Posos de anarquía

El mercado de fichajes electoral

El fútbol y la política cada vez tienen más cosas en común en España. En ambos casos, el español actúa como un hincha, defendiendo los colores de su equipo/partido por encima de todo, culpando siempre a terceros de los malos resultados cosechados, ya sea al árbitro, al equipo contrario o al estado del campo. Y ahora, también, tienen en común que antes del inicio de la liga, ambos abren el mercado de fichajes.

Parece lógico, incluso recomendable, que los partidos intenten atraer talento, traten de integrar en sus filas a quienes consideran que puede contribuir positivamente a la confección de su programa o la ejecución del mismo. En definitiva, al que consideren que aporta valor.

Una cosa bien distinta es cuando se ficha a alguien por los votos que puede traer consigo, aporte o no valor, entre o no en contradicción con los principios programáticos del partido. En esos casos, es cuando aparece el espíritu del hincha que aprovechan las formaciones políticas: aunque mi partido fiche a alguien que no sea de mi agrado porque entra en contradicción programática, miro para otro lado porque sigo defendiendo mis colores.

En cierto modo, eso es lo que le ha pasado a Podemos, que si utilizó el fichaje de Thomas Piketty -en realidad era su apoyo, no su participación activa- como un galáctico, luego ha pasado a fichar al ex JEMAD Julio Rodríguez o al constitucionalista Javier Pérez Royo. No cabe duda de que se trata de dos valores que pueden realizar grandes contribuciones; para empezar, torpedear tanto al PP y, especialmente, al PSOE, al que se los arrebata.

Sin embargo, no se han aportado todas las explicaciones oportunas sobre estos fichajes, no al menos a los Círculos de Podemos que de un tiempo para acá vienen denunciando cómo se les ningunea. ¿Por qué un partido que estaba -ya no- a favor de la salida de la OTAN, termina fichando al militar que dirigió la participación de España en la invasión de Libia en 2011? ¿Por qué un partido que ha criticado hasta la saciedad la reforma exprés de Zapatero del artículo 135 ficha ahora al constitucionalista que apoyó esta vulneración de nuestra soberanía?

El mercado de fichajes no afecta únicamente a Podemos. También lo vemos en el bipartidismo, aunque de diferente manera. Mientras la renovación que nos vendía el Partido Popular (PP) ha terminado por poner de cabezas de lista a sus pesos pesados para que no pasen frío fuera de la política, el PSOE, tan defensor de primarias y democracia interna, padece del dedazo de Pedro Sánchez.

El candidato socialista ha colocado en listas y sin consulta previa a personas como Zaida Cantera o, especialmente, a la ex UPyD Irene Lozano. Éste último fichaje ha sido, probablemente, el que más ha escocido no sólo entre el electorado y las bases sino, incluso, en el aparato del partido, que ha visto asombrado cómo se situaba en listas a una de las personas que más ataques directos contra el PSOE había protagonizado en el Congreso. Pero el fichaje de Lozano vende entre los que nos son votantes del PSOE y, a fin de cuentas, como es de hinchas de lo que hablamos, los electores tradicionales encajarán este gol confiando en que sirva de revulsivo para una remontada.

En suma, ¿fichajes? Sí, por supuesto, porque enriquecen a las formaciones y, con ello, la labor que puedan realizar representando a la ciudadanía. Sin embargo, que sean sus contribuciones reales, aceptadas y valoradas por el partido (y sus bases) y no sólo por sus líderes, los que prevalezcan en la decisión, alejándose todo lo posible del rédito en las urnas porque, como sucede en el fútbol, lo importante no debería ser quién vende más camisetas, sino quién aporta más al equipo.

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