Crónicas insumisas

¿Armas para combatir la crisis?

Pere Ortega, Centre Delàs d’Estudis per la Pau

La llegada de la pandemia del Covid-19 ha impedido que el Gobierno del Estado presentara el presupuesto de este año 2020, y ha obligado a prorrogar el de 2019, que a su vez estaba prorrogado del de 2018, un presupuesto que había sido aprobado durante el Gobierno de Mariano Rajoy. Un presupuesto que proviene pues de la etapa de austericidio al que fue sometida la población española por parte del Gobierno del Partido Popular.

Un presupuesto del Ministerio de Defensa que en 2018 había tenido un aumento de un 10,5% con respecto al año anterior de 2017. Un incremento que en dos aspectos clave eran ventajosos para Defensa: en inversiones militares e I+D militar. Las inversiones en defensa habían aumentado un 25% alcanzado la substancial cifra de 3.696 millones; y la I+D militar para el desarrollo de nuevas armas un porcentaje aún mayor de un 47% alcanzado los 678,7 millones. Entonces, las prórrogas del presupuesto en 2019 y 2020 de Defensa, con un presupuesto final de 10.199 millones, no ha representado una pérdida de capacidades para las FAS pues partía de una situación muy favorable para abordar sus objetivos, en especial los destinadas a las adquisiciones de armamentos.

Un presupuesto del Ministerio de Defensa al que, además, se deben sumar tal como aconseja la OTAN a los países miembros todos aquellos gastos que, aun siendo militares, no se incluyen en los créditos de Defensa: las clases pasivas de los militares en servicio, en la reserva o pensionistas; la mutua militar; la Guardia Civil, cuerpo paramilitar pues se rige por la ordenanza militar; las aportaciones a organismos militares internacionales como la OTAN; los créditos en I+D que se destinan a la producción de nuevos armamentos y que surgen desde el Ministerio de Industria. Además, hay que añadir los intereses de la deuda pública correspondientes a Defensa, pues si el Gobierno endeuda al Estado para adquirir armas, instalaciones e infraestructuras, la parte proporcional que corresponden a Defensa también se deben añadir; por último, la desviación entre el presupuesto inicial aprobado y el presupuesto final liquidado al finalizar el ejercicio, que en el último año de 2019 fue de 930 millones.

Entonces, sumando todas las partidas indicadas, la propuesta de gasto militar para este año 2020 alcanza los 20.014 millones de euros. Es decir, casi el doble, un 96% superior al del Ministerio de Defensa.

Lo más significativo del gasto militar de este año al que debe hacer frente el Gobierno de coalición de Unidas Podemos/PSOE, es la aprobación de inversiones en armas del Consejo de Ministros del 14/12/2018 del Gobierno anterior del PSOE de siete nuevos Programas Especiales de Armas (PEA) por un importe de 12.991 millones que se debían fabricar entre los años 2019 y 2032:
• cinco fragatas F-110 por un importe de 4.325 M€;

• 248 blindados 8x8 Dragón de un coste de 2.100 M€;
• actualización del avión F-2000 con una aportación de 906 M€;
• 1.172 M€ para el submarino S-80, para subsanar los defectos de ingeniería que impedían que flotara;
• 1.381 M€ para los helicópteros militares NH-90;
• 819 M€ para modernizar los helicópteros Chinook;
• y 1.397 M€ para tres satélites de comunicación militar.

En conclusión, el presupuesto de Defensa de este año 2020 a pesar de estar prorrogado desde 2018 está sobradamente dotado de recursos para proseguir con el desarrollo y adquisición de nuevas armas tal como había programado el Partido Popular en 2018 y que después el nuevo Gobierno del PSOE ratificó. Ese es el reto que debe afrontar Unidas Podemos como socio de Gobierno del PSOE, aceptar ese derroche en armamentos u oponerse a ellos en unos momentos que la llegada de la pandemia del Covid-19 ha abierto un enorme crisis económica y destapado las carencias de la sanidad pública, víctima, junto a los otros servicios que sostienen el Estado de bienestar en España, de los recortes a que fue sometido tras la llegada de la crisis de 2008.

Ahora, la pandemia, aparece una nueva crisis que será también de enorme magnitud, que harán necesarios cuantiosos recursos públicos de ayudas para que la población pueda superar la pérdida de empleo y reactivar la economía productiva. Esto viene a cuento para denunciar el ingente gasto militar existente hoy en España aquí expresado. Pues ese enorme gasto militar de más de 20.000 millones anuales destinado a proporcionar seguridad según la entienden los gobiernos que se han alternado al frente del Estado, se destinaran a seguridad humana, es decir, a aquellos ámbitos que las personas perciben como necesarios para su desarrollo: salud, servicios sociales, empleo, vivienda, educación, a buen seguro proporcionarían una mayor seguridad y bienestar a la población.

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