Posos de anarquía

Agricultores de España, bienvenidos al mundo real

Agricultores de España, bienvenidos al mundo real. El acuerdo agrario de la Unión Europea (UE) con Marruecos ha dejado al campo español con el culo literalmente al aire. Sindicatos, federaciones agrarias, gobierno autonómico y central... todos protestan por la medida. Ninguno de ellos lo hace porque el acuerdo robe recursos naturales al pueblo saharaui*. Al carajo con ellos. Lo importante somos nosotros.

Esa es la máxima que prima en el sistema global... o el 'sálvese quien pueda', que también vale. Les digo otra máxima, agricultores de España. Para que haya ricos, tiene que haber pobres. A todos los niveles, local, regional, nacional y, por supuesto, internacional. ¿Por qué España es un país rico? (ahora menos, pero lo es) Porque hay otros más pobres.

¿Por qué nuestra flota pesquera, sobre todo la canaria y andaluza, llenaban sus bodegas de pescado? Porque a través de un acuerdo pesquero europeo-marroquí robaban recursos naturales en aguas saharauis. Con el Derecho Internacional en la mano, han estado años robando y, encima, ahora cuando se les ha cortado el grifo, reivindican seguir robando. Porque, no lo olvidemos, no han luchado por llegar a un acuerdo con el pueblo saharaui, al que pertenecen legítimamente esas aguas, sino con Rabat o, lo que es lo mismo, con su cómplice en el delito.

Incomprensiblemente, la UE se salta ahora uno de los motivos alegados para cancelar la prórroga del tratado pesquero -el expolio al pueblo saharaui- y suscribe el acuerdo agrario. Y claro, llega el tomate marroquí más barato, porque su mano de obra es más barata. De nuevo, al carajo si allí se explota al jornalero, lo que importa es que aquí llegará el tomate tirado de precio... y los pepinos, y las fresas, y las naranjas... La calidad de nuestro producto nacional está más que sobrentendido pero, ¿era ese el único factor de éxito de nuestras ventas agrarias? Apuesto que no.

Así es el mundo real, donde el libre comercio es una trampa. Donde los países pobres reciben ayudas al desarrollo de países como España, pero éstas son equivalentes a las pérdidas que sufren como consecuencia del dumping internacional de los ricos que, mediante subsidios agrarios a sus productores nacionales, consiguen que éstos abaraten el precio de los bienes.  Así no hay competencia que valga... y cuando la hay, se siguen pidiendo compensaciones, esta vez a la UE.

El panorama es negro, crudo... como el mundo real en el que aterrizan ahora de golpe los agricultores españoles. La cara triste -y lo siento de veras- del asunto son las familias y los puestos de trabajo españoles que peligran. La cara triste antes del acuerdo agrario, antes de la cancelación del tratado de pesca, estaba al otro lado del Estrecho. Pero eso daba igual.

Quizás, en lugar de seguir pensando en luchar por lo nuestro, habría que buscar el modo de acomodar lo de todos.

*FE DE ERRATAS

Mis sinceras disculpas por la afirmación de que las asociaciones agrarias se han desentendido del Sáhara. Tal y como me ha corregido una compañera del diario, la semana pasada en rueda de prensa celebrada en Madrid, las asociaciones manifestaron que uno de los pilares de su denuncia ante el Tribunal Europeo de Justicia será, precisamente, el Sáhara Occidental. Mea culpa.

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