Posos de anarquía

La esquizofrenia del "todos contra el PP"

Ciudadanos se presenta como la tabla de salvación del PP en al menos siete grandes plazas en las próximas elecciones del 24 de mayo. Considerando el modo en que los populares arrasaron en 2011, no sorprende que el miedo recorra el edificio de Génova desde el sótano a la planta noble. Probablemente por esta razón, el PP ha desarrollado una esquizofrenia contagiosa que recorre todas las sedes, ya sean municipales, autonómica o la central.

Son muchos los dirigentes populares que hablan de "pactos anti-PP" en un claro intento por deslegitimar los acuerdos postelectorales a los que pudiera llegar el resto de las fuerzas para desbancar al Partido Popular del Gobierno. En el caso concreto de Madrid, Esperanza Aguirre los ha bautizado como "pactos de perdedores" y ha rechazado acudir a debates con el resto de las fuerzas políticas por considerar, de nuevo, que son emboscadas de "todos contra el PP".

Tienen algo de razón, no cabe duda, al detectar que hay cierta oposición general contra el Partido Popular; lo sorprendente es que lo planteen como algo inesperado o, incluso, inaudito. Si son la fuerza mayoritaria en los Gobiernos de toda España, ¿qué esperaban? Si en términos objetivos el paro, la pobreza y la desigualdad han crecido bajo su mandato, ¿cómo no va a aparecer coaliciones que traten de extirpar el mal que se ha generado? ¿Cómo no va a ser un "todos contra el PP" si durante toda la legislatura a lo que hemos asistido ha sido a un "el PP contra todos"?

Este es el motivo por el que, una vez más, la estrategia que está utilizando el PP desde su postura victimisma es la del miedo, la de alertar a la ciudadanía de que o votan el PP o el país se hunde, no sólo por las nuevas medidas económicas que arrancarían los nuevos Gobiernos, sino porque éstos mismos sufrirán tal inestabilidad por culpa de los pactos que se producirá el desgobierno.

Tan alejado de la realidad se encuentra el PP que ha generado esa suerte de esquizofrenia que le hace ver enemigos en todos lados, sin ni siquiera preguntarse por su origen. Recuperando la lógica cotidiana que tanto gusta a Rajoy, cuando alguien en una empresa, por ejemplo, acusa al resto del grupo de estar siempre en contra suya, el primer consejo que suele recibir es "¿y tú no has hecho nada? Pregúntate si el problema en lugar de tenerlo ellos, no lo tienes tú". Un consejo que, dada la soberbia que destila el PP, parece difícil que vaya a seguir.

Son también muchos los dirigentes populares que advierten a sus electores que no les traicionen, es decir, que no hagan lo que precisamente hicieron ellos. Y es que en este "todos contra el PP" se encuentra parte de los votantes de la formación conservadora, que de la noche a la mañana vieron cómo se incumplieron todas y cada una de las promesas electorales que les hicieron y en base a las cuales ellos llevaron a Rajoy a La Moncloa.

La esquizofrenia del PP no es nueva; los síntomas venían de lejos y arrancaron escuchando voces: las del FMI, el BCE, Merkel... atendiendo más a éstas que a la realidad que se levantaba antee sus narices. Esa realidad que ha sumido en la miseria a, en el mejor de los casos, un tercio de la población, y que ha generalizado la precariedad laboral. Ahora es turno del tratamiento y, en casos tan acusados de este tipo trastorno la mejor opción es una terapia de choque: el próximo 24 de mayo, con su voto, está en su mano sacar al PP de esa esquizofrenia y a España entera de los efectos que ésta ha tenido en el país.

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