Posos de anarquía

Si yo fuera pescador

Si yo fuera pescador de Algeciras o la Línea de la Concepción no entendería nada después del encuentro que ha tenido lugar hoy en Londres entre los ministros de Exteriores español y británico. Dejar la pelota del conflicto pesquero en manos del Gobierno de Gibraltar y los propios pescadores, mientras Guardia Civil y Royal Navy se ven las caras día sí, día también se me escaparía a la razón.

Si yo fuera pescador de Algeciras o la Línea de la Concepción me quedaría frío al ver cómo Margallo y Hague hablan de "excelentes relaciones entre ambos países" y, sin embargo, nuestro titular de Exteriores hoy mismo ha lanzado veladas amenazas de represalias contra el Peñón.

Si yo fuera pescador de Algeciras o la Línea de la Concepción me preguntaría a santo de qué nuestra Reina, tan monárquicos como somos, dejó de ir al evento real del año (Jubileo de Isabell II), por consejo de nuestro Gobierno, precisamente, por el conflicto pesquero del que ahora no tienen nada que ver España y Reino Unido.

Si yo fuera pescador de Algeciras o la Línea de la Concepción ahora entendería las palabras del dinamitero diplomático Fernández Díaz cuando dijo que "España no va a aceptar humillaciones ni intimidaciones". Claro, son los pescadores quienes las tienen que aceptar, pensaría.

Afortunadamente para mi y desgraciadamente para 200 familias -que dependen del caladero gibraltareño-, yo no soy pescador de Algeciras o la Línea de la Concepción. Y ni eso me consuela.

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