Posos de anarquía

PPy PSOE consuman su traición

PP y PSOE no caben hoy en sí mismos de satisfacción por haber consumado, una vez más, la traición de los principios más esenciales de la Democracia.  Lo sorprendente no es que lo hayan hecho con la complicidad de UPyD, siempre al sol que más calienta, sino que las agrupaciones nacionalistas hayan pasado por el aro. Vayan ustedes a saber qué repercusiones nos traerá porque, a estas alturas de la película, ¿alguien duda de que este cambio de rumbo no tendrá aparejadas contraprestaciones después de haber criticado el pacto con la dureza con que lo hicieron?

Y es que lo que hemos presenciado, nos lo quieran presentar como nos lo quieran presentar, es la redacción de un pacto para defender intereses que poco o nada tienen en cuenta a todo el pueblo español porque, de haberlo hecho, ¿no se habría contado desde el principio con todas las fuerzas políticas, que son las que representan a toda la ciudadanía? Cierto, a toda, menos a más de 10 millones con derecho a voto que no se ven representandos en ninguno de ellos.

Resulta grotesco escuchar a los dirigentes de PPSOE hablar de cambiar el rumbo de Europa cuando todo lo que ellos hacen es tratar de perpeturar el modelo político que nos lastra desde la Transición, ese bipartidismo casposo salpicado de agrupaciones bisagra que si ha servido de algo es para demostrar que cada cuatro años se dispara el voto en blanco y la abstención. Si en 1977 tan sólo suponía un 0,25% del total del censo con apenas 46.200 sobres vacíos, en las elecciones de 2011, que llevaron a Mariano Rajoy a la Moncloa, el voto en blanco ya superaba con creces los 330.000 votos, en torno a un 1,37% del total o, lo que es lo mismo, casi un 25% más que en las elecciones de 2008.

En cuanto a la abstención, que ya roza el 30% y supera los 9,7 millones de votos, las cifras hablan por sí solas y delatan lo escandaloso del asunto, de esa democracia de corta y pega por la que se rasgan las vestiduras los mal llamados demócratas y que, en realidad, me van a perdonar, es un cortijo con cuatro caciques... y sí, todos los demás, servidumbre. Por cierto, y por continuar con el símil del cortijo, con un señorito en ciernes con la llegada de EEUU y el Tratado de Libre Comercio con la UE. Ya verán ustedes lo contentos que se van a poner algunos cuando vean que lo que se les vendió como oportunidades comerciales se vuelve en su contra.

Pero algo está cambiando en este panorama, porque las azadas y, quién sabe si también las hoces y los martillos, se alzan al cielo y reclaman lo que les pertenece. Eso ya se percibe en las valoraciones de los políticos, que nunca fueron tan bajas. Mención especial al ministro Wert, que recibe la peor calificación por parte de los españoles, tal y como revela el CIS. Ni siquiera un aprobado, aunque él sea más del 6,5. En concreto, su nota es de 1,76, que no da ni para que podamos decir que el tipo se esfuerza...que no da, vaya, ni con clases de refuerzo. De donde no hay, no se puede sacar. Así que, si a Wert le quedara un mínimo de dignidad -ya ni siquiera de honestidad-, optaría por dimitir, puesto que quien mejor le puede examinar -los que le ceden su soberanía- le suspende hasta límites de, permítanme la comparación, no saber hacer la 'o' con un canuto.

Así que basta ya de hablar de cambio por parte de algunos, porque asistimos al mismo inmovilismo de toda la democracia española, al mismo reparto injusto de siempre que deja fuera a los que, precisamente, más lo necesitan... y, lo peor de todo, es que nos quieren vender que no es así. Pero algo está cambiando. Vaya sí lo hace.

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