Posos de anarquía

La OTAN distribuye y Morenés compra

En octubre del año pasado se hacía oficial: a pesar de cómo la crisis continúa azotando a España, el ministerio de Defensa había confeccionado una lista de la compra de 10.000 millones de euros en nuevos programas de armamento. A la cabeza, la renovación de las fragatas F-80 por las F-110 -de cuya compra el ministro de Defensa, Pedro Morenés, ha sido apartado por conflicto de intereses-, pero también una renovación de blindados, aviones cisterna, un submarino y... drones.

Aunque por aquel entonces, el Ejército del Aire tenía su foco centrado tanto en el MQ-9 Reaper de EEUU como en el modelo israelí Super Heron, finalmente ha sido el primero el que se ha llevado el gato al agua. Cuatro de estos drones se incorporarán a nuestras Fuerzas Armadas por unos 243 millones de dólares (216 millones de euros).

El encargado de pasar por caja ha sido Ashton Carter, el secretario de Defensa de EEUU que, aprovechando su paso por la base de Morón de la Frontera, se ha llevado el contrato bajo el brazo. Entre los motivos de esta compra, la compatibilidad con otras Fuerzas Aéreas, como las de Reino Unido, Francia o Italia que ya cuentan con estos drones. Y mientras Carter pasaba por caja, Morenés es un habitual del crédito extraordinario, pues cada verano solicita extras de entre 800 y 1.000 millones de euros para pagar sus deudas.

Según el Departamento de Estado desde Washington el contrato contemplará 4 aeronaves MQ-9 Block y el resto de equipamiento asociados, entre los que se encuentran 20 GPS y Unidades de Guía Inercial (EGI), tres por drone y 8 de repuesto; 2 estaciones de control de tierra móviles (MGCS); 5 Sistemas de Objetivo Multiespectral (MTS-B); y 5 radares Lynx AN/APY-8, entre otros. Asimismo, en el paquete de venta también se contemplan numerosos paquetes de repuestos, equipos de apoyo a las Fuerzas Aéreas de EEUU (USAF), formación y asistencia, soporte...

Con esta compra desde el ministerio de Defensa esperan mejorar su capacidad de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR) de nuestras Fuerzas Armadas, especialmente en sus misiones de apoyo a la OTAN u otras coaliciones. Sin embargo, al parecer los drones no tendrán únicamente este propósito, sino que también se aplicarán en temas de seguridad nacional, operaciones antiterroristas y, según precisan fuentes estadounidenses, la contrainsurgencia. Expertos españoles en Defensa descartan su uso en labores de control fronterizo porque esa es labor de la Guardia Civil y ésta ya dispondría de drones de reconocimiento y no de combate, como es el caso de los Reaper.

El contratista estadounidense más beneficiado en esta operación es General Atomics Aeronautical Systems (San Diego, California) que, curiosamente, el pasado mes de marzo ya anunciaba un acuerdo de colaboración con la empresa de ingeniería española SENER para impulsar el uso multi-misión de los drones Predator B -otro de los modelos más empleados en EEUU- para labores de vigilancia y reconocimiento. Aquel acuerdo anunciaba la creación de puestos de trabajo de alta tecnología en este campo pero no parece que el acuerdo suscrito en Morón vaya a traer esos puestos de trabajo, pues General Atomics desplazará a su propio personal.

Y es que, asumida la industria armamentística, lo que es evidente es que Europa ha perdido el tren de los drones y parece que su nEUROn UCAV, en el que participa España junto a Francia, Italia, Suecia, Suiza y Grecia, no está en condiciones de competir con la industria estadounidense. El nEUROn UCAV comenzó su diseño y desarrollo hacia 2007 y no fue hasta primeros de 2012 cuando realizó su primer test en la base aérea francesa de Istres. Desde entonces, se han realizado más pruebas, especialmente de su huella infrarroja y electromagnética, estando aún en espera de acometer los test del uso de sus armas. O, quizás y sencillamente, es que la OTAN es algo más que una alianza militar: es un distribuidor militar que barre para casa, en este caso, para EEUU.

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