Posos de anarquía

Hoy todos hablarán de Chávez

Hoy todos hablarán de Chávez, pero yo prefiero hablar de los otros, de los que llevan tres meses matándole, de los que incluso hoy, a estas horas, no han expresado (al menos electrónicamente) el pésame por la muerte del Comandante -me refiere a Rajoy o García Margallo-. Prefiero hablar de los otros, de los que hicieron todo lo posible por desacreditar a quien consideraron una amenaza, a quienes tacharon a Chávez de dictador a pesar de que sus elecciones presidenciales, esas que ganaba por más de diez puntos de ventaja, eran ejemplo de limpieza y transparencia según los observadores internacionales.

Hoy prefiero hablar de los otros, de los que como Obama creen que se inicia una nueva etapa en Venezuela o, lo que es lo mismo para ellos, el regreso del neoliberalismo. No lo hará, al menos en las elecciones que se celebrarán dentro de un mes y que volverán a ser un duro varapalo para la oposición de Capriles, que verá cómo el oficialismo vuelve a aplastarle en las urnas. Mientras hoy todos hablan de Chávez, yo quiero mirar a gente como Capriles, que lloró en los despachos lo que no pudo ganar en las urnas.

Prefiero mirar a los que hoy desempolvan sus esquelas, esas que tenían como oro en paño guardadas en el disco duro y que hoy celebran publicar, llenando unas copas de champán que, quizás, mañana rebosen sus propias lágrimas... o su bilis. Me acuerdo de ellos, cuando estalló la guerra en Libia y no desempolvaron las fotos de sus líderes estrechando la mano de Gadafi, entregándole la llave de la capital del reino; en su lugar, atacaron a Chávez por denunciar la hipocresía occidental, esa de la que él mismo se carcajeó viendo cómo venían sus mayores críticos mendigando negocios con Venezuela.

Hoy prefiero hablar de otros, de los que venden el nuevo socialismo de Chávez -con todo su margen de mejora- como el peor comunismo de la era soviética, quienes tachan de populista a quienes reparten la riqueza, arrebatando si es necesario los bienes a los ricos para permitir la subsitencia de los pobres. Hoy hablo de los que denunciaron a los cuatro vientos la inseguridad de Venezuela y, analizando los datos, se podía comprobar que los departamentos con más criminalidad son, precisamente, los gobernados por la oposición.

Hoy prefiero hablar de Rafael Correa, el que salvo sorpresas, se erige como digno sucesor del Comandante, quien parece ser el elegido para liderar el nuevo socialismo del siglo XXI en Latinoamérica. Correa, el que quedará ahora más que nunca en el centro de la diana de quienes desacreditaron previamente a Chávez y que, con la adhesión de otros países del Cono Sur puede impulsar una nueva oleada anti-sistema global.

Hoy todos hablarán de Chávez, pero yo prefiero hablar de los otros, de los que con su constante oposición terminaron por acuñar el término 'chavismo' creando una auténtica corriente anticapitalista y, ahora con su muerte y su aplauso, le convierten en mártir. Esos que, ilusos ellos, creen que ayer acabó una etapa oscura para sus intereses elitistas y, en realidad, no hizo más fortalecerse. Ojalá así sea y en su nuevo camino aprenda de sus errores, que por supuesto que los tuvo, si bien sus consecuencias negativas están a años luz de los desméritos de sus detractores.

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