Culturas

Sant Jordi y la pela

CON CEDILLA// SEBASTIÀ ALZAMORA

Mañana es Sant Jordi, una de las fechas más señaladas del calendario catalán. Sant Jordi viene a ser el patrón nacional de Catalunya, y se nota porque, a pesar de no constituir ninguna festividad oficial, resulta muy especialmente celebrada: Sant Jordi, reza la leyenda, mata la araña y mató al dragón, cuya sangre esparcida se convirtió en espléndidas rosas, y eso justifica que, aún en día laborable, las calles y plazas de Catalunya entera se llenen de paradetes donde se venden rosas y libros, y que los catalanes salgan casi en tromba a la vía pública para hacerse presente de ellos. Sin sombra de duda ni de coña, es una fiesta realmente bella.

Los números

Aparte de una fiesta de las letras, la diada de Sant Jordi también lo es de los números: sin entrar en el sector de la floricultura, que por supuesto hace su agosto en ese día de abril, el del libro –editores y libreros— puede llegar a despachar, con motivo del 23 de abril, en torno al 20 o 25 por ciento de su facturación anual. Eso, como pueden ustedes imaginarse, es una pasta larga: tanto, que quien más quien menos hace lo posible para vender tanto como pueda en ese día. Y todo hay que decirlo, "hacer lo que se pueda" en los últimos años ha querido decir de todo: desde consagrar como valor mercantil al llamado libro mediático –productos de merchandising de los programas de éxito en TV3, mayormente recopilaciones de chistes del humorista de turno o refritos de guiones de culebrones— hasta lanzar ofertas que poco tienen que ver con el placer de la lectura, como descuentos en grandes almacenes, promociones de hoteles u gangas en muebles. Es decir, que los product managers, o como se llamen, han visto el filón y se apuntan rápido. La pela es la pela, como bien sabemos desde los tiempos del senyor Esteve.

Los resultados
Para completar el panorama, hay que tener en cuenta que Catalunya (y muy especialmente Barcelona) cuenta con un sector editorial sólido y potente: de hecho Barcelona es, desde hace tiempo, la capital editorial de España, aunque a algunos eso les duela, que les duele y mucho. Tal cosa es posible, claro, no sólo por el libro en catalán, sino también por la edición en castellano, que sigue teniendo en Barcelona a su principal centro de producción: sin ir más lejos, el que sin duda va a ser el éxito de este Sant Jordi, El juego del ángel de Ruiz Zafón, ha sido publicada aquí. Otra cosa es que después nos encontremos con que un 80% de los libros vendidos sean en castellano, por un 20% en catalán: una prueba más de la terrible persecución que el castellano sufre en Catalunya, y una señal clara de lo mucho que queda por hacer en cuanto a oferta editorial en la lengua que hablaba Aznar en la intimidad.

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