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Dios & Associates Inc.

¿SOY YO O ES LA GENTE?// ANTONIO OREJUDO

Fitna es un cortometraje sin estrenar del político neerlandés Geert Wilders. Como la película critica el islam, una delegación de los Países Bajos formada entre otros por representantes de la Iglesia protestante viajará a Egipto para explicar que el corto sólo expresa la opinión de Wilders.

Viva el temor
La visita supone una victoria de la intransigencia religiosa sobre el laicismo. En vez de fomentar la libertad de expresión en los países islámicos, los europeos estamos importando la sumisión a las religiones. Es normal: a la sucursal cristiana de la multinacional de Dios le interesa una prohibición universal de crítica a los textos sagrados. Moros y cristianos trabajan unidos para que todos volvamos a ser temerosos de Dios. ¿Pero de qué Dios? Eso es secundario. Lo importante es el temor.

Viva la muerte
El otro día Magdi Allam, subdirector de Il Corriere della Sera, apostató del islam y se hizo católico. El Papa lo bautizó en el Vaticano. Hay fotos. Magdi Allam lo ha hecho para denunciar la violencia intrínseca del islam. Ha dado las gracias al Papa por la valentía de bautizarle. Pero el Papa debe de estar encantado con este lavado de imagen. Los católicos también fueron violentos. Al que criticaba las escrituras lo torturaban en nombre de Dios. Conseguían la confesión y lo quemaban. Han necesitado quinientos años para domesticarse. Y todavía no lo han conseguido. Ese clérigo, Ratzinger, que bautiza solemnemente a Magdi Allam en la Basílica vaticana de San Pedro, prefiere que la gente se muera torturada por el SIDA a que se forre el pene con una funda profiláctica de látex. Dice que a Dios le ofenden los condones usados. A mí también; algunas veces los piso sin querer en el aparcamiento de la universidad. Hay un arzobispo de Pamplona que dice que Cristo murió dignamente, sin cuidados paliativos. ¿Pide la crucifixión para los que agonizan en el Hospital de Leganés? No. Es un simple adorador del dolor físico. La socialización del sufrimiento, como dirían los de ETA. Sobre todo si el sufrimiento es ajeno. Pero el dolor no dignifica, todo lo contrario: nos despoja de nuestra humanidad y nos convierte en piltrafas.

Vivan los clérigos
Magdi Allam, has hecho un pan como unas hostias. Más te hubiera valido luchar desde tu periódico para que se oyeran las voces de los islamistas moderados, para que los Erasmos de Rotterdam del islam inicien la travesía que tienen pendiente. Y si lo que querías era poner un clérigo en tu vida, más útil hubiera sido ahora darle un abrazo al Dalai Lama.

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