerra cultural saldada con notable daño para el Ayuntamiento y poco esfuerzo para los media neocon. Hoy por hoy, para aguirristas y losantianos nada resulta más fácil que aprovechar los nimios motivos de las "cultural wars" (unos tweets, unas tetas, una placa, unas bolas de trapo) para poner contra las cuerdas a un consistorio achantado y sin iniciativa. Sobra decir, que su contraparte, Carmena al frente, piensa que basta con cuatro pildoritas y ocurrencias progres para contentar a la audiencia.

Mientras, el tiempo pasa. La auditoría de la deuda se realiza a cuentagotas. Los avances en materia de vivienda apenas pasan de lo cosmético. Las remunicipalizaciones se esfuman de la agenda. Se aceptan las operaciones Mahou-Calderón, Canalejas, y a buen seguro tramos del macro proyecto Chamartín. En definitiva, se cede progresivamente en todo lo que haya que ceder frente a los chantajes más evidentes de la oligarquía política y económica.

Conclusión: hegemonía cultural no es gustar a todo el mundo. No es tirar, de nuevo, de imaginario progre y esperar a que la atmósfera cambie para realizar las reformas prometidas por el "Ayuntamiento del cambio". Hegemonía es crear condiciones materiales capaces de sostener y apoyar transformaciones reales. Consiste en crear adhesiones a través de la remunicipalización de servicios, la democratización efectiva de la institución y la apertura de la discusión pública de todo aquello que tenga relevancia en la vida del ayuntamiento. Y consiste también en poner en la picota por corrupción, prevaricación y nepotismo a la clase política madrileña y sus empresarios aliados que han gobernado el ayuntamiento durante 25 años.

Caso de no asumir estas reformas y la confrontación que ello conlleva, ese mismo enfrentamiento tomará los ropajes "culturales" que hoy conocemos. Es una batalla perdida. Estamos ante verdaderos especialistas de la guerra cultural: una nueva derecha (neocon) que ha practicado y teorizado  activamente las fórmulas y los resultados de este tipo de conflicto. Y así tras una larga secuencia de escándalos artificiales y un largo rosario de cadáveres políticos, a la postre lo que se perderá es la oportunidad de cambiar el gobierno (real) de Madrid.

 

 

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Para Pablo es ajedrez, pero se trata de una performance https://blogs.publico.es/contraparte/2016/01/26/para-pablo-es-ajedrez-pero-se-trata-de-una-performance/ https://blogs.publico.es/contraparte/2016/01/26/para-pablo-es-ajedrez-pero-se-trata-de-una-performance/#respond Tue, 26 Jan 2016 08:22:26 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1120 Continuar leyendo "Para Pablo es ajedrez, pero se trata de una performance"]]> .

Raúl Sánchez Cedillo (@SanchezCedillo)

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En casos y circunstancias como el que nos ocupa conviene no amagar con pistas o mcguffins: pase lo que pase, habrá elecciones generales en la próxima primavera.

Y ya han hablado los simpáticos parroquianos que dirigen la Comisión Europea. Se estaban haciendo esperar. Su papel es relativamente sencillo: solo tienen que preocuparse de recordar que la disputa parlamentaria y la libertad de los electores es solo una performance que no debería prolongarse demasiado y que solo puede terminar con una misa de difuntos del cambio sistémico y un aleluya al austericidio de las clases subalternas. Saben perfectamente que unas próximas elecciones son una especie de segunda vuelta del 20D, es decir, algo completamente normal en países como Francia, Portugal, Polonia Austria, Finlandia, Eslovaquia o Eslovenia, por citar solo Estados miembros de la UE. Lo que no les gusta es el reparto de la función y la probabilidad creciente de desenlaces poco favorables para el 1%.

Compartimos con la parroquia de Juncker la escasa apreciación de las virtudes del arte dramático parlamentario y la cruda franqueza en la descripción de las alternativas en juego: ninguna que modifique los dictados de la dictadura comisaria del Eurogrupo. Somos igualmente escépticos respecto a las lecturas que ven en el resultado de las elecciones del 20D un mensaje de la ciudadanía que ha de ser interpretado. Sí, tanto Lenin como Carl Schmitt venían a decir que los parlamentos de la democracia liberal eran una feria de ventrílocuos de una persona ausente, el pueblo. Pero hoy, como han señalado recientemente Francisco Jurado y Juan Moreno Yagüe, la presencia y la decisión de la multitud ciudadana no puede detenerse a las puertas de los parlamentos, so pena de desbaratar el proyecto constituyente al que el orden de las cosas nos ha abocado.

La «gran jugada»

Hay que respetar y seguir con atención las entradas en escena de Pablo Iglesias e interpretar el sentido de sus gestos, la «jugada» de su propuesta de gobierno de coalición y las maneras con las que ha sido anunciada. Ahora bien, la paradoja de los parlamentos en las democracias constitucionales reside en que el mandato representativo, a diferencia del imperativo, permite a los representantes hacer lo que quieran con este, casi siempre con consecuencias nefastas. Recordemos, por ejemplo, la rebelión contra Suárez de Herrero de Miñón, Fernández Ordóñez y otros barones de la UCD en la legislatura 1979-1982, o el voto casi unánime del grupo socialista en el Congreso y el Senado a la reforma a la carta del art. 135 de la Constitución, ese que absolutiza la prioridad del servicio a los acreedores en menoscabo de los derechos sociales (sí, Pedro Sánchez lo votó en un día confuso). Sabemos que la propuesta de gobierno presentada por el grupo formado por Podemos y las confluencias es una performance, un acto que atiende sobre todo a los efectos sobre el contexto que tienen los actos de habla. La propuesta de Pablo nos dice algo más de las intenciones del hablante que de la realidad de aquello que se habla, pero: ¿hay algo más que metáforas del ajedrez en los gestos del grupo encabezado por Pablo Iglesias? ¿Cabe pensar en rigor que podrían llegar a formar gobierno con el PSOE?

La respuesta reside en el grado de libertad excepcional que a Pedro Sánchez le ha tocado gestionar tras el 20D. La arbitrariedad que permite el mandato representativo y el funesto pronóstico que los tiempos le reservan a su partido son el factor que añade algo de incertidumbre a la representación en curso, si bien en dosis muy escasas.

Pedro sin causa

Pedro Sánchez necesita gobernar a toda costa si quiere seguir con vida, pero sabe que solo podrá tomar un respiro cuando haya acabado con la vida política de sus adversarios más cercanos: a) los barones de su partido, las gentes de PRISA y las bandas de las que suele ser portavoz y patriarca Felipe González; b) Pablo Iglesias y los representantes de las confluencias.

Por eso, el ojo de la aguja por el que pretende pasar Pedro Sánchez es tan pequeño que nos obliga a adentrarnos en las incertidumbres de la mecánica cuántica. Aunque la vida del fotón Pedro se nos antoja breve, él parece convencido de que ningún instrumento de medida política puede dictaminar si ha pasado por el agujero o ha sido desviado por un gravitón sevillano. Se trata de continuar en su función de onda hasta que los adversarios perezcan en un colapso de interferencias. Por supuesto, todo ha de hacerse dentro de un orden. Primero se trataría de contener a las hordas baroniles con la promesa de que un eventual gobierno de coalición con Podemos será una celada que permita poner fin a la amenaza que este supone. Luego sería el momento de entablar la negociación con Pablo Iglesias, aceptando el órdago con la confianza de que las tareas de gobierno serán mucho más devastadoras (bajo la tormenta perfecta de la Troika, el IBEX y la «gran coalición» tertuliana) para quienes abogan por la ruptura, que para quienes ni siquiera quieren romper la Regla de oro del equilibrio presupuestario. Romper las negociaciones por la testarudez de Podemos en el asunto del referéndum no supondría sino apuntarse un tanto de consolación antes de pasar por el cadalso socialista. Pedro Sánchez no se dispone pues a cruzar el Rubicón: antes bien, considera en todo caso que puede ser el mejor piloto en el juego de la gallina contra los barones y Pablo Iglesias. Otra cara bonita destrozada en las carreras.

¿Por qué? Porque la aceleración es creciente, el balance de costes y beneficios entre él y Pablo Iglesias demasiado desigual y, sobre todo, porque el coche de Pedro Sánchez carece de frenos. O alguien quita el muro de en medio o su belleza se volverá bidimensional. Todo esto lo sabe perfectamente Pablo Iglesias. Sabe que el eventual coste de compartir o quedarse con todas las culpas por la no formación del «gobierno del cambio» es un riesgo que vale la pena, porque al fin y al cabo: a) ello no supondrá a medio plazo ningún fortalecimiento del PSOE, antes al contrario; b) resulta infinitamente peor la perspectiva de una división interna dentro del grupo parlamentario en torno a cuestiones como el si, cómo y cuándo de un referéndum sobre Cataluña (por ejemplo), o la de graves conflictos internos en torno a la gestión y el control desde abajo del gobierno y el grupo parlamentario «confederal» en el escenario del pacto con Pedro Sánchez, esto es, en un horizonte que solo puede traducirse en dar una de cal y otra arena; y c), que es la decisiva, no puedes gobernar como fuerza minoritaria con un partido al que, retóricas aparte, deseas pública y ostensiblemente una despiadada pasokización.

El tiempo del go

Así que nada de ajedrez. Entre otras cosas, porque se calcula que en el ajedrez el número de posiciones aceptables en una partida se mueve entre 10 y 10, mientras que, como hemos visto, aquí posiciones y movimientos sensatos se cuentan con los dedos de una mano. Pero hay algo en esa fijación con el ajedrez que remite al cogollo de la teoría del poder político de Pablo Iglesias, concebido precisamente como una disputa entre soberanos y príncipes, como un espacio vacío que ha de ocupar una u otra elite para darle un uso ad libitum imperatoris. Hay algo más que retórica en el recurso a la malograda locución del compromiso histórico, que en su versión original se tradujo en la autoinmolación del PCI de Berlinguer en el altar de la austeridad frente a las demandas sociales y la represión despiadada de aquel antepasado del 15M que fue el movimiento del 77. Hay la convicción de que existe una autonomía de lo político (del Estado de partidos, de la clase política, de los parlamentos) respecto a la potencia compuesta de los contrapoderes sociales y ciudadanos, y que en última instancia la suerte del cambio político se ventila en las jugadas maestras de ese intelectual colectivo que es el Partido (o más bien su dirección carismática).

Sin embargo, tal y como enseña la propia historia del PCI de Togliatti y Berlinguer, la autonomía de lo político es siempre para lo peor, a saber: para la desarticulación de la relación democrática entre el nuevo tipo de contrapoderes sociales que nace con el 15M, con la PAH, las mareas y el municipalismo, y el instrumento –solo un instrumento– que permita desbloquear la entrada de la calle en el parlamento y la transformación de este en una asamblea subordinada al ejercicio directo del poder constituyente por parte de las y los ciudadanos. Estamos ante tensiones y ambivalencias que solo empezarán a aclararse dentro de semanas o meses, cuando el obstáculo Sánchez haya sido retirado del camino.

Sigue siendo cierto que la estrella polar del cambio político es el mandato constituyente expresado desde el 15M. Por eso es mucho más urgente pensar en la secuencia que se abrirá desde la convocatoria de nuevas elecciones a la gestión del resultado electoral, pasando por la ampliación y la radicalización democrática de las confluencias y su reflejo en la elección de las candidaturas y la construcción de los programas políticos. Se tratará entonces de plantear una oferta de gobierno radicalmente democrático, que mire tanto a las sedes europeas de la dictadura comisaria como a la participación real (molesta, por lo tanto) de la ciudadanía en la definición y organización del proceso o los procesos constituyentes en el todavía Reino de España.

Construir la invencibilidad

Sun Tzu repara en los preparativos de la victoria y recuerda que el ejército victorioso solo entra en combate después de haber conseguido la victoria, dicho de otra manera, que la invencibilidad depende de uno mismo mientras que la vulnerabilidad corresponde al enemigo. Seguramente Pablo Iglesias ha reparado en ello y no olvidará que con las nuevas elecciones se trata de construir, en común, la invencibilidad de las fuerzas del cambio al margen de golpes de genio ajedrecístico. Yanis Varoufakis ha expresado su preocupación ante la posibilidad de un pacto de gobierno con los socialistas. Tal vez sea porque él, el especialista de la teoría de juegos, salió muy escaldado de la disputa con la bestia del Eurogrupo.

El 15M abre el periodo del juego del go, que desplaza esa fantasía de una justa viril entre soberanos que se disputan un poder vacío. Por el contrario, en el go se trata de la ocupación y la hegemonía del y en el espacio de lo político mediante los movimientos distribuidos de una multitud de fichas iguales (de gotas, de personas, de ciudadanos), hasta impedir al adversario el ejercicio eficaz de sus poderes determinantes, hasta rodearlo y paralizarlo. La estrategia pertenece a la multitud ciudadana, y la forma del asedio consiste en la expansión y articulación eficaz de la participación y la radicalización democrática de los subalternos. Algo muy distinto del rol de público en los torneos de los grandes maestros del escaque.

 

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Las brechas de la máquina de guerra electoral https://blogs.publico.es/contraparte/2016/01/12/las-brechas-de-la-maquina-de-guerra-electoral/ https://blogs.publico.es/contraparte/2016/01/12/las-brechas-de-la-maquina-de-guerra-electoral/#respond Tue, 12 Jan 2016 08:59:22 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1110 Continuar leyendo "Las brechas de la máquina de guerra electoral"]]> .

Álvaro Oleart y Juan Domingo Sánchez Estop

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Hacía tiempo que se esperaba un análisis de los resultados electorales y de la coyuntura política que estos han determinado por parte de la dirección de Podemos. Tal vez ese análisis ha tardado casi un mes porque los resultados no cuadraban con las expectativas de quienes dirigen Podemos. En estas elecciones, ni la coalición formada en torno a Podemos ni los métodos de sus distintos componentes —en todos los casos muy distintos de los de la vertical y centralista "máquina de guerra electoral" diseñada para "asaltar los cielos"— han correspondido a las expectativas de Iglesias-Errejón y su equipo. A pesar de las renuncias democráticas impuestas a los militantes de Podemos, de la ingrata disciplina de empresa de comunicación carente de pluralismo real y del mando centralizado —que todo lo decide sin ningún tipo de consulta que no esté estrictamente controlado—, los objetivos de la dirección solo se han cumplido a medias. Además, si la coalición alrededor de Podemos consiguió resultados decorosos, ello se debe en buena parte a la movilización de elementos municipalistas enteramente ajenos a la estrategia "populista-electoral" de la dirección del partido.

El artículo de Íñigo Errejón titulado "Abriendo brecha: apuntes estratégicos tras las elecciones generales" publicado en Público ayer mismo, muestra que el objetivo previsto no se ha realizado: ciertamente se ha abierto brecha en el sistema político del régimen, pero se está lejos de haberlo derribado. Si se lee con atención, el análisis de Errejón asume como horizonte la idea de autonomía de lo político. Para él la política es un juego autónomo, con su propio espacio y sus propias reglas: unos partidos desplazan a otros en la medida en que son portadores e incluso generadores de sentidos de la realidad, no en cuanto encarnan intereses y fuerzas sociales. Se refiere Errejón a la excepcionalidad de las legislativas del 20 de diciembre en los siguientes términos: "El hecho mismo de que nadie discutiese que el 20D no era una competición electoral ordinaria, constituye ya una victoria de quienes trabajan para el cambio político y la soberanía popular por cuanto no era "necesario" por ninguna acumulación de circunstancias sino el resultado de una disputa por el sentido." La política es para el secretario político de Podemos disputa por el sentido, no lucha social entre distintos actores.

Naturalmente, en el mundo de Errejón no se habla de la crisis, no existen clases ni conflictos que no se den en una esfera rigurosamente simbólica. La consecuencia de esto es que cada actor de la escena política —cada partido y dentro de cada partido cada dirección— se ve a sí mismo como el productor de un sentido que, posteriormente, inspira movimientos sociales y antagonismos. La objetividad tozuda de la crisis, la precarización general del trabajo que afecta a las propias clases medias no existen aquí. La crisis política española no tiene que ver en este marco de análisis con la imposibilidad de representar una crisis y unas resistencias que existían mucho antes de Podemos, sino con el juego entre sentidos abstractos como "lo nuevo", "lo viejo", "los privilegiados", "las fuerzas de alternancia", "las fuerzas del cambio"...

Asistimos así a un combate de abstracciones en el que la dirección de Podemos genera su propio sentido e intenta hacerlo compartir a las mayorías sociales. Sin duda, el método de análisis centrado en la pugna por el sentido es útil para preparar una campaña electoral, pero claramente insuficiencia para una comprensión de las fuerzas reales en presencia. El populismo es un estilo discursivo. Es una forma, no un contenido. Por eso, el populismo, en tanto discurso, no está necesariamente ligado a ninguna ideología o proyecto político ni a ningún interés social definido. En este sentido es un método óptimo para el recambio de élites, pero resulta insuficiente para una estrategia de cambio social efectivo. Quizás no haga falta insistir en que se requiere mucho más que una estrategia discursiva para derribar al régimen, al menos si esto es realmente lo que se desea.

La hipótesis populista errejoniana no permite entender la acción de realidades sociales ajenas a ella. Por ese motivo, para Errejón, la brutal bajada de la intención de voto de Podemos en los sondeos posteriores a enero de 2015, responde exclusivamente a las campañas de desprestigio lanzadas contra Podemos por los medios, no a la incapacidad de esta organización —tras su cierre verticalista de Vistalegre— de seguir echando raíces en la sociedad real, asumiendo su complejidad y pluralidad efectivas. Toda posibilidad de autocrítica queda así cerrada. No existe un exterior en que apoyarse para formularla. Como en todo discurso ideológico, si una hipótesis falla total o parcialmente, la causa de este fallo es siempre exterior. O como los viejos teólogos, "Dios no puede ser el autor del mal".

No menos interesante es el modo en que a través de este discurso ideológico se reelabora la realidad. Si a pesar del declive del núcleo central de Podemos, este partido y las candidaturas a él asociadas han tenido un éxito relativo, ello se debe a la importación de pluralismo a partir del exterior, en concreto de los procesos municipalistas (En Común, En Marea), infinitamente más participativos y horizontales que el partido de Iglesias. Obviamente Errejón no puede reconocer esto sin arruinar su propia hipótesis y tiene que traducirlo a términos compatibles con su estrategia, aunque para ello tenga que valerse de una dialéctica algo descabellada. Así la estrategia nacional-popular, basada en "un discurso patriótico de nuevo tipo" tiene que reconocer el hecho tozudo de la plurinacionalidad, pero también el hecho de que vivimos en una sociedad capitalista europea del siglo XXI y de que en ella existe "una composición social individualizada en la que la relación con lo público se establece a menudo más como 'ciudadano' que como 'pueblo'". En efecto, es difícil hacer de un conjunto plurinacional una nación, pero no lo es menos hacer de una multitud de individuos que desean participar activamente en la vida política un "pueblo". Como en un juego de prestidigitación, la hipótesis populista choca con la realidad y se fractura, pero su fracaso teórico y político se reinterpreta como éxito. Se pasa así por alto la especificidad de los procesos participativos y democráticos que permitieron la victoria de las candidaturas de unidad popular en muchas ciudades y que salvaron a Podemos en las legislativas de unos resultados mediocres, o lo que es lo mismo, de una previsible marginalidad.

El proceso de construcción de un "pueblo plurinacional", objetivo explícito de la cúpula de Podemos, conlleva además el riesgo de un soberanismo que olvide completamente la cuestión europea y global. Ni siquiera un Podemos con mayoría absoluta en España podría cambiar gran cosa para bien. Las élites son europeas y globales. En consecuencia, un movimiento contra-hegemónico debe incluir necesariamente una dimensión global. La correlación de fuerzas inmediata se juega a nivel europeo.

En definitiva, la lógica de la producción de sentido acaparada por una dirección es un límite obvio para la conquista de la hegemonía. Para constituir una potencia común deben multiplicarse las producciones de sentido y entretejerse. El sentido que los animales políticos damos a nuestra acción es inseparable de otras producciones que no son de mero sentido, sino de nueva realidad: el trabajo, las luchas, el amor, la inteligencia siempre colectiva, mientras que la idiotez es solitaria. La producción de sentido es necesariamente colectiva, lo cual implica que hace falta una articulación social más allá de la unilateralidad de los medios de comunicación. En ningún modo, puede llegar a triunfar por medios y con efectos democráticos una estrategia que prive a la gente común de su papel en esta producción. El monopolio de la producción de sentido por parte de la "máquina de guerra electoral" va ligada directamente a la lógica de la representación. El famoso "No nos representan" del 15-M ha sido rápidamente olvidado en favor del núcleo irradiador. El cierre sobre este núcleo como productor exclusivo de sentido genera una impotencia rayana en el delirio, obscurantismo y lenguaje de papagayo, impide hacer frente a la realidad y a lo común de los seres humanos, imposibilita la autocrítica, impide luchar con eficacia y establecer las alianzas necesarias. Impide vencer.

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El cielo se toma por consenso, no por asalto https://blogs.publico.es/contraparte/2015/12/23/el-cielo-se-toma-por-consenso-no-por-asalto/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/12/23/el-cielo-se-toma-por-consenso-no-por-asalto/#respond Wed, 23 Dec 2015 09:04:05 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1078 Continuar leyendo "El cielo se toma por consenso, no por asalto"]]> .

Grupo Promotor de Ahora en Comun*

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Al igual que sucedió el pasado mes de mayo, hoy vuelven a sonar las campanas de la confluencia, pero en esta ocasión por el duelo de las oportunidades perdidas. Muchos han recordado la idea de la confluencia que animó las candidaturas municipalistas. Se trataba, como ya ocurrió en Barcelona, Coruña, Cádiz, Madrid, Zaragoza y muchas otras ciudades, de construir una candidatura capaz de alcanzar el gobierno del Estado y de tomar, por una vez, el cielo por consenso.

Pero ¿a qué tanto revuelo, acaso no han sido espectaculares los resultados de Podemos? Al analizar los datos electorales, se deduce que "en confluencia" y "en consenso" podrían haber sido mucho mejores.

Para probar esta afirmación partimos de dos hipótesis. La primera arranca del caso de que en esa candidatura de confluencia hubiera participado Izquierda Unida y sus agrupaciones autonómicas; y que también los partidos Mes y Nos (BNGa) se hubieran sumado en Baleares y Galicia, respectivamente. La segunda considera el supuesto de que las sumas no son aritméticas, pero que para simplificar los datos conviene obviar los efectos negativos, y sobre todo positivos, que hubiera tenido una confluencia de marcado protagonismo ciudadano. En otras palabras, consideramos que los datos que se ofrecen son todavía conservadores.

Pues bien, de acuerdo con estas premisas, surge un paisaje electoral revelador. El PP habría visto disminuir sus asientos en el Congreso de 123 a 116, un total de 7. Ciudadanos habría conseguido cinco escaños menos, el PSOE cuatro y el PNV uno. A su vez, la Confluencia-Podemos habría obtenido 19 diputados más, 17 por sinergias entre los restos de Hondt en las provincias y dos por los ya logrados por IU-UP. La confluencia sería además la segunda fuerza en votos y escaños: 24,75 % de los votos y 88 escaños frente a los 22,01% de votos y 86 escaños de PSOE.

Los nuevos diputados se hubieran logrado en las circunscripciones de Albacete, Granada, Jaén, Sevilla, Zaragoza, Teruel, Baleares, Las Palmas, Guadalajara, Ciudad Real, Murcia, Araba, Bizkaia, A Coruña y Pontevedra. El mapa electoral resultante se teñiría de morado en Baleares, las Palmas, Bizkaia y Valencia, donde además de Barcelona y Tarragona, la confluencia sería primera fuerza. En un hipotético pacto post-electoral con el PSOE, se sumarían 174 escaños, únicamente a dos de la mayoría absoluta.

Grafico comparacion

De otra parte, es preciso reconocer que los mejores resultados de las fuerzas del cambio se han logrado allí donde se han producido estas confluencias y en las que el protagonismo ha tenido un marcado carácter ciudadano que se ha tomado "prestado" de los pasados éxitos de las candidaturas municipalistas. Así en Catalunya, la fuerza mayoritaria ha resultado ser En Comú Podem, al tiempo que el PSC se desplomaba y Convergencia perdía la mitad de sus escaños en favor de ERC y los once del PP de la pasada legislatura se repartían con C´s. El éxito de la candidatura encabezada por Colau ha residido no sólo en su capacidad para atraer a antiguos votantes de otras formaciones (principalmente socialistas), sino también al aumento de la participación y la captación de anteriores abstencionistas.

Grafico catalanas

En Galicia, la candidatura unitaria En Marea, inspirada claramente en los éxitos de Coruña, Ferrol y Santiago, obtiene un resultado excelente con 6 escaños, siendo fuerza mayoritaria en algunas las principales ciudades, incluida Vigo. En paralelo, el PP, que sigue siendo la fuerza mayoritaria, se ha despeñado, perdiendo cinco escaños, de los que sólo uno ha pasado a Ciudadanos. De nuevo aquí, la participación ha sido mucho más alta que en 2011, pero como en el caso anterior ha sido En Marea quien ha captado la mayor parte de ese nuevo voto.

Por último en Valencia, la candidatura unitaria Podemos-Compromís, que ha obtenido más del 25% de los apoyos y 9 escaños, ha surgido como la principal fuerza en el área metropolitana de Valencia. El PP, todavía mayoritario en la autonomía, ha perdido sin embargo la mitad de sus escaños, al tiempo que el PSOE acumulaba otros tres.

Si reconocemos, como parece, que la inspiración de las confluencias municipalistas ha sido clave en estos resultados, conviene recordar cómo se logró el éxito del pasado 24 de mayo. Se trató de un esfuerzo colaborativo en el marco de un proceso democrático y unitario que incluyó a movimientos sociales, fuerzas políticas alternativas, partidos locales, federaciones de IU y círculos de Podemos. Este trabajo conjunto se produjo en un marco de igualdad y de democracia interna, lo que facilitó la participación de personas con una legitimidad local reconocida, personas la mayor parte de las veces no vinculadas a los partidos tradicionales. El trabajo, la democracia y la ilusión logró ese milagro que consiste en que lo que faltaba en medios materiales se supliera con esfuerzo colectivo y entusiasmo.

Los 88 escaños que se hubieran logrado con la mera reunión del voto de Podemos e IU el pasado 20D responden, no obstante, a unas expectativas conservadoras. Como se ha avanzado, existe un efecto multiplicador difícil de ponderar pero que se puede intuir por la capacidad de arrastre que tuvieron las candidaturas municipalistas más exitosas del pasado mayo. De hecho, en unas elecciones generales es previsible que este efecto sea aún mayor, como muestran las confluencias Valencia, Catalunya y Galicia. Y esto por dos motivos: de un lado, la mayor trascendencia política que tiene la elección del Parlamento y, de otro, la constatación de que se puede lograr el gobierno, tal y como se demostró en las pasadas municipales. No debemos olvidar que las elecciones de mayo fueron una prueba de fe y de ilusión. Ahora sabemos que "si se puede", y que bastaba abrir ese proceso de confluencia para que se hubieran movilizado fuerzas insospechadas en la pasada campaña.

De todo lo dicho, se puede extraer una lección fundamental: tenemos que activar la autorganización local a fin de afrontar el siguiente ciclo electoral. Debemos superar los estrechos intereses partidarios y exigir a los partidos que se plieguen a la necesidad conformar una candidatura unitaria. Debemos trasladar a las cúpulas de los partidos la certeza de que sus días de acción al margen de la gente han llegado a su fin. Debemos promover una candidatura unitaria, levantada mediante un proceso que cuente con amplia participación ciudadana, democrática y horizontal.

Por todo ello, hacemos un llamamiento a la responsabilidad, a las bases de todas las fuerzas del cambio y a la ciudadanía en general, para no perder otra oportunidad como la del pasado 20 de diciembre. Para ganar es preciso reconocer los errores pasados y sobre todo es necesario hacer las las cosas En Común.

 

* El llamado Grupo Promotor de Ahora en Común impulsó esta iniciativa el pasado mes de julio, redactó el manifiesto original y recogió las primeras firmas. Se retiró de Ahora en Común en el mes de septiembre cuando la iniciativa ya parecía descarrilada de los cauces originales, sometida a la negociación, finalmente infructuosa, entre Podemos e IU.

 

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¿Un solo pueblo? Podemos y el proyecto de catalanización de las clases populares https://blogs.publico.es/contraparte/2015/12/14/un-solo-pueblo-el-proyecto-de-catalanizacion-de-las-clases-populares-y-el-espacio-politico-de-podemos/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/12/14/un-solo-pueblo-el-proyecto-de-catalanizacion-de-las-clases-populares-y-el-espacio-politico-de-podemos/#respond Mon, 14 Dec 2015 10:06:31 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=1008 Continuar leyendo "¿Un solo pueblo? Podemos y el proyecto de catalanización de las clases populares"]]> Nuria Alabao (@Nu_alabao)

Publicado en catalán en Sentit Crític

La campaña del 27S –con el PSC en caída libre– desató una batalla por conseguir los votos de la periferia metropolitana de Barcelona y otros lugares de Catalunya de rentas bajas. El espacio del soberanismo también intentó apelar a estos estratos sociales más desafectos al proyecto independentista. Desafectos porque una buena parte de la clase trabajadora catalana, sobre todo la urbana –aunque no sólo– por hijos y nietos de inmigrantes españoles, a menudo de lengua castellana y en general ajenos al imaginario nacional catalán hegemónico. El procés ha contribuido a alejarlos más, y ha puesto en cuestión el tradicional proyecto catalanista de izquierdas.

Como signo de este maremoto subterráneo, el actual cabeza de lista de ERC a las generales no habla catalán, al menos en público, se reinvindica "hijo y nieto de andaluces" y proviene de Súmate –la organización soberanista dirigida a charnegos–. El processisme se ha revelado como una vía de promoción social para los descendientes de inmigrantes españoles en una sociedad de clases tan rígida y desigual como la catalana.

El reverso de esta estrategia está representado por la nueva confluencia En Común Podem –Podemos, Barcelona en Comú, ICV y Euia–. Esta formación parece presuponer como propio el voto de las periferias densamente pobladas e intenta atraer a la clase media que se ha ido decantando por la independencia estos últimos años a partir de un reforzamiento del discurso soberanista. Algo así como "somos los únicos que podemos hacer avanzar la cuestión porque representamos la posibilidad de un referéndum pactado con el Estado". Ante el momento de bloqueo al que se ha llegado en el procés, cada vez más independentistas vuelven a reivindicar esta salida y Podemos es el único partido estatal que lo ofrece. Así que la apuesta, que parecía arriesgada, no parece estar restando en el resto de España, mientras que en Cataluña puede atraer a mucho votantes, sobre todo de la CUP.

También se ha insistido mucho en la independencia respecto a Podemos estatal con la constante repetición de que habrá un grupo propio en el Congreso. O sea, una parte de esta nueva confluencia no quiere que se les identifique excesivamente como Podemos porque buscan el voto soberanista que interpretan como altamente alérgico a la formación morada. Lo que sí quieren son sus votantes "metropolitanos". Pablo Iglesias y Ada Colau en la Sexta hablando en castellano de temas sociales y revolución democrática, Xavi Domènech y Marta Sibina en Tv3 y Catalunya Radio con alguna apelación a la República Catalana, parece ser la apuesta que parte de la dualidad de nuestro sistema mediático: votantes de determinada renta y origen no consumen medios en catalán.

¿Un solo pueblo? Podemos y el proyecto de catalanización de las clases populares
Acto de Barcelona en Comú mayo de 2015 / Foto cedida por Marc Lozano

¿Es posible una nueva hegemonía catalanista?

En realidad el proyecto de En Comú Podem está todavía por materializarse y habrá que esperar a ver cómo se configura después del 20D, pero apunta maneras. La estrategia de apelar a lo que se identifica como el "centro" en Catalunya –esta dualidad de votantes articulada a partir de lo que fue la hegemonía catalanista de izquierdas– es sin duda hoy algo más complicada. Al menos si la cuestión nacional vuelve a ser el centro del debate político, y si se le sigue imprimiendo a las elecciones un peso "plebiscitario". Con la polarización de los últimos tiempos se hizo muy difícil ocupar una posición "centrista" –el ni sí ni no, sino referéndum–. Al menos en esa codiciada "periferia" donde el discurso ambiguo de CSQEP –entre otros factores– ya provocó en las pasadas elecciones que muchos votantes se arrojaran en brazos de C’s. Sin embargo, si el procés se estanca y pierde credibilidad o aumenta el cansancio ante la falta de avances, quizás la cuestión deje de ser omnipresente y por tanto de polarizar –de empujar gente a los extremos–.

Para esa posible creación de una hegemonía catalanista de izquierdas, muchos ponen como ejemplo la del PSUC –el gran partido comunista catalán–, pero el contexto es otro, y el ejemplo es, cuanto menos, cuestionable. La estrategia "integracionista" o de "catalanización" de las clases populares castellanohablantes de este partido estaba pensada para impedir la división de la clase obrera en la lucha contra el franquismo –postulados aplaudidos públicamente por Pujol, que reconoció en los comunistas locales a otro partido con "responsabilidad" nacional–. Pero en realidad las luchas en las que el PSUC participaba operaban integrando a los trabajadores en una clase obrera confrontada a otra, no en un "pueblo" catalán imaginado como unidad. Muchos jóvenes de barrio, por tanto, han crecido escuchando como sus padres o abuelos lucharon por los derechos democráticos y nacionales de Catalunya en el PSUC o en la Asamblea de Catalunya, pero después de casi tres décadas de hegemonía del catalanismo conservador, la mayoría de ellos son indiferentes e incluso hostiles hacia el movimiento nacionalista.

Lo que pasó en este tiempo es que nuestro particular bipartidismo –CiU en autonómicas, PSC en estatales– promovió una cierta imagen de la cultura catalana a través de los medios de comunicación y la maquinaria institucional y a golpe de talonario. Nuestra versión de la Cultura de la Transición definió lo catalán dejando fuera a muchos que no se sentirán representados en ella o que simplemente no serán llamados a elaborarla. En ese tiempo, buena parte de las periferias, con un movimiento obrero en descomposición, se adhirieron al proyecto catalanista light del PSC, legitimado por unas mejoras urbanas que los barrios vivieron como conquistas propias. Pero la construcción de escaleras mecánicas y parques se queda en poquita cosa frente a una segregación con profundas raíces socio-económicas. No es extraño así que en muchas de estas zonas haya anidado también una desconexión "emocional" respecto a la construcción nacional del país.

Las nuevas generaciones demuestran el fracaso del catalanismo de izquierdas con una parte muy significativa de la clase obrera que no se siente parte de la "sociedad civil catalana". Gentes que no encajan en la imagen idílica de una Catalunya inventada de la que los nacidos en Murcia o Huesca están excluidos, material y simbólicamente y que se confrontan cotidianamente con un clasismo basado en la lengua, la cultura y el lugar de nacimiento –la desigualdad educativa tendrá un papel destacado en esto–. Lo de "un sol poble" no es más que un relato que no se puede cuestionar pero apenas sirve para atrapar algo nuestra realidad.

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Acto de Barcelona en Comú mayo de 2015 / Foto cedida por Marc Lozano

Las bases de Podemos

Cuando surgió Podemos hace ya un año y medio generó en barrios populares una ilusión que no se había visto desde la Transición, y lo que es más importante, también capacidad de movilización. Cientos de círculos surgieron en muchos rincones de la periferia metropolitana de Barcelona, pero también en el Baix Llobregat, en Tarragona, en las afueras de Badalona, en el Vallés, muchas veces, en los barrios más castigados.

La gran oportunidad que representaba Podemos era la de contribuir a organizar a un segmento social que casi nunca había militado con anterioridad –con algunas excepciones como en la PAH o en algunas zonas como Nou Barris donde participan en luchas barriales–. Un estrato sociológico que no puede suscribir el independentismo porque históricamente no se identifica con la cultura oficial que sostiene a a las clases medias y de la que se sienten excluidos.

Pero este espacio político de Podemos nunca se llegó a probar. Ese que era no catalanista, de defensa de los derechos sociales y la democracia radical –que incluye referéndum– pero también un claro no a la independencia. O al menos con el reconocimiento explícito de que la independencia no es la prioridad, sino que lo es la mejora de las condiciones de vida. Las confluencias cerraron la puerta a la posibilidad de explorar este hueco, la izquierda catalana tiene demasiadas piedras en la mochila –entre ellas su propia pertenencia a la clase media catalanista– para atreverse a llenar ese espacio que existe y que está ocupando en gran medida Ciudadanos.

En Comú Podem recoge ahora el testigo. Barcelona en Comú ha sido probablemente la única propuesta de izquierdas que en los últimos años ha consiguido salirse del tablero soberanista y situar delante otras prioridades. ¿Será capaz de evitar ahora la tentación "catalanizadora" hacia esas clases populares que quieren igualdad y derechos y no "integración cultural"? ¿Podrá conservar las bases de Podemos al tiempo que se lanza a por el electorado de clase media? Está por ver si sabrán valorar y acompañar la enorme oportunidad que representa poder contribuir a organizar a ese segmento social, porque de ello no sólo dependen los resultados electorales, sino la capacidad de incidencia de este nuevo proyecto político. Lo que nos hace falta, más que votos o representantes parlamentarios, es algo así como una CUP no soberanista, que sea movimiento además de partido y que pueda componerse de diversas maneras con los proyectos emancipatorios del país prioricen estos o no la independencia. Nos jugamos mucho en ello. Si fallamos, el cinturón choni volverá a quedar huérfano de proyecto político propio, y acabará en las manos de Ciudadanos. Y si sólo somos capaces de hacer un partido más con votantes pero sin organización autónoma cerraremos, probablemente por muchos años, la ventana de oportunidad que tanto reinvindicamos.

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Quien gane el centro no ganará las próximas elecciones https://blogs.publico.es/contraparte/2015/12/09/quien-gane-el-centro-no-ganara-las-proximas-elecciones/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/12/09/quien-gane-el-centro-no-ganara-las-proximas-elecciones/#respond Wed, 09 Dec 2015 08:53:46 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=975 Continuar leyendo "Quien gane el centro no ganará las próximas elecciones"]]> .

Isidro López (@suma_cero)

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Uno de los lugares comunes del análisis de los resultados del CIS y, casi seguro, de las próximas elecciones, va a ser la llamada "brecha generacional". Los "jóvenes" estarían manteniendo un comportamiento de voto radicalmente diferente de él de sus mayores y apostando fundamentalmente por Podemos y, en menor medida por C's, frente al "voto régimen" de las edades más avanzadas. Quien se adentre por esta línea de lectura, incluso haciendo las inevitables referencias a un mercado laboral muy segmentado por edad y precarizado en sus franjas más jóvenes, se arriesga a que esta quede en un simple problema de desconexión juvenil que se recuperará política y laboralmente a medida que el tiempo pase y modere los instintos radicales de la juventud.

Sin embargo, es muy posible que esta "brecha generacional" sea el síntoma de algo diferente y de cuyo diagnóstico correcto dependen las posibilidades de una política de transformación social. El fenómeno de fondo es la crisis de la clase media y la edad de los votantes simplemente marca una de sus principales líneas de inestabilidad. La clase media, entendida en términos políticos, es una declaración subjetiva de conformidad con el modelo político y económico: "tengo lo suficiente como para no querer un escenario de lucha de clases". En el caso español, por ejemplo, la clase media política ha estado mucho más vinculada a las posiciones patrimoniales que a las salariales: ser de clase media ha sido ser propietario inmobiliario.

Una de las características centrales de las clases medias, en tanto fenómeno político, es que tienen que estar sujetas a la reproducción de sus posiciones, a una anticipación de las posibilidades de seguir manteniendo el estatuto subjetivo de clase media: "mis hijos vivirán mejor que yo". Es la incapacidad del capitalismo financiero actual para producir, siquiera remotamente, algo parecido a un orden social la que destroza esta ilusión que se rompe por los que deberían ser los herederos de esas posiciones políticas. Y la categoría "herederos" es tan amplia como en su día lo fue la sociedad de los dos tercios que tanto fascinara a los sociólogos de una generación. Amplia como  la propia categoría social "joven", que ya se mete a gusto en los 45 años, y que agrupa a los recién expulsados de esa condición middle class tanto como a los que ya han asumido que nunca alcanzaran esas posiciones.

En cierta media, la polítización de la clase media, cuando entra en un conflicto distributivo, hace que deje de ser clase media, entendida desde este punto de vista. En un excelente artículo de dos polítologos del colectivo Piedras Papel analizando el CIS [http://www.eldiario.es/piedrasdepapel/Claves-CIS-arrancar-campana_6_458864151.html], afirmaban que quien gane el centro no ganará estas elecciones. Se trata de algo que va contra todos los dogmas de la politologia y la sociología electoral española de los últimos cuarenta años: gana quien gana el centro.

Por supuesto, el centro lo tiene ganado C's que es quien tiene un proyecto más acabado de reconstrucción nostálgica de la clase media. Proyecto que, a buen seguro, irá mutando en nueva derecha autoritaria a medida que las condiciones materiales necesarias para la construcción de la clase media no aparezcan por ningún lado. El resto de partidos se ve desplazado de esa posición, no sólo por un efecto estadístico, sino porque aparecen las grietas de clase en el orden político. El PP se desliza hacia el proyecto revanchista de las derechas a medida que pierde su posición "de estado" y el PSOE, en su caída, deja ver su adscripción territorial y social en lo que alguna vez fueron clases trabajadoras que se convirtieron en clases medias. Y es que decir "centro político", no es más que otra manera de hablar de un régimen político estable con unas clases medias medianamente sólidas. Desde este punto de vista, Podemos sigue apareciendo en la línea de ruptura.

En este caso, no se trata tanto de que una política de transformación deba ser una suerte de política para jóvenes sino de entender que se está cabalgando la descomposición del agregado central de la sociedad. Igual que no todo el mundo era clase media, pero la clase media servía como punto de ordenación de todo el sistema político, la clase que emerja de sus cenizas debe ser un aglutinador social. Por lo pronto, como sucedió, en el 15M porque "los jóvenes" arrastran en su politización a "los viejos". Pero también porque donde de verdad nos la jugamos, es en la politización de las enormes bolsas de abstencionismo juvenil de las periferias urbanas, precisamente donde residen aquellos que desde hace más tiempo dejaron de tener esperanza alguna de ser de clase media.

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¿Qué nos dice de verdad el CIS? https://blogs.publico.es/contraparte/2015/12/05/que-nos-dice-de-verdad-el-cis/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/12/05/que-nos-dice-de-verdad-el-cis/#respond Sat, 05 Dec 2015 07:54:01 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=979 Continuar leyendo "¿Qué nos dice de verdad el CIS?"]]> .

Daniel Gutiérrez

Ingeniero y participante en DrY y Ganemos Madrid

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Con motivo de las inminentes elecciones generales, el CIS acaba de publicar una encuesta especial. Apenas pasadas unas horas, toda la actualidad informativa se ha puesto a girar alrededor de los resultados de esta encuesta, las sorpresas que encierra y su famosa ‘cocina’. Cuando se analizan estas cuestiones, parece inevitable reconocer una clara inclinación hacia la derecha de los chefs del instituto de sociología del estado, así como unos resultados excelentes para las iniciativas de confluencia: En Comú Podem en Catalunya, Compromís-Podem en la Comunitat Valenciana y En Marea en Galiza. Vayamos por partes.

elecciones sepiola

 

‘Cocina’ e inclinación hacia la derecha

¿En qué consiste la famosa ‘cocina’ de la que tanto se habla? Las encuestas se construyen a partir de una variable básica, la intención directa de voto (IDV). Luego esta se completa con ajustes sociodemográficos y otras preguntas como la simpatía o recuerdo de voto. Debido a su relevancia en los modelos analíticos, pero con un significado político desfasado en un contexto de emergencia de nuevos partidos, este último input resulta, sin embargo, dudoso. No nos engañemos, en los algoritmos de análisis se añaden sesgos ideológicos, en función de los objetivos del organismo que contrata cada encuesta. No se trata de algo ilegal ni tan siquiera ilegítimo, pero es un elemento que siempre se debe tomar en cuenta.

Uno de los elementos que más sorprende del último CIS es que haya presentado por separado las cifras de las confluencias de Podemos, al tiempo que presenta juntas las de PP/Foro/UPN, o PSOE/Nueva Canarias/PSC. Estrictamente podría ser razonable, ya que aún no se sabe cómo se integrarán en el Congreso todas estas formaciones. Pero esa discriminación es tan evidente que cualquier persona se puede agarrar a esta decisión para criticar la parcialidad del CIS. Una torpeza.

En cuanto a la mencionada inclinación hacia la derecha, se observa que esta es compartida por gran parte de otras encuestas, y que al mismo tiempo proyecta un resultado que debemos considerar falaz. Según la encuesta del CIS la suma de voto estimado de PP+Ciudadanos igualaría o superaría a la de PP+UPyD de 2011. Cabe recordar que el decremento de la participación ese año se debió principalmente al sector sociológico de izquierdas, decepcionado con el zapaterismo, pero que este 20D existen nuevas alternativas a las que dirigir este voto. Por eso resulta muy improbable el mantenimiento de la abstención de izquierdas que muestran estos datos. Que el PSOE está sub-cocinado en el CIS, resulta del todo obvio al escarbar en la estimación de voto Madrid. En esta comunidad, sólo le asignan 5 diputados, roza la fantasía.

De hecho, si se comparan los pronósticos del CIS respecto de la media de las encuestas, cuyos datos se recogieron en el mismo periodo (la primera quincena de noviembre), se observa que otorga al PP 2,4 puntos más que la media (28,6% frente a 26,2%). Se trata de una desviación mucho mayor que en el caso de los otros cuatro partidos seguidos en el estudio, todos ellos con diferencias de menos del 1 %.

Otro indicador del sesgo "derechista" es la transformación de unas Intenciones Directas de Voto muy similares entre Ciudadanos y Podemos+Confluencias, con unos resultados de estimación hinchados para la formación de Rivera respecto a la de Iglesias, lo que resulta en principio injustificado cuando los dos están sometidos a prácticamente los mismos condicionantes. Recordemos que en las autonómicas ya ocurrió algo similar cuando las previsiones para Podemos se ajustaron más o menos a la realidad del recuento de votos, al tiempo que las de Ciudadanos resultaron por completo exageradas, en algunos casos con diferencias de hasta el 80%. La única diferencia de tratamiento en estos dos casos no es analítica y sólo se puede explicar por el sesgo político de la dirección de la encuesta.

 

Las cifras ocultas y el empuje de las confluencias

Reconociendo, por tanto, que la cocina del CIS desvirtúa sus estimaciones y que no disponemos de los mecanismos de corrección sociodemográfica, sólo nos queda el análisis de los datos directos, como  la intención de voto y la simpatía declarada. Aun si se asume que hay un 40 % de indecisos y que persiste un complejo cuadro de indecisión entre los distintos partidos, la IDV sigue siendo la fuente primaria de información. Al proyectar los votos con un multiplicador similar para todos, obtenemos el siguiente marco: el PP y el PSOE están en un pañuelo, con entre un 24% y un 26% de voto estimado, a su vez, Ciudadanos y Podemos (con sus confluencias) andan también en empate técnico en una horquilla que va del 17 al 19%.  Para estas dos formaciones, y debido al sistema español de circunscripciones electorales, cada provincia se va a convertir en un campo de batalla por la tercera posición que tendrá muchísimas más posibilidades de obtener un escaño que la cuarta.

La sorpresa viene, no obstante, de las extraordinarias cifras que pueden llegar a obtener las candidaturas de confluencia. Rondan el 20%-25% en sus respectivas áreas geográficas, disputando el primer puesto a las fuerzas tradicionalmente hegemónicas, especialmente en el caso de Barcelona. Son datos próximos al fenómeno de las ‘alcaldías del cambio’ en las elecciones municipales de mayo. Y es que estas "sopas de siglas", que vienen acompañadas de liderazgos fuertes (Colau, Oltra, Beiras), pueden alcanzar resultados mucho mejores que la mera suma de sus partes. Además, para estas formaciones de nuevo cuño resulta muy difícil ‘cocinar’ sus datos desde el punto de vista algorítmico, y por ende manipularlos políticamente a la baja; por eso, la fiabilidad de los mismos es alta. Así parece que la hipótesis confluyente triunfa, aún sin haber conducido a procesos todo lo participativos que hubiera sido deseable.

En definitiva, el CIS corrobora la influencia mediática del Gobierno (siempre partidista) sobre las herramientas del Estado (que debiera ser el garante del bien común). A la vez nos da que pensar sobre lo que se ha perdido al renunciar a una confluencia a escala estatal. ¿Habría generado una ola de apego similar a los que vaticina el CIS en los tres territorios mencionados?

Fuentes: Barómetro electoral del CIS Noviembre 2015,

Recopilación de encuestas electorales en España.

 

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Todos somos París, excepto los que no lo son https://blogs.publico.es/contraparte/2015/11/16/todos-somos-paris-excepto-los-que-no-lo-son/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/11/16/todos-somos-paris-excepto-los-que-no-lo-son/#respond Mon, 16 Nov 2015 11:59:29 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=959 Continuar leyendo "Todos somos París, excepto los que no lo son"]]> .

Isidro López  (@suma_cero) y Emmanuel Rodríguez ( 

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Desde el pasado viernes sangriento hemos asistido a la repetición de dos rituales políticos. El primero se refiere a la inevitable representación del poder del Estado, antes dueño de la vida y la muerte de sus ciudadanos, hoy principalmente de un derivado de lo mismo: su «seguridad». El segundo es la remisión al «Islam radical» en tanto enemigo absoluto, interno y externo de la civilización europea. «Civilización o barbarie» decía Rajoy en días pasados.

Vamos mal si nos situamos, de una u otra forma, en esta tijera que dibujan el problema (el Islamismo) y su solución (el Estado). De los rituales de Estado apenas se puede decir más que sólo sirven para validar instituciones y figuras que sólo son eso, «poder de Estado», tan impávidas y frías respecto a la suerte de sus poblaciones en esta crisis, como respecto a lo que ocurre en las guerras que han estallado alrededor de sus fronteras. Contra este poder, el mejor remedio consiste en repetir que la guerra de Siria (como la de Libia, Iraq o Afganistán) son guerras europeas y que un muerto vale lo mismo que otro muerto, con independencia de lo que cotice su color de piel o su nacionalidad en la bolsas políticas de Occidente. Valga decir que lo que le interesa al Estado no es tanto el número de muertos como su valor en términos de «seguridad», esto es, la amenaza que esto supone para las atemorizadas clases medias europeas y la prueba que esto supone a la acción del Estado. Prueba de fuerza: el bombardeo de ayer de aviones franceses sobre una ciudad Siria según un patrón que esta declinante potencia lleva probando desde hace meses. Resultado: probablemente más muertes de civiles que en los atentados del viernes pasado en París. Tanto le preocupan a Rajoy y al resto de líderes occidentales los muertos de París (y de Siria), que ayer estaban tranquilamente en Turquía, uno de los principales estados valedores del DAESH, haciéndose sonrientes fotos con Erdogan.

Respecto a lo segundo, el análisis vuelve a ser complejo, sobre todo si atendemos al enorme grado de desconocimiento que existe en Occidente sobre su puerta de atrás, yacimientos principal de «sus» reservas energéticas. Sunnies, chiies, varias ejércitos y milicias islamistas muchas veces enfrentados, líneas de financiación cruzadas de EEUU, Arabia Saudí, Rusia y la UE a distintos Estados y a veces a las mismas milicias, amén del viejo contencioso Isreal-Palestina, todo ello dentro de una región en la que la situación de guerra civil abierta o larvada se respira desde ya más de medio siglo; donde los niveles de vida, salvo excepciones, son peores que los de hace tres décadas; donde un puñado de países han sido descuartizados y vueltos inviables con la inestimable ayuda de EEUU; y sobre todo donde todos (Islam radical y países occidentales) han coincidido en marginar o destruir cualquier alternativa laica y progresista en la región, que pasara por la nacionalización del petróleo y la construcción de estados capaces de proveer unos mínimos de bienestar y democracia a sus poblaciones.

Pero es que el problema no viene, al meno no sólo, de Oriente Medio. La mayor parte de la organización de los atentados del viernes en París reside en el propio París o en la vecina Bruselas. Sabemos pocas cosas acerca de los atentados del viernes, una de ellas es que eran ciudadanos franceses pasados por el sistema escolar francés, formateados según unos valores republicanos (¿se acuerdan "libertad, igualdad, fraternidad"?) que ya no tienen ningún valor en las periferias, las famosas banlieues, de las que proceden. Se trata del mismo material que los 7.000 ciudadanos europeos que hoy combaten en Siria al lado del ISIS. Nótese bien 7.000: ninguna organización política de Occidente sería capaz de mandar ni la mitad de voluntarios a cualquier guerra extranjera. Los tiempos de los brigadistas internacionales ya pasaron. Por eso resulta mejor apuntar al flujo de refugiados sirios que aceptar que hay una brecha interna en las sociedades europeas. Al fin y al cabo, esta es una acusación funcional al modelo securitario que quieren imponer los Estados tras este tipo de atentados.

En apenas unas décadas, las banlieues francesas han pasado de hablar la lengua de SOS Racismo rápidamente asimilada y neutralizada por el socialista Mitterrand, a los estallidos violentos e incomprensibles (para las clases medias) de 2006, en los que había sin embargo tintes de protesta social; para finalmente ser la base de la organización de los atentados del pasado viernes. La explicación cultural («es el Islam») olvida que son franceses y que hasta hace bien poco querían ser franceses. La explicación progre («es la educación») olvida que fue la izquierda la que dejó a su suerte este espacio social.

Observando estos días a los hombres y mujeres de Estado, parece que se repite un clásico modelo de acción/reacción frente al terrorismo, de acuerdo con la gran apuesta política neocon de principios de este siglo dirigida a recuperar la renqueante hegemonía norteamericana, el New American Century de Bush y Rumsfeld. El objetivo es generar orden interno en los países occidentales. Las llamadas abstractas a la unidad, la crítica a cualquier "politización" de la interpretación de estos atentados, el cierre de filas en torno a las políticas de Estado, forman parte de este modelo, como quedó claro después de los atentados del 11M en Madrid. En este contexto, caer en las trampas de la "responsabilidad de Estado" ha sido el error fatal de la izquierda europea, y en las que convendría que Podemos no cayera.

Lo cierto es que hoy resulta dudoso que, en la Europa en crisis, con un estancamiento económico secular, se pueda construir un nuevo orden social, al menos únicamente sobre el reflujo securitario que provocan los atentados islamistas. Mucho más sencillo lo tienen partidos como el Front National de Le Pen con un pie en la radicalización de la onda de reflujo securitario y otro en la crítica nacionalista de la austeridad europea. En cualquier caso, conviene repetir que lo que falla no es la brutalidad de Le Pen ni el terror de los jóvenes islamistas de la periferia (esto son dos simples datos de la involución de nuestro tiempo), sino la izquierda y su incapacidad para trabajar con los problemas reales de aquellos que no forman parte ya de su menguante público bienpensante.

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Catalunya ¿una oportunidad de ruptura? https://blogs.publico.es/contraparte/2015/10/29/catalunya-una-oportunidad-de-ruptura/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/10/29/catalunya-una-oportunidad-de-ruptura/#respond Thu, 29 Oct 2015 08:57:13 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=946 Continuar leyendo "Catalunya ¿una oportunidad de ruptura?"]]> .

Nuria Alabao (@nu_alabao)

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Es palabra común en Catalunya decir que la independencia ofrece una oportunidad para cambiarlo todo. Es cierto que el modelo territorial de Estado tal y como quedó configurado durante la transición aparece como vinculado a la monarquía española, garante de la indivisibilidad de la patria. Por tanto, poner en jaque el puzzle de las autonomías podría implicar un replanteamiento de la propia constitución del 78. Al menos a nivel simbólico.

Decía Rosa Luxemburgo que para entender la cuestión nacional se debía responder a la pregunta: ¿este movimiento político concreto es ahora y aquí un elemento de progreso para las clases populares? Responder aquí implica fijarnos en qué efectos materiales y políticos está teniendo la apuesta independentista.

¿Para que ha servido hasta ahora el procés?

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Una narrativa consensual frente a la crisis de régimen:

Las imágenes de Mas saliendo de declarar –ante su imputación por la consulta– aclamado por las masas nos muestran al presidente de los recortes y las privatizaciones convertido en mártir de la patria. A punto de caer o no como líder –en estos momentos depende de la CUP–, quizás su papel no sea ya tan central. Es probable que Convergència pueda seguir liderando el procés sin él. Hay que decir que la genial metonimia Patria=Gobierno/Mas es útil también para escudarse ante los casos de corrupción propios que están estallando estos días. Así, las detenciones por corrupción y los registros se pueden leer como "ataques" al procés o a la misma Catalunya. Aunque también constituyan la evidencia de dos élites políticas –de intereses totalmente entrelazados– que se atacan con cualquier arma a su alcance para superar la misma crisis en la que están sumidos. Sus 3% respectivos suponen la evidencia de estrategias similares en cuanto a su articulación con el régimen. Ahora, gracias a esta confrontación se abrazarán por igual a sus respectivas banderas.

Hace un tiempo, Santi Vila, Conseller de Territorio, declaraba en una conferencia ante empresarios: "¿Si este país no hubiera hecho un relato en clave nacionalista cómo hubiera resistido unos ajustes de más de 6.000 millones de euros?".
Por tanto, el procés es una muleta, un poderoso relato generador de consenso interno que ha permitido seguir con las políticas de austeridad –que Mas reinvindicó en un principio– pese a que existe una mayoría social contraria a ellas. Una narrativa que ha ido acompañada de un aumento en la represión a movimientos y manifestantes que impugnan los recortes. A nivel discursivo, las protestas en este marco –como en el caso de la corrupción– no son contra el gobierno, sino otra vez contra Catalunya.

Por supuesto, esto no quiere decir que la demanda soberanista sea una creación de Convergència, sino que el procés supone la apropiación por parte del gobierno catalán de una aspiración ciudadana masiva de carácter democrático –nuestro 15M–. Ya en el 2011 Mas se puso a la cabeza del movimiento, lo que permitió a CDC ganar otra vez las siguientes elecciones del 2012, pese a aplicar un programa de recortes y privatizaciones salvajes. Entonces, el procés es el andamio que ha posibilitado a una fragilizada CDC sostenerse en el poder, gracias a su conversión acelerada en un partido independentista. También le ha facilitado gobernar estando en minoría, gracias al apoyo de cierta "izquierda independentista". Este es el papel que ha jugado ERC, que ha apoyado en el Parlament algunas de las políticas austericidas de CDC. Además de evitar que Mas comparezca a dar explicaciones ante casos de corrupción o preguntas incómodas relacionadas con las consecuencias de sus políticas como la pobreza infantil. Y esto no porque ERC sea una izquierda asimilable al PSOE sino porque prima el interés nacional; es decir, el interclasismo; es decir un marco donde es posible una lista tipo gran coalición como la de Junts pel sí. "La independencia no es de izquierdas ni de derechas" decía Junqueras –líder de ERC– hace poco.

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Una vía de refundación de CDC

Junts pel sí, esta operación genial de márqueting político, ha ofrecido a CDC la oportunidad de refundarse. (Recordemos: el partido tradicional de la oligarquía catalana desde la Transición, puro régimen del '78 que colaboró incluso en la redacción de la Constitución.) Y esto lo hace rescatando los memes de la nueva política "ciudadana" –revolución democrática, ciudadanismo, regeneración política– en una lista compuesta por una mayoría de miembros de CDC (60%), ERC (40%) más algunos independientes "afines". Todo ello posible en Catalunya en la medida en que la ruptura se identifica con la ruptura con España y no con el quiebre del sistema económico o del régimen. Por eso CDC puede incluso enunciar un cierto discurso social sin que nos entre la risa. El marco del procés, otra vez al rescate: los recortes son culpa de España y no se podrán hacer políticas sociales hasta que no tengamos un Estado independiente.
Los efectos que están teniendo estos planteamientos son claros, en las últimas catalanas se consiguió imponer un marco plebiscitario. Uno de sí o no, donde el debate sobre economía y políticas sociales quedaba a un costado frente a la gran y única cuestión. La consecuencia ha sido una franca minoría de parlamentarios en contra de recortes y privatizaciones, sólo 21 –de CSQEP y la CUP–. No se ve en el horizonte, pues el fin de las políticas de austeridad y parece que la misma CUP ha quedado un poco atrapada en la telaraña pegajosa de esta narrativa omniabarcadora: representando como nadie a los movimientos y las luchas sociales, tienen que caminar de la mano de amigos ultraliberales.

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¿Cierre de la crisis de régimen en clave nacional?

Es difícil negar que ahora mismo es Convergència quien tiene la hegemonía del procés aunque sea mediante equilibrios precarios. Hasta ahora han sabido caminar bastante bien sobre el alambre. Pero débiles o no, la capacidad de generar el discurso público sobre la independencia no la tienen las izquierdas. Es la derecha neoliberal quien controla los medios de comunicación y las máquinas culturales capaces de generar los marcos discursivos en los que nos movemos –y esto pese a los intentos denodados de la CUP de llevar el procés a otro sitio–. La realidad se resiste, en Catalunya, lo social y lo nacional no están yendo juntos.

Es muy probable que la veloz conversión de Convergència en partido independentista no sea más que una huida hacia adelante y tengan planeado establecer algún tipo de pacto después de las estatales. Alguna combinación de los partidos pro régimen –PP, PSOE, C’s– podría dar lugar a una reforma ligera de la constitución que permita otorgar algunas concesiones simbólicas –calificativo de nación– y materiales –concierto fiscal–. Lo que implicaría un empujón al cierre en falso de la crisis de régime.

Después de la declaración de intenciones del Parlament de ir hacia una República Catalana –que no es mucho más que otro papel para alfombrar otro de los innumerables días históricos que nos rodean–, el PP ha apostado por jugar la carta nacionalista en las estatales. "Rajoy es fuerte", decían ayer. Azuzar el conflicto horizontal le ha dado buenos réditos en el pasado y este mecanismo puede ser perfectamente funcional a superar esta calma inquieta antes de la tormenta. Qué hubiese sido de la religión constitucional sin la existencia de la ETA ahora extinta. Sin embargo, un exceso de torpeza por su parte, cualquier gesto grandilocuente podría a su vez desatar el apoyo popular que reforzaría a su vez al procés.

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¿Un proceso constituyente?

Boi Ruiz –conseller de sanidad– ha declarado: "No me imagino un sistema sanitario diferente del actual en una Catalunya independiente". Entonces, ¿cómo sería un Estado nacido de la hegemonía Convergente?

Si nos fijamos en la base social del independentismo, es decir, los encargados de empujar este proceso desde abajo, nos encontramos con algunos datos reveladores. En el antiguo cinturón industrial de la ciudad –producto también de las oleadas migratorias desde los 50– las opciones independentistas son minoritarias. Como ejemplo, comarcas como el Baix Llobregat de extracción obrera, muestran una fuerte polarización de clase: allí sólo el 33% de los votos fueron a opciones independentistas el 27S.

Otro dato significativo es la correlación entre renta y apoyo al independentismo. A menor nivel de renta, menor apoyo al independentismo. Es decir, la base social del independentismo son las clases medias porque ha fallado el proyecto de "catalanización" de las clases populares –en muchos casos hijos o nietos de inmigrantes españoles–. Y este, puede constituir un límite claro del proceso. Un peligro de la polarización resultante es que un parte elevada de estas rentas bajas está apostando por Ciudadanos –aunque también recibe apoyo en un segmento de las altas–. Y esto no sólo porque lo perciben como un partido de la "regeneración" fruto de la época sino porque perciben que sus representantes no forman parte de la "sociedad civil" catalana de la que ellos se sienten material y simbólicamente excluidos. Los líderes de Ciudadanos no son vistos como clase dirigente catalana y en sus discursos les dice: vosotros también sois catalanes. Si en Catalunya la derecha española nunca tuvo mucho peso, jugar la baza de la identidad en este contexto puede tener resultados irreversibles.

Es cierto que Junts pel Sí ha obtenido buenos resultados también en áreas no tan favorecidas económicamente, probablemente a su discurso social forzado a encajar en el marco de una Catalunya idealizada del futuro más parecida a Dinamarca que al Sur que somos. Pero si acaso las clases populares en su mayoría no apoyan este proyecto ¿será porque no se reconocen en él culturalmente o porque está dibujado con unas claves que no les incluyen, porque en esa Catalunya del futuro su vida no parece que vaya a mejorar?

Por tanto, a la hora de responder a la pregunta que abre este artículo, hay que decir que este marco independentista ha permitido introducir la austeridad con menor resistencia social y ha contribuido a refundar el pilar central del régimen de partidos catalán. Por ahora no ha facilitado ninguna reforma estructural ni puesto en jaque a las clases dominantes.
Lo cual no quiere decir que la historia esté irremediablemente escrita para siempre. Pero como no podemos ver el futuro, tendremos que atenernos a los hechos.

 

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Este texto parte de una intervención realizada para el debate organizado por Viento Sur en Traficantes de Sueños con David Fernández, Jaime Pastor y Joan Giner. (Se pude escuchar aquí y ver en youtube).

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¿Vivimos una segunda Transición? https://blogs.publico.es/contraparte/2015/10/20/vivimos-una-segunda-transicion/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/10/20/vivimos-una-segunda-transicion/#respond Tue, 20 Oct 2015 07:25:09 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=937 Continuar leyendo "¿Vivimos una segunda Transición?"]]> .

Emmanuel Rodríguez (@emmanuelrog) e Isidro López (@suma_cero)

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Durante el último año o año y medio, las referencias y comparaciones con la Transición se han sucedido sin cesar; así, las recurrentes semejanzas entre Podemos y el PSOE del '82, entre Ciudadanos y el reformismo franquista, e incluso algunas tan atrevidas como para llegar a equiparar Podemos con la mismísima UCD. Pero la historia, aún siendo fuente abundante de evocaciones, se resiste a ser analizada según los patrones de un calco.

Desde hace pocos meses, sin embargo, las comparaciones han cesado. Como si ya se previera que no va a haber cambio de régimen, que lo del '78 va a seguir durante al menos un largo rato, el referente de la Transición ha ido dando pasos atrás, hasta situarnos en un cierto vacío de la imaginación histórica; algo así como la perplejidad provocada por asistir a la primera crisis severa de la II Restauración (el régimen del '78) y, a expensas de lo que suceda en Catalunya, reconocer su enorme capacidad de reacción.

No obstante, la primera gran reforma (o renovación) de la democracia española puede ser todavía referida a los años setenta, aunque sólo sea porque estos abrieron un ciclo histórico que hoy termina. Bajo esta perspectiva, la clave no está en comparar la Transición con la actual crisis del régimen político español, sino en considerar (y esto constituye propiamente un análisis histórico, no comparativo) aquellos elementos que entonces sirvieron de soporte y de estabilización del régimen político, y hoy ya no funcionan. Por no dejar lugar a la intriga, nuestra conclusión es que las vigas del régimen han salido gravemente deterioradas de las turbulencias de estos últimos años. En términos propiamente políticos, no hay cierre previsto del actual ciclo político. Seguirá la época de tormentas. Lo cual no quiere decir que podamos determinar donde se van a producir las próximas descargas eléctricas: si en el campo de la formación de una nueva derecha regeneradora, si en la renovación de un movimiento democrático capaz de imponer una línea constituyente, o dentro de una involución progresiva de todos los elementos del régimen. Algunos argumentos:

El primero y quizás más importante: el ciclo español no es autónomo. España es una provincia: con una legislación subordinada en lo fundamental a las directivas europeas, una economía sometida a los algoritmos de contención del gasto decididos en Maastricht, un gobierno supervisado por la Troika y un modelo económico determinado, de forma seguramente irreversible, por su especialización en el marco continental como proveedor de servicios turísticos, con apenas unas poquitas líneas productivas competitivas, pero convertido en el espacio privilegiado de formas de acumulación intensivas en bienes territoriales financiarizados (como el suelo y la vivienda). En comparación con los años de la Transición: Europa no es pues un horizonte civilizatorio según el modelo de bienestar escandinavo, así como tampoco la vía de salvación del capitalismo hispano que tras una crisis profunda, como la de los años setenta y ochenta encontró en la CEE el modo de tomar una nueva especialización económica. En tanto provincia de la Unión, la suerte de la economía española está en todo ligada a la suerte del bloque continental y a la posición de este bloque en el escenario global, esto es: decadencia, estancamiento y, en términos de onda larga, progresiva pérdida de peso internacional.

Tras la crisis financiera que se desencadenó en 2007, y sobre todo durante el giro de tuerca de la deuda soberana de 2009, el capitalismo europeo se enfrentó a una decisión de carácter estratégico: o la apuesta por un nuevo keynesianismo continental por medio de la integración presupuestaria y fiscal de los estados miembros, o la radicalización —aún a costa del crecimiento económico— del dominio de las grandes agencias financieras, en tanto forma económica prioritaria de la alianza de las élites europeas. La elección ha pasado de forma abrumadora por la segunda opción. Resultado: la evolución económica del continente se asemeja cada vez más al largo estancamiento (ya 25 años) de Japón tras la burbuja del 86-90, pero con el añadido de nuevas rondas de financiarización y desmantelamiento de derechos sociales.

Para España, esto significa un reforzamiento de su especialización económica en los sectores turístico, inmobiliario y financiero, pero con un fuelle menguante de capital doméstico y externo, muy lejos del que alimentara la larga burbuja de 1997-2007. En el cortísimo plazo, la imposición de nuevos controles sobre el gasto público y la llegada de nuevos episodios de crisis financiera global (en los próximos meses quizás por vía china), parecen anunciar una coyuntura de vuelta a las "esencias" de la crisis sin paliativo político posible. En términos regionales, la crisis europea ha reforzado las líneas de especialización económica de sus distintas partes, al tiempo que las brechas norte-sur y oeste-este. El "flanco sur", parece, volverá a ser el frente caliente europeo.

En segundo lugar, y es casi un resultado de lo primero, en estos años la constitución de las clases medias españolas ha acabado de saltar por los aires. Lejos de recomponerse, la tendencia es a un deterioro cada vez mayor. Se trata de un aspecto al que se le presta escasa atención. La crisis del régimen político español ha tenido su epicentro en una zona social minoritaria y muy específica del arco social: los hijos de la clase media "real". Lo que hizo del 15M un movimiento hegemónico e irreprimible —tan legítimo como para no ser sometido a la prueba de la represión del Estado— es que estuvo dirigido por este segmento social. De igual modo, lo que hizo patente la crisis de régimen fue la no integración de este segmento en los espacios que le correspondían: la élite profesional, la clase política, el alto funcionariado, la academia, el periodismo, etc. Basta reconocer que la parte mayor del discurso público de este último año ha girado en torno a los nacidos en las décadas de 1970 y 1980 con estudios universitarios y en grave riesgo de descenso social. Pedro Sánchez, Albert Rivera, Villacís o Arrimada —así como Iglesias, Errejón—, responden a esta composición social y se representan en primera instancia como miembros de la misma.

El largo estancamiento previsto anuncia, por tanto, una nueva fase de renuncias para la mayor parte de las degradadas clases medias españolas, todavía modelo y centro de la sociedad española. El resultado no es una "crisis de expectativas", sino algo mucho más severo: una crisis de la "formación social española" y del principal soporte político del régimen, de su mecanismo fundamental de consenso. La precarización del empleo profesional, la creciente imposibilidad de obtener crédito y rentas financieras como medios de sustitución salarial, las privatizaciones y el debilitamiento del asimétrico Estado de bienestar español (que ha jugado siempre de la mano de las clases medias, antes que de los estratos sociales que quedaban por debajo), afecta severamente al núcleo duro de la clase media. En ese escenario el descolgamiento por abajo de segmentos sociales significativos difícilmente se podrá suplir con un reforzamiento neoliberal de los discursos meritocráticos. Más tarde o más temprano, la hegemonía tranquilizadora de los discursos de clase media acabará por quebrar.

Por último, y a diferencia de la Transición, no va a haber una conclusión "feliz" del ciclo político. Ninguna parada de estabilización  parece próxima. La trayectoria más probable es un agotamiento e incluso una implosión de los elementos políticos constitutivos de la Transición, con efectos agónicos e incluso paroxísticos de sus tensiones habituales (la crisis catalana sería el ejemplo paradigmático). En última instancia, el régimen político carece de flexibilidad suficiente, es incapaz de reforma interna más allá de la partidocracia, la incorporación de actores políticos nuevos y el juego en torno a las formas de representación cada vez menos legítimas. Sin perspectivas de un reforzamiento de su base social, la desintegración de los elementos de consenso puede llevar a fenómenos comunes ya en Europa: una derecha racista y antisistema, una izquierda igualmente desafiante y sobre todo una prosecución de la larga marcha de la crisis de representación respecto de las llamadas instituciones democráticas.

El agotamiento de la fase institucional-electoral del movimiento democrático que salió del 15M es, en este sentido, antes el agotamiento de una primera batería de experimentos políticos, que de la propia composición que este movimiento expresa. La recuperación parcial de la representación con todos sus efectos teatrales va a ser seguramente tan temporal como la de la "ilusión democrática" que normalmente le acompaña. La cuestión radical es ¿qué puede seguir abriendo la situación política? ¿Cuál es el reto a partir del 20 de diciembre?

Naturalmente, los "fracasos" políticos tienden a producir "vacío" —confusión, desafección, parálisis—, al tiempo que una serie de tentaciones, que pueden llegar a ser vórtices perversos de energía. La más importante de todas ellas parece apuntar inercialmente a la reconstrucción de lo que ha sido el principal cadáver del ciclo político español, la izquierda. La resurrección de la izquierda  —nos referimos a su tradición en España— tiende a tratar de representar la crítica interna dentro del sistema de partidos como único lugar de la crítica. Inevitablemente esto empuja a compartir todos sus elementos litúrgicos: la responsabilidad institucional, la razón de Estado, los límites intrínsecos a las reformas. Por eso la izquierda, es siempre el correlato de su "otro", también en la Transición: el fantasma del desencanto, o la impotencia circunscrita a los canales democráticos y de la forma partido.

A este respecto, la distancia con la Transición es también radical. A diferencia de los años setenta, en los que el significante izquierda (y todas sus connotaciones partidarias) estaban incólumes y en los que este sirvió para cimentar y dar cobertura ideológica al propio régimen democrático, la crisis política de 2007-2011 parte del presupuesto del agotamiento de la izquierda —insistimos de la formas tradicionales de la izquierda española—. No ha sido casualidad, que el 15M y todos sus post se hayan decantado como un movimiento democrático y por los derechos sociales. O que el único éxito político-electoral significativo del movimiento se haya apoyado en una tradición ajena a la izquierda reciente (el municipalismo democrático), sobre la base de procedimientos no partidarios y sobre constituciones de base movimentista, especialmente en los casos más exitosos.

Excluida la posibilidad de un cierre feliz del ciclo —esto es, de una restauración duradera del actual régimen político—, la fase de crisis que se abre en estos años se puede reconocer como un campo de tensiones de difícil solución. En otras palabras, ningún resultado está claramente decantado, al tiempo que ninguna "bonanza" de la tendencia se puede determinar como intrínsecamente favorable a la ola democrática que abrió el 15M. Como suele ocurrir, la intervención en nuestro tiempo se define en torno a una serie de retos políticos que, encadenados, pueden constituir la tarea del movimiento. Dichos muy esquemáticamente: atención prioritaria al ciclo europeo, persistencia en la radicalidad democrática como motor y horizonte estratégico, superación de los límites políticos de la politización de las clases medias por medio de la alianza con otros segmentos sociales, subordinación de la representación institucional a la propia dinámica de construcción del movimiento, innovación permanente en la superación de las formas tradicionales de la izquierda y especialmente en los mecanismos de delegación-representación bajo la forma partido y los aparatos de Estado. Todo un programa teórico y práctico que nos obliga a situarnos a la altura de los problemas que ha abierto la crisis.

 

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Ciudadanos y la venganza del cinturón choni https://blogs.publico.es/contraparte/2015/10/07/ciudadanos-y-la-venganza-del-cinturon-choni/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/10/07/ciudadanos-y-la-venganza-del-cinturon-choni/#comments Wed, 07 Oct 2015 08:46:08 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=931 Continuar leyendo "Ciudadanos y la venganza del cinturón choni"]]> .

Jaime Palomera (@JaimePalomera)

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El boom de Ciudadanos ha dejado noqueada a buena parte de la opinión. Contra todo pronóstico, el partido de Rivera ha cosechado éxitos a lo largo y ancho del litoral catalán, abarcando amplias franjas del Vallés. Lo más asombroso, sus aplastantes triunfos en los feudos socialistas. ¿Por qué se han teñido los cinturones rojos de naranja? Algunas voces hablan de resultado coyuntural: un nítido ‘no’ en unas elecciones definitivamente plebiscitarias. Al fin y al cabo, Ciudadanos ha enarbolado la otra cara del nacionalismo catalán desde su cuna. Pero hay quien opina que la ola naranja revela algo más profundo; un cambio anidado en la particular historia de la Cataluña urbana. ¿Responde el ascenso de Ciudadanos a una transformación de calado?

No es un secreto que el cinturón industrial nunca tuvo un fácil encaje en el programa de reconstrucción nacional que siguió a la Transición. Desde tiempos del pujolismo, la cultura oficial (fer país) y sus instituciones se han venido diseñado a imagen y semejanza de las clases medias, liberales y menestrales. Cabe preguntarse por qué. Al fin y al cabo, si aún hoy se habla de cinturón ‘rojo’ es porque allí se cimentaron, hasta finales de los años 70, las movilizaciones más enérgicas que se recuerdan. Articulados en torno a comités de fábrica y asambleas vecinales, los sectores más desfavorecidos fueron capaces de constituirse como sujeto político, conquistando derechos y llevando el peso de una inusitada radicalización democrática. Sin embargo, aquella historia tuvo un final amargo. En poco tiempo, las secretarías políticas de las principales organizaciones de la izquierda apostaron por vaciar las calles para gobernar desde las instituciones. El resultado fue desastroso. En el plano electoral, una serie de debacles electorales (1977-1981) que llevaron a la desaparición del PSUC. En la calle, un movimiento vecinal hecho trizas, caricatura de lo que había sido; condenado, en líneas generales, a un papel residual en el nuevo régimen político.

La derrota del cinturón rojo se tradujo en un indisimulado sometimiento a la hegemonía del proyecto pujolista. Todas las fuerzas de izquierda pasaron a jugar en ese terreno, conforme a sus reglas. Siguiendo la política de la inmersión lingüística y en pos de una supuesta integración, se renunció a incorporar el castellano y otros rasgos culturales del proletariado inmigrante en el relato nacional (más allá de su acepción folclorista como las casas regionales o las ferias de abril, reductos étnicos alejados del foco mediático). Tras una década prodigiosa en la que habían conseguido marcar la agenda política, los ‘otros catalanes’ se volvían invisibles. Quien ahora se alarma por la existencia de ‘dos Cataluñas’ y alerta contra el peligro de dividir es que se ha paseado poco por las zonas más desfavorecidas del área metropolitana. Hay una Catalunya en la que Tv3 y Rac1 raramente se sintonizan. En la que el catalán solo lo hablan los trabajadores sociales y los maestros de escuela. En la que, cuando gana el Real Madrid, también silban los cohetes. Y cuando se para un desahucio, se grita ‘sí se puede’. A estas alturas de la partida, que nadie se rasgue las vestiduras: en la Catalunya urbana más deprimida, la desigualdad se expresa sobre todo en castellano.

No hay mejor atalaya que la de los barrios periféricos para visualizar, en toda su crudeza, la Catalunya de dos velocidades que nuestras élites se han empeñado en construir. Aunque se convive en el mismo espacio, pared con pared, las diferencias de estatus son estridentes. Los más golpeados por la crisis, especialmente los nuevos inmigrantes, se llevan la peor parte: son los que se agolpan en las denigradas escuelas públicas, a menudo en barracones que se enfangan cuando llueve, los que más soportan las interminables listas de espera en el CAP, los que viven en el quinto sin ascensor. Algunos no encuentran empleo desde hace años, cuando dejaron de llamarles para ir a la obra; otros deambulan por los sectores más marginales del mercado de trabajo, suscritos de por vida al subempleo. En el otro polo se encuentran los aspirantes a clase media, haciendo malabares para no caer en el primer grupo. Se desgañitan para seguir llevando a sus hijos a escuelas concertadas o privadas (casi siempre religiosas), esas en las que raramente se ven a niños que no sean blancos, y cuando se ponen enfermos acuden al médico de la mutua.

He ahí la mayoría invisible que aún hoy vive en los barrios. Un mayoría que, aunque no lo gritará a los cuatro vientos, padece una doble inseguridad. Por un lado, nunca han dejado de ser los otros catalanes. Esos que crecieron soportando el estigma del ‘charnego’, del ‘andaluz vago y bebedor’, y sobre los que hoy recaen nuevas etiquetas, como la de ‘choni’. Al fin y al cabo, solo 40 años separan al cortijo en el que se criaron sus padres del pisito reformado, la segunda residencia y el coche a plazos. En medio, los años infinitos que la madre se pasó planchando camisas para la familia de Pedralbes, o las horas extras del padre en la cadena de montaje. Todo para que los hijos pudieran disfrutar de la educación que ellos nunca tuvieron, comprarse su propia casa y apuntar a los pequeños al equipo de fútbol o a clases de ballet. Todo para que pudieran vislumbrar un futuro al que, de repente, le han salido unos nubarrones muy oscuros. Quizás no haga falta decir que no hay nada que más les asuste que convertirse en la familia dominicana del quinto piso sin ascensor, o en el chico senegalés que cada tarde examina la basura a la vuelta de la esquina. No hay nada que les asuste más que volver al cortijo que dejaron atrás.

Ese es el sustrato sobre el que se libraba la batalla decisiva del 27S. Naturalmente, en los barrios no sorprendió a nadie que tanto Catalunya Sí que es Pot (CSQP) como Ciudadanos apelasen a los orígenes de esos mismos votantes. En los medios, ajenos a aquella realidad, se armó un gran revuelo: se habló de ‘etnicismo’, de querer generar división y otras lindezas. Sin embargo, las únicas que se soliviantaron fueron las clases medias catalanoparlantes, dominantes en los medios y demasiado ensimismadas como para querer ver que, en Catalunya, las diferencias de clase –la exclusión–  también tienen base étnica, si por ello se entienden hábitos lingüísticos y de socialización distintos. Para los nuevos partidos, la estrategia estaba clara. No pierdan el tiempo buscándola en los programas electorales: se trataba de restituir el orgullo de unas clases populares heridas. De hacer visibles a los invisibles. El que lo hiciese mejor ganaría la contienda.

No hay duda de que ciertos elementos beneficiaban a Ciudadanos. En la Cataluña urbana pobre, las elecciones también fueron percibidas en clave plebiscitaria. Y en el campo del No, el partido naranja encarnaba la opción más genuina. Además, supo jugar al juego de las máscaras, apropiándose reivindicaciones del 15M y marcando distancia respecto a PP y PSOE. Pero donde Ciudadanos realmente ganó la partida fue en su capacidad para interpretar a los invisibles, darles un espejo y devolverles una imagen embellecida. Por un lado, impugnando a la amenaza por arriba: la re-edición de la vieja hegemonía cultural, ahora vestida de independentismo y calcada a las clases medias catalanoparlantes que lo han aupado. ‘Cuando Ciudadanos gobierne no habrá que cambiar de canal’, proclamaba Arrimadas en referencia a TV3. ‘Devolver el castellano a la escuela y las instituciones’, repetía como un mantra. Aunque populista, el mensaje caló: reincorporación al relato nacional mediante la lengua propia. Por otro lado, y con mayor sutileza que los partidos de ultraderecha (estilo Plataforma per Catalunya), Ciudadanos promete una solución al problema por abajo: limitar los derechos de los inmigrantes extranjeros, como la atención sanitaria. Tras los rostros guapos y las camisas blancas, un mensaje siniestro entre líneas. ‘Ser español es un orgullo y una fuente de derechos’, dice Arrimadas. ‘Políticas de izquierdas, pero para los nuestros’, se escucha en los bares de los arrabales.

Convertir la inseguridad en revancha, en eso consiste la efectiva receta de Ciudadanos. Repertorio táctico de la nueva ultraderecha europea aplicado al contexto hispano. Ante tal desafío, sería un grave error convertir a los que les votan en ‘ignorantes’ o ‘garrulos’. Poco menos que darle alas al fenómeno. Mejor leer entre líneas: el voto naranja es un voto con subtexto de clase. Desde el resentimiento, pero de clase. Un voto fundado en una larga historia de desafección hacia un régimen político-económico que, como sucede en toda las periferias urbanas de Europa, nunca supo incorporarlos. Había quien se preguntaba por qué el cinturón rojo no votaba nunca en las catalanas: ahora ya lo sabemos.

Ante esta coyuntura, la solución solo puede pasar por construir un proyecto verdaderamente popular, que incorpore y empodere, material y simbólicamente, a quienes llevan demasiado tiempo siendo invisibles. Es tiempo de componer fuerzas vivas en el territorio, de tejer alianzas y producir organización entre los nuevos precariados de clase media y los proletariados de los cinturones rojos. Tenemos ejemplos recientes muy esperanzadores, como la PAH o los Círculos de Podemos, que en su corta pero intensa fase inicial funcionaron como verdaderas asambleas en un sinfín de barrios periféricos. Hace no mucho, se decía que el cambio pasaba por unir a la fuerzas universitarias con las fábricas. Las universidades han cambiado y las fábricas han desaparecido, pero el reto de fondo sigue siendo el mismo.

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¿Maquiavelo, decíamos? Diez tesis a partir y más allá de las elecciones catalanas https://blogs.publico.es/contraparte/2015/09/29/maquiavelo-deciamos-diez-tesis-a-partir-y-mas-alla-de-las-elecciones-catalanas/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/09/29/maquiavelo-deciamos-diez-tesis-a-partir-y-mas-alla-de-las-elecciones-catalanas/#respond Tue, 29 Sep 2015 08:18:15 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=921 Continuar leyendo "¿Maquiavelo, decíamos? Diez tesis a partir y más allá de las elecciones catalanas"]]> .

Antón Fernández de Rota (@AntonFdezdeRota)

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1. Los resultados de las catalanas sí fueron un test para Podemos. De cara a las generales no se estaba midiendo con el PP ni con ninguna otra fuerza política que no fuese el PSOE, ni siquiera con Ciutadans, cuyos resultados no son en absoluto extrapolables. Y perdió.

2. El PP tampoco se medía con ninguna otra fuerza salvo con Ciudadanos. Hasta ahora el gran partido que inflamaba los ánimos independentistas fue el PP, y también era éste quien obtenía réditos electorales, en el resto de la península, explotando el conflicto nacional. La novedad es que ahora ya no será el único en sacar tajada, ni necesariamente el más beneficiado. La "casa de todas las derechas españolas" está definitivamente rota y quedará dividida en las generales. Pero también ha dado un importante paso hacia el extremismo, presentando al xenófobo Albiol como candidato popular en Cataluña y con los ultras en piel de cordero de Ciutadans cobrando fuerza.

3. El nacionalismo catalán ha obtenido el 50,4% de los votos, sumando JxSi, las CUP y Unió. El nacionalismo español se ha quedado con un 39,1%. El casi 9% de Catalunya Si Que Es Pot no se puede adjudicar fácilmente a ninguno de los bandos nacionalistas, pero sí al de cierta aspiración democrática que ha resultado ampliamente mayoritaria: la del derecho a decidir en referéndum.

4. El "procés" catalán está lejos de agotarse y ninguna opción democrática parece legítima salvo una: la celebración de un referéndum y la constitución, en el hipotético caso de salir el sí, de una república catalana. Lo cual puede significar tanto la independencia como otra cosa. California, que un día fue española, funciona como una república dentro de un estado federal. A lo largo de las últimas décadas se ha innovado tanto en la ingeniería financiera como en la constitucional, tanto en el nivel infra como supra-estatal. Así, por ejemplo, Hong Kong es en términos fácticos una república, con su propia constitución política y sistémica económico, muy distinto al vigente en Pekín. Ahora bien, en la mayor parte de los casos estas innovaciones ha resultado tan contrarias a la democracia como lo han sido las innovaciones que se han dado en materia financiera (por ejemplo, el gobierno de la performance estatal por parte de las empresas de calificación de riesgos estadounidensas; y el nuevo rol de los estados dentro ASEAN+4 o la UE, donde el principio de representación no es más que una caricatura). Faltan por crear nuevos modelos federalistas a la altura de las exigencias democráticas y de los tiempos actuales de globalización.

5. En el caso catalán, Guanyem ha puesto de manifiesto la necesidad de avanzar en la descentralización aumentando la autonomía municipal, pero para el concierto territorial, en términos redistributivos, nada como Cataluña, dado el peso asimétrico de la capital, pone más evidentemente de manifiesto la necesidad de acompañar el aumento en la autonomía municipal con otro equivalente al nivel ahora llamado "autonómico". La crisis europea ha puesto sobre el tapete una cuestión más: la necesidad de un Sur (y un Este) europeo trans-estatal política y económicamente significativo, capaz de equilibrar federalmente los pesos de la balanza continental y de diversificar sus economías rompiendo con la vigente división europea del capital y del trabajo. Solo así una Europa democrática podrá existir, y la moneda única tendrá sentido.

6. De las generales en diciembre parecen posibles dos resultados: un nuevo gobierno del PP con el apoyo de Ciudadanos, o del PSOE con el apoyo de Podemos y aliados. Un acuerdo PP-PSOE supondría el fin del bipartidismo. Las otras dos opciones conllevarán una alta inestabilidad, especialmente en el caso de un gobierno socialista: sus hipotéticos socios se verían constantemente llamados al enfrentamiento, presionados por su propio instinto de supervivencia y por los movimientos sociales sin los cuales se desplomarían.

7. Esta situación de ingobernabilidad se irá declinando según los vaivenes de una espacialidad política que excede por mucho el ámbito estatal. Cualquiera que sea el resultado, el "ordo-liberalismo tardío" de Alemania y la Comisión Europea tiene buenas razones para el nerviosismo. Aunque descafeinada, Syriza sigue en el poder. En el Reino Unido Cameron ha sido puesto en jaque desde dos posiciones antagónicas: de un lado, el inesperado giro a la izquierda del laborismo británico; del otro, por la derecha xenófoba y anti-europeísta del UKIP, sin haber podido resolver –tan solo postergar- el problema escocés. Al tiempo que la izquierda democrática avanza tímidamente en España o el Reino Unido y se mantiene en Grecia, la extrema derecha crece por todas partes; el caso francés es alarmante, pero el húngaro lo es aún más. La recesión económica ha llegado al Norte, incluso a la Finlandia de Nokia, devorada por las empresas estadounidensas del llamado "Internet de las Cosas". La guerra global de divisas le pasará factura a la UE. También la ralentización de la economía china. El apoyo al crédito a través del "quantitative easing" del BCE (inyección pública de liquidez en el sistema privado bancario) parece tener los días contados y  ya ha sido anunciada su paralización. Parece predecible un escenario de estancamiento en Europa durante los próximos años, con un crecimiento sostenido de la deuda y una eventual vuelta a la recesión en España y otros países. Por el contrario, no es fácil prever la evolución de las guerras en el Oriente Próximo y África, en la que están metidas las potencias europeas, tampoco los avatares de la tensión geopolítica con Rusia, con sus puntos calientes en Ucrania y Grecia. En este contexto, la inestabilidad política del Sur europeo será un quebradero de cabeza más, que puede obligar a Alemania a cambiar sus posiciones.

8. Dada la cartografía política descrita, puede concluirse que el ciclo político dista de haberse cerrado; ni siquiera estamos caminando por una fase de resolución. Las elecciones de diciembre nos adentrarán en un nuevo escenario. A día de hoy, la apuesta de desborde lanzada desde Ahora en Común puede darse por fracasada. Y esto por una razón: no ha logrado constituir su cuerpo a partir de una amplia movilización ciudadana, siendo absorbido así, en su debilidad, por los intereses partidistas. Pero su hipótesis sigue siendo la única realista, en la mejor tradición de Maquiavelo. Tras las elecciones de diciembre, el partido-instrumental, llámese Podemos o de alguna otra manera, ya se encuentre en la oposición o como socio de gobierno esforzándose por no ser fagocitado por el PSOE, buscando la manera de provocar unas elecciones anticipadas en las que resultar ganador, solo podrá alcanzar sus objetivos a partir de un desborde movilizador, reeditando el movimiento de "l@s indignad@s". Sin el movimiento el partido-instrumental está condenado al fracaso, y los experimentos municipalistas existentes se verán acorralados.

9. En las elecciones catalanas hubo claro un ganador: la vieja política. Ciutadans es vieja política, también Junts Pel Sí. El maquillaje emprendedor y adolfo-suarista de Ciudadanos ("ni derechas ni izquierdas", "España y espíritu de la Transición") terminará por derretirse mostrando su faz bajo la cosmética. El "procés", en verdad un fenómeno ambiguo, complejo y rico en matices, está abierto. Puede caminar hacia un creciente repliegue en lo nacional, con su implícita insolidaridad entre territorios, o puede declinarse en un proceso constituyente con importantes tintes sociales que contribuya a la redefinición de la institucionalidad estatal, en Cataluña y más allá. Ahora bien, a diferencia de lo conseguido en el nivel municipal, el "procés" no ha pensado hasta ahora la "nueva política", que significa dos cosas: 1) redefinir la democracia en el contexto de la globalización y de la cooperación social en las redes desterritorializadas, profundizando en sus formas de proximidad para ir desde lo local hasta lo supra-estatal; 2) la creación de ese nuevo programa político del que carece la izquierda, y en el que Podemos no ha conseguido avanzar, prefiriendo flirtear con los nuevos (viejos) keynesianismos que moran entre nosotros como muertos-vivientes.

10. El ciclo, en definitiva, está abierto. Y lo está en la turbulencia del escenario, bajo la amenaza de la extrema derecha creciente en el continente, de la guerra que se libra a las puertas de Europa, y en medio de una incierta crisis económica global que tan solo nos provee con una certeza: que ella, la crisis, continuará. El reto pasa por radicalizar la democracia, más acá y más allá de lo estatal, hacerla florecer con los movimientos de la multitud, y diseñar los nuevos programas con los que refundar al fin una tradición, la de la izquierda, que desde hace ya demasiadas décadas vaga ideológicamente a la deriva.

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]]> https://blogs.publico.es/contraparte/2015/09/29/maquiavelo-deciamos-diez-tesis-a-partir-y-mas-alla-de-las-elecciones-catalanas/feed/ 0 España no es Grecia pero casi. O sobre las elecciones griegas https://blogs.publico.es/contraparte/2015/09/25/espana-no-es-grecia-pero-casi-o-sobre-las-elecciones-griegas/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/09/25/espana-no-es-grecia-pero-casi-o-sobre-las-elecciones-griegas/#comments Fri, 25 Sep 2015 09:28:15 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=905 Continuar leyendo "España no es Grecia pero casi. O sobre las elecciones griegas"]]> .

Emmanuel Rodríguez ( e Isidro López  (@suma_cero)

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¿Recuerdan las elecciones griegas de enero? ¿Y el referéndum de julio? Los comicios del pasado domingo no levantaron ni las expectativas ni las esperanzas de aquellas. Han sido resueltos de forma más bien anodina: la mayoría casi absoluta de Tsipras con el 35 % de los votos y una abstención que supera en un 50 % los votos de Syriza. Sobre los disidentes de Unidad Popular apenas un recuerdo: no alcanzan el 3 %, quedan fuera del Parlamento. Se trataba de elegir al administrador del próximo rescate y era lógico que se votara —a regañadientes y sin interés— a quien finalmente tuvo que aceptarlo.

España no es Grecia pero casi. Las elecciones griegas tienen un significado especialísimo para la situación política doméstica —Podemos en primer lugar— y muy en concreto para los partidarios de esa palabra, cada vez menos cargada de sentido, llamada "cambio". No fue casual que Pablo Iglesias y la dirección de Podemos hiciera campaña por Tsipras, y que al mismo tiempo los "críticos" miraran con curiosidad y simpatía la creación de Unidad Popular.

Las elecciones griegas han tenido mucho de pleibiscito interno de Tsipras. Pero este no consistía —o al menos no sólo— en su ratificación como presidente heleno; en las elecciones griegas se jugaba algo mucho menos conocido puertas afuera. Con el adelanto de elecciones, Tsipras se libraba de afrontar el decisivo congreso de su partido que debía celebrarse a la vuelta del verano; y con ello también de la oposición interna. El Congreso se preveía tan movido como para cuestionar la política y la figura del presidente.

La salida de los críticos del partido de Unidad Popular no tiene, en última instancia, más razón que esa. Enfrentados a la máquina presidencialista, expulsados del gobierno, sancionados tras su voto negativo al Memorándum y sabedores que no iban a estar en las listas electorales, tomaron el único camino que pueden tomar aquellos que siguen apostando por la vía parlamentaria: la formación de otro partido. Nótese que las razones políticas, como la oposición al Memorándum son importantes, pero están subordinadas a la posibilidad de convivencia interna dentro de Syriza.

Por extraer una conclusión rápida: el experimento Syriza, tal y cómo lo hemos conocido hasta ahora, está en fase terminal. No se trata ni de que Syriza acabe siendo el nuevo PASOK, ni de que Tsipras haya traicionado al pueblo griego. Sobre las razones de ceder o no al dictado a la Troika había tantas a favor de hacerlo como de no hacerlo. Se trata de que Syriza ha cumplido su vida como partido de múltiples cabezas, como espacio plural para la discusión político estratégica y sobre todo como partido conectado a la dinámica de movimiento. Hoy por hoy, Syriza, también en Grecia, es un partido más.

Existe una percepción distorsionada de los éxitos de las recientes formaciones electorales en los países del sur de Europa. Es una historia que se explica a partir de la "autonomía de lo político", de los aciertos y las virtudes de líderes concretos, de campañas comunicativas y atracciones carismáticas. Se trata de una historia que como toda historia, refuerza y legitima sus presupuestos implícitos, en este caso, la autonomía de la representación política. Esta historia olvida que el éxito principal de Syriza residió en su capacidad para expresar electoralmente un ciclo de movilizaciones que arranca en 2011, en el movimiento de las plazas, y que como en España se dirigió tanto contra las políticas de austeridad de la UE como contra los arreglos políticos de los años setenta, la Transición griega.

España no es Grecia pero casi. Mutatis mutandis hagan la traducción de Syriza a Podemos. A pesar de sus profundas diferencias, Podemos y Syriza han crecido en un contexto político parecido: la asimilación de la socialdemocracia sur-europea al thatcherismo blando de Blair, la ruina de los partidos comunistas desde los primeros años ochenta y la incapacidad de construir una izquierda nueva sobre estos cadáveres. Ambos han abrevado también en bases teóricas y discursivas parecidas: el intento de superación de la tradición tercer internacionalista  y la vuelta a discurso nacional-popular como elemento agregante de una sociedad que se comprende a medias.

La crisis de este primer intento de articular una izquierda europea post-socialista o post-comunista tiene pues una doble raíz. La primera reside en su incapacidad de construir una máquina política a la altura de las circunstancias, radicalmente democrática y sinceramente porosa hacia su afuera: los movimientos. Con el presidencialismo, la verticalización interna, la burocratización, el partido (los partidos) renuncian a ser una herramienta de poder constituyente.

La segunda apenas la hemos intuido detrás del debate griego sobre euro sí o euro no. Esta tiene que ver con la escala del conflicto pero también con la materialidad del mismo. Grecia constata los límites del movimiento democrático en un solo país. Allí no han fallado ni la altura de la discusión —muy superior a la del resto de Europa—, ni la envergadura del desafío. Si algún mérito ha tenido Syriza es el de entender que el envite es europeo y que este requería el sometimiento de las políticas neoliberales europeas a algún tipo de expresión democrática. Algo que no ha sucedido nunca en la Unión Europea de una forma tan clara como en el referéndum de julio. Aunque parezca evidente después de los acontecimientos, la propia magnitud del desafío ha engullido al gobierno de Syriza, devolviéndolo a una posición de simple gobierno de un país menor de la UE, al tiempo que lo despojaba de cualquier aspecto de herramienta anti austeridad a escala continental.

Pero más allá de Syriza, el dolor de cabeza griego para el gobierno de la Unión Europea, representante de la coalición de intereses entre Alemania y las finanzas, está lejos de haber acabado. El tercer plan de rescate va a generar, muy probablemente, una nueva oleada de descontento entre la población griega, un nuevo ciclo de luchas. Difícilmente una población depauperada, desesperada y con una tradición reciente de movilizaciones de alto octanaje político va a permanecer impasible ante otra vuelta de tuerca a las políticas austeritarias y deudocráticas.

En estas condiciones, cada punto temporal del pago del rescate, cada vencimiento de la deuda, se puede convertir en un momento de tensión política de toda la UE. Y es ahí donde veremos si el dispositivo político de la izquierda griega es capaz de reinventarse de nuevo, como una herramienta de apertura democrática contra el poder de los mercados. O si, por el contrario, en la mejor tradición de las izquierdas europeas —socialdemócratas y postcomunistas—, se convierte en el agente de la desmovilización, la división de los movimientos y, en última instancia, en el mejor custodio de los intereses de las finanzas y del gobierno Alemán.

El referéndum griego de julio no fue en balde. Grecia abrió una vía de agua al poder hegemónico alemán que el gobierno de Tsipras no supo, o no pudo, capitalizar en forma de victoria política. Se trata de una brecha que va a ir agrandándandose en toda Europa bajo diversas formas. A la crisis política abierta por Grecia se suman unas previsiones económicas que no auguran nada bueno: una nueva fase de estancamiento que parece confirmarse (a peor) con los temblores asiáticos de recesión.

Grecia, muy problemente, volverá a ser la chispa que incendie la pradera. Si Syriza, o lo que surja de los restos de esta, acepta su papel de pirómano y no el de bombero, depende también de que el resto de formaciones europeas —empezando por Podemos, pero incluyendo todas las izquierdas nacionales— entiendan la altura del desafío que supone la democratización a escala continental huyendo de las, muchas tentaciones, al encierro en las propias fronteras nacionales bajo la forma de lo nacional-popular. Si se huye de la cuestión europea, ella misma acabará por encontrarnos. Más allá de las fantasías de la salida del euro como forma de recuperación de soberanía económica, existe una división del trabajo que nos hace materialmente dependientes del contexto continental y que exige una política de emancipación a escala europea.

Por resumir mucho, Europa es el problema y la solución. No hay vuelta a un Estado-nación que sea capaz de gobernar y encauzar medio siglo de especializaciones locales —como la España como receptor turístico y soporte de los ciclos inmobiliarios europeos— dentro de esa unidad geoeconómica y geopolítica llamada Europa.

España no es Grecia pero casi. Y ese "casi" se llama Europa.

 

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Salir del impás, salir a ganar https://blogs.publico.es/contraparte/2015/09/10/salir-del-impas-salir-a-ganar/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/09/10/salir-del-impas-salir-a-ganar/#respond Thu, 10 Sep 2015 12:27:58 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=885 Continuar leyendo "Salir del impás, salir a ganar"]]> .

Emmanuel Rodríguez López (@emmanuelrog)

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¿Dónde quedó la crisis de régimen? ¿Dónde el 15M? El verano nos ha devuelto la imagen de la bestia cruel que siempre fue la vieja Europa: su tiranía interpretada en Grecia por el tándem alemán Merkel-Schaüble, su indiferencia cínica a las crisis que se suceden en sus misma puertas, como lleva años sucediendo en Siria. Sin embargo, en el solar del puzzle ibérico, apenas se puede decir que en los meses de estío haya habido más cambios que el de la canción del verano y un ligero aumento del empleo, especialmente si se compara con los meses de vértigo que se sucedieron por oleadas durante los cuatro años anteriores.

Hay hoy –reconozcámoslo–  una relativa sensación de normalidad que se apoya en la frágil recuperación económica y en el inestimable trabajo de los grupos de prensa. Se dice, así, que Rajoy respira tranquilo, lo cual es mucho decir para alguien que, como los recién nacidos, estaba tan callladito y quieto que no se sabía si seguía entre nosotros o había palmado. También Pedro Sánchez, ese cadáver tan joven y pintón, simula haber resucitado. Hablando como si le hubiera robado la voz un ventrílocuo, como todos los malos políticos, el jefe del PSOE vuelve a tener aspiraciones de Estado. ¿Crisis pues del bipartidismo? Por el momento sólo a medias.

¿Vienen los cambios por Catalunya? Tampoco nos engañemos. El mejor político del país, Artur Mas, convence, pero poco, al menos si hablamos de ruptura del régimen, y por ende de España. Y esto aun cuando Junts pel Si, le permita al delfín de Pujol (¡que gran maestro en todos los aspectos de su vida!) ganar las elecciones de "tapado", esto es, detrás de ese invento nacional catalán, que en el resto de España no se conoce y que se da por llamar sociedad civil.

En resumen, en relación con el llamado "desafío soberanista" conviene reconocer que se trata de la misma tensión –que no fractura– que siempre hizo y rehizo el régimen político de la Transición. Incluso llevada al paroxismo, y por ello a una teatralización casi imposible, lo que asoma es un mero intercambio comercial: un toma y daca en el que el españolismo del PP refuerza la débil posición del president y el soberanismo catalán el maltrecho gobierno del PP. Entre élites anda el juego y entre élites se resolverá.

Por último y en lo que se refiere a lo que debiera ser la alternativa del "cambio", Podemos ha pagado bien pronto (demasiado pronto) la hybris de su dirección, la de querer vencer al régimen con sus propios medios: con las teles, con las encuestas, con grandes figuras mediáticas. Resultado: las encuestas le dan a la baja y le consolidan como tercer partido. El sorpasso del PSOE es un reto que parece cada vez más difícil.

¿Vuelta así a la normalidad? Quizás sólo a partir de una lectura superficial. Algunos datos apuntan en sentido contrario. De una parte, la recuperación económica resulta un parche cuando se compara con los problemas estructurales del bloque europeo y su dependencia de las grandes agencias financieras. La crisis china y el agotamiento de las políticas de expansión financiera (el Quantitative Easing) están ya produciendo la salida de liquidez de la bolsa y el retorno al lucrativo juego de la especulación con futuros del petróleo y  bonos de deuda pública. No hace falta mucha expertise económica para saber lo que esto supondrá para esta provincia europea.

Tampoco la crisis política se ha resuelto. Y esto no por el llamado "desafío soberanista", como por aquello de lo que este es síntoma. En buena medida, la relativa calma que hoy quiere mostrarnos el país oficial tiene su correlato en la desafección e indiferencia del país real –nótese que son los mismas potencias y afectos que estuvieron detrás del 15M–. Seguimos pues frente a una profunda quiebra de la representación política –y por ende de las instituciones democráticas–, espejo a su vez del descalabro de la base social del régimen político español: sus amplias, si bien precarias, clases medias.

Si se quiere una conclusión rápida se debería decir que el ciclo político apenas se acaba de iniciar, que este tiene una dimensión europea antes que parroquial (y aquí igual da que lo "local" sea España, Catalunya o Euskal Herria) y, finalmente, que la sensación de normalidad es sólo un impás. La cuestión reside en saber como recuperar la iniciativa política, esto es, como empujar de nuevo la crisis hacia una salida positiva. Tres parecen los desafíos caso de que se quiera dar términos a esta calma chicha.

El primero consiste en recuperar potencia de fuego. En estos meses la dispersión del partido del cambio ha corrido en paralelo a la incapacidad de Podemos para ser la "casa de todos". El estado de guerra interna  permanente ha impedido la necesaria cooperación que empujara a la opción electoral hacia la misma franja de resultados que se obtuvieron en las apuestas municipalistas más virtuosas: Madrid, Coruña, Barcelona, Zaragoza, Cádiz. La confluencia anunciada por Pablo Iglesias en algunos territorios, y empujada desde otros espacios como Ahora en Común, debiera servir para establecer los acuerdos de mínimos que permitan agrupar las fuerzas y dedicarlas a lo que verdaderamente importa. Sobra decir que la única condición, no suficiente pero sí necesaria, es que la confluencia se realice sobre los principios de inclusión, transparencia, representatividad y democracia.

El segundo se puede resumir en un término tan elemental como volver a hablar de "política". La entrada en la liza electoral por parte del 15M (o al menos de algunos de sus elementos) ha producido demasiada asimilación a las posiciones de la política institucional, a saber: moderación, responsabilidad institucional, un lenguaje cada vez más vacío y una insoportable simplificación de la argumentación. Incluso si se quiere recuperar terreno electoral es preciso volver a la irreverencia inicial para polarizar el campo político. Un requisito indispensable está en la democratización de la discusión política más allá de los actores institucionales, esto es, en devolver algo de la dimensión de "proceso constituyente en las plazas" que tuvo el 15M.

El tercero es seguramente el más difícil de resumir, en tanto tiene que ver con las características del ciclo y en tanto supone crear herramientas a la "altura de los tiempos". Valga decir que el reto consiste en construir una política de masas, en la que la parte institucional sea sólo un vector entre otros; algo que tiene muy poco que ver con la idea de la "ilusionar" para ganar elecciones, al igual que tampoco con el árido eslogan de Anguita, "programa, programa, programa", cuyo intérprete único, por cierto, era el partido (comunista, para más señas). Por resumir mucho: el reto más importante está en dar carpetazo a la política partidocrática, aún a sabiendas que apenas se ha avanzado una idea, un nombre, el llamado partido-movimiento. Sin duda, la posibilidad de un ciclo político continuado –al menos en términos progresivos– reside en la capacidad de intervenir sobre el descalabro social a medio plazo.

Debiera ser una obviedad: el ciclo 15M se abrió con una insurrección pacífica y democrática de los hijos "desclasados" de los sectores medios. Siguió con una oleada de movimientos por los derechos sociales: PAH, Marea Verde y Marea Blanca. En esta línea, el futuro del presento ciclo democrático –su ampliación y con ello la capacidad de mantener la apertura política– tiene que ver menos con la reconstrucción de una izquierda institucional más o menos decente, que con la capacidad de constituir un espacio político en torno a formas de protagonismo social –que no institucional– todavía por inventar.

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Este sábado se celebra la primera Asamblea Estatal de Ahora en Común en Madrid, ya hay casi 1.000 inscritos de todas las partes del país. El motivo es empujar a la confluencia a los actores políticos, pero sobre todo a las minorías activas (la ciudadanía dispuesta al ejercicio democrático) que durante estos meses ha permanecido apática ante a las peleas internas y los juegos entre aparatos de partidos. Esperemos estar a tiempo de movilizar social y políticamente a lo que quedo del 15M y no sólo para estas elecciones sino para los retos fundamentales que tendremos que afrontar.

 

 

 

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¿Y ahora qué? La crisis vuelve vía China https://blogs.publico.es/contraparte/2015/08/26/y-ahora-que-la-crisis-vuelve-via-china/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/08/26/y-ahora-que-la-crisis-vuelve-via-china/#respond Wed, 26 Aug 2015 07:57:36 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=875 Continuar leyendo "¿Y ahora qué? La crisis vuelve vía China"]]> .

Isidro López  (@suma_cero) y Emmanuel Rodríguez (

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En los años de crisis nos hemos acostumbrado a que en los medios del mainstream, así como en los discursos de los políticos, se maneje un tipo de argumentación económica y financiera, estrictamente funcional a los intereses de las finanzas y de los gobiernos que las soportan. Se trata de ocultar así los movimientos y los intereses reales de los agentes financieros. Dificilmente podemos decir que esto sea una novedad, aun cuando la hegemonía de las finanzas, quizá más que otros modelos de acumulación capitalista, tiende a una presentación particularmente interesada de los fenómenos económicos. Sobra decir que para las ganancias financieras, al igual que para el turismo, todo depende del parte meteorológico: las expectativas lo son todo. A los efectos que aquí nos interesan, la consecuencia de esta invisibilidad permanente de las causas de los movimientos financieros tiende a provocar que las crisis aparezcan por sorpresa y en abierta contradicción con los discursos oficiales.

La crisis que se está fraguando en China, y sobre todo sus efectos globales, particularmente sobre la Unión Europea y sobre España, va a responder con toda seguridad a este patrón. Metidos  en la ideología de la recuperación económica, es difícil asumir que las verdaderas causas de fondo de la supuesta recuperación —valga decir, las políticas de expansión de los bancos centrales conocidas como Quantitative Easing (QE)— están llegando a su límite.

Por ser rápidos: las políticas de QE de estos años han generado un carrusel de dinero girando sobre sí mismo en los mercados financieros. El QE ha inundado los mercados de liquidez pero es incapaz de generar ciclos de crecimiento medianamente sólidos. No obstante, en Europa, en la medida en que han desplazado el foco del beneficio financiero desde los mercados de deuda hacia las operaciones en los mercados bursátiles (acciones, bonos y derivados), han relajado también las primas de riesgo, suavizando los pérfiles de la crisis de deuda. Incluso, en el caso español han servido para reavivar los rescoldos de la burbuja, a partir de la ya clásica especialización inmobiliaria de la economía española. Así es como superados los límites de estas políticas, la economía global se está rompiendo por su polo de crecimiento: China.

Las dimensiones del crash bursátil chino y de su arrastre al resto de bolsas son gigantescas, pero el problema de fondo, cómo sucediera en 2007, es una tendencia estructural a la caída de la rentabilidad provocada por un exceso permanente de capacidad productiva a nivel mundial. La  consecuencia de este exceso ha sido una situación de competencia destructiva que ha impedido realizar grandes ciclos de beneficios.

Desde 2007, la maquina de generar beneficios y crecimiento que era China se ha ido erosionando paulatinamente. En 2007, los beneficios industriales de este país crecieron un 39%. En los años de la depresión mundial, 2008 y 2009, bajaron al entorno del 10%. Con un perfil característico de crisis y políticas contracíclicas de expansión monetaria, estos índices se mantuvieron con subidas y bajadas pronunciadas durante los años que siguieron, hasta que en 2014 registraron, por primera vez, cifras negativas. La formación de capital fijo, el gran pivote estratégico del crecimiento chino, bajó entre 2007 y 2013 más de diez puntos porcentuales en términos relativos.

En otras palabras, estamos una vez más ante una crisis de beneficios capitalistas. Nada nuevo si consideramos la evolución económica desde los años setenta siempre que seamos capaces de retirar la patina de la acumulación financiera. Estamos pues ante una crisis global, no frente a una crisis China. Recordemos que todo el orden de la globalización neoliberal se ha construido sobre lo que algunos llaman Chimerica, un tipo de arreglo económico en el que el capital se exporta a China para encontrar beneficios mediante la explotación de un fuerza de trabajo más barata. Al tiempo, esos mismos beneficios financiarizados viajan de vuelta a Estados Unidos en forma de compra de activos en Wall Street y de deuda pública norteamericana que financia los enormes deficits externos de la economía norteamericana y, en última instancia, mediante el crédito generalizado que los consumidores estadounidenses, la demanda necesaria para propulsar el crecimiento chino y global. En términos políticos, como argumentaba el excelente libro de Peter Nolan ¿Está China comprando el mundo? (Traficantes de Sueños, 2014) este proceso ha estado controlado por los grandes agentes financieros y empresariales occidentales y sus aliados asiáticos, las élites de la franja litoral China.

En Estados Unidos y también en Europa, particularmente por medio la burbuja española, esta crisis estructural de beneficios se ha intentado superar por vías financieras. Si en EEUU las hipotecas subprime y sus productos financieros asociados proporcionaron dos terceras partes del beneficio de la economía estadounidense durante los años que van de 2003 a 2007, China intentó superar la ralentización económica mediante una fuerte burbuja inmobiliaria centrada en la expasión urbana y la construcción de infraestructuras. Cuando esta entró en declive, la sustitución de las fuentes de liquidez necesaria se produjo mediante la entrada en masa de pequeños inversores y ahorradores en el mercado bursátil chino. Finalmente cuando el dinero de estos ahorradores se agotó, el gobierno chino dio grandes facilidades para que estos pequeños inversores contrataran créditos que mantuvieran al alza los valores en bolsa. El camino es conocido sólo que en dirección inversa al de EEUU en los primero años dos mil: primero burbuja de la construcción y después burbuja de valores bursátiles.

No obstante, China no es Occidente. Las capacidades de regulación del gobierno chino son superiores a las de cualquier otro gobierno del mundo. Esto hace que el desarrollo de la crisis china tenga ese aspecto de caída a camara lenta. Y esto ha provocado que los grandes fondos de inversión hayan ido colocando sus activos, lastrados por la previsión de caída de beneficios, a los pequeños ahorradores propulsados por el crédito, al tiempo que la caída paulatina de los valores provoca un agujero de malos prestamos bancarios. Ayer mismo, las autoridades chinas bajaron los requerimientos de capital de sus bancos, al tiempo que hacían descender los tipos de interés para seguir alimentando de liquidez los mercados financieros. Una medida de tan dudosa efectividad como la bajada del yuan para relanzar las exportaciones de hace algunas semanas, puede sin embargo seguir retrasando la caída.

Avancemos un poco más. ¿Cómo va a aterrizar la crisis estructural de China, en tanto polo de crecimiento global, en el resto del mundo? Un escenario probable es que Estados Unidos, que ya lleva tiempo anunciando una retirada progresiva del QE y una subida de los tipos de interés, intente ahora una maniobra parecida a la que en 2008 trasladó la crisis a Europa. Se trata de la misma estrategia que ya operara en los últimos años setenta: mediante una bajada temporal y moderada del dolar se pueden inflar los precios del petroleo y de las materias primas. De hecho, es de manera inversa a la cotización del dolar como viene funcionando el mercado de futuros sobre estas commodities —¡ojo a las implicaciones ecológicas!, este factor es mucho más determinante que las previsiones de demanda global de petróleo y materias primas—. El proceso se podría acompañar de nuevas rondas de rescates financieros, tanto en Asia como en EEUU.

De este modo la dinámica inflacionista se descargaría sobre Europa, deficitaria en petróleo y materias primas, seguramente a través de una subida considerable de los tipos de interés y probablemente de una revaluación del Euro. La permanente amenaza de la vuelta de los ataques a los mercados de deuda soberana europeos —los de los países del sur pero también quizás Francia y Bélgica, que se libraron por los pelos de sufrirlos en 2010-2012— empujaría en esas condiciones hacia un nuevo episodio de crisis soberana. Desde luego, el celo que han mostrado las elites alemanas en el sometimiento de las políticas presupuestarias al pago de la deuda y los intereses de los acreedores, fácilmente podrá animar a los agentes financieros a volver a un modelo de generación de beneficios que sustituya las operaciones "habituales" en bolsa cuando estas dejan de ser rentables.

En definitiva, se está formando una tormenta sobre Europa. Si a esto se añade la progresiva falta de credibilidad del gobierno europeo de Merkel en los países del Sur tras el golpe de Estado financiero en Grecia. Si consideramos la creciente inestabilidad política en los países del centro exteriores a la órbita alemana, como Francia y Reino Unido, con Le Pen y Corbin como candidatables con posibilidades. Si finalmente se toma la incapacidad institucional de la UE para generar mecanismos de gobierno (por ende, legítimos) más allá los dictados financieros enquistados en las políticas de austeridad, Europa puede convertirse en un terreno políticamente muy pantanoso. A este respecto, las lecciones griegas que parecían apuntar, tras el golpe de Estado de Merkel-Schäuble, hacia el "carácter inmodificable" de la UE, podrían muy pronto verse notablemente matizadas por los nuevos episodios de crisis. El ciclo europeo está mucho más abierto de lo que parece.

Mientras en España, nos encontramos al gobierno de Rajoy rezando todo lo que sabe para que esta nueva ronda de crisis no estalle antes de las elecciones de noviembre, llevándose por delante la frágil "recuperación" de base turística e inmobiliaria. Ciertamente, un mercado laboral completamente procíclico como el español, después de las sucesivas reformas laborales, puede estallar al menor temblor económico, dejando pequeño el rápido crecimiento del paro de 2009. Lo que seguiría ya lo conocemos: subidas de las primas de riesgo y nuevos programas de recortes y privatizaciones. Sin duda si esto ocurre (y todo apunta a que ocurrirá) también podemos esperar un clásico sainete de explicaciones bizarras: desde culpar a los chinos a mentar el miedo a una victoria de Podemos. No obstante, será difícil que ante una turbulencia financiera mundial próxima, la crisis en España no vuelva a llevar el malestar político a primera línea de escena. Los próximos años podrían ser tan decisivos como los que se han sucedido desde 2011.

Por todo ello es necesario considerar el ciclo económico y político desde una perspectiva de "onda de larga", al menos si se quiere entender porqué este no va a alcanzar una estabilidad probable en los próximos años. Desde los años ochenta, Immanuel Wallerstein y otros teóricos del sistema mundo vienen anunciando una crisis profundísima del capitalismo para el periodo 2010-2020, justo en el que ahora mismo estamos. La exportación de capital y la recomposición del beneficio en Asia estaban en el centro de su análisis. Hasta ahora, el capital ha resuelto —más correcto sería decir desplazado a futuro— sus problemas estructurales para generar beneficios, de una forma más bien clásica. En una secuencia prototípica, el capital ha huido hacia lugares donde había menores costes de producción, en concreto y muy especialmente los laborales. Lo que llamamos globalización neoliberal fue el resultado de esta estrategia y el crecimiento chino fue la clave de bóveda de esta construcción. Si esta pieza desaparece, podemos legítimamente hacernos la pregunta ¿y ahora qué?

Para Wallerstein este momento marca el final de una huida permanente de más de cinco siglos del capital de sus obligaciones sociales y políticas. Tras China, el capital ya no tiene por donde escapar. Parece que se ha dado comienzo a un periodo en el que las iniciativas políticas transformadoras —pero también las reaccionarias— tienen muchas más posibilidades de vencer que en las épocas de estabilidad económica y férrea organización de las clases dominantes.

 

 

 

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¿Si hay empleo no hay Podemos? https://blogs.publico.es/contraparte/2015/07/29/si-hay-empleo-no-hay-podemos/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/07/29/si-hay-empleo-no-hay-podemos/#respond Wed, 29 Jul 2015 11:06:59 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=865 Continuar leyendo "¿Si hay empleo no hay Podemos?"]]> .

Isidro López  (@suma_cero) y Emmanuel Rodríguez ()
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Hace ya un año que el Banco Central Europeo lleva implementando un ambicioso programa contracíclico. Se trata de las políticas monetarias expansivas, conocidas como QE (del inglés Quantitative Easing) que han inundado de liquidez los mercados financieros. El objetivo declarado ha sido el de relajar la presión sobre las primas de riesgo, al tiempo que la deuda soberana dejaba de ser el nicho principal de beneficio financiero. No obstante, la expansión monetaria se encuentra con un inevitable problema de fondo: la ausencia de crecimiento, la languidez de las tasas de beneficio, la atonía de la economía europea. Estamos en medio de un problema clásico, secular dicen los historiadores económicos, de la era neoliberal. Y el único medio para afrontarlo hasta ahora han sido las burbujas financieras.

Tenemos el dudo mérito de que la estructura económica española está especialmente diseñada para ser una genial captadora de este tipo de flujos financieros que se despliegan en forma de burbujas, normalmente con base en los mercados inmobiliarios y turísticos locales. De hecho, parece que la actual recuperación consiste fundamentalmente en eso: desde hace un año la caída de los precios de la vivienda se ha detenido, sube con fuerza el precio de la vivienda nueva y comienza a repuntar el crédito hipotecario, al tiempo que el turismo se impulsa de nuevo como principal industria nacional. Madrid y las economías litorales son, otra vez, los centros geográficos del cambio de tendencia.

Cómo suele ocurrir en este tipo de situaciones ―de hecho es un efecto intencional de la subida de precios de la vivienda― la subida de los precios de la vivienda está desencadenando los llamados "efectos riqueza". Una parte no pequeña de la población se ha sentido por fin aliviada: al menos puede empezar a despredenderse de viviendas ―y con ella de las deudas asociadas― que sencillamente hasta hace bien poco no tenían mercado. Algunos serán capaces, incluso, de empezar a convertir su patrimonio en activos líquidos. Y estas masas monetarias son las que se están trasladando a la demanda agregada, concretamente a la demanda de servicios localizados en el territorio y no exportables. De este modo, el repunte en el sector de la construcción y en el mercado inmobiliario se rehace en ese saco económico indiferenciado que son los servicios.

Pero ¿tienen algo que ver las políticas públicas con esta recuperación? ¿Se acuerdan de las reformas estructurales que, según Rajoy, nos habían sacado de la crisis? En cierto modo la respuesta es afirmativa. Por ejemplo, la reforma laboral del PP funciona en un sentido procíclico. En la medida en que abarata los costes del despido, la contratación reacciona rápidamente a los ascensos de la demanda captando trabajo. La peculiar composición capital/trabajo del tipo de servicios que abunda en España (hostelería, distribución, ocio, turismo) hace que realmente haya un margen de contratación de trabajo realmente alto. Al mismo tiempo, la rotación en los puestos de trabajo se mantiene también en umbrales desconocidos en el resto de Europa. Por ejemplo, una misma cafeteria o tienda de ropa puede funcionar con tres o con veinte empleados dependiendo del contexto económico. Naturalmente, ser procíclico significa que al más mínimo atisbo de caída de la demanda, todo ese trabajo empleado en condiciones precarias será expulsado tan rápidamente como fue contratado. La peculiaridad de la economía española y de los ciclos inmobiliario-financieros es que la tasas de empleo y paro son extremadamente flexibles, y según parece lo serán aún más.

En definitiva, estamos ante una recuperación económica. Lo que tenemos que determinar es cuáles son las posibles lecturas políticas de la misma y sobre todo cuánto de consistente es este nuevo ciclo económico. Una premisa de partida: a pesar de que los síntomas y el funcionamiento sean parecidos a los de la gran época de expansión económica del ciclo 1997-2007, no parece que haya condiciones para una repetición del proceso en la misma escala. Algunos elementos   señalan que la actual recuperación económica tiene los pies atados, muy atados. Por empezar con algunas claves domésticas, los niveles de endeudamiento heredados son gigantescos y todavía llevará mucho tiempo dotarlos de capacidad para soportar las tasas de endeudamiento que requiere un proceso de este tipo.

A escala internacional, la Unión Europea sigue siendo incapaz de orientar su economía hacia el crecimiento, que debería pasar por una inversión de los polos exportador e importador dentro de Europa, esto es, por la expansión del gasto público y los salarios en Alemania.  Los contextos de austeridad en Europa, y la ceguera Alemana para cumplir su misión hegemónica, impiden que el sector público supla y/o amplíe las dinámicas de burbuja financiera. Por si esto fuera poco, el único polo de crecimiento que rompía temporalmente con los límites estructurales del capitalismo neoliberal, China, parece que se está resquebrajando. Ayer mismo, conocíamos el crash de la Bolsa de Shangai. China presenta ya los mismos problemas de sobreproducción que el resto de contextos económicos regionales. Y, aunque el gobierno chino tiene mucha más capacidad de intervención en las finanzas que otros gobiernos capitalistas, todo apunta a un escenario de crisis "a cámara lenta" pero sin evitar la caída. Para terminar, la gran ola de bajada de tipos animada por la FED en 1995 no se va a repetir en unos contextos monetarios que ya parten de tipos casi negativos. Antes al contrario, la FED ya ha anunciado una posible subida de tipos.

¿Qué significa todo esto para el gobierno del PP o su posible alternativa socialista? Dos cosas principalmente. La política de QE ha dado un notable respiro a la economía española, una relativa sensación de alivio que se ha manifestado en la recuperación del empleo precario y en la activación del mercado inmobiliario. Conviene entender que desde el punto de vista político, los "efectos riqueza de origen inmobiliario" son, en España, el fenómeno económico sobre el que se constituyen las clases medias, entendidas en un sentido político como los estabilizadores del régimen político. Todo ello ha logrado sacarnos de la situación de urgencia que parecía deslizar al país a una caída a la griega.

No obstante, y este es la segunda consecuencia, los datos apuntan a que esta recuperación es temporal, un parche en medio de una crisis sistémica sin solución consistente. El PP, apoyado por la Unión Europea, gana así algo de tiempo a costa de prepararnos para una nueva explosión económica o al menos para una larga década de estancamiento. Mientras tanto, y con esta perspectiva, la receta es clara: política democrática, igualitaria y antiausteridad.

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La llamada confluencia: un juego de debilidades https://blogs.publico.es/contraparte/2015/07/24/la-llamada-confluencia-un-juego-de-debilidades/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/07/24/la-llamada-confluencia-un-juego-de-debilidades/#respond Fri, 24 Jul 2015 12:06:57 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=857 Continuar leyendo "La llamada confluencia: un juego de debilidades"]]> .

Emmanuel Rodríguez (@emmanuelrog)

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"Ahora en común no debería existir". Puede parecer una afirmación brutal, pero es necesario reconocer lo que hay en ella de verdad. Si Podemos hubiera sido suficiente como "herramienta para la ciudadanía y el cambio", como tantas y tantas veces se ha repetido —quizás demasiadas— no haría falta que ninguna otra plataforma o iniciativa volviese a recoger las consignas del 15M para convertirlas en herramienta electoral.

En una semana que ha transcurrido demasiado rápido para ser finales de julio, dos noticias resultan significativas de cara a las "elecciones del cambio". La primera y fundamental: Podemos ha cerrado sus primarias con unos resultados modestos. No alcanzó los 60.000 votos (el 15 % del censo) frente a los cien mil largos de Vistalegre o a los más de 80.000 que participaron en la elección de los consejos autonómicos y municipales. No es una cifra pequeña, sigue mostrando una capacidad de adhesión notable, pero confirma la creciente distancia entre las propuestas de la dirección y la masa de inscritos. Valga decir, el mecanismo de validación pleibiscitaria como escenificación de la democracia interna tiene cada vez más vías de agua.

No es casual, la dirección de Podemos se ha enfrentado durante las últimas semanas a una marea de críticas internas al sistema de primarias y a una lista que apenas han logrado esconder su propósito, conservar el aparato por parte de la dirección. El resultado: una lista monocolor en la que sólo se han conseguido introducir los nombres de David Bravo y Perico Arrojo como representantes de la sociedad civil "no podemita", seguramente tras una larga lista de recusaciones. Lógicamente el entusiasmo interno y en los alrededores de Podemos ha sido escaso y la abstención alta.

La segunda noticia, menos significativa sin duda, viene de fuera de Podemos. Ha sido la primera rueda de prensa de Ahora en Común y el primer acto público de la iniciativa en Madrid. Ambos eran importantes para remarcar el carácter "ciudadano" de la propuesta, su vocación no partidista, su seña de identidad quincemayista y su inspiración en las candidaturas municipalistas. La idea inicial de Ahora en Común era tan parca como sencilla: probar que todavía existe un amplio reservorio de expectativas electorales de cambio político al que Podemos no ha logrado llegar o que directamente ha expulsado. El objetivo no es otro que la movilización de estas energías al lado de Podemos —no contra Podemos—. Una viñeta de Eneko que rezaba "Podemos solo no puede, sin Podemos no podemos" ha sido el mantra de esta plataforma desde sus primeros días. La prueba de que este espacio social existe es que en sus primeras 18 horas, Ahora en Común consiguió casi 20.000 firmas, algo que no deja de sorprender tras más de un año de agotamiento electoral, y porque no decirlo de desencanto y constante rebaja de las expectativas.

El reto de esta plataforma reside, no obstante, en despegar esa energía de todo aquello que puede llegar a destruirla. En este sentido, Ahora en Común no ha logrado —seguramente no podía— sustraerse a su contexto. Su primera aparición se produjo en condiciones poco propicias. Se dio a conocer por primera vez, en el escenario del Patio de Columnas de Bellas Artes,  en un acto por la confluencia animado por varios concejales de candidaturas municipalistas, pero también al lado de Beatriz Talegón (ex-PSOE), Juantxo López Uralde (Equo) y Alberto Garzón (IU). Ciertamente, hay algo de verdad cuando se dice que la confluencia puede ser sólo un medio para que viejos y nuevos aparatos políticos encuentren su hueco en el Congreso de los Diputados. De hecho, tras aquel acto, las firmas de Ahora en Común, que habían comenzado apenas un día antes, se frenaron en seco. Otro riesgo indudable es que existe un interés del oligopolio mediático en convertir Ahora en Común en una candidatura que pueda apuntalar la caída de Podemos.

Para mal en este caso, el ecosistema político en el que nace Ahora en Común no es el de la inmediata resaca del movimiento que levantó el 15M, sino el del reflujo del mismo —esperemos que temporal—, justo al final de un ciclo electoral que ha causado una inmensa cantidad de cadáveres políticos. En estos últimos cuatro años, no sólo se ha producido una increíble incorporación ciudadana a la vida política, sino también un ingreso masivo de activistas y militantes en la unidad de quemados. Valga como ejemplo el resentimiento, legítimo pero impotente, de aquellos que habiendo participado en Podemos fueron apartados de un proceso que consideraron propio y al que le entregaron una buena cantidad de energías; de las distintas familias de Izquierda Unida que fueron definitivamente desplazadas por la ola que siguió al 15M y que han basculado entre la confusión positiva y el resquemor por la emergencia de Podemos; así como también de multitud de colectivos y pequeños partidos que han pasado de largo sobre estos años de agitación y cambio intenso. Buena parte de este espacio político ven en la "confluencia" el último tren para incorporarse al ciclo político.

Por eso el enorme equívoco que connota el término "confluencia" y que al menos se puede llenar de tres cosas: la unidad de la izquierda dirigida a recuperar tanto el significante como los partidos de la misma; la candidatura ciudadana y democrática que pretendía promover el manifiesto de Ahora en Común; y, por último, Podemos y los pactos con sus aliados regionales-nacionales (Compromís, ICV, Anova, etc.). A todo esto, se añade que la "confluencia" es realmente un significante tan vacío como aquel del "cambio". La prioridad del electoralismo, siempre corto de miras, ha venido de la mano de la renuncia a discutir explícitamente el proyecto político, a abrir un debate amplio sobre lo que significa realmente el "cambio". En este terreno, también, se ha dado un paso atrás respecto del 15M en donde se apuntaló la idea o el marco de un "proceso constituyente" como horizonte del ciclo. La "confluencia por la confluencia", efectivamente, no clarifica los campos (ni el viejo "izquierda/derecha", ni el nuevo "abajo/arriba") y deja al nuevo sujeto político en un lugar tan vago como impotente.

En definitiva, el marco de la coyuntura es fácil de trazar. La dirección de Podemos y la propia marca muestran claros síntomas de agotamiento debido tanto a la contraofensiva mediática, como a errores estratégicos graves en el diagnóstico ("situación populista", hiperliderzgo, etc.) y en el modelo organizativo (cesarismo, burocratización, deprecio a la dimensión de movimiento). Cualquier iniciativa "ciudadana", como la que ha tratado de poner en marcha Ahora en Común, se encuentra igualmente ante un ecosistema degradado por un ciclo político en vías de agotamiento, el aburrimiento y el desencanto de la parte más activa del movimiento y la posibilidad de desembarco de los partidos de izquierda. Por último, estos partidos, con Garzón a la cabeza, se han demostrado, en su mayoría y hasta la fecha, incapaces de desprenderse de las lógicas de aparato y cuota que determinan su autorreproducción. Como bien ha mostrado Podemos, no cabe esperar de ellos una iniciativa que no han sabido llevar a cabo en los cuatro años previos.

En esa coyuntura lo que domina, por tanto, no es la energía y la potencia de un proceso emergente, sino el final de una fase entrópica que ha absorbido una parte importante de la potencia creada en el ciclo movilización y politización que abrió el 15M. Sin esa energía no hay fuerza capaz de empujar a Podemos más allá de sí mismo. Pero sin Podemos, la alternativa no será más que una coalición de izquierdas.

Valga decir que en el marco de esta "correlación de debilidades", debido a su posición de principal contraparte y no porque se repita un discurso presidencialista y de victoria que ya no funciona, la iniciativa le corresponde a Podemos. Si este decide enrocarse y no arriesgarse en un proceso amplio capaz de recoger la energía social externa que todavía circula, sus resultados difícilmente rebasarán la barrera del 15 %. Sobra decir que para una iniciativa que nació con la vocación de ganar, estos resultados serán su tumba.

Para evitar este final, la dirección de Podemos tendrá que hacer dos cosas que están fuera de sus cálculos y su diagnóstico. La primera es abrir un proceso que incluya un marco de primarias capaz de incorporar a una parte de los mejores activos de la izquierda y también de los movimientos sociales, y esto a sabiendas de que no los va a poder alinear con sus propuestas. En cualquier caso, la movilización de lo que "aún queda" y la creación y circulación de nuevos liderazgos es el único medio para recuperar legitimidad.

La otra mucho más importante, en tanto es intangible, supone el abandono de su pretensión de "centralidad", o en otras palabras, la renuncia a su modelo de "autonomía de lo político". Podemos sólo será útil como "instrumento de la ciudadanía" en la medida en que se reconozca y adapte su diagnóstico como parte de un proceso mucho más amplio y del que sencillamente depende. El motor es de nuevo la capacidad del movimiento (15M y sus post) para crear iniciativa.  La tendencia de los aparatos políticos (al menos la de aquellos que quieren promover el cambio) suele ser la de girar sobre sí mismos hasta provocar su autoabolición. Sin movimiento no hay política posible.

Septiembre debería traer agua fresca en un verano que ha batido récord de temperatura, pero también una propuesta, que hecha carne en el núcleo íntimo de Podemos, empuje la situación hacia otro lugar.

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Tsipras ha perdido, Alemania no ha ganado https://blogs.publico.es/contraparte/2015/07/17/tsipras-ha-perdido-alemania-no-ha-ganado/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/07/17/tsipras-ha-perdido-alemania-no-ha-ganado/#respond Fri, 17 Jul 2015 12:47:18 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=850 Continuar leyendo "Tsipras ha perdido, Alemania no ha ganado"]]> .

Isidro López (@suma_cero)

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No hay ningún precedente en la historia europea reciente de una aceleración del tiempo histórico cómo la de los últimos días. El motivo: la negociación de las condiciones del tercer rescate griego. Desde luego aceleración, pero también una montaña rusa política y emocional que nos ha llevado, con la misma intensidad, a celebrar la victoria y llorar la derrota de la democracia frente al poder económico. Más allá de volver a constatar la capitulación de Alexis Tsipras frente a la brutalidad de las imposiciones alemanas, habría que volver sobre la densidad de los acontecimientos recientes para poder trazar las líneas de conflicto que se abren a partir de ahora.

Lo primero que se debe constatar es que el referéndum del día 5 abrió un terreno hasta ahora desconocido en el proceso de construcción de la Unión Europea. El poder financiero se ha hecho hegemónico en la Unión gracias a la alianza con los intereses políticos de Alemania. Pero esta hegemonía ha funcionado en la medida en que su carácter partidista y de clase era poco menos que invisible. Los dictados de la Unión Europea han sido tomados como resultado de la lógica neutral de la economía y no como la materialización de los intereses de las finanzas desplegados por el poder coordinador y decisional de Alemania.

En 2011, Grecia hizo tambalear, por primera vez, esta ficción con el amago de convocatoria de un referéndum por parte del gobierno del PASOK. Cómo se recordará este fue respondido con un golpe de Estado blando por parte de la UE. Alemania retiró a Papandreu y situó al tecnócrata Papadimos al frente del gobierno griego. Abrió así una fase política en la que ya nadie podía pensar que la austeridad y la deudocracia eran simplemente la respuesta económica racional a los pecados de los gobiernos nacionales, cuanto la agenda política que marcaban los intereses de la alianza entre Alemania y el poder financiero. Ninguna lucha contra la austeridad y contra el yugo de la deuda podía ya contentarse con eliminar a su gobierno nacional, sino que tenía que abrirse paso a escala europea y enfrentarse a Alemania.

La victoria de Syriza y, muy en concreto, el referéndum del pasado día 5, han sido el punto culminante de esta fase política que se abrió en 2011. El referéndum griego ha sido la máxima expresión del enfrentamiento de las poblaciones sometidas a la austeridad frente a Alemania y las finanzas. En este sentido, conviene enfocar este episodio en relación con el desafío a la hegemonía alemana y no como una cuestión de racionalidad económica. El propio gobierno alemán, tras retirar a Papandreu, dirigió en 2012 una quita de la deuda más ambiciosa que la que Syriza situó como punto central de sus reclamaciones en su vuelta a la mesa de negociación tras el referéndum. El pueblo griego se cargó de legitimidad en la consulta democrática y eso dejó en evidencia a Alemania (a sus élites), incapaces de parapetarse tras la neutralidad de la lógica económica, con la que históricamente habían ocultado sus intereses políticos, entendiendo por estos su posición central en el proceso de acumulación a escala europea. Una posición que le proporciona innumerables ventajas competitivas y que las apuntala en el rol de gestor de la riqueza que producimos entre todos los europeos.

No es de extrañar que la propia Angela Merkel haya calificado el referéndum de "ruptura de la confianza", lo que justificaría la salvaje demolición del gobierno de Syriza. Aquí "confianza" quiere decir un acuerdo tácito entre élites por el cuál, las oligarquías de cada país se comprometen a contener los efectos del neoliberalismo europeo en el interior de sus fronteras y a no señalar a los gobiernos alemanes como poder continental vigente. Un acuerdo que Syriza tenía el mandato democrático de impugnar.

El referéndum desnudó, para vergüenza de todos los europeos, el uso partidista y disciplinario que el Estado alemán hace de las instituciones europeas. El bloqueo de los mecanismos de financiación extraordinaria del Banco Central Europeo, el famoso ELA, para generar un corralito en Grecia que erosionase al gobierno de Tsipras fue visto por el pueblo griego, y por buena parte de la ciudadanía europea, como la creación de un estado de excepción financiera destinado a evitar la victoria del No en el referéndum y no como ningún tipo de consecuencia económica necesaria. Desde el punto de vista Alemán, y de sus aliados en el norte y el este de Europa, el bloqueo del ELA es la concreción de la amenaza disciplinaria de salida del Euro, con la que se lleva atacando a Grecia, y a cualquier posición potencialmente insumisa a la austeridad, desde el comienzo de la crisis. No hay mecanismos jurídicos rápidos para la expulsión de un país del Euro y las consecuencias financieras de una expulsión formal son imprevisibles. No obstante, un panorama de asfixia prolongada del sistema financiero griego hubiera provocado, más tarde o más temprano, la emisión de alguna forma de moneda nacional para evitar el deterioro de las condiciones sociales en Grecia.

La formulación del referéndum griego provocó una ola de simpatía inmediata en una buena cantidad de países de la Unión Europea, especialmente en aquellos más golpeados por la austeridad pero también en otros como Francia, recelosos de su posición subalterna a Alemania y sumergidos en un largo estancamiento económico. Como hemos visto desde el comienzo de la crisis, el divorcio entre las poblaciones europeas y sus gobiernos es, en este asunto, casi irreversible. En España tenemos un buen ejemplo, el Partido Popular ha sobrevivido en la medida en que se le ha permitido suavizar las políticas de austeridad por miedo a que Podemos capitalice el brutal descontento que genera. En cuanto tengan que volver a ellas, y tendrán que volver, adiós Partido Popular. En una Unión Europea democrática, Tsipras se hubiera presentado en la mesa de negociación con el apoyo de sectores de la población europea muchísimo más amplios que ese 60% de griegos que dio su apoyo masivo al rechazo de la austeridad.

Pero la Unión Europea no es una democracia. El enfrentamiento se ha formulado entre gobiernos de Estados nacionales: Alemania, la cuarta economía del mundo que controla una moneda única ―que, hoy por hoy, somete a todo un espacio económico continental― frente a Grecia, un pequeño país destrozado por un lustro de sometimiento a los intereses financieros. Tsipras tenía otras opciones que no pasaban por aceptar las despiadadas condiciones con las que Alemania ha querido humillarle, pero eran opciones de guerra económica total: por ejemplo, el impago a los 90.000 millones que debe directamente a Alemania a través de los mecanismos de financiación europea, algo que era extraordinariamente complicado de asumir por Grecia en solitario. Otra opción, por supuesto, era la salida del Euro "desde abajo", a petición de Grecia, una opción que, independientemente de los riesgos generales que entraña, tal y como ha argumentado un firme defensor de esta postura como Costas Lapavitsas, no está pensada cómo solución a una crisis agónica como la de estas semanas.

De alguna manera, por debajo de sus brutales imposiciones, Alemania ha mordido el anzuelo que le tiraba el referéndum griego y ha puesto fin a cualquier posibilidad de hegemonía europea basada en el consenso. Si durante décadas el poder alemán sobre el continente ha funcionado en tanto resultaba poco visible, ese modelo de ejercicio del poder murió en la madrugada del domingo al lunes. Alemania ha destrozado a Tsipras pero para hacerlo se ha quedado con la fuerza económica bruta como único recurso para controlar una Eurozona que únicamente se mantiene unida por el temor al disciplinamiento económico por parte del poder alemán.

Estados Unidos ha percibido perfectamente que Alemania ha quedado completamente deslegitimada para ejercer sus funciones como capitalista colectivo continental, esto es, como aquella entidad hegemónica que vela por la estrategia del capital a medio y largo plazo. Por eso no ha tardado, a través de su departamento del Tesoro y del FMI, en pedir una amplia quita griega como condición a su participación en el tercer rescate. Desde luego, Estados Unidos ya no tiene el poder unilateral de sentar a los miembros de una zona monetaria integrada, como es la zona euro y obligarles a firmar un acuerdo, pero es muy consciente de los riesgos que entraña la posición alemana en un momento en el que se agotan las formulas con las que los bancos centrales han contenido los perfiles mas agresivos de la crisis. La frágil estabilidad económica global se resquebraja por su polo de crecimiento: China.

Con su obsesión patológica por castigar el desafío democrático de Tsipras, el gobierno alemán ha convertido la Eurozona en una zona de guerrillas contra la austeridad, ahora claramente percibida como una simple herramienta de su proyecto de poder continental. Es el caso de la propia Grecia, donde la vuelta de tuerca a las políticas de austeridad deudocrática no tardará en traer una nueva recesión y un nuevo ciclo de luchas, que, muy posiblemente no capitalizará Tsipras, pero que aún tiene a su disposición a figuras icónicas como Yanis Varoufakis. También en el resto de los países meridionales de la Unión Europea, en los que la disolución de los efectos de las políticas expansivas del BCE y la vuelta a los recortes y las privatizaciones, no augura ningún final feliz a la crisis política.

Pero, ojo, la crisis política no sólo se produce del lado de la izquierda (Podemos en España), sino también del lado de la extrema derecha. Marine Le Pen, reconvertida de forma oportunista al antiausteritarismo euroescéptico, no ha hecho sino consolidar su posición en estos meses. Le Pen  está detrás de la posición de contención de un François Hollande que representa hasta un punto paródico la inoperancia de la socialdemocracia europea. Cómo ha sucedido tantas veces a lo largo de la historia, Tsipras ha quedado en el umbral de la muerte, víctima del tamaño de su desafío democrático a más de treinta años de proyecto neoliberal europeo, pero ha abierto una brecha democrática por la que otros se van a colar. De nosotros depende que ese agujero se llene de redistribución de la riqueza, derechos y democracia, y no de nacionalismo, racismo y guerra.

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¿De qué va Ahora en Común? https://blogs.publico.es/contraparte/2015/07/13/de-que-va-ahora-en-comun/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/07/13/de-que-va-ahora-en-comun/#respond Mon, 13 Jul 2015 08:01:56 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=833 Continuar leyendo "¿De qué va Ahora en Común?"]]> .

Antón Fernández de Rota (@AntonFdezdeRota)  y Emmanuel Rodríguez (@emmanuelrog)

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Algo ha irrumpido en la escena, como el fantasma de aquél viejo manifiesto, asediando al capital, pero también trastocando las reglas del juego de sus antagonistas. Ahora en Común está en boca de todos, pero ¿qué es?

Si hay algo que está claro es que se irá transformando velozmente, materializándose de distintas maneras en los distintos territorios, como una hidra de mil cabezas. En algunos lugares triunfará en su forma original, en otros es posible que sea cooptado por partidos de izquierda o facciones de partidos que vean en ella la posibilidad de sacar tajada.

De concretarse la modificación de la Ley Electoral con la que acaba de amenazar el PP, y que daría un plus de representantes al partido con más votos en las Generales, las propuestas confluyentes se volverían aún más necesarias. En cualquier caso, Podemos, por sí mismo y con sus alianzas territoriales, no puede más que competir por un segundo puesto, arriesgándose a quedar por debajo del bipartidismo y así perder la jugada. Si de lo que trata es de ganar, hay que pensar cómo constituir algo más amplio que aspire de verdad a ser primera fuerza política.

A día de hoy Ahora en Común no es un partido político, y posiblemente no lo sea nunca. La intención es otra: sacar a la luz lo que ya está ahí, expresando el descontento y la fuerza de la sociedad movilizada.

Ahora en Común ha tenido dos detonadores. Por un lado, el modelo de primarias propuesto por Podemos, con el consecuente malestar generado. No es un asunto menor, o un mero problema interno a una formación política, sino la constatación de una deriva en la que el "partido del cambio" se ha ido apartando cada vez más de la filosofía inicial: esa que, desde l@s indignad@s hasta las victorias municipalistas del 24 de mayo, alumbró las nuevas formas de hacer política.

Tres errores en el modelo de primarias. El primero: "aplanchar" la diversidad, dinamitando muchos de sus activos internos y posibles incorporaciones al proceso. El segundo: evitar el voto por circunscripciones provinciales, desapegándose por tanto del territorio y de una construcción del partido descentralizada, asentada en las redes, los movimientos y los partidos-instrumentales locales. Y el tercero: avanzar en el propio desmantelamiento de la idea de partido como partido-movimiento y partido-instrumental, supeditando la idea de la institución como "caja de herramientas" a un centralismo logocéntrico; o dicho de otra forma, Podemos ha decidido seguir girando, como un astro errático, en torno a las formas de partido clásicas.

El segundo detonante tiene que ver con las pasadas elecciones municipales. Por entonces la marca-Podemos empezaba a mostrar límites evidentes. La curva descendente solo pudo ser revertida por las victorias de los municipalistas en Madrid, Barcelona, Zaragoza, Coruña, Cádiz y tantas otras ciudades. No cabe duda de la importancia del factor-Podemos para las victorias de las candidaturas municipalistas. Pero tampoco puede negarse que, si llegaron a las alcaldías, no fue por repetir la fórmula de Podemos –de  resultados modestos en los parlamentos autonómicos–, cuanto por innovar con confluencia más amplios, ligados a los movimientos locales. Esta nueva experiencia política es la que inspira Ahora en Común para intentar traducirla al ámbito, ciertamente distinto, de unas elecciones generales. Sea como sea, los tres errores de las primarias de Podemos muestran la incapacidad de su directiva para aprender de estas lecciones, refugiándose en posturas más conservadoras: todo por no arriesgar su posición de dirección política.

Pero aún con todo, Ahora en Común no es una alternativa a Podemos. Menos aún una alternativa electoral. Distintos medios lo han querido presentar como un ataque al partido de Pablo Iglesias, incluso como un caballo de Troya de IU para salvar sus naves. Nada más lejos de la realidad. El análisis es unánime en un punto: sin Podemos no se puede ganar. La paradoja es que Podemos solo no es suficiente. La solución: la potencia que hoy desborda por mucho lo que contiene su marca y lo que queda reflejado en el modelo de primarias propuesto. "Desborde" es, de nuevo, la palabra clave.

Ahora en Común surge como una iniciativa de los movimientos sociales y de los sectores movimentistas más proclives a la confluencia dentro de Podemos y de otros partidos de izquierdas como IU y EQUO. Se trata de una apuesta por el desborde, ella misma desbordada desde el primer momento. Quienes participamos del proceso rápidamente hemos visto como una pequeña iniciativa de unas cuantas decenas de personas –tod@s activistas y militantes de base– ardía en un entorno ya de por sí inflamable.

La declinación de Ahora en Común será distinta en cada territorio. No son iguales los contextos políticos de Madrid o Aragón, por ejemplo, y otros lugares como Catalunya o Galiza donde los procesos de confluencia entre Podemos y otros partidos están ya avanzados. En los primeros está casi todo por hacer. En los segundos el reto pasa por profundizar la confluencia expandiéndola y democratizándola aún más si cabe.

Sin duda, lo que se propone comporta riesgos. Y por eso no es solo la prensa de izquierdas quien le está dando bombo, sino también la de derechas. La paradoja es que quizás esté lanzando piedras contra su propio tejado. Si sale bien, el bipartidismo puede perder el primer puesto en las generales. Pablo Iglesias tiene razón. No se trata de crear una "sopa de siglas". De lo que se trata es de aprender de las victorias municipalistas para crear una suerte de segunda versión de Podemos, o como uno de los activistas de Ahora en Común ha insinuado, un Podemos en Común, que se presente con posibilidades reales de ganar las elecciones, y con la potencia social y de movilización suficiente como para, una vez en la Moncloa, gobernar el cambio enfrentándose a los poderes fácticos. "Desborde" significa presentarse a las elecciones con un partido-movimiento y no con un partido al uso. Una amplia coalición social, con un volumen considerable de activistas que movilicen la campaña electoral en cada barrio, en cada pueblo, motivados por la renovación del "partido del cambio".

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El referéndum griego o la batalla por Europa https://blogs.publico.es/contraparte/2015/06/30/el-referendum-griego-o-la-batalla-por-europa/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/06/30/el-referendum-griego-o-la-batalla-por-europa/#respond Tue, 30 Jun 2015 17:18:08 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=826 Continuar leyendo "El referéndum griego o la batalla por Europa"]]> .

Isidro López ()

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Hace ya casi cuatro años que se viene repitiendo la misma situación en la UE. Para empezar, deberíamos considerar el amago de referéndum convocado por Papandreu, que fue leído por Europa como un primer y sorpresivo síntoma de que a la población griega podía no estar dispuesta a tragar con el there is no alternative de la austeridad europea. También teníamos entonces una amenaza de corte de la provisión del Banco Central Europeo a los bancos con fines disciplinarios. Lo que no teníamos entonces era un gobierno griego con un mandato claro de luchar contra la austeridad, es decir, de hacer política en la escala europea.

Hace cuatro años descubrimos algo que hoy es evidente, la Unión Europea es una maquinaria política que sobrevive en la medida en que esta "despolitizada". Despolitizada en un sentido muy concreto, el neoliberal, la Unión Europea de estas décadas ha podido gobernar y reconstruir Europa bajo una institucionalidad sometida a las finanzas, en la medida en que era vista como la voz de la necesidad económica. La política entendida como la gestión de los conflictos sociales, las desigualdades y la pobre dinámica económica que genera el neoliberalismo (siempre dependiente de las burbujas), era algo que afectaba a los gobiernos nacionales. "Si hay algún problema, cambien ustedes al gobierno de su país" parecían decir los grandes capos europeos.

En 2011 aprendimos, con Grecia, que los gobiernos nacionales pueden no ser más que simples tapones que hay que retirar para formular políticamente la batalla que realmente importa: la que enfrenta a la mayoría de las poblaciones europeas con el poder financiero. Podríamos resumirlo con una demanda de "póngame con su jefe" a nuestros gobernantes nacionales. Syriza entendió perfectamente esto y se propuso desde un primer momento como una herramienta para pelear las batallas que importan, la de la reversión de la austeridad, la de sacudirse el yugo de la deuda. En definitiva, la batalla de Europa.

También aprendimos en 2011 que cuando la UE se enfrenta a la contestación política democrática, su careta de simples mensajeros neutrales de la verdad económica se cae, y aparecen unos despiadados validos del poder financiero que no tienen reparos en usar las instituciones europeas para disciplinar a las poblaciones rebeldes a la austeridad y al gobierno de la deuda. La amenaza de expulsión del euro ha sido quizá la primera y mayor amenaza disciplinaria que ha usado la Unión para meter en cintura a los países del Sur. A medida que se ha ido comprobando que la expulsión de un país del euro, sin que el país en cuestión quiera irse, está rodeada de todo tipo de problemas jurídicos y económicos, la amenaza disciplinaria se ha trasladado al bloqueo de los mecanismos extraordinarios de liquidez del Banco Central Europeo.

La convocatoria del referéndum del domingo por parte de Syriza es una jugada de un coraje político admirable que escenifica una intervención democrática, justamente  allí donde nunca se nos ha dejado intervenir, donde realmente importa, en los conflictos reales y no en la insípida alternancia entre tipos estéticamente diferentes con las mismas políticas económicas de fondo. Pero la Unión Europea no puede permitir este tipo de consulta sobre sí misma por un motivo sencillo: su reinvención neoliberal en los años ochenta se hizo sobre la base de que no se podía elegir sobre lo que "verdaderamente importa" porque se juega en la escala europea y escapa a los gobiernos. Por que se juega en una arena, la transnacional, en la que la presión democrática no se siente. Desde el punto de vista de la Europa neoliberal, ceder a las presiones democráticas era tanto como abrir la puerta a una redistribución de la riqueza entre los territorios y las poblaciones de la Unión, mientras que el proyecto neoliberal europeo siempre consistió centralizar el beneficio a escala europea para ponerlo a disposición de las finanzas.

La decisión del Banco Central Europeo de bloquear el ELA y dejar a los bancos griegos con sus problemas de liquidez, mientras Draghi, en el mejor estilo de las profecías autocumplidas --que tanto gustan en el sector financiero-- lanzaba una fatwa financiera contra Grecia, en forma de amenaza de corralito ante la resistencia helena a aceptar las contrapartidas draconianas de los prestamos del rescate, es una aberración desde el punto de vista de las funciones democráticas de un banco central. La función de los bancos centrales es proteger a los ciudadanos que dependen de él de la crisis, no provocarla por motivos políticos. La decisión del BCE es similar a la de si en los años treinta la Reserva Federal hubiera decidido agravar la crisis porque no les gustaban los planes de inversión pública de Roosevelt.

Pero desde el punto de vista político tiene sentido, la estructura de poder que soporta la Unión Europea no puede permitirse referendos como el griego, su mera celebración es una transformación de facto del engranaje político europeo en un sentido democrático, su extensión a otros territorios sería la muerte del proyecto de clase que es hoy Europa. Y ninguna clase dominante muere sin resistencia, y más cuando está mirando a España y a Podemos con el rabillo del ojo, aunque esto implique convertir a la única institución propiamente estatal europea, el BCE, en una especie de turbia casa de finanzas. Tan turbia como para mandarte a unos tipos a partirte las piernas si no pagas en los tiempos y cantidades que te han fijado. Y esto siempre desde la unilateralidad de la "propiedad" del dinero, y no en el marco de una institución con un mandato de prestamista en última instancia que debe garantizar los depósitos a escala europea.

Si en estas circunstancias de guerra psicológica y estado de excepción financiero, gana el No el domingo habremos entrado en una nueva fase política para Europa. Una fase en la que la austeridad y el sometimiento a la deuda como modelo de gobierno ya no podrán soportarse sobre el miedo a lo desconocido que, en realidad, es la base del TINA (There Is No Alternative). Por adelantar un posible escenario, la amenaza de expulsión unilateral del euro que esgrime Europa ya no es creíble y no tiene más posibilidad material que la de los cortes de los mecanismos de financiación extraordinaria del BCE a los bancos griegos para provocar nuevos corralitos que asfixien al gobierno de Tsipras y le obliguen a emitir una moneda nacional. Desde luego siempre cabe la posibilidad de que el gobierno griego acepte este escenario pero parece mucho más posible que siga peleando por mantenerse dentro del euro y dar la pelea desde el interior, con los derechos políticos y redistributivos que esto facilita a Grecia.

Hay medios de actuar si la respuesta europea a un 'no' es otra vuelta de tuerca de las amenazas del BCE/Alemania. Una de ellas, la señalaba Wolfang Munchau en el Financial Times hace unas semanas. El default a los prestamos públicos europeos que han sido extendidos a través de los mecanismos europeos de rescate como el MEDE y el EFSF, al tiempo que se mantienen los pagos a los acreedores privados. Esta opción tendría una potencia política muchísimo más fuerte que el previsible impago al FMI de mañana porque enfrentaría de forma visible a Grecia con Alemania y obligaría a Merkel a asumir frente a su ciudadanía la perdida de 90.000 millones de euros, el 3% del PIB alemán, por culpa de su cierre en banda a una negociación digna de tal nombre. Y por supuesto, proveería a Grecia de los recursos para sacar adelante sus políticas de emergencia social, que en realidad son el punto más urgente de este asunto.

Una última cuestión que quedaría pendiente de aclarar es si el 'no' griego puede traer consigo una nueva oleada de inestabilidad financiera, de ataques a la deuda pública, a los países del sur de Europa. Por supuesto, ha faltado poco tiempo para que los mamarrachos tipo Rajoy y Renzi digan que no hay nada que temer. Que el "contagio" es imposible porque sus países han sido buenos, han hecho lo que les pedían los mercados, y las finanzas no van a ser tan cabronas de enseñarse con nuestros sumisos gobiernos. Esto es directamente basura.

La política actual del Banco Central Europeo de emisión monetaria, el llamado QE, por medio de bajos tipos de interés y compra masiva de activos, esta teniendo el efecto de inundar las bolsas de liquidez y, en esa medida, de apartar a los agentes financieros de los títulos de deuda europea como nichos de beneficio manteniéndoles temporalmente en los mercados de bonos y acciones. Pero el QE no está generando, ni va a generar ciclos de crecimiento dignos de tal nombre. En España, por ejemplo, se está hinchando una mini burbuja inmobiliaria, pero es del todo improbable que vaya a convertirse en un ciclo inmobiliario como los que hemos conocido en el pasado. Las finanzas son perfectamente conscientes de esto y están esperando una señal de switch, de cambio, para volver a los patrones de inversión previos, esto es, en el caso europeo: bonos alemanes en el polo de baja rentabilidad y seguridad y bonos de los países del sur en el polo de alta rentabilidad y alto riesgo (hoy ya pasaba esto mismo). Ya conocemos lo que sigue: subidas de las primas de riesgo y amenaza de asfixia financiera del Estado. Se dirá que es el contagio griego, posiblemente agravado por un crash chino, pero en el fondo no son más que los viejos límites, hace mucho sobrepasados, del neoliberalismo para proponer modelos económicos y sociales viables.

Si llegase una nueva ola de inestabilidad al Sur, el cuadro político sería muy distinto al de 2011/2012. La alternativa política a la austeridad ya se ha formado y puede dar el golpe de gracia a los moribundos gobiernos de Italia y España, y con ello terminar de liquidar el proyecto neoliberal europeo. El poder europeo sabe esto perfectamente e intentará tras la deseable victoria del No en Grecia, contener y negociar. Es una situación en la que que un 'no' en el referéndum que ha convocado Tsipras transformará sí o sí la Unión Europea tal y como la conocemos, acercándola, en mayor o menor grado, a un escenario de redistribución de la riqueza y mutualización de los riesgos financieros.

Por todo esto, vaya desde aquí, todo el reconocimiento a la valentía, la perseverancia y la legitimidad del gobierno de Syriza.

OXI! NO!

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La inmolación de Podemos o sus primarias https://blogs.publico.es/contraparte/2015/06/29/las-inmolacion-de-podemos-o-sus-primarias/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/06/29/las-inmolacion-de-podemos-o-sus-primarias/#respond Mon, 29 Jun 2015 15:48:53 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=807 Continuar leyendo "La inmolación de Podemos o sus primarias"]]>  .

Emmanuel Rodríguez (@emmanuelrog)

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El pasado 26 de junio, Pablo Iglesias declaraba: "Es el inicio de la carrera hacia las elecciones generales, entendiendo que eso no lo podemos hacer solos. [...] Podemos es un instrumento que ha nacido para presentarse a las generales, pero tiene que encontrarse con actores de la sociedad civil y seguir trabajando en un tipo de relación y de accesibilidad con la gente muy especial." Y zanjaba: "Lo mejor que podemos hacer nosotros es abrir las puertas. Abrir las puertas y que entren".

Hay algo en Podemos que viene repitiéndose desde su comienzo y que parece ya sello de la casa. Hablamos de la contradicción entre una retórica de apertura y democracia radical, y la consolidación de una organización cada vez más jerárquica y despegada de sus propias bases. El problema es que entre querer ser el "instrumento de la gente" y el jacobinismo rígidamente centralizado de Podemos existe la misma correspondencia que entre la esponjosidad del pan y la contundencia del mazo, esto es, ninguna.

Hoy mismo circulaban ya los detalles del reglamento de primarias con el que Podemos quiere elegir sus equipos para concurrir a las elecciones generales; tres primarias: una para el cabeza de lista, otra para el Congreso y otra para el Senado. No obstante, si lo que se quería era facilitar esa "apertura de puertas" que reclamaba Pablo y que parece ser la única condición de posibilidad para rebasar los resultados, más bien mediocres, de las autonómicas, resultaba preciso tocar con tino al menos tres cosas: el método de selección, la circunscripción y el censo. En los tres ámbitos, sin embargo, Podemos se ha decantado, una vez más, por la decisión más conservadora, esto es, por aquella que garantiza un mayor control por parte del aparato y un diseño de "confluencia" a través de pactos por arriba, justamente lo que de forma explícita se dice rechazar.

Comencemos por el método de selección. Más allá del cabeza de lista que va por separado, se insiste en la fórmula empleada en las pasadas primarias a consejos autonómicos y locales y a las candidaturas a las autonómicas. Se plantea como una lista no bloqueda, pero completa, de acuerdo con un método de "voto aprobatorio", en el que tenemos la posibilidad de emitir un único voto por candidatos que vendrán ordenados en distintas listas, por ejemplo, hasta 350 (nada más y nada menos) para el Congreso de los Diputados y 3 para la Comunidad de Madrid, ya que para el Senado se vota por Autonomía. El problema de este método conocido como "lista plancha" es que aunque haya una minoría de votantes que mezclen voto de distintas listas o de independientes, la mayor parte de los votantes lo harán por confianza en una única lista. Así por ejemplo entre dos listas, una con el 45 % de los votos y otra con el 35 %, puede darse el resultado que todos los candidatos elegidos sean de la primera. Cómo se ha repetido en múltiples ocasiones este método no garantiza la más mínima pluralidad, algo que consideraríamos inadmisible si se empleara en unas elecciones a representantes. Valga como ejemplo las pasadas municipales de Madrid, donde el PP con una mayoría simple del 34 % de los votos se quedaría con el 100 % de los representantes, y ninguno para Ahora Madrid.

¿Cuál es por tanto la ventaja de las "listas plancha"? No nos engañemos: este método tiene indudables ventajas a la hora de organizar equipos "coherentes"  (deberíamos decir homogéneos o pactados). Las listas planchas facilitan que, en la mayor parte de los casos, la lista propuesta por la dirección sea la elegida con exclusión de otras listas e independientes. Los pactos con otros "actores sociales" quedan así al capricho de la cúpula del partido: materia de despachos y acuerdos a puerta cerrada. En definitiva, con las listas plancha se aplica un criterio tan frágil de democracia que se pueda dudar que lo sea. Toda pluralidad y representación de minorías queda anulada.

Todavía peor es el camino por el que Podemos ha optado en relación con las circunscripciones electorales. Mientras en las elecciones generales la circunscripción es provincial, en las primarias de Podemos la circunscripción es la Comunidad Autónoma para el Senado (recuérdese la cámara que no importa) y única para el Congreso: ¡para todo el Estado se dispone de hasta 350 votos! Esto quiere decir, que si alguien quiere elegir su candidato, por ejemplo por Málaga, lo tendrá que hacer sobre una lista para toda España. ¿Qué se consigue con esto? Naturalmente, unas primarias extremadamente controladas en las que los primeros 20 o 30 puestos de la lista tendrán sillón asegurado con independencia de la provincia que vayan a representar. De hecho, el sistema es tan brutal y parcial que se ha anunciado que se podrían reservar algunos puestos "territoriales" para las Mareas, Compromís u otros en caso de que los pactos sigan para adelante.

Sin embargo, en términos de la energía social que se requiere para ganar las elecciones, este método de circunscripción única sólo puede recibir un único juicio: derroche gigantesco y gratuito. Con estas listas de 350, en la mayor parte de las provincias se elegirá a un representante con ninguna implantación sobre el territorio. Resultado: desafección o indiferencia por parte del tejido social que podría llevar a cabo la campaña. En este aspecto, Podemos ha demostrado, una vez más, una escasísima sensibilidad respecto de la dimensión territorial –cuasi federal– de la constituency del Estado español. En unas elecciones generales se puede apostar con más garantías que en unas autonómicas o locales, por el liderazgo carismático de Pablo u otros, pero sin candidatos locales directamente reconocidos se perderá tanto voto como militancia activa en campaña.

Por último, el censo. Podemos tiene actualmente 374.409 ciudadanos censados en su web. Valga decir que cualquier comparación con la militancia tradicional en un partido (cuotas, participación, etc) es pura fantasía. Pero es que esta cifra tampoco se puede identificar con una ciudadanía que suma 46 millones largos de personas. El censo se mueve así en una particular tierra de nadie que demuestra a un tiempo que no hay vocación de construir organización, ni tampoco mecanismos suficientes de democracia efectiva, que siempre exigen unos mínimos compromisos más allá del voto digital.

Hasta ahora, no obstante, y como se vio especialmente en Vistalegre, este inmenso censo ha permitido que las "elecciones internas" de Podemos funcionen como un mecanismo pleibiscitario de las apuestas de la dirección. Y esto sencillamente porque a más alejado se esté de la vida y los debates internos de la organización (y es lo que ocurre con la mayor parte del censo), menos informado y más "delegativo" es el voto. Paradójicamente con ese censo es difícil que otros actores sientan la confianza, siquiera el interés, de participar en las primarias. El resultado puede ser una baja o bajísima participación como ha ocurrido en las últimas elecciones internas de Podemos. De nuevo, el peligro obvio, es el desinterés.

A pesar de que este sistema ha mostrado ya defectos y problemas difíciles de discutir, la alternativa a este modelo de primarias era relativamente sencilla:

1. Un sistema de voto que garantizase la pluralidad de la representación. En Ahora Madrid se probó una modalidad de voto ponderado que garantizaba una representación proporcional en la lista definitiva de candidatos por parte de cada equipo que se presentaba a la primarias. También se podría haber elegido un sistema de voto limitado (a 3 o a 5) como en las elecciones europeas, de tal modo que cada votante sólo eligiera a aquellos que conoce y de los que tiene una opinión formada --¿quién podrá decir que conoce con garantías a 10 de los 350 propuestos en la lista oficial--. Cualquiera de las dos opciones no sólo proporcionaría mayor pluralidad y proporcionalidad, y por ende mayores garantías democráticas, sino también la colaboración, en este caso imprescindible, de sectores sociales y políticos que con este sistema se van a quedar fuera, inevitablemente. Basta considerar los innumerables conflictos y deserciones que se han producido en los círculos tras la elección de secretarios y consejos para prever, de nuevo, un final nada feliz.

2. Unas primarias con circunscripción provincial, de tal modo que cada elector eligiera únicamente a sus candidatos provinciales. En ese caso, se conseguiría generar una mayor cercanía entre representante y representado, y con ello también un cuerpo social y militante proclive a una mayor identificación y participación en la campaña: no es sólo cuestión de democracia, sino de eficacia.

3. Por último, la creación de un nuevo censo, entendiendo que lo que se promueve es una candidatura más amplia que Podemos. El "no podemos solos" y el "abrir de puertas" de Pablo tendría que haberse seguido de una invitación a componer un nuevo censo con mayores garantías, menos inflado y probablemente mucho más ajustado a las expectativas de voto.

Con este reglamento de primarias que conoceremos con todo detalle en pocas horas, Podemos parece haber confiado todo al liderazgo carismático de Pablo, su buena oratoria y su capacidad para zafarse en las tertulias pre-electorales. Buenas armas pero seguramente insuficientes. El desborde, la capacidad de entusiasmar por medio de la participación, la expectativa de que en estas elecciones se juega algo más que la suerte de la formación morada, la posibilidad de ensayar una gran alianza social por el cambio (un proceso constituyente), más allá de Podemos y de la "coalición de izquierdas", son sacrificadas en pro de un grupo parlamentario homogéneo y controlado.

Desgraciadamente, Podemos ha elegido ser un partido antes que un instrumento de la ciudadanía. Hay bastante de autoinmolación en esta elección. Esperemos que el tiempo nos quite la razón, o mejor aún , que la nueva ola democrática y ciudadana en formación sea capaz de desbordar las inercias conservadoras de Podemos.

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El cese de Zapata, una decisión pésima https://blogs.publico.es/contraparte/2015/06/16/el-cese-de-zapata-una-decision-pesima/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/06/16/el-cese-de-zapata-una-decision-pesima/#respond Tue, 16 Jun 2015 12:29:11 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=786 Continuar leyendo "El cese de Zapata, una decisión pésima"]]> .

Emmanuel Rodrígez (@emmanuelrog) e Isidro López (@suma_cero)

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Este fin de semana pasará por ser uno de los más agitados en la política madrileña de los últimos cincuenta años. De la alegría por el cambio institucional y la investidura de Carmena tras veinticinco años de gobierno popular –se dice pronto–, a la dimisión del concejal de Cultura como primer acto de gobierno. El motivo es tan alucinado como alucinante ha sido la campaña para tumbar a Zapata –lease a Ahora Madrid–: unos tweets de indudable mal gusto, pero publicados hace ya cuatro años. Para quien no lo sepa: la red social twitter, el microblog del pajarito, es entre otras muchas cosas un escena tendente a la trifulca fácil, el bromazo y una buena carga de alienación narcisista. Los tweets de Guillermo Zapata resultan rematadamente inoportunos para un cargo público, pero son moneda corriente en esta red social.

Durante las próximos semanas tendremos que discutir mucho, muchísimo, sobre lo ocurrido en estos días. Para empezar, habrá que dictaminar cuanto de idónea es la política aprendida en el fogueo de las guerras culturales de las redes sociales para un marco de política institucional y ataques políticos despiadados. Para seguir, tendremos que decidir si es conveniente apoyar que todo el peso institucional del Ayuntamiento descanse en las decisiones personalísimas de Manuela Carmena, como representante de un gobierno plural y compuesto de hecho por proyectos políticos diferentes. Algo que, por cierto, sólo en posible en el marco de la perpetuación del modelo presidencialismo extremo heredado de Gallardón y plasmado en la ley de capitalitadad. Y para terminar, si fue buena la decisión de entrar a formar gobierno inmediatamente, cuando quizás hubiera sido más deseable esperar y armar una oposición social capaz de condicionar completamente la acción de un consistorio popular en minoría, al tiempo que el PSOE se iba diluyendo en largos meses de inactividad. Desde luego, de lo que no se podrá discutir mucho, es que si se entra en el gobierno es para gobernar, y esto implica saber plegar a un adversario tan temible como la derecha madrileña. A fin de que nos quede bien claro: primera acción de gobierno, primer triunfo de esta última.

"Demasiada ingenuidad, demasiado amateurismo". Se trata de elementos que van más allá del juicio, constituyen la tónica dominante de esta fase del ciclo político llamada por algunos "asalto institucional". La estrategia que hemos vuelto a confirmar con el affaire Zapata es la misma de Podemos en los últimos meses. A saber: basta con apuntar a la corrupción y a la degeneración moral de la clase política para cargarse de razones ante ese ente, extraño e impreciso, llamado "ciudadanía". Lo decía el mismo Zapata en un vídeo de campaña en conversación con Rita Maestre (o era al revés): "Somos cualitativamente diferentes". La cuestión es que el "cualitativamente" parece que sólo tiene que ver con no haber participado en las instituciones, ser "gente normal" y venir sin mácula de corrupción alguna ¡cómo si esto fuera suficiente para disuadir a un enemigo que jamás va a ceder sus posiciones de poder sin dar batalla! Desgraciadamente, ha bastado un sólo día para desmontar esta tesis.

Subyacente a esta idea está también esta otra: la de que esa palabra mágica llamada "hegemonía", o si se quiere legitimidad, consenso, apoyo social mayoritario, es simplemente un reflejo mecánico de los resultados electorales. "Si gano es que ya lo tengo todo conmigo". Y con eso basta. Lo ratificaban, ayer y antes de ayer, una multitud de firmas de la variopinta progresía madrileña. Todas sin excepción pedían o justificaban la dimisión de Zapata por el horror moral de sus tweets. Con buenas palabras, decían que así se recuperaría la dignidad del gobierno y con ello su capacidad de iniciativa. Pasado el temporal todo volverá a su cauce, es que "hay tanto que hacer por Madrid".

Por desgracia, en este terreno los aprendices de político andan muy por detrás de los legítimos dueños de la credenciales profesionales. Como se ha demostrado hoy mismo, lejos de abandonar la presa tras el cese de Zapata, los chicos de Aguirre y Villacís van a intentar cerrar con más fuerza las mandíbulas en los puntos en los que hayan conseguido más daño. Y es que a veces nos falla la memoria: ¿os acordáis de los últimos años del "buen talante" de Zapatero, acosado por la insistencia en las tesis conspiranoicas sobre la autoría del 11M, el ZP = ETA, la indignación moral contra el matrimonio homosexual? Y eso que Zapatero y los suyos estaban en la lista de invitados, qué no harán con unos advenedizos.

Valga decir que el error "progre", que hoy se repite, consiste en pensar que gobernar es lo mismo que tener el gobierno; y aún peor que basta con tener el gobierno para poder gobernar. Paradójicamente, tal y como ha demostrado la derecha madrileña y como también ha demostrado la derecha catalana de Artur Mas, es aquello que está por fuera del gobierno y que no tiene dependencia directa del mismo, lo que permite mantener la iniciativa política y conquistar hegemonía. Este afuera se llama política y tiene herramientas como medios de comunicación, movimientos sociales, think tanks, etc. ¿O es que nos pensamos que ha sido el lobby judio lo que ha forzado el cese de Zapata, y no el trendig topic #zapatadimisión, las 10.000 firmas que pedían el cese, la presión de El Mundo, Intereconomía, Libertad Digital?

La ventaja de la derecha madrileña, a diferencia de los reformistas institucionales al modo de Carmena, así como de la mayor parte la izquierda y de muchos en Podemos y Ahora Madrid, es que sabe que sin ese sustrato vivo de autonomía social mediática, dispersa y a veces contradictoria, no hay ni gobierno, ni política. Mientras la llamada izquierda –nueva y vieja– hacía genuflexiones por el pánico moral de lo políticamente incorrecto, la derecha real, una vez más, movía sus piezas y hacía sus deberes. Y lo hacía asumiendo algo que todavía no se quiere entender: que la política es conflicto –aunque sólo sea porque para cambiar algo hay que remover y desplazar intereses– y que este se produce, sobre todo, por fuera del gobierno.

Por resumir la fundamental en una simple fórmula: el 15M es a Podemos, y por tanto a Ahora Madrid, lo que "X" es a Ciudadanos o a cualquier otra operación de recomposición de la hegemonía conservadora. Síganse tomando decisiones como la de ayer y muy pronto veremos como think tanks y medios neocon despejan la incógnita para decirnos como el payaso loco de las fiestas: ¡sorpresa!

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Emmanuel Rodríguez ()

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La metáfora del "abrelatas" pareció venir al caso cuando los de Pablo Iglesias se presentaron —hace ya un año de aquello— como la única herramienta capaz de descerrajar el sistema de partidos. Metal contra metal, cuchilla contra cuchilla, Podemos se presentó entonces como el martillo que rompería el "techo de cristal" que no pudieron quebrar ni el 15M, ni sus posts: el movimiento de vivienda, las Mareas, el 25S.

Si hubo, o hay, en esta aclamación de Podemos una recaída en la "ilusión democrática", y si es necesario empujar la discusión, con más razones de las que parece, hacia un marco distinto y externo a las elecciones, la representación y el Estado, lo acabaremos por descubrir en los próximos meses. De momento basta con reconocer que sin la energía social que empujó a Podemos, y que se expresó en el 15M, no habrá cambio. O dicho en palabras viejas: sin "movimiento no hay política". Mientras tanto —siempre hay algún "mientras tanto"— parece que vamos a seguir teniendo que recurrir a Podemos, al menos si queremos que este sirva para lo que fue diseñado: ganar elecciones. El problema es que hoy el blindaje que hay que reventar no es sólo el del régimen, sino también la coraza que Podemos ha ido fabricando a su alrededor.

Ayer se presentó a la prensa y a la ciudadanía una iniciativa interesante: Abriendo Podemos. El manifiesto es una invitación a la reflexión sobre las elecciones del 24 de mayo y una apuesta "literal" por el desborde. Entre otras cosas, se pone de nuevo el dedo en asuntos que en estos meses se han querido dejar de lado: la vindicación de la renta básica como solución a la crisis de la relación renta / empleo, el impago de la deuda como mecanismo de sujeción social, la necesidad de reconocerse en un movimiento europeo y global que va más allá del Estado español y, sobre todo, la demanda de un proceso constituyente como único medio de forzar el cierre oligárquico institucional y abrir el debate sobre el modelo de Estado. Tomados en su conjunto, forman las líneas generales de un programa de ruptura democrática, otra de las muchas consignas que hoy se pretende resultado de un "debate tremendamente falso".

Lo interesante de esta iniciativa, que hemos firmado muchos, es que su declaración de apertura (el "abriendo") se reconoce para y dentro de Podemos, que se sigue considerando el vehículo electoral privilegiado a la hora de promover este programa de democratización. La necesidad de abrir Podemos no responde, sin embargo, a la urgencia o al escándalo que produce la falta democracia interna, sino simplemente al principio de supervivencia. El ser o no ser de Podemos se resume en pocas palabras: o su dirección entiende y acepta que la clave del ciclo político —lo que incluye el éxito electoral— es la participación, la apropiación capilar de los procesos, la replicación y adaptación sin permiso, o la vida posterior de Podemos será cada vez más parecida a la de una estrella mortecina, que alguna vez pudo brillar pero durante breve tiempo.

Podemos se enfrenta pues a una difícil tesitura: su diseño interno se ha convertido en un obstáculo para la prueba electoral que hoy se requiere. Aun con todo a su favor —800 asambleas locales, la simpatía de casi todos los actores comprometidos en el cambio, los activos políticos que no ha disfrutado ninguna organización desde los años setenta—, Podemos renunció en Vista Alegre a la construcción de una organización política: un "partido-movimiento" capaz de sostener un combate a medio plazo y recuperar por abajo lo que en el terreno mediático e institucional se iba a perder tarde o temprano. En su lugar, se impuso un partido-aparato hecho de liberados, secretarios, consejeros y hoy también unas decenas de diputados autonómicos.

Conviene insistir en los resultados de esta opción. El modelo Vista Alegre ha convertido la organización en un inmenso escenario dominado por más de ocho meses de batallas internas dedicadas a la elección de los órganos del partido, el empobrecimiento de la discusión política y el paulatino abandono de los círculos. Al tiempo, la dirección, encumbrada por la tesis del hiperliderazgo, se ha visto crecientemente golpeada y erosionada por el inevitable contraataque mediático.

Es imprescindible recordar también, que mientras el aparato perdía progresivamente el vínculo con las realidades sociales vivas, internas y externas al partido, a las que básicamente menospreciaba o ninguneaba, buena parte de ese mismo tejido se preparaba para enfrentar las elecciones que resultan más cercanas a los ciudadanos, los comicios municipales. La construcción de las candidaturas-movimiento municipales tiene una historia que en muchos casos es anterior a Podemos. Y se diga lo que se diga, los modelos más exitosos nunca fueron presididas por el partidos. De hecho, sólo en la recta final, después de poner demasiados obstáculos y sólo en algunas ciudades "probadas", recibieron el placet de la dirección, normalmente en forma de algunos mítines compartidos.(1) Sin embargo, ha sido ese tejido vivo y esas iniciativas las que, en sus formas más virtuosas —Marea Atlántica, Ahora, En Comú, Sí se Puede—, han salvado el ciclo electoral y con ello han marcado el rumbo a seguir.

A Podemos se le presentan unos meses cruciales en los que tendrá que decidir si aprende y muta, o se vuelve a plegar sobre sí mismo. En las próximas semanas, puede insistir en la tesis de lo que podríamos llamar: "25 de mayo de 2015, día uno del mes uno, del Año Cero". Y remitir todo y cada uno de los avances políticos de nuestra era a los aciertos de la dirección. Ya sabéis la cantinela: las bondades del hiperliderazgo, la gran manifestación del 31 de enero, las candidaturas municipalistas / epifenómeno de Podemos, etc. Pero también puede pensar cómo va a ir a las próximas elecciones, tomar nota del 24 de mayo y abrirse a una serie de actores que no son Podemos, que no quieren serlo y que no se van a reconocer en esa organización. Es lo que ya ha dicho abiertamente Monedero y cada vez más Pablo Iglesias. Y lo que vienen pidiendo desde distintos lugares personalidades tan preeminentes como Anguita, Alberto Garzón y muchos más.

La cuestión reside, sin embargo, en cómo se va a realizar esta confluencia. La inercia empuja hacia la constitución de una fuerza trabada principalmente alrededor de la dirección de Podemos, pero acompañada de algunos de IU, Compromís, Iniciativa, Anova e incluso representación de las candidaturas municipalistas. Asistiríamos entonces a la anhelada "unidad de la izquierda". Pero ¿cómo lograr que esta no acabe en una modestísima y probablemente impotente versión del frentepopulismo, esto es, en una nueva Izquierda Unida? El dilema radica principalmente en lo que estas partes pueden llegar a sumar, lo que inevitablemente nos remite al "cómo". Valga decir que si la "confluencia" resulta en un pacto de despachos, acuerdos sobre "listas plancha preparadas para aprobación pleibiscitaria" y un proyecto tan anodino como el que hemos visto en las autonómicas, lo más probable es que la suma sea negativa, esto es, inferior al sumatorio de sus partes.

No es un asunto nominal. Aunque es preciso recalcar que la "marca" tiene un considerable desgaste, agravado si cabe porque Podemos no se ha querido construir mucho más que como una "marca", realmente es indiferente si se acude con una fórmula "Ahora en Común" o con una del tipo Podemos guión "X", al gusto de Monedero. La crucial es saber convocar, de una forma sincera, la "dinámica 15M", el desborde democrático como método de composición de las candidaturas provinciales al Congreso y al Senado. Esta es la enseñanza del movimiento municipalista que no se deja reducir a una fórmula simplificadora –al modo del "hiperliderazgo" de Carmena y Colau, ¿valdría los mismo para Sentisteve y Ferreiro?–, cuanto a la articulación de espacios complejos de colaboración entre actores múltiples y plurales, que logren, desde la diferencia, reconocerse en un proyecto común. Sobra decir que en este terreno, los métodos de selección y decisión son cruciales, y que de algún modo tendrán que pasar por sistemas que garanticen pluralidad y capacidad de decisión a los elementos activos, única base para ganar lo que sea (incluidas unas elecciones), algo que Ganemos Madrid consiguió transmitir, no sin dificultades, a Ahora Madrid.(2)

Concluyendo, Podemos debe seguir siendo el abrelatas destinado a descerrajar el sistema de partidos, pero para eso tiene que ser creíble como una herramienta de todos y todas; y esto pasa por tomarse muy en serio el 15M o el propio éxito inicial de Podemos. Dicho de otro modo: la política de nuestro tiempo opera cuando se articula como un espacio abierto al desborde y la participación. Aviso para navegantes: aquellos experimentos que renuncian a estas dos condiciones acaban siendo no sólo vieja política, sino política ineficaz.

 

Notas

(1) Un apunte que conviene no olvidar: en Vista Alegre se renunció a ir las municipales por no "quemar la marca" y por desconfianza hacia todo lo que no se podía dirigir desde el Podemos-aparato. Por otra parte, las "candidaturas de unidad popular" que luego obtendrían mejores resultados (Guanyem, Municipalia-Ganemos Madrid, Mareas) estaban ya en marcha desde mucho antes de la Asamblea Ciudadana, en la mayor parte de los casos desde antes de las elecciones de mayo de 2014. No hubo pues ningún acierto estratégico en aquella decisión de apoyar las CUP: sencillamente no se podía controlar todo.
(2) Dos buenos artículos sobre la trayectoria de Ahora Madrid, que sólo comparto en parte, pero que tienen el mérito de destacar lo fundamental en el éxito de la candidatura son los del analista electoral de CTXT, "Diseccionando la confluencia madrileña" y el de Bernardo Gutierrez, "Bienvenidos a la era de los pospartidos políticos".

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Los Soviets de Aguirre https://blogs.publico.es/contraparte/2015/06/02/los-soviets-de-aguirre/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/06/02/los-soviets-de-aguirre/#respond Tue, 02 Jun 2015 08:06:04 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=749 Continuar leyendo "Los Soviets de Aguirre"]]> .

Emmanuel Rodríguez ()

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Hay algo en Esperanza Aguirre –lucidez, intuición, instinto de supervivencia– que la cataloga como una extraordinaria especie reptil en el terrario de la política española. Quizás sólo Artur Mas haya mostrado tal imaginación para la improvisación, el subterfugio, la reinvención personal.

La semana pasada, mientras las trituradoras de papel del antiguo Palacio de Correos liquidaban un cuarto de siglo de historia del gobierno de Madrid, Aguirre se sentaba ante la prensa para invitar a todos, Carmona, Carmena, Villacís, a un gobierno de "concentración municipal". Sólo ponía una condición: "que se acabe con los soviets de los distritos". Teniendo en cuenta que se trata de alguien que no pierde ni medio minuto en leer los programas de sus adversarios –al fin y al cabo, si en algo se distingue un político de pura cepa es en separar lo "importante" de lo fundamental– , Aguirre ha demostrado una capacidad excepcional para comprender esa "extraña cosa" que la ha derrotado. A lo mejor por eso, por su capacidad de reconocer a sus enemigos reales, se le deba atribuir una capacidad política muy superior a la de la mayoría de sus adversarios. Lo confirmaba unos días antes con su última "originalidad" –Aguirre no da puntada sin hilo–, al separar los campos en conflicto entre los partidos del régimen y los "antirégimen", a sabiendas que entre los primeros tiene todas las de ganar, mientras que entre los segundos la desbandada seguirá siendo la tónica mientras domine la confusión, el "espíritu de responsabilidad" y las medias tintas.

Sea como sea, Aguirre ha entendido lo fundamental. Los modos de hacer política que había aprendido durante casi cuatro décadas de transporte en coche oficial están seriamente amenazados. Con la misma intuición que sus viejos maestros, Rodolfo Martín Villa o Manuel Fraga, sabe –como cuando ellos cuando se enfrentaron al PSOE o al PCE– que el monstruo no es Podemos, ni tampoco una prestigiosa jueza por muy de izquierdas que sea, sino la marejada de fondo que empujó primero a los de Pablo Iglesias y hoy a Ahora Madrid.

La elección de la palabra "soviet" tampoco es casual. Obvio que pretende invocar el recuerdo del "terror rojo" entre los bienpensantes de la capital. Pero ella sabe que está hablando de otra cosa. "Soviet" fue el término que empleó Fraga para hablar de Vitoria en 1976, antes y después de masacrar la huelga más importante de la Transición. Y como Lenin en 1917, Aguirre se teme que vayamos a una situación de doble poder, en la que instituciones y políticos profesionales ya no reinan en solitario, teniéndoselas que ver con poderes sociales capaces de cosas extraordinarias.

Si se quiere entender tanto como Aguirre, hay no obstante que desacomodarse de las imágenes del realismo político más ramplón y leer la historia en los términos de un ciclo político más complejo que el electoral. Lo que ha sucedido en Madrid, y lo que nos va a sorprender en los próximos años, no comenzó el 25 de mayo de 2014 cuando Podemos se llevó el 10 % de los votos en la ciudad, ni siquiera el 15 de mayo de 2011 cuando una insurrección democrática y pacífica cortocircuitó los mecanismos de reproducción de las mentiras que habían organizado la política desde 1978. Como en la historia de todas aquellas ciudades (París, Barcelona, Turín) que han sigo capitales de alguna revolución, el hilo rojo de esta región metropolitana, que aloja ya a siete millones de almas, tiene raíces profundas.

La Comuna de Madrid –no hay mejor nombre para designar aquello de lo que hablamos–  se empezó a forjar a finales de los años noventa. Salió a la luz, como el topo de la historia, cuando eclosionó el movimiento global y el movimiento contra la guerra. Obtuvo su primer triunfo entre los días 11 y 13 de marzo de 2004, cobrándose la cabeza de su primer autócrata, Jose María Aznar. Y de ahí siguió su curso subterráneo con manifestaciones episódicas hasta que el 15M la desbordó en una clave insurreccional y democrática que duró varios meses en la acampada de Sol, se desparramó después en más de un centenar de asambleas de barrio y se confirmó con la ocupación de institutos, hospitales, facultades. Literalmente centenares de miles de personas se han iniciado y han  hecho política –la seria, la de verdad, la que aspira a cambiar las cosas– en los episodios inconstantes,  pero siempre sorprendentes, de la Comuna de Madrid.

La victoria de 24 de mayo en Madrid tiene pues una explicación compleja, pero es imposible si  se separa de esta historia. Por eso conviene rebatir el manual improvisado de las claves del éxito electoral con el que se nos va a aleccionar –se nos alecciona ya– acerca del voto transversal de Carmena, de Carmena como "significante vacío" o de Carmena como atractor del voto del PSOE. Sin restar la eficacia que puedan tener todas estas explicaciones, resultan insignificantes y anecdóticas cuando se comparan con los soviets de Aguirre. Basta echar un vistazo al mapa electoral: los votantes de AhoraMadrid se concentran abrumadoramente en los distritos populares (Centro, Vallecas, Arganzuela), en los mismos barrios en los que menos debiera funcionar la identificación con la imagen de una jueza amable y anciana, en los mismos lugares en los que lleva concentrándose el esfuerzo militante de asambleas ciudadanas, movimientos de  vivienda, mareas, centros sociales, etc.

Esperanza Aguirre, la última autócrata, ha sabido reconocer la monstruosidad "soviética" oculta detrás del rostro amable de Ahora Madrid. Por eso más allá de mandar a las hordas en  contra del "gobierno de la izquierda radical", ha intuido también cuál puede ser el antídoto, la política de la representación y el compromiso institucional. Dejar que gobiernen, que asuman responsabilidades y con ello el funcionamiento normal en la administración de las cosas. Al fin y al cabo, están en minoría, ya caerán.

Por eso, la mejor manera de profundizar la democracia –¡de qué otra cosa se trata hoy!– no consiste tanto en asumir el chantaje implícito en la "responsabilidad" de gobierno, como en llevar de nuevo la movilización a las plazas, desbordar los órdenes de gobierno, recuperar la iniciativa política para la movilización social. Por contradictorio que parezca, hay que estar de acuerdo con Aguirre, lo de Ahora Madrid son los soviet, o en palabras más actuales: la democracia hecha de autonomía y autogobierno de los contrapoderes ciudadanos.

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El cambio comienza en los Ayuntamientos https://blogs.publico.es/contraparte/2015/05/26/el-cambio-comienza-en-los-ayuntamientos/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/05/26/el-cambio-comienza-en-los-ayuntamientos/#respond Tue, 26 May 2015 08:07:53 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=743 Continuar leyendo "El cambio comienza en los Ayuntamientos"]]> .

Emmanuel Rodríguez () y Isidro López  ( )
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"Ha sido casi como el 12 abril de 1931", ha dicho algún optimista en referencia a aquellos comicios que abrieron las puertas a la Segunda República. Es importante subrayar el "casi" porque lo que ha salido del domingo no parece vaya a llegar tan lejos. Pero qué de potente y novedoso nos han traído las últimas elecciones locales.

Sobre el 24 de mayo corren ya ríos de tinta, normalmente para destacar algunas banalidades que se deducen echando un vistazo a los resultados (como la abrupta y previsible caída del bipartidismo);  o que reproducen las necesidades del negocio periodístico, siempre próximo a esa industria de la representación que es nuestra democracia. Por eso, quizás, se esté pasando por alto el dato fundamental. El domingo se confirmó la existencia de un nuevo partido "de la ruptura": una realidad variopinta y compleja de iniciativas locales con autonomía y capacidad de incidencia institucional, que a la luz del número de votos obtenidos debiera contar como la tercera fuerza política del Estado español.

No es solo Madrid o Barcelona, tampoco Ada Colau o Manuela Carmena, siquiera Podemos, sino varios centenares de plataformas que cubren casi todo el rango de las ciudades medias de este país (aquellas entre 50.000 y el millón de habitantes) y en las que hacen su vida bastante más de la mitad de la población. Como un calco del 15M, de las asambleas de vivienda, de las distintas mareas, de los primeros círculos de Podemos, han surgido con una capacidad de proliferación que debería causar perplejidad y alegría a partes iguales. Movimientos sociales, asambleas, círculos, secciones más o menos honestas de la casi extinta IU y una ingente cantidad de personas preocupadas y abiertas (por fin) a la vida cívica se han puesto a trabajar en un terreno tan inhóspito como la creación de candidaturas y la realización de campañas electorales. Una capacidad de autoorganización social que ha mostrado el enorme sedimento democrático acumulado en tan sólo cuatro años de crisis política.

Los casos más virtuosos han llegado incluso a ganar, o casi, en ciudades concretas, comarcas enteras e incluso áreas metropolitanas. Así, por ejemplo, en las Rías Altas, donde las Mareas Atlánticas se han hecho con Coruña, pero también con Ferrol y Santiago; o en la Bahía de Cádiz, donde los Sí Se Puede se quedarán seguramente con el Ayuntamiento de Cádiz y el de Puerto Real; o en el extremo sur metropolitano de Madrid en el que gobernarán Ciempozuelos y también Pinto; o en Zaragoza donde "En Común" quedó segunda fuerza sólo detrás del PP. Dicho de otro modo, con resultados mejores de los que haya tenido nunca IU, la altura de estas candidaturas se mide no por sus recursos, ni por su presencia mediática, sino por el enemigo al que se han enfrentado: la partidocracia y sus tentáculos caciquiles, las oligarquías locales del ladrillazo, la prensa local –al servicio de esos poderes–, esto es, los intereses anudados en torno a varias décadas de expolio municipal. Y sin embargo, minusvaloraríamos su importancia si todo quedara reducido a una proeza electoral.

El "nuevo municipalismo democrático" parece haber lanzado un increíble desafío al lenguaje político convencional, ese que invariablemente reproducen los medios de comunicación en su insaciable búsqueda de rostros, logos, declaraciones, símbolos que reduzcan y escenifiquen la representación. Valga decir que estas candidaturas no son un partido, no al menos uno convencional, y que cuando han sido las máscaras de un partido –como los "Ganemos" de IU– sus resultados han sido peor que mediocres. Autónomas, independientes, ancladas a sus realidades locales, han sido tanto o más fuertes como lo eran los vínculos a todo lo que no eran exactamente ellas mismas. De hecho, basta comparar los resultados de las autonómicas con los de las municipales, para confirmar que allí donde las candidaturas han respondido a espacios sociales amplios y complejos, la democracia ha sido mucho más eficaz (también en términos electorales) que la centralización y el verticalismo que algunos sectores dirigentes de Podemos han venido presentando como la única vía posible hacia la victoria electoral.

Pero hay algo más, y es que quizás sólo sobre este movimiento amplio y plural se logra comprender la significación de los dos grandes éxitos del nuevo municipalismo: la victoria de Barcelona en Comú y la casi victoria de Ahora Madrid. Resumidos, explicados y representados por los medios casi únicamente en referencia a las figuras de Carmena y Colau, os éxitos de ambas candidaturas sólo adquieren su magnitud a la luz del trabajo invisible y colosal de una inmensa minoría activa. Sólo así se comprende que en ambas ciudades los mejores resultados se hayan obtenido en aquellos barrios (normalmente los más populares) donde el tejido social se ha implicado con o alrededor de la candidatura, pero sin ser parte de la misma: una multitud grupos locales, talleres y actos, a veces modestos y minoritarios, pero imponentes cuando se consideran en conjunto. Por eso conviene decir, de nuevo, municipalismo, democracia local.

Desde luego, porque ni la representación ni el acceso al gobierno son garantías de cambio democrático alguno, los retos del municipalismo son enormes. En cualquier caso, el 24 de mayo se ha dado un nuevo vuelvo al ciclo político, quizás mayor que el de hace un año. La irrupción electoral de las fuerzas del cambio en los ayuntamientos ha vuelto a acelerar una coyuntura marcada por la demanda de ruptura con el régimen del '78, una demanda que se dio por cerrada y que felizmente ha resurgido. Además, el éxito de las candidaturas locales ha puesto sobre la mesa la necesidad de que Podemos se replantee la efectividad de su cierre populista y su giro al marketing político, esto es, avance hacia la composición de una organización plural, abierta al desborde y con la ruptura en su punto de mira. Vista la rapidez y la profundidad con que se han extendido las candidaturas municipalistas es fácil creer que estamos a tiempo de ganar las elecciones de noviembre.

 

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Transversalidad o ruptura. Lo que el CIS enseña a Podemos https://blogs.publico.es/contraparte/2015/05/18/transversalidad-o-ruptura-lo-que-el-cis-ensena-a-podemos/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/05/18/transversalidad-o-ruptura-lo-que-el-cis-ensena-a-podemos/#respond Sun, 17 May 2015 23:01:57 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=705 Continuar leyendo "Transversalidad o ruptura. Lo que el CIS enseña a Podemos"]]> .

Emmanuel Rodríguez () y Isidro López  ( )
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No hace falta ser un genio de la critica para saber que las encuestas tienen eso que los pedantes de la filosofía reciente han llamado "performatividad", o dicho en un lenguaje más llano: las encuestas producen realidad antes que una fotografía fiel de la misma. Se trata de una de esas verdades elementales con la que juegan mayores y menores de la política de nuestro tiempo, sirviendo a la vez como arma arrojadiza y clave de bóveda de las estrategias electorales. Por eso quizás el mayor error del político actual –metido en los fregados del marketing electoral– sea el de confundir el cuento con la realidad o el de tomarse las encuestas demasiado en serio.

La afirmación de que las encuestas son sobre todo "cuchillos y espadas" en la pugna política no implica, sin embargo, que no digan nada sobre las tendencias de voto y el perfil de los votantes, aunque sólo sea porque tangencial y "performativamente" quieren movilizar a determinados segmentos sociales. Así sucede a veces, cuando determinadas encuestas se vuelven reveladoras de fallos propios o ajenos, expresando esa naturaleza fascinante de la estadística electoral. Es lo que ha ocurrido con el último barómetro del CIS y con algunas lecturas del mismo que ya han señalado que donde Podemos pierde no es frente a Ciudadanos, sino frente al PSOE. O en otras palabras, qué es en la "izquierda" no en el "centro" donde a Podemos se le está yendo la partida; y con ello nos devuelve a un debate que por estar en campaña (justamentemente por estarlo) se vuelve del todo pertinente.

La cuestión se podría resumir como sigue: hay en Podemos una discusión, y también una pretensión, de que esta sea un partido con implantación en todas las clases y segmentos sociales. La idea-fuerza es la de transversalidad, que se acompaña con la proposición de que Podemos es un "instrumento de la ciudadanía", o más aún el "partido del pueblo". En esta misma línea, Podemos articula su discurso en relación con el "mínimo común" de voluntad de cambio de la mayoría, lo que para algunos de sus dirigentes parece que no debiera ir más allá de un programa tibio de reformas, que se comprende bajo el paraguas, curiosamente ya aceptado, de la "regeneración democrática". Pero ¿se justifica esta orientación, y el discurso consecuente, con los datos que tenemos?

Laboratorio y cocina de las encuestas electorales del gobierno de turno, el CIS es sorprendentemente prolijo en el análisis de categorías cruzadas. Además de analizar la propensión al voto, la valoración de la situación económica y política y otra decena más de cuestiones en relación con el recuerdo de voto, la autoubicación ideológica, el tamaño del municipio de residencia, lo hace en relación con la condición socio-profesional de los encuestados. He aquí la foto (pincha en el gráfico):

Grafico Podemos
La primera impresión es contraria a la idea de transversalidad: el voto de Podemos está más concentrado de lo que parece. La suma de voto decidido y la simpatía, coloca a Podemos como primer partido entre los estudiantes (con el 27,6% del voto en este segmento) y segundo entre los parados (con el 18,9%), los obreros cualificados (con el 21,8%) y los no cualificados (con el 17,4 %). En estos tres casos, la primera fuerza es el PSOE, normalmente a muy poco, especialmente entre los obreros cualificados donde la formación morada se queda a apenas un punto de ser la primera opción. De otra parte, Podemos es también la segunda fuerza entre los profesionales por cuenta ajena y los cuadros medios (con el 19%), sólo por detrás de Ciudadanos; y entre el personal administrativo, comercial y de servicios (con el 16,7%), en este caso por detrás del PP, pero también de la suma del PSOE y IU . Sin muchas sorpresas, sin embargo, la suma de voto y simpatía coloca a Podemos como cuarta fuerza en lo que el CIS registra como empresarios, profesionales independientes y altos funcionarios y también entre los dueños de pequeño comercio y los pequeños empresarios. En ambas categorías, Podemos apenas alcanza el 10% de lo apoyos. Su proyección es todavía más insignificante entre los jubilados y las amas de casa donde se queda en el entorno del 8 %.

En un formulación mucho más comprensible, y por mucho que las categorías socio-profesionales que emplea el CIS son todavía demasiado amplias: Podemos es sobre todo el partido de los estudiantes y aspira a ser el de los parados y la vieja clase obrera, especialmente de su segmento más cualificado y también más sindicalizado. También es un partido con una fuerte simpatía entre algunos segmentos de las clases medias, principalmente en lo que el CIS clasifica como profesionales por cuenta ajena y también en la amplia categoría de los empleados de oficina y los trabajadores de los servicios.

Sobre esta base, todavía cabría pensar que Podemos es efectivamente un partido transversal, y esto en la medida en que tiene posiciones fuertes tanto entre las clases trabajadoras, como entre las clases medias. Y es, de hecho, en la interpretación de este "voto de clase media" donde se juega la "transversalidad" de Podemos y la interpretación de cuál debería ser su "mensaje", al menos en términos electorales. Aquí es preciso, no obstante, hacer una salvedad. Lo que, sin duda, parece que no sea Podemos es el partido de las élites profesionales, los altos funcionarios y los directivos de empresa. De igual modo, Podemos tampoco es el partido preferido por las clases medias tradicionales; lo que con un viejo lenguaje llamaríamos los de "la pequeña propiedad y/o la pequeña producción". En ambos segmentos el voto desciende al entorno del 10%.

¿Cuál es, por tanto, el voto de clase media que se dirige a Podemos? Este se concentra fundamentalmente en otras dos fuentes: entre los "profesionales por cuenta ajena y los cuadros medios" y en menor medida en una amplia categoría con la rúbrica de "personal administrativo, comercial y de servicios". Aunque el CIS no desgrana estas categorías, se puede inferir, sin mucho riesgo a equivocarnos, que el voto de Podemos está concentrado entre los segmentos más jóvenes de los profesionales asalariados, progresivamente proletarizados ya antes de la crisis, y también entre los trabajadores de servicios y administrativos más jóvenes, por lo general, también en peores condiciones laborales. Valga decir que según el CIS, Podemos es el partido preferido por los jóvenes (25-34) con el 20,6% de voto + simpatía y sobre todo por los muy jóvenes (18 a 24 años) con el 27%.

En este sentido, la lectura de un discurso moderado y tranquilizador dirigido a unas clases medias imaginadas, antes que estudiadas, topa con el hecho de que Podemos sólo parece apelar a aquellos segmentos de las mismas que están perdiendo el tren social o que al menos sienten una fuerte amenaza de no poder reproducir la posición social. Se trata fundamentalmente de los jóvenes profesionales más o menos precarizados, más o menos marginados institucionalmente, en no poca medida por la rigidez de las instituciones culturales y políticas españolas. Se podrá decir, sin duda, que dentro de este segmento de población circula, y con fuerza, un discurso de restauración de la meritocracia (frente a las clientelas y la corrupción) y de recomposición de las clases medias, tanto simbólica como materialmente. El problema reside en que esta propensión subjetiva ya no permite mayor dilatación del campo electoral de Podemos. Valga decir que este es el punto fuerte de Ciudadanos y su nicho principal de crecimiento, donde ya es primera fuerza. Antes al contrario, incluso en el terreno del "voto de clase media", Podemos puede estar sencillamente por detrás de las demandas de una parte de este sector que reconoce la crisis económica (y por ende de las clases medias) como un problema de época, común a todas las sociedades occidentales. Y que sabe que sin modificar estructuras materiales tan importantes como la fiscalidad, el gasto público y la educación –puntos en lo que una parte de Podemos ha llamado a retirada– no hay oportunidad posible. Esta es una intuición que parece corresponder con una de las lecturas más plausibles de los sujetos y las demandas que protagonizaron el 15M y que se movieron en una dirección nítidamente constituyente y de "revolución democrática". Nada moderada, por cierto.

Conviene recalcar además que el otro caladero del voto a Podemos –ciertamente mucho más importante en términos cuantitativos que el de las clases medias– se concentra entre los trabajadores cualificados, no cualificados y los parados. En estos tres segmentos Podemos es segunda fuerza, justo por detrás del PSOE. También aquí una lectura apresurada podría inclinar a la formación a disputar el voto en el terreno de la moderación. En términos muy gruesos, la principal baza a jugar de cara a estos sectores consistiría en rehuir de toda estridencia ideológica y apelar de soslayo a la recuperación económica, con una patina "progre" –de justicia y reparto– similar a la de los socialistas. Pero ¿no es esta una apuesta cuando menos dudosa, en tanto no reconoce otra tendencia de fondo de la democracias europeas, particularmente entre los sectores sociales menos favorecidos, "eso" que habitualmente se le da el nombre de "crisis de representación", la desafección respecto de las instituciones "representativas" por inútiles?

En la misma línea, uno de los datos más asentados dentro de los tres sectores señalados, es que al lado del reparto de voto entre Podemos y PSOE, el principal partido sigue siendo el de la abstención. El "no votaré a ninguno" y el voto en blanco suma el 25% ente los no cualificados y los parados, una cifra que en las últimas convocatorias rara vez ha bajado del 50% en estas categorías socioprofesionales. Se puede suponer que la vacunación a la retórica "progre" y socialmente vacía, que durante décadas han practicado las élites profesionales del PSOE, ha dejado una huella de inmunidad que seguramente sólo se pueda romper con instrumentos que, por un lado, creen organización política real y, por otro, un discurso-programa sustantivo. Quizás no haga falta decir que es aquí donde topamos con la crisis de la izquierda, un coladero que desde los años setenta ha empujado a estos sectores sociales al regazo de una extrema derecha de retórica claramente antisistema en buena parte de Europa. Otro argumento que tampoco parece apuntar a la moderación según los tópicos y clichés de las clases medias.

En definitiva, aunque el trabajo estadístico debería ser muchísimo más exhaustivo a fin de ofrecer una idea más precisa se puede apuntar, con bastante claridad, la siguiente tesis: Podemos ha concitado a aquellos sectores sociales con menos encaje en el marco de integración social y económica del régimen político español y que han experimentado de una forma más aguda las consecuencias de la crisis. Estos segmentos se reconocen en una triple fuente: las clases medias pauperizadas, las distintas clases obreras en sus configuraciones más variopintas y los sin trabajo remunerado (a excepción de las amas de casa). El otro eje que dirime el voto y la simpatía a Podemos es la edad. Juntos, estos elementos parecen haber colocado a la formación morada en el filo de las grandes fracturas que atraviesan a la sociedad española. La paradoja es que todo apunta a que en la lectura política de esta fractura social y su traducción política en términos constituyentes y de ruptura se juega la oportunidad (también electoral) de Podemos.

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Las feministas cuestionan la nueva política https://blogs.publico.es/contraparte/2015/05/07/las-feministas-cuestionan-la-nueva-politica/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/05/07/las-feministas-cuestionan-la-nueva-politica/#respond Thu, 07 May 2015 14:19:26 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=667 Continuar leyendo "Las feministas cuestionan la nueva política"]]> Montserrat Galcerán

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Nadie sabe muy bien qué significa eso de "nueva política". Las feministas tampoco. Para abordar la cuestión, feministas de diversos puntos de la geografía española han organizado el próximo fin de semana unas Jornadas en Madrid bajo el título De la crisis al asalto de la política. Hacia nuevas instituciones democráticas. El objetivo es debatir sobre cuál es la diferencia específica que aporta la reflexión feminista a la nueva política que empezamos a atisbar tras el cambio electoral.

Varias cuestiones centran el debate. Sabemos que no todas las mujeres son feministas; constatamos que el simbólico "mujer" o sea la presencia femenina es perceptible en formas políticas ajenas completamente a la defensa de los derechos de las mujeres. A pesar de que ese simbólico contribuya a políticas no proclives a poner en primer lugar el bienestar de la mayoría de las mujeres, lo valoramos como un éxito de las luchas feministas: sin ellas las mujeres seguiríamos ocupando un lugar secundario y la política seguiría siendo una cosa de hombres. La presencia pública de las mujeres ha hecho aflorar la enorme diversidad que hay también entre nosotras, ha roto una pretendida identidad esencialista del "ser mujer" y nos ha convencido de que un cuerpo femenino puede albergar sujetos muy dispares y algunos profundamente aborrecibles. Aun así nos congratulamos por ello.

En las jornadas no vamos a discutir los problemas de la identidad femenina pero sí abordaremos el tema de la enunciación: ¿quién habla en nombre de las mujeres?, ¿quién está autorizada para ello?, ¿cómo impugnar un discurso que no nos reconoce y qué herramientas precisamos para enhebrar otro que vaya a favor de nuestros derechos? Las experiencias y los análisis feministas de los últimos decenios aportan material más que interesante para abordar estas cuestiones.

Nos vamos a centrar también en otros dos aspectos: la importancia que la nueva política debe prestar a todos los problemas de sostener la vida en una sociedad tan depredadora como la actual y el sesgo de género de las políticas públicas.

Entendemos que un aporte esencial de las economistas feministas en los últimos tiempos ha sido el "poner la vida en el centro". Por ello entendemos que hay que rebasar una perspectiva productivista reductiva que destroza el planeta al tiempo que convierte en invivible nuestra vida cotidiana. El primer bien a proteger es el bienestar de la población y éste no es compatible con políticas empobrecedoras, destructivas y depredadoras ni con una economía centrada en el beneficio especulativo. Los recursos que tengamos, pocos o muchos, no deben dilapidarse en beneficio de unos pocos y perjuicio de muchos, entre los que abundan las mujeres aunque unas pocas de nosotras estén también entre las privilegiadas. Por eso la cuestión feminista no es simplemente un tema de mujeres: atraviesa transversalmente la sociedad y se conjuga con las muchas otras discriminaciones económica, social y culturalmente vigentes.

El segundo aspecto se centra en interrogar las políticas públicas con óptica de género con lo que descubrimos sesgos inesperados. Casi nunca las mujeres somos tratadas como seres adultos y responsables por políticas presentadas inicialmente como favorables para nosotras, puesto que no parten del principio de considerarnos agentes de nuestras propias vidas. Se nos sigue viendo como víctimas a proteger y no como personas a potenciar. Qué duda cabe de que si la política hacia las mujeres parte de ese paternalismo benevolente puede aportar alguna ayuda, especialmente en situaciones muy difíciles, pero nuestro objetivo es más ambicioso, queremos ser capaces de gestionar nuestra propia vida en el marco de relaciones sociales equitativas, horizontales y de cooperación mutua. E incluso más, queremos estar presentes de pleno derecho en las instituciones y gobernar democráticamente la sociedad. No queremos ser un adorno de las instituciones ni un complemento de unas políticas pretendidamente neutrales. Queremos que las "gobernadas" puedan tomar democráticamente las decisiones pertinentes en todas las cuestiones. En este sentido los feminismos son un fuerte agente de transformación social.

Entendemos que en el momento de cambio que se avecina la presencia de estas posiciones es más vital que nunca. El peligro de que "algo cambie para que todo siga igual" se cierne como un negro nubarrón que amenaza tormenta; con nuestra intervención buscamos que el saber hacer de las feministas contribuya a alejar el peligro de las luchas cainitas que pueden llevar al traste una transformación democrática que sólo está empezando. Para ello la reflexión feminista es más urgente que nunca.

 

 

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Por una reorientación de Podemos https://blogs.publico.es/contraparte/2015/05/04/por-una-refundacion-de-podemos/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/05/04/por-una-refundacion-de-podemos/#respond Sun, 03 May 2015 23:04:49 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=652 Continuar leyendo "Por una reorientación de Podemos"]]> .

Isidro López  ( ), Emmanuel Rodríguez () y Pablo Carmona (@pblcarmona)
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El debate estratégico en Podemos se ha convertido en un asunto público. Ayer el propio Pablo Iglesias abundaba en la discusión con un artículo de inspiración explícitamente gramsciana. Pero más allá de la cúpula directiva del partido, se trata de algo que compete a todos: a las muchas personas y amplias capas sociales que desean una transformación profunda de la realidad política española. Lo que empezó siendo un ruido de fondo después del rodillo de Vista Alegre se ha convertido en un clamor. La estrategia populista de la "máquina de guerra electoral" orientada a una guerra relámpago, resuelta en una victoria rápida y demoledora, ha resultado equivocada en sus propios términos. Y es que el terreno de batalla que ella misma había designado para medirse —el de las encuestas electorales y el marketing político— se le ha vuelto en contra.

Conviene recordar cuál fue el principal coste de esta estrategia: la renuncia a la organización de un partido a la altura del post 15M, capaz de dar un sentido orgánico, territorial y sectorialmente coherente, a una situación que se puede calificar como desbordante en términos de voluntad de participación. Más de mil círculos aparecieron en pocos meses a lo largo y ancho de todo el territorio y decenas de miles de personas se acercaron a ese nuevo partido que tenía por nombre una conjugación verbal. Sin embargo, desde el punto de vista de la guerra relámpago, los Círculos fueron señalados como un impedimento "militante". De tener peso real en la organización —se decía— sólo obstaculizarían una comunicación más amplia con las mayorías sociales no movilizadas. Los estrategas de Podemos apuntaban a esos mismos estratos sociales, donde los politólogos llevan años localizando los grandes caladeros de voto. Y por eso y a partir de una oposición estereotipada entre "los militantes" y "la ciudadanía", o aún de forma más descafeínada "la gente", los círculos fueron suprimidos como posición real de poder, o de contrapoder dentro del partido, en pos de una supuesta comunicación no mediada con el malestar de "la gente normal". Congruentemente, las líneas críticas a este modelo fueron desechadas una y tras otra con una misma acusación: el gusto acomodaticio por lo minoritario y el miedo a la conquista del poder.

El problema, o uno de ellos, es que, cómo bien sabían los grandes movimientos de masas del siglos XIX y XX, las organizaciones estructuradas de abajo a arriba no sólo son más democráticas, sino que además proveen fuentes de información directa sobre los posibles escenarios políticos y la estrategia necesaria para moverse en ellos. Desde la encuesta obrera de Karl Marx al sindicalismo revolucionario de principios del siglo XX, los movimientos de transformación han entendido que se requiere de información directa sobre los fenómenos sociales y la coyuntura política, al menos si se quiere construir y organizar las realidades políticas emergentes, y no simplemente replicar y reproducir los elementos ideólogicos más estáticos de la coyuntura. En otras palabras, una organización con vías de información y decisión de abajo a arriba no sólo refleja una preferencia por la democracia, sino que resulta indispensable para que el movimiento-partido sea un catalizador de la transformación y no su freno.

Privado voluntariamente de la organización, Podemos se vio así obligado a una sucesión de decisiones basadas únicamente en las encuestas de opinión, las tertulias televisivas y el sondeo electoral. El principal "pero" a esta estregia es que en sociedades complejas y fragmentadas, esta ideología de la comunicación directa con la "gente", que presuntamente convierte el malestar espontáneo en hegemonía electoral, es poco más que una quimera. No hay que ir muy atrás para encontrar precedentes cercanos, si bien en un contexto diferente. En la fase ascendente del ciclo económico, el gobierno de Zapatero empleó también este método para mantener la ilusión de la progresía cultural hasta que la crisis económica, sencillamente, la trituró.

En última instancia, la estrategia de Podemos ha acabado volviendo a un centro político que hoy en día sólo puede revivir las categorías políticas que eran centrales antes de la desestabilización que empujó el 15M. La declaración subjetiva "soy de centro" viene a significar lo mismo que "soy de clase media", y tiene poco sentido en un contexto en el que los fundamentos materiales de la clase media se derrumban. Este gesto es además particularmente calamitoso en un partido cuyo principal logro, a día de hoy, sigue siendo la audacia de haber roto con la situación de impás en la que se encontraba la política tras el 15M. Si sus fundadores hubieran estado pendientes de las encuestas en ese momento, no existiría Podemos.

Tras haber alcanzado su pico de crecimiento en torno a enero de 2015, Podemos ha entrado en una fase de estancamiento a la que le sigue otra de descenso. Pero lo que es peor, el "centramiento" del discurso que ha acompañado a esta estrategia electoralista ha creado las condiciones para el ascenso de Ciudadanos como fuerza política de la regeneración del régimen político. Ninguna otra formación podría haber entrado sin el boquete que Podemos abrió. La paradoja es que al abrir esa misma brecha creó el marco para que otros lo llenaran. La insistencia en no definirse en términos programáticos, en utilizar la corrupción como terreno central de juego —con su marcada tendencia a fijarse en personas concretas abriendo las puertas al recambio de élites y la regeneración— y a evitar las fracturas que de facto existen entre los muchos sectores y fracciones sociales que componen "la gente", ha terminado por provocar que un partido/chiringuito como Ciudadanos, que se mueve con mucha más soltura en ese mismo terreno, se lleve el gato al agua de las encuestas. Simplemente "la gente" prefiere el original a la copia.

A la luz de estos resultados, nada de lo dicho hasta aquí puede pasar ya por una crítica underground al mainstream podemita. Guste o no estamos ante un debate estratégico. La sonora dimisión de Juan Carlos Monedero el pasado jueves, después de unas declaraciones que recogían el sentido de los discursos críticos con la estrategia populista/centrista, ha hecho que el debate rompa con fuerza y de forma irreversible. Desde luego, podríamos dudar de la autenticidad de las declaraciones de Monedero, teniendo en cuenta que él mismo fue uno de los más entusiastas responsables del modelo Vista Alegre. Pero sería un error centrar en él la discusión. De hecho, lo peor que puede sucederle a Podemos en este momento es que esta oportunidad única para el debate político acabe pareciéndose a una simple lucha entre notables. Por supuesto, hay y habrá nombres propios, pero a diferencia de las luchas entre Susana Díaz y Pedro Sánchez, en Podemos hay dos opciones estratégicas en liza y no una simple lucha por el control del aparato del partido. Aprovechar este momento para lanzar un debate organizado y plural del que salga un nuevo Podemos, que desarrolle estratégica y organizativamente la fuerza de confrontación y ruptura que tenía el primer Podemos, parece la única opción real. Al menos si se quiere no ahondar en los errores ya cometidos y echar definitivamente al traste la oportunidad histórica de cambio.

Desde luego, habrá quién considere, siguiendo la misma lógica que ha traído a Podemos hasta aquí, que apostar por un proceso de refundación en pleno periodo electoral —y todo 2015 lo es— consiste en una aventura que puede costar muchos votos. "Nada castiga más el votante que una división interna":  este es uno de esos lugares comunes —al igual que el de "hay que conquistar el centro político"— con los que lleva martilleándonos la politología y la sociología electoral convencional  desde hace años. Pero esos enunciados hacen referencia, una vez más, a coyunturas de estabilidad política, económica e institucional; coyunturas pasadas, muy diferentes a las que estamos viviendo. La velocidad de cambio que ha hecho que un chiringuito como Ciudadanos compuesto por derechistas reciclados y trepas políticos de todo pelaje haya irrumpido en apenas cuatro meses, puede hacer que un nuevo Podemos recupere la capacidad de enfrentarse al gobierno oligárquico.

Por eso,  pasadas las elecciones de mayo, es preciso apostar por una nueva constituyente del partido. En el marco de esta nueva asamblea ciudadana se debería revisar y democratizar el modelo organizativo, y al mismo tiempo definir la discusión estratégica sobre nuevos términos. Sólo así parece que podremos recuperar la ilusión de cambio que atrajo a tantos sectores sociales, y a Podemos como la herramienta de transformación y empoderamiento popular que se necesita para ganar elecciones y, más allá, forzar la ruptura constituyente con el regimen del '78.

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La centralidad es la ruptura https://blogs.publico.es/contraparte/2015/04/21/la-centralidad-es-la-ruptura/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/04/21/la-centralidad-es-la-ruptura/#respond Tue, 21 Apr 2015 07:52:38 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=621 Continuar leyendo "La centralidad es la ruptura"]]> .

Emmanuel Rodríguez ()

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Las Memorias de un estadista son siempre más interesantes por lo que callan y por sus medias verdades que por aquello que quieren hacer pasar como las claves de su tiempo. Ayer Pablo Iglesias publicaba en este medio un artículo acerca de la evolución de Podemos, seguramente crucial para el ciclo político que atraviesa al país. Comenzaba con un largo comentario sobre el libro, todavía reciente, de Rodríguez Zapatero: El Dilema, un análisis en primerísima persona de su caída como presidente del gobierno. Quizás azuzado por la lectura del fracaso del último gobierno "progresista", el secretario general de Podemos daba un vuelco a lo que ha sido la tónica más bien anodina de la formación en los últimos meses.

El título del artículo lo decía casi todo, como si no no mereciera más que un breve párrafo aclaratorio: "La centralidad no es el centro". Con ello reivindicaba la necesidad de recuperar la "irreverencia" de los primeros tiempos, de insistir en señalar a los culpables de la crisis –"base de todo proyecto político de irrupción plebeya"–  y de devolver el protagonismo a la "cuestión social" frente al expolio de lo público-común. Su propósito: no confundir el "centro ideológico", esa posición políticamente inane que se ha situado históricamente entre la izquierda y la derecha, con la oportunidad política que ha abierto la crisis del régimen. Podemos sólo puede apelar a una mayoría social precisamente porque está dispuesto a ir más allá de la regeneración y el recambio de élites.

Para quien quiera una interpretación más clara de lo que sólo se deja leer entre líneas, en estas semanas se juega el debate estratégico en Podemos. Hasta ahora, este ha sido clausurado en pro de una hipótesis que hoy se desemorona, la de llegar al gobierno en un único ciclo electoral por medio de un discurso calculadamente moderado capaz de seducir a amplios sectores sociales (una crítica aquí). Por eso la discusión política no debía ir más allá de la denuncia de la corrupción y el desgaste de los viejos partidos. Y por eso también la ruptura, el descaro, la reivindicación de un proyecto constituyente fueron progresivamente sustituidos por imágenes más propias del marketing electoral que de un proyecto político innovador.

Diseñada hasta el detalle por el número dos del partido, Iñigo Errejón, la hipótesis populista se sostuvo mientras la encuestas daban resultados al alza y ha empezado perder fuerza tan rápido como estos han comenzado a darlos a la baja. Enfrentado al fracaso de una estrategia que nunca dejó de tener una factura demasiado académica, Pablo ha decidido virar y con razón. Al fin y al cabo, antes que politólogo, Pablo quiere ser político.

La cuestión es que para este retorno al Podemos que conocimos en las europeas vuelva a entusiasmar, a ser creíble hasta el punto de remontar hacia una posición de "mayoría" con todo en contra (los medios, Ciudadanos, los poderes de siempre), se requiere de algo más que de un cambio en el discurso. En cierto modo, el error de Podemos, y en general de todas las culturas activistas que han tratado de intervenir sobre la coyuntura que ha abierto el 15M, ha sido el de remitirse a un imagen social tan abstracta como la "ciudadanía" o, en una versión todavía más simple, la "gente". Congruentemente, la tabula rasa de diferencias sociales se ha asimilado con una "norma" inspirada en lo que los círculos activistas tienen más a mano: las clases medias. Sobra decir que entre estas y el "centro ideológico" apenas cabe una hoja de papel, normalmente con forma de papeleta electoral.

Un proyecto de mayorías supone, por contra, pensar –y todavía más difícil articular– alianzas entre segmentos sociales heterogéneos y poco conectados. Implica facilitar la organización de un "pueblo" que apenas se conoce y que está formado mucho más por los retazos de esa gigantesca minoría silenciosa y abstencionista que forman los residuos de la antigua clase obrera y las nuevas figuras del trabajo precario, que por las jóvenes élites profesionales, universitarias y culturales, por desplazadas y marginadas que éstas se sientan. Curiosamente la composición social de los mil círculos que componen la base de Podemos resultó ser una prefiguración de las potencias de esta alianza.

De forma congruente, la posibilidad de construir esta opción de ruptura, que se constituya como alternativa al régimen del '78, nos remite una y otra vez a la necesidad de construir una organización amplia y democrática que llegue hasta el último rincón social y que gracias a ello sea capaz de ofensiva. Lo decía recientemente Víctor Alonso Rocafort, el "error Vista Alegre" debe ser reversible. El jacobinismo y el centralismo de Podemos se ha levantado sobre demasiados cadáveres: el despilfarro de un esfuerzo y un potencial de inteligencia colectiva preciosos por miedo al desbordamiento interno y en aras de un blitzkrieg (una guerra relampago) que se ha demostrado imposible. O en otras palabras, la recuperación de Podemos pasa por su refundación: una suerte de ingeniería inversa de Vista Alegre que permita una amplia descentralización y democratización interna, al tiempo que se da paso a una modalidad organizativa fundada en el protagonismo de los círculos y de direcciones colegiadas, plurales y complejas.

Ayer fue un día esperanzador, además del artículo de Pablo, Toni Negri, el viejo militante del operaísmo (obrerismo) y la autonomía italianos culminó su gira ibérica en Madrid. Negri es uno de los mejores maestros si uno quiere acercarse a aquella época, la de los setenta, la penúltima en la que fue posible cambiarlo todo. En sus conferencias en Zaragoza, Madrid y Barcelona insistía en una vieja máxima de la autonomía: la estrategia no compete al partido, sino al movimiento. Por este entendía no los "movimientos sociales", con sus culturas militantes y sus límites a veces insorteables, sino (parafraseando a Marx) al "movimiento de lo real" que se realiza en las luchas, las resistencias y las aspiraciones que en toda sociedad expresan potencia, deseo, posibilidad constituyente. El 15M ha procurado, en este terreno, tanto la oportunidad como las líneas estratégicas que debieran servir de guía a Podemos. Si esta formación quiere seguir siendo una opción política viable deberá atender a un ciclo político en el que sólo le corresponde su momento táctico. O dicho de otro modo, la organización de las tareas concretas que permitan a los elementos de ruptura hoy presentes en la sociedad encontrar un modelo organizativo y político eficaz.

 

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Cómo Esperanza Aguirre pretende ganar la alcaldía de Madrid https://blogs.publico.es/contraparte/2015/04/09/de-como-esperanza-pretende-ganar-la-alcaldia-de-madrid/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/04/09/de-como-esperanza-pretende-ganar-la-alcaldia-de-madrid/#respond Wed, 08 Apr 2015 22:24:37 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=591 Continuar leyendo "Cómo Esperanza Aguirre pretende ganar la alcaldía de Madrid"]]> .
Pablo Carmona (@pblcarmona)*  y Emmanuel Rodríguez (@emmanuelrog)

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Terror. Esperanza Aguirre ha vuelto a la primera linea política. Aupada por las encuestas que Pedro Arriola maneja desde Génova, Espe ha vuelto a los platós de televisión, ametrallándonos con el vademecun neoliberal. La estrategia está, una vez más, en manos de Regino García-Badell.  Mariscal de campo de La Lideresa y curtido en el antifranquismo, Regino dirige al autodenominado grupo de "los gabineteros": fuerza de choque de Esperanza que, aún tocada por la Púnica, constituyen lo mejor de la inteligencia del PP.

¿Es que alguien lo dudaba? Los de Aguirre saben hacer política. Y como de constumbre lo han hecho con la fuerza de la sopresa y a contracorriente. ¿Quien lo iba a decir de aquella chica modosa que fuera concejala de Madrid en los años ochenta?, pero sí lo de Esperanza parace ser la guerra. Por eso, nada más elegida analizó con los "gabineteros" el mapa político madrileño y decidió las principales batallas a ganar. La primera, como no podía ser de otra manera, se ciñó a confirmar su liderazgo dentro del PP madrileño, lanzando un nuevo órdago a Mariano Rajoy. La segunda, y de nuevo a la contra del discurso del PP, consistió en reconocer un importante papel a Ciudadanos: en palabras de nuestra querida presidenta, el "Podemos bueno".

Como bien sabe Aguirre, en Madrid se juega la partida política de estos años. Si gana el Ayuntamiento, la capital renovará su condición de espacio privilegiado de las hegemonías conservadoras. Madrid es un feudo, que por tamaño y centralidad (política, mediática), marca la tendencia de la derecha a nivel de Estado y con ello su renovación. El único "pero" es que para lograr este objetivo se requiere agrupar el voto del "centro" y la "derecha", lo que en otro tiempo parecieron representar las dos grandes familias del PP, los de Espe y los de Gallardón, o sin que necesariamente coincidieran en esas dos figuras: los (neo)liberales y los (neo)conservadores.

 

¿Está en crisis la Liga de Doña Esperanza?

Durante más de 25 años, Madrid ha sido el laboratorio más avanzado de las política neoliberales y neoconservadoras del Estado. En la capital es ya un tópico (al menos de todas las izquierdas) repetir el mantra "tenemos que echar al PP". No obstante, pocos han sido los que han arriesgado hasta el punto de comprender las razones de la larga hegemonía del Partido Popular en una región tan compleja y heterogénea como la metrópolisis madrileña. Valga decir que sin un análisis adecuado sobre esta preponderancia de la derecha resultará muy difícil descifrar lo que está en juego en las elecciones del 24 de mayo.

Dos son los pilares políticos sobre los que se ha sostenido el largo "populato" madrileño: la capacidad para captar regularmente el voto de más del 45% del electorado y la subordinación de una oposición sin ideas ni proyecto. Basta recordar que la izquierda en pleno ha apoyado los grandes "proyectos de ciudad" de los populares: la operación Real Madrid (Las cuatro Torres), las Olimpiadas, la Operación Chamartin, amén de la participación de todos los chanchullos de Bankia.

De hecho, no ha sido la izquierda política (PSOE-IU) la que ha empujado a los populares a la crisis en la capital. Fue el 15M quien desatascó lo que los partidos de oposición y los sindicatos mayoritarios no lograron. De un lado, la campaña #15MpaRato y la PAH señalaron a Bankia y a sus responsables, haciendo saltar toda clase de responsabilidades políticas, incluidas las de la izquierda. Al tiempo, las Mareas Verde y Blanca construyeron un discurso contrahegemónico sobre los servicios públicos y el derecho a los mismos. Que estos movimientos fueron de todo menos impotentes se puede comprobar en la reciente cadena de dimisiones. Así, en enero de 2014, tras el revés judicial a las privatizaciones sanitarias, el engominado Javier Fernández-Lasquetty dejó su cargo como consejero de Sanidad. Y el pasado mes de marzo, la ya muy desgastada consejera de Educación Lucía Fígar, dimitió por las investigaciones que relacionan "sus" contratos en educación con la Trama Púnica.

Aparentemente al menos, el Partido Popular aparece tocado de muerte por la corrupción en sus filas, las reacción social a su gestión de la crisis y, sobre todo, por la ausencia de un relevo generacional y de ideas de futuro. Pero ¿es todo esto cierto?

 

24M. Ahora Madrid, Gallardón y Ciudadanos

De Aguirre y su equipo se podrán decir muchas cosas, pero desde luego no que carecen de ideas. Derrotados en apariencia en 2011, "los gabineteros" han tomado buena nota antes de retomar de nuevo la ofensiva. Son conscientes de que en Madrid hay un nuevo actor político, la candidatura ciudadana Ahora Madrid, y que ésta puede movilizar una parte importante de la desafección política. Saben también que ese voto ocupa principalmente el arco izquierdo, y que además existe una posibilidad inédita de movilizar el voto desencantado, los abstencionistas de siempre y los nuevos votantes que en ningún caso votarían a los populares. ¿Cuál es entonces la medicina de Aguirre para renovar con los populares?

¿Se acuerdan de Alberto Gallardón? Aquella figura que en los buenos tiempos de La Lideresa le servía de contraparte moderna, ciudadana y liberal y que le permitía jugar con distintas franjas del electorado. Como en las buenas películas poliacas, Gallardón hacía de poli bueno y ella de poli malo. A día de hoy, sin embargo, la evidencia social y demoscópica muestra que esa virtuosa combinación de voto y actitudes no volverá a agruparse, al menos de momento, dentro del Partido Popular. El problema no es sólo que no haya otro Gallardón a mano –del viejo ya se sabe–. El problema es que el voto más joven y de centro-liberal ya no se identifica con el PP, sino que se está recomponiendo, y con qué fuerza, en Ciudadanos.

Por eso, Aguirre nos ha dado una nueva lección de esa inteligencia de colmillo retorcido que tanto le caracteriza. Y así mientras el PP cargó en sus primeros días contra Ciudadanos, ella dio un paso a un lado, guiñando un ojo y extendiendo la mano al "Podemos bueno". Con ese simple gesto mostró que en Madrid el trabajo para "echar al PP" pasa por superar la recomposición del arco de voto –más del 45 %–  que ocupaban el duo Esperanza-Gallardón y que ahora llena el tándem, cada vez más sólido, Esperanza-Ciudadanos.

La pregunta, enfrentados a la operación Aguirre, es ¿cómo ganar Madrid? Sinceramente poco cabe esperar de la "oposición" de siempre. Tres décadas de una izquierda incapaz y ausencia de organización popular, han dejado unas tasas de abstención superiores al 40 %. Hoy por hoy, la principal opción de cambio pasa por Ahora Madrid, única fuerza capaz de reagrupar el voto indignado y cierto sentido común para articular una política distinta. Pero su reto es extremadamente difícil: consiste en movilizar la abstención, a los desencantados de la política y a aquellos sectores que directamente están socialmente desenganchados de las clases medias.

Para que ello sea posible, se requiere de un trabajo barrio a barrio, pero también recuperar mordiente en las propuestas públicas. Éstas deberían escalar en fuerza y precisión, y no esconder una apuesta clara por patrones políticos rupturistas que otorguen, con todas las consecuencias, el poder a la gente, que apuesten por modos de organización y empoderamiento ciudadano y que reivindiquen la disolución de los privilegios y el reparto de la riqueza.

En términos puramente agonísticos, nuestro objetivo consiste en que el testigo de la hegemonía que el Clan Valladolid de los Aznar y Acebes, caído en desgracia tras el 11M, puso en manos de Aguirre no pase el relevo. Ya se ha ganado la batalla de desgastar al PP y evitar el traspaso de poderes en sus herederos naturales del "Clan Becerril" como Agag, Lasquetty y Fígar. Ahora queda por resolver que Ciudadanos no sea la vía de recomposición de la hegemonía liberal-conservadora madrileña, algo que podría señalar el camino a toda la derecha española.

 

* Pablo Carmona es candidato en la lista de Ahora Madrid para el Ayuntamiento de la ciudad.

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Madrid se muere. Por un nuevo proyecto de ciudad https://blogs.publico.es/contraparte/2015/03/26/madrid-se-muere-por-un-nuevo-proyecto-de-ciudad/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/03/26/madrid-se-muere-por-un-nuevo-proyecto-de-ciudad/#respond Thu, 26 Mar 2015 18:12:31 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=560 Continuar leyendo "Madrid se muere. Por un nuevo proyecto de ciudad"]]> .

Pablo Carmona (@pblcarmona), Isidro López  ( ) y Emmanuel Rodríguez ()
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Pablo Carmona es candidato a alcalde por la lista "Madrid en Movimiento" en Ahora Madrid e Isidro López a la Comunidad Autónoma por "Madrid por el Cambio" en Podemos.

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Madrid me mata fue el nombre de una de las principales publicaciones de la llamada Movida madrileña. Impulsaba aquella revista el recientemente fallecido Moncho Alpuente —valga este artículo como modesto homenaje— en un tiempo en el que referirse a Madrid, siendo joven, era hacerlo a un espacio tan excitante como nocivo. En eso consistía la ambivalencia de aquella ciudad.

Hoy Madrid sigue matándonos y sigue siendo tan venoso o más que antaño. La dureza de la vida en esta ciudad, la polución, la velocidad, los elevados precios de la vivienda, la precariedad son si cabe mayores. Pero Madrid ya no es seguramente tan excitante como en los primeros años ochenta. Y es que hoy Madrid no sólo "nos mata", casi podríamos decir, también, que se está muriendo. Como sistema urbano y social, esta ciudad ha entrado desde hace tiempo en una espiral de decadencia y degradación que rebasa lo soportable para la inmensa mayoría de la población.

En los últimos años y a caballo de la crisis, Madrid ha sufrido el rápido deterioro de su sistema de transportes: líneas de autobús cerradas, trenes que no funcionan, problemas de mantenimiento. Igualmente ha sido testigo de cómo empeoraban los servicios sociales, se despedía a profesionales de la salud (médicos, enfermeras, celadores), se recortaba el gasto en las escuelas, en los institutos y en las universidades, se privatizaban hospitales y se vendían bienes públicos a precios de saldo. Al mismo tiempo, la cadena de la deuda y la pobreza ha llevado a decenas de miles de familias a ser desahuciadas de sus casas, retornar a sus países de origen, emigrar a otros lugares o simplemente hundirse en una situación desesperada sin solución posible. Un larguísimo gobierno conservador y neoliberal que se extiende durante casi tres décadas en el Ayuntamiento y dos en la Comunidad, al lado de una izquierda incapaz de respuesta, han sido los protagonistas políticos de este desastre. Se dirá que estas no son condiciones exclusivas de Madrid, pero ésta es al fin y al cabo la región metropolitana en la que habitan casi siete millones de personas, la tercera gran ciudad de la Unión Europea.

Enfrentados a la devastación de la región madrileña es difícil echar la vista a otro lado. Pero ¿qué hacer? Al fin y al cabo, ¿no son los sistemas urbanos demasiado complejos y la competencias municipales y autonómicas demasiado pequeñas como para llevar a cabo nada más que una buena administración, un gobierno algo más "progre" y de izquierdas, frente al paso arrollador de las globalización neoliberal? La visión derrotista parece tan instalada que muchas veces parece haber adquirido rango de consenso. Y sin embargo... ¿no han venido estos años  cargados de gigantescas movilizaciones sociales: Mareas, huelgas, paralización de cientos de desahucios?

Hoy resulta crucial discutir y proponer un proyecto alternativo de ciudad, un nuevo marco de orientación para las políticas públicas que permitan empujar el "cambio" en Madrid como algo sustantivo y que compete a todas y a todos. Las candidaturas de Podemos a la Comunidad y de AhoraMadrid al Ayuntamiento se nos presentan como una oportunidad tanto para establecer esta discusión, como para construir una palanca de transformación real. Aceptar este resto —el de construir un nuevo nuevo modelo de ciudad— implica, no obstante, asumir que el gobierno no es simplemente el "arte de la administración", sino algo mucho más complejo. En buena medida nuestra tarea consiste en llevar el conflicto que han levantado las movilizaciones de estos años —por la sanidad, la educación, la vivienda, la democracia— a las instituciones, conscientes además de que sin fuerza y presión social no habrá cambio posible. Cuatro parecen los principales escenarios en lo que tendrán que trabajar estos vehículos electorales de cambio.

1. La deuda. Madrid es el ayuntamiento más endeudado de España con cerca de 6.000 millones de saldo de deuda viva al cerrar el año 2014. Casi el 20% de su presupuesto se dedica al pago de deudas e intereses. A ello se suma los 2.500 millones que deben los otros ayuntamientos de la región y otros 32.000 millones de la Comunidad de Madrid. Todo ello sin referirnos a los pagos ya comprometidos, y que no contabilizan como deuda, como las autopistas de peaje en la sombra, los hospitales de financiación privada o los colegios concertados. En definitiva, Madrid es una ciudad endeudada y gobernada por la deuda.

El rechazo del gobierno de la deuda a los niveles autonómico y municipal debe tener, por eso, dos frentes de ataque. Por un lado, se debe promover una auditoría ciudadana de la deuda de por la que se saque a la luz pública la composición de la misma y se establezca que porciones son legitimas y cuáles no, en tanto paso previo y necesario a un proceso de impago democrático. Por supuesto, que este proceso se lleve a cabo depende de una decisión fundamentalmente política. La segunda línea de ataque, esencial para la protección de los servicios públicos y revertir los programas de recortes, es la desobediencia a la descarga de los programas de austeridad europeos sobre la escala autonómica, de acuerdo con los protocolos de déficit excesivo. Hasta ahora, cómo en un juego de muñecas rusas, las instituciones europeas descargaban sobre los estados la responsabilidad del cumplimiento de los programas de austeridad y este, a su vez, lo descargaba sobre ayuntamientos y Comunidades Autónomas. Si se quiere detener los programas de austeridad desde la escalas locales es necesario declararse en rebeldía frente a esos mismos procedimientos que en última instancia están relacionados con unas cifras de endeudamiento público que, simplemente, no son aceptables sin una auditoría ciudadana previa

2. El gobierno de la oligarquía financiero-inmobiliaria. El problema de la deuda es indisociable del problema del gasto, y sobre todo de a qué y a quién ha ido destinado ese gasto. La deuda del Ayuntamiento de Madrid tiene su origen, en su mayor parte, en la construcción de la M30; una obra que fue diseñada por, y contratada a, las grandes constructoras del país. Además, el ayuntamiento ha subcontratado la mayor parte de sus servicios a las divisiones específicas de las grandes constructoras. Siete grandes contratos (pliegos), que van de la limpieza viaria hasta "parques y jardines", ponen en manos de un puñado de empresas la mayor parte del presupuesto municipal. En la Comunidad Autónoma la situación se repite, ¡y con los mismos actores!, pero en este caso incluyendo residencias de ancianos, autopistas, hospitales, servicios ambientales, etc.

Así pues. un proyecto que quiera recuperar el presupuesto para las necesidades de los ciudadanos y ciudadanas deberá promover, al contrario de lo que ha venido sucediendo hasta ahora, un modelo territorial no sometido a los designios de la oligarquía madrileña. Para ello será necesario auditar estos contratos, y siempre que se pueda subrogarlos en manos públicas a fin de aprovechar mejor los recursos humanos y materiales de las administraciones, o en su caso de fomentar el tejido empresarial social y cooperativo.

De otra parte, la maquina de crecimiento madrileña sobre la que se ha construido el poder político de las grandes constructoras ha necesitado de una legislación territorial completamente expansionista que debe ser revisada y modificada. De forma prioritaria es preciso derogar la Ley de Suelo de 2001, pariente de la Ley del "todo urbanizable" de 1998 y también la infinidad de decretos  de excepción que la Asamblea de Madrid utilizó para introducir cambios legislativos favorables a las constructoras, evitando la luz y el debate público. También debería ser prioritario declarar una moratoria, y posterior modificación, de los planes urbanísticos expansivos, la paralización de la construcción de nuevas infraestructuras de transporte de alta capacidad (de las que Madrid, hoy por hoy, sigue estando en situación de exceso de capacidad) y una extensión y elevación del grado de protección de las zonas naturales protegidas.

3. Los servicios públicos y los derechos sociales. La deuda y la subordinación de los presupuestos a los intereses de las grandes empresas de servicios y los grandes bancos han ido mermando progresivamente la calidad y la universalidad de los servicios públicos. Las subcontrataciones, las externalizaciones y las privatizaciones han convertido la sanidad y la educación en negocios provechosos para un puñado de actores empresariales. El problema no es simplemente que los servicios sean más caros y más ineficientes, sino que progresivamente están perdiendo su carácter universal. La retirada de la tarjeta sanitaria a los migrantes se puede considerar uno de los ejemplos más sangrantes, pero nuestro principal problema está en que las políticas públicas fomentan, de forma sistemática, la segregación social. Así la privatización y deterioro de la sanidad pública se ha acompañado de la promoción política —beneficios fiscales incluidos— a la contratación de seguros médicos privados para las clases medias. Igualmente la subvención y el apoyo a las enseñanzas privada y concertada se ha convertido en un refugio para las familias que no quieren que sus hijos se mezclen con las sectores sociales más desfavorecidos.

Una política social adecuada debería revertir los procesos de privatización y externalización, al tiempo que fomenta la igualdad en el acceso y corrige las desigualdades sociales de partida. De nuevo aquí, estas actuaciones provocarán el conflicto con intereses creados y requerirán de apoyos sociales sólidos y movilizados. La complejidad de los ámbitos de intervención, que van desde la salud hasta la vivienda o la educación en todos sus tramos, exige de una participación decidida y políticamente articulada de los profesionales y usuarios de todos los ámbitos en los que se va a intervenir.

4.  Democracia. Este el punto crucial y sin el cual todos los demás corren el riesgo de perderse. El acceso a los gobiernos municipales y autonómico tiene que ir seguido de un cambio sustancial de las estructuras de gobierno y participación. Las palabras clave aquí son descentralización y subsidiariedad. El principio de subsidiariedad reclama que la decisiones o competencias sean relativas al nivel político que resulte más cercano a los ciudadanos. Tanto a escala del Ayuntamiento como de la Comunidad, es preciso realizar una radical descentralización de los organismos de decisión y control ciudadano a escalas como mínimo distritales. Un ejemplo de ello son la propuesta de Juntas de Bueno Gobierno incorporadas al programa de Ganemos Madrid y luego de Ahora Madrid, espacios de participación ciudadana a nivel de distrito y con capacidad de control del presupuesto y de los representantes. También será preciso instaurar procedimientos reales de democracia directa o semidirecta como el referéndum o una Iniciativa Legislativa Popular autonómica no capada por requisitos imposibles y la subordinación a la acción de gobierno.

La apuesta por la democratización de los gobiernos locales y autonómicos tiene límites estrechos dentro de los marcos legislativos vigentes. Por eso el acceso a estos niveles de gobierno tendría que tener un rango constituyente, esto es, de modificación de la estructura del Estado. En el caso autonómico, el acceso al gobierno debiera seguirse de la apertura de un gran debate ciudadano constituyente, dirigido a volver a redactar el Estatuto de Autonomía en la dirección de blindar los bienes público-comunes, ofrecer mayores garantías a los derechos sociales y democratizar radicalmente las estructuras de gobierno. De este modo, estaríamos en condiciones de crear las bases para una democracia local efectiva, sin la cual sencillamente no puede haber democracia.

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Andalucía: ¿Primera prueba de la recuperación del bipartidismo? https://blogs.publico.es/contraparte/2015/03/23/andalucia-primera-prueba-de-la-recuperacion-del-bipartidismo/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/03/23/andalucia-primera-prueba-de-la-recuperacion-del-bipartidismo/#respond Mon, 23 Mar 2015 00:32:17 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=525 Continuar leyendo "Andalucía: ¿Primera prueba de la recuperación del bipartidismo?"]]> .

Emmanuel Rodríguez () y Isidro López ( )*

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Una de las peculiaridades de España es que el país se ha construido de norte a sur. Que la escritura de la historia se escribe en esa dirección lo muestra la asunción de términos de tanta carga ideológica como el de Reconquista, por el que se "naturaliza" la conquista del sur peninsular por los reinos cristianos del norte. Se trata de una de esas paradojas clave en la construcción histórica de España, al menos si se considera que el valle del Guadalquivir y la costa mediterránea han sido los polos civilizatorios de la Península Ibérica desde época prehistórica o si se toma en cuenta que Andalucía ha sido, de largo, la región más rica durante toda la época moderna hasta mediados del siglo XIX.

¿Muestran las elecciones andaluzas una inversión de esa flecha geográfica, en este caso protagonizada por la "reconquista" de los actores del régimen del 78 del terreno perdido desde que irrumpiera el 15M? Ni tanto ni tan calvo, habrá que decir. Ciertamente, el bipartidismo ha perdido terreno, dejándose caer del 80% al 62% de los votos. Los dos actores políticos de última generación, Podemos y Ciudadanos, han acumulado casi el 25%. Teresa Rodríguez ha conseguido hacerse con un hueco difícil frente a la "muy andalucista e izquierdista" Susana Díaz. Por su parte, el candidato de Ciudadanos (Juan Marín), desconocido hasta hace poco, ha obtenido algo más de un 9%. Todo un éxito para un partido que se declara "de y para" las clases medias, justo en el territorio en el que estas son tan débiles como para rozar la irrelevancia.

Sin embargo, el PSOE repite prácticamente resultados: poco menos de un millón y medio de votos y los mismos diputados que en 2012. Tampoco la abstención ha sido movilizada de una forma significativa. Sólo se ha conseguido empujar del 60 a poco más del 63%. Las pérdidas se concentran de hecho en el partido de oposición regional, el PP, que pasa del 40 al 27 %, y el socio de los socialistas (IU) que cae del 12 al 7%. Al PSOE le ha bastado con una candidata dispuesta a jugar las cartas de un izquierdismo deslavazado y vacío, aderezado de la repetición infinita de "andaluces y Andalucía", amén de la imponente imagen de un embarazo que se muestra tanto en platós de televisión como en mítines multitudinarios, para conseguir esa "victoria histórica" que Susana (obviedades del poder) reclama para sí.

Sea como sea ¿son extrapolables estos resultados al resto del país? Es aquí donde reside todo el interés de la prueba andaluza, especialmente para la única fuerza política que reclama abiertamente la ruptura con el régimen de '78, Podemos. Caben pocas dudas de que el sistema de partidos tiene tiempos y resistencias distintos en la mitad sur del Estado que en el resto de la geografía. Pero también de que Andalucía no es sencillamente una excepción, sino una pieza tan particular como otras dentro del complejo puzzle peninsular. Dicho en otras palabras, y considerando el material de encuesta disponible, es dudoso que en Madrid o Valencia el PP sea batido como primera fuerza, por mucho que su 50% pueda ser llevado a la banda del 30%. Al igual que la "histórica" Susana Díaz, las organizaciones regionales del PP saben de la escasa o nula densidad organizativa de Podemos o Ciudadanos a las escalas municipal y autonómica, y que en ese terreno pueden confiar en las solidez de la sociedad civil, esto es, de sus redes clientelares larga y generosamente alimentadas por la manguera del presupuesto público. En la misma línea, pero con colores diferentes, los resultados en el País Vasco y Catalunya pueden mostrar resultados similares con la confirmación, también, de los partidos en el gobierno: el PNV y una CiU reinventada.

También es preciso reconocer que Ciudadanos es una realidad electoral viable y que ha conseguido consolidarse en el territorio que le era menos propicio. Su 9% puede duplicarse en los caladeros de voto tradicional del PP, fragmentando esa "centralidad del tablero" que habían imaginado los estrategas de Podemos. A nivel estatal, la confirmación de una cuatripartito –cuatro formaciones entre el 15  y el 30% de los votos– abre un escenario de pactos complejo en el que el horizonte de una ruptura constituyente quedaría aplazado indefinidamente. En este terreno, la posibilidad de un gobierno progresista (PSOE, IU, Podemos) sería de hecho la peor opción.

En definitiva, las conclusiones siempre provisorias de los resultados de las elecciones andaluzas podrían ser, en primer lugar, que el ciclo político es largo, no corto. O en otras palabras, que los resultados electorales pueden no ser concluyentes en la decantación del cambio político. Se abre un periodo incierto y con problemas obvios de gobernabilidad, pero en el que la posición más probable –y la más interesante– es la de articular una oposición consistente que labre las oportunidades de ruptura en el medio plazo. En segundo lugar, confirmamos algo ya sabido: la realidad política del país es poliédrica y responde a una diversidad geográfica y social que hace inviable la hipótesis populista, al menos en su versión escolar extraída de las lecciones rápidas de los gobiernos progresistas de América Latina. La emergencia de Ciudadanos, como partido de la regeneración de los segmentos más nítidamente identificados con la "clase media" y la diversidad de los resultados electorales en las tres comunidades que suman más de la mitad de la población (Andalucía, Madrid y Catalunya) debiera servir como contra-prueba suficiente. Y por último, y quizás lo más importante: muchos de los elementos despreciados hasta el momento, principalmente la necesidad de construir una organización con implantación territorial, cuadros competentes y un proyecto solvente (más allá de la repetición de los memes de la corrupción y la "casta"), cobran en esta coyuntura una relevancia de carácter estratégico. Sobre decir que para ello se requiere de un giro que, en algunos ámbitos, es de 180 grados.

 

*Isidro López es candidato a las primarias de Podemos a la Comunidad de Madrid

 

 

 

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Cuando lo que importa es la vivienda. Ante las próximas municipales https://blogs.publico.es/contraparte/2015/03/20/cuando-lo-que-importa-es-la-vivienda-ante-las-proximas-municipales/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/03/20/cuando-lo-que-importa-es-la-vivienda-ante-las-proximas-municipales/#respond Fri, 20 Mar 2015 10:52:12 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=475 Continuar leyendo "Cuando lo que importa es la vivienda. Ante las próximas municipales"]]> .

Raquel Rodríguez  y Rodrigo Calvo (@_kodrito)

Candidatos a las primarias de Ahora Madrid por la lista Madrid en Movimiento*

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La crisis económica ha puesto de manifiesto un modelo inmobiliario obsoleto, insostenible y, sobre todo, socialmente injusto. En una ciudad con más del 10% de su parque vacío, lanzamientos y desahucios se han convertido en un hecho cotidiano. Desde Madrid en Movimiento (lista que concurre a las primarias de Ahora Madrid) reividicamos la necesidad de recuperar el derecho ciudadano a la vivienda.

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La política de vivienda se ha configurado en España, y en Madrid, como el soporte del desarrollo económico. Se trata de un modelo que se inicia durante el franquismo y se consolida durante la democracia, justamente en contradicción con el mandato constitucional que en principio garantiza el acceso a la vivienda y la lucha contra la especulación.

Por eso y tras cuarenta años de sucesivos ciclos inmobiliarios hemos heredado un parque de viviendas lleno de problemas que ahora debemos gestionar. Nuestro modelo inmobiliario se caracteriza por:

 

- Un parque de viviendas sobredimensionado e infrautilizado. Según el Censo de Población y viviendas de 2011, de las 1.530.957 viviendas existentes en Madrid el 10% están vacías: 153.100 viviendas vacantes, de las cuales 16.152 se construyeron en el periodo 2002-2011.

- Un mercado de vivienda caracterizado por la estrangulación en las formas de acceso, entre las que solo se ha promocionado la propiedad, ya sea en el mercado libre o protegido, con una tasa de alquiler libre muy baja (20% en Madrid capital) y sin apenas representación del alquiler social.

- Una política de vivienda que ha desembocado en un modelo especulativo que relega las figuras de protección, y en el que apenas hay representación de viviendas sociales de gestión pública. Frente a soluciones que garantizan el acceso a cualquier hogar se ha optado por ayudas que permitan a las familias acceder a la vivienda en propiedad. Fruto de ello, el acceso a la vivienda  cuelga cada vez más del sistema financiero. Se trata de un modelo que penaliza a los hogares de menor renta, quienes acceden a créditos en peores condiciones, muchas veces abusivas, y de un modelo que agrava las desigualdades, la inseguridad en la tenencia y la segregación social, al tiempo que aumenta el número de personas sin hogar.

- Un parque de viviendas caracterizado por sus altos precios y el desorbitado esfuerzo de los hogares para sufragar el coste de un bien de primera necesidad, como es la vivienda. En Madrid, y según los datos de la Estadística Registral inmobiliaria del 2º trimestre de 2014, el coste medio de un préstamo suponía un esfuerzo superior al 40% de los ingresos familiares.

 

De otra parte, a la bolsa de viviendas vacías y secundarias "tradicionales" se une ahora un segundo grupo compuesto por aquellas que nunca han estado en uso. Son las viviendas que no lograron venderse antes del estallido de la burbuja, a las que habría que sumar todas aquellas que se quedaron a medio construir. Según las últimas estimaciones del Ministerio de Fomento, en 2013 existían 43.623 unidades de este tipo en el conjunto de la comunidad autónoma. Estas son propiedad de las entidades financieras rescatadas, pero también de inmobiliarias, de grupos de inversión e incluso de la SAREB; todas ellas sociedades que operan en beneficio propio, y muchas veces, en contra de la función social de la propiedad.

Otro mecanismo que incrementa día a día el volumen de viviendas vacías son los lanzamientos y desahucios. Según las estadísticas del Consejo General del Poder Judicial, entre 2007 y 2013 se iniciaron en Madrid un total de 23.276 ejecuciones hipotecarias. Los desahucios se han producido y se producen en el sector privado pero también en el escaso parque público gestionado por la administración. La debilidad de la estructura del parque y de la política de vivienda se pone de manifiesto cuando el marco jurídico y fiscal en vigor permite expulsar a los ciudadanos de sus hogares para que estos pasen a engrosar un parque de viviendas vacías ya sobredimensionado. Sobra decir, que se sigue sin plantear mecanismos que garanticen una solución digna a las familias.

Los ayuntamientos cuentan con herramientas importantes para definir la política de vivienda a nivel local, pero estas se deben emplear bien. Dos ejemplos pueden bastar para mostrar la nefasta gestión realizada por el Ayuntamiento de Madrid durante estos años: la venta del escaso parque social de propiedad pública a fondos buitre (1.860 viviendas de la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo), abandonando a los inquilinos a su suerte, y la modificación en tiempo récord del plan general. En este último caso, se ha tratado de dar solución únicamente a los problemas de los promotores e inversores implicados en los 22 ámbitos de suelo anulados en los tribunales. En dirección contraria, pensamos que es necesario ajustar el número de viviendas previstas a las necesidades reales. De las viviendas previstas en el plan general, Madrid cuenta todavía con 210.899 viviendas pendientes, cifra superior al conjunto de viviendas desarrolladas durante el boom inmobiliario (152.026 entre 2001 y 2011).

Pero las políticas públicas siguen apostando por modelos absurdos e inviables. Dentro de las 131.972 viviendas previstas en la modificación exprés, al menos la mitad son viviendas de protección para su venta. Valga decir que estas viviendas se van a construir dentro de un marco en el que han desaparecido las ayudas a la vivienda protegida en propiedad del plan estatal; en el que es habitual la renuncia de adjudicatarios a las viviendas por no encontrar financiación; y en el que el desplome de los precios en el mercado libre está provocando que las viviendas protegidas estén por encima de los precios de mercado. Dicho de otro modo, el modelo previsto en el planeamiento perpetua las viviendas de protección en régimen de propiedad.

En definitiva, la crisis ha puesto de manifiesto un modelo absurdo, insostenible y socialmente injusto que ahora debemos revertir. Por ello proponemos:

 

1. Introducir tasas especiales, incluida la subida del IBI, a las viviendas vacías en manos de bancos, inmobiliarias, empresas y organismos públicos.

2. Recuperar la propiedad pública de los pisos vendidos por la EMVS y acabar con los desahucios en este parque.

3. Realizar un censo real de viviendas vacías y de viviendas con necesidades de rehabilitación que permita ajustar las propuestas a la situación real.

4. Paralizar los desahucios y los desalojos forzosos, estableciendo convenios con los juzgados para exigir un informe previo de Servicios Sociales sobre la existencia de alternativa habitacional.

5.  Poner en uso de las viviendas vacías de bancos rescatados y de la SAREB, integrándolos en un parque público de vivienda en régimen de alquiler social.

 

* Durante los días 26, 27 y 28 de abril tendrán lugar las primarias de AhoraMadrid. Raquel Rodríguez es arquitecta urbanista y profesora de Urbanismo en la ETSAM-UPM. Rodrigo Calvo es urbanista y activista ecologista. Ambos se presentan en la lista Madrid en Movimiento encabezada por Pablo Carmona.

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¿Por qué me presento a las primarias de Ahora Madrid? https://blogs.publico.es/contraparte/2015/03/15/por-que-me-presento-a-las-primarias-de-ahora-madrid/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/03/15/por-que-me-presento-a-las-primarias-de-ahora-madrid/#respond Sun, 15 Mar 2015 09:51:56 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=448 Continuar leyendo "¿Por qué me presento a las primarias de Ahora Madrid?"]]> .

Pablo Carmona Pascual (@pblcarmona)
Candidato a las Primarias de Ahora Madrid y antes portavoz de Ganemos Madrid por la lista Madrid en Movimiento

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Vivo en una ciudad que ha sido gobernada por los populares desde 1989. En total suman ya 26 años de gobierno monocolor. Durante este tiempo, los Manzano, Gallardón y Aguirre han convertido a Madrid en un campo de pruebas de las políticas neoliberales, imponiendo una hegemonía indiscutible sobre una izquierda política (PSOE e IU) neutralizada por su luchas intestinas y por su falta de imaginación. De hecho, he dedicado una parte importante de mis energías a estudiar las estrategias de la derecha madrileña para reinventarse y consolidar su dominio. Y lo he hecho en el marco del Observatorio Metropolitano de Madrid uno de los pocos espacios de producción intelectual y política sobre Madrid. Quizás por eso nunca he militado en ninguno de los partidos de la izquierda madrileña, prefiriendo la experimentación en los movimientos sociales (de barrio, por los derechos de las personas migrantes, por el derecho a la vivienda) como la única opción para obtener conquistas reales al margen de una política institucional cada más corrupta y decadente. Sin duda, son en parte estas energías sociales las que condujeron a la explosión del 15M y a la crisis política actual.

pablo

He decidido presentarme a las primarias de Ahora Madrid como resultado de la necesidad de dar continuidad a las demandas de estos movimientos y de una ciudadanía que necesita tomar las instituciones para darle la vuelta a las políticas de austeridad y responder a la degradación de nuestra democracia. Obviamente, no me presento solo, sino como resultado de una decisión colectiva que ha implicado a centenares de amigos y amigas que participan en Podemos, Ganemos, asambleas de barrio y multitud de movimientos sociales.

La lista, que tengo la suerte de encabezar, se ha construido a partir de múltiples encuentros y asambleas públicas en las que se han planteado no sólo nombres de candidatos y candidatas, sino toda clase de problemas relativos a la necesidad de controlar a los representantes y que estos obedezcan a los mandatos colectivos. En ella han participado muchas personas que participan de grupos de trabajo y de grupos locales de Ganemos Madrid. En su construcción ha sido fundamental la participación del espacio político construido dentro de Podemos en torno a las propuestas para los consejos madrileños de Madrid sí Puede y Podemos Ganar Madrid, que en su día encabezaran Alicia Muñoz (número 11 de esta lista) y Miguel Urban, y que vienen representados, entre  muchos otros, por Rommy Arce y Toni García.

Esta lista tiene también un importante soporte en los movimientos sociales, sujeto principal de la crítica al largo gobierno del PP y sin cuyo concurso difícilmente se podrá levantar una alternativa política y social adecuada. Así, a fin de paliar el desastre ecológico de Madrid, con su pésima calidad de aire y su cada vez más ineficiente modelo de transportes, participan el urbanista Rodrigo Calvo y el conocido filósofo y profesor Jorge Reichmann. Conscientes también de que Madrid está habitado por una creciente población migrante transnacional, que Madrid es ya una ciudad global y transnacional, nuestra lista incluye también a los activistas por los derechos migrantes Pedro Adrian Saínz (Pampa) y Susana Albarrán. La necesaria mirada de la crítica feminista, las desigualdades de género y la urgencia por hacer políticas relativas a los requerimientos del cuidado y la reproducción, viene de la mano de la catedrática de filosofía Montserrat Galcerán, el investigador y activista feminista Raquel (Lucas) Platero, así como Verá Bartolomé, Nieves Salobral y Carolina León. Con el propósito de mejorar el modelo urbano de la ciudad se incluye a la arquitecta urbanista y profesora de la ETSAM, Raquel Rodríguez Alonso, una de las mayores especialistas en vivienda pública de nuestro país. Por su parte, del ámbito educativo participan algunos de los sujetos más activos en la Marea Verde como Fernando Mardones y Fernando Rodríguez. Quizás por todo esto, porque para gobernar Madrid es necesario hacerlo de otra manera, incorporando los saberes críticos acumulados en estas décadas, fue votado el nombre Madrid en Movimiento como el más adecuado para nuestra propuesta.

Pero lo más significativo de nuestra propuesta es que hemos preferido que la lista sea representativa de las realidades territoriales organizadas en los últimos años. Hasta 15 nombres responden a círculos de Podemos, Ganemos locales y asambleas de barrio. Queremos plantear una propuesta de gobierno con y de la gente, y no únicamente para la gente, lo que desgraciadamente constituye un vicio común en los partidos de izquierda. Por esto también, nuestra lista no está formada por políticos profesionales. Ninguno tenemos la aspiración de vivir de la política y perdurar en los cargos más allá del tiempo de nuestro mandato.

Tampoco pretendemos competir y mucho menos arrollar las listas que lideran Mauricio Valiente o Manuela Carmena. Pensamos que ambas propuestas deben tener un lugar en la candidatura de Ahora Madrid. Desde Ganemos he defendido, hemos defendido, un modelo de primarias que respetase el principio de pluralidad y de representación proporcional, aun cuando en las primarias de IU y en los modelos promovidos por Claro que Podemos (promotores de ambas listas) se hayan preferido  sistemas mayoritarios y de "listas plancha". Esperamos que cada lista responda a realidades organizativas consistentes y que encuentren un respaldo suficiente de la ciudadanía. Estaremos contentos de poder componer con ellos el equipo municipal que bata a Esperanza Aguirre.

Por todo ello, porque es preciso ganar Madrid para su gente, porque necesitamos recuperar las instituciones, presentamos la candidatura Madrid en Movimiento.

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Mucho más que unas primarias. El experimento de Ahora Madrid https://blogs.publico.es/contraparte/2015/03/14/mucho-mas-que-unas-primarias-el-experimento-de-ahora-madrid/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/03/14/mucho-mas-que-unas-primarias-el-experimento-de-ahora-madrid/#respond Fri, 13 Mar 2015 23:01:20 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=423 Continuar leyendo "Mucho más que unas primarias. El experimento de Ahora Madrid"]]> .

Emmanuel Rodríguez ()

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Las primarias de Ahora Madrid comenzarán oficialmente el martes pero ya conocemos a los principales contendientes: Pablo Carmona, colaborador de este blog, portavoz de Ganemos, doctor en Historia y conocido por su descarnado libro sobre la construcción de la hegemonía de la derecha en Madrid, su teorización sobre el municipalismo democrático y sus textos sobre el movimiento vecinal en la capital; Manuela Carmena, veterana de la progresía madrileña, ex magistrada, cofundadora de Jueces para la Democracia y hasta hace nada próxima a la izquierda del PSOE; y por último, probablemente y si nada se tuerce, Mauricio Valiente, militante del Partido Comunista, y en honor a su apellido dispuesto a llevar a IU, o al menos a una parte de esta, a la candidatura ciudadana reunida primero en torno Ganemos Madrid y luego la marca Ahora Madrid. Recordemos: Ahora Madrid es el nombre de la candidatura ciudadana para el Ayuntamiento que hoy reúne a gentes de Podemos y Ganemos y que a su vez está integrada por ciudadanos sin adscripción política, pero también por militantes de movimientos sociales, Equo y parte de IU.

Sin embargo, las primarias de las que saldrá la composición definitiva de la alternativa al gobierno popular son mucho más que un mecanismo de selección de candidatos. Se trata de un verdadero experimento democrático para la composición de una lista que respete a un tiempo la pluralidad y la formación de equipos políticos coherentes. A diferencia de las primarias por listas completas y voto aprobatorio, que han sido comunes en Podemos, las primarias de Ahora Madrid respetan la proporcionalidad del voto que recibe cada lista y al mismo tiempo permiten intercambiar papeletas para candidatas y candidatos de distintas listas o que se presentan por libre.

El modelo elegido elaborado en Ganemos Madrid obedece al nombre de "recuento Dowdall". Se trata de ponderar el voto por orden de preferencia de tal modo que la proporción de votos obtenidos por una lista se traduzca en el mismo porcentaje de candidatos en la lista que resulte de las primarias. Así una lista que obtuviera el 40 % de los votos y fuera mayoritaria obtendría el número uno y otros tres candidatos entre los diez primeros, pero lo más interesante es que los otros seis irían a parar a las otras listas o a candidatos independientes. Quizás, por eso, por su complejidad, pero también porque respeta la pluralidad, el consejo municipal de Podemos, dominado casi por unanimidad por la lista de Claro que Podemos (que obtuvo el 60 % de los votos), ha sido reacio a aceptar este sistema. Una píldora que finalmente ha tenido que tragar por la presión de una parte importante de los círculos de su organización y por el propio trabajo realizado en Ganemos Madrid.

Las ventajas de este sistema son notables. Por primera vez, las listas no sólo tienen que competir sino que a la vez, necesariamente, deberán colaborar y cooperar. Basta decir que es responsabilidad suya formar un equipo municipal mixto. Las ventajas políticas resultan apreciables, especialmente si se considera a la luz de la desilusión y cansancio que ha producido el sistema de listas plancha en los procesos internos de Podemos. El sistema propuesto para Ahora Madrid debilita el cainismo implícito en este tipo de competencias, permite un notable ahorro de energía política y genera una mayor diversidad. Sencillamente da cabida a procesos organizativos diferentes pero que tienen que ser complementarios. ¿Acaso no es este el verdadero sentido de la llamada unidad popular?

Así, por ejemplo, respecto de los cabezas de lista señalados, y dejando a un lado todavía la participación, deseable de Mauricio Valiente, la lista encabezada por Manuela Carmena, promovida por Claro que Podemos y algunos segmentos de Ganemos Madrid, puede recoger tanto los procesos organizativos de estos espacios, como la sensibilidad que expresa el propio perfil de la candidata. Dicho de otro modo, Carmena representa a una generación que protagonizó la Transición y que progresivamente se ha visto defraudada por la actual democracia. De igual modo, pero desde otro lugar, la lista encabezada por Pablo Carmona, con apenas poco más la mitad de años que Manuela, puede representar a la generación que ha protagonizado el 15M, y que desde la última década ha propugnado defender los derechos sociales y democratizar las actuales instituciones. No en vano, su lista recoge a jóvenes profesionales y activistas de movimientos sociales,  así como a sectores importantes de Ganemos y de Podemos. De hecho, son claramente reconocibles algunas de las figuras que participaron en Podemos Ganar Madrid, en torno al liderazgo de Miguel Urban.

Puede que en un futuro y a medida que los procesos organizativos que han salido del 15M avancen en madurez, las primarias vuelvan a ser consideradas innecesarias e incluso contraproducentes en términos democráticos. Puede también que las organizaciones políticas que salgan de experimentos como los de Podemos o Ganemos sean capaces de elegir por consenso a sus candidatos. Pero a día de hoy el sistema propuesto por Ahora Madrid resulta seguramente el más democrático y el menos nocivo de los modelos de primarias ensayados. Será interesante seguir su desarrollo.

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Liquidar a Merkel es construir Europa https://blogs.publico.es/contraparte/2015/02/10/liquidar-a-merkel-es-construir-europa/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/02/10/liquidar-a-merkel-es-construir-europa/#respond Tue, 10 Feb 2015 22:38:47 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=405 Continuar leyendo "Liquidar a Merkel es construir Europa"]]> .

Isidro López ( ) y Emmanuel Rodríguez ()

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Lo anunció el pasado jueves: el BCE deja de financiar a los bancos griegos. El expediente es tan sencillo como que a partir de ahora no aceptará deuda pública como garantía de liquidez. ¿Podemos entender esta medida como una carta de negociación para que el gobierno de Syriza no vaya demasiado lejos en el impago de la deuda y acepte los programas de austeridad? Sin duda. Despues del dia 28, al gobierno griego apenas le queda más recurso de financiación que el acceso al llamado ELA. Un mecanismo extraordinario de liquidez que en principio se va a seguir empleando. La supresión de este instrumento sería poco menos que una declaración de guerra del BCE al gobierno griego.

La victoria de Syriza en las elecciones griegas ha escenificado la batalla entre los mercados, y su aliado (Alemania), y las poblaciones del sur de Europa. Tras cuatro años de ofensiva financiera, parece que ahora le toca a Grecia responder con sus cartas. La principal: la amenaza de un impago no negociado, que sea percibido como una nueva ronda de "desorden" en la Eurozona, precisamente por parte de esos mismos "mercados". De acuerdo con esta misma metáfora belicista, no hay nada más importante que anticipar la postura del adversario, esto es, de los mercados.

Basta leer los informes estratégicos de los agentes financieros. Curiosamente hay diferencias notables entre ellos. El Deustche Bank, como era previsible, pide la respuesta política más contundente: exige que se utilice la amenaza de supresión del ELA para disciplinar al gobierno griego y con ello hacerle tragar el pago integro de la deuda y las medidas de austeridad. Los intereses del Deustche Bank en Grecia van más allá de la simple teneduría de bonos. Afectan a activos clave obtenidos por la via de las privatizaciones asociadas a los programas de austeridad: puertos, aeropuertos, empresas públicas, etc. Por su parte, las casas de finanzas atlánticas, como es el caso del Royal Bank of Scotland y Goldmann Sachs, anticipan un pacto. El primero avisa de que los mercados han "infravalorado la legitimidad democrática del gobierno griego" y el segundo, más hostil, se refiere a la posición política de Tsipras y Varoufakis como "postureo", aunque también lo hace con la del BCE. Ambos agentes, y de una forma más enfática Goldman Sachs, preveen un posible escenario de ruptura del sistema monetario europeo si el pacto no se alcanza. Ergo, hay que negociar.

Por concluir rápido: no hay unanimidad en la estrategia de los agentes de mercado. La primera consecuencia es que es improbable un ataque "con todo las armas" sobre Grecia. Por ejemplo, Goldman Sachs, quizá más preocupado por obtener una contención negociada en Grecia que no se extienda al resto de la UE, anticipa un escenario europeo postimpago favorable a las finanzas, con primas de riesgo más altas pero sin que alcancen los viejos niveles estrangulantes, bajos precios del petróleo y bajada del Euro. Sea como sea, la alternativa, aun cuando jamás se emplee este lenguaje, es la de cómo se va a producir el impago: ¿por arriba, por medio de quitas?, ¿por abajo, con un impago democrático? Aun cuando en las negociaciones concretas sea difícil dirimir cuál es cuál,  manifestaciones como las de el jueves y el viernes en Atenas en apoyo a la postura del gobierno griego, y en general, el enorme tirón popular, y no sólo en Grecia, que están teniendo las medidas de Syriza, empujan a una lectura propiamente política de la negociación. Cualquier arreglo puede ser percibido como una prueba de fuerza del gobierno heleno, llevando más allá los futuros pulsos, en los que además Grecia podrá contar con nuevos aliados políticos.

Por eso, lo más importante es entender que no estamos ya en el terreno de la economía, sino en el de la política. La decisión del BCE es fundamentalmente polítca; tiene en su mira al resto de los países europeos, y de manera preferencial a España. El BCE busca, entre otras cosas, dar material a los aparatos ideológicos pro-finanzas: vender un "estrangulamiento" de Syriza dirigido a las propias poblaciones internas de estos países. Por supuesto, nuestra prensa (la del régimen) no ha tardado en aceptar el regalito que les ofrece el Banco Central Europeo. Apenas sin excepciones, ha decretado la merecida ruina griega por haber cometido la osadía de cuestionar el actual orden político europeo. La acelerada revisión al alza de las cifras de crecimiento previstas para España, por parte de la UE, forma también parte de esta linea de ataque ideológico/disciplinario.

No obstante, conviene recordar que el BCE lleva desde el principio de la crisis hablando en términos disciplinarios, cuando lo que hace es notablemente diferente. El BCE no ha dejado de operar contra los riesgos de subversión del orden neoliberal provocados por la inestabilidad  política en los países del Sur, y esto en contra de sus propios estatutos. Los ejemplos en este sentido van desde los mecanismos de compra de deuda nacional, puestos en marcha a pesar de estar explícitamente prohibidos, hasta los programas de expansión monetaria de las últimas semanas. La ideología Merkel no debe ocultarnos que el impacto de la resistencia política y social está siendo real, poderosa y sobre todo efectiva.

Desde esta perspectiva, es preciso también reconsiderar nuestro relato sobre Europa e insistir en que Grecia no existe como realidad económica independendiente. Existen las instituciones económicas europeas y un orden neoliberal, que intenta descargar responsabilidades políticas sobre el estado heleno y sobre el resto de estados europeos, aun cuando estos no tengan ya entidad política y económica suficiente. En última instancia, la victoria de Syriza y su posición política en el orden europeo, ha creado la primera articulación para un escenario de luchas de clases supra nacional y supra estatal. En la medida en que los aparatos políticos nacionales dejen de contener y gestionar las realidades políticas territorializadas, se aclarará el campo en la misma dirección que en los años treinta cuando Karl Polanyi decía que en el capitalismo de mercado sólo hay dos partidos políticos posibles: el de la economía y el de la democracia. Curiosamente, desde los años cincuenta, las élites europeas han pensado que la integración económica, y la monetaria luego, traerían inexorablemente la unión política. Lo que no esperaban es que esa unión sólo la pudiera hacer la gente y no las élites. Y eso, exactamente es lo que está empezando a suceder en Grecia: el nacimiento, o al menos la posibilidad, de una Europa democrática.

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Ganemos Madrid, Podemos y el asalto a la City (de Chamartín) https://blogs.publico.es/contraparte/2015/02/02/ganemos-madrid-podemos-y-el-asalto-a-la-city-de-chamartin/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/02/02/ganemos-madrid-podemos-y-el-asalto-a-la-city-de-chamartin/#respond Mon, 02 Feb 2015 22:59:37 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=391 Continuar leyendo "Ganemos Madrid, Podemos y el asalto a la City (de Chamartín)"]]> .

Pablo Carmona Pascual (@pblcarmona)

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Apenas han pasado cinco días desde que se alcanzaran las condiciones para un preacuerdo entre Ganemos Madrid y Podemos, nada menos que con el objetivo de abrir paso a una candidatura ciudadana. Parece que tras varios meses de debates públicos, negociaciones y dudas, finalmente se pudo llegar a una buena opción de consenso en la que todas las partes han visto reconocidos sus mejores valores. Y sin embargo, no podemos dejar de volver la mirada sobre ese misma ciudad en crisis que hoy parece escenario, de nuevo, de grandes proyectos.

Ciertamente, Madrid ya no es la capital dinámica y arrolladora de otros tiempos. Madrid no es "el escaparate económico de España". Basta pasear por sus aceras casi siempre salpicadas de basura o tomar el metro y esperar los largos minutos que ha impuesto la política de recortes. La máquina de crecimiento de los últimos años, ha echado el freno y con él su clase política. Disecados por el ajuste presupuestario y acorralados por los casos de corrupción, los gobiernos madrileños, especialmente el capitaneado por Ana Botella, no han pasado de ser una caricatura de los años dorados del tándem Aguirre-Gallardón.

De hecho, los últimos tiempos, han estado tanto plagados de fracasos de los populares (Olimpiadas, Eurovegas), como de victorias ciudadanas (la sanidad pública, principalmente). Desde el 15M todo, parece, han sido malas noticias para la clase política madrileña. Incluso el buque insignia del Madrid global, el aeropuerto de Barajas ha vivido sus horas más bajas.

Pero ¿se puede decir que la decadencia ha afectado a los verdaderos poderes de la ciudad? Sin duda, las grandes constructoras, los gigantes bancarios Santander y BBVA y las multinacionales se han mantenido en pie. Sus cuentas de resultados en terceros países y su parasitismo de las cuentas públicas, les han mantenido a salvo. Basta considerar los "contratos integrales" del Ayuntamiento, casi siempre a mano de las divisiones de servicios de las constructoras, para reconocer el grado de subordinación del sector público público al privado. Casi el 50% del presupuesto municipal se salda en estas subcontrataciones, a lo que habría que añadir otro 20% destinado a la devolución de la deuda de capital.

Pero el poder corporativo, asentado en Madrid, ya no se conforma con esto; quiere correr de nuevo. Al tiempo que el aeropuerto madrileño retoma el pulso, gigantescos proyectos urbanísticos se han ido reanimando, una tras otro, por orden del consistorio y al antojo de estos poderes. El Paseo de la Dirección, la Operación Campamento, la Operación Mahou-Calderón y, por último, la macro-operación Chamartín son la señal de que la oligarquía financiera ha dado por terminado el invierno.

Así el pasado 30 de enero conocíamos la gran noticia. El Ministerio de Fomento junto al Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid reabrían, de la mano del BBVA, el proyecto "Distrito Castellana Norte". Las cifras de la conocida como Operación Chamartín son escalofriantes. El proyecto, destinado a durar 20 años, pretende movilizar más de tres millones de metros cuadrados, prolongando la principal arteria de la ciudad 3,5 kilómetros hacia el norte. La inversión prevista en 6.000 millones de euros viene acompañada (¿cómo no?) de más de 120.000 puestos de trabajo.

La vieja maquinaria urbanística, sujeta al caduco motor inmobiliario, se vuelve a poner en marcha. Poco importan las sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Madrid que paralizaron el proyecto, al igual que la Operación Calderón, ahora también resucitada. Huele a negocio. Y cuando eso ocurre nada es suficiente: la reforma del Plan General de 2003 que ha empujado la edificabilidad hasta duplicarla, la Ley del suelo de la Comunidad de Madrid que escamotea el suelo público y, sobre todo, los reiterados incumplimientos de ley en lo que se refiere a la construcción de viviendas protegidas.

Con independencia de los detalles técnicos, la resurrección de las grandes obras en Madrid nos debe alertar de que la oligarquía madrileña esta recuperando posiciones ofensivas. Sus argumentos ya han sido expuestos. Al BBVA no le preocupa un futuro cambio de gobierno municipal u autonómico. El cabeza de lista del PSOE subraya que es necesario un consenso dentro del marco del nuevo PGOUM (Plan General de Urbanismo de Madrid), lo que incluye la ampliación de la Castellana. Y los candidatos del PP se saben seguros de que irán a las elecciones con un proyecto que promete decenas de miles de puestos de trabajo.

Con ello se pretende recuperar no sólo la economía inmobiliaria sino, también y sobre todo, la vieja forma de gobierno de la ciudad. Afianzar, impulsar y recomponer el voto del PP, o en su defecto del PSOE, a través de una gran operación urbanística que abunda sobre el eje de segregación madrileño de un Norte-Oeste ricos frente a un Este-Sur empobrecidos. La operación Chamartin confirmará la ruptura de Madrid en dos mitades.

Para la oligarquía madrileña la operación es pues algo más que un negocio. Es propaganda dirigida a las clases medias con palabras de modernización y crecimiento, al tiempo que el sobrante se convierte en empleo precario, subcontrataciones y sueldos de miseria. Por eso en las próximas elecciones, el debate sobre la democracia y la participación deberán acompañarse de una fuerte batalla argumentativa sobre el modelo de ciudad, algo nada sencillo cuando estamos hablando que un mastodonte de 3,5 millones de habitantes. Sin duda, el reto de construir una nueva mayoría pasa por abrir definitivamente las garras que políticos, financieros y constructores han cerrado sobre esta ciudad. Y es que Madrid se merece, sencillamente, una nueva oportunidad.

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La victoria de Syriza o el fin de Europa https://blogs.publico.es/contraparte/2015/01/25/la-victoria-de-syriza-o-el-fin-de-europa/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/01/25/la-victoria-de-syriza-o-el-fin-de-europa/#respond Sun, 25 Jan 2015 21:31:19 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=374 Continuar leyendo "La victoria de Syriza o el fin de Europa"]]> .

Emmanuel Rodríguez () e Isidro López ( )

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Así lo han anunciado algunos apocalípticos, seguramente con un ánimo más propio de un teniente chusquero y golpista que de responsables hombres de Estado. Ni hoy, ni tampoco mañana, atronaran las trompetas de Jericó sobre la vieja Europa. Y sin embargo, sus premoniciones, por sombrías que sean, tienen algo de razón. La victoria de Syriza da por acabada la Unión Europea tal y como la conocemos. Al menos de aquella que se levantó en el Tratado de Maastricht, y que confirmó los principios neoliberales de la desregulación financiera y la contención del gasto público como doctrina de la arquitectura supraestatal europea.

 

Syriza, el euro y el BCE

Syriza, Tsipras, incluso la izquierda de Syriza, lo han dicho por activa y por pasiva. Su triunfo no implica la salida del Euro, sino un cambio en la distribución de poder y de riqueza que la constitución de esta moneda implica. La promesa de impago de la deuda se va a producir desde abajo, dentro del Euro y contra el Euro. Este es quizás el golpe maestro de Syriza y que devuelve al gobierno alemán, su propia amenaza de expulsar del eurogrupo al Estado griego.

Con su victoria, Syriza nos muestra algo evidente, la absurdidad de las políticas de austeridad: la idea de que  un país condenado a una recesión sostenida, artificialmente empobrecido y con una caída persistente de su PIB pueda pagar una deuda que duplica el volumen de su Producto Interior Bruto. La reestructuración de la deuda griega es inevitable, como ya se demostró en la anterior quita; lo sabe hasta el último burócrata de la Unión. Pero la victoria de los griegos añade que la protesta social y su articulación electoral pueden invertir una situación de resignación y sometimiento.

Lo fundamental de la victoria de la "izquierda radical griega" —pues así es como se nombra— es que la reestructuración de la deuda no va a ser controlada exclusivamente por la UE y un pelele subordinado a las oligarquías locales y supraestateles de nombre Samarás. Antes al contrario, el impago va a ser el resultado de una negociación política entre una fuerza social mayoritaria y contraria a la austeridad, y el poder financiero continental.

Se trata de algo para lo que el BCE lleva tiempo preparándose. No tanto guiado por un criterio de racionalidad económica, como presionado por la necesidad de contener la inestabilidad política en el flanco sur del continente. Insistimos: el BCE es, hoy por hoy, el cerebro colectivo del capitalismo europeo y la única instancia capaz de cumplir la vieja función estatal de reabsorber la lucha de clases a ese nivel institucional. Y recordamos: fue el anuncio de la compra de bonos de los PIGS por Draghi en 2012 lo que detuvo la avalancha especulativa sobre la deuda pública y con ello la contención de las situación política en España e Italia. Respondía con ello a la oleada de protestas que levantó el 15M, el episodio del Cinque Stelle, los indignados de Plaza Syntagma, y los subsiguientes avances de Syriza.

 

"Salvar al capitalismo de sí mismo"

Recientemente, Draghi ha vuelto a ganar la mano a la intransigencia financiera alemana, con la sentencia europea que confirma la autonomía del Banco Central para comprar bonos de deuda pública —algo contradictorio con sus estatutos—. Con la victoria de Syriza y con el giro del BCE se ha abierto la posibilidad de renegociar la deuda en términos propiamente políticos. Y lo que es mucho más importante, se ha creado la arena institucional para obtener la primera victoria social significativa desde que empezó la crisis: la monetarización de la deuda de los países del Sur de Europa, Bélgica e Irlanda, por parte del BCE por el simple expediente de comprarla y asumir las pérdidas de unos títulos necesariamente devaluados.

Contra la dogmática neoliberal, esto supondrá además el primer paso de la recuperación de Europa. Una inyección monetaria que expurgaría los riesgos de deflación, al tiempo que al sanear las economías del Sur, permitiría una elevación del gasto público, los salarios y el nivel de consumo, y por ende, de la inversión y el empleo. Nada nuevo, se podrá decir, ni nada especialmente radical, en tanto se trata, otra vez, de "salvar al capitalismo de sí mismo". O como les gusta decir a alguno de los líderes de Syriza, de repartir la riqueza porque "acumulando la riqueza, se acumula la crisis que estará destinada a estallar mañana".

Quizás no haga falta insistir en que la victoria de Syriza es sólo el primer meneo (o el segundo si incluimos al movimiento de las plazas) dirigido a despertar al "sonámbulo europeo". La cobaya griega ha demostrado que puede morder y escaparse de su manipulador de laboratorio, pero será necesario que la rebelión no se quede en "único país", y se extienda por el sur del continente para alcanzar a los países del centro.

Frente a la posibilidad de este contagio se ha dibujado ya una particular respuesta. La crisis securitaria, que siguió a los atentados de París, tiene también una lectura política de orden europeo. El estallido islamofobo, con el que desde entonces nos bombardean los media, ha permitido dar algo de oxígeno a las élites europeas, echando mano del viejo recurso de apuntar los malestares sobre el enemigo interno / externo. Pero el aire parece que sólo llega en cantidades limitadas y mezclado con partículas tóxicas. Por eso sus efectos serán perentorios en unas clases medias cada vez más conscientes de su creciente empobrecimiento y sus réditos solo serán provechosos para una extrema derecha europea cada vez más antisistema. Basta ver a Le Pen-hija dando brincos en apoyo a Syriza, para confirmar lo mal, muy mal, que lo han hecho las izquierdas y la progresía europea. (Así lo analizaba de forma algo provocadora Perry Anderson en su último viaje a Madrid)

 

Grecia / España

Sobra decir que la victoria de Syriza muestra el camino a Podemos y a todas las fuerzas que surjan en otros países dentro de un periodo se avecina intenso. De todos modos, conviene hacer algunas precisiones importantes, ni Syriza es Podemos, ni Grecia es España. En los ya siete años de crisis, Grecia ha sido sometida a un plan de choque que hasta hace bien poco sólo se conocía en los países del Sur global. En estos años, Grecia ha perdido el 25 % su riqueza nacional, la caída media de los salarios ha sido del 50 % y un tercio de su población se ha quedado fuera del sistema sanitario. En España, los datos son respectivamente: un 5 %, poco más del 10 % y la práctica exclusión sanitaria de los sin papeles. La situación de emergencia social no es del todo comparable y la respuesta en forma de redes de solidaridad, clínicas autogestionadas y cooperativas no ha despegado en España de la misma forma que en el país heleno.

Syriza es además una fuerza madura, plural y con una trayectoria suficiente. La mayor parte de sus componentes responden a una historia compleja y con sólidas tradiciones organizativas. La refundación de Syriza en 2012 conservó, entre sus principios, el derecho a tendencia y la pluralidad interna, herencia inevitable de una coalición formada por varias escisiones comunistas y todos los "post" imaginables: post-troskistas, post-maoístas, post-anarquistas, post-autonómos, etc. Esta misma vocación multitendencia y la reivindicación de la complejidad y la pluralidad política, permitió a Syriza estar no delante, sino detrás y con respeto, de la ola de movilización que se abrió con los indignados de Plaza Syntgma en 2011, al igual que de la proliferación de las redes de solidaridad y de experiencias de autogestión que siguieron en los años posteriores.

Ventaja estratégica también de la izquierda anti-austeridad griega, es que esta conoce el país y en buena medida, lo representa orgánicamente. Aun cuando tras el éxito de 2012, Syriza se presentó como "el partido del 4 %, que aspira a organizar a la mayoría social", la organización resultó mayoritaria en sectores sociales tan distintos como la minoría turca y musulmana, la vieja clase obrera del norte, los movimientos sociales juveniles, los trabajadores urbanos de Atenas y Tesalónica y el inmenso segmento de los parados. Esta capacidad de representación transversal es  correlativa a su propia diversidad y pluralismo interno, que le ha permitido tener una presencia activa en sectores sociales diversos y en la mayor parte de las ocasiones, desconectados. De igual modo, su constitución plural y multitendencia ha limitado la inevitable burocratización y verticalización implícitas a la forma-partido, al tiempo que la ha hecho mucho más porosa a lo que sucede a su alrededor.

Sin duda, este avance social, sólido y sostenido, es lo que empujó la escalada electoral de Syriza en las elecciones de mayo y junio de 2012. Y lo que  ha permitido hoy la victoria en las generales. La mayor parte de los líderes de Syriza son conscientes de que sin una amplia movilización social, en la que el partido sólo podrá ser uno de sus posible motores, no será posible implementar políticas de gobierno que procedan a la ruptura política y a la reforma económica.

Si consideramos el ascenso de Syriza, parece evidente que son la organización, el pluralismo interno, la propia complejidad y la conexión con sujetos sociales y políticos no integrados en la formación lo que ha convertido al partido de Tsipras en la cabeza de un frente social mucho más amplio que Syriza. ¿Nos permitirá el ejemplo griego articular un vector electoral, complejo y plural, en otros países europeos, que sirva a un movimiento mucho más amplio de ruptura constituyente? Parece que este es el reto, y que este consiste antes bien en una tarea práctica (de generar organización democrática) y teórica (de producir un discursos estratégico y económico viable), que de marketing electoral.

 

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Por qué Podemos no ganará las próximas elecciones https://blogs.publico.es/contraparte/2015/01/21/por-que-podemos-no-ganara-las-proximas-elecciones/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/01/21/por-que-podemos-no-ganara-las-proximas-elecciones/#respond Wed, 21 Jan 2015 01:11:56 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=354 Continuar leyendo "Por qué Podemos no ganará las próximas elecciones"]]> .

Isidro López ( ) y Emmanuel Rodríguez ()

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Lo dice Rajoy, lo dice el FMI y lo dice la UE. Y lo dicen con números. La economía española crece, no mucho, pero lo suficiente. Y con ello disminuyen los motivos de descontento.

La historia del meteórico ascenso de Podemos se puede resumir como un caso de captación política del malestar que ha generado la interminable crisis económica. En innumerables ocasiones se ha denunciado la falta de margen económico de los gobiernos. La reducción de su autonomía –se dice– les impide detener el crecimiento de las opciones electorales que ponen en tela de juicio el, a todas luces catastrófico, orden económico europeo.

Ciertamente, los programas de austeridad, que se pusieron en marcha en 2010, fueron la mejor demostración de que el poder neoliberal europeo no estaba dispuesto a ceder un palmo en la lucha distributiva. Como es sabido, el colapso de las burbujas inmobiliarias y financieras en el sur de Europa, particularmente en España, desplazó los ataques financieros sobre los mercados de deuda pública. Y una vez más, quedó demostrado que el orden neoliberal europeo es quizá la muestra más acabada de construcción institucional bajo el poder de las finanzas que existe en el mundo. La dimensión transnacional de las instituciones europeas ha permitido a la UE mantener un grado de desvinculación con la democracia, impensable en otras partes del mundo. De hecho, en 2009-2010 las instituciones europeas apenas necesitaron recuperar el entramado legal post Maastricht, para desencadenar poco menos que sendos golpes de estado en Grecia y en Italia, y para controlar con comodidad los gobiernos de España, Irlanda y Portugal.

Frente a lo que pudiera parecer, Estados Unidos tiene una tradición de democracia monetaria, siempre en terminos domésticos –el resto del mundo es otro cantar–, mucho mayor que la de la Unión Europea. En 2009, tras los primeros síntomas de crisis persistente, y tras haber desplazado exitosamente la crisis sobre la UE, puso en marcha un programa de expansión monetaria, esto es, de compras masivas y sostenidas de activos de distintos tipo por parte de la Reserva Federal. El programa se conoce por sus siglas en inglés QE, Quantitative Easing –expansión cuántitativa o monetaria en castellano–. El QE, si bien no ha resultado ser la base de la recuperación económica –palabra demasiado grande e inapropiada para la actual situación económica–, sí lo ha sido de la contención de los perfiles más agresivos de la crisis.

Despues de seis años de políticas expansivas, pronto seguidas por Japón, se puede asegurar, sin demasiado miedo a equivocarse, que en EEUU se han compensado los efectos depresores de las políticas de austeridad que hoy azotan al continente europeo. Desde luego, los QE no han sido, ni serán armas económicas suficientes para construir un ciclo de crecimiento consistente. Pero han valido para mantener a los capitales financieros dando vueltas alrededor del carrusel de las bolsas globales.

Tarde, muy tarde, el BCE ha decidido lanzar su propio programa de QE. Este podría emprender sus operaciones esta misma semana. Es importante reconocer el papel del BCE, en la medida en que es una de las pocas instituciones europeas capaz de cumplir una de las funciones primordiales del Estado moderno: absorber la lucha de clases, hasta el punto incorporarla, en ocasiones de forma muy distorsionada, a sus líneas políticas. Desde 2011 y de forma casi imperceptible, esta institución se ha ido saltando casi todos sus mandatos, estrictamente neoliberales, en respuesta a la inestabilidad política –conviene recalcarlo– de los países del sur de Europa. Y es que el escenario que tienen en mente los cerebros del BCE es el de una inminente victoria electoral de Syriza en Grecia y el aumento en la intención de voto a Podemos en España. Muy posiblemente, le preocupe más lo segundo que lo primero. Más que nada, por la diferencia comparativa del volumen de las economías de uno y otro país. Y para demostrar que el tamaño importa, no hay más que comprobar como ha flexibilizado (es decir alargado) los requerimientos de cumplimiento del Pacto de Estabilidad y Crecimiento a Francia y a Italia. También es de esperar que muy posiblemente aplace los recortes que tiene pendiente el PP en España —nada menos que 20.000 millones de euros— hasta después de las elecciones generales.

Volvamos a nuestra propia coyuntura política. El QE tiene bases frágiles. Un impago griego poco controlado por los agentes de la UE o un ataque financiero sobre las monedas de los países emergentes —valga Rusia cómo ultimo ejemplo—, podrían suponer una recaída en el panorama de caos financiero a corto plazo. No obstante, esto no es lo más probable. En el escenario del bussiness-as-usual, el QE debería ser capaz de limitar los ataques a la deuda española en el próximo año y de mantener los niveles de crecimiento en España en niveles de crecimiento medio-bajo, en torno al 2 %. Junto al retraso del cumplimiento de los objetivos de austeridad, esto debiera ser suficiente para que la crisis no se agudice escándalosamente justo antes de las convocatorias electorales.

Hasta la fecha, Podemos ha jugado todas sus cartas a la captación de votos sobre dos motivos principales: la corrupción y el hartazgo con la clase política, y el malestar económico y sus devastadores efectos sociales. Sobre lo primero cabe decir que tiene un recorrido no muy largo y que es de pensar que otras opciones de "regeneración", como Ciudadanos, sepan también jugar sus bazas. Sobre lo segundo, caben consecuencias más importantes. Confiando en que el malestar económico siga produciendo desencanto con los partidos tradicionales, Podemos ha querido renunciar a cualquier posicionamiento demasiado marcado, particularmente en materia económica. De igual modo, ha mostrado una repetida tendencia a minusvalorar la construcción de una organización propiamente dicha, con criterios de pluralidad, generosidad y conexión con otros actores sociales. En cierto modo, se podría decir que ha dejado que su opción política crezca sola, en tanto única fuerza capaz de convertir la materialidad de la crisis en una opción electoral de rechazo de la austeridad, la deudocracia y las privatizaciones. El problema es que es posible que este modelo de crecimiento político esté ya tocando techo. Caso de que el análisis sea correcto, la dulcificación de los perfiles de la crisis mostrará los limites políticos de un modelo comunicativo basado principalmente en la recepción del malestar económico y del señalamiento de las responsabilidades de la "casta".

Desde luego, cabe decir que el QE es solo una variante del adagio marxista que dice que el "capital nunca resuelve sus crisis sino que las desplaza". Un desplazamiento a unos periodos de tiempo tampoco particularmente largos, pero que probablemente cubran todo el próximo año. Por eso mismo conviene considerar que lo fundamental, no son solo estas elecciones, sino generar las condiciones para poder reemprender el combate sobre bases más sólidas cuando la poca, pero tampoco despreciable, artilleria de que dispone la Unión Europea se haya desgastado definitivamente. Estas condiciones parecen pasar, inevitablemente, por la consolidación de una estructura organizativa plural y sólida, tanto en terminos territoriales, como sectoriales, y siempre conformada por sensibilidades políticas lo suficientemente amplias. Al fin y al cabo, se trata de afrontar un impás como el que viene, sin miedo a caer en el vacío que implica ver cómo se esfuma la principal carta política; una baza, la del malestar económico, que si bien no va a desparecer puede perder sus perfiles políticos más penetrantes.

 

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La oportunidad municipalista https://blogs.publico.es/contraparte/2015/01/16/la-oportunidad-municipalista/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/01/16/la-oportunidad-municipalista/#respond Fri, 16 Jan 2015 10:51:36 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=325 Continuar leyendo "La oportunidad municipalista"]]> .

Emmanuel Rodríguez (@emmanuelrog) y

Pablo Carmona Pascual (@pblcarmona)

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«La democracia empieza en lo cercano». Así reza uno de los lemas de Ganemos Madrid; subtítulo a su vez de un panfleto que publicamos la pasada primavera (La apuesta municipalista), justamente cuando empezaban a formarse las primeras candidaturas ciudadanas de cara a las elecciones locales del próximo mayo.

Se habla de "municipalismo" y con este la gramática política parece haber recuperado una vieja palabra del baúl de la historia. El término "municipalismo" alude a una obviedad: la democracia comienza en el nivel institucional que resulta más inmediato a los ciudadanos, los municipios. Por eso todas las tradiciones políticas que han apostado por un régimen "realmente" democrático han otorgado un espacial protagonismo a la elección de los gobierno locales, los mecanismos de decisión directa —como los concejos abiertos— y las formas inmediatas de control de la representación. Igual da que volvamos los ojos a los republicanos federales, a los modelos constitucionales democráticos (naturalmente inéditos) de la década de 1880, a la vindicación del municipio como unidad mínima de autogobierno en el movimiento libertario o, ya en fechas más recientes, a la experiencia del movimiento vecinal y su vuelco en los "ayuntamientos democráticos" de 1979.

En estas semanas se determina una nueva oportunidad para el municipalismo. A la multiplicación de iniciativas de nombres diversos —Ganemos, Guanyem, Marea Atlántica, Ourense en común, Sí se puede—, se suma la consolidación de los consejos municipales de Podemos. La palabra de orden parece ser "confluencia". Quizás demasiado polisémica para expresar lo que se juega, ya que en términos democráticos no se trata, o al menos no sólo, de garantizar la unidad de las organizaciones de izquierda para desplazar al bipartidismo del gobierno, sino de algo mucho más complejo. Se trata de forjar las alianzas sociales que hagan posible el cambio de gobierno y a la vez la radical democratización de los ayuntamientos. Un reto gigantesco.

Conviene recordarlo, los ayuntamientos son instituciones capadas. La democracia local, bastante limitada en la Constitución de 1978, ha sido lacerada y bloqueada desde entonces por la penuria de la financiación municipal, sus estrechas competencias y su conversión en máquinas para el crecimiento inmobiliario en beneficio de los coaliciones caciquiles que incluyen a políticos, promotores, empresarios y cajas de ahorro. El resultado de 35 años de esta pobre de democracia municipal ha sido el actual desastre ecológico que experimentan las costas españolas y las zonas periurbanas de las grandes metrópolis, la secuencia interminable de casos de corrupción y unas tasas de endeudamiento, que en casos como el de Madrid se transmitirán de generación en generación. Y todavía nos espera un giro a peor. La ley Montoro reforma las bases del régimen local de acuerdo con el principio de austeridad sancionado por el artículo 135 de la Constitución. Basta decir que se reducirá todavía más la autonomía municipal y los consistorios se convertirán en pagadores de los anteriores excesos.

Por eso, estas elecciones municipales tienen una dimensión constituyente, la de hacer valer la democracia municipal y trasladar la exigencia de autogobierno local ―el único lugar en el que pueden coincidir gobernantes y gobernados― a escala de Estado. Sin duda, este debiera ser uno de los elementos fundamentales del proceso constituyente que se abra ―esperemos― a partir de noviembre. El reto es enorme porque el municipalismo democrático desborda las urgencias del electoralismo, requiere de algo más que cambios de gobierno. La democracia municipal necesita de una ciudadanía exigente y activa, de control directo y de creación de instituciones participadas de gobierno. Parece que sólo se pueda fundar sobre las bases de un movimiento municipalista y democrático lo más amplio posible.

Los riesgos recuerdan a la situación de 1979, cuando se convocaron las primeras elecciones municipales en democracia. Palpitaba entonces el movimiento social urbano más importante de la Europa de entonces, el movimiento vecinal. En Madrid, Barcelona, Zaragoza, Bilbao y otras muchas ciudades, las asociaciones de vecinos luchaban por mejorar la condición de sus barrios. Manifestaciones de decenas de miles, "huelgas de barrio", cortes de autopistas y campañas de firmas... luchas decididas que consiguieron el asfaltado, los ambulatorios, los colegios, los polideportivos, en algunos casos las nuevas viviendas. Casi no hay barrio en el que no se recuerde aquel periodo, animado por continuas asambleas, fiestas vecinales y conquistas de todos de acuerdo con el espíritu "unitario", que se decía entonces. Y sin embargo, aquel movimiento languideció a la misma velocidad que se imponía la nueva democracia.

En 1979, se constituyeron los "Ayuntamientos Democráticos". Ganó la izquierda, en algunas poblaciones por abrumadora mayoría, como en Madrid donde el PSOE y el PCE consiguieron el 55 % de los votos, a los que habría que añadir casi un 3 % de la ORT, partido de la extrema izquierda de la época. Los ayuntamientos incorporaron entonces a buena parte de los líderes del movimiento vecinal y a sus cuadros técnicos. ¿A quiénes si no? Pero en apenas unos años, las asociaciones quedaron reducidas a lo que en la época se llamó una "política de baches y farolas".

No hace falta recurrir a la "ley de hierro de la oligarquía" de Robert Michels. Dentro de la actual democracia, las instituciones son opacas, los partidos meras prolongaciones del Estado y y los controles ciudadanos claramente insuficientes. Si apostamos por una democracia que lo sea, los ayuntamientos tendrán que ser radicalmente transformados. Las candidaturas que hoy se construyen insisten en que son a la vez "movimiento", porque sin una dimensión amplia, popular, extrainstitucional y autónoma de las formaciones partidarias no será posible imponer ningún cambio sustancial. Reivindican también la pluralidad de tal modo que no predomine un único equipo político, sino que la candidatura responda y represente a distintos actores, para que unos y otros puedan vigilar la acción del otro, para que unos y otros puedan enriquecer las posiciones del otro.

Quizás sobre decir que sin democracia municipal, la oligarquía, la "casta" nos esperará ―de nuevo― a la vuelta de la esquina. Por eso, en estas municipales se juega la sustancia y la base de la democracia.

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Por un nuevo internacionalismo. Las elecciones griegas https://blogs.publico.es/contraparte/2015/01/13/por-un-nuevo-internacionalismo-las-elecciones-griegas/ https://blogs.publico.es/contraparte/2015/01/13/por-un-nuevo-internacionalismo-las-elecciones-griegas/#respond Tue, 13 Jan 2015 10:36:24 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=314 Continuar leyendo "Por un nuevo internacionalismo. Las elecciones griegas"]]> Isidro López @LumumbaJr

 

Quien nos iba a decir hace tan sólo cinco años que íbamos a seguir unas elecciones griegas como si fueran las nuestras. A los que estamos permanentemente con la cantinela de la importancia política de la escala Europea se nos suele decir que es una escala inasible, que no podemos esperar a que el mosaico cultural y desbarajuste político, que es Europa, se movilice en una dirección de transformación. ¿Y acaso podemos seguir esperando al levantamiento conjunto, todos a una, de los pueblos de Europa para sacudirnos el dominio de los gobiernos nacionales y transformar la Unión Europea? Si esa es la política europea a la que aspiramos, podemos esperar sentados. No habrá ningún levantamiento a toque silbato. Mientras el poder neoliberal europeo hará lo que quiera sin contrapoder alguno.

Pero quizás, la cosa sea más sencilla. Para hacer política europea basta con ser conscientes de que lo que sucede en los contextos nacionales europeos/euromediterraneos está lejos de ser un asunto ajeno. Lo que sucede en estos países ya no se detiene en los puestos fronterizos, sino que forma parte de nuestros contextos políticos. En otras palabras, formamos parte de la misma realidad política. Eso mismo, es lo que se percibe cuando entendemos que una victoria de Syriza en Grecia nos abre posibilidades y oportunidades políticas inéditas hasta ahora. Por supuesto, estas sólo pueden ser aprovechadas y complementadas en nuestro propio contexto y en nuestros propios términos. Pero lo importante es comprender que hacer política europea tiene que ver con reconocer que en Grecia se juega nuestro futuro.

Naturalmente, decir que en Europa tenemos una sola realidad política no significa decir que sea la misma. Por debajo de los pactos de estabilidad, los Maastricht y la moneda única, Europa se ha constituido como una división continental del trabajo. Esto, en términos de la sociología clásica, quiere decir, que la forma material de Europa se constituye como un conjunto de situaciones diferenciales pero estrechamente vinculadas entre sí. La situación sociopolítica en Alemania no es la misma que en España pero están vinculadas, si se mueve una, la otra también. La gestión política de esos efectos diferenciales es la política europea de transformación a la que nos referimos.

Esto lleva a una generalización, quizá apresurada, pero con un núcleo de verdad. Estamos acostumbrados a un tipo de internacionalismo procedente de los años sesenta y de los movimientos de liberación nacional en el que la figura política principal consistía en un movimiento voluntario para hacer propia la opresión de los pueblos de la tierra. Un "me pongo en tu lugar". Ahora, está naciendo un nuevo internacionalismo, podemos llamarlo transnacionalismo, que opera de otra manera, siendo consciente de la vinculación material entre los contextos nacionales, es más un "lo que te pase a ti me pasa a mi". Curiosamente, este nuevo internacionalismo vuelve a algo que entendían perfectamente los movimientos revolucionarios de principios del siglo XX, quedarse encajonado y aislado en la escala nacional es una derrota evitable. Por eso conviene reconocer, más que nunca, que en las elecciones griegas se juega el futuro de Europa.

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Un proyecto económico pero ¿para qué sociedad? https://blogs.publico.es/contraparte/2014/12/02/un-proyecto-economico-pero-para-que-sociedad/ https://blogs.publico.es/contraparte/2014/12/02/un-proyecto-economico-pero-para-que-sociedad/#respond Tue, 02 Dec 2014 08:46:48 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=277 Continuar leyendo "Un proyecto económico pero ¿para qué sociedad?"]]> Isidro López ( ) y Emmanuel Rodríguez ()

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Se presentó el viernes con este título: Un proyecto económico para la gente. Es interesante recalcar el «para la gente» porque ya obviamente se hace sin la gente. Aunque formalmente este documento se pretenda como un punto de partida para el debate ciudadano —o lo que es lo mismo, que este «proyecto» no es el «programa»— lo cierto es que, si nos queremos tomar en serio a Podemos, lo debemos considerar como sus fundamentos en materia económica.

En línea con lo que viene siendo la nueva orientación del partido, se nos propone un documento de «sabios». Dos expertos —atiéndase sólo dos para algo tan complejo como lo que debiera ser un giro  económico de 180 grados— han preparado lo que va a ser el esqueleto del programa económico. Y lo han hecho desde posiciones muy determinadas. Como ya hemos escrito, sobre la discusión económica pivotan las alternativas políticas. Una elección económica siempre ha sido una elección política, pero a día de hoy esta afirmación clama al cielo.

Sin duda, el documento tiene algunos puntos fuertes, por ejemplo, un enfoque sobre el euro y Europa que huye del escepticismo habitual entre bastantes economistas críticos. También es interesante el papel central, aunque algo diluido, que tiene el impago de la deuda como condición para cualquier programa económico efectivo. No obstante y más allá de que podamos coincidir en las cuestiones normativas (los buenos deseos), las propuestas de Navarro y Torres se pueden definir en términos económicos como keynesianas, y en términos políticos como socialdemócratas.

La cuestión de fondo, y que luego veremos con algún detalle, está en determinar si socialdemocracia y keynesianismo pueden ser hoy formas de acercamiento siquiera adecuadas para tratar cuestiones como las del cambio del modelo productivo y las funciones del empleo. Antes de nada, es preciso aclarar una diferencia profunda de diagnóstico sobre el capitalismo financiarizado en las escuelas neokeynesianas y otras lecturas como las que aquí se sostienen. Para los keynesianos, la hegemonía financiera es un simple problema de desinversión. El problema reside en el poder que los propietarios del dinero, las finanzas, han logrado concentrar durante la era neoliberal. Este les ha permitido rehuir de su "tradicional función" en el marco capitalista: la inversión productiva. Según este esquema, los capitales se refugian en los mercados financieros donde todavía son capaces de acumular riqueza. Así pues basta con obligar políticamente a las élites, fundamentalmente mediante la fiscalidad, a cumplir con su función inversora para que la economía vuelva a crecer y a crear empleo en la cantidad suficiente como para revertir la crisis. En esta dirección van muchas de las propuestas de su documento, la mayoría imprescindibles pero insuficientes como mecanismos de orientación de una "economía para la gente".

Las cosas se pueden leer, no obstante, de otro modo. Desde nuestro punto de vista, que además hemos explicado con profusión para el caso español, el proceso de acumulación de poder y riqueza de las élites financieras, refugiadas en los mercados financieros, es el resultado de un conjunto complejo de factores que se anudan en los años setenta. Fue en esta década, a caballo de un intenso ciclo de luchas sociales, creciente competitividad entre las viejas potencias industriales y agotamiento del ciclo keynesiano-fordista cuando surgió, en tanto solución capitalista, el neoliberalismo y la financiarización. Resultado de la inviabilidad de esa solución es la larga crisis de sobreproducción del aparato productivo capitalista que dura ya más de cuarenta años. Por concretar, el resultado de esta crisis es que cada vez que la inversión sale de sus cuarteles financieros, o de sus burbujas inmobiliarias o tecnológicas, se encuentra con un problema de bajísima rentabilidad y alta competencia en los sectores que deberían estar arrojando altas tasas de beneficio. Por eso, el capitalismo vuelve de forma reincidente a sus refugios financieros desregulados. En otras palabras, la inversión privada, más allá de los mercados financieros, las burbujas y la emigración a China, está desde hace décadas incapacitada para  contribuir significativamente a la inversión productiva y al empleo. El capital tan solo ha respondido, y de manera insegura, a los llamamientos a la inversión mediante la masacre de sus costes salariales, sociales y ecológicos.

Esto puede parecer un oscuro punto del debate teórico, pero es fundamental a la hora de abordar cualquier posición económica que aspire a la transformación; algo que debiera importar, y mucho a Podemos, caso de que quiera configurarse como una opción real de ruptura. La polémica podría quedar resumida así: ¿empleo o desenganche del empleo (Renta Básica)? Desde el punto de vista económico, la opción por la Renta Básica tiene la voluntad de orientar los viejos asuntos de la igualdad social en términos de un cambio radical del modelo productivo y de la economía política de la financiarización. En  dirección contraria, en el programa de Navarro y Torres, se apuesta por el empleo. De hecho, la RB desaparece de escena para convertirse en un "dinerillo" que se da a los pobres. La RB se convierte en Renta Mínima de Inserción.

En esta misma dirección, se puede considerar el papel que el documento de Torres y Navarro otorga a la inversión como motor de recuperación económica, según el clásico esquema de mayor inversión, mayor empleo, mayor consumo y por ende un ciclo virtuoso de crecimiento económico. La cuestión está en saber ¿cuáles son las condiciones hoy de generación de inversión? Lo más probable, en el marco del capitalismo financiarizado, es que la inversión privada no comparezca en el volumen necesario. Dicho de otro modo, lo más probable es que sea la inversión pública la que tenga que llevar el peso de la recuperación del empleo. Los sectores elegidos son los del Estado de Bienestar: sanidad, educación, dependencia. Nadie duda de que la inversión pública en estos sectores sea fundamental. Lo que sí es dudoso es que estos puedan ser el motor de la transformación.

La pregunta surge inmediatamente: cuánto dinero público requiere esta estrategia de empleo público para ser significativa y eficaz en el corto plazo (y entendemos que es una apuesta de emergencia). Mucho sin duda. Curiosamente, la Renta Básica puede ser una línea de recomposición económica más interesante. Esta se puede entender justamente como un mecanismo de pre-distribution, no como una renta de pobres, sino como un medio de activación económica y de los recursos productivos de una población hasta ahora sometida al empleo low cost y altamente precarizado. Para que se vea con un cálculo puramente orientativo, y por lo tanto pedestre. Un plan de empleo, fundamentalmente público, como el que se desprende del documento de Navarro y Torres para alcanzar las dimensiones necesarias para compensar los niveles desorbitados de paro y precariedad generalizada, tendría muy posiblemente unos costes muy similares, o incluso superiores, a los de la Renta Básica. No hay que olvidar que este programa, para tener un impacto significativo, no debería bajar de los dos millones de empleos públicos, o lo que es lo mismo más de un 10 % adicional del PIB.

Otra duda con lo que podemos considerar el aspecto clave del programa de Torres-Navarro es si un programa de empleo público de esta envergadura, en los sectores del Estado de bienestar, no va a encontrarse rápidamente con problemas de escalabilidad. Se trata de servicios que requieren de fuerza de trabajo cualificado. Y es evidente que en un año no se puede triplicar el número de médicos, profesores o cuidadores. En una previsión de escenarios, lo más probable es que este cuello de botella se supere mediante un viejo conocido del sistema productivo español: la inversión pública en infraestructuras. Por supuesto, aquí sería mucho más fácil encontrar el suplemento de la inversión privada, pero entraríamos en el terreno de una nueva burbuja inmobiliario-financiera.

Una tercera duda hace referencia a la posición del sistema de crédito en el documento de Navarro y Torres. Se habla, y mucho, de sistemas de crédito públicos y de "derecho al crédito" No hay nada en contra del crédito en sí, pero para sostener esa posición central del crédito hay que asegurar que los niveles salariales crecen lo suficiente como para soportarlo y no generar una nueva especie de "esclavitud por deudas" como la que estamos todavía viviendo.

También en el documento se habla mucho de reforzar los sindicatos, pero si adelantamos un escenario de debilidad de la inversión privada, por un lado, y de fuerte inversión pública, por el otro, lo más probable es que la fuerza sindical en el sector privado resulte inoperativa. Conviene no olvidar que el contexto seguirá siendo de atomización y precariedad, debido a la propia debilidad del capital. De nuevo aquí, la Renta Básica borra del mapa, literalmente, buena parte de los empleos precarizados. Es por ello la mejor base de negociación posible frente al capital así como para un nuevo sindicalismo apoyado en algo tan básico como "no temer morir de hambre si no trabajas". Además con la RB se sentarían las bases para una nueva economía cooperativa no destrozada por las condiciones que fija el capital privado, algo que en el documento de Torres-Navarro apenas aparece de pasada.

Desde luego, la Renta Básica no está libre de problemas. Podríamos discutir sobre su aplicación en un solo país, por ejemplo. Quizás, el principal de ellos es que es más difícil de sostener electoralmente que el empleo público. Es un problema que afecta a todo lo nuevo. ¿Cómo competir con una figura política, tan conocida que es casi pop, como la socialdemocracia? Dado no obstante que el combate en torno al pago de la deuda no va a tener una solución inmediata, desde el punto de las finanzas es tan inaceptable un programa keynesiano de empleo como otro de desenganche del empleo y Renta Básica.

En último término, el problema central del documento Navarro-Tores está en su apuesta política. El keynesianismo nunca fue un programa de transformación económica, sino de conservación de un capitalismo en crisis atravesado por una fuerte lucha de clases. Hoy estas clases ya no existen como tales. Con ellas murió también el interés de las élites por regular una partida que saben ganada. Queda, por supuesto, la memoria viva de ese momento que en España es casi el mismo que el de la formación de la clase media en los años sesenta y setenta, con su prórroga en la década socialista de 1982-1995. A eso apela este documento, sin añadir prácticamente nada nuevo sobre los problemas del capitalismo financierizado y la fragmentación social actual.

Desde la perspectiva que aquí se pretende, apostar por mecanismos de desenganche del empleo es apostar por una formación política emergente. Es apostar sencillamente por la formación de nuevas clases (entendidas como sujetos políticos), a partir de la descomposición de las viejas clases medias. Se trata de un fenómeno que estamos viviendo de manera incipiente y que en España inaugura el 15M. Quizás pueda parecer complicado asumir esta posición. Pero Podemos sólo ha sido la primera expresión electoral de estos nuevos sujetos sociales y políticos. De forma consecuente, su política económica debería estar pensada para reforzar esta emergencia política. Paradójicamente, en la apuesta keynesina de Torres-Navarro, se vuelve a un pasado de regulaciones y recetas económicas muy por debajo de las posibilidades del momento: una suerte de modelo sueco de inversión pública, Estado de bienestar y políticas de empleo a escala nacional. Ni políticas de promoción de los tejidos cooperativos, ni una consideración de la financiarización como meollo del capitalismo actual, ni en definitiva refuerzo de la autonomía de los sujetos productivos frente al empleo precario. El giro socialdemócrata puede valer un tiempo para atraer viejos recuerdos de voto, pero malamente como política económica alternativa.

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Artur Mas, el mejor político español https://blogs.publico.es/contraparte/2014/11/24/artur-mas-el-mejor-politico-espanol/ https://blogs.publico.es/contraparte/2014/11/24/artur-mas-el-mejor-politico-espanol/#respond Mon, 24 Nov 2014 11:09:40 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=254 Continuar leyendo "Artur Mas, el mejor político español"]]> Isidro López ( ) y Emmanuel Rodríguez ()

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O si se prefiere el mejor político del régimen. Estaba muerto, sepultado, liquidado, casi olvidado. Y eso hace apenas un mes. El pasado viernes se publicaron las últimas encuestas del GESOP. Y tachan, tachan... CiU vuelve a ser la primera fuerza de Catalunya [http://www.elperiodico.com/es/noticias/politica/barometro-catalunya-gesop-noviembre-3706164]. Tras el 9N, Artur Mas debería ser considerado como el gran lagarto del régimen del '78; un magnífico  reptil, un experto en el arte de la supervivencia, el camuflaje y la reinvención.

En el escaso tiempo que va desde el 13 de octubre al 9 de noviembre de 2014 transformó el proceso de demanda de una consulta democrática en algo llamado "proceso participativo". Se seguía votando pero con una carga de legitimidad mucho más rebajada. Aparte de la evidente edulcoración del  desafio institucional, este paso parece haber tenido consecuencias bastante importantes. Y esto tanto desde el punto de vista de la evolución de la crisis de régimen español, como desde la variente catalana de esa misma crisis.

De un lado, asistimos a los fastos de la votación. No era una "consulta" pero se había celebrado "contra viento y marea" y era la expresión de un incontestable "deseo" democrático. Sus artífices, Artur Más y Convergència, eran un político y un partido que recordemos, antes de la diada de 2012, se encontraban contra la espada y la pared. Un político y un partido que sin embargo han sabido conservar como ningún otro su nombre y su patrimonio. Con la consulta, Mas consiguió lo improbable: nada menos que dejar de sentir el aliento en el cogote de ERC, preparada desde hace meses para asestar el golpe de gracia al convergente.

De otro lado, de aquel situado en el Estado central, el PP ha podido recuperar su imagen de valedor de la unidad de España. Con solemnidad judicial, ha prohibido la versión propuesta de la consulta. Y celebrada esta, ha promovido la querella de la Fiscalia del Estado. Todos contentos. Incluso los sectores vinculados con FAES han podido decir que su gobierno responde a los secesionistas

¿Ha sido todo producto de un pacto? Lo niegan los unos y los otros. Pero si atendemos a toda una serie de informaciones, bastante plausibles, habrá que convenir que si no ha habido pacto si al menos acuerdo tácito. Sencillamente esto es lo normal entre las élites, es "lo normal en un país normal", llámese Cataluña o España. Y es por eso por lo que debemos preguntarnos si el procés es realmente un ariete en la ruptura del régimen o la línea fuerte de su recomposición.

A la luz de lo sucedido el 9N, parece claro que la tensión territorial sigue siendo uno de los mecanismos mediante los que el régimen se reinventa una y otra vez, creando los espacios, los protagonistas y los términos del debate legitimo. Catalanismo político en Cataluña y nacionalismo español en Madrid, y vuelta a empezar. La crisis de las fiscalías, y su evidente aire de farsa, parece pensada para producir el necesario equilibrio institucional que también requiere esta crisis.

En lo que toca al poder central, y sin llegar a compensar la caída del gobierno del PP y de la oposición del PSOE, lejos de ser la "gran crisis de Estado" el 9N ha vuelto a dar oxígeno a Rajoy. Nótese bien que este el único asunto por el que aparece en público, declaraciones y ruedas de prensa incluidas. Justo lo contrario de lo que hace con todo lo demás. Sobre el resto prefiere dejar pasar el tiempo porque no tiene una sola vía discursiva que se salga de los parámetros de la "necesidad de Estado". Los programas de austeridad y la corrupción sencillamente ofrecen demasiado poco margen. De todas formas y por mucho respiro que le den los acontecimientos recientes, el meme de la unidad de España ha dejado de tener aquellas propiedades aglutinadoras que tenía hace sólo una década.

Por contra, en el terrario político catalán, el 9N ha tenido efectos mucho más esperanzadores. Como hemos dicho nos ha devuelto vivitos y coleando (¿quién lo iba a decir?) a Mas y a CiU, y con ellos a un juego de negociaciones y probable reforma constitucional que se prolongará al menos un par de años. Lo sucedido, sin embargo, interpela directamente a los sectores, tanto democráta-radicales como independentistas de izquierda, que han apostado por el procés y la alianza táctica con CiU y ERC. Según un esquema conocido, para estos la apuesta por la independencia era la apuesta por la ruptura con el régimen. Se trataba de abrir un escenario de apertura democrática y de orientación hacia un proceso constituyente catalán. ¿Ponen los resultados del 9N en tela de juicio las líneas estratégicas de este sector?

Una de las lecturas más frecuentes del soberanismo democrático ha residido en su consideración como resultado de un imparable impulso "desde abajo". En algunas versiones, especialmente optimistas, este se tomaba como la prolongación o la versión catalana del 15M. Desde este punto de vista, CiU y Más estaban obligados a cabalgar la ola independentista, a tragar con un referéndum, e incluso con una independencia, que en última instancia los liquidaba políticamente. Cómo consecuencia, y de manera altamente contraintutiva, empujar en la misma dirección que planteaba el govern era una forma de liquidarlo (¡sic!).

Sin poner en duda el genuino deseo de democracia vinculado a la consulta por parte de amplias franjas de la población catalana, y especialemente de sus dañadas clases medias, lo cierto es que esta estrategia ha sido incapaz de plantear una sola forma de emergencia y aparición pública no vinculada a la acción del Estado. Basta decir que en el actual esquema de gobernanza territorial, la Generalitat no deja de ser una figura estatal vinculada a escalas más altas de gobierno como la Unión Europea o el Estado Español. Desde esta perspectiva, el tutelaje del govern,  y en última instancia de CiU, de todo el procés corresponde punto por punto con el hecho de que las fuerzas de transformación hayan sido incapaces de escenificar una ruptura siquiera significativa. El abrazo fraternal de David Fernández a Artur Más el 9N no es más que la manifestación más chusca de esta impotencia.

Despues de la consulta, queda también dañada la concepción última de la estrategia independentista de izquierdas, heredada de los movimientos de liberación nacional. Según esta, la independencia produciría una suerte de clarificación del campo del  campo de batalla, levantando la bruma que cubría las líneas del enemigo. Una vez vencido el poder imperialista sólo quedaba por dirimir el combate entre las "burguesías locales" y las masas subalternas. Quizás no haga falta decir que tal concepción gradualista de la lucha de clases rara vez ha funcionado históricamente. Lo que parece claro, a tenor de los resultados del 9N y del reforzamiento de CiU, es que el caso catalán no va a ser la excepción

Coda

Hoy el GESOP colocaba a Podemos como primera fuerza catalana en unas generales. Nótese bien primera, no segunda o tercera, como señalábamos en un artículo anterior. Con un 22,8 % de los votos, sus resultados ya eran similares a los que otras fuentes le otorgan para el conjunto del país. Seguramente confluyen aquí dos corrientes. Una primera que siempre ha costado a la "sociedad civil catalana": la fuerza de ruptura se encuentra precisamente en el espacio que esta no comprende. Se trata de la misma fuerza social que en parte se organizó, por primera vez, en las plazas durante el 15M. La misma que, en los barrios del área metropolitana de Barcelona, ha parmanecido desafecta a la política institucional comprendida bajo la hegemonía, reconocida o no, del catalanismo conservador. El segundo es todavía más prometedor. Seguramente una parte del nuevo voto a Podemos proviene de aquellos sectores federalistas o independentistas que han entendido ya que o el proceso constituyente es a nivel de Estado o no será, ni en Cataluña, ni en ninguna otra parte.

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30.000 razones para ganar Madrid https://blogs.publico.es/contraparte/2014/11/13/30-000-razones-para-ganar-madrid/ https://blogs.publico.es/contraparte/2014/11/13/30-000-razones-para-ganar-madrid/#respond Thu, 13 Nov 2014 10:57:00 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=220 Continuar leyendo "30.000 razones para ganar Madrid"]]> Pablo Carmona Pascual ()

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- El pasado 4 noviembre se presentó la candidatura ciudadana Ganemos Madrid.
- Su propósito es construir una alternativa en la que el protagonismo político lo tenga la ciudadanía.
- En este acto se lanzó una campaña de firmas con el objetivo de recoger 30.000 apoyos ciudadanos.
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Madrid es hoy la capital del escándalo. Los últimos años de gobiernos del Partido Popular madrileño han venido empapados por los más estrambóticos casos de corrupción. El Tamayazo, La Gürtel, Las Tarjetas black y la Operación púnica han puesto a banqueros, constructores, empresarios y políticos bajo el foco de los tribunales. En la mayor parte de los casos la justicia sólo ha tenido un éxito moderado, al menos si se tiene en cuenta el escasísimo número de imputados que ha recibido condena.

Madrid tiene además el curioso honor de haber atravesado esta etapa con un modelo bipartidista tan anómalo como para producirse dentro de un solo partido, el popular. Todavía se recuerdan los duros enfrentamientos entre Alberto Ruiz Gallardón y Esperanza Aguirre. Mientras el Partido Socialista se hundía. El Tamayazo, sus luchas intestinas y la falta de alternativas reales lo hacían inviable, siquiera como partido de oposición. En Madrid, efectivamente, la oposición era interna al PP porque fuera apenas había nada.

Como sabemos, en la batalla entre el PP de Gallardón y el PP el Esperanza Aguirre, ganó la solución Aguirre. Así lo retrató Alberto Ruiz Gallardón en su discurso de Carnaval del año 2008. En una malévola alusión a Esperanza: "Ha triunfado Doña Cuaresma, la del gesto agrio y estricta conducta, pero no hay que darse a la melancolía porque su victoria es pasajera. Y el carnaval es catarsis". Muy equivocado estaba Gallardón. Justo en ese año, Esperanza Aguirre se hizo con los mandos del Partido Popular madrileño. Se adueñó de los órganos de dirección y conquistó la Comunidad tras una nueva victoria electoral.

A partir de ese momento, se acabó el bipartidismo interno. El tándem neoliberal, Comunidad / Ayuntamiento, tuvo una única cabeza visible, la lideresa. Su victoria inauguró la etapa más dura de la política madrileña desde la Transición, y esto justo cuando la crisis económica empezaba a arreciar.

botella

Las consecuencias de este gobierno monocolor, que se ha prolongado durante 25 años, son bien sabidas. Asistimos a una ciudad endeudada, con fuertes desequilibrios sociales y un agudo deterioro territorial; una ciudad al servicio de las oligarquías financieras y arrebatada de las manos al conjunto de la ciudadanía. Si desgranamos capítulo a capítulos vemos que:

1. La deuda de Madrid es la deuda de los 35 años. Cerca de 6.800 millones es lo que debe el Ayuntamiento si atendemos sólo a los datos de déficit contemplados por el Banco de España en 2013. Más de 8.000 millones si sumamos las deudas de las empresas públicas y mixtas. Seguramente aún más si añadimos las partidas de deuda oculta de la ciudad. Y esto a pesar de que como toda administración en crisis el Ayuntamiento ha recibido rescates por valor de 1.350 millones de euros. El resultado es que cada madrileño y madrileña debe de media más de 2.500 euros. Las obras faraónicas de la M30, la remodelación del Palacio de Correos, las infraestructuras construidas para  las Olimpiadas y que nunca se usarán, y el permanente trasvase a manos privadas de fondos públicos han llevado el nivel de endeudamiento de Madrid a la cabeza del ranking de las ciudades españolas. ¡La suma de la deuda madrileña es similar a la de todas las grandes capitales del país juntas!

Pero ¿cómo se va a pagar esta deuda? La pregunta quizás debiera ser qué estamos pagando, a quién y por qué se contrajo esa deuda. Establecer este principio elemental de transparencia y decidir sobre esta base qué se paga y qué no es a lo que se denomina Auditoría Ciudadana de la Deuda. Auditar la deuda es la antesala necesaria para pensar en un sistema presupuestario que pase por la equidad, la transparencia y la participación ciudadana.

2. La corrupción, los recortes, la deuda. Todavía hay quien dice que la deuda madrileña no es más que el reflejo de la fuerte inversión hecha en favor de todos. Habrá que reconocer, sin embargo, que esas abultadas cifras, hoy convertidas en deuda, no han circulado en favor del conjunto de la sociedad. De hecho, sólo han caminado en beneficio de los sectores privados y en detrimento de los servicios públicos. Basta apuntar con el dedo a las concesionarias del enterramiento de la M30 o a los costes de convertir el Palacio de Correos en Ayuntamiento, ¿era necesario gastar 500 millones en desplazar la sede municipal?

De hecho, la corrupción no ha sido más que la expresión concreta de un modelo de relación entre el sistema financiero-empresarial y el sistema político. Al fin y al cabo, casi todas las tramas de corrupción están basadas en el pago de comisiones ilegales por concesiones urbanísticas, recalificaciones, licencias, servicios o comisiones de gestión. De este modo, al tiempo que se "invertía", el dinero público dejaba de llegar a los servicios más elementales. Valgan aquí unos pocos datos. En 2013 el Ayuntamiento de Madrid rebajó sus presupuesto afectando a las siguientes partidas: un 27,1 % en el área de urbanismo, un 20,4% en el área de las Artes, más de un 40 % en la Agencia de empleo y un 12,7 % en Servicios Sociales. Por apuntar también a la Comunidad, entre 2011 y 2013 los recortes en gasto de personal en sectores clave como la enseñanza o la sanidad se tradujo en la pérdida de 4.000 los profesionales sanitarios  y en torno a 10.000 en la enseñanza pública.

3. Madrid o la mala vida. En Madrid es cada vez más difícil vivir. Lo demuestran las cerca de 100.000 personas que se han marchado de la capital en 2013. Los problemas laborales y la dificultad para acceder a una vivienda han condenado a muchas personas a abandonar esta ciudad. La Encuesta de Población Activa sitúa el paro en Madrid en el 20,5 %. Para la población juvenil este se eleva al 50 %. Se trata de cifras que hay que combinar con unas caídas salariales medias de un 5 %. Más de un 20 % de los vecinos madrileños está por debajo del umbral de pobreza.

Por si esto fuera poco, en 2013, los desahucios en la Comunidad de Madrid se ejecutaron a una media de 22 diarios. En el primer semestre de 2014 se quedaron en la calle, por esta misma razón, cerca de 2.000 familias. Mientras el parque público de viviendas se vende a fondos de inversión: 3.000 viviendas públicas del IVIMA adquiridas por Goldman Sachs y 1.860 viviendas en régimen de alquiler adjudicadas con precios rebajados a Blackstone. A pesar de los "problemas habitacionales" una de cada cuatro viviendas de la EMVS permanecen vacías. En total 240.000 viviendas en la CAM, no tienen uso alguno.

4. Una ciudad partida en dos. Madrid es una ciudad fuertemente dualizada. Aquí viven, que duda cabe, muchos de los nuevos 47.000 millonarios que labraron su fortuna durante la crisis. Al mismo tiempo en torno al 10% de los hogares de Madrid tiene a todos sus miembros en paro. La cuentas parecen claras. La media salarial de un trabajador madrileño se situaba en 2013 en torno a los 2.000 euros al mes. Y sin embargo, y como nos dicta la experiencia, los salarios de la mayoría se sitúan en torno a los 1.000 euros.  Esta diferencia sólo se puede explicar por la existencia de un 15% de superasalariados (en masculino) con sueldos superiores o muy superiores, en algunos casos, a los 60.000 euros anuales.

Esta es sólo una brevísima panorámica de la ciudad de Madrid. A esta se podrían añadir multitud de aspectos relativos a la degradación de los servicios urbanos, las externalizaciones,  la orientación de las políticas municipales en favor de actores empresariales muy determinados, etc.

Si esta situación continua, aunque nos podamos seguir tomando relajantes cafés con leche en la Plaza Mayor, tendremos que seguir engordando el callo ante la degradación urbana, el aumento de la pobreza, los favoritismos políticos, las corruptelas y las comisiones bajo mano. Para que esto termine, se presentó hace apenas 10 días Ganemos Madrid y por eso se piden hoy 30.000 apoyos ciudadanos.

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Por qué la corrupción se ha convertido en sistema https://blogs.publico.es/contraparte/2014/11/07/por-que-la-corrupcion-se-ha-convertido-en-sistema/ https://blogs.publico.es/contraparte/2014/11/07/por-que-la-corrupcion-se-ha-convertido-en-sistema/#respond Fri, 07 Nov 2014 10:36:09 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=192 Continuar leyendo "Por qué la corrupción se ha convertido en sistema"]]> Isidro López  ( )

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- El incremento de los escándalos de corrupción apunta a un fenómeno generalizado o sistémico.
- La corrupción canaliza hoy malestares profundos que tienen que ver con los situación de crisis social y las políticas de austeridad.
- La corrupción esta ligada a un modelo económico que podríamos llamar "capitalismo de amiguetes".
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La Operación Púnica, los casos Pujol y Granados, la desarticulación de una red de alcaldes y concejales que recibían comisiones por adjudicación de obras... La corrupción ocupa el centro de la coyuntura política. Los detalles de la red liderada por Francisco Granados, un tipo que hace que Al Capone parezca un funcionario prusiano, son terroríficos. La trama estaba compuesta fundamentalmente de redes de parentesco más o menos laxas. Abundaban los "cuñados de" y "cuñadas de" en puestos de responsabilidad municipal. Como si se tratara de una  farsa de Berlanga, sobre la decadencia y la mezquindad de la clase dirigente española, parte de los pagos a los distintos cargos municipales se cobraban en forma de cacerías en fincas de la provincia de Toledo y Ciudad Real.

Nada nuevo se puede decir. Pero tanto la acumulación de escándalos como el momento actual hacen de este caso quizá el más atroz de la serie reciente. A diferencia de la trama Gürtel, que se sitúa en los años centrales de la burbuja inmobiliaria, la corrupción de la Púnica se extiende casi hasta hoy, en medio de una crisis económica interminable, con unos niveles de paro y precariedad desconocidos, obligados por unas restricciones presupuestarias que, han intentado liquidar la capacidad de actuación de las entidades locales y autonómicas en favor de las mayorías sociales.

En los últimos meses el enorme malestar entre las antiguas clases medias y las clases populares se  ha multiplicado con cada escándalo. El hecho de que esta red de sobornos funcionara hasta mucho después de que la corrupción apareciera en las portadas de los periódicos apunta directamente a los más altos responsables de los partidos, señala su tolerancia indiscriminada con estas prácticas. ¿Es posible una regeneración democrática en estas condiciones? Aunque parezca sorprendente todavía lo es. La corrupción funciona de una manera políticamente muy determinada. Sólo marca a personas particulares, y, por eso, es un terreno no del todo desfavorable para los intentos de "regeneración", o por usar un oxímoron con sentido político, de "ruptura continuísta". Para intentar una operación de este tipo basta en principio con retirar de la mirada pública a los responsables señalados por corrupción y poner en su lugar caras nuevas y frescas. En gran medida, los enfoques críticos que ponen demasiado peso en la vía penal para los responsables, en detrimento de un enfoque político de transformación más amplio, allanan involuntariamente el camino a este tipo de operaciones.

Se puede argumentar que en la coyuntura política actual, en parte gracias a Podemos y antes al 15M, la tendencia se dirige a responsabilizar a toda la clase política, "la casta", por la utilización oligárquica de los aparatos de Estado. Pero incluso en este terreno, como se vio en la Italia de la Tangetopoli, nada impide el cambio de un gran bloque de "caras viejas" por otro gran bloque de "caras nuevas". La aparición de nuevos partidos y las refundaciones de los antiguos no es ni mucho menos imposible. No es de extrañar que la reacción a las recientes encuestas del CIS y de Metroscopia, que registran del meteórico ascenso de Podemos, se haya producido en el terreno de los efectos derivados de la corrupción.

Si se quiere avanzar en este análisis basta con comprender que el malestar político actual funciona en torno a dos polos centrales. De un lado, la depauperización de grandes estratos de población por las medidas de austeridad y la fragilidad del empleo. De otro, la corrupción. De forma previsible, los medios mainstream han elegido este último polo, el de la corrupción, como target del malestar. Aquí queda en efecto un amplio "margen de maniobra". Al fin y al cabo, las políticas económicas impuestas por la finanzas y la UE, y acatadas sin chistar por los dos grandes partidos, sólo pueden ser presentadas como una "necesidad de Estado". En este terreno, el enfrentamiento entre élites y mayorías sociales se coloca sencillamente en un todo o nada.

Por si cabe alguna duda la respuesta transformadora ante este movimiento de las élites no debería centrarse únicamente en el otro gran polo de malestar, las políticas de austeridad y la nueva ronda de ataques al trabajo. Antes bien, se trata de analizar el encaje sistémico de la corrupción para politizarlo. Dicho de otro modo, no buscamos despersonalizar a los corruptos sino situarlos en su contexto. Desde la irrupción de la gran crisis del neoliberalismo en 2007, se han generalizado las perspectivas que apuntan al capitalismo actual, al capitalismo financiarizado, como intrínsecamente corruptas. Poco a poco se ha desvelado la imagen de una especie de sistema de sobornos generalizados y de redes clientelares dependientes del Estado que cierra las posibilidades de entrada los outsiders. En los países anglosajones, el término crony capitalism (capitalismo de amiguetes) se ha generalizado hasta ser prácticamente una referencia pop. Otros términos como mafia capitalism del antropólogo David Graeber o "neocaciquismo", acuñado por Jose Manuel Naredo, describen más o menos el mismo problema.

Al contrario de su propia narrativa, la explotación del Estado como recurso económico por parte de las elites es, en la práctica, el rasgo que define al neoliberalismo. Si embargo, muchos de estos enfoques oponen este modelo económico a un capitalismo de innovación. Apuestan así a un proyecto social de difícil viabilidad en el actual momento histórico y, sobre todo, ignoran una pendularidad evidente en las relaciones de las élites con el Estado. En los momentos de expansión, las elites utilizan el Estado para que este les provea de espacios desregulados, esto es, gobernados directamente por ellos. En los momentos de contracción económica, el Estado se vuelve prácticamente su única fuente de beneficios. Esto termina por desatar luchas agónicas entre las propias élites que son, en buena parte, las responsables de que los casos de corrupción salgan a la luz. No otra es la clásica amenaza "qué tiro de la manta" de aquellos que se han quedado fuera del reparto.

En España disponemos de un ejemplo concreto para los años la burbuja inmobiliaria (1995-2007). En ese periodo, el territorio español tomó la forma de una red de elites locales y autonómicas  que competían entre sí bajo la atenta mirada aprobatoria del Estado central y de la Unión Europea. El objetivo era desarrollar al máximo los mercados de suelo, elevar los precios de la vivienda y, mediante el endeudamiento generalizado, elevar los niveles de consumo de unas clases medias golpeadas en el ámbito laboral. En este tipo de vertebración territorial, una alianza entre los grupos financiero-imobiliarios y el poder político local, que podríamos llamar la alianza del "especulador estructural", se hizo cargo del control del territorio local y regional, y de buena parte de los recursos públicos. Los mercados de suelo, para ser todo lo dinámicos que necesita este modelo de crecimiento, requieren de una gestión cara a cara y a escala local. Esto supone de forma sistemática, y no accidental, la formación de redes clientelares que de una forma u otra están controladas por las élites y vinculadas a escalas geográficas superiores. En este marco, los recién llegados, los que entran en los mercados de suelo locales deben poner en juego sus capitales sociales, sus contactos, sus influencias, sus vínculos familiares y culturales, para poder aspirar a hacer negocios respetando las jerarquías de los especuladores locales. En la fase final del proceso, su fase «degenerativa», el especulador deja de ser alguien beneficiado por las decisiones públicas para ser directamente el tomador de decisiones públicas. Político y especulador se funden en una misma figura. No es demasiado complicado ver como las dádivas, las comilonas, los cuñados, las cacerías, los sobres y los maletines funcionan en este entramado.

Que acabados los años de la burbuja, sigan persistiendo este tipo de tramas simplemente nos informa, junto a otros elementos "macro" de que el modelo inmobiliario-financiero está lejos de agotarse. Al contrario, esta parece ser la única vía, por miserable y poco probable que sea su éxito, que las elites españolas y europeas parecen imaginar. Así se puede ver en la apuesta por la SAREB como estrategia de control de los activos inmobiliarios o en la centralidad del turismo en las estrategias económicas post-crisis. Por supuesto, mientras este siga siendo el horizonte de nuestra economía política seguirán existiendo casos de corrupción.

En este marco, sólo una ruptura democrática y constituyente que produzca transformaciones profundas y duraderas del modelo de organización económica puede acabar con el encostramiento parasitario de las élites en el aparato de Estado. Especialmente importante para este cambio es el nivel local, sobre el que se han descargado las tareas inmediatas de desarrollar la burbuja inmobiliaria por todos los medios. Una línea de crítica a la corrupción, ha sido negar la vinculación de los ayuntamientos con las demás escalas de gobierno. Se ha tratado así de convertirles en responsables últimos de la burbuja inmobiliaria. Este discurso ha animado leyes como la nueva ley de bases del régimen local. Pero en la medida en que retira financiación pública a los ayuntamientos, los lanza a manos del capital privado. Esto en el Estado español significa dejarlos en manos de constructores y promotores inmobiliarios y turísticos. Frente a la nueva ronda de expolio municipal, una verdadera apertura democrática en los ayuntamientos, como la que están proponiendo Ganemos en Madrid o Guanyem en Barcelona, sería  la mejor línea de ataque contra la corrupción entendida como fenómeno sistémico.

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Las municipales que importan https://blogs.publico.es/contraparte/2014/10/29/136/ https://blogs.publico.es/contraparte/2014/10/29/136/#respond Wed, 29 Oct 2014 10:38:52 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=136 Continuar leyendo "Las municipales que importan"]]> Emmanuel Rodríguez López (@emmanuelrog)

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- Las elecciones municipales son la cita electoral más próxima y aquella en la que se determina el nivel institucional más cercano a los ciudadanos.
- Desde hace un año se han formado iniciativas municipalistas en distintos puntos del país.
- La votación del documento político de Podemos implica la renuncia de esta formación a presentarse con marca propia en las elecciones municipales.
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Móstoles, un miércoles cualquiera: 400 personas. Son las siete de la tarde y los rostros agotados por largas jornadas trabajo no dejan de expresar curiosidad, interés, expectación. No es una acto oficial, tampoco un recital. No hay grandes estrellas, ni famosos, no al menos los de la industria cultural. Es un debate sobre "municipalismo", un término aparentemente extraño pero que en estos meses se cuela con fuerza en el vocabulario político. Participan Emilio Delgado, de la redacción del periódico crítico local Voces del Pradillo, Iñigo Errejón, joven estratega de Podemos, Tania Sánchez Melero, promesa de IU a la Comunidad de Madrid, Nacho Murgui, presidente de la Federación de las Asociaciones de Vecinos de Madrid y un servidor con menos méritos públicos que todos los precedentes. No son nombres que impresionen mucho a los asistentes. Hace un año no hubiéramos reunido ni a cincuenta personas. Pero hoy, decía alguno, no sin gracia y mala baba, "la política llena anfiteatros como antes llenaba las plazas".

El acto lo organizaba la UVA de Móstoles, Unión Vecinal Asamblearia, candidatura municipalista local que trabaja por la confluencia con los círculos mostoleños de Podemos, al igual que con cualquier otro actor local que quiera participar en el proceso de cambio municipal. No es un fenómeno aislado. Desde hace un año, han surgido iniciativas parecidas en todo el sur de Madrid: Alcorcón, Getafe, Leganés, Pinto. Son previas a la irrupción de Podemos. Surgieron con el propósito de articular el empuje de la ola que siguió al 15M —las Mareas, el movimiento de vivienda, los nuevos centros sociales— en una opción electoral de cambio, de ruptura constituyente. Por eso y a falta de otros nombres han acabado por toparse con un concepto que parecía relegado a los Museos de Historia: municipalismo.

Ganemos Madrid

La idea de que los municipios son la base de la democracia ha sido el pilar de distintas tradiciones políticas del país. El federalismo, el anarquismo, una parte importante del republicanismo han compartido este principio de que la democracia tiene que tener una base local, municipal, fuerte, fundamental. Desde la Guerra Civil, sin embargo, el municipalismo sólo ha aparecido como un estallido en el movimiento vecinal de los años setenta. Luego, como sabemos, fue rápidamente borrado en el marco de una democracia —la española— que apenas considera a los municipios ni como arquitectura elemental de la vida civil, ni como instancia con autonomía y competencias suficientes, ni desde luego como administraciones con una dotación financiera que las haga viables. En la oleada de despolitización, desmovilización y oportunismo que siguió a la Transición, la democracia local apenas jugó un papel. El resultado fue que la democracia en su conjunto sufrió la despotenciación y vaciamiento de los que ahora somos testigos. Tan sólo en Catalunya y de la mano de distintas propuestas (las CUP, pero también las CAV del Vallés) resistió algo la idea de que la democracia debía tener una base local suficiente, justo donde gobernantes y gobernados están tan cerca que casi coinciden en las mismas personas.

En sólo un año aquellas pequeñas iniciativas que nacieron en el sur de Madrid han pasado de ser un dato casi insignificante a convertirse en marea (¿la marea municipalista?). Con nombres diversos, Guanyem, Ganemos, Marea Atlántica, Sí se puede, estos proyectos han ido salpicando toda la geografía peninsular. Si a estos añadimos que tantos y tantos Círculos de Podemos surgieron en un principio con una vocación esencialmente municipalista se puede decir que hoy este movimiento cubre todo el país.

A la gran mayoría de estas iniciativas los informa la misma aspiración fundamental que animó al 15M: democracia real. Se trata de reunir a los sujetos activos de una población, a todos aquellos que quieren aportar algo a cambiar o mejorar su ciudad sobre la base de un programa que se podría considerar como su mínimo común denominador: democratizar los ayuntamientos, expulsar a la clase política y a sus clientelas, hacerlo de una forma transparente y bajo control ciudadano, municipalizar aquellos servicios en manos de la oligarquías bancaria e inmobiliaria, impulsar la recuperación de los servicios públicos, renegociar la deuda y promover el impago de aquella que se considera ilegítima. Son las mismas demandas que se han articulado en los últimos años por parte de distintos movimientos sociales y para las que ahora se busca una expresión municipal.

Lo que bien pudiera ser la «convención» de este nuevo municipalismo está basada, además, en algunos principios que son propios de la época. El primero y más evidente es que el proyecto municipalista no puede estar trufado de posiciones políticas en competencia, ni de viejas burocracias partidarias básicamente interesadas en su autoperpetuación. Tampoco puede ser una coalición de aparatos políticos, al modo de una coalición de izquierdas. Los tiempos son de protagonismo ciudadano, de generosidad y apertura a todos aquellos que quieran participar, de suspensión tanto de las diferencias ideológicas como de la competencia de las formaciones partidarias en pro de un mismo proyecto de democracia municipal. De ahí, la prioridad otorgada a los mecanismos de decisión directa, las primarias abiertas, los controles ciudadanos sobre los candidatos, los «contratos éticos» y sobre todo la dimensión de movimiento de la apuesta municipalista.

En una ciudad como Madrid, con más de tres millones de habitantes, este proyecto se llama Ganemos Madrid. Lleva en proceso de articulación desde hace más de cuatro meses. El próximo martes 4 de noviembre Ganemos Madrid se presenta públicamente en el Círculo de Bellas Artes. Su objetivo es claro: acabar con la corrupción del gobierno municipal más endeudado de España, democratizar las instituciones y ponerlas al servicio del ciudadano, recuperar las competencias municipales para desarrollarlas como servicios públicos, poner término al gobierno del Partido Popular que se extiende desde junio de 1989.

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https://blogs.publico.es/contraparte/2014/10/29/136/feed/ 0
Piensa en verde. Las implicaciones políticas de las black de Caja Madrid https://blogs.publico.es/contraparte/2014/10/24/piensa-en-verde-sobre-la-implicaciones-politicas-de-las-black-de-caja-madrid/ https://blogs.publico.es/contraparte/2014/10/24/piensa-en-verde-sobre-la-implicaciones-politicas-de-las-black-de-caja-madrid/#respond Fri, 24 Oct 2014 13:13:07 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=97 Continuar leyendo "Piensa en verde. Las implicaciones políticas de las black de Caja Madrid"]]> Pablo Carmona Pascual ()

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Pero ¿a qué tanto escándalo con los consejeros de Caja Madrid? ¿Acaso no es una práctica corriente? Que todavía haya quien pueda hablar así y que esto sea lo normal entre las bambalinas de la clase política nos muestra, una vez más, la distancia que existe entre el funcionamiento real de las instituciones y su imagen democrática. El caso de Caja Madrid parece un género nuevo, mezcla de película de terror de serie B, vodevil hispánico y corrupción washingtoniana. Tarjetas black y fundaciones fantasma se han cruzado para ofrecernos una larga lista de responsables que deberían dimitir y no lo han hecho. Valga decir que asistimos de nuevo a un intento por cerrar en falso un caso de corrupción y falta de transparencia ligada con la financiación de partidos, sindicatos y patronal.

   Cabe añadir además que las explicaciones de las organizaciones políticas implicadas han rozado lo cómico. Parece ser que los consejeros designados se volvieron locos, son manirrotos o unos insensatos. Especialmente sangrantes han sido las reacciones de Comisiones Obreras e Izquierda Unida. Desde hace mucho tiempo se intuía que dentro de Caja Madrid sucedía algo raro. Las divisiones en el seno de Comisiones Obreras debidas a las luchas de poder dentro de la Caja y los apoyos de la izquierda a los candidatos de Esperanza Aguirre a la presidencia de la misma ya ofrecieron algunas pistas. En estos meses conocimos también las sonadas caídas de Moral Santín, consejero de IU en la entidad, y de Rodolfo Benito, histórico representante de las Comisiones Obreras madrileñas.

   Sin embargo, ni antes ni después, se ha dado ninguna respuesta convincente a las dos preguntas que deberían ser clave en este escándalo. La primera y más obvia es ¿qué grado de conocimiento tenían las organizaciones implicadas acerca de estos movimientos en Caja Madrid? La segunda tiene que ver con ¿qué garantías tenemos acerca de que los implicados conocidos sean realmente los únicos culpables de lo sucedido?

   Caso de que se haya contestado a estas preguntas habrá que convenir que se ha hecho con el "lenguaje de la vieja política", o como le gusta a Podemos, el "lenguaje de la casta". Sencillamente toda la operación habría dependido de unos pocos nombres, sin implicaciones mayores. Preciso es reconocer que esta no es la opinión del conjunto de los militantes de estas organizaciones, muchos de ellos desesperados, aburridos y definitivamente cabreados con sus direcciones. Coincido además con las voces críticas dentro de estas organizaciones de que hay que reclamar una comisión de investigación que aclare todo lo sucedido. Pero ¿qué ocurre cuando lo fundamental es claro y transparente a los ojos de todo el mundo?

   A día de hoy la sospecha generalizada es que los dineros en metálico que se sacaban de las tarjetas black, los sueldos multimillonarios y las donaciones que realizaba la Fundación Caja Madrid no sólo iban destinados a grandes mariscadas y comprar bonitos regalos. El propio Moral Santín ha declarado ante diversos medios que una buena parte del dinero que cobraba iba a parar a las arcas de su organización. Su afirmación, aún no respaldada por documento alguno, sólo puede ser desmentida caso de que se arroje un buen chorro de luz sobre las muchas dudas y sospechas que despierta el caso.

   En este terreno, los documentos que todos requerimos y que deberían aparecer cuanto antes son los relacionados con la contabilidad de los partidos políticos, los sindicatos y la patronal. En el caso de los partidos se debería añadir además el informe contable enviado al Tribunal de Cuentas con todo lujo de detalles y, por supuesto, la contabilidad de las Fundaciones que se han visto implicadas, y que en el caso de IU Madrid tiene el nombre de FUNDESTE (Fundación de Estudios Municipales y Territoriales). Además debería hacerse pública una contabilidad detallada de los gastos de los consejeros, tanto de sus ingresos salariales como de los conceptos de los gastos y los lugares de depósito del dinero en metálico sacado de los cajeros. Recordemos que Moral Santín retiraba cantidades regulares de hasta 5.000 y 6.000 euros mensuales.

   A falta de estos datos, y muy a nuestro pesar, aquellos de los que disponemos no son muy alentadores respecto de las implicaciones políticas de las black de Caja Madrid. Por tomar sólo el caso del principal partido de la izquierda en la región, según el informe del Tribunal de Cuentas (2009-2011), IU - Comunidad de Madrid acumuló durante el año 2011 una deuda de 204.527 euros con su Fundación FUNDESTE y todavía en el 2013 la organización en Madrid esperaba recibir 70.000 euros de esta entidad.

   Pero ¿qué es FUNDESTE? Si se teclea su nombre en google no encontramos página web ni tampoco actividad pública reconocida. Parece más bien una entidad fantasma. Contaba sin embargo con un abultado presupuesto para desarrollar (valga la contradicción) actividades públicas y jornadas. En concreto sus ingresos entre 2009 y 2011 fueron de más de 1.300.000 euros. De estos ingresos 373.888 euros vinieron, según publican algunos medios, de la Fundación Caja Madrid, precisamente de nuevo para desarrollar actividades y jornadas. Pero con los datos de los que disponemos sólo conocemos una gran partida, el préstamo a IU - Comunidad de Madrid.

  Un último dato y que también debería aclararse es el que se refiere al contenido de las donaciones recibidas por IU - Comunidad de Madrid. Según señala el informe del Tribunal de Cuentas los datos aportados en este epígrafe merecen al menos dos aclaraciones. La primera es que no se cumplió la preceptiva identificación de quienes realizaron los cerca de 26.000 euros en donativos que recibió Izquierda Unida en esos tres años y la segunda que los datos aportados al Tribunal no se corresponden con los datos de la Agencia Tributaria. Ésta última, según las declaraciones de donaciones hecha por la propia IU, contabiliza un importe muy superior al declarado por IU - Comunidad de Madrid por tal concepto al Tribunal de Cuentas.

   En definitiva y a la espera de más informaciones, los datos parecen lo suficientemente contundentes como para pensar que la cadena de responsabilidades no debe reducirse a unas pocas personas. La relación entre Caja Madrid y las organizaciones que tenían consejeros en sus órganos rectores no era de meras soldadas para el despilfarro y el jolgorio de los afortunados. La relación con las Fundaciones de los partidos políticos, con los sindicatos y la patronal no es la historia de la corrupción de unas personas concretas, sino un ejemplo más de cómo se han relacionado en los últimos decenios los poderes financieros y la clase política, al parecer sin excepción por su ala izquierda. O dicho de otra manera, de cómo se ha construido un juego de espejos entre gobiernos y oposición que permitía estabilizar el Régimen del '78 por medio de un conjunto de mínimos compartidos por todo el espectro ideológico.

   Razón de más para que pensemos que a día de hoy el eje político fundamental se asienta sobre un nuevo sentido común que sólo enfrenta dos polos opuestos: la falsa democracia del '78 y el deseo de una democracia real en manos de la ciudadanía. Esta situación interpela especialmente a todos aquellos que en IU, CCOO y otras organizaciones estaban al margen de los chanchullos de sus cúpulas y aparatos y que quieren, de buena fe, formar parte de este polo constituyente y democrático. Para ello estos sectores honestos deberían ser los primeros interesados en enseñar bien sus cuentas, depurar responsables y expresar su voluntad de no repetir la experiencia.

 

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En Podemos el debate también es económico. Problemas con una salida keynesiana de izquierdas https://blogs.publico.es/contraparte/2014/10/17/en-podemos-el-debate-tambien-es-economico-problemas-con-una-salida-keynesiana-de-izquierdas/ https://blogs.publico.es/contraparte/2014/10/17/en-podemos-el-debate-tambien-es-economico-problemas-con-una-salida-keynesiana-de-izquierdas/#respond Fri, 17 Oct 2014 11:10:24 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=71 Continuar leyendo "En Podemos el debate también es económico. Problemas con una salida keynesiana de izquierdas"]]> Isidro López ( ) y Emmanuel Rodríguez ()

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En los próximos meses, los que van hasta las elecciones municipales y autonómicas, y que luego se prolongan hasta las generales, se va a desatar un interesante combate político: un choque de posiciones económicas. El desmoronamiento acelerado del régimen del '78 ha dejado al establishment muy pocos argumentos propiamente políticos frente al desafío que supone la irrupción y el meteórico crecimiento de Podemos. A nuestro decadente modelo de gobierno no le queda más que la respuesta neoliberal, desnuda y violenta: la defensa del actual statu quo económico como único posible. ¿Recordáis? Es el there is no alternative que desde los tiempos de Margaret Thatcher se viene utilizando para descartar cualquier posibilidad de transición hacia otra base económica.

Pero ¿acaso este discurso neoliberal no choca hoy contra un impedimento de unas dimensiones considerables? Después de treinta años de hegemonía, y de todo tipo de burbujas financieras e inmobiliarias basadas en el endeudamiento masivo, nuestras economías ya no son capaces de generar ni siquiera un mínimo bienestar para una grandísima mayoría de la población. Pero eso, desde lo que antes parecían posiciones políticas diferentes, los restos del régimen y sus voceros hacen piña para amenazarnos con la llegada de la catastrofe económica si nos movemos tan sólo una pizca de las recetas que el neoliberalismo y sus instituciones (desde la Comisión Europea al FMI) han venido prescribiendo a nivel global y local.

En los preparativos a esta batalla en el discurso, hay que entender el anuncio de los portavoces de Podemos de que se va a encargar un programa "de emergencia" económica a dos prestigiosos expertos, Vicenç Navarro y Juan Torres López. Desde luego, no se trata de juzgar la oportunidad de un programa de emergencia económica que, más alla de la contienda electoral, ponga freno al desplome continuo de casi la totalidad de la estructura social ante las draconianas políticas deudocráticas que exigen las finanzas y sus aliados políticos. Tampoco se trata de juzgar los méritos personales de ambos expertos que antes incluso de la crisis de 2008 ya avisaban de las multiples grietas que asomaban por debajo de los consensos políticos y económicos del régimen. Ciertamente, en el caso de Vicenç Navarro no se pueden dejar de reconocer sus aportaciones empíricas y propositivas a una esfera tan golpeada como es la del raquítico welfarestate hispano.

Sin embargo, y más allá de que sean ellos u otros quienes afronten en solitario la confección de ese programa económico y no un equipo más amplio y plural, lo cierto es que la elección de estos nombres suscita un debate que afecta a sus muy marcadas posiciones económicas. Y cómo sucede con todas las posiciones económicas, en el fondo, se trata de un debate entre diferentes posiciones políticas. Sin riesgo a equivocarnos demasiado, podemos resumir esta posición (la de Navarro y Torres) como keynesianismo de izquierdas. Una visión que postula un rol fuerte para la inversión pública en tiempos de crisis, la reforma fiscal y la regulación financiera, a fin de disparar la demanda y, desde ahí, la actividad económica. El objetivo es alcanzar una situación de pleno empleo, en unidades geográficas que coinciden con las de los Estados nación. Se trata sin duda de un debate prolijo y que puede derivar en un intercambio de miles de tecnicismos, pero hay al menos dos grandes puntos de esta visión que son extraordinariamente problemáticos: el del empleo como única forma de generar ingresos para la población y el del Estado nación como una unidad económica coherente y autosuficiente.

El papel que juegan la apuesta por el empleo y la inversión en el recetario de los keynesianos de izquierdas se desprende directamente de lo que ha sido su diagnóstico del modelo neoliberal de hegemonía de las finanzas, así como del diagnóstico de lo que ha sido su crisis. Para esta posición, los problemas son el simple resultado del poder que, por medios financieros, han alcanzado un puñado de grandes agentes económicos. Este poder, el poder neoliberal, ha empujado la desinversión en las actividades productivas (principalmente la industria y sus aledeños). Y con ello ha traído niveles mucho menores de crecimiento y de empleo. En última instancia, es la causa de la profunda crisis que estamos viviendo. De aquí se deduce una prescripción política relativamente sencilla: hay que revertir ese proceso para reconquistar el Estado y relanzar la inversión y, a través de ahí, la demanda y el empleo.

Sin entrar en muchos detalles, esta concepción es harto dudosa, tanto en lo que se refiere a su eficacia como a sus consecuencias política. Desde luego palidece ante otra línea de interpretación de las finanzas, el neoliberalismo y su crisis que enfatiza más bien los límites económicos, pero también sociales y ecológicos a los que ha llegado el capitalismo a partir de la crisis de los años setenta y para los que el periodo neoliberal-financiero habría sido una especie de último intento de escapatoria. Desde este punto de vista, el poder financiero y su capacidad para controlar lo que producimos entre todos habría sido la respuesta política a una incapacidad estructural y profundísima del capitalismo para mantener los niveles de dinamismo necesarios a fin de generar bienestar para las mayorías sociales. Y ciertamente es una conclusión correcta si se tiene en cuenta que cada vez que ha habido timidos ciclos de crecimiento basados en la inversión, sobre todo manufacturera, a nivel global, no han hecho sino agravarse los problemas de conjunto. Por eso estos han derivado en un continuo desplazamiento de los costes sociales, ecológicos y económicos entre distintas regiones del mundo.

En lo que se refiere al empleo asalariado, el buque insignia del capitalismo keynesiano, hay que convenir que esta ha sido la parte más maltratada de este proceso. El neoliberalismo se caracteriza por una inacabable espiral de ataques al trabajo organizado, a los niveles salariales, lanzando a la mayoría de la población a una precariedad que no parece tocar fondo. Pero nuestra diferencia con los keynesianos de izquierda reside en que esto no ha sucedido por un problema de desinversión, sino por la imposibilidad profunda del capitalismo histórico para proponer modelo sociales viables. La hegemonía financiera, y sus excesos, no son más que un sintoma de este fenómeno. Frente a esta situación no hace falta empleo. Cualquier estrategia dirigida al pleno empleo chocará contra los mismos límites que llevan afectando al modelo económico desde los años setenta. De lo que se trata es por eso de generar mecanismos que desvinculen a la población del empleo asalariado como única forma de sustento material. Y aquí la Renta Básica Universal es la propuesta más acabada y solvente que tenemos. No en vano se trata de redefinir qué signífica el trabajo y qué papel puede tener el salario.

Otro escollo prácticamente insalvable para los keynesianos de izquierdas es la consideración del nivel estato-nacional como lugar privilegiado para la política económica. Es evidente que la apuesta de los keynesianos por la redistribución y la reforma fiscal es correcta a grandes rasgos, pero hay muchas dudas sobre la escala de los programas redistributivos y fiscales de que requiere la situación actual. Los marcos nacionales apenas alcanzan a contener una parte de las estructuras económicas actuales. Entre otras cosas el ciclo neoliberal ha supuesto una fuerte aceleración y profundización de la división internacional del trabajo, en nuestro caso en el marco europeo, en la que a partir de especializaciones relativas, los distintos territorios se han integrado en circuitos económicos compartidos. Esto va más allá de una visión placentera de la globalización como un espacio de intercambio que nos impone unas normas que están fuera de discusión. Afecta de lleno a las estructuras de clase y de dominación que hoy se encuentran empotradas en esas mismas relaciones transnacionales. No es algo ni mucho menos nuevo. Desde hace siglos el poder capitalista ha utilizado su capacidad para controlar las redes transnacionales a fin de recomponerse y aislar las experiencias de transformación en el interior de las fronteras nacionales, donde en en el medio plazo han podido derrotarlas. Pero hoy, cuando las relaciones de integración económica transnacional son más profundas que nunca, apostar por el Estado nación es simplemente mutilar la intensidad de la lucha de clases y desactivar el potencial transformador de cualquier programa económico en la forma de una serie de parches temporales, inestables y localizados en un marco (el Estado nación) demasiado estrecho.

Además estas determinaciones no afectan sólo a las relaciones entre "países desarrollados". Las posiciones keynesianas de izquierdas, como las de la socialdemocracia clásica, aspiran a un reforzamiento de los mercados de trabajo internos mediante un control de los flujos de trabajo migrante lo que ofrece ventajas a la fuerza de trabajo local en la negociación colectiva. Este planteamiento, cuando nuestro actual régimen de fronteras provoca la muerte de miles de trabajadores migrantes, es moralmente dudoso pero, además, es económica y políticamente indeseable. Un reforzamiento del régimen de fronteras actual no va a hacer que desciendan las llegadas de migrantes sino que estos vivan en nuestros países en un estado de clandestinidad e ilegalidad, desposesión de derechos y temor, que se transforma inmediatamente en salarios más bajos para ellos y para los trabajadores locales. Paradójicamente lo que resulta destruido es la supuesta coherencia de los mercados de trabajo nacionales. Frente a esta limitación voluntaria, y derrota casi segura, que supone encerrarse en el Estado nación, y lejos de acatar las normas que dicta el orden neoliberal global, se trata de politizar la esfera trasnacional. Básicamente esto consiste en localizar los elementos de conflicto y redistribución allí donde están las clases dominantes y los elementos de igualdad entre las poblaciones a uno y otro lado de las fronteras. Se trata, al fin y al cabo, de llevar el combate entre democracia y neoliberalismo a su máxima intensidad, aquella que de verdad puede producir una salida al atolladero social y económico en el que llevamos sumidos desde hace ya demasiado tiempo.

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Por qué Catalunya no será independiente https://blogs.publico.es/contraparte/2014/10/15/por-que-catalunya-no-sera-independiente/ https://blogs.publico.es/contraparte/2014/10/15/por-que-catalunya-no-sera-independiente/#respond Wed, 15 Oct 2014 14:18:22 +0000 http://blogs.publico.es/contraparte/?p=27 Continuar leyendo "Por qué Catalunya no será independiente"]]> Emmanuel Rodríguez () e Isidro López ( )

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El derecho a decidir, la voluntad popular expresada en una votación libre, el legítimo autogobierno, una reivindicación que viene del antifranquismo y que debiera ser senyera de la izquierda, ¿hay algún argumento que desde una perspectiva honestamente democrática se pueda oponer a la Consulta? Desde luego pocos o ninguno. Dicho esto, y dicho desde quien sabe que repite la homilía pertinente, habrá que reconocer que el debate ceñido a estos términos enseña poco o nada sobre la llamada crisis catalana, así como sobre su engarce con la crisis general del régimen político español.

Valga decir que tres años de crisis, de amagos de consulta y posteriores abandonos, en los que las idas y venidas de Mas en estos días son el último capítulo, no permiten tomarse muy en serio el proceso soberanista catalán. Y esto aun cuando se siga de los episodios marcados por el guión de unas elecciones pleibiscitarias y de la solemne amenaza por parte de ERC de una Declaración Unilateral de Independencia. No hace falta llegar a los extremos de Josep Fontana cuando afirma que en la historia no hay independencia sin guerra de independencia para intuir que no asistiremos a la "secesión catalana"; no al menos si en su contraparte española no se produce un seísmo de igual magnitud y con la misma onda que el catalán.

La pregunta fundamental no es de hecho la de si se permite o no la consulta, o si hay un riesgo real de «ruptura del país» como gusta al nacionalismo español, sino otra muy distinta que tiene que ver con los porqués de qué las élites catalanas y españolas no hayan todavía apurado una solución para lo que parece el eslabón débil del régimen político. Al fin y al cabo, se trata de una solución ya pensada y propuesta y que va a pasar por una sencilla reforma del título VIII de la Constitución. Sin necesidad de tocar mucho del texto, la reforma se limitará a una virtual federalización del Estado, un reconocimiento de la singularidad catalana, mayores competencias en materias consideradas clave y sobre todo un «concierto fiscal» similar al vasco o al navarro. La reforma cuenta además con dos condiciones suficientes: varios actores políticos incluidos los socialistas proclives al acuerdo y una mayoría social dispuesta a aceptar el «tercerismo» entre autonomía e independencia. Entonces, si esta casi todo ¿por qué no se pone en marcha?

Dejando a un lado el escorzo de avestruz que sistemáticamente practica Rajoy, hay al menos tres elementos de peso que en Catalunya aplazan a cada plazo vencido la resolución de la crisis. El primero es el más obvio: el independentismo se ha convertido en una suerte de huida hacia delante para CiU y los restos de la forma política hegemónica en Catalunya desde 1980, el pujolisme. El independentismo protege y esconde la grave crisis del régimen político catalán, su particular versión de la «cultura de la Transición» según la acertada fórmula del periodista Guillem Martínez. Catalunya ha sido el laboratorio de la crisis política española, el primer punto de ruptura del bipartidismo con la entrada en tropel de una nueva generación de partidos políticos enfrentados, radicalizados o contraídos sobre la cuestión nacional. Y esto al mismo tiempo que los casos Millet, Palau, Pujol, empezaban a dejar escapar los mismos olores a putrefacción que antes solo se consideraban propios de España. La hipótesis Mas, arriesgada y a la postre de resultados inciertos, ha consistido en empujar el fracaso del Tripartit por la vía de subirse al carro del independentismo. La paradoja es que ha ligado su suerte, y de paso la de Convergencia, a una apuesta que nunca fue la suya.

En otro orden, la crisis económica se ha llevado consigo lo que fue la base del bloque social del pujolisme: las clases medias catalanas. Sobre este segmento social se ha levantado la hegemonía del catalanismo político y sobre la misma se ha construido la base popular que llena desde hace tres años la espectaculares convocatorias de la Asamblea Nacional Catalana. El giro hacia la independencia de lo que forma el tronco de la sociedad civil catalana es una respuesta a una situación de empobrecimiento, hastío político y liquidación del Estado del bienestar. El carácter contradictorio de esta posición es que lejos de tomar vuelo y autonomía hacia un cuestionamiento del régimen político y del déficit democrático general (¿qué otra cosa si no fue el 15M?) ha acabado por ponerse detrás de los mismos partidos que acuerdan los recortes sociales y que en el caso de CiU son cada vez más sospechosos de una corrupción generalizada y sistemática. La consigna "primero la independencia, luego lo demás" apenas esconde la imposibilidad del frente soberanista a medio plazo, al tiempo que a fin de retardar su inevitable ruptura empuja siempre más allá el proceso contra un espantajo (España) que apenas aguanta como enemigo principal.

Pero el elemento quizás más opaco y el que seguramente opera en un registro de mayor intensidad, por invisible que esta sea, es el de las contradicciones internas al capitalismo familiar catalán. Quizás no haga falta insistir en lo obvio, el ápice de la burguesía catalana, las grandes familias arremolinadas en torno al consejo de administración de La Caixa y las multinacionales con sede en Barcelona, no tiene dudas. Al decir del Conde de Godó, "si hay independencia me voy a Madrid". Pero la situación se complica a medida que se desciende en escala. La situación del empresariado catalán se ha visto sometida a una complejo juego de presiones en el contexto de una creciente pérdida competitividad, una débil inserción en el resto del capitalismo español y europeo y una decidida orientación hacia los sectores de bienes no transables que han seguido al proceso de desindustrialización catalán: el turismo y los negocios inmobiliarios principalmente. Para este segmento, la autonomía fiscal y mayores dosis de autogobierno resultan ventajas cruciales en una marco de una creciente competitividad territorial enmarcada en la crisis generalizada.

Si se acepta este marco, la conclusión vuelve a ser paradójica. A la contra de lo que se nos muestra, los elementos de inercia empujan con demasiada fuerza sobre los actores políticos y sociales más conservadores y menos partidarios de una ruptura política. De hecho, al menos por el momento, la solución constitucional no va a venir de los actores que parecen contar: ni de una CiU cada vez más entrampada, ni de un PSC en caída libre, ni de una ICV tan minorizada como IU, ni de un PP estatal que ha decidido dejar que la cosa degenere, ni tampoco de una ERC que ha hecho de la independencia el absoluto de su política. Concentrados en su supervivencia, amarrados a unas posiciones con las que tratan de salvar su propia crisis, estos hombres de Estado que parecen no tener ningún sentido del mismo se ven cada vez más impedidos a hacer lo que les correspondería hacer: arreglar cuentas y establecer las condiciones del nuevo reparto, a un tiempo institucional y económico.

¿No deja este escenario un inmenso hueco a una ruptura democrática en la que el eje identitario y nacional quede relegado a las cuestiones mayores del autogobierno, la democracia y la justicia social? Los signos de que este es un movimiento en marcha se vienen repitiendo desde hace ya unos años. En 2012, las CUP aparecieron por primera vez en el parlamento catalán. Pocos meses después siguió la formación del Procés Constituent. Este movimiento ciudadano amplio y masivo, protagonizado por una monja y un histórico militante de la izquierda catalana, Teresa Forcades y Arcadi Oliveres, ha apostado por una república propia con un lenguaje y con una agenda tan próximos al 15M como distintos del soberanismo oficial. Por último, la pasada primavera, el laboratorio político catalán produjo la plataforma Guanyem promovida por la antigua portavoz de la PAH, Ada Colau. Para este proyecto municipalista, ceñido a Barcelona pero ya con réplicas en el resto de Catalunya y más allá, el elemento nacional apenas es una tangente periférica en relación con lo que realmente importa: la democratización del ayuntamiento y la reversión de la política de recortes.

Pero quizás el elemento que resulte determinante en el próximo y fragmentado parlamento catalán en el que se prevé la existencia de hasta 9 fuerzas políticas sea la irrupción de Podemos. Según encuestas, Podemos aparece como la cuarta, la tercera o incluso la segunda fuerza política catalana. Su potencial electoral reside en que no se mueve en el juego de suma cero de la sociedad civil catalana. Podemos concita el antiguo voto del PSC y del viejo PSUC las fuerzas que marcaron la política del antifranquismo y la Transición antes del pujolisme, moviliza el voto abstencionista y de los barrios menos favorecidos y apela a sectores para los que la independencia ni está ni va estar en el centro. Por eso mismo, Podemos puede empujar hacia un reconocimiento de la crisis política catalana en sus propios términos; y lo que es más importante al procés constituent català hacia el único marco en el que parece viable: el proceso constituyente en el Estado español.

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