Crónicas insumisas

El gasto militar mundial y España

Pere Ortega, Centre Delàs d'Estudis per la Pau

Se acaba de publicar el Informe anual del SIPRI sobre el gasto militar mundial correspondiente al año 2015. Después de cuatro años consecutivos de descenso (desde 2011) en el año 2015, el gasto militar mundial ha aumentado en términos reales un 1% respecto a 2014, alcanzando la cifra de 1,67 billones de dólares. Este aumento marca un cambio de tendencia y es debido al incremento en Europa central y oriental donde creció un 13%, en Asia y Oceanía un 5,4% y Oriente Próximo un 4,1%. Por orden de países con mayor gasto militar figuran: Rusia con un 7,5%; China con un 7,4%, aunque en menor proporción que en años anteriores dónde alcanzó los dos dígitos; Arabia Saudí un 5,7%. En cambio, continúa disminuyendo el gasto militar en América del Norte y Europa occidental; en Estados Unidos se redujo en un 2,4%, y en Europa occidental un 1,3%, este descenso se viene produciendo desde el año 2009, producto de la llegada de la crisis económica global, pero también a un cambio de estrategia al que más adelante me referiré.

Por orden en el ranquin de gasto militar, EEUU continúa en primer lugar con 596 mil millones $, un 36% del total mundial, aunque ese porcentaje es inferior al de hace una década cuando llegó a alcanzar el 46% del gasto mundial. En segundo lugar se encuentra China con 215 mil millones $, y en tercer lugar Arabia Saudí con 87,2 mil millones $, superando a Rusia por primera vez que baja al cuarto lugar con 66,4 mil millones $. Respecto a Europa occidental en su conjunto, el gasto militar continúa retrocediendo y en los últimos diez años ha disminuido un 8,5%.

Este somero análisis demuestra que se están produciendo cambios importantes respecto a cómo afrontar la geoestrategia mundial. Mientras las potencias emergentes, BRICS, continúan apostando por aumentar su gasto militar en armamentos para acrecentar su potencial militar con ejércitos convencionales; EEUU y sus socios de Europa occidental reducen el número de sus ejércitos, lo cual se traduce en menos armas que abarata costes, pero en cambio apuestan por otro tipo de armamentos: drones y otras tecnologías militares (un dron es más barato que un F-35); y lo más importante, desplazan el gasto de los ministerios de defensa a los de seguridad interior. Esto el SIPRI no lo analiza y en cambio debería ser motivo de análisis para poder comprobar sí existe un desplazamiento del gasto militar hacia las políticas de seguridad en los estados occidentales. Esto es debido a la preocupación ante posibles ataques terroristas pues los Estados saben que los ejércitos no sirven para hacerles frente, y refuerzan en cambio el gasto en servicios de inteligencia, policías y cuerpos paramilitares. Este es un nuevo frente de análisis al que los investigadores deberíamos prestar atención.

En referencia al gasto militar de España, el último Informe del SIPRI tiene un cambio muy importante respecto al Informe del año anterior. Si se comparan, se observará que el gasto militar ha aumentado en 3.256 millones de euros, un 33% más, pasando de 9.596 M€ a 12.852 M€. Esto es así gracias a la nueva forma de computar el SIPRI el gasto militar de España, que después de haber mantenido un dialogo fluido con el Centre Delàs d’Estudis per la Pau, incorpora diversos gastos militares no incluidos anteriormente en sus Informes. Gastos militares que en España están repartidos por otros ministerios que no el de Defensa. A saber, las clases pasivas militares (Seguridad Social), la mutua médica militar ISFAS (Otros Ministerios), las ayudas en I+D a proyectos militares (Ministerio de Industria), y la diferencia entre el presupuesto inicial del Ministerio de Defensa y el liquidado a final de año, que en los últimos años superó los 2.000 M€. Esto último era una argucia del Ministerio de Defensa y consentida por el Ministerio de Hacienda para amañar el gasto militar real y que la opinión pública ignorará que Defensa era un ministerio privilegiado frente al resto de ministerios que habían sufrido graves recortes desde la llegada de la crisis económica.

Es muy satisfactorio saber que el SIPRI, del que Centre Delàs es colaborador en cuestiones relacionadas con la economía de la defensa de España, asuma los criterios en la forma de contabilizar el gasto militar español. A partir de este momento, ni el Gobierno ni el Ministerio de Defensa podrán alardear de que su gasto militar alcanza tan solo el 0,6% del PIB español, pues las cuentas del SIPRI del 2015 lo elevan al 1,3%. No se trata de congratularse de que el gasto militar de España sea superior, pues desearíamos que fuera al contrario muy inferior, pero ahora se acerca más a la realidad. Esto nos ayudará a continuar en la aspiración de aumentar la sensibilidad en favor de reducir el gasto militar en favor del desarme, sin duda el mejor camino para conseguir la paz mundial.

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