Posos de anarquía

Receta de Soraya para el buen periodismo

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, compartió ayer con un grupo de periodistas su visión de lo que debe ser el periodismo en relación con los escraches... perdón, por los acosos que realizan esos muertos de hambre que vivieron por encima de sus posibilidades y ahora vienen tocando las narices. La receta del gobierno del PP, ya saben, el partido de los trabajadores (Cospedal dixit) es, sencillamente, que no se cubran los escraches, que ni siquiera se acudan a las convocatorias.

¿Por qué informar de la realidad cuando nosotros, los periodistas, podemos echar un cable al Gobierno en su reformitas, en su particular visión de lo que realmente está pasando en España? Del mismo modo que Rajoy puede informar a Europa de que en España se ha reducido la pobreza en el último año (¿quién no tiene unos ahorrillos en un paraíso fiscal?), sería una tremenda irresponsabilidad por nuestra parte, los periodistas, no contar cómo el Ejecutivo del PP nos ha traído luz en esta oscura crisis.

Sí, lo sé, lo sé, hemos estado durante tanto tiempo haciéndolo mal que ahora es complicado sentarse delante del ordenador y, sencillamente, describir la realidad. Hay que echarle un poco de imaginación, eso es todo y, como guía práctica de lo que se debe hacer, el PP nos ha facilitado unos patrones sin igual: Informe Semanal, por ejemplo, que desde que llegó el tándem Jenaro Castro-Julio Somoano cuenta verdades como puños y no esas bazofias que tantos premios cosecharon.

¡En Telemadrid sí que lo supieron hacer, hombre! Todos a retocar un poco la realidad y el que no quiera, a la puta calle, aunque el ERE sea ilegal. Que no puede ser que haya periodistas tan poco responsables que les tiemble la mano cuando tienen que equiparar nazismo y nacionalismo catalán. ¡Hay que ver qué falta de ética!

Así que, hala, hala, todos a hacer periodismo del de verdad, de ese que agradecen los ciudadanos. Todos a informar de que uno grupo de antisistemas de extrema izquierda amenazaron de muerte en Chueca a unos inocentes muchachuelos que cantaban su amor a esta España nuestra. O a informar como Dios manda de cómo los inmigrantes han arruinado este país viniendo a España a robarnos el dinero negro con que les pagaban por levantar las casas con las que luego especulábamos. ¡Qué vergüenza, por favor! Y se quejan porque les quitemos la Sanidad después de que ellos nos han robado previamente el placer de trabajar 60 0 70 horas semanales con la bandeja en la mano.

Hay que informar como bien nos indica Soraya, es vital para que nos demos cuenta de lo afortunados que somos de tener un Gobierno como el de Rajoy y de que, cualquier otro, nos habría llevado a la bancarrota o, lo que es peor, a modelos como el venezolano o el ecuatoriano, donde hasta los muertos de hambre tienen voz. Hay que informar de cómo la reforma educativa de Wert nos evitará ese tipo de cosas, preparando la mente de nuestros jóvenes para no tener ideas propias con las que crecer, que eso no favorece a la competitividad.

Gracias, vicepresidenta por ayudarnos a recuperar la senda del buen periodismo. Sus recetas, junto con las de Rosa Díez, la ninguneada, siempre son bienvenidas, especialmente en un día como hoy, en el que bajo el lema del Día Mundial de la Libertad de Prensa, ese motín progresista quiere envenenar al pueblo con información veraz, capaz de descubrir financiaciones ilegales de partidos, lazos con narcotraficantes o fiestas  de cumpleaños con toneladas de confeti. ¡Qué bazofia, por favor!

En días como hoy, más que nunca, donde se ponga un buen plasma, que se quite lo demás, como diría Rajoy, que por responder no responde ni aunque le pregunten la hora. Ni falta que hace, no vaya a ser que nos fastidie la receta de Soraya.

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