Crónicas insumisas

Miquel Caminal, radical y de izquierdas

Pere Ortega

Miquel Caminal nos acaba de dejar, sus amigos lo lloraremos. Pero quién más lo encontrará a faltar es la izquierda de Cataluña. Pocos buenos analistas ha tenido la izquierda de la realidad política y social catalana, sin duda Caminal ha sido uno de ellos. Su trayectoria ha sido impecable. De joven, a inicios de los años 1970 junto a la que después sería su compañera durante toda su vida, Anna Alabart, impulsó la creación de una asociación de vecinos, la de l’Esquerra de l’Eixample barcelonés. Allí adquirió su compromiso con la democracia radical, aquella que emana de la voluntad popular y que antepone la participación ciudadana a la política institucional. Ese compromiso junto a su militancia en el PSUC lo condujeron a situarse junto a los desheredados de la tierra, así abrazó la causa socialista (entonces comunista), pero siempre desde la vertiente democrática, nunca fue ni burócrata ni dogmático.

Encaminó sus estudios hacia el catalanismo político. Ese fue su otro compromiso que profundizó especializándose en la etapa republicana, y escogió para su tesis doctoral al que fuera primer secretario general del PSUC desde 1936, Joan Comorera, personaje al que quiso rehabilitar del olvido y sobre todo de la ignominia a la que lo sometieron los dirigentes del PCE y PSUC finalizada la guerra civil. Comorera se había enfrentado a la dirección del PCE, precisamente porque quería mantener la autonomía del PSUC respecto del PCE, fue acusado de traidor, titista y quintacolumnista, todas aquellas barbaridades propias del estalinismo de la época contra los que se atrevían a disentir.

A partir de esa voluminosa tesis, Caminal ya como profesor universitario, encaminó su trabajo hacia el estudio del federalismo político con notable éxito, como avalan diversas obras publicadas. Su trabajo intentaba aunar las ideas de izquierdas con la cuestión nacional catalana, y en ese ámbito influyó notablemente en la política de las izquierdas catalanas, especialmente en ICV, partido al que estuvo parcialmente ligado.

En la etapa del tripartito PSC, ERC e ICV-EUiA que gobernó Cataluña, Caminal fue nombrado director del recién creado Memorial Democrático, organismo dedicado a recuperar la memoria histórica, ahí puso su esfuerzo en recuperar la etapa republicana y de la dictadura franquista, época que la transición española surgida de 1978 había mantenido silenciada.

Caminal siempre fue un defensor del federalismo y del confederalismo. Es decir, que defendía que Cataluña debería escoger su propio camino dentro de una España que respetara el hecho plurinacional y multicultural. Pero tras el fracaso de la reforma del estatuto catalán, en el que también participó, debido a la oposición del nacionalismo español hegemonizado por el PP y PSOE, le llevaron a apoyar la consulta soberanista esperando que este evento facilitara la ruptura del pacto constitucional de 1978 que posibilitara otro marco político para Cataluña. Todo ello sin abdicar de sus posiciones de izquierdas, ahí su compromiso se acrecentó con la llegada de la crisis del capitalismo global en 2008, que le llevaron a reafirmarse, que tanto en Cataluña como en Europa se debía continuar dando la batalla por la emancipación social, y declararse como no había hecho anteriormente, anticapitalista. Y en ese sentido, era consciente que el proceso catalán estaba liderado por fuerzas políticas contrarias a los intereses de las clases populares, especialmente CiU, un partido de centroderecha ligado a los intereses de las oligarquías catalanas, veía las flaquezas del PSC frente al federalismo, así como las ambigüedades por parte de ERC en la defensa de los intereses sociales de la población.

Su generosidad hacia sus amigos, que los tenía por docenas, los compartió con sus otras grandes pasiones, que fueron, su compañera Anna Alabart, con quien compartió muchas luchas sociales, su país Catalunya y su radical republicanismo ciudadano. Una de las cosas que más repetía en los últimos tiempos y que más le preocupaban era la pérdida de entidad de la izquierda y advertía de la necesidad de perseverar en el pensamiento plural que había hecho nacer las ideas del socialismo.

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