Posos de anarquía

Francia: Educación contra populismos

La primera vuelta de las elecciones francesas nos deja varias lecciones. En primer lugar, su índice de participación, superior al 80% que invita a nuestros gobernantes a reflexionar por qué en España estamos a años luz de esas cifras. En segundo lugar, lo engañoso que pueden ser los sondeos, que se estrellaron en las previsiones que daban al izquierdista Jean-Luc Mélenchon bastante más que el 11,13% de los votos obtenido. Durante mucho tiempo le situaron por encima de Le Pen y su Frente Nacional y, sin embargo, éste le ha superado con un 17,90% de los votos.

Así las cosas, que Hollande se haya impuesto a Sarkozy -raspadamente, pero lo ha hecho- no sorprende tanto. Es el décimo gobierno que se lleva por delante la crisis, a la que no se está sabiendo hacer frente. No será el único y, viendo la caída de puntos del PP en España, hasta no resulta descabellado pensar que la crisis se meriende a más de un gobierno en un mismo país. Lo que sí ha sorprendido es cómo Le Pen ha conseguido captar casi un 18% de los votos con sus mensajes populistas.

Alguien en Twitter me escribía anoche negando los tintes fascistas del Frente Nacional, llegando incluso a calificarlo de ser el único partido, uno que no se pliega a los mercados. Le Pen, no cabe duda, ha hecho bien su trabajo, porque precisamente ese era el mensaje que quería transmitir y el que parece que tristemente ha calado en buena parte de la clase obrera y del nuevo voto joven.

Si uno hojea el programa de Le Pen verá cómo califica de laxa la política de inmigración de Sarkozy, el mismo que prácticamente echó a patadas a la población romaní de Francia. Leyendo su programa, verá cómo llama a "detener tan pronto como sea posible la inmigración tanto legal como ilegal", incluso, "retirando del Derecho francés la posibilidad de regularización de inmigrantes ilegales"; cómo llama a suprimir la reunificación familiar, a reestablecer controles fronterizos, crear un Código de Inmigración, suprimir la Sanidad para inmigrantes y hasta a prohibir las manifestaciones de apoyo a los ilegales. ¿Les suenan algunas de estas medidas?

¿Qué le lleva a un obrero o a un joven a votar a un partido como el Frente Nacional? Pues fundamentalmente la falta de formación e información. La cultura, la educación son básicos para madurar, para forjarse un criterio propio, emitir juicios de valor y, sobre todo, no ser víctima de populismos. No es casual que Gobiernos de todo el mundo estén cargando, precisamente, contra la Educación, pues a través de ella es cómo peligran buena parte de quienes ostentan el poder o quienes quieren llegar a él.

La segunda vuelta de las elecciones francesas serán un duro test para Sarkozy, que se ve abocado a radicalizar su mensaje para captar el voto de Le Pen, marcada antieuropeísta, por otro lado. No le queda otra, considerando que en un gesto inédito en España -impensable, diría yo-, la izquierda se unió sin negociación contra el avance de la ultraderecha: Mélenchon y Bayrou daban su apoyo a Hollande, superando así al tándem Sarkozy-Le Pen.

Y mientras, Merkel cruzando los dedos por la permanencia de Sarkozy porque, si bien Hollande no supondrá un cambio hacia las políticas de crecimiento en Europa tan determinante como muchos quieren ver, sí que imprimirá cierto freno a la austeridad sin límites y acosta del pueblo. En mayo lo sabremos.

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