Crónicas insumisas

Corrupción en Defensa

Tica Font
Directora del Instituto Catalán Internacional por la Paz y miembro del Centre Delàs d’Estudis per la Pau

Tres directivos de la empresa con mayoría de capital público DEFEX, dedicada a la promoción de la exportación de material de defensa, están imputados en un caso de corrupción, fraude fiscal, cohecho, blanqueo de capital y organización criminal. Parece ser que los directivos de DEFEX participaban, junto a un general angoleño, en una operación fraudulenta de venta de material policial a Angola por valor de 151 millones de euros. La finalidad de la operación era repartirse 41,1 millones de euros de comisiones ilegales, para ello crearon diversas empresas, diversas cuentas corrientes y movieron el dinero por paraísos fiscales.

Defex es una empresa de titularidad pública, con mayoría de capital público, que pertenece al grupo Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) y sus cargos directivos son nombrados por el Gobierno. Su misión principal es representar a las empresas fabricantes de armamento españolas, con la finalidad de facilitar la exportación de sus productos, es decir, Defex actúa como comercializadora, como intermediaria entre el fabricante y el comprador. Cabe recordar que Defex ha servido de tapadera en operaciones de los agentes secretos del CNI y que cuenta con diversos expertos externos en prevención de blanqueo de capitales.

La plantilla de Defex es de 21 trabajadores, 6 con categoría de auxiliar administrativo, 4 oficiales administrativos, 8 mandos intermedios y 3 directivos; entre todos ellos, según la memoria de 2007, cobraban en concepto de salario 1,6 millones de euros.

Los tres directivos de Defex están imputados por desviación de fondos, entre ellos el expresidente José Ignacio Encinas Charro, Ángel María Larrumbe, exdirector de operaciones, Manuel Iglesias-Sarriá, director comercial (que ha admitido estar detrás de una sociedad instrumental cuyo último propietario es una fiduciaria de Gibraltar que construyó con su mujer, con cuenta en las islas Caimán y en la que depositó 2,7 millones del contrato con Angola). Los directivos crearon una UTE formada por Defex y Comercial Cueto 92, sin que dicha UTE tuviera actividad comercial o mercantil alguna, ninguna de las dos empresas disponían del material que pretendían suministrar a la policía angoleña, ambas solamente podían ser intermediarias entre el fabricante y el cliente. El tema relevante es que por dicha intermediación querían obtener un beneficio entre el 200% y 300%; beneficio que se repartirían entre funcionarios angoleños y directivos de Defex.

El juez Ruz relata que desde cuentas corrientes de la UTE Cueto-Defex se transfirió a un banco de Luxemburgo 41,4 millones de euros sin razón comercial o actividad mercantil aparente alguna; los imputados confeccionaron de forma aparentemente veraz facturas y adendas a los contratos que permitiesen justificar tales desvíos de fondos al extranjero. Como beneficiarios últimos del dinero figuran los querellados y familiares de funcionarios públicos de la República de Angola.

El juez atribuye a Beatriz Garcia Paesa la constitución y gestión de varias empresas radicadas en paraísos fiscales, desde las cuales se recibían los fondos transferidos de las cuentas de la UTE Defex Cueto. Desde varias de esas empresas radicadas en Luxemburgo e Islas Vírgenes británicas se realizaban transferencias a favor de familiares de funcionarios públicos angoleños, de sociedades relacionadas con los querellados.

El despacho de abogados creó supuestamente una estructura financiera para blanquear los fondos desviados en un periodo temporal que abarca de 2008 a 2012, para lo que usó paraísos fiscales como Hong Kong, Suiza, Singapur, Islas Caimán, Nueva Zelanda, Gibraltar, Madeira y Luxemburgo.

Aunque el Gobierno angoleño es la principal víctima de la estafa, sus autoridades dan la callada por respuesta, no han abierto una investigación al respecto, no parecen tener interés en colaborar con la Justicia española y no han llevado a cabo dimisiones entre los militares implicados.

Otra muestra de cómo la intermediación permite subirse a la cresta de la ola para hacerse ricos con el mínimo esfuerzo posible.

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