Cuarto y mitad

Feroz reacción internacional contra las mujeres

Una feroz reacción contra las mujeres recorre el mundo.  Y contra el feminismo de verdad, es decir, aquel que pretende la desaparición de la desigualdad entre hombres y mujeres y que estas sean a todos los efectos consideradas sujetos de pleno derecho. Aquel que lucha contra el patriarcado y la subordinación de las mujeres, no de aquel feminismo sobrevenido al que muchos se han abonado porque queda bien y que define cada cual a su manera.

Y esta feroz reacción es más preocupante porque cuenta con el beneplácito, cuando no la entusiasta colaboración, de muchas mujeres de buena fe que se autodefinen como feministas y que están contribuyendo, queriendo o sin querer, al socavamiento de los principios que sostienen el feminismo como movimiento político y social.

Que empresas poderosas como Google, Microsoft, Facebook o Procter and Gamble, entre otras, apoyen la identidad de género. Que 450 Fundaciones, entre las que se encuentran Gilead Sciences, Arcus, Gill Foundation Open Society, Ford, entre otras, donaran  209.195.239 millones de dólares en 2018 para actividades relacionados con el colectivo LGTBIQ en todo el planeta (información detallada aqui) no haga sospechar de tanta generosidad, cantidad similar donada desde hace varios años.

Que la organización Gate  haga una oferta pública para hacer un mapeo de grupos radicales anti-géneros  contra trans en Reino Unido y en España (aquí); que revistas como National Geographic dedique un número a Gender Revolution (aquí) cuya portada ilustra con diversidad de géneros (pero en entre los cuales casualmente aparece Male, pero no Female) y que otros medios de comunicación estén promocionando día sí día también al colectivo trans. y que ya hablen de personas que menstrúan, cuerpos gestantes, individuos con vagina, etc.

Que Organismos internacionales como la ONU e incluso organizaciones como Amnistía Internacional, Universidades, Partidos Políticos, Sindicatos, Bancos, Entidades Culturales, Gobiernos, Unión Europea etc. estén potenciando la denominada identidad de género o la autoidentificación de género incluso en aquellos países que tienen legislaciones abiertamente contrarias a los derechos de las mujeres, ¿no os hace levantar sospechas sobre las benévolas intenciones que les mueve?

Que se acepte tan universal y gentilmente la noción de género sentido, y las posibilidades de cambiar de sexo registral con la sola manifestación del deseo individual, mientras se recrudece la represión contra mujeres que reclaman el aborto, que denuncian la violencia física y psicológica, que padecen pobreza extrema, que soportan agresiones sexuales y mutilaciones genitales, que se las venda y compre en la prostitución y en la pornografía, que se utilice su capacidad reproductiva para satisfacer deseos de gente que puede pagarlos, que se use su cuerpo para vender productos y mercancías.

Mientras se producen todas estas barbaridades por el hecho de nacer con sexo hembra, el mundo mundial bendice la autodeterminación de género y la elección del sexo sentido como la gran buena nueva que va a acabar con todas las opresiones, menos las de las mujeres, que se han trastocado en privilegios.

Decidme, por favor, amigas y colegas feministas que no os alineáis con todos estos poderes que dan apoyo a este nuevo dogma de fe, que estoy teniendo una pesadilla y que cuando despierte os voy a encontrar al lado de mujeres de todo el mundo que están luchando por paralizar esta locura

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