Posos de anarquía

Pitufos, caperucitas y Gollums en la política española

La irrupción de la iniciativa de Ahora en Común en la escena política ha desencadenado la versión más combativa -apara algunos irrespetuosa- de Pablo Iglesias. De pronto y sin que lo haya visto venir, el dirigente de Podemos se topa de bruces con la última jugada de un rival al que consideraba muerto: Izquierda Unida (IU). Desde IU, tanto Cayo Lara como Alberto Garzón dan la bienvenida a Ahora en Común, pero niegan tajantemente que hayan participado directamente en su alumbramiento. Y en Podemos no se lo creen.

¿Está teniendo Pablo Iglesias un error de cálculo en la que hasta ahora parecía una estrategia medida al milímetro? Desde su nacimiento y a pesar de que sus fundadores y ahora principales impulsores -a medida que los Círculos han sido ignorados- son de un clara ideología a la izquierda de la izquierda y abiertamente republicanos, Podemos siempre ha evitado definirse.

¿Por qué? Es sencillo de entender. También desde su nacimiento, las similitudes entre IU y Podemos eran más que evidentes. Iglesias y los suyos debieron de darse cuenta que si en todos estos años IU no ha conseguido alcanzar el poder es, entre otras cosas, por declararse abiertamente de izquierdas y republicano en un país que, mal que les pese a muchos, ha tenido un carácter conservador y monárquico, incluso, en los mejores tiempos del PSOE.

Así las cosas, Iglesias habló de "los de abajo", para intentar cazar el mayor número de votos y de "oportunidad de elegir" para no decir abiertamente que habría que hacer un ERE total en el Palacio de la Zarzuela. Parecía que le funcionaba, a juzgar por su resultados sorprendentes de las Europeas y posteriormente en las Autonómicas y Municipales -con los Podemos encubiertos-. Sin embargo, precisamente las Municipales son las que le han quitado la razón a Iglesias y marcan su talón de Aquiles. Paradójico que, habiendo ganado, puede ser el comienzo de su derrota.

Candidaturas como Ahora Madrid o Barcelona en Comú son lo que siempre ha defendido IU -aunque en Madrid, Cayo Lara la pifiara negándose a ello-: plataformas de confluencia ciudadana que, si se quieren desacreditar, se bautizan como sopas de siglas. Partidos políticos conformados por otras fuerzas que renuncian a su etiqueta o marca para remar en la misma dirección. Algo que a Pablo Iglesias le sirvió para las Municipales pero que no quiere para las Generales.

De nuevo... ¿Por qué? Porque si Cayo Lara es, según el dirigente de Podemos, el pitufo gruñón, y Mariano Rajoy es Caperucita Roja, él es Gollum, que no quiere soltar su tesoro. Pablo Iglesias quiere la hegemonía de la izquierda y no la quiere compartir con nadie. Ni siquiera dentro de su partido, dado el modo en que se han convocado unas primarias que han levantado ampollas en gente de primera línea como Teresa Rodríguez. Y con todo, pasado mañana Diego Cañamero presenta la lista complementaria a Pablo Iglesias, junto a Benito Zambrano y Juan Manuel Sánchez Gordillo.

El PSOE se lo puso fácil a Podemos en esta conquista hegemónica de la izquierda disfrazada de "los de abajo", habiendo practicado en la última etapa de Rodríguez Zapatero políticas más propias de un neoliberal que de un socialista y, en cuanto a IU, sus miserias internas y el empuje con que venía Podemos hicieron que directamente lo engulliera... pero sin masticar, y es posible, si se materializa Ahora en Común, que se le atragante y termine por vomitarlo dejándole mal cuerpo.

Tiene toda la razón del mundo Iglesias cuando dice que Ahora en Común fragmenta aún más la izquierda (salvo que no sólo se nutra, sino que se dé un banquete del granero de votos de Podemos); son muchos en la derecha que celebran la llegada de esta iniciativa -que igual, ni termina en cuajar en partido-. Algunos, incluso, califican esta plataforma como un error, pero quizás, el error parte en primer lugar de Podemos, porque no querer renunciar a su marca para las Generales, aunque ello pudiera dotarle de mayor vigor. "No hay tiempo de construir otra marca y Podemos ya está consolidada", dicen sus dirigentes...

...y de nuevo, Ahora Madrid y Barcelona en Comú llegan para darle en los morros a esa afirmación. Estas candidaturas tuvieron aún menos tiempo y se hicieron con el poder. Ahora Madrid, sin ir más lejos, arrancó prácticamente su andadura en febrero, a menos de cuatro meses de las Elecciones Municipales. Como mínimo y aún sin fechas para las Generales, quedan cinco meses por delante, pero da igual... en los pasillos de la sede de Podemos en Madrid sólo se oye un murmullo gutural... "¡mi tesoooroooo!".

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