Crónicas insumisas

Inicio de negociaciones ELN en Colombia

Tica Font Directora del Instituto Catalán Internacional por la Paz

El 11 de octubre el Gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), anunciaron que el día 27 de octubre, en Quito se iniciaría la fase de negoción pública entre ambos para la dejación de armas y la negociación de paz. Este anunció de inicio de una nueva fase de negociación con la otra guerrilla colombiana se produjo justo una semana después del rechazo, por parte de los electores, en un plebiscito de los acuerdos firmados entre el Gobierno y las FARC.

De momento el presidente Santos tiene una tarea muy urgente, escuchar las propuestas que hacen las organizaciones que impulsaron la campaña por el no, recogerlas, estudiarlas y valorarlas junto con las FARC y en la medida de los posible incorporarlas a los acuerdos y redactar unos nuevos acuerdos. Renegociar unos acuerdos que han tardado cuatro años en negociarse no es fácil por dos razones; una, hay peticiones de modificación que son muy sustanciales y que prácticamente suponen no una revisión sino prácticamente una anulación de lo acordado; la otra el tiempo, no hay tiempo para emprender una negociación larga, los miembros de las FARC no pueden quedar en el limbo como están ahora.

Respecto del tiempo sería aconsejable que el presidente Santos llegara a Oslo el 10 de diciembre a pronunciar su discurso de recepción del premio Nobel, habiendo cerrado un nuevo acuerdo. Para ello no le queda más remedio que desgranar a los actores y propuestas que hacen todos aquellos que impulsaron el no. Cabe recordar al ex presidente Uribe que todos los que votaron que no, no lo hicieron siguiéndole a él, las iglesias evangélicas pidieron el voto por el no y sus peticiones no son las mismas que mantiene Uribe, las iglesias evangélicas rechazaron los acuerdos por que apuestan por un modelo tradicional de familia que quieren que sea intrtoducido. Por tanto separar las peticiones por organizaciones que las proponen e incorporar aquellas más fáciles de integrar, es en definitiva una forma de separar el bloque del no y dejar a Uribe solo con sus peticiones más intransigentes.

Sería una buena noticia que el presidente Santos el 10 de diciembre en su discurso de Oslo pudiera anunciar que ha pactado unos nuevos acuerdos con las FARC y que se ha iniciado una negociación con la otra guerrilla significativa, el ELN. Si se logra un pacto con las dos guerrillas para que abandonen la lucha armada, la violencia que ha asolado el país durante más de 50 años y que ha provocado más de ocho millones de víctimas, supondrá un paso significativo en la disminución de la violencia, aunque quedará la violencia fruto de las bandas criminales (bacrim), la violencia del narcotráfico y el paramilitarismo aún está presente en muchas zonas del país.
La agenda pactada con el ELN incluye seis temas: Participación de la sociedad, democracia para la paz, transformaciones para la paz, víctima, fin del conflicto y la implementación de lo acordado. El 27 de octubre se empezará a discutir por el punto 1, como será la participación de los ciudadanos durante la negociación; punto que ha sido fundamental y una reivindicación imprescindible para los elenos. La participación de la sociedad en esta negociación puede ser un buen acicate para introducir en el debate a muchos colectivos sociales en la discusión sobre la paz.

El inicio de esta negociación da un nuevo impulso hacia la construcción de una paz más amplia y puede ser una balón de oxígeno para la nueva negociación con las FARC. La agenda acordada con el ELN deja en manos de la sociedad civil la organización de su propia participación, lo cual puede ser muy complicado en tanto que las dos partes, Gobierno y ELN, podrían perder el control del proceso o la sociedad civil puede llevar peticiones cuyo alcance queda fuera de la capacidad de esta mesa. Los retos son muchos pero los frutos también pueden ser muchos y es el momento de acabar con la guerra en Colombia y apostar por la construcción de la paz.

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