Culturas

Seamos plurales

CON CEDILLA// SEBASTIÀ ALZAMORA

Como la mayoría de los lectores avispados ya saben, la semana pasada se estuvo representando, en el teatro Valle-Inclán de Madrid, una excelente adaptación teatral de La Plaça del Diamant, de Mercè Rodoreda, con texto a cargo de Josep M. Benet i Jornet y dirección de Toni Casares. Se trataba de una adaptación bien larga y bien prolija, casi cuatro horas, y estuvo en cartel desde el martes hasta el domingo pasados, todo un lujo teniendo en cuenta que la obra se representó en catalán sobretitulada en castellano, ahí es nada. Los titulares sobre el estreno fueron unánimes: "en Madrid y en catalán", recalcaban, haciéndose eco (y haciéndose cruces) de lo insólito, y acaso desfachatado,  de la propuesta.

Reciprocidad

En su crónica del estreno, el Telenotícies o telediario de TV3 dedicó un minuto a las reacciones del respetable a la salida del espectáculo. Me llamó la atención una señora que quiso regalar unas reflexiones al micro: "No, si ya me parece bien que lo hagan en catalán", decía, sin especificar si se refería al teatro o a otra cosa, para añadir a continuación: "Pero espero que también se representen obras en castellano en Barcelona". Colosal. De sesenta obras que se proponen mientras escribo estas líneas en la cartelera barcelonesa, veintinueve se representan en castellano, con frecuencia gracias al esfuerzo de compañías, actores y directores catalanes para un público catalán. Y esto no es una novedad de hoy, sino la pauta habitual desde hace un montón de años. En cambio, que una obra (una obra en mucho tiempo) se represente en catalán en Madrid constituye una audacia, o una especie de desafío, que merece titulares y suspicacias. Sin proponérselo, la señora en cuestión se hacía portavoz de la España plural tal como la tenemos a día de hoy: cerrada, desconfiada e intransigente. La España que entiende cualquier manifestación de normalidad como una amenaza no ya latente, sino manifiesta. En fin: por mi parte, el día en que una parte significativa (ya no digo la mitad) de la cartelera madrileña esté ocupada por espectáculos en catalán (o en eusquera, o en gallego) sin que nadie se lleve las manos a la cabeza ni reivindique obviedades, ése día empezaré a creerme la dichosa España plural. Mientras tanto, no sé qué decirles.

Rodoreda
Bueno, sí: les digo que lean a Rodoreda, háganse el favor. Es una magnífica escritora y, entre las más de veinte traducciones con las que cuenta La Plaça del Diamant existe alguna al castellano, es decir, que el acceso es fácil. Además, este año se conmemora el centenario de su nacimiento con un montón de actos (al menos, en Catalunya), así que razón de más. Rodoreda, que tuvo que exiliarse de esta plural España para no ser perseguida por catalana... ¿Nunca es tarde si la dicha es buena? No sé qué decirles...

Más Noticias